Indonesia ilegalizará la homosexualidad, pero sin que parezca “discriminatorio”
Uno de los miembros de la comisión parlamentaria que está revisando el Código Penal de Indonesia -que ilegalizará la homosexualidad- asegura que no quieren que el texto parezca “discriminatorio“.
Ya llevamos meses contando que la situación del colectivo LGTB+ en Indonesia es catastrófica. Ser LGTB+ en Indonesia no es ilegal (por ahora) salvo en la provincia de Aceh, en la que se han registrado decenas de incidentes, agresiones, detenciones y abusos hacia el colectivo tanto por parte de las fuerzas de seguridad como por parte de civiles. La situación en Aceh es tan escandalosa que las autoridades hace poco decidieron dejar de torturar a personas acusadas de homosexualidad en público, porque consideran que la difusión de esas imágenes dañan la reputación internacional del país. Lo fácil sería dejar de torturar a personas LGTB+ ¿no? Pues no. En Aceh quieren seguir haciéndolo y, ya que están, quieren empezar a cortar cabezas. Literalmente.
Mientras todo el mundo avanza en materia de derechos humanos, Indonesia decidió hace unos meses que lo suyo era llevar la contraria, declaró la homosexualidad un “desorden mental” y, en un movimiento que hasta la ONU ha criticado, decidió renovar el Código Penal del país para (entre otras cosas) ilegalizar la homosexualidad.
Durante varios meses un comité especial del Parlamento, formado por miembros de todos los partidos políticos, está revisando el Código Penal del país para introducir varios cambios. Desde la prohibición del sexo o la convivencia antes del matrimonio (…) hasta volver a introducir la pena de muerte, pasando por leyes que penalizan las críticas al presidente o ilegalizan la promoción de anticonceptivos. Y sí, también quieren ilegalizar la homosexualidad. Y todos los partidos políticos están a favor de esa medida. Pero no quieren que les llames homófobos y por eso han sorprendido las palabras de Arsul Sani, uno de los miembros de ese comité.
Según Sani, que pertenece al Partido Unido del Desarrollo, el artículo referente a las personas LGTB+ en el Código Penal es uno de los pocos en los que aún no se han puesto todos de acuerdo; pero en declaraciones al diario Tempo.co ha asegurado que: “Ese artículo no se borrará, pero la fórmula se mejorará para que no exista percepción alguna de discriminación“.
El gobierno de Indonesia quiere prohibir los actos homosexuales, algo claramente discriminatorio, pero quiere hacerlo de forma que el texto legal que penalice la homosexualidad no parezca discriminatorio.
Ayer miércoles 30 la comisión parlamentaria se ha vuelto a reunir para terminar de decidir sobre los artículos del código penal que no consiguen zanjar (que incluyen el del colectivo LGTB+, la pena de muerte y los métodos de reproducción asistida). Pero lo que está claro es que, pase lo que pase, Indonesia ilegalizará la homosexualidad en breve. Todo el comité espera que el nuevo código penal esté listo para ser votado y aprobado en el Parlamento el próximo 17 de agosto de 2018.
Posible criminalización de la homosexualidad en todo el país
La noticia tiene lugar en un contexto especialmente hostil, dada la discusión que se ha abierto sobre una posible criminalización de las relaciones entre personas del mismo sexo, de la que también hablamos hace pocos días, y que ha desencadenado una auténtica espiral de LGTBfobia. De hecho, un diputado indonesio proponía la semana pasada modificar la legislación nacional para no solo castigar las relaciones homosexuales con cárcel, sino incluir además la pena de muerte para el colectivo LGTB (o, como mínimo, la cadena perpetua). El artífice de tal propuesta es Muslim Ayub, miembro del Partido Mandato Nacional Islámico (PAN).
Hanafi Rais, otro diputado del mismo partido, aseguraba que el debate sobre la criminalización de la homosexualidad está siendo acordado “por la mayoría de los partidos políticos indonesios”. Los seis partidos seculares, que controlan a la mayoría en la presente legislatura, no parecen, en todo caso, querer ponerse en contra a los extremistas islámicos antes de las elecciones de junio, en las que 171 regiones votarán por nuevos gobernadores, alcaldes y jefes de distrito.
Escalada de LGTBfobia de Estado en Indonesia
Hace algunos días recogíamos, precisamente, la detención de cuatro personas en Banda Aceh, a manos de patrullas ciudadadanas, acusadas de «practicar la homosexualidad»: tres varones y una mujer transexual, que se enfrentan a penas que incluyen los mencionados castigos físicos. A principios de año recogíamos el último y descarnado caso de LGTBfobia de Estado en Indonesia. La policía de Aceh detuvo a doce mujeres trans, les afeitó el cabello y las obligó a vestirse como«hombres normales». En Aceh, desde 2005 rige la sharia o ley islámica gracias a la autonomía que le fue concedida al firmar la paz con los separatistas, poco después del tsunami que asoló la región. En septiembre de 2014, además se aprobó una terrible ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de recibir cien azotes en público con una vara de ratán. La legislación entraba en vigor en octubre de 2015 y fue aplicada, entre otras ocasiones, el pasado mes de mayo a dos jóvenes de 20 y 23 años. En el mismo mes de octubre de 2015 nos hacíamos eco de la detención de dos jóvenes lesbianas (de 18 y 19 años) por abrazarse públicamente y confesar que eran pareja. Según el jefe de la policía islámica las chicas serían “sometidas a rehabilitación con la participación de psicólogos en dependencias sociales”.
Indonesia también votó en 2014 en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2% opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.
En el mes de octubre de 2016, informábamos de la detención de una pareja gay por subir a su cuenta de Facebook unas fotos besándose, junto con un mensaje de amor, que fue considerada por las autoridades como “pornografía”. A estos hechos se suman un deterioro homófobo que reconocía el presidente Joko Widodo, quien lejos de atajarla ha llegado a aprobar medidas discriminatorias, como confiscar preservativos, o la persecución de webs LGTB, bloqueando aplicaciones de citas entre personas del mismo sexo o autorizar formas de discriminación laboralcon el veto de aspirantes LGTB a plazas públicas, el cierre de la única escuela y mezquita para personas trans de Indonesia, aparte de permitir las irresponsables declaraciones homofóbicas de políticos y alcaldes demonizando al colectivo LGBTy la radicalización de líderes religiosos que han llegado a fomentar el boicot a empresas internacionales que apoyan al colectivo LGBT.
En diciembre de 2017 nos hacíamos eco la condena de diez hombres a dos años de cárcel en Indonesia por participar en una supuesta «fiesta gay» en Yakarta, la capital de este país asiático. A diferencia de Aceh, en Yakarta las relaciones homosexuales no son ilegales, por lo que los detenidos fueron condenados por violar la ley contra la pornografía.
El hecho de que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente esta no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación que se vive hoy día en Indonesia. De hecho, solo en las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional, en las cuales se aplica la sharía o ley islámica (en Aceh a todos los ciudadanos, en Sumatra Meridional solo a los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría), las relaciones homosexuales son formalmente ilegales, castigándose incluso con castigos físicos.
Pero también en el resto del país la situación se está deteriorando. Ya lo recogíamos en febrero de 2016, cuando hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos. Desde entonces, por desgracia, no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. Un ejemplo es la redada de mayo de 2017 en el que la policía indonesia detenía en Yakarta a 141 hombres por asistir a lo que las autoridades han calificado como una supuesta “fiesta de sexo gay”, pese a que la homosexualidad no es ilegal en la capital y que desembocó en la citada condena de diez hombres, pero ha habido muchos otros. Días antes de aquella redada, otros ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una «fiesta gay» en Surabaya, la segunda ciudad del país. En Java Occidental, la provincia más poblada de Indonesia, el jefe de policía hizo pública por su parte su intención de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB. Y en octubre de 2017 tuvo lugar otra redada en un local de ambiente gay de Yakarta, en la que fueron detenidos 51 hombres. Una estigmatización a la que también ha contribuido la decisión de la Asociación Psiquiátrica Indonesia de clasificar la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad como trastornos mentales.
Esta espantosa situación podría agravarse de prosperar la iniciativa legislativa que pretende castigar en todo el país las relaciones homosexuales con penas de hasta cinco años de prisión. Sin embargo, en diciembre también aludíamos al “respiro provisional” que había supuesto la decisión del Tribunal Constitucional de Indonesia de rechazar una propuesta de criminalización de las relaciones sexuales entre personas no casadas, cuyo objetivo principal no era otro que el de castigar por vía indirecta las relaciones homosexuales. Poco duraba el respiro, por desgracia.
Fuente | Tempo.co, vía EstoyBailando/Cristianos Gays
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