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Una abrumadora mayoría de accionistas de Disney votó para rechazar una propuesta antidiversidad de la derecha

Jueves, 3 de abril de 2025

IMG_049821 de marzo. Escrito por Charlie Duncan

Los accionistas de Disney rechazaron una propuesta contra la DEI presentada por un grupo de expertos conservador durante la junta anual de la compañía.

Los accionistas de Disney rechazaron la propuesta, que eliminaría a la compañía de su participación en el Índice de Igualdad Corporativa (IEC), una herramienta nacional de referencia sobre políticas corporativas relacionadas con la diversidad, la equidad y la inclusión, pertinente para los empleados LGBTQ+, creada por la Human Right Campaign (Campaña de Derechos Humanos).

En la junta anual de accionistas de Disney, celebrada el jueves 20 de marzo, el grupo de expertos conservador Centro Nacional para la Investigación de Políticas Públicas (CNPI) les instó a dejar de utilizar el IE del CDH como referencia.

Según Yahoo! Finance, solo el 1% de los accionistas de Disney votó a favor de la moción.

El grupo de expertos escribió en una declaración de representación sobre la propuesta: «Cuando las corporaciones adoptan posiciones extremas, destruyen el valor para los accionistas al alejar a una gran parte de sus clientes e inversores. Esta propuesta ofrece a Disney la oportunidad de volver a una postura neutral».

Disney, cuyo consejo directivo, según se informa, recomendó a sus accionistas votar en contra de la moción antes de la reunión del jueves, respondió por escrito que no creía que la solicitud del grupo de expertos “aportara valor añadido a los accionistas“.

La marca global ha obtenido una puntuación perfecta en el Índice de Igualdad Corporativa todos los años desde 2007.

Eric Bloem, vicepresidente de ciudadanía corporativa de la Fundación HRC, declaró que “la votación nos proporciona una clara declaración de valores de los accionistas de Disney. A pesar de la creciente politización de la DEI y la inclusión laboral, las principales empresas globales siguen comprometidas con la convicción de que un entorno acogedor e inclusivo impulsa la innovación, impulsa la productividad y fortalece los resultados“, afirmó.

A pesar del aparente compromiso de los accionistas de Disney con el mantenimiento de la DEI en la empresa, este no ha estado exento de controversias en proyectos recientes. La nueva serie de Disney Pixar, Win or Lose, eliminó una pequeña trama trans antes de su estreno y, más trivial aún, los fans de Lilo & Stitch se mostraron molestos porque los disfraces de drag del personaje Pleakley aparentemente fueron eliminados de la película de acción real después de su primer tráiler.

Bajo la administración del presidente Trump, los programas de DEI ya han sido eliminados del ejército estadounidense, y empresas como Paramount y Google  han seguido el ejemplo, tras varias órdenes ejecutivas.

Fuente PinkNews

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“ En el Día de la Mujer, seguir trabajando por una sociedad y una iglesia que no excluya a las mujeres”, por Consuelo Vélez

Sábado, 8 de marzo de 2025
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De nuevo conmemoramos el 8 de marzo –Día Internacional de la Mujer– y seguimos explicando que este día no es para recibir flores o dulces sino para aumentar la conciencia -tanto de las mujeres como de los varones- de que históricamente las mujeres hemos estado en un segundo lugar -basta recordar la popular frase “detrás de cada hombre hay una gran mujer”; no hemos tenido derechos civiles (muy lentamente se han ido consiguiendo, sabiendo que aún en algunas sociedades esto todavía no ha llegado); hemos sido (y seguimos siendo) víctimas de violencia por el hecho de ser mujeres; nos ha tocado esforzarnos el “doble” para mostrar que somos capaces de ejercer tareas que culturalmente habían sido asignadas a los varones; y que aún vivimos en sociedades patriarcales, machistas androcéntricas donde la violencia simbólica, de lenguaje, de actitudes, de cosmovisión, etc., siguen imperando. Podríamos seguir nombrando más situaciones de la sociedad y añadir las de la Iglesia que, con respecto a las mujeres, no han sido muy distintas.

Pero estas luchas en búsqueda de cambios sociales y culturales no son fáciles, suponen demasiada constancia para no decaer en ellas y fortaleza para escuchar críticas de parte, incluso, de las que son beneficiadas con estas luchas. Por ejemplo, es común escuchar que algunas mujeres consideran que las feministas son mujeres desadaptadas y que violentan a los hombres. Que algún caso se haya dado, es posible, pero que esto permita deslegitimizar las luchas feministas es muy cuestionable. También está la gran cantidad de mujeres que viven al margen de una conciencia crítica respecto al dolor y violencia que sufren las mujeres y, precisamente, por esa indiferencia, hacen más difícil un cambio. Ni que decir de las mujeres que consiguen algún puesto representativo en medio de un grupo de varones. Situadas ya en ese estatus, afirman que no hay ningún obstáculo para las mujeres ya que ellas son el ejemplo y avalan la conciencia patriarcal de que el problema no es la estructura sino la falta de preparación de las mujeres. No faltan los varones que dicen sentirse “atacados” porque se denuncia el sistema patriarcal y se excusan de mil formas para evadir el tema. En realidad, deberían involucrarse igual que las mujeres porque la sociedad patriarcal también los afecta a ellos grandemente.

En la iglesia también, como ya dijimos, se dan situaciones similares. Cuando se plantea este tema, muchos párrocos afirman que toda su parroquia está llevada por mujeres y, por lo tanto, allí no hay ninguna exclusión de género. Esas afirmaciones suelen ser muy engañosas porque es la falta de varones lo que permite que haya tantas mujeres, no la voluntad decidida de los dirigentes eclesiales de compartir sus responsabilidades con las mujeres. De hecho, en la actualidad hay más laicas afirmando que su servicio no siempre es valorado y que si llega otro párroco ya pueden salir de ese espacio porque el próximo trae otras ideas y las impone sin preguntarle a los fieles de la parroquia si les parece bien. Hasta ahora las parroquias parece que son propiedad de los párrocos y no de la comunidad eclesial que participa de ella.

Por otra parte, los nombramientos que ha hecho el papa Francisco de mujeres en puestos de responsabilidad, constituyen un paso adelante para cambiar los imaginarios y las prácticas. Pero, al mismo tiempo, pueden servir, a veces, como distractores de un cambio estructural que garantice que, sea este Papa o el siguiente, se siga impulsando una iglesia donde el laicado -y especialmente las mujeres, por la exclusión vivida- tengan derechos frente a la organización, la planeación y el desarrollo de la vida de la Iglesia por la dignidad bautismal que poseen.

Conmemoremos, entonces, este día, pidiendo fortaleza para no decaer en las peticiones por cambios estructurales. Pidamos constancia para seguir denunciando tantos micro y macro machismos cotidianos, sin temor a resultar molestas para los que no quieren modificar el status quo vigente. Vivamos la conciencia creyente de no ahogar el espíritu de Dios que, en el proceso sinodal empujó, una y otra vez, por la igualdad plena de las mujeres en la Iglesia y, sin embargo, su voz sigue siendo restringida, opacada, retenida. El alto número de votaciones en contra del numeral 60 del Documento final del Sínodo (publicado en octubre del 2024) que sintetiza la realidad de las mujeres, así lo demuestra (el numeral fue aprobado, pero tuvo 97 votos en contra, lo cual no fue el promedio de los otros numerales que tuvieron 2, 5, 10 y algún otro 40, 38, etc., en contra). Y la postergación casi que “indefinida” de responder a la exigencia de los ministerios ordenados para las mujeres, lo deja en evidencia. Curiosamente en ese mismo numeral se afirma: “lo que viene del Espíritu no puede detenerse” y, sin embargo, la marcha lenta y sin profecía, sigue vigente.

Apoyemos tantos movimientos creyentes-feministas que siguen pidiendo “hasta que la igualdad se haga costumbre”, “hasta que en la iglesia no haya ninguna exclusión en razón del sexo”, porque la igualdad de la mujer con los varones es algo “del Espíritu” más que de ideas raras de unas pocas mujeres, como creen algunos.

(imagen tomada de: 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer- Los derechos de las mujeres en el centro del proceso de integración regional IPPDH)

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Buenos cristianos (y cristianas)

Sábado, 8 de febrero de 2025
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IMG_8021Cristina Plaza
Madrid.

ECLESALIA, 11/10/24.- Cuando acompañaba de pequeña a mi madre a la misa de ocho de los sábados estaba deseando que acabara la homilía que el párroco llenaba de reflexiones sobre la presencia del maligno en el mundo y noticias sobre la actividad del papa. Cómo recuerdo esos momentos de angustia imaginando al demonio maligno y el aburrimiento que me producía la crónica papal. Mi madre me permitía llevarme un libro (de urbanidad) para que esos momentos se hicieran más llevaderos.

La homilía es un momento muy útil de la celebración para saber qué sacerdote tenemos delante. Después de haber escuchado tantas a lo largo de mi vida, valoro enormemente la sencillez, la pertinencia, el cariño y la brevedad. Sencillez en la expresión, que entendamos lo que se dice. Pertinencia al hablar de la Palabra y cómo se actualiza en nuestro tiempo y espacio. Cariño al dirigirse a la comunidad que celebra, acogiendo. Brevedad, que el tiempo de atención óptima ante una charla es limitado.

Este verano tuvimos ocasión de participar en una celebración dominical muy sencilla, en una parroquia situada en los bajos de un edificio en una ciudad norteña en la que el sacerdote, que sigue ejerciendo a la espera de que el obispo permita su jubilación «porque no hay relevo», habló con cariño, pertinencia, brevedad y sencillez. No solo en la homilía sino durante toda la celebración, saludando a quienes llegábamos de fuera, deseando buenas vacaciones a los que partían, invitando a los pequeños a subir al altar y a la asamblea a participar en los cantos, lecturas y oraciones… En definitiva, compartiendo Palabra y Vida con sus palabras y su propia vida. Me encantó su saludo final, deseando buena semana a toda la asamblea con un «que seamos buenos cristianos». Qué gusto de celebración. Y también qué pena que algo tan de sentido común, tan sencillo como una celebración atrayente y mínimamente participativa sea tan inusual…

Tengo un pensamiento recurrente que me lleva a desear que ojalá se pudiera abrir un turno de preguntas después de la homilía para dialogar sobre algunas osadas afirmaciones que no dejan de ser opiniones. Por ejemplo, hubiera levantado la mano para que me explicaran hace unas semanas por qué se habló de las vocaciones en la Iglesia refiriéndose solamente a varones ante una asamblea mayoritariamente femenina en la que había un buen número de religiosas. Oportunidad perdida de hablar sobre las distintas vocaciones…

Como lo de las homilías dialogadas o compartidas es minoritario, voy a quedarme con mis recuerdos de la infancia, con mi interés en analizar homilías (y saber a quién tengo delante) y con el deseo que había en el saludo final del párroco del que soy fan: seguiré tratando de ser buena cristiana.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedenciaPuedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).

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Camino, verdad y vida.

Lunes, 25 de noviembre de 2024
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Ahora que no hay novedad en nuestras vidas
ni en los caminos de la historia,
ni en nuestra memoria personal y colectiva…
es tiempo de reflexionar y ahondar
en todo lo que llevamos a cuestas,
y en las zonas yermas del mundo
y de las entrañas nuestras.

Ahora que tu palabra rompe nuestros planes
y el horizonte se nos nubla y cierra,
y en los caminos se mezclan tantas huellas…
es tiempo de hacer silencio,
de olvidar los tristes sentimientos,
de acoger tu insólita propuesta
y dar testimonio de la verdad.

Llegará un día en que la libertad no sea un sueño,
en que las fronteras desaparezcan
y los seres humanos seamos respetados
y encontremos en el otro a un hermano;
un día en que no haya clasificación de personas
por su color, dinero o raza,
ni por su poder, religión o condición social…

Llegará un nuevo día en que la verdad
resplandezca y alumbre a todas las personas
y no necesite protección ni ser explicada;
un día en que este mundo sea distinto,
se llene de verdades, sueños y proyectos
y se parezca ya al reino definitivo
que estamos llamados a crear juntos.

¡Pronto llegará un nuevo día, tu día, Señor,
pues Tú eres el camino, la verdad y la vida
aunque los nuevos Pilatos sean escépticos!

*

Florentino Ulibarri
Fuente Fe adulta

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“Francisco: la hora (¿fallida?) de la verdad”, por Jesús Martínez Gordo

Sábado, 12 de octubre de 2024
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Cuatro asuntos capitales para la reforma de la Iglesia, cuatro frenos

“Como teólogo, estoy disfrutando -desde su elección como Papa- de una libertad de pensamiento que no han tenido la gran mayoría de los colegas que me han antecedido. Y que, por fortuna, tambien disfrutan todos los cristianos en el seno de la Iglesia católica”

“Me gustaría que no fuera fallida, pero tengo importantes indicios de que, finalmente, lo va a ser, al menos, en cuatro asuntos que entiendo capitales para el futuro de la reforma de la Iglesia católica en la Europa occidental: el acceso de la mujer al sacerdocio ordenado; la defensa de su dignidad y protagonismo en igualdad de condiciones con los varones; el desalojo del ejercicio y justificación del modelo de un poder unipersonal, absolutista y monárquico que sigue imperando y la apuesta -clara y firme- en favor de una reorganización codecisiva, descentralizada y policéntrica en todo aquello que es opinable, que, por cierto, es mucho;bastante más de lo que se cree

Reconozco estar sorprendido -y casi alucinado- por la vitalidad de este singular hombre que, con 87 años, se mete entre pecho y espalda un larguísimo viaje a algunas de las “periferias” de la otra parte del mundo y que, por si eso fuera poco, en vísperas de la última sesión del Sínodo Mundial 2024 -que ya se está celebrando en Roma desde el 2 hasta el 29 de octubre- se desplaza -del 26 al 29 de septiembre- a Luxemburgo y Bélgica para celebrar, en este último país, el 600 aniversario de una de las Universidades Católicas más grande del mundo: la de Lovaina. Además, mi reconocimiento por semejante vitalidad va unido al agradecimiento porque, como teólogo, estoy disfrutando -desde su elección como Papa- de una libertad de pensamiento que no han tenido la gran mayoría de los colegas que me han antecedido. Y que, por fortuna, tambien disfrutan todos los cristianos en el seno de la Iglesia católica.

Pero, ya que me he adentrado en el refranero, no me parece que esté de más recordar que “lo cortés, no quita lo valiente”, sin que ello quiera decir que yo lo sea, sino, más bien, que voy a hacer uso de la libertad de la que digo que estoy disfrutando gracias a Francisco. Creo que tengo que emplearla para explicar por qué pongo entre paréntesis e interrogantes eso de que a Francisco le ha llegado la hora(¿fallida?) de la verdad. Me gustaría que no fuera fallida, pero tengo importantes indicios de que, finalmente, lo va a ser, al menos, en cuatro asuntos que entiendo capitales para el futuro de la reforma de la Iglesia católica en la Europa occidental: el acceso de la mujer al sacerdocio ordenado; la defensa de su dignidad y protagonismo en igualdad de condiciones con los varones; el desalojo del ejercicio y justificación del modelo de un poder unipersonal, absolutista y monárquico que sigue imperando y la apuesta -clara y firme- en favor de una reorganización codecisiva, descentralizada y policéntrica en todo aquello que es opinable, que, por cierto, es mucho;bastante más de lo que se cree. Y visto que, es altamente probable que Francisco falle o se quede muy corto en la resolución de estos asuntos, no me queda más remedio que esperar a otro Papa que, además de “abrir procesos” de reforma (como dice y hace el actual), los vaya cerrando de manera creativa y esperanzadora. E, igualmente, desear que no sea del perfil, por ejemplo, de Juan Pablo II y que existan, para entonces, al menos, restos o rescoldos significativos de la Iglesia católica en la Europa Occidental.

IMG_7908El Papa, junto a mujeres en la primera fase del Sínodo Vatican Media

Tengo muchísimas dudas sobre el primero de los asuntos: creo que Francisco va a volver a fallar en las primeras de las urgencias. Lo vengo percibiendo desde el principio de su pontificado, en particular, cuando expuso su programa. Desde entonces, no ha hecho más que repetir -por activa y por pasiva- que “el sacramento del orden sacerdotal está reservado para los hombres”. Por eso, así me parece, ha creado tres comisiones para no llegar a nada y, de esta manera, dar la impresión de que la resolución del problema no es suya. Este modo de proceder se asemeja mucho a lo de estar “mareando la perdiz”.

Pero esto, siendo importante, no es todo. Hace unos días,en la Universidad Católica de Lovaina ha vuelto a repetir -a preguntas de los alumnos y profesores- algo que tambien ha dicho antes de ahora sobre la igualdad de género: “la mujer, en el pueblo de Dios, es hija, hermana, madre”. La dignidad que “caracteriza a la mujer” -ha sentenciado- “no está determinada por consensos o ideologías”, sino “garantizada por una ley original, no escrita en el papel, sino en la carne”.

IMG_7909La Universidad Católica de Lovaina contra el Papa

Dos días después, la Rectora de la Universidad Católica ha publicado un comunicado en el que -tras reconocer “convergencias en relación con las desigualdades ambientales y sociales” con el Papa- critica la gran divergencia” existente entre la Universidad y Franciscoen lo que respecta al lugar de las mujeres en la sociedad”, manifestando “su incomprensión y desaprobación de la posición expresada por el Papa”. El sucesor de Pedro -sostiene la Rectora- mantiene una comprensión “determinista y reduccionista” sobre el lugar de las mujeres en la sociedad ya que no contempla debidamente la autorrealización de cada uno “independientemente de su origen, género u orientación sexual.

¡Envidiable libertad la de esta Rectora que me gustaría poder apreciar en otras instituciones, organismos, empresas y ámbitos, incluidos los de la Iglesia, y que muestra que el disfrute de la libertad -al que me he referido más arriba-no es solo personal! Y, a la vez, preocupantes las dificultades que parece tener Francisco para entender y acoger que la reivindicación de la igualdad brota de que todos -independientemente del género- somos iguales en dignidad, derechos, trato y proyectos personales de vida. Creo que también en este asunto, la hora de la verdad de Francisco está resultando fallida. Y, por eso, sospecho que se incrementará el número de las mujeres que no estarán dispuestas a seguir esperando.

IMG_7910El Papa, en su mesa del Sínodo

Y fallida me resulta -al menos, hoy por hoy- la necesidad de desalojar -teórica y prácticamente- la concepción y ejercicio unipersonal, absolutista y monárquico del poder en la Iglesia, así como la apuesta -clara y firme- en favor de un modelo de Iglesia católica codecisivo, descentralizado y policéntrico. Es una conclusión que no puedo evitar cuando oigo a Francisco insistir en la centralidad de la “escucha” en el Sínodo mundial, sin tocar, para nada, dichas concepción y estructura unipersonal, monárquica y absolutista del poder. Es algo que no anuncia nada bueno. Y eso, a pesar de que en la actual Constitución Apostólica sobre el Sínodo se señala que el Papa puede aprobar el Documento final como “magisterio ordinario”, en cuyo caso dicho Documento sería publicadocon su firma junto a la del resto de los miembros del Sínodo.

Si algo de esto sucediera, me encontraría con un Sínodo deliberativo y, sin duda alguna, con la decisión más revolucionaria de todo el pontificado de Francisco. Pero, oído lo oído hasta el presente, no puedo evitar traer a colación y parafrasear -ya que me he adentrado en el refranero y en los dichos populares- que “no creo en las meigas, pero haberlas, las hay”, es decir, que el Papa tiene abierta esa posibilidad, pero a la hora de la verdad no la va a aplicar.

E indicar -si fallara en este pronóstico, es decir, si Francisco procediera en conformidad con tal revolucionaria posibilidad- que no me quedaría más remedio que reconocer -con una inmensa alegría- que me he equivocado, al menos, en lo referente a la superación de un modelo -no se olvide que medieval- de ejercicio del poder unipersonal, absolutista y monárquico, adobado -como lo viene siendo estos ultimos años- con una sinodalidad “escuchante”.

Fuente Religión Digital

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“Lilith y Clara Campoamor”, por Juan José Tamayo

Martes, 8 de octubre de 2024
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IMG_7897Leído en su blog:

La guerra de los dos sexos es tan vieja como el mundo

“El 1 de octubre se cumplen (cumplieron) 93 años del reconocimiento del voto a las mujeres en España gracias al compromiso feminista de Clara Campoamor”

“Un mes antes había pronunciado un discurso memorable en el Parlamento en defensa de la igualdad política de los hombres y las mujeres apelando al mito bíblico de Lilith … La ignorancia sobre este personaje de la mitología hebrea es casi enciclopédica”

“Creada como Adán, a imagen y semejanza de Dios, se resistió a acatar la voluntad exclusiva del varón y prefirió volver a la nada, a los alvéolos de la tierra; y entonces, en la esplendidez del paraíso, surgió Eva, astuta y dócil para sumisión de la carne y del espíritu

El 1 de octubre se cumplen 93 años del reconocimiento del voto a las mujeres en Españagracias al compromiso feminista de Clara Campoamor. Un mes antes había pronunciado un discurso memorable en el Parlamento en defensa de la igualdad política de los hombres y las mujeres apelando al mito bíblico de Lilith.

Durante mis largos años de estudios de Filosofía, Teología y Biblia, nunca oí hablar de Lilith, cuyo descubrimiento fue muy tardío. La ignorancia sobre este personaje de la mitología hebrea es casi enciclopédica. Cuando explicaba la asignatura de “Las mujeres en el judaísmo” en el curso de Humanidades que impartí desde durante tres lustros en la Universidad Carlos III de Madrid, acostumbraba a preguntar al principio: “¿Quién fue la primera mujer de Adán?”. La respuesta era casi unánime: “Eva”. Pero siempre había una alumna que respondía: “Lilith”.

Y me producía una gran satisfacción, ya que su respuesta me daba pie para empezar la genealogía de la historia de las mujeres con el mito de Lilith como referente del no sometimiento de las mujeres a la voluntad de los varones, incluido el Yahvé hebreo, y como símbolo de la igualdad y del empoderamiento de las mujeres.

Quien sí conocía, y muy bien, el mito de Lilith era Clara Campoamor (Madrid, 1888-Suiza, 1972), abogada y política madrileña y una de las tres diputada de las Cortes Constituyentes de la II República Española, quien, como he indicado al principio, lo citó en su discurso del 1 de septiembre de 1931 en el Parlamento en defensa del voto de las mujeres, teniendo en contra a la diputada Victoria Kent.

IMG_7900En aquel discurso calificó de profunda piedad y de profunda ternura “estatuir el divorcio en España, porque no hay matrimonios deliciosos, y es insensato querer condenar a la indisolubilidad del vínculo cuando no haya manera de que se soporten dos en la vida, arrastrando uno de los cónyuges, o tal vez los dos, el peso de esa cadena, a la manera que arrastraban antiguamente los presidiarios aquellas bolas de hierro que marcaban la perpetuidad de su pena”.

Había diputados que se oponían al divorcio alegando que supondría un ataque a las ideas religiosas. Su respuesta no pudo ser más respetuosa, al tiempo que más coherente. Les reconoció de buen grado el derecho a que la sociedad respete sus creencias y a proteger el sacramento del matrimonio, pero les dijo que a lo que no tenían derecho era a imponer a toda la ciudadanía su criterio y su voluntad.

A dichos diputados les recordó que, en vez de cumplir la doctrina de Cristo, lo que hicieron fue “un pacto con el trono, y los pactos del altar con el trono se han hecho siempre en beneficio del trono y con desdoro del altar”, y que la bandera de las causas humanitarias, “no de caridad”, que ellos no recogieron, es la que se quiere llevar al proyecto de Constitución.

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Les echó en cara que incumplieran su mandato de conciencia, se alistaran con los poderosos y sirvieran al trono. Y les preguntó: “¿cómo podéis quejaros ahora de que nosotros recojamos esa bandera olvidada y caída y tratemos de levantarla para instaurar de una vez […] lo que es deber de ternura hacia los hermanos de todos los órdenes y en todas las esferas”.

Fue en este momento del discurso en el que se refiere a Lilith como prueba de lo vieja que es “la lucha de los sexos y presenta a la mítica primera mujer de Adán como paradigma de mujer que se niega a acatar la voluntad del varón. En dicho mito descansa una parte fundamental de la argumentación de Clara Campoamor. Este es su razonamiento:

Solo voy a haceros un pequeño recuerdo. Esta historia de la guerra de los dos sexos es tan vieja como el mundo. La vieja leyenda hebraica del Talmud nos dice que no fue Eva la primera mujer de Adán, sino Lilith, que se resistió a acatar la voluntad exclusiva del varón y prefirió volver a la nada, a los alvéolos de la tierra; y entonces, en la esplendidez del paraíso, surgió Eva, astuta y dócil para sumisión de la carne y del espíritu. De las diecisiete Constituciones dadas después de la guerra, tanto tres niegan o aplazan el voto de la mujer. Los hombres de esos países han reconocido que Adán no ganó nada con ligarse, en vez de a la mujer independiente, de voluntad propia y de espíritu amplio, a la Eva claudicante y sumisa” (cf. Isaías Lafuente, La mujer olvidada. Clara Campoamor y su lucha por el voto femenino, Temas de Hoy, 2011).

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En 2003, setenta y dos años después del discurso de Clara Campoamor, y quizá inspirándose en él, el cantautor canario Pedro Guerra dedicó una canción a Lilith en su disco “Hijas de Eva”, en la que le reconocía como la primera mujer que se negó a someterse al varón, a dejarse gobernar por él, y se decidió a volar.

“¿Quién fue la primera mujer
la que se hartó de vivir para Adán
y se marchó del Edén?

¿Quién fue la mujer que pasó
del paraíso del bien y del mal
y sin pensarlo se fue?

Ni heroína, ni princesa,
ni voluble, ni perversa,
crece libre y no se deja
someter.

¿Quién fue la mujer que también
surgió del polvo y la arcilla y no fue
hueso del hueso de Adán?

¿Quién fue la mujer que creció
en la subversión y no quiso entender
el sexo sin libertad?

Ni heroína, ni princesa,
ni voluble, ni perversa,
crece libre y no se deja
someter.

Lilith fue la primera mujer,
Lilith fue la primera mujer,
la primera mujer.

¿Quién fue la mujer que cansada
de vivir infeliz y atrapada
se decide a volar?

¿Quién fue la primera mujer
que independiente en su forma de ser
no se dejó gobernar?

Ni heroína, ni princesa,
ni voluble, ni perversa,
crece libre y no se deja
someter.

Lilith fue la primera mujer,
Lilith fue la primera mujer,
la primera mujer”.

IMG_7895Desde mi interpretación feminista, creo que Lilith es hoy uno de los símbolos más luminosos de la lucha contra el patriarcado. Ella es una mujer insubordinada y rebelde. Osa afirmar su propia identidad sin dependencia del varón, cuestiona el rol dominante del hombre y reclama paridad con él. Abandona a su compañero Adán desobedeciendo a Dios, que le manda someterse a él. Se atreve a invocar el nombre de Dios, algo que estaba prohibido en el judaísmo porque invocar su nombre era conocer su esencia y se consideraba un acto de soberbia.

Quebranta lo establecido y niega el orden social de las cosas. Aparece como mujer mala por ser insumisa en oposición a la mujer buena y sumisa asociada con la maternidad (Eva) y con la pureza (María). Abre la puerta a la transgresión e instiga el deseo prohibido. Es apátrida, extraña, autoexiliada. Creo que le es aplicable lo que dice Virginia Woolf de sí misma: “En mi condición de mujer, no tengo patria. Como mujer no quiero patria. Como mujer, mi patria es el mundo entero”.

A lo que la teóloga feminista Jane Schaberg añade: “Como mujer, no tengo religión. No soy judía o cristiana o musulmana o pagana. Como mujer soy judía y cristiana, musulmana y pagana”. Igualmente puede aplicarse a Lilith la descripción que hace Virginia Woolf de su amiga Ethel Smyth, compositora inglesa y dirigente del movimiento sufragista: “Pertenece a la raza de las pioneras, de las que van abriendo camino. Ha ido por delante, y talado árboles, y barrenado rocas, y construido puentes, y así ha ido abriendo camino para las que van llegando tras ella”.

Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las religiones “Ignacio Ellacuría”. Universidad Carlos III de Madrid y autor de ‘Religión, género y violencia’ (Dykinson, 2020, 2ª ed., 3ª reimpresión)

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¡Ya nos conocemos!

Lunes, 7 de octubre de 2024
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Os inventáis historias,
sucesos cuentos,
casualidades y coincidencias…
para justificar vuestras torpes creencias.

Preguntáis en público,
no para buscar claridades
sino para mostrar vuestras habilidades
y poner a otros en dificultad.

Os agarráis a normas y leyes,
a lo antiguo y viejo, a lo de siempre,
a lo que a vosotros os favorece
y a otros oprime y empobrece.

Soñáis despropósitos,
amáis la risa y el triunfo fácil,
no os interesa la Buena Nueva
y queréis que solucione vuestras ocurrencias…

Así sois los hombres y mujeres:
siempre pensando en ponerme a prueba
en vez de enamoraros y enamorarme,
que es lo que deseo y me gusta.

¡Qué ganas de complicaros la existencia
y de cambiar mi propuesta
para mantener vuestros privilegios
olvidándoos de vuestras promesas!

*

Florentino Ulibarri
Fuente Fe Adulta

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Jueves Santo. Ni Grial ni Mantel, nosotros somos la Cena de Cristo

Jueves, 28 de marzo de 2024
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eucaristia-720_270x250Del blog de Xabier Pikaza:

“Jesús en nosotros, desde y con los pobres, excluidos, oprimidos y perdidos de la tierra”

Los de Valencia dicen que el Grial, del que bebieron Jesús y sus discípulos, es suyo. Los de Coria (Cáceres) responden que el paño o mantel lo tienen ellos. Pero los cristianos creemos que la Eucaristía  de Jesús o Jueves Santo, somos nosotros mismos.

Jesús nos hizo para siempre sus amigos (su sangre y cuerpo) en la Última Cena, confiándonos así su testamento: “Vosotros sois yo, yo soy vosotros”. Por eso, la Eucaristía no es un Grial ni un Paño, ni siquiera un rito separado, sino nuestra existencia, en comunión del pan y vino (comida, bebida), con los hombres y mujeres en Cristo.

No está de más el paño, ni el cáliz, pero la Eucaristía  es Jesús en nosotros, nosotros en él, y unos en otros, desde y con los pobres, excluidos, oprimidos y perdidos de la tierra. Comer con ellos, compartiendo vida, desde y con Cristo, ésa es la verdad del evangelio (Gálatas 2, 5.14).[1]

No es sólo rezar unos al lado de los otros,  sino “compartir la comida” (syn-esthiein, dice Pablo),  de forma que seamos con Jesús comida/vida compartida.

Así define Jesús su evangelio, desde la bienaventuranza de los hambrientos (Lc 6,21-22 par.) hasta la bendición de Mt 25,31-46, donde dice: Venid, benditos, porque tuve hambre y me disteis de comer…”. 

Éste es el amor real, Cena que recrea y enamora el Jueves Santo,fiesta cristiana de Eucaristía[1]. De ello trata lo que sigue, de manera algo más técnica, siguiendo el texto de La Palabra se hizo carne (=eucaristía”), ampliado al final con algunas notas técnicas. Buen Jueves Santo a todos

Xabier Pikaza

De Jesús a Pablo

Las palabras de la cena (Mc 14, 22-25 par) retoman el mensaje y vida de Jesús, es decir, su “novedad mesiánica”, como reinterpretación de la pascua judía, que habían querido celebrar sus discípulos. En su forma actual esas palabras sólo han podido fijarse (como recuerdo histórico y texto litúrgico), desde una perspectiva pascual, según estos cuatro momentos [2]:

 − Cena (comida). Jesús celebró con sus discípulos una cena de solidaridad y despedida, marginando (superando) los rituales de la pascua nacional judía (cordero sacrificado), para insistir en el pan compartido (multiplicaciones) y el vino del Reino. Es probable que esa cena tuviera un carácter dramático, y marcara una ruptura entre el ideal/camino de Jesús y la propuesta real de sus discípulos (que seguían buscando un triunfo político/mesiánico). Sea como fuere, ella es el centro de la Historia de Jesús.

Primera comunidad. Los seguidores de Jesús mantuvieron y actualizaron (celebraron) su signo en las cenas/comidas comunitarias, centradas en el pan compartido y, de un modo especial, en el vino de la promesa del Reino. Esas cenas eran momentos fuertes de celebración de Jesús resucitado, a quien sus seguidores descubrían al juntarse y recordarle en el pan de su proyecto/mensaje y en el vino de la esperanza del Reino. En este momento, las “eucaristías” se identificaban con las mismas reuniones de oración, recuerdo y comida de las iglesias (en ese fondo puede situarse Mc 14, 3‒9).

Comunidades helenistas (Pablo). En un momento dado, que podemos conocer de algún modo por Pablo (1 Cor 11, 23-26), algunas comunidades de Jerusalén y Damasco, de la costa palestina y de Fenicia y después en Antioquía “descubrieron” (encontraron, desplegaron) un sentido especial en los signos de la cena, como memoria de Jesús, interpretando el pan como “cuerpo mesiánico” (sôma)del Cristo y el vino de la promesa del reino como “copamesiánica” (sangrehaima) de la nueva alianza que Dios ha realizado en y por Cristo [3].

El evangelio de Marcos recoge esa tradición de las comunidades y de Pablo y la integra en la historia de Jesús, en el contexto de su cena histórica, situando en un contexto biográfico la afirmación central de Pablo: «El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan…» (1 Cor 11, 23). En el fondo de esa “entrega histórica” (descrita bien por Marcos) recibe su sentido el signo del pan como cuerpo mesiánico y del vino como sangre de la alianza.

Jesús y la Iglesia no han tenido que crear los signos, estaban ahí, el pan y el vino de las fiestas judías y de la última cena, que pueden relacionarse con la pascua judía, pero recibiendo nuevo sentido, en la línea de la entrega de Jesús por el reino.

1 Cor 11, 23-25

  1. 23 Yo recibí del Señor lo que os he transmitido:
  2. el Señor Jesús, la noche en que fue entregado,
  3. tomó pan, 24 y dando gracias, lo partió y dijo:
  4. – Esto es mi Cuerpo (dado) por vosotros.
  5. +Haced esto en memoria mía.
  6. 25 De igual modo el cáliz, después de cenar diciendo:
  7. – Este cáliz es la Nueva Alianza en mi Sangre.
  8. +Haced esto… en memoria mía

Mc 14, 22-2

  1.  22 Y estando ellos comiendo, tomando pan, bendiciendo, lo partió y se lo dio y dijo:
  2. – Tomad, esto es mi Cuerpo.
  3.  23 Y tomando (un) cáliz, dando gracias, se lo dio y bebieron todos de él. Y les dijo:
  4. −Ésta es la sangre de mi alianza derramada por muchos

 Marcos presenta estas palabras a modo de conclusión y compendio del evangelio, para indicar que aquello que Jesús había comenzado a realizar, proclamando su mensaje (1, 14-15), lo ha culminado y ratificado al fin, al presentarse como pan y vino de Reino para nueva comunidad mesiánica. Pablo, en cambio, sitúa esas palabras en un contexto de “celebración ritual” de la Iglesia, añadiendo que él ha recibido del Señor (parelabon apo tou kyriou) la tradición que ha transmitido (ho kai paredôka hymin), de manera que puede ofrecer y ofrece una formulación nueva de la “Cena del Señor” (kyriakon deipnon: 1 Cor 11), sin limitarse a repetir lo que decía la comunidad anterior, sino aportando lo que ha recibido por revelación pascual [4].

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Jueves Santo. la Cena del Señor. Ciclo B. 28 de abril de 2024

Jueves, 28 de marzo de 2024
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“Lo que estoy haciendo, tú no lo puedes comprender ahora, lo comprenderás después”

(Jn 13, 1-15).

El Evangelio de hoy está cargado de símbolos en los que es interesante profundizar. En la actualidad, a nosotras, como personas que seguimos a Jesús, más de dos milenios después, nos puede resultar muy enriquecedor pararnos en la actitud de los discípulos, porque, como nos ocurre a nosotras, ellos tampoco entendían qué estaba pasando en sus vidas.

“Lo que estoy haciendo, tú no lo puedes comprender ahora, lo comprenderás después”, dijo Jesús a Pedro cuando se negaba a que le lavara los pies. ¡Cómo nos cuesta aceptar esta frase! ¡Qué poco nos gusta no comprender todo en el instante en que nos lo proponemos! Vivimos con la meta de conocer, de controlar cada situación. Pedro continúa negándose y Jesús le responde: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”. A veces necesitamos parar en seco para reaccionar y optar. ¿Queremos tener que ver con Jesús? ¿En qué cambia nuestra vida el llamar a Jesús “maestro”?

Hoy también celebramos el día del amor fraterno, sororal, y este podría definirse como ese amor que no se entiende, que no se comprende. El amor que lleva a servir, a acoger, a entregarse gratis, sin esperar nada a cambio… ¿Nada? Eso tampoco lo entendemos. Resulta que eso es lo que Jesús hizo cada día de su vida y es lo que nos propone, a quienes nos denominamos cristianas, como guía en nuestra vida.

Hoy es el día del “porque sí”. Esa frase que de pequeños hemos dicho mucho, y que podemos escuchar responder a los pequeños de las familias. Y resulta que Dios nos quiere “porque sí”, que se entregó y se entrega cada día “porque sí”, que nos pide que nosotras hagamos lo mismo “porque sí”.

Oración

Lávanos, Jesús, aunque nos peleemos contigo porque no entendamos, y haznos personas entregadas por amor, por tu Amor.

*

Fuente  Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Jesús es pan partido, repartido, compartido.

Jueves, 28 de marzo de 2024
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JUEVES SANTO (B)

Jn 13,1-15

El tema central del Triduo Pascual es el AMOR. El jueves se manifiesta en los gestos y palabras que lleva a cabo Jesús en la entrañable cena. El viernes queda patente el grado supremo de amor al poner su vida entera, hasta la muerte, al servicio del bien del hombre. El sábado celebramos la Vida que surge de ese Amor incondicional. En la liturgia de estos días manifestamos, de manera plástica, la realidad del amor supremo que se manifestó en Jesús. Lo importante no son los ritos, sino el significado que éstos encierran.

La liturgia del Jueves Santo está estructurada como recuerdo de la última cena. La lectura del evangelio de Juan debe hacernos pensar; se aparta tanto de los sinópticos que nos llama la atención que no mencione la fracción del pan. Pero en su lugar, nos narra una curiosa actuación de Jesús que nos deja desconcertados. Si el gesto sobre el pan y el vino tuvo tanta importancia para la primera comunidad, ¿por qué lo omite Juan? Y si realmente Jesús realizó el lavatorio de los pies, ¿por qué no lo mencionan los tres sinópticos?

No es fácil resolver estos interrogantes, pero tampoco debemos ignorarlos o pasarlos por alto. Seguiremos haciendo sugerencias, mientras los exégetas no lleguen a conclusiones más o menos definitivas. Sabemos que fue una cena entrañable, pero el carácter de despedida se lo dieron después los primeros cristianos. Seguramente en ella sucedieron muchas cosas que después se revelaron como muy importantes para la comunidad. El gesto de partir el pan y de repartir la copa de vino, eran gestos normales que el cabeza de familia realizaba en toda cena pascual. Lo que pudo añadir Jesús, o los primeros cristianos, es el carácter de signo, de lo que en realidad fue la vida entera de Jesús.

El gesto de lavar los pies era una tarea exclusiva de esclavos. A nadie se le hubiera ocurrido que Jesús la hiciera si no hubiera acontecido algo similar. Es una acción original y de mayor calado que el partir el pan. Seguramente, en las primeras comunidades se potenció la fracción del pan, por ser más cultual. Poco a poco se le iría llenando de contenido sacramental hasta llegar a significar la entrega total de Jesús. Pero esa misma sublimación llevaba consigo un peligro: convertirla en un rito mágico que no compromete a nada. Aquí está la razón por la que Juan se olvida del pan y el vino. La explicación que da de la acción, lleva directamente al compromiso con los demás y no es fácil escamotearla.

Parece demostrado que, para los sinópticos, la Última Cena es una comida pascual. Para Juan no tiene ese carácter. Jesús muere cuando se degollaba el cordero pascual, es decir el día de la preparación. La cena se tuvo que celebrar la noche anterior. Esta perspectiva no es inocente, porque Juan insiste, siempre que tiene ocasión, en que la de Jesús es otra Pascua. Identifica a Jesús con el cordero pascual, que no tenía carácter sacrificial, sino que era el signo de la liberación. Jesús, el nuevo cordero, es signo de la nueva liberación.

Los amó hasta el extremo. Se omite toda referencia del lugar y los preparativos de la cena. Va directamente a lo esencial. Lo esencial es la demostración del amor hasta el extremo, es decir, en el más alto grado, hasta alcanzar el objetivo final. Manifestó su amor durante toda su vida, ahora va a manifestarse de una manera total y absoluta. “Había amado… y demostró su amor hasta el final”, dos aspectos del amor de Dios manifestado en Jesús: amor y lealtad, (1,14) amor que nunca se desmiente ni se escatima.

Dejó el manto y tomando un paño, se lo ató a la cintura. Ya dijimos que no se trata en Juan de la cena ritual pascual, sino de una cena ordinaria. Jesús no celebra el rito establecido, porque había roto con las instituciones de la Antigua Alianza. Dejar el manto significa dar la vida. El paño (delantal, toalla) es símbolo del servicio. Manifiesta cuál debe ser la actitud del que le siga: Prestar servicio al hombre hasta dar la vida como él. Juan pinta un cuadro que queda grabado en la mente de los discípulos. Esa acción debe convertirse en norma para la comunidad. El amor es servicio concreto a cada persona.

Se puso a lavarles los pies y a secárselos con la toalla. El lavar los pies era un signo de acogida o deferencia. Solo lo realizaban los esclavos o las mujeres. Lavar los pies en relación con una comida, siempre se hace antes, no durante la misma. Esto muestra que lo que Jesús hace no es un servicio cualquiera. Al ponerse a los pies de sus discípulos, echa por tierra la idea de Dios creada por la religión. El Dios de Jesús no actúa como Soberano, sino como servidor. El verdadero amor hace libres. Jesús se opone a toda opresión. En la nueva comunidad todos deben estar al servicio de todos, como Jesús. La única grandeza del ser humano es ser como el Padre, don total y gratuito para los demás.

¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Esta explicación de Jesús nos indica hasta qué punto es original esa actitud. Retomó el manto, pero no se quita el delantal. Se recostó de nuevo, símbolo de hombre libre. El servicio no anula la condición de hombre libre, al contrario, da la verdadera libertad y señorío. La pregunta quiere evitar cualquier malentendido. Tiene un carácter imperativo. Comprended bien lo que he hecho con vosotros, porque estas serán las señas de identidad de la nueva comunidad.

Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor” y decís bien porque lo soy. Juan es muy consciente de la diferencia entre Jesús y ellos. Lo que quiere señalar es que esa diferencia no crea rango de ninguna clase. Las dotes o funciones de cada uno no justifican superioridad alguna. Los hace iguales y deben tratarse como iguales. La única diferencia es la del mayor o menor amor manifestado en el servicio. Esta diferencia nunca eclipsará la relación de hermanos, todo lo contrario, a más amor, más igualdad, más servicio.

Pues si yo os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. Reconoce los títulos, pero les da un significado completamente nuevo. Es “Señor”, no porque se imponga, sino porque manifiesta el amor, amando como el Padre. Su señorío no suprime la libertad, sino que la potencia. El amor ayuda al ser humano a expresar plenamente la vida que posee. Llamarle Señor es identificarse con él, llamarle Maestro es aprender de él, pero no doctrinas sino su actitud vital. Se trata de que sienten la experiencia de ser amados, y así podrán amar con un amor que responde al que reciben.

Os dejo un ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis. Los sinópticos dicen, después de la fracción de pan: “Haced esto para acordaros de mí”. Es exactamente lo mismo, pero en el caso del lavatorio de los pies, queda mucho más claro el compromiso de servir. Lo que acaba de hacer no es un gesto momentáneo, sino una norma de vida. Ellos tienen que imitarle a él como él imita al Padre. Ser cristiano es imitar a Jesús en un amor que tiene que manifestarse siempre en el servicio a todos los hombres. Celebrar la eucaristía es comprometerse con el gesto y las palabras de Jesús. La misma Vida de Dios, manifestada por el que acepta su mensaje.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Magdalena Bennasar: La ternura no se piensa.

Jueves, 28 de marzo de 2024
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Jn 13, 1-15

Si dejamos que Jesús nos lave los pies, nos habremos comprometido con Él y como Él a lavárselos a los demás.

Un Jueves Santo, más nos encontramos con este texto entrañable, sorprendente y desestabilizador. Para darle un poquito más de novedad os propongo que empecemos a leerlo por el final.

Así, lo primero que escuchamos, no es una narración, sino una petición directa del Señor: “Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis Jesús, la víspera de su muerte nos pide, a ti y a mí, como su último deseo que hagamos con los demás, lo que Él ha hecho con nosotros. No solo que le admiremos o le agradezcamos… sino que lo hagamos.

Y podemos preguntarle, ¿de qué hablas Señor, que es lo que has hecho con nosotros? Y escuchamos, “Os he lavado los pies.” ¿Lavarnos los pies? Hoy nos es difícil vernos lavándonos los pies unos a otros pero, vamos a actualizarlo. ¿Qué es hoy lavarnos los pies? Nombremos personas, hechos y situaciones… Quizá atender a ese enfermo solo, desagradable, maloliente… O interesarnos y escuchar a los desanimados y desesperados de cualquier condición social, o estar disponibles y tener paciencia una y otra vez con los más cercanos ancianos, niños, adolescentes. (Podemos seguir nuestra lista)

Seguimos leyendo el texto hacia arriba y nos encontramos con una secuencia de los hechos que precisa lo que Jesús hace para lavar los pies, o quizá cómo es ese lavar los pies de Jesús. Secuencia que no nos deja escapatoria y que posiblemente nos descoloca de nuestras rutinas y costumbres. Nos dice que Jesús: Se levanta, se quita el manto, coge unas herramientas de servicio (la palancana, el agua y la toalla), se arrodilla delante de cada uno y se pone a lavarles los pies.  Es decir “lavarnos los pies unos a otros” nos exige levantarnos de donde estamos, cambiar de lugar o cambiar nuestro lugar con los que creemos que están más abajo, salir de nuestra situación más o menos cómoda. Quitarnos, despojarnos de una serie de signos que nos dan nuestra imagen, la consideración de los demás… Buscar, tomar, hacernos con herramientas, tiempo, características… que son necesarias para atender a los otros y luego abajarnos, acercarnos, ponernos delante de cada persona para ver qué necesita lavarse en ella.

¿De donde me siento llamado/a a levantarme, para poder acercarme a los demás? ¿Qué quiero quitarme de encima? ¿Qué herramientas, actitudes, tiempos… estoy poniendo a disposición de los otros? Porque según Juan, levantarnos, despojarnos y tomar la toalla es indispensable para ponernos delante del hermano, de la hermana, y lavarle los pies, secándoselos con la toalla.

Damos un paso más, y vemos a Jesús que toma en sus manos, toca, los pies de cada persona, la parte de su cuerpo que Él mismo dice que no está limpia. Es este un gesto muy repetido en la vida de Jesús, a pesar de lo que los judíos pensaban sobre el hecho de entrar en contacto con lo que “ensuciaba”. Los distintos evangelios nos dicen que Jesús es un hombre que “toca” a los leprosos, a los mudos, a los sordos, a los ciegos… que toca la vida y entorno de las personas entrando en casa de pecadores. Es más Jesús se “deja tocar” por la Magdalena y la hemorroisa… Y sobre todo Jesús se ha dejado tocar por Dios, desde su concepción, en sus largas noches de oración, en las tentaciones de los desiertos de cada día, en Getsemaní y en  la cruz. Y este tocar y ser tocado, este contacto  que ha sido patente en su vida, es lo que ahora, tan cercana su muerte, realiza de una forma significativa con los suyos, con nosotros, y nos pide que nosotros lo hagamos con los demás.

¿Me dejo tocar por los hermanos/as necesitados, por las realidades sangrantes de nuestra sociedad? ¿Tengo experiencia de dejarme tocar por Dios? ¿De sentir que ese contacto va transformando mi vida? ¿O soy de las personas que mantienen distancias, que se mantienen “en su sitio” sin que ningún contacto inesperado desestabilice mi vida? ¿A quién toco yo? ¿A quién me acerco, en que situaciones me implico…?

Y ahora nos encontramos con Pedro. El que no entiende, pero intuye que hacer así las cosas no es “lo esperado” de Jesús, lo que siempre hemos hecho, lo que nos da seguridad. Un Jesús, un Dios arrodillado a mis pies ¿tocando lo más débil, sucio y enfermo de mi…? “Eso nunca” dice Pedro. ¿Y yo? Porque si le dejamos lavarnos los pies nos habremos comprometido con Él y como Él a lavárselos a los demás, a trastocar el orden de muchas cosas, a ponernos a los pies de los que quizá hemos pensado muchas veces, están por debajo de nosotros…  A no pasar de largo, a acercarnos a las necesidades y tocar, es decir a limpiar suciedades que afean, secar lágrimas que hacen sufrir, sanar heridas infligidas tantas veces a inocentes… acompañar esfuerzos y logros, compartir el amor, la salvación, el contacto sanador recibido.

Y terminamos con los primeros versículos. Esos que nos hablan del momento en que este hecho se sitúa, en la “hora” de Jesús, en su Ultima Cena, en un momento deseado hondamente, con la plena conciencia de su realidad como Hijo de Dios, y de la muerte que se acerca, aceptada en la libertad y confianza en su Dios, su Abbá. Estamos en un momento privilegiado y lo que se nos dice tiene la hondura del amor que todo el texto rebosa. La importancia de sintetizar o significar lo que ha sido toda la vida de Jesús y lo que quiere que sea la nuestra, en una única clave “amar hasta el extremo” ¿Nos atrevemos a acoger y vivir este amor? Posiblemente nos llevará a situaciones de muerte y dolor, pero sin duda nos hará gozar para siempre de la Pascua.

¡Feliz día de Jueves Santo!

 

Guadalupe Labrador Encinas, fmmdp

Fuente Fe Adulta

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Se levantó de la mesa…

Jueves, 28 de marzo de 2024
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041317-jn-13-1-15-660x330En la noche en que iba a ser entregado, Jesús realizó un gesto insólito: se levantó de la mesa distanciándose del lugar reservado a quienes presiden y se situó en el de los que, entonces y ahora, pertenecen a la categoría de “los que sirven”. Sabía que el lugar en que estemos situados condiciona nuestra mirada y por eso tomó distancia y adoptó la perspectiva que le permitía percibir otras dimensiones de la vida. Desde ese lugar se toca de cerca el barro, el polvo, el mal olor, la suciedad…, todo eso de lo que los sentados a la mesa creen estar a salvo o sencillamente ignoran y desprecian. A ras del suelo y en contacto con los pies de los demás, se produce un cambio de plano que revela lo elemental de cada persona, su desnudez, las limitaciones de su corporalidad. Y miradas desde ahí, cualquier pretensión de superioridad o dominio se descubre como ridícula y falsa.

Desde aquel lugar, el de “uno de tantos”, él veía cerca y dentro a los que otros consideraban lejos y fuera y, en cambio, los de arriba resultaban estar abajo. Porque para él los más, los mayores y los importantes eran aquellos que a nuestros ojos son menos. El lugar en que había decidido situarse había creado esta “revolución de adverbios” que tanto nos sobresalta y a la que tanto nos resistimos. La sola posibilidad de ese desplazamiento nos resulta amenazadora porque nos saca del terreno de lo conocido y nos invita a descubrir nuevos significados que no coinciden con los que consideramos evidentes. Y sin embargo él se lo exigirá a quien quiera seguirle: tendrá que estar dispuesto, lo mismo que él, a “no tener dónde reclinar la cabeza”, a ir más allá de todo aquello en lo que la cabeza (la de ellos y la nuestra) “se reclina”, descansando en lo que se cree saber, controlar o dominar.

Dolores Aleixandre

Fuente Fe Adulta

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El lavatorio de los pies como momento fundacional de la Iglesia. Jueves Santo

Jueves, 28 de marzo de 2024
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IMG_3777Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

01.- Mientras haya hambre en el mundo, la Eucaristía no será plena ( P. Arrupe)

La Eucaristía de Jesús la podemos situar no  solamente la Última Cena, cena que nosotros llamamos del Jueves Santo, sino que la Eucaristía se es la infinidad de veces que Jesús comió con publicanos y pecadores. Las comidas de Jesús fueron siempre salvíficas y gozosas:

  • Eucaristía es la multiplicación de los panes: Jesús toma el pan, lo bendice, lo reparte por medio de sus discípulos: Yo soy el pan de vida. (Jn 6):
  • Jesús comía con publicanos y pecadores” (Mc 2,16),
  • Jesús aceptó la hospitalidad de Zaqueo y fue a hospedarse en su casa: hoy ha entrado la salvación a esta casa. (Lc 19,1-10).
  • Jesús cenó con los dos de Emaús, (Lc 24): tomó el pan y lo partió y los dos de Emaús se llenaron de gran alegría

Por otra parte, las comidas de Jesús tenían un enorme significado porque violaban casi todas las normas judías. Jesús comía con personas con las que un buen judío no podía, ni debía compartir la mesa. Además declaraba que todos los alimentos eran puros, no observaba el ayuno ni quería que sus discípulos lo hicieran (Mc 2,18-22).

La Eucaristía es una acción de gracias gozosa de la salvación, no un cumplimiento o precepto, ni un amasijo incomprensible de ritos hieráticos.

02.- Momentos fundacionales de la Iglesia: servicio y bondad (Amor)

        La “Última cena” del Señor con los suyos tiene una solemnidad intensa, pero no por la grandeza y “esplendor del Templo”, ni por las liturgias llenas de “trastos”, sino por la dignidad de Jesús que:

  • Primero amó a los suyos hasta el final
  • Y por eso se quita el manto de Señor y se ciñe la toalla de esclavo para lavar los pies de los suyos.

        El amor y el servicio

        El amor y el servicio –no el poder- constituyen la fundación e identidad de la comunidad, de las comunidades de Jesús.

        La Iglesia, la comunidad eclesial nace de las actitudes que Jesús que Jesús muestra y activa en sus discípulos:

        +      Todos vosotros sois hermanos.

        +      El lavatorio de los pies como actitud de servicio en la vida comunitaria.

        +      La Eucaristía como mesa abierta a todos.

        El orden jurídico es necesario para algunas cuestiones, pero lo que hace bien es la bondad en la vida.

        El amor, la caridad pueden tener también validez y repercusiones en la vida social, jurídica y política.

        Solemos decir en muchas situaciones de la vida que hay que actuar la justicia: “el que la hace la paga”. Pero una justicia sin caridad y sin amor, fácilmente se tornan en venganza y revancha.

JesuCristo, la Eucaristía y la Iglesia son amor y servicio.

        La Eucaristía y el pensamiento de Jesús no se ventilan en las academias o en la Curia, sino en su cercanía hacia los débiles, hacia los suyos, los pobres. Jesús hace una teología en vivo.

La misma tradición de san Juan dice que en el amor os conocerán que sois mis discípulos, (Jn 123,35).

¿Buscamos la comunión, el amor o la victoria?

Os he dado ejemplo, haced vosotros lo mismo

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Vicky Irigaray: Jueves Santo.

Jueves, 28 de marzo de 2024
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Sin títuloHermanos y hermanas, como lo hizo con sus discípulos hoy Jesús también quiere reunirnos, sentarnos a su lado en la mesa, lavarnos los pies y mirarnos a los ojos y hablarnos al corazón. Oremos.

Jesús, que nos dejemos seducir por ti

• Jesús quiere una Iglesia reunida, donde tengan su lugar todos y todas; nos quiere unidos porque nos sabe dispersos; reclina su pecho porque nos sabe a falta de amor.

Jesús, que nos dejemos seducir por ti

• Jesús nos invita a su mesa como muestra de amistad y confianza; quiere que en su mesa no falte nadie: los pobres, enfermos, abandonados y hambrientos. Nos invita a la mesa del pan y de la vida, donde lo que se sirve es el alimento que nos nutre y restaura nuestra dignidad.

Jesús, que nos dejemos seducir por ti

• Jesús quiere lavarnos nuestros pies y en ese lavarnos nos declara su amor y su vida que es servicio. Poniéndose a nuestros pies nos recuerda que nos tenemos que tratar con esmero y ternura. Su amor es entrega total de la vida.

Jesús, que nos dejemos seducir por ti

• Jesús nos pide que nos dejemos hacer, que nos dejemos afectar por su invitación, que nos atrevamos a escucharle con el corazón y cruzar nuestra mirada con la suya.

Jesús, que nos dejemos seducir por ti

Padre Madre buena, una vez más tú vas por delante, Buscas, deseas que comprendamos que somos amados por tu amor sin medida, gratuito que brota desde tus entrañas. Te damos las gracias por el regalo que nos haces en tu hijo Jesús.

Vicky Irigaray

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Contra el machismo, por la igualdad

Viernes, 8 de marzo de 2024
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Felices quienes descubren en su más íntima intimidad el animus y el anima, lo femenino y lo masculino que les habita desde siempre.

Felices quienes van definiendo a lo largo de su existencia, las líneas maestras de su ser persona, superando las presiones e imposiciones de lo que sea normativo en la sociedad.

Felices quienes no se sienten superiores a los demás por haber nacido varón.

Felices quienes se comprometen y trabajan por la liberación de todo lo que oprime a las mujeres, en cualquier parte del mundo.

Felices quienes se identifican y trabajan con un feminismo abierto e inclusivo, para dar a luz una sociedad diferente, un nuevo mundo, más humano, más divino.

Felices quienes nombran a Dios como Padre y/o Madre, como Ternura, como Sabiduría, como el Útero asombroso del que procede toda vida…

Felices quienes defienden a la mujer, soportando todas las críticas, en medio de una sociedad machista y androcéntrica.

Felices quienes se unen a todas las mujeres de la historia, a todos sus dolores, sus luchas y esperanzas, porque alcanzarán su más plena humanidad, porque se parecerán a Jesús, al mismo Padre y Madre Dios, a la Ruah, su Espíritu de audacia y de amor.

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“¿Cuándo llegaremos a celebrar que no existe más la exclusión en razón del sexo?”, por Consuelo Vélez

Viernes, 8 de marzo de 2024
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IMG_3481De su blog Fe y Vida:

 8-M en la sociedad y en la Iglesia: todo lo que queda por hacer

“Todavía hay demasiados feminicidios. Mucha violencia contra ellas de muchos tipos. Hay también espacios laborales, educativos y, especialmente, en los niveles de decisión, a los que las mujeres llegan con mucha dificultad”

Ya no se considera el tema de los ministerios ordenados (temática que salió en la consulta al Pueblo de Dios) y, sobre el diaconado, dicen que se va a tratar, pero sería un “milagro” (aunque esperamos ocurra) que se permitiera para las mujeres, ya que, una porción de los participantes del sínodo considera que atender a esta petición supondría “una peligrosa confusión antropológica”

Lo que necesitamos no es que ellas “aporten” lo que falta, sino que repensemos cómo construir un mundo y sus estructuras donde mujeres y varones sean protagonistas

Otro año para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Sería bueno poder decir que vamos a “celebrar” el que ya se erradicó la estructura patriarcal de las sociedades y las iglesias y no hay espacios de opresión para las mujeres en razón de su sexo. Pero todavía falta mucho para que este día sea de celebración.

Aún es necesario seguir trabajando por la transformación de nuestro mundo en relación a su manera de concebir, entender, describir e incluir a las mujeres. Todavía hay demasiados feminicidios. Mucha violencia contra ellas de muchos tipos. Hay también espacios laborales, educativos y, especialmente, en los niveles de decisión, a los que las mujeres llegan con mucha dificultad. Los trabajos domésticos y de cuidado siguen estando a cargo, mayormente, de las mujeres. La remuneración salarial, por el mismo trabajo que los varones, sigue siendo más bajo para las mujeres. Y así, podríamos enumerar muchas otras situaciones, por las que bajar la guardia o dejar de insistir en esta urgente transformación, no puede hacerse.

Además, si miramos al interior de la iglesia, la situación tampoco ha mejorado demasiado. En el documento final del sínodo (fruto de la reunión sinodal presencial del pasado mes de octubre) ya no se considera el tema de los ministerios ordenados(temática que salió en la consulta al Pueblo de Dios) y, sobre el diaconado, dicen que se va a tratar, pero sería un “milagro” (aunque esperamos ocurra) que se permitiera para las mujeres, ya que, una porción de los participantes del sínodo considera que atender a esta petición supondría “una peligrosa confusión antropológica”, “alineándose con el espíritu del tiempo”, es decir, prestar atención a los signos de los tiempos, es negativo para algunos. Y aunque haya más mujeres en puestos eclesiales y se siga repitiendo que las mujeres son las que sostienen la iglesia y realizan muchas actividades eclesiales, no parece que su presencia fuera tan importante en los niveles de decisión, donde los ministros ordenados solo las “invitan” para escucharlas, sin que eso se traduzca en reformas estructurales de fondo.

Porque todavía falta mucho, es válido y necesario que grupos como “La revuelta de las mujeres en la Iglesia”, en España, estén saliendo durante esta semana a manifestarse en las puertas de las Iglesias de muchas ciudades españolas y que otros grupos alrededor del mundo, realicen actividades, cada vez con más conciencia, de que no es un día para regalar flores y chocolates a las mujeres, sino para entender esta causa y solidarizarse con ella.

Pero quiero detenerme en un aspecto que me parece interesante considerar. Continuamente escuchamos decir que es muy importante el “aporte de la mujer” en aquellos espacios donde históricamente no ha estado. El papa Francisco así lo ha expresado desde el inicio de su pontificado: “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia porque el ‘genio femenino’ es necesario en todas las expresiones de la vida social” (Evangelii Gaudium n. 104).

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Es decir, se echa en falta el “aporte” o la “contribución” de las mujeres a una realidad que ya está dada y ha funcionado por siglos así, una realidad construida por los varones a lo que ahora se le va a añadir esa parte femenina que, se dice, tienen las mujeres. Por una parte, entendemos que expresarlo así pretende mostrar que, en verdad, las mujeres han estado ausentes y, en muchos espacios faltan actitudes como el cuidado, la sensibilidad, la intuición, el servicio, la generosidad, la delicadeza, etc., que la sociedad patriarcal atribuye a las mujeres pero que, en este momento histórico, bien sabemos que esas actitudes son propias del género humano, de varones y mujeres, y mejor aún, que las mujeres tienen muchas otras actitudes que se han atribuido a los varones y que son de todo el género humano: inteligencia, racionalidad, visión, claridad, fortaleza, empeño, coraje, constancia, etc.

Y, es por lo anterior, que viene el otro aspecto que queremos comentar. Sería mucho mejor decir que hace falta que cambiemos de paradigma, dándonos cuenta que la realidad se ha construido sin las mujeres, sin todas las características que ellas tienen -iguales que las de los varones- porque sistemáticamente se les ha excluido e invisibilizado. Lo que necesitamos no es que ellas “aporten” lo que falta, sino que repensemos cómo construir un mundo y sus estructuras donde mujeres y varones sean protagonistas, donde todas las personas se sientan incluidas, donde se valore todo lo que cada ser humano es y se eche en falta que las mujeres no estén presentes en todas las instancias.

En conclusión, esperemos que en este 8 de marzo, sigamos creciendo en claridad, conciencia y exigencia de un mundo donde la inclusión sea una realidad -en plenitud- no a nivel de “aportes” o “contribuciones, para que podamos celebrar que se ha erradicado el sexismo en nuestras sociedades y, especialmente, en nuestras iglesias haya un testimonio visible de que a las mujeres no se les excluye de ninguna participación porque ellas al igual que los varones “han sido creadas a imagen y semejanza de Dios” (Gn 1, 27), es decir, sin ninguna exclusión en razón de su sexo.

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, Iglesia Católica , , , ,

“Leer la Biblia con perspectiva de género”, por Eliana Valzura

Viernes, 1 de diciembre de 2023
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IMG_1382Soy plenamente consciente, al escribir este artículo, que muchos y muchas lectores y lectoras de esta publicación verán el título y seguirán de largo: hay mucho “run-run” fundamentalista alrededor de la palabra “género”. Inmediatamente se la asocia con temas que son demasiado irritantes para el “sentido común” (que de “común” no tiene nada) de la iglesia. Me refiero a: aborto y homosexualidad.

Pues bien, no voy a hablar ni de aborto ni de homosexualidad, pero sí voy a remarcar que el concepto de “género” es mucho más amplio que esos dos temas puntuales, y que los estudios de género no son parte de una conspiración mundial para instaurar un “nuevo orden”, ni una “agenda 2030”, ni para destruir la “familia occidental y cristiana”. Nadie puede obligar a nadie a ser lo que no es, a desear lo que no desea, a hacer lo que no quiere hacer. Me retracto (es una virtud mía, creo: puedo retractarme muy rápido cuando me equivoco): demasiadas veces la iglesia ha obligado a las personas a ser (o parecer) lo que no son, a hacer (cosas que naturalmente no harían) y a desear a quien no les sale de las tripas desear. Pero, al contrario, nunca: todos y todas nos podemos quedar tranquilos y tranquilas. Se es lo que se es, de la cuna a la tumba, por más esfuerzos que se hagan desde la heteronomía a adecuarse a lo que la sociedad, la iglesia, la familia o las instituciones prescriben como lo “normal”, o lo “natural”.

Vamos, pues, al punto, sin más rodeos.

¿Por qué es necesario e incluso imprescindible leer las Escrituras con perspectiva de género? Porque los estudios de género nos han venido a mostrar que hay una injusticia profunda enquistada en la sociedad, una inequidad de derechos, una asimetría de poder, un movimiento permanente de invisibilización, de discriminación y de exclusión de lo diferente, y porque la iglesia, como parte de esa sociedad, no está exenta de esos mecanismos y, lo que es peor, en sus discursos los ha propiciado, los ha alentado, los ha instalado y los ha sostenido, fundamentándolos con la Biblia. La misma Biblia con la que se habla sobre el amor irrestricto de Dios en Jesús, la misma Biblia con la que se habla de salvación, la misma Biblia con la que se habla de justicia y de un Dios bueno. ¿Y cómo puede ser?

Puede ser, porque apalancándonos en el concepto de “inspiración plenaria” y sin profundizar en la necesaria contextualización de esos textos que invocamos como sagrados, y de hecho lo son, leemos literalmente pasajes completos que responden a una coyuntura histórica, cultural, y social determinada, y no solamente eso: también tomamos como “normativos” textos que están culturalmente situados.

Pensemos juntxs: las sociedades antiguas eran profundamente patriarcales y desde ese paradigma se escribió la Biblia. Dejaré algunos ejemplos por aquí para que cada cual piense y reflexione:

– Dios es masculino, y así está descripto, salvo contadas excepciones como aquella de la “gallina y sus polluelos”.

– La Biblia, entonces, habla con voz de hombre.

– Primero ese Dios creó al hombre (¡obvio!), del que “salió” la mujer, y a él le dio la potestad de nombrar todo. La palabra del hombre es creadora y la de la mujer…. Bueno, se dice que “calle”, pero quizás es una casualidad.

– No hay libros en la Biblia escritos por mujeres.

– La historiografía registra solo hombres en los concilios que consagraron el canon del Antiguo (s.I) y del Nuevo Testamento (s.IV).

– No hay registros de mujeres en los concilios que fijaron los dogmas más importantes de la fe cristiana: Nicea, Constantinopla y Calcedonia (en los otros, tampoco ¿no?) y es a través de ese dogma que leemos la Biblia, y no al revés, como debería ser.

– Hay pasajes enteros que asustan porque describen a Dios como un “macho violento” que puede y quiere degradar a la mujer (¿No me creen? Lean Ezequiel 16)

– No hay “apóstolas” entre los 12… Bueno, yo creo que sí las hubo, solo que los escritores eran hombres y no consideraron importante mencionarlo.

– Si leemos Levítico, veremos que se habla mucho de “cosas de mujeres” o de “asuntos de mujeres”. Es verdad. Pero ese Dios que habla no les dice esas cosas a las mujeres. Se las dice a los hombres. No les habla a ellas, les habla a ellos, para que las hagan cumplir sobre ellas. Son prescripciones (cuando se casa, cuando da a luz, cuando menstrúa y por tanto es inmunda). Las mujeres son actoras secundarias de la historia entre Dios y los hombres (¿suena fuerte? Yo no digo que sea así en el amor de Dios. Digo que es así en el texto).

– En Números pasa algo semejante. Pero en el capítulo 5 se habla de una “ofrenda de celos”. Sí. Si el hombre se sentía ofendido por la mujer (si ella se “descarriaba”, así dice, de lo que suponemos que el carril de la mujer era el hombre), el hombre debía hacer una ofrenda y el sacerdote conjuraba a la mujer con “juramento de maldición”, y al hombre lo declaraba “libre de iniquidad”. ¿Y si la “ofendida” era la mujer? Te lo debo.

– Hay dos palabras en la Biblia que se atribuyen profusamente a las mujeres: “estéril” y “ramera”. ¿No me creen? Busquen en sus concordancias.

– A Eva se la recuerda por pecadora y causante del pecado de Adán, a Sara se la recuerda por incrédula (cuando recibió la noticia de su embarazo) y por mala (instó a Abraham a expulsar a Agar e Ismael), a Rebeca se la recuerda como engañadora, a Dalila como pérfida y traicionera, a la mujer de Potifar como “acosadora”.

– Cuando Proverbios dice “mujer virtuosa, ¿quién la hallará?” se entiende: después de describir a las mujeres con esas cualidades, es una obviedad que será difícil hallar a las virtuosas (ya sé, ya sé: tenemos a Rut, tenemos a Ester… Igualmente, las tenemos descriptas por hombres, así que el ejemplo no me sirve). Por otra parte: ¿en qué consiste el virtuosismo de esa mujer que busca el escritor de Proverbios? No hace falta que lo explique, ya lo hemos leído muchas veces.

Podría haber muchos ejemplos más, pero ¿es que, entonces, hay que “podar” la Biblia? ¡No! Solo probar a leerla con perspectiva de género. Es decir, una perspectiva que ponga en su lugar de cultural aquello que es cultural y haga visible ese mecanismo de poder opaco que circula por debajo de los textos y que hemos naturalizado como “divino”. Leer con perspectiva de género es desacoplarnos de la visión patriarcal, machista y misógina habitual en los tiempos en que se escribió la Biblia, pero inaceptable en estos tiempos. Leer con perspectiva de género es advertir que lo cultural no es “inspiración”, sino el “envase” o el “canal” por donde aquello que llamamos “inspiración” fue circulando.

Leer con perspectiva de género, entonces, es visibilizar lo que la Biblia invisibiliza y ponernos del lado de los vulnerables, como repetidamente la Biblia se pone: no solo mujeres, sino también colectivos minoritarios, tanto sexoafectivos como sexogenéricos, con sus múltiples intersecciones.

Afortunadamente tenemos a alguien que parece que ya aplicaba esta perspectiva antes de que los teóricos la formulen y de que los detractores la desprestigien. Acaso por eso mismo se maravilló de la fe del centurión, charló directamente con la mujer samaritana, reprendió a sus seguidores que no querían que la mujer con flujo de sangre (inmunda) lo tocara, se dejó acariciar en ritual por demás erótico por María, mientras llenaba de perfumes y besos sus pies, y acaso por eso mismo se les apareció resucitado primeramente a ellas, las invisibilizadas por los hagiógrafos.

IMG_1384Eliana Valzura

Eliana Valzura es Licenciada en Letras, Licenciada en Filosofía y Máster en Teología. Docente, expositora internacional, escritora, es autora,de “Sabactani. En el final era el verbo”, de Editorial Pronombre, y de “Teología indisciplinada. Una apuesta por la teología asistemática y liberadora” (ediciones Diapasón) y de diversos artículos y ensayos en publicaciones especializadas.

Fuente Lupa  Protestante

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El hombre

Sábado, 23 de septiembre de 2023
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Del blog Nova Bella:

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Me parece el igual de un dios,

el hombre que frente a ti se sienta…

*

Safo

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Margaret Gonsalves: Celebremos el feminismo como un soplo de aire fresco.

Lunes, 10 de abril de 2023
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0FF93BD0-A4A9-45A3-86F8-DD6C8412AD68El tema del Día Internacional de la Mujer – “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible” – celebrado en marzo de 2022 me recordó a la ya fallecida Kamla Bhasin, una icónica científica social, india y feminista socialista por convicción. Su famosa cita se me ha quedado grabada para siempre: “¡Los hombres de calidad no temen a la igualdad!”.

Trabajó con las Naciones Unidas durante 27 años en temas como la igualdad y la justicia de género, los medios de vida sostenibles, el patriarcado, el feminismo, las políticas de identidad y la militarización, y -con un programa de propiedad compartida llamado Sangat, una red feminista- por los derechos humanos.

Mientras preparo las actividades para el próximo Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo de 2023, la primera actividad que se me ocurrió fue escribir a Global Sisters Report sobre el tema del feminismo. Kamla Bhasin dijo: “Conozco a bastantes mujeres que son totalmente patriarcales, que están totalmente en contra de las mujeres; que hacen cosas desagradables a otras mujeres, y he conocido a hombres que han trabajado por los derechos de las mujeres toda su vida. El feminismo no es biológico: el feminismo es una ideología”.

Creo que para que el Día Internacional de la Mujer tenga impacto hay que entender qué es el feminismo.

Según la página web del Día Internacional de la Mujer, “Gloria Steinem, feminista, periodista y activista de renombre mundial, explicó una vez: ‘La historia de la lucha de las mujeres por la igualdad no pertenece a una sola feminista, ni a una sola organización, sino a los esfuerzos colectivos de todas las personas que se preocupan por los derechos humanos’. “

Quiero ir más allá; no sólo trabajar colectivamente por los derechos humanos, sino por los derechos de cada ser. El feminismo exige que acabemos con los estereotipos y la discriminación entre “nosotros” y “ellos” y adoptemos una espiritualidad de “ambos” en la que se valore y celebre la diferencia.

Al educar a sus nueve hijas, mi padre adoptó una postura contracultural a favor de la educación femenina; era una opción feminista que iba contra las corrientes de la sociedad patriarcal. Nos hizo valernos por nosotras mismas, haciendo de la educación una alternativa a la dote.

La crianza familiar y la educación que recibí me hicieron consciente de mi dignidad como persona creada a imagen y semejanza de Dios, y encendieron la chispa divina del feminismo.

Más tarde, mientras servía a los indígenas desfavorecidos, especialmente a las niñas y las mujeres de las remotas zonas tribales de Gujarat, Rajastán, Odisha y Maharashtra; y más tarde, mientras ejercía como presidenta del Consejo de Religiosos de la India en la diócesis de Vasai, fui profundamente consciente de la desigualdad arraigada en la sociedad india y de la actitud discriminatoria hacia las niñas/mujeres.

Por el camino aprendí que el feminismo no consiste en cambiar las manos que sostienen el poder, sino en cambiar la definición del poder.

Existe el malentendido generalizado de que las feministas son contrarias a la iglesia y a los hombres. Que no van regularmente a misa y que reaccionan ante los sacerdotes; que son personas airadas y rebeldes que adoptan una postura de confrontación y que son demasiado críticas y hacen demasiadas preguntas. Algunos tienen aversión incluso al uso de la palabra feminismo. Aunque en realidad las feministas están en contra de la desigualdad y no en contra de los hombres, ¡para muchos la palabra “feminismo” es una mala palabra!

Yo veo el feminismo como pro-iglesia, pro-humanidad y pro-ecología, en resumen, pro-todo ser. Aunque algunas feministas en sus inicios adoptaron posturas antipatriarcales extremas, también es bueno ser conscientes de que quienes quieren aferrarse al patriarcado tienen un gran interés en etiquetar y difamar a todas las feministas.

El feminismo es una visión del mundo. Al ver la vida desde abajo, critica los sistemas construidos sobre el poder de unos pocos y la impotencia de la mayoría. La cosmovisión feminista promueve el pensamiento y la vida compasivos. Es holística y fomenta la conexión íntima con la Madre Tierra. Considera la carne como una bendición.

El feminismo celebra cualquier movimiento que sea no jerárquico, igualitario en cuanto a la distribución de los recursos, el cuidado del planeta y la dignidad de la vida para cada ser, y se centra en promover la paz cósmica.

Una cultura patriarcal entrena a los hombres para ser agresivos y altamente competitivos, por lo que no es de extrañar que tengamos tanta violencia y tantas guerras. Las personas heridas siguen hiriendo a otras, perpetuando así la cadena de violencia. Todos tenemos que pagar un alto precio por ignorar o suprimir la dimensión femenina.

Gloria Steinem dijo: “Una feminista es cualquiera que reconozca la igualdad y la plena humanidad de mujeres y hombres”. El feminismo reclama un equilibrio saludable de lo racional y lo emocional tanto en las mujeres como en los hombres. Definir los sexos por rasgos estereotipados, y limitarlos por motivos físicos a papeles separados, debería sustituirse por la noción de “ser” cósmico.

La diferencia básica entre los sexos es un ejemplo de cómo la naturaleza crea la diversidad. Las feministas son hombres y mujeres con una orientación diferente, con capacidad intelectual y valor heroico para desafiar con audacia a los poderes religiosos y políticos. En una sociedad sexista, las feministas no buscan la igualdad absoluta (que es prácticamente imposible), sino el derecho a ser tratadas en pie de igualdad con los demás seres humanos. El feminismo es una lucha por el reconocimiento del valor de cada ser.

En su libro Corazón de carne, Joan Chittister expone claramente una cosmovisión alternativa:

El feminismo es una nueva visión del mundo… y una espiritualidad, que el mundo y la iglesia ignoran para peligro de todos nosotros y también para sí mismos… [no] se trata simplemente de feminidad. Se trata de otra forma de ver la vida, de otro conjunto de valores destinados a nutrir un planeta moribundo y a rescatar a las personas demasiado tiempo pisoteadas, demasiado tiempo ignoradas, no vistas, invisibles. El feminismo trata de una nueva forma de pensar tanto para las mujeres como para los hombres que están cansados de la carnicería, asqueados por la explotación del planeta, desilusionados por las luchas de poder y buscando… un corazón de carne en un mundo de piedra.

Defender la igualdad y la justicia hará que seamos rechazados, desestimados y amenazados por hombres y mujeres con una mentalidad patriarcal. Sólo los hombres y mujeres con valor, integridad e intelecto contribuirán a salvar la brecha de la desigualdad.

Vandana Shiva, ecofeminista india, activista medioambiental y defensora de la soberanía alimentaria y la antiglobalización dijo: “O defendemos los derechos de las personas y de la tierra, y para ello tenemos que desmantelar los derechos que las corporaciones se han asignado a sí mismas, o las corporaciones destruirán en las próximas tres décadas este planeta, en términos de posibilidades humanas.”

En resumen, el feminismo es un movimiento hacia la igualdad política, económica y social de todos los seres, incluido el medio ambiente.

Si usted es feminista, es un soplo de aire fresco, la vivacidad misma de la vida, y parte de la solución.

Margaret Gonsalves, SFCC

Margaret Gonsalves es una Hermana Para la Comunidad Cristiana y teóloga feminista activa en la Ecclesia de Mujeres de Asia y en el Foro de Teólogas Indígenas. Como fundadora de ANNNI Charitable Trust, trabaja en red en solidaridad con organizaciones no gubernamentales para llevar a cabo programas residenciales gratuitos de inglés intensivo hablado para empoderar a las niñas y mujeres indígenas. Organiza talleres de MADness para poner en práctica los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas, así como la espiritualidad de la  Laudato Si’ y Fratelli Tutti.

Traducido por Magda Bennásar SFCC y Carmen Notario SFCC de Espiritualidad Integradora Cristiana

Fuente Fe Adulta

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Contra el machismo, por la igualdad

Miércoles, 8 de marzo de 2023
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Del blog de Miguel Ángel Mesa Otro mundo es posible:

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Felices quienes descubren en su más íntima intimidad el animus y el anima, lo femenino y lo masculino que les habita desde siempre.

Felices quienes van definiendo a lo largo de su existencia, las líneas maestras de su ser persona, superando las presiones e imposiciones de lo que sea normativo en la sociedad.

Felices quienes no se sienten superiores a los demás por haber nacido varón.

Felices quienes se comprometen y trabajan por la liberación de todo lo que oprime a las mujeres, en cualquier parte del mundo.

Felices quienes se identifican y trabajan con un feminismo abierto e inclusivo, para dar a luz una sociedad diferente, un nuevo mundo, más humano, más divino.

Felices quienes nombran a Dios como Padre y/o Madre, como Ternura, como Sabiduría, como el Útero asombroso del que procede toda vida…

Felices quienes defienden a la mujer, soportando todas las críticas, en medio de una sociedad machista y androcéntrica.

Felices quienes se unen a todas las mujeres de la historia, a todos sus dolores, sus luchas y esperanzas, porque alcanzarán su más plena humanidad, porque se parecerán a Jesús, al mismo Padre y Madre Dios, a la Ruah, su Espíritu de audacia y de amor.

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