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“La metáfora de Dios encarnado. ¿Qué significa para las Iglesias?”, por John HICK

Lunes, 21 de diciembre de 2015
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siriosLeído en Koinonia:

En relación con Jesús, parece más probable que él se entendiera a sí mismo como el llamado a desempeñar el papel del profeta final ante la inminente irrupción del reino de Dios en la tierra. Este fue, como él lo debe haber entendido, un papel humano único y crítico. Al aceptar esta visión escatológica, la Iglesia primitiva esperó en un estado de expectación ansiosa a que él volviera otra vez como el agente de Dios en el día final con toda su gloria y poder. Sin embargo, con el desvanecimiento progresivo de esta expectativa, la fe de los primeros cristianos en el señor Jesús lo transformó desde una condición inicial de profeta hasta ser el hijo semidivino de Dios, para encarnar, finalmente, la imagen plenamente divina del Dios–Hijo, Segunda Persona de una Deidad triple. Los documentos del Nuevo Testamento, creados durante los primeras fases de esta transformación, incluyen tanto escenas retrospectivas del Jesús histórico como anticipaciones del Cristo verdaderamente divino que sería definitivamente proclamado cuando el Cristianismo se convirtió en la religión del Imperio.

El papel de Jesús como profeta escatológico dejó de ser relevante cuando su expectativa de un final temprano a la historia humana común demostró ser errónea. (Este hecho no es siempre afrontado a fondo por los defensores de la ortodoxia tradicional. ¿Cómo pudo Dios-Hijo haber estado tan terriblemente equivocado?). Pero había otro aspecto de la enseñanza de Jesús que continuó siendo relevante. Brotó de lo que tuvo que haber sido una extraordinaria y poderosa conciencia de Dios como Padre Celestial y de una nueva forma de vida que se vuelve natural en su presencia. Esta nueva forma es la completa confianza en Dios, la preocupación sincera por los semejantes, la no-violencia, el perdón y el servicio a los demás, que en el caso de Jesús consistió en una vida dedicada a la curación y la enseñanza. Porque no sólo enseñó esta forma de vida, sino que la vivió y la encarnó, la memoria de Jesús, guardada en la Iglesia, sigue viva y poderosa en nuestros días.

En su condición de profeta del reino inminente de Dios, Jesús no tuvo intención de fundar una Iglesia que le continuase, ni una nueva religión separada del judaísmo. No obstante, lo que conocemos como “cristianismo” surgió a pesar de todo, convirtiéndose el Nuevo Testamento en su documento fundacional. Este refleja tanto las memorias de recuerdos sobre Jesús como la progresiva apropiación que la Iglesia hizo de su figura y de su deificación. La mezcla en el Nuevo Testamento de historia y teología, memoria y proyección, puede así ser utilizada -según el enfoque histórico o doctrinal que se elija- para criticar o apoyar la creencia comúnmente desarrollada de Jesús como encarnación de Dios. Que uno vea la doctrina de la encarnación como ya implícitamente revelada en las palabras y las acciones de Jesús, o que la vea como parte de la creación gradual de la Iglesia, depende de la selección que cada uno haga del material procedente del Nuevo Testamento. El elemento individual más importante para orientar esta selección es probablemente la actitud de cada uno hacia la propia Iglesia. ¿Tiene la Iglesia y prolongada historia un valor de tal magnitud que deberíamos pasar por alto las serias dudas históricas relativas a su pretensión de contar con la confirmación divina? ¿O es la Iglesia una institución tan ambigua y su pretensión de preeminencia religiosa tan dudosa, que uno no halle razón alguna para rechazar estas dudas sobre su fundamento y su carácter supernatural?

He percibido una y otra vez en las discusiones teológicas que éste es el verdadero y determinante tema central. Lo que está en juego es la creencia tradicional de la superioridad única del cristianismo personificada en la Iglesia y en la cultura occidental. Aquellos que se hallan profundamente comprometidos con esta postura tienden a ver dentro de los datos ambiguos del Nuevo Testamento al Jesús cuya divinidad proporciona a la Iglesia una fundación divina. Por otra parte, aquéllos que han entendido las grandes religiones y culturas del mundo, incluyendo al cristianismo, como formas diferentes pero -hasta donde podemos afirmar- igualmente válidas como respuesta a lo Trascendente, son proclives a leer las evidencias de los orígenes cristianos de forma diferente.

Sin embargo, creo que es justo decir que el peso de la prueba, o más bien justificación, yace ahora pesadamente sobre la ortodoxia tradicional. La comprensión anterior del Nuevo Testamento, según la cual el mismo Jesús reclamaba claramente un estatus divino, ha sido abandonada por los estudios responsables, y la creencia en la divinidad de Jesús ha tenido que retroceder a la idea de una reivindicación implícita. En un caso como éste, la idea de una “reivindicación implícita” es un fundamento más frágil de lo que habría sido la autoridad directa del Señor. Una visión amplia de la situación se caracteriza por el retroceso o la retirada que se apartan de una certeza basada en un pronunciamiento divino, y llegan a una probabilidad basada en evidencias históricas que se vuelven objetos de discusión. Más aún, el creciente número de intentos de enfrentarse a este desafío para explicar inteligentemente la doctrina de la encarnación -con la consiguiente comprobación de que sólo persuadía a unos pocos, y con los defensores de cada posición criticando los defensores de las otras posiciones-, solamente ha añadido un clima de confusión a aquel retroceso o retirada.

La alternativa a la ortodoxia tradicional no tiene que ser la renuncia al cristianismo. Otra opción más constructiva es la de continuar el desarrollo de la autocomprensión cristiana en la dirección sugerida por la nueva conciencia mundial de nuestro tiempo. ¿Hasta qué punto es probable que esto nos empobrezca? ¿Llegarán los cristianos a ver el cristianismo como una manera auténtica entre otras de concebir, experimentar y responder a lo Transcendente, y llegarán a ver a Jesús de una manera coherente con esta visión, como a un hombre que estuvo excepcionalmente abierto a la presencia divina, y que de este modo encarnó en su más alto grado el ideal de vida humana vivida en respuesta a lo Real?

La respuesta verdadera probablemente sea “sí y no”. Algunos cristianos se están moviendo en esta dirección y lo van a continuar haciendo, pero otros muchos no se mueven. En este momento (1993) todavía hay una tendencia ideológica general hacia la derecha en el seno de la mayoría de las Iglesias y la posición de la mayor parte de ellas es incluso de rechazo a cualquier discusión sobre estas materias. Se da una correlación de esta actitud con el surgimiento de muchas formas y grados variables de mentalidad nacionalista del tipo “nosotros–contra–ellos”, que conlleva implícitamente la correspondiente impopularidad de visiones más amplias, sean estas políticas o religiosas.

Al mismo tiempo, aunque en menor escala, hay un movimiento continuo hacia una perspectiva mundial, hacia un respeto para otras culturas y creencias y para con las minorías en el seno de nuestra propia sociedad, asociado a menudo a un rechazo del odio y la violencia típicos del nacionalismo contemporáneo, así como una preocupación responsable por la tierra y por su atmósfera, como una entidad frágil que es nuestra y de todas las formas de vida que se dan junto a nosotros. Entre los cristianos que comparten esta visión mundial existe a menudo la idea común de que el cristianismo es una más de entre una gran cantidad de percepciones diferentes de lo divino, y de que Jesús era un gran profeta humano y siervo de Dios.

Cuestionar la idea de Jesús como una encarnación literal de Dios implica también cuestionar la idea de Dios como la de literalmente tres personas en una, puesto que la doctrina de la Trinidad se deriva de la doctrina de encarnación. Si Jesús fue Dios en la Tierra, también tiene que haber sido Dios en el cielo, de manera que la teología cristiana requería por lo menos en este sentido una doble divinidad. Cuando el Espíritu Santo, no diferenciado en un principio del espíritu de Jesús, fue añadido como una hypostasis distinta, la doble divinidad se convirtió en trinidad. Pero para una forma no-tradicional del cristianismo, el símbolo trinitario no se refiere a tres centros de conciencia sino a las tres formas en las que el Dios único es humanamente conocido – como creador, como transformador y como espíritu interior. No necesitamos redefinir estas formas como tres personas distintas. Leer más…

Biblia, Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad , , , , ,

Un cantante de góspel pide disculpas a la comunidad LGBTI: ‘La Biblia no es un manual para atacar a los gays’

Jueves, 19 de noviembre de 2015
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phpThumb_generated_thumbnailjpgEl cantante de góspel, Kirk Franklin, ha pedido disculpas a la comunidad LGBTI por la homofobia en la Iglesia afroamericana. Ganador del Grammy en nueve ocasiones, dijo que estaba avergonzado por la actitud de cómo algunas personas en la Iglesia usaban la Biblia como un “manual homofóbico”.

“Quiero pedir disculpas por todas las cosas hirientes y dolorosas que se han dicho sobre la gente LGBTI en la iglesia por parte de las personas que tienen talento y están dotados para la música. Los hemos utilizado y me siento avergonzado. Y todo esto es una mierda horrible que hemos puesto en práctica “, dijo a la publicación The Franklin Grio.

“No hemos tratado (al colectivo LGBTI) como personas. Estamos hablando de seres humanos, hombres y mujeres que Dios ha creado. La Biblia no es un libro escrito para atacar a la gente gay. Es horrible porque hemos hecho de la Biblia un manual homofóbico y esos nos son las Escrituras Sagradas“.

Franklin defiende que Dios envió a Jesús para salvar a todas las personas, independientemente de su sexualidad: ‘Quiero hablar sobre las cosas que Dios recibe con orgullo y que, para nada son los celos, la envidia o la soberbia. Pero lo que vemos también es que Dios envió a su hijo para salvarnos a todos, porque todos estábamos, heterosexuales, homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales, perdidos y con necesidad de un Salvador y hay a un sitio para todos en la palabra del Señor, explicó el cantante.

Fuente Ragap

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“¿Bendecirán las iglesias a parejas LGTB casadas civilmente?”, por Juan Masiá Clavel

Viernes, 23 de octubre de 2015
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GAY COUPLE EMBRACE DURING WEDDING CEREMONY IN TORONTO CHURCHLeído en su blog Vivir y pensar en la Frontera:

Esta semana estarán hablando los sinodales en Roma sobre la acogida evangélica de todas las personas en las comunidades cristianas; y, concretamente, sobre la acogida comunitaria y bendición eclesial de las parejas LGTB que han formalizado civilmente su enlace matrimonial.

Una persona participante en el Sínodo, que habla con condición de confidencialidad, hace la siguiente pregunta: “Respetando lo prescrito en el Derecho Canónico sobre el matrimonio, y reconociendo que no puedo presidir y testificar como celebrante el matrimonio de dos contrayentes LGTB (discúlpeseme el recurso a las abreviaturas), pregunto: ¿Podría celebrarse litúrgicamente -aunque no canónicamente- la acogida eclesial de esa pareja que se ha casado ya civilmente? ¿Podría hacerse según un ritual de bendición (hay decenas de ejemplos en el benediccional ritual romano, desde la bendición del agua hasta la de las semillas, pasando por la bendición de la mujer embarazada y del feto, o la bendición de los hogares, o de la primera piedra de un edificio o de los altares,etc…); podría celebrarse con esta bendición el enlace de la pareja, incluso con un ritual semejante al de la liturgia matrimonial, aunque no se trate de una “boda canónica”?

La respuesta a su pregunta, estimado pastor, es sencillamente que sí.

Pero reconozco que le estoy respondiendo desde la moral evangélica y la reflexión teológica. Si le hace usted esta pregunta a quien identifique la moral teológica con el derecho canónico, es posible que no se atreva a darle esta respuesta.

Permítame sugererirle que, en vez de gastar tiempo y energías en argumentar en contra o a favor de la “ideología de la indisolubilidad” , empleasen tiempo y estudio para plantear cómo liberar la vida sacramental del control por el derecho canónico, y cómo reconocer que lo que necesitamos no es una mano de pintura pastoral a la fachada del “castillo de la iglesia”, sino cómo “salir del castillo” una iglesia “en salida” que peregrina hacia la Vida pernoctando en tienda de campaña.

Han reptido muchos de ustedes estos días que solo pretenden adaptaciones pastorales, sin tocar doctrinas. ni magisterios inmutables. Pero el problema es reconocer humildemente la evolución de las doctrinas y la falibilidad histórica de los magisterios, sin miedo a que se desmorone la fe por salir del castillo de las doctrinas y magisterios que la oprimen.

Y no tengan miedo a que esto provoque divisiones en la comunidad. Lo que nos une es la fe y no las teologías, nos une el Evangelio y no las ideologías. La fe permanece, las doctrinas cambian y evolucionan, y hasta los dogmas se reinterpretan…

Desde esta postura, monseñor, le respondo a su pregunta: Sí, podemos bendecir en la iglesia a esas parejas, aunque hoy por hoy no se permita formalmente su boda canónica.

Además, creo que podemos justificarlo con la reflexión siguiente, basada en la definición conciliar de matrimonio.

“Comunidad íntima de vida y amor” es la definición que resume el ideal de la unión esponsal propuesta por el Concilio Vaticano II en la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo de hoy (Gaudium et spes, 1965, n.48).

Las uniones civilmente reconocidas de personas gays, lesbianas, transexuales o bisexuales (LGTB), podrían reconocerse incluídas en el marco de esa definición conciliar; por tanto, sería justificable la bendición religiosa de estas uniones en la iglesia católica (aunque, por el momento, no se haya formalizado oficialmente su institucionalización como boda canónica). Debería ser posible acoger sacramentalmente a esas personas, e incluso celebrar pastoral y litúrgicamente una bendición de quienes ya están socialmente constituidos como familia con todos sus derechos civilmente reconocidos.

La definición conciliar del enlace como comunión de vida y amor es amplia y profunda, como para que tenga cabida en ella la relación conyugal de una pareja tanto heterosexual como no heterosexual.

Comunión de amor. No de amor como mero enamoramiento transitorio solamente. Se casaron no solo porque se querían, sino para quererse más y mejor.

Comunión de vida, porque se prometieron recorrer unidos el camino de su vida, no meramente “hasta que la muerte los separe”, sino “hasta que la vida entera recorrida al unísono los acabe de unir por completo”.

Comunión, que es un proceso que dura lo que dure la vida juntos, si la debilidad humana no separa la unión deseada por Dios para que la pareja la consume con el camino de su vida.

Por el momento, mientras la iglesia-institución no da el paso de cambiar o abolir determinaciones canónicas, las iglesias-comunidad de fe podrían y deberían dar pasos eficaces y positivos en la acogida de las personas.

Podría servir, como un ejemplo de referencia, la práctica, aprobada por Roma, de celebrar en la iglesia católica de Japón una ceremonia religiosa para el enlace de personas no bautizadas, que “se casan en la iglesia sin casarse por la iglesia”, si se permite la expresión popular para referirse a estas celebraciones religiosas sin “boda canónica”.

“El matrimonio entre personas no bautizadas y no creyentes, celebrado según el ritual católico, ha sido una de las actividades habituales de la Iglesia en Japón desde hace varias décadas, con la aprobación de la Santa Sede”. Así escribe (en la Respuesta al Secretariado del Sínodo extraordinario de los Obispos, n.2) el arzobispo Peter Takeo Okada, de la archidiócesis de Tokyo, Presidente de la Conferencia episcopal japonesa.

No es una “boda según el derecho canónico”, sino una celebración religiosa para bendecir el enlace que ya han contraido civilmente los cónyuges (mediante la inscripción en el registro civil según la ley del país). Por eso está justificada la expresión popular, que sería inapropiada si hablamos con precisión jurídico-doctrinal: se casan “en” la iglesia, pero no “por” la iglesia. Dicho sencillamente, se bendice en la iglesia el enlace de quienes han contraido matrimonio civilmente.

Esta práctica pastoral -que separa claramente el enlace civil y la celebración religiosa- proporcionaría un modelo para los dos casos siguientes que, según propuestas desde Japón al Sínodo, se deseaba que fuesen tratados por la asamblea episcopal:

1) Celebración religiosa (en este caso sacramental, aunque no sea boda canónica) de un nuevo matrimonio contraido civilmente por personas católicas divorciadas y vueltas a casar.

2) Celebración religiosa de la unión de parejas no heterosexuales, que han contraido enlace civilmente cuando, donde y según lo determinan las leyes del país respectivo.

Esta propuesta, que parecerá demasiado radical, es más bien insuficiente. La propuesta radical debería ser sacar los sacramentos por completo fuera del derecho canónico, separar canonicidad y sacramentalidad, no juridificar la vida de fe… Pero no es previsible, lamentablemente, que la Iglesia vaya a ser capaz de soltar ese lastre pesado de muchos siglos…

Cuando se anunció el resultdo del referendum irlandés, en el que prevaleció el apoyo al reconocimiento del enlace matrimonial igualitario, se suscitó preocupación y tristeza entre quienes creían identificar una derrota en la defensa de la institución matrimonial. Más bien habría que decir lo contrario: no es una derrota ni una amenaza para la institución matrimonial, sino un apoyo. Hay también quienes aceptan a regañadientes el reconocimiento civil de la unión homosexual, pero impondrían la condición de no llamarla matrimonio ni equipararla con la unión heterosexual. Hay también quienes fuerzan el argumento, jugando con las etimologías de “matrimonio”, “patrimonio” etc… No sé si les tranquilizaría, sin enredarse en pros y contras de género, hablar en ambos casos de “enlace esponsal”. En todo caso, a quienes insisten, con razón, en “hacer todo lo posible para defender, proteger y promover la institución matrimonial y la familia”, habría que tranquilizarles, porque el enlace igualitario no amenaza, sino apoya precisamente la institución matrimonial, al insistir en la formalización social del enlace, en vez de reducirlo al ámbito privado de la convivencia de hecho más o menos estable.

Se ha diagnosticado, en el contexto de la llamada cultura de la provisionalidad, que aumenta el divorcio, así como la falta de interés por formalizar civilmente las uniones, sin reducirlas a convivencia de hecho con dudosa estabilidad. Precisamente en ese contexto resulta significativo el interés, deseo y reclamación, por parte de parejas LGBT, del reconocimiento social, jurídico y cultural (que podría y debería ser también religioso) de su unión matrimonial.

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Un documental muestra a centenares de religiosos practicando cibersexo en Brasil

Jueves, 22 de octubre de 2015
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santos2“Amores santos”, historias de relaciones virtuales con un actor

Para “mostrar la hipocresía de los discursos de religiones que condenan la homosexualidad”

El documental ‘Amores santos’, que incluirá escenas de cientos de religiosos practicando cibersexo con un actor, se propone denunciar la doble moral de las religiones que condenan la homosexualidad pero cuyos sacerdotes y pastores la practican a puerta cerrada, informó su director.

“Nuestra intención es mostrar la hipocresía de religiosos que, sin importar su credo, hacen a escondidas lo que condenan en público desde los púlpitos”, afirmó en una entrevista el periodista brasileño, ambientalista y director de documentales Dener Giovanini, productor y director de ‘Amores santos’. El documental, que comenzó a ser producido en noviembre del año pasado y será lanzado a comienzos de 2016, tendrá formato de largometraje e imágenes de alta calidad pese a que provienen de las webcam de los religiosos que, sin saber que eran grabados, tenían “relaciones virtuales” con el actor contratado por los productores.

“Tenemos unas 500 horas de grabaciones de cientos de religiosos católicos, evangélicos, protestantes y anglicanos cuando practicaban sexo virtual frente a su webcam, así como los archivos de sus conversaciones con el actor en las redes sociales“, dijo Giovanini.

El director, especializado en documentales y series para televisión de temas ecológicos y que por primera vez aborda un asunto social y religioso, explicó que su intención inicial era denunciar la violencia que sufren los homosexuales por causa del discurso de “odio y homofobia” de la mayoría de las religiones.

“Pero la investigación que hicimos nos permitió percibir que muchos de los religiosos que pregonaban ese discurso también eran homosexuales. Entonces decidimos contratar a un actor y le inventamos un perfil en Facebook para atraer religiosos”, afirmó. Pese a sus datos falsos, el actor llegó a tener tres perfiles en Facebook, con cerca de 5.000 amistades, con los que se aproximaba a los religiosos, a los que tan sólo sugería su homosexualidad. “Fueron seis meses de contactos y tres meses de grabaciones de las webcam. No imaginábamos la cantidad tan grande de religiosos que atraeríamos ni que tendríamos escenas tan fuertes de religiosos usando sus hábitos, algunos en las sacristías”, aseguró.

Giovanini agregó que todos los perfiles de quienes le propusieron sexo virtual al actor fueron verificados minuciosamente para descartar los falsos y confirmar que realmente fuesen de religiosos, y que se dio prioridad a los que dejaban clara su condición con fotos en las que aparecían de hábitos, oficiando misas o con fieles. El productor, que usará técnicas para esconder el rostro de los religiosos, borró los perfiles en Facebook para que no puedan ser identificados y adoptó varios cuidados para no exponer a nadie.

“No queremos perjudicar a nadie. Tan sólo mostrar la hipocresía de los discursos de religiones que condenan la homosexualidad. No es una película contra las religiones sino para mostrar que existe algo equivocado y peligroso en su discurso”, afirmó el director. El filme seleccionará imágenes de unos 150 religiosos de 30 países, sobre todo brasileños, y algunos del Vaticano. El director considera que el filme puede provocar gran impacto en la Iglesia católica porque incluye escenas chocantes con obispos, monseñores, religiosos del alto clero, sacerdotes y seminaristas.

“Tenemos a varios evangélicos y anglicanos pero principalmente católicos, tal vez porque los sacerdotes católicos, por lo general, viven solos en sus casas y pueden usar libremente internet, mientras que los evangélicos viven con sus esposas e hijos y tienen menos libertades para tener relaciones en internet”, dijo. El documental también incluye testimonios de homosexuales víctimas de persecuciones o agresiones por motivos religiosos, de padres de familia que perdieron a sus hijos por esta persecución y de seminaristas preocupados por ser homosexuales o que fueron asediados en los seminarios.

Además testimonios de especialistas y conocedores del tema, como el teólogo alemán David Berguer, un vaticanista cuyo reconocimiento como homosexual provocó un gran controversia y quien asegura que gran parte del clero del Vaticano es homosexual y que muchos tienen apartamentos en Roma para sus encuentros con hombres. Giovanini dijo que su filme está en la etapa final de montaje y que aún necesita de tres meses para lanzarlo, pero que decidió abrir el juego y presentarlo públicamente para aprovechar el Sínodo sobre la familia que se celebra actualmente en el Vaticano y en el que los obispos discuten temas como la sexualidad. Es una aportación que hacemos al Vaticano para que entienda que primero tiene que preocuparse por lo que ocurre detrás de los muros de la iglesia y con asuntos como el celibato”, afirmó.

(RD/Agencias)

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José Ignacio Calleja: “¿Dónde están los europeos del derecho a la vida?”

Lunes, 31 de agosto de 2015
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nin-os-sirios-720_560x280“Tiene que reaccionar la iglesia mucho más. El Papa debe hacer todavía más”

“No puede consentirlo el pueblo soberano sin perder a jirones su dignidad”

(José Ignacio Calleja).- No sé por dónde empezar, amigos,… veo esas fotos de niños “sirios” ahogados en las playas griegas e italianas, o aterrados junto a una valla de cuchillas afiladas, pienso en ellos, en sus padres… me pongo en su lugar mirando el rostro de los hijos de mi casa… y no sé cómo seguir.

No puedo ir a esa comida de familia, a esa compra en rebajas, a esa playa, a esa fiesta, a ese viaje, a ese bautizo… no puedo guardar para mí ese dinero ahorrado… no puedo ensimismarme en esa novela, en esa oración de la tarde, en esa visita cultural… y no sé cómo seguir.

ninos-sirios¿De qué sirve la fe…, o la ética humanista, si no nos movilizan en esta causa, hasta “y dejándolo todo, le siguieron”? Tiene que reaccionar la iglesia mucho más. No puede seguir de vacaciones nadie con alguna responsabilidad en ella. No puede pasar de puntillas una clase política en Europa que sólo mira por su reelección temprana.

No puede consentirlo el pueblo soberano sin perder a jirones su dignidad. Asco de patrias y naciones, sí, que al cabo sirven ante todo para asegurar lo nuestro.

Mientras que Turquía o el Líbano acogen a millones de refugiados, España ha aceptado en lo que va de año a 130, según datos de Médicos sin Frontera. Estos niños, estas víctimas, son la primera ideología social y la primera ortodoxia religiosa.

ninos-de-siriaLa Iglesia tiene que decirlo a tiempo y a destiempo. Francisco debe hacer todavía más. Y nosotros vamos a recuperar el aliento y extender esto por doquier, vamos a movilizar las conciencias y la mano de los ciudadanos… hay ONGs haciendo mucho “in situ“, pero los Gobiernos y los “pueblos de Europa” no reaccionan todavía.

Vamos a movilizarnos boca a boca, mano con mano, hasta conseguir que la Europa política y económica dé una salida digna a estas personas. Ellas somos ya nosotros y nuestros niños. ¡Ponte en su lugar! No es una opción, es una necesidad de tu corazón de persona.

Fuente Religión Digital

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“Cristianismo sin homofobia”, por Fernando Vidal

Viernes, 7 de agosto de 2015
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StopHomofobiaDel blog Entreparéntesis:

Todas las religiones deben luchar explícita y activamente contra la homofobia, persecuciones y agresiones contra las personas homosexuales. Es una cuestión de vida o muerte. No es una cuestión de doctrina sino de justicia y solidaridad. Grupos extremistas tratan de que la Iglesia católica se radicalice y no quieren que muestre el menor gesto de amistad con los cristianos homosexuales.

¿Son las religiones las principales fuentes de homofobia en el mundo? Tanto creyentes como no creyentes y tanto homosexuales como heterosexuales coincidirían en que sí. En los 70 países en los que la homosexualidad todavía es perseguida penalmente y los 8 que la castigan con la pena de muerte, hay una religión que da el principal soporte moral y doctrinal a tal represión. No tenemos más que recordar horrorizados las ejecuciones de personas homosexuales precipitadas desde torres y terrazas por los fundamentalistas de ISIS. Pero el problema no es sólo musulmán: en los países de tradición cristiana, los delitos de odio contra homosexuales son cometidos principalmente por fundamentalistas cristianos y la principal fuente de homofobia procede de núcleos cristianos. Las religiones y foros ecuménicos tendrían que actuar decidida y explícitamente contra los delitos de odio contra personas homosexuales en todo el planeta. Una mirada al pasado y el presente no puede sino provocar una palabra pública de perdón del cristianismo a las personas homosexuales por su represión sistemática. El posicionamiento de las religiones es crucial para frenar una homofobia que sigue siendo insoportable.

Desde comienzo del siglo XXI, cada 2 días una persona homosexual es asesinada violentamente en el mundo por su condición sexual. En países como México se llega a asesinar a 200 personas homosexuales por año. Datos de 365gay.com señalan que en Reino Unido el 17% de los adolescentes homosexuales han sufrido amenazas de muerte. En Alemania el 66% de los jóvenes homosexuales menores de 27 años ha sido agredido por miembros de su propia familia y el 27% fueron víctimas de burlas de sus profesores. Esa violencia intensa contra los homosexuales es criminal, No debe ser sólo objeto de condena sino que cualquier persona de buena voluntad debe poner su persona, palabra y acciones contra ella.

Los efectos de la violencia y discriminación contra las personas homosexuales produce además un efecto de autoviolencia de extensa repercusión: en Escocia la mitad de los jóvenes homosexuales (15-26 años) recuerdan haber tenido un intento de suicidio. En Irlanda fue un tercio. En Francia el 27% de los homosexuales menores de 20 años intentaron suicidarse y en Alemania el porcentaje es del 18% para los homosexuales menores de 27 años.

¿Es la violencia contra las personas homosexuales un fenómeno en retroceso? Por un lado, la tolerancia crece en todo el mundo en términos absolutos pero por otro lado hay núcleos confesionales que están intensificando la oposición contra el movimiento LGBT, la legitimación de sus relaciones y su presencia explícita en la Iglesia. Algunas iniciativas cristianas solicitan expresamente el odio contra los homosexuales. Un caso extremo es la iglesia baptista de Kansas, donde su plataforma “God Hates Fags” es conocida en todo el país.

El 82% de los estadounidenses evangelistas y pentecostalistas consideran que la homosexualidad en sí misma es pecado mientras que lo piensa también el 29% de otras religiones y confesiones cristianas como los católicos (el dato es LifeWay Research, una compañía cristiana de investigación radicada en Tennessee). La oposición del fundamentalismo cristiano a la homosexualidad está creando un efecto devastador en la religiosidad de las personas homosexuales. Según la agencia Pew Research (abril 2013) entre las personas LGBT hay más del doble de quienes no tienen ninguna afiliación religiosa. Son el 20% en el conjunto de estadounidenses y el 48% entre los estadounidenses LGBT. Es decir, en sentido inverso, entre los estadounidenses LGBT hay un 52% de personas pertenecientes a una confesión religiosa. Pero el extremismo anti-gay está aumentando la desafiliación religiosa y la Esperanza ve cortados sus caminos.

El discernimiento de las relaciones entre cristianismo y homosexualidad es complejo pero la homofobia sólo crea confusión, odio, división, multiplica los estereotipos, destruye todo respeto e impide la reflexión y el propio discernimiento cristiano. Los grupos homófobos critican aceradamente cuando la Iglesia católica es prudente, hospitalaria e inclusiva con las personas homosexuales y sus reacciones tratan de provocar miedo en la Iglesia, destruir los puentes de encuentro, diálogo y colaboración, y obligar a la Iglesia a posicionarse radicalmente contra la homosexualidad. Los extremistas católicos quieren obligar a que la Iglesia se radicalice en reacción contra la Pastoral del Corazón del papado.

Un caso práctico lo hemos tenido en Sevilla. Un grupo de cristianos LGBT llamado Ichthys recibió amenazas de agresión cuando en 2014 convocó una “vigilia de oración por un mundo sin homofobia”. En 2015 la convocatoria se realizó conjuntamente entre Ichthys y la Comunidad de Vida Cristiana, quien se unió solidariamente. Hubo una muy minoritaria pero convulsa reacción que insultó a quienes se reunían a rezar contra la homofobia violenta. Les trataron como degenerados, aberrantes, demoníacos, tonto-católicos, blasfemos, repugnantes, se les atribuyó una “pastoral godomo-gomorritana”, se llamó cobardes a los obispos y se atacó al Papa Francisco diciendo que al responder su “quién soy yo para juzgarlos” ha instalado la confusión en el papado. Pese a esa reacción puntual, los frutos pastorales de esa solidaridad cristiana fueron muy positivos. En el ámbito internacional, la CVX ha situado la pastoral con personas homosexuales como una de sus prioridades y en Chile ha creado herramientas pastorales expresamente asumidas por la Conferencia Episcopal Chilena. Véase en http://www.panyrosas.es/2014-09-Sinodo%20PADIS+CHILE.pdf o en https://waysoflove.wordpress.com/

La Iglesia católica ha experimentado cómo algunas estrategias provida han creado una mayor división en toda la población y dentro del mundo católico, han roto puentes de reflexión, polarizado y hecho imposible el diálogo, generado extremismos en ambos lados y han destruido la posibilidad de discernimiento y deliberación públicas. Ahora hay un poderoso lobby católico que quiere aplicar la misma estrategia polarizadora a la cuestión LGBT. El fracaso será tan o más grave que el que han logrado en materias como aborto y otros asuntos biofamiliares. Hay otra vía posible, más evangélica y menos ideológica, más pastoral y menos táctica. Coincidir en puntos comunes como la lucha sin ambigüedades contra la homofobia es una oportunidad para crear los encuentros en los que se pueda discernir y actuar colaborativamente. La Iglesia debería sumarse a las vigilias de oración contra la homofobia. El propio Cristo pondría su cuerpo en medio de las piedras para defender a las víctimas homosexuales. Como Él, ¿pondrá la Iglesia todo su cuerpo en medio contra la homofobia?

Biblia, Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica ,

“El Antievangelio de la Verdad”, por Carlos Osma

Jueves, 6 de agosto de 2015
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FarodestruidoDel blog Homoprotestantes:

“Conoceréis la verdad y ésta os hará libres” dice el evangelio, pero quienes han sido educados en iglesias donde se conoce “la Verdad”, saben perfectamente que la verdad absoluta es un peligro que acaba con la libertad individual. Y esto es así porque donde hay “Verdad”, hay siempre un grupo de personas expertas que dicen al resto lo que tienen que hacer y como deben comportarse. “La Verdad” es un artefacto de control que utilizan quienes no tienen capacidades, quienes no son capaces de discernir, de valorar, de acercarse a la realidad; quienes han renunciado a la vida por que les da miedo, porque son conscientes de sus limitaciones y de su cobardía.

Es absolutamente estúpido hablar hoy de “Verdad”, creer que se posee por revelación divina y predicarla a quienes no la tienen. Hay que estar muy ciego, o ser muy ignorante para hablar con otra persona con la intención de traerla a “la Verdad”. Los cristianos no tenemos “la Verdad” y nunca la hemos tenido, por la sencilla razón de que no existe. Sólo ha sido un engaño del poder para controlar y perpetuarse. Quien defienda hoy “la Verdad” cristiana no está hablando de cristianismo, sino de poder, de las estructuras de control religioso con las que se está de acuerdo. El cristianismo no nació como una filosofía sobre el conocimiento de “la Verdad”, sino en el seguimiento de Jesús de Nazaret.

Justificar el conocimiento de “la Verdad” apoyándose en la Biblia, sólo lo pueden hacer quienes prefieren olvidar que no hace mucho tiempo se condenaba a personas que, como Galileo, ayudaron a ver que la Biblia no es un libro donde encontrar “la Verdad” sobre el funcionamiento del universo. Y si hoy sabemos que Galileo tenía razón y que la Biblia no es un libro de “Verdades” astronómicas, es difícil sostener que sí lo es de “Verdades” morales, antropológicas o sexuales. Cuando los cristianos nos acercamos al texto bíblico para buscar una guía, una verdad que nos ayude, lo hacemos siempre desde una posición definida y limitada. No hay acceso posible a una supuesta “Verdad” escondida en el texto bíblico que sirva para siempre y sea inamovible. Tampoco una que esté libre de todo aquello que nos condiciona.

Cristianos y no cristianos en el siglo XXI vivimos con verdades limitadas y condicionadas, y no tenemos acceso a nada más. Cada día nuestras verdades son puestas a prueba y no siempre sobreviven… Todos hemos dejado atrás verdades que pensábamos eran absolutas, y seguimos hacia delante con otras nuevas que nos permiten explicar mejor nuestra existencia. Podemos, y debemos, defender las verdades que pensamos pueden mejorar nuestra vida y la de los demás, frente a otras verdades que consideramos que la limitan. Pero no deberíamos hacerlo otorgándonos la posesión de “la Verdad”, nuestro mundo se mueve, nuestras vidas son mejores, somos más libres, cuando tenemos la posibilidad de alcanzar una verdad que no es para siempre.

Es cierto que existen sistemas cerrados donde hay “Verdad”, donde hay buenos y malos, santos y pecadores. Sistemas donde todo tiene un lugar, un orden, un momento, unas obligaciones… Una “Verdad” en mayúsculas restringida únicamente a ese sistema cerrado con siete llaves. Muchas iglesias se han convertido en eso, en sistemas cerrados y opresivos donde existe una “Verdad” que hay que mantener frente a los ataques del exterior. Evidentemente todo el mundo tiene derecho a construir su palacio de cristal, o más bien su iglesia de hormigón, pero nada de todo esto tiene que ver con el evangelio, con la propuesta de Jesús.

El evangelio siempre ha sido más valiente, y sobre todo más abierto y más humano. La verdad se descubre andando, siguiendo al maestro libremente. Porque la verdad no es una forma de ver el mundo, unas leyes, una filosofía, una teología o una lectura determinada de la Biblia; la verdad cristiana es el mensaje de Jesús de Nazaret que puede expresarse, concretarse, vivirse de infinitas formas posibles. Un mensaje que se resume en amar al prójimo como a uno mismo, pero que tiene infinitas maneras posibles de ponerse en práctica. Y quizás esta verdad no convenza a todo el mundo, y millones de personas piensen que es irrealizable, naif, estúpida… Y tendremos que explicarles porqué esa verdad todavía tiene sentido para construir un mundo mejor para todos, y deberemos reconocer también que es una verdad demasiado elevada para nosotros a veces, y que no siempre acertamos a ponerla en práctica. Y escucharemos sus objeciones y tendremos que tenerlas en cuenta para no acabar defendiendo una verdad que no es tal.

No hay libertad donde hay “Verdad”, ni tampoco cristianismo. Quienes dicen defenderla viven engañados y sometidos, y su antievangelio no busca la liberación de los seres humanos, sino que vivan oprimidos bajo una determinada comprensión del mundo. Por eso ser cristiano hoy es, como hizo Jesús, renunciar a “la Verdad” que defienden los poderosos, e ir en libertad hacia las verdades limitadas que nos muestran nuestros prójimos o que descubrimos en nosotros mismos. El cristianismo es la religión del amor, no de “la Verdad”. No es el opio del pueblo, ni una anestesia para quienes no quieren enfrentarse a la angustia de una existencia que no logran entender. El cristianismo es una religión contranatura que pone al último el primero, que pide amar incluso a nuestro enemigo y que vive con la esperanza y el deseo de poder construir un mundo donde todos los seres humanos sean hermanos y hermanas. Y para eso, o contra eso, no hay “Verdad” que valga… Sólo el amor puede hacerlo. Esa es la verdad cristiana, una verdad siempre en minúsculas que convive con muchas otras verdades también en minúsculas. Pero en esa convivencia la fe cristiana se perfecciona, se hace mejor y más humana.

Carlos Osma

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Más allá de una sola Iglesia… y de toda la Iglesia en su conjunto universal

Domingo, 5 de julio de 2015
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88729La celebración de la beatificación de Monseñor Óscar Arnulfo Romero será mañana sábado aquí en San Salvador. Llegué ayer para participar en el acto, invitado, junto con seis personas más de World Vision, por la Conferencia Episcopal Salvadoreña. Este es un gesto de fraternidad que agradecemos profundamente.

Lo primero que hice al llegar a la ciudad fue dirigirme a la sede de World Vision-El Salvador para participar en un acto en memoria de la vida, mensaje y testimonio de Romero. Estuvo presente el presbítero Héctor Pinto, representante de la Conferencia Episcopal Salvadoreña. También nos acompañaron la señora Ana Romero y el señor Milton Romero, sobrinos de Monseñor. Ellos tuvieron la amabilidad de participar en una entrevista sobre la vida de su tío y algunos recuerdos familiares. Me concedieron el honor de dirigir la entrevista y de exponer una perspectiva bíblica y cristiana de la vida de Monseñor.

¿Y por qué yo como pastor evangélico bautista (que considero la santidad de otra manera) y World Vision (que no es una Iglesia) participamos en esta beatificación? Porque Monseñor Romero, más allá de su filiación católica y de lo que internamente significa su beatificación ―que es un acto canónico estrictamente católico― es un cristiano universal que nos dejó un elocuente testimonio de radicalidad evangélica, coherencia de vida y santidad política que los cristianos y cristianas de hoy necesitamos retomar. Estar aquí es reconocer el valor de ese testimonio para la fe cristiana en nuestro continente.

World Vision no es una Iglesia, en el sentido institucional; es una organización cristiana interconfesional que sirve a niñas, niños y sus familias pobres y marginadas a través de programas de desarrollo humano, emergencias e incidencia en políticas públicas. Trabajamos con sentido de unidad cristiana: católicos, evangélicos, ortodoxos, anglicanos, protestantes históricos y otros creyentes de diversas comunidades de fe, en procura de un mundo más digno y solidario, donde la plenitud de vida sea una realidad que puedan gozar las niñas y niños de nuestro mundo.

Por este sentido interconfesional y esta perspectiva de servicio a la promoción humana es que estamos aquí, para celebrar la vida y el legado de quien se entregó por la causa de la justicia, la paz y la reconciliación, que son causas del Reino de Dios. Y este Reino, como sabemos, está más allá de una sola Iglesia… y de toda la Iglesia en su conjunto universal.

San Salvador, 22 de mayo de 2015

Por Harold Segura C en Lupa Protestante

Publicado por ICM Pan de Vida

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Texas aprueba una ley que impide demandar a las iglesias por discriminar a homosexuales

Domingo, 14 de junio de 2015
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greg_abbottEl gobernador de Texas, Greg Abbott

El gobernador de Texas, Greg Abbott, firmó hoy una legislación que protege a las iglesias, pastores y sacerdotes contra demandas civiles o sanciones gubernamentales, por negarse a celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo.

La nueva ley protege a las organizaciones religiosas y a las personas de la realización de matrimonios que “violan sus creencias religiosas”. “Los pastores pueden ahora ejercer su derecho de la Primera Enmienda”, dijo Abbott al firmar la iniciativa.

Abbott firmó la ley durante una ceremonia realizada este jueves en la Mansión del Gobernador en Austin, acompañado de varios legisladores que fueron esenciales en la su aprobación, así como miembros del organizaciones religiosas.

La legislación recibió el apoyo bipartidista luego que defensores de los derechos de los homosexuales lograran convencer a los legisladores de modificar la iniciativa y eliminar el lenguaje que dijeron implicaba una amplia discriminación en contra de lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros.

La nueva ley fortalece un precedente legal que ya autorizaba al clero y a otros líderes religiosos el negarse a realizar ceremonias de matrimonio, o proporcionar servicios relacionados, que “pueden hacer que una organización o individuo violen una creencia religiosa mantenida con sinceridad”.

Texas aprobó una prohibición constitucional sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2005 y aún es es una de las 13 entidades de Estados Unidos que aún prohíben el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Un juez de una corte federal anuló la prohibición de 2014, pero Abbott, quien en ese entonces era procurador estatal, apeló ese fallo con el argumento de que Texas tiene un “interés legítimo de Estado” en alentar a las parejas de distinto sexo a procrear.

La Corte Federal de Apelaciones del Quinto Circuito en Nueva Orleans, analiza el caso y no se espera que emita un dictamen antes de que la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos se pronuncie sobre el tema a finales de este mes.

Fuente Cáscara Amarga

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“Las doce tesis. Llamada a una nueva reforma”, por John Shelby Spong

Viernes, 12 de junio de 2015
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lumic3a8redepaquesIntroducción

Cuando se acercaba el siglo XXI, con las celebraciones del milenio, me sentí cada vez más llamado a evaluar el estado de la religión cristiana en el mundo. Por todas partes había múltiples signos de su declive y quizá, incluso, de su muerte inminente. Cada vez menos personas acudían a las iglesias en Europa, y las que lo hacían eran cada vez más ancianas. Las Iglesias de Norte América se sumían, o bien en un vacío tan liberal como insulso, o bien en un fundamentalismo anti-intelectual. Las Iglesias sudamericanas se alejaban cada vez más de las preocupaciones de la gente, y ninguno de sus líderes parecía capaz de hablar a esas preocupaciones con autoridad. Nada de esto era nuevo. A lo largo de los últimos 500 años, ante cada descubrimiento procedente del mundo de la ciencia en lo que se refiere a los orígenes del universo y de la vida misma, las explicaciones ofrecidas por la Iglesia cristiana parecían cada vez más desfasadas e irrelevantes. Los líderes cristianos, incapaces de asumir la revolución en el conocimiento, parecían creer que la única forma de preservar el cristianismo era no alterar los viejos patrones y no prestar atención a los nuevos conocimientos (ni mucho menos ponerlos en práctica).

Conforme afrontaba estas cuestiones como obispo y como cristiano comprometido, llegué a convencerme de que la única forma de salvar al cristianismo como fuerza para el futuro era encontrar en la Iglesia el coraje que la hiciese capaz de renunciar a muchos esquemas del pasado. Traté de articular este desafío en mi libro Por qué el cristianismo debe cambiar o morir, publicado justo antes de la llegada del siglo XXI. En ese libro examiné en detalle los temas que –estaba convencido- el cristianismo debía afrontar.

Poco después de la publicación de ese libro reduje su contenido a doce tesis, que puse, a la manera de Lutero, en la entrada principal de la capilla del Mansfield College, en la Universidad de Oxford, en el Reino Unido. Después envié por correo copias de esas doce tesis a todos los líderes cristianos reconocidos del mundo, incluyendo al Papa, al Patriarca de la Ortodoxia Oriental, al Arzobispo de Canterbury, a los líderes del Consejo Mundial de Iglesias, a los líderes de las Iglesias protestantes tanto en Estados Unidos como en Europa, y a las más conocidas voces televisivas del cristianismo Evangélico. Fue un intento de llamarlos a un debate sobre los verdaderos problemas que -tenía la certeza- la Iglesia Cristiana tiene ante sí hoy día. Presenté mis doce tesis con un lenguaje tan audaz como me fue posible, pensado ante todo para suscitar respuestas y debate.

Recientemente, los editores de la revista Horizonte me pidieron que explicase en su publicación en América Latina, a través del mundo de habla hispana y en definitiva para los cristianos de todo el mundo, mis razones para llamar al debate sobre estas doce tesis. Estoy encantado con esta oportunidad de hacerlo. Recibo con gozo las respuestas de cristianos de todas partes. No me presento como experto ni pretendo tener certezas cuando ofrezco mis respuestas, pero confío en que entiendo los problemas que afrontamos como cristianos que quieren conectar con el siglo XXI.

 TESIS 1

El teísmo como forma de definir a Dios ha muerto. Ya no puede entenderse a Dios de forma creíble como un ser con poder sobrenatural, que vive por encima del cielo y está listo para interferir en la historia humana periódicamente, a fin de hacer cumplir su divina voluntad. Por tanto, hoy, la mayor parte de lo que se dice sobre Dios no tiene sentido. Debemos encontrar un nuevo modo de conceptualizar a Dios y de hablar sobre Él.

Dado que esta tesis es determinante para todas las demás, le dedicaré más tiempo y ocuparé más espacio tratándola que con cualquiera de las otras. Es importante que los cristianos admitamos la crisis de la fe en que vivimos, para entender así su origen y reconocer que esta no puede ser negada ni ignorada.

La persona que, en mi opinión, dio inicio a una nueva visión de la realidad que aún hoy sigue desafiando la credibilidad de la forma tradicional de expresar la mentalidad cristiana, fue un devoto monje polaco llamado Nicolás Copérnico, que vivió en una época tan lejana como el siglo XVI. Sin embargo, pocos en aquel momento fueron conscientes de los descubrimientos de Copérnico ni de sus conclusiones, de modo que, en realidad, murió sin haber desafiado nunca la conciencia de la Iglesia. Nadie entendió la profundidad de la revolución que él había comenzado, y así fue hasta el punto de que a su muerte se le acogió en el seno de la Madre Iglesia.

Sin embargo, el sucesor intelectual inmediato de Copérnico fue un astrónomo italiano del siglo XVII llamado Galileo Galilei, el cual, como Copérnico, era profundamente católico. No sólo tenía una hija monja, sino que él mismo era conocido en los círculos más altos del Vaticano, que confiaban en él. Era un verdadero amigo del que por entonces ejercía de Papa, sentándose en la silla de Pedro. Galileo había construido su propio telescopio y, al igual que Copérnico, estudió el movimiento de los cuerpos celestes, buscando siempre entender la relación de unos con otros y de todos con la Tierra. La teoría de Copérnico de la localización del sol en el centro del Universo era algo de lo que Galileo había llegado a convencerse. Aunque pareciese radical y revolucionario, Copérnico estaba seguro de que la relación entre la Tierra y ese Sol en el centro consistía en ser un satélite que da vueltas a su alrededor, en un ciclo anual. Esta idea se ajustaba a las conclusiones a las que Galileo había llegado, y respondía a muchas de sus preguntas, lo que, lentamente pero con seguridad, le hizo aceptar lo que luego llegaría a llamarse “la revolución copernicana”. Galileo, sin embargo, a diferencia de Copérnico, no vivía en el claustro. Era un conocido científico, toda una figura pública. Ni se le ocurriría abstenerse de escribir y publicar sobre sus hallazgos. Fue precisamente al hacerlo cuando descubrió que sus escritos estaban provocando debate y controversias que inevitablemente lo llevarían a un conflicto directo con la jerarquía de la Iglesia Católica. En aquel momento histórico, la Iglesia era aún una poderosa fuerza política. Su poder estaba en su pretensión, ampliamente aceptada, de que tenía la autoridad para hablar en nombre de Dios. Eso significaba que los líderes de la Iglesia Católica tenían tanto una necesidad política como un deseo ególatra de controlar el pensamiento, para definir la verdad y para interpretar la realidad para todo el mundo. Ciertamente, una duda que –viniese de donde viniese- pareciera erosionar esa parte del papel de la Iglesia, sería un desafío a su autoridad.

La verdad poseída y preservada por la Iglesia se decía que había sido recibida como resultado de la revelación divina. Se había enseñado a la gente a creer que esta verdad no sólo se había revelado en Jesucristo, sino que también se había plasmado en términos de lo que estaban bastante seguros que era una cosmología no cuestionada e incuestionable. Esta cosmología se podía enunciar de manera simple: Dios habita por encima del cielo; la Tierra era el centro, no sólo del universo, sino también de la atención de Dios. La mirada divina que todo lo ve en el mundo desde su reino celestial asistía a Dios en la tarea de registrar todas las acciones y fechorías de cada ser humano. Se guardaban libros de registro de las acciones humanas, los cuales constituían la base sobre la que cada existencia humana se juzgaría al final de los tiempos. Ese era también el momento en que se decidiría el destino eterno de la persona. La Iglesia y su sistema de fe funcionaban así como un sistema de control increíblemente poderoso del comportamiento humano. Eso era, en esencia, lo que tanto Copérnico como Galileo parecían cuestionar directamente. Era un desafío, no sólo a lo que se percibía como la verdad, sino también al poder político. No se podía ignorar. Así, se acusó a Galileo de Herejía. Al final, fue condenado. El castigo habitual por la herejía en aquel tiempo era la muerte por el fuego, es decir, que el hereje era quemado en la hoguera.

El juicio de Galileo tuvo mucha publicidad. Sus ideas no sólo se atacaron con severidad, sino que los eclesiásticos que realizaron la investigación las ridiculizaron. Se acusaba a la visión de Galileo de ser contraria a la “Palabra de Dios” tal como se reveló en las Sagradas Escrituras, que, en aquel momento, se creía que eran las palabras de Dios dictadas con un sentido literal. Si Galileo estaba en lo cierto, la Biblia y la Iglesia se equivocaban. Esa era la conclusión eclesiástica que sellaría el destino de Galileo. Casi en cada página de la Biblia había un relato según el cual Dios vivía por encima del cielo, en el estrato superior de un universo organizado en tres niveles. Dios había mandado la lluvia desde el cielo en tiempos de Noé y el diluvio (Gen 7). En el libro del Génesis la gente quiso construir la Torre de Babel, tan alta que alcanzaría al cielo, donde se creía que vivía Dios (Gen 28). Se decía de Moisés que había recibido la Tora de Dios, que bajó del cielo a la cima del Monte Sinaí para entregarle directamente aquellas tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos (Ex 20). En el libro de Josué, el sucesor de Moisés había rogado a Dios, en medio de los rigores de la batalla, que detuviese el sol en su movimiento celeste alrededor de la tierra, para que su ejército dispusiese de más horas de luz en las que destruir a sus enemigos (Jos 10). Elías fue transportado al cielo, al reino de Dios, en un carro mágico ardiente tirado por caballos igualmente mágicos, y fue impulsado hacia la gloria por un poderoso torbellino que, enviado por Dios, venía del cielo (2 Re 2). Leer más…

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Periódico de Kenia publica una lista de personas homosexuales, promoviendo su persecución

Miércoles, 13 de mayo de 2015
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citizenEn Kenia “no hay lugar para la homosexualidad”

Nuevamente un periódico de un país africano pone en riesgo la vida de personas LGTB llevando a su portada sus nombres y fotografías.

La homosexualidad se ha convertido en un tema de actualidad en Kenia tras el fallo de un tribunal en el que obliga al gobierno a permitir el registro de asociaciones de gays y lesbianas después la justicia considerara que este colectivo necesita reconocimiento. El tribunal estimó que la religión y la moral imperantes no pueden socavar los derechos constitucionales, entre ellos el de asociación. También resolvió que las garantías recogidas en la Constitución de Kenia son aplicables a todos los ciudadanos, sea cual sea su orientación sexual.

Habrá que esperar al resultado de la apelación anunciada por el Foro de Cristianos Profesionales de Kenia, que se personó como parte afectada en el bando de los acusados, lo que motivaría la intervención del Tribunal Supremo, que es el que tiene la competencia final para la interpretación de la Constitución. En cualquier caso el fallo fue recibido con satisfacción por la NGLHRC. Sin embargo, Kenia no es un país precisamente fácil para las personas LGTB, y entraba dentro de lo previsible que sucediera algo como lo ocurrido ahora.

Después de que este fallo provocara la indignación de la mayoría de la población keniana, que se opone a la homosexualidad en el país, el popular semanario Weekly Citizen ha causado un gran revuelo en la capital después de que publicara los nombres y fotos de varios kenianos populares, señalándoles como homosexuales.

El periódico de KeniaWeekly Citizen” publicó en su portada un listado de personas LGBT, con nombres y fotos, bajo el titular “Top gays, lesbians list in Kenya out” (“Destapamos la lista de los principales gays y lesbianas de Kenia”), una acción que pone en peligro sus vidas. El diario de Nairobi, que se describe a sí mismo como “el periódico político más acreditado de Kenia”, muestra en su portada las caras de 12 personas, con nombre, apellidos y descripción. En las páginas interiores se hace una descripción al detalle de cada uno de ellos, incluso de los que no habían salido públicamente del armario. Algunos de ellos son conocidos internacionalmente como activistas por los derechos de la comunidad LGBT. En la lista también aparece un político y un cantante de gospel. Podemos ver entre ellos políticos, hombres de negocios, periodistas y activistas. Un día después, la edición en papel del periódico llevaba a su portada las fotografías de diez de ellos. Algunas son personas abierta y públicamente LGTB, pero no todas, y en cualquier caso la publicación explicita de sus nombres en una lista así les sitúa en una posición de alto riesgo. “Si los homófobos querían un objetivo, si la policía quería detener a alguien, si jóvenes antigays estaban buscando adolescentes a los que atacar, ahora ya tienen un rostro y un nombre”, ha declarado a Gay Star News el activista Denis Nzioka, precisamente uno de los nombres de la lista. “Ahora somos objetivos andantes”, ha añadido.

Entre los que están en la lista se encuentra Maina Kageni, un célebre locutor de radio; el profesor de la Escuela universitaria de Derecho de Buffalo (en el estado de Nueva York) Makau Mutua; el escritor Binyavanga Wainaina, abiertamente gay, o el periodista John Githongo y muchos otros se encuentran entre los que han sido mencionados en el periódico. Los activistas temen que este artículo forme parte de “una campaña para encender aún más al odio contra la comunidad LGBT”.

Aunque Citizen Weekly presenta la información como periodística y se cuida de no llamar expresamente a la violencia, lo cierto es que todo apunta a que el artículo se inscribe en una campaña de hostilidad hacia las personas LGTB. Los antecedentes de publicaciones similares en otros países africanos, muy singularmente en la vecina Uganda, no son desde luego alentadores: desde el tabloide Red Pepper, que publicó en 2014 lo que llamó el “top 200″ de los homosexuales ugandeses, hasta el asesinato en 2011 del activista ugandés David Kato tras ser uno de los 100 ciudadanos homosexuales cuyo nombre y fotografía habían sido publicados por Rolling Stone (otra publicación local), acompañados de la leyenda “Hang Them” (“a la horca”).

La homosexualidad es ilegal en Kenia, lo que obliga a muchos kenianos a permanecer en el armario. Los activistas temen que el periódico incite a la violencia colectiva, similar a cuando el activista ugandés David Kato fue asesinado después de ser “nombrados y avergonzados” en la primera página de un periódico sensacionalista en 2010. La diferencia con el caso de Uganda es que en el Weekly Citizen no se llama directamente a la violencia o al asesinato, como ocurrió entonces.

El vicepresidente del país, William Ruto, afirmó en una iglesia de Nairobi la semana pasada que no “hay lugar” para la homosexualidad en la sociedad keniana y que está dispuesto a proteger “la religión y los valores culturales” del país. “No vamos a permitir la homosexualidad en nuestra sociedad porque viola nuestras creencias religiosas y culturales”, dijo Ruto en la iglesia Jesus Winner Ministry de las afueras de Nairobi. “Vamos a estar junto a nuestros líderes religiosos para defender nuestra fe y nuestras creencias (…) No hay lugar para la homosexualidad en este país, se lo puedo asegurar”, añadió.

La difícil situación de las personas LGTB en Kenia

Kenia es un país mayoritariamente cristiano (aunque con una importante minoría musulmana) y profundamente homófobo, que castiga la práctica de la homosexualidad con penas de hasta 14 años de cárcel, en base a leyes heredadas de la época colonial británica. Precisamente a principios de este año informábamos de la detención de dos hombres, acusados de practicar la homosexualidad, víctimas de una operación policial más amplia, con la que se pretendería dar ejemplo tras salir a la luz unos informes que señalan un aumento del turismo homosexual en la zona costera del país.

A las leyes vigentes y a la agresividad de las fuerzas policiales, se suma una marcada homofobia social. Según un estudio del Pew Global Attitudes Project de 2013, únicamente un 8% de sus 44 millones de habitantes estaría dispuesto a algún reconocimiento social de los homosexuales, y un 90% considera tal orientación sexual inaceptable.

Sin embargo, como evidencia la noticia que nos ha ocupado, existe en Kenia un valeroso grupo de activistas LGTB muy productivo. Entre sus miembros se encuentra Denis Nzioka, que incluso trató de presentarse en las últimas elecciones presidenciales como candidato y así visibilizar a la población LGTB. También David Kuria Mbote se presentó como senador en las últimas elecciones, aunque tuvo que cancelar su campaña debido a las fuertes amenazas recibidas y la falta de fondos. Su breve campaña, sin embargo, sirvió para que por primera vez una persona abiertamente gay pudiera dirigirse a sus conciudadanos y ser escuchado.

La salida del armario del escritor keniano Binyavanga Wainaina y el que se desarrollaran sin incidentes las protestas convocadas en Nairobi el pasado 2014 contra la legislación ugandesa alentaban incluso la esperanza de una mayor apertura en Kenia para los derechos LGTB. Esperanza que se ha visto truncada, como muestra la detención en julio de 2014 de sesenta personas en un club de ambiente de Nairobi. Incluso se ha presentado una iniciativa ante el Parlamento de la nación, que pretende que los actos homosexuales sean sancionados con cadena perpetua para los kenianos y lapidación para los extranjeros.

Fuente Cáscara Amarga y Dosmanzanas

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“Herejías”.

Jueves, 7 de mayo de 2015
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quema_de_templarios_en_franciaDel blog de José Arregi:

A un franciscano ya mayor con quien tuve la suerte de convivir durante años, y de bromear y debatir a menudo, le escuché: “De toda la historia de la Iglesia, solo me interesan los herejes. Solo ellos han aportado algo verdadero. Y vaya si el buen fraile, ilustrado y locuaz, sabe de historia. Lo que no superaría es un examen de ortodoxia, por laxo que fuera el examinador. Pero en servicialidad fraterna, ahí se lleva la palma.

¿Y de qué se trata sino de eso en la vida franciscana? ¿Y a qué nos invita sino a eso el Evangelio de Jesús, él que puso como modelo al samaritano hereje y compasivo, frente al sacerdote servidor del templo, juez de la ley y guardián de la doctrina, para los que la pureza y la verdad son más importantes que el socorro del herido?

En las religiones tradicionales, sobre todo monoteístas, y en el cristianismo católico más que en ninguna otra, ha predominado una errónea preocupación por la verdad. Y ahí se corrompe todo. Nada más peligroso que la pretensión de poseer la verdad y el bien, de creerse nombrados por “Dios” para ser sus garantes en la historia. No hay persecución, cruzada, inquisición, tortura ni hoguera que no se haya justificado en nombre de la verdad y del bien.

Sin embargo, no quisiera incurrir en contraposiciones simplistas: dogma contra vida, creencias contra praxis, verdad contra bondad. Ni quisiera descalificar sin más el dogma, la creencia o la convicción de la verdad. Un dogma puede inspirar la vida, una creencia puede animar una buena praxis, la convicción de una verdad puede apoyar la bondad. ¡Benditos sean entonces el dogma, la creencia, la convicción verdad! Pero solo en cuanto fomentan vida buena, praxis bondadosa, bondad feliz. He ahí el criterio del evangelio en cualquier página que se abra. Ninguna creencia es mala de por sí, pero solo es buena si ayuda a una vida solidaria y feliz.

Pues bien, ese mismo es el criterio de la “herejía”. Por eso mismo, tampoco querría hacer sin más el elogio de la herejía o del hereje. La herejía es tan ambigua y parcial como lo que llamamos verdad. Y solo será liberadora en la medida en que no se impone como nuevo dogma, es tolerante, humilde y desapegada, esté en fin inspirada por la bondad, por la entraña compasiva del buen samaritano hereje: Vio al herido y se compadeció, se compadeció y se acercó, se acercó y lo atendió, y siguió feliz su camino tomándolo a su cargo.

Sin embargo, con toda su ambigüedad, la herejía es indispensable. Todo orden necesita subversión para seguir fomentando nueva vida. Toda afirmación –incluso esta misma– necesita negación para seguir hablando, escuchando, entendiéndonos más a fondo. Toda verdad necesita contradicción para avanzar a la luz y a la sombra del misterio salvador. Todo dogma necesita herejías para seguir inspirando la liberación y la vida, más allá de los límites del pensamiento. ¿Qué sería una Iglesia sin mucho más pluralismo, sin mucha mayor libertad de expresión y de enseñanza en su seno que la que reina, por ejemplo, en los partidos políticos? No sería Iglesia de Jesús. Pero así es la Iglesia que vemos: una institución donde un estamento clerical se ha hecho dueño de la verdad que llaman divina. Solo es su verdad.

Avancemos. La herejía no solo es sana y necesaria. Es también inevitable, como escribió Rahner. Quien se tome a la letra el dogma de la Trinidad no tiene alternativa: o niega la unidad o niega la trinidad, “herejías” ambas. Y así con todos los dogmas, que son construcciones mentales, radicalmente limitadas, como todos nuestros esquemas y lenguajes, por mucho que se consideren doctrina revelada. Toda “revelación divina” viene del fondo de la experiencia humana individual y colectiva con su límite, su ambigüedad, su provisionalidad radical. La “revelación” es el misterio indecible al que apunta lo dicho en el texto “sagrado” o en la fórmula dogmática. Y solo aquel que se atreve a transcender lo dicho en la palabra se abre a la revelación del misterio indecible más allá de la palabra.

Así pues, todo dogma y todo texto que se presenta como “revelado” nos sitúa ante una elección: quedarnos en lo dicho o abrirnos más allá.Herejía” significa justamente “elección”, y nadie está libre de elegir. La “herejía”, la elección es un imperativo. Solo quien elige ir más allá de la doctrina se abre al misterio y, en último término, a la misericordia fraterna, a la projimidad compasiva. La “herejía” es hoy más imperativo que nunca, invadidos como estamos por la información, la opinión, la palabra. Amigo, amiga: escoge la palabra que más te inspira, y transciéndela, déjate llevar por su impulso hacia el misterio y la misericordia.

No hay peor elección que identificar la revelación o el misterio con la fórmula dogmática con su significado concreto, limitado por la palabra, la historia, la cultura. Y no hay peor elección que la pretensión de estar en posesión de la verdad. Quienes se creen investidos de poder divino para definir la verdad y el error no son neutros, también eligen, se eligen a sí mismos. Solo que a su elección, su opinión, la llaman divina, y en esa ceguera está el peligro. Mala elección. La peor herejía. Lo grave no es errar, sino creerse infalible.

Evoco con emoción la memoria de todos y de todas las herejes de cualquier religión, iglesia, patria y partido. La memoria de los “paganos” condenados por la Iglesia solo por seguir otra religión o no seguir ninguna. La memoria de los cristianos y cristianas silenciadas, condenadas, apresadas, desterradas, quemadas vivas en nombre de la verdad. Amarga historia de la Iglesia, llena de lágrimas. Vosotros, innumerables, perdonadnos en nombre de Jesús, el hereje. Y rogad por nosotros, seguid inspirándonos, caminad con nosotros.

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Misericordia, viga maestra que sostiene a la Iglesia

Domingo, 26 de abril de 2015
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102vigaEl Papa acaba de publicar una bula convocando para el año 2016 a un jubileo extraordinario de la misericordia. Precisamente ahí, en el anuncio de la misericordia de Dios y en la vivencia de las obras de misericordia, se juega la Iglesia su credibilidad, o sea, el ser escuchada y respetada. Pues la misericordia es “la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia”. En la misericordia, y no en la ley o en la justicia, está la clave para entender el Evangelio de Jesús. Lo que movía a Jesús, en todas las circunstancias, era la misericordia. En ella se refleja el modo de obrar del Padre y ella es criterio para saber quienes son realmente sus hijos.

Subrayo tres de las muchas ideas que pueden encontrarse en la carta de Francisco. La primera es la relación entre el jubileo de la misericordia y el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II. La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento, con el que ella iniciaba un nuevo periodo de su historia. Y de hacer siempre reales las palabras de Juan XXIII en su discurso inaugural del Concilio: la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad.

El segundo subrayado se refiere a una idea de Tomás de Aquino, recogida también por la liturgia: donde Dios manifiesta de verdad su omnipotencia es cuando usa de misericordia. La misericordia, lejos de ser un signo de debilidad, es un signo del poder de Dios. ¿Cómo es esto posible? Vale la pena recordar la explicación que ofrece Santo Tomás: “la manera de demostrar que Dios tiene el poder supremo es perdonando libremente los pecados… porque perdonando y apiadándose conduce a los hombres a la participación del bien infinito, que es el máximo efecto del poder divino”. En otras palabras: tiene poder el que logra lo que se propone. Lo que Dios quiere para todos y cada uno de sus hijos es la salvación. Perdonando los pecados consigue ese fin. Luego su poder se manifiesta cuando perdona y tiene misericordia.

Al final de la carta hay una pequeña sorpresa. La misericordia puede favorecer el diálogo interreligioso. Ella posee un valor que sobrepasa los confines de la Iglesia. En primer lugar, porque es una ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano. Por tanto, puede ser un buen lugar de encuentro con todo ser humano. Pero también porque las grandes religiones monoteístas, como el judaísmo y el islam, la consideran uno de los atributos más calificativos de Dios. Por eso, el Papa desea que este año jubilar de la misericordia “nos haga más abiertos al diálogo” para conocer esas nobles tradiciones religiosas y permita que todos los creyentes en el único Dios nos comprendamos mejor. Más aún: el Papa desea que la vivencia de la misericordia “elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación”.

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17 de mayo, vigilias de oración por las víctimas de la violencia homofóbica.

Jueves, 23 de abril de 2015
Comentarios desactivados en 17 de mayo, vigilias de oración por las víctimas de la violencia homofóbica.

mercy-easter-sunday-wallpaper-backgroundPor noveno año consecutivo, en ocasión de la Jornada internacional contra la homofobia y la transfobia (IDAHOT) del 17 de Mayo, las comunidades y las organizaciones de fe y los grupos de cristianas y cristianos LGBT a recordar juntos las demasiadas víctimas de la violencia de la homofobia y de la transfobia.

“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado, Y mi alma lo conoce mucho” (Salmos 139:14), será el versículo bíblico que unirá idealmente todas las vigilias y los cultos por las víctimas de la violencia homofoba 2015

Las voluntarias y los voluntarios del proyecto Gionata renovamos a las comunidades cristianas de buena voluntad y a todos los grupos de cristianas y cristianos LGBT europeos la invitación a ser, una vez más, el motor de esta iniciativa ecuménica para compartir la esperanza.

Las vigilias por las víctimas de la homofobia y la transfobia en Italia. Quando el grupo LGBT cristiano “Kairos” de Florencia (Italia) se enteró del trágico suicidio de un joven gay en Turín (ITALIA), de inmediato ha expresado su dolor y su ira. Junto con otros grupos de cristianos homosexuales, se organizaron en 14 ciudades italianas, en 2007, una serie de “vigilias de oración en memoria de las víctimas de la homofobia.” En los años siguientes, el 17 de mayo, se celebraron vigilias en un creciente número de ciudades.

Al principio fue una iniciativa apoyada por Gionata, el proyecto web acerca de fe y homosexualidad, y desde 2010 se ha convertido en un proyecto compartido por alrededor de 50 grupos del European Forum lgbt Christians Groups y tambien por muchas asociaciones y comunidades católicas, Valdenses, Metodistas, Bautistas y Veterocatolicas.

La liturgia nos ha permitido expresar el dolor y la rabia de las personas LGBT por la violencia que es necesaria abordar en un contexto religioso y desafió a las iglesias pidiéndoles de rechazar la violencia homofóbica y transfobica.

La idea se ha extendido rápidamente en Europa y América Latina. Ya en 2008 se llevaron a cabo algunas vigilias en varias ciudades de España e Irlanda, y también en Argentina, Chile, Perú y Venezuela, y en los años siguientes, incluso en Alemania, Malta y en otros países europeos ..

Para mas informaciones sobre esta iniciativa pueden visitar el sitio https://inveglia.wordpress.com/category/espanol/ , o escribir a gionatanews@gmail.com

130517-veglia-ecumenicaLas voluntarias y los voluntarios del proyecto Gionata

17 de Mayo 2015, a recordar juntos las demasiadas víctimas de la violencia de la homofobia y de la transfobia

Ha empezado la cuenta atrás que llevará, por noveno año consecutivo, en ocasión de la Jornada internacional contra la homofobia y la transfobia (IDAHOT) del 17 de Mayo, las comunidades y las organizaciones de fe y los grupos de cristianas y cristianos LGBT a recordar juntos las demasiadas víctimas de la violencia de la homofobia y de la transfobia.

También este año preguntamos a las comunidades cristianas y a los grupos de cristianas y cristianos LGBT que participaron en las pasadas ediciones de esta iniciativa ecuménica, si quieren contribuir a la elección del versículo bíblico que unirá todas las vigilias y los cultos de ese domingo, proponiendo uno. 

Todos los versículos que lleguen dentro del próximo 30 de enero  de 2015 serán posteriormente votados y elegidos públicamente en la primera semana de febrero en la página web de las vigilias https://inveglia.wordpress.com/category/espanol/

El versículo bíblico más votado será el que unirá idealmente todas las vigilias y los cultos por las víctimas de la violencia homofoba 2015.

Las voluntarias y los voluntarios del proyecto Gionata renovamos  a las comunidades cristianas de buena voluntad y a todos los grupos de cristianas y cristianos LGBT europeos la invitación a ser, una vez más, el motor de esta iniciativa ecuménica para compartir la esperanza.

Para mayor información acerca de la iniciativa podéis escribir a gionatanews@gmail.com o bien visitar la página web de las vigilias https://inveglia.wordpress.com/

Las voluntarias y los voluntarios del proyecto Gionata

Los versículos que, en los años pasados, han unido las vigílias y los cultos para recordar las víctimas de la Homofobia y Transfobia:

2014> “Por tanto recibios los unos a los otros, como también Cristo nos recibio’, para gloria de Dios” (Romanos 15:07)

2013> “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva si el castigo. De donde el que teme , no ha sido perfeccionado en el amor” (I Juan 4: 18)

2012> “El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas” (1 Juan 2:9)

2011> “Y les dijo: Vosotros sabeis cuanto abominable es para un varon judio juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mi me ha mostrado Dios que a ningun hombre llame comun o inmundo ” (Hechos 10:28),

2010> “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulacion,o angustia, o persecucion, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” (Romanos 08:35)

2009>”En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva si el castigo. De donde el que teme , no ha sido perfeccionado en el amor” (I Juan 4: 18)

2008> “Tengo un sueño” de Martin Luther King

2007> “De modo que si alguno esta’ en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron e aqui todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5: 17).

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Cristianismo (Iglesias), General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , ,

El activista gay estadounidense Jeran Artery, propone que las iglesias que discriminen pierdan su exención de impuestos

Sábado, 11 de abril de 2015
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JeranArtery~001El activista borró el post poco tiempo después de publicarlo en facebook pero son ya muchos los que han apoyado su proposición en las redes sociales.

Jeran Artery, un activista militante del grupo de defensa de los derechos homosexuales Wyoming Equality, propuso hace unos días en su página de facebook que las iglesias que discriminen al colectivo LGTB con el objetivo de conservar a sus fieles perdiesen la exención de impuestos.

El activista borró el post poco tiempo después de publicarlo, según relató el periodista Jason DeWitt en el portal de noticias Top Right News.

La cuestión fue planteada debido, en gran parte, a la feroz oposición que ha habido en los últimos días a la aprobación de una Ley de Restauración de Libertad Religiosa en Indiana que permitiría a determinados grupos utilizar la fe como una defensa en cuestiones de discriminación.

La oposición, ante esta tesitura, pidió a los legisladores y al gobernador una reforma de esta ley, así como la inserción de protecciones específicas para el colectivo LGTB.

La controversia no es nueva, ya que este tipo de casos se vienen produciendo desde hace una década. Sin embargo, han ido en aumento en los últimos años. Hay que recordar, por ejemplo, el caso de Jack Philips, un pastelero de Colorado que tuvo que defenderse en los tribunales tras ser demandado por negarse a cocinar un pastel de boda para una pareja homosexual.

La Comisión de Derechos Civiles de Colorado dictaminó que la decisión del panadero estaba perfectamente justificada al negarse a hacer pasteles que “violaran sus convicciones morales”.

Budismo, Cristianismo (Iglesias), General, Homofobia/ Transfobia., Islam, Judaísmo , , , , , , ,

“Calláte, señor cura, que se os entiende todo”, por Juan Masiá

Domingo, 1 de febrero de 2015
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Homilia de Monsenor Antonio Aloisio  en la Misa por San Expedito de las 21 hs - 19-04-08Del blog Vivir y pensar en la Frontera:

(Pregunta n. 24 del Cuestionario del Sínodo, sobre “atención al lenguaje”)

Encarnita, espabiladísima, tiene siete años. Se aburre durante el sermón: “Mamá, ¿por qué cuenta el cura otra vez lo que ha leído antes?” “Hija, para explicarlo y que nos enteremos”. “Pues yo ya me enteré cuando lo leyó antes. Pero ahora no se entiende nada, y mucho más largo…”

“Calláte, niño, que se te entiende todo”, decía un humorista argentino. Burócratas vaticanos de la vieja guardia, dicen a Francisco: “Calláte, Papa, que se os entiende todo”.

Cuando el Cuestionario del Sínodo habla de “apertura a la vida” o de “que se respete la ecología humana del engendrar”, la gente no lo entiende. Pero cuando Francisco dice que “ser católico no significa procrear como conejos”, sí se entiende.

La pregunta 24 del Cuestionario del Sínodo dice así: “¿Somos conscientes de que la rápida evolución de nuestra sociedad exige una constante atención al lenguaje en la comunicación pastoral?

Esta pregunta es un torpedo en la línea de flotación contra todo el cuestionario. La podemos contestar así: ”Señores sinodales, tomen en serio esa atención al lenguaje y dejen de hablar con retórica ambigua de diplomacia vaticana.”

Un grupo católico norteamericano ha escrito una carta al Papa Francisco para decirle que el cuestionario del Sínodo está escrito en un lenguaje que hace imposible discutirlo(CCRI (Catholic Church Reform International).

Un ejemplo, la citada pregunta n. 24. Tras hablar sobre la “atención al lenguaje en la comunicación pastoral”, añade: “¿Cómo testimoniar eficazmente la prioridad de la gracia, de manera que la vida familiar se proyecte y se viva como acogida del Espíritu Santo?”

Me pregunto: ¿cuántas personas participantes hoy en la misa dominical entenderían esta pregunta? Pensando mal y pronto, hay preguntas que parecen escritas para impedir debates y respuestas.

Cuando el Cuestionario habla de “un camino penitencial para situaciones particulares y con condiciones precisas, distinguiendo entre situación objetiva y circunstancias atenuantes”, la gente no lo entiende. Pero cuando Francisco dice que “no va uno a confesarse como quien va a la tintorería a quitarse una mancha”, sí se entiende la alegría del perdón.

Cuando el Sínodo dice que “hombres y mujeres con tendencias homosexuales deben ser tratados con respeto y delicadeza” (en vez de decir,como debiera, “hay que desarraigar la homofobia y no excluir a las personas homosexuales en la vida de las iglesias”), no se sabe si las está aceptando o condenando. Pero cuando Francisco dice: “¿Quién soy yo para juzgar?”, sí se entiende que no condena.

Y así un larguísimo etcétera, que nos hace decir interpelar a los sinodales: “Convertíos y cambiad el lenguaje. Habláte claro y sin miedo, que se entienda todo”.

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“¿Catecismo o Evangelio?”, por Enrique Martínez Lozano,

Jueves, 29 de enero de 2015
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8299138295_0e85f07b41_zLo hemos leído en el blog Crónica Liminal:

Copio hoy un artículo de Enrique Martínez Lozano, con quien comparto su visión del mundo, de la espiritualidad, de la religión y de la aventura maravillosa del alma.

Este texto nace a raíz de algunas experiencias recientes vividas en encuentros con personas religiosas (católicas), que me habían pedido abordar el estudio de la figura de Jesús.

         En tales encuentros, se me ha ido haciendo cada vez más clara la dificultad que supone acercarse con limpieza a Jesús cuando se ha internalizado su imagen a través del catecismo aprendido. Y he podido constatar hasta qué punto el catecismo ha sustituido al evangelio y eso se ha convertido, en la práctica, en un obstáculo para acoger el mensaje de Jesús, por un doble motivo: porque el catecismo transforma la novedad del evangelio en doctrina anquilosada y porque tal doctrina resulta cada vez más difícil de asumir desde la sensibilidad que acompaña a nuestro momento histórico.

         En este escrito, quiero ofrecer algunas claves acerca de:

  • la trampa (inconsciente) que ha reducido el evangelio al catecismo aprendido;
  • las consecuencias de la misma;
  • la comprensión de la figura de Jesús, más allá de la religión y de la Iglesia, lo cual está en plena sintonía con nuestro momento cultural y lo que parece ser el horizonte futuro: una espiritualidad trans-religiosa;
  • la capacidad de acoger la figura de Jesús, desde el modelo no-dual de conocer; desde ahí, todo se modifica; también lo relativo al modo de entender la llamada “divinidad” de Jesús y las afirmaciones dogmáticas acuñadas a partir del concilio de Nicea (del año 325).

         Soy consciente de que los católicos dan por supuesta una identidad fundamental entre evangelio y catecismo, hasta el punto de que les puede resultar extraño incluso el hecho mismo de que sea puesta en cuestión. Sin embargo, quizás sea bueno verlo con un poco de detenimiento, sin dar nada por supuesto.

         En esos encuentros recientes a los que me refería, algunos participantes expresaron que tenían que rechazar lo escuchado porque “querían defender el catolicismo”, y les parecía que el Jesús del que yo hablaba no era el Jesús “católico”. En un lenguaje más preciso, yo entendí que el criterio para descalificar lo que había expresado en el curso, acerca de la figura de Jesús, era lo que habían aprendido en el catecismo.

         Y aquí es donde, a mi modo de ver, radica la trampa: el Jesús que ha llegado hasta la inmensa mayoría de los cristianos es una imagen filtrada, adaptada, reducida y, literalmente, “domesticada”, por obra y gracia del catecismo.

         Todos los estudios serios sobre la figura de Jesús ponen en evidencia que el Jesús histórico tiene poco que ver con el Jesús del que se habla en el catecismo. Pero esto no debería sorprender: mientras Jesús fue un crítico implacable de la religión y de la autoridad religiosa, el catecismo no nace del evangelio, sino de la proyección de la mente religiosa, que imagina a un Dios a nuestra imagen y semejanza.

         Durante la existencia histórica del Maestro de Nazaret, se planteó un conflicto entre el Dios de la religión y el Dios que Jesús anunciaba. Como suele ocurrir, el poder salió aparentemente victorioso y el Dios de la religión terminó asesinando al Jesús de Dios.

         O dicho de otro modo: el catecismo presenta a un Dios “previsible”, acorde con las categorías de nuestra mente proyectiva; por el contrario, tal como escribiera Dietrich Bonhoeffer, “el Dios que se revela en Jesús pone del revés todo lo que el hombre religioso espera de Dios.

         En el caso cristiano, la mente proyectiva se sirvió, primero, del genio religioso de Pablo –que convirtió en “religión” el mensaje sencillo y sabio de Jesús- y, más tarde, de las categorías de la filosofía griega –que habría de ser la matriz donde se gestaran los grandes dogmas del cristianismo-.

         Como resultado “natural” de todo ese proceso, se produjo una divinización, apropiación y  domesticación de la figura de Jesús que, de ser un judío sabio, un hombre profundamente espiritual (humano), portador de un mensaje universal de sabiduría y crítico de la religión, a través de una propuesta radicalmente subversiva, fue presentado como fundador de una religión más y, supuestamente, de la iglesia cristiana, tal como hoy la conocemos.

         Una vez producido el cambio, la visión de la teología (del catecismo) habría de convertirse, lógicamente, en el criterio último acerca de todo lo que podía decirse o no sobre la figura de Jesús. Todo aquello que no repitiera literalmente los dogmas cristológicos y que no asumiera la “imagen” de Jesús que había filtrado esa misma teología (y catecismo) quedaba automáticamente descalificado.

         Otra consecuencia no menor de aquella confusión es la que se palpa en la confesión de no pocas personas consagradas que reconocen haber sido adoctrinadas, pero no evangelizadas. Eso es exactamente lo que ocurre: el catecismo adoctrina y fomenta una religiosidad observante, basada en el cumplimiento, pero no lleva a conectar vitalmente con lo que fueron las actitudes profundamente humanas de Jesús.

         Todo ello, como decía, es consecuencia de haber absolutizado la teología heredada y el catecismo aprendido. Sin embargo, si se toma un mínimo de distancia de este, basta una aproximación simple al evangelio para constatar como evidente el contraste palpable entre los contenidos de uno y de otro. Sabiendo cómo funciona la mente humana y el papel que juegan las creencias, sobre todo dentro de una institución poderosa y autoritaria, no es difícil concluir que, si no se percibió antes aquella disonancia, fue debido sencillamente al mecanismo por el que los seres humanos tendemos a identificarnos con aquello que creemos.

         Con todo, si bien es cierto que el contraste entre catecismo y evangelio es evidente para cualquier lector atento, en nuestro actual momento histórico nos encontramos con dos elementos que facilitan una comprensión mayor.

         En primer lugar, la nueva sensibilidad cultural parece percibir que estaríamos asistiendo al inicio del ocaso de las grandes religiones teístas. Nacidas en un momento histórico determinado –dentro de un nivel de consciencia mítico y en una sociedad caracterizada por un fixismo rígido-, no solo se revelan en “disonancia” con un nivel de consciencia más ampliado, sino incluso –en su forma tradicional- resultan irrelevantes en esta sociedad tecnológica avanzada y en constante innovación y cambio.

         Nadie duda de que, en una historia de luces y de sombras –como todo lo humano-, han aportado riqueza a la humanidad en su devenir histórico: fundamentalmente, han motivado y desarrollado la personalización –al hablar de un Dios “personal”- y han potenciado la dimensión ética del comportamiento humano, desde la exigencia de “imitar” a un Dios bueno.

         Sin embargo, parecen acumularse evidencias de que nos hallaríamos en un proceso de transformación o metamorfosis de lo religioso, a resultas de la cual la religión sería trascendida en la forma de una espiritualidad no dogmática, universal, inclusiva y no-dual.

         El segundo factor que favorece una aproximación más “limpia” a la figura de Jesús es el giro copernicano en nuestro modo de conocer, que constituye una de las mayores revoluciones a las que estamos asistiendo: se trata del paso del modelo mental de conocer al modelo no-dual (o “conocimiento silencioso”, del que los sabios y místicos de todas las tradiciones han dado siempre testimonio).

         Ambos factores abren, de una forma espléndida y luminosa, nuestra percepción del Maestro de Nazaret, al acercarnos a un Jesús más allá de las religiones, no “religioso” ni “católico” y, al mismo tiempo, “espejo” límpido de aquella misma y única identidad que todos compartimos.

         Si el engaño primero y radical en que se basa el modelo mental es la creencia de que todo está separado de todo –y, sobre esa creencia errónea, se articuló la creencia dogmática en Jesús como un Dios separado-, el modelo no-dual nos permite percibir el equívoco y nos abre a reconocer la no-separación, la interrelación de todo en una admirable unidad dentro de las diferencias. Jesús deja de verse como un ser separado para ser comprendido como aquel hombre sabio que “vio” y vivió lo que somos todos.

         Desde esta nueva perspectiva, la imagen de Jesús que presentan los dogmas, la teología clásica o el catecismo resulta de una pobreza raquítica, desfigura su rostro y vacía de contenido su mensaje, hasta convertirlo en una creencia rutinaria para consumo exclusivo de quienes han decidido creer en él.

         Llegados a este punto, toca vivir el respeto hacia los otros y el cuestionamiento lúcido hacia uno mismo.

         Con frecuencia, en los ambientes católicos, al cuestionar la imagen de Jesús, aprendida en el catecismo, se producen malestares e incluso “escándalos”. Ante esta primera reacción, la autoridad religiosa se posiciona en defensa de quienes discrepan, porque también ella comparte la misma imagen de Jesús.

         Es llamativo, sin embargo, que la descalificación tome una forma “autoritaria”. Es decir, no se aportan argumentos de valor; son, sencillamente, de autoridad: “el catecismo no puede ser cuestionado”.

         Es significativa también la actitud que subyace: no se sabe bien si lo que interesa es conocer limpiamente a Jesús… o, más bien, fortalecer las creencias que ya se tenían acerca de él y “defender el catolicismo”.

         Llama igualmente la atención la insistencia en hablar de un Jesús “católico”, sin caer en la cuenta de que esa misma denominación está ya dando por supuesta una “apropiación” y “domesticación” de la figura del Maestro de Nazaret absolutamente indebida.

         En resumen, pareciera como si lo que realmente interesara no fuera un conocimiento real de Jesús, sino demostrar que Jesús es tal como ellos lo creen y que, además, es “nuestro”.

         Frente a ello, hoy parece incontestable históricamente que Jesús no “fundó” la Iglesia ni tampoco creó una nueva religión –su mensaje no coincide con la doctrina “católica”-, sino que ofreció y vivió un mensaje de sabiduría que, con frecuencia, la misma religión que dice fundamentarse en él ha encorsetado y empobrecido, convirtiéndolo en una creencia rutinaria y alejada de la vida.

         Soy consciente de que, ante estas afirmaciones, el católico suele argüir repitiendo aquellas palabras que el evangelio de Mateo pone en boca de Jesús, dirigiéndose a Simón: “Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt 16,18).

         Sin embargo, para la exégesis más rigurosa, tales palabras –exclusivas de Mateo- no pertenecerían a Jesús, sino que recogerían el sentir de la comunidad del propio evangelista; comunidad que reconocía a Pedro como figura legitimadora. La segunda parte de la afirmación –nacida también dentro de aquella comunidad y referida a ella misma- no puede ser sino una expresión de deseos. Mal que le pese a nuestra mente y por más frustrante que resulte para la necesidad de seguridad de nuestro ego, todas las formas son impermanentes y, por tanto, transitorias: la Iglesia también pasará. Lo único que permanece es Aquello que es y que, por ello mismo, somos.

         ¿Y el catolicismo? Constituye sin duda una imponente construcción religiosa, que ha aportado innegables riquezas de humanidad, a la vez que ha generado mucho sufrimiento.

         Ha tratado de dar respuesta al misterio del existir –eso es una religión-, en unas determinadas coordenadas espaciotemporales. Ese es su mérito y su límite. Como “mapa” que ofrece pistas para entrar en el “territorio”, es válido y legítimo, dentro de los límites de todo lo humano. El problema surge cuando el mapa se absolutiza y se erige en criterio último de verdad: entonces la religión se hace indigesta y peligrosa.

         El catolicismo se absolutiza y hace daño –como cualquier otra religión- cuando piensa que con él ha llegado el “culmen” de la verdad y que cualquier otra doctrina debe juzgarse a su luz. O cuando se considera como la “religión definitiva”, sin advertir que esa misma creencia lo único que revela es el nivel de consciencia mítico de quien la sostiene. Como cualquier otra forma histórica, también el catolicismo será superado y trascendido.

         En una homilía reciente (31 de diciembre de 2014), el papa Francisco –que, por otra parte, tanto está haciendo por “volver” al evangelio- expresaba lo siguiente: “Sin la Iglesia, Jesucristo queda reducido a una idea, una moral, un sentimiento. Sin la Iglesia, nuestra relación con Cristo estaría a merced de nuestra imaginación, de nuestras interpretaciones, de nuestro estado de ánimo”.

         Me parece que esa frase –una de las más desafortunadas que le he oído al actual papa, y que se inscribe dentro de la teología más conservadora y etnocéntrica (eclesiocéntrica)- no solo no hace justicia a la realidad, sino que encierra un engaño peligroso, al reducir la figura de Jesús a la interpretación dogmática que la Iglesia hace de la misma.

         Indudablemente, Jesucristo puede quedar reducido a una idea, una moral y un sentimiento. Pero también a una interpretación religiosa y excluyente, que reduce y tergiversa su figura. Sin embargo, cabe una aproximación más ajustada a la historia y más fiel al propio mensaje de Jesús. Toda lectura es ya una interpretación –no puede ser de otro modo- y pensar que las interpretaciones únicamente las hacen los otros es caer en un error de bulto, que no favorece crecer en la verdad. En cualquier caso, la clave para comprender nuestras aproximaciones a la figura de Jesús pasa, de una manera radical, por el paradigma en el que cada cual nos encontramos y, más básicamente aún, por el modelo de cognición que utilizamos, como he expresado más arriba.

         En el aspecto concreto que nos ocupa, es legítimo que el catolicismo diga remontarse a Jesús. No lo es, sin embargo, que pretenda monopolizarlo o que exija imponer la suya como la única interpretación válida de la historia del nazareno: Jesús siempre trascenderá cualquier cuerpo dogmático en torno a su figura.

         Intuyo que, antes o después, las religiones están llamadas a reconocerse como “mapas” –valiosos y limitados-, que no tengan otra pretensión que la de favorecer y facilitar que las personas vivan su verdad más profunda –eso es la “dimensión espiritual”-, en un proceso en el que las mismas religiones irán desapareciendo, trascendidas en una espiritualidad abierta, inclusiva, experiencial…, es decir, radicalmente humana.

         La alternativa, por tanto, pasa por abrirse a la espiritualidad que, aun valorando lo que las religiones han aportado, sin embargo las trasciende. Y mientras estas ofrecen creencias que parecían prometernos seguridad, aquella nos ancla en la certeza de lo que somos, llenándonos de luz y ensanchando nuestro corazón hasta poder decir –como Jesús- que “todos somos uno”.

         Tal postura conecta mejor con la intuición y la propuesta de Jesús, con su carácter universal e inclusivo, con su sabiduría que no conoce fronteras y con su visión no-dual de lo real.

         Cada día tenemos más claro que, así como las creencias en Dios dificultan experimentarlo, la adhesión al catecismo impide el acceso abierto al evangelio, porque este –sin que la persona lo advierta- ha sido ya previamente filtrado por aquel.

Postdata:

         Después de haber enviado este artículo a un grupo, una lectora atenta me hace llegar el siguiente texto del papa Francisco, que yo desconocía. Lo transcribo a continuación, porque estas me parecen unas palabras realmente “inspiradas”. Dice así:

No es necesario creer en Dios para ser una buena persona. En cierta forma, la idea tradicional de Dios no está actualizada. Uno puede ser espiritual pero no religioso. No es necesario ir a la iglesia y dar dinero. Para muchos, la naturaleza puede ser una iglesia. Algunas de las mejores personas en la historia no creían en Dios, mientras que muchos de los peores actos se hicieron en su nombre”.  

(A quien desee profundizar en las cuestiones aquí apenas apuntadas, le sugiero la lectura del libro que acabo de escribir y que, en breve, publicará la editorial PPC, con el título: “Cristianos más allá de la religión. Cristianismo y no-dualidad”).

www.enriquemartinezlozano.com

Teruel, 12 enero 2015.

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“El cristianismo en el umbral del tercer milenio”, por José Comblin, teólogo

Martes, 27 de enero de 2015
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cristianismo-rosario-41230-1Leído en la página web de Redes Cristianas

Introducción.

En el umbral del tercer milenio el cristianismo es fundamentalmente europeo y americano, siendo que la población cristiana americana supera largamente la población europea. El cristianismo entra en el milenio como realidad americana antes que nada. No obstante conquistó gran parte de África, más de la mitad de la población de África situada en el centro y en el sur del continente a pesar de la fuerte expansión musulmana del Norte hacia el Sur. En Asia el cristianismo aún constituye una minoría insignificante numéricamente, a pesar de las Filipinas, única isla cristiana en un mundo tan vasto que reúne mucho más de la mitad de la población mundial. Además de eso la población de Europa dejó de crecer y va a disminuir. La población de América crece cada vez menos. La población de África crece vertiginosamente y la población de Asia también, a pesar de las medidas draconianos de restricción de la natalidad en China. Por consiguiente el cristianismo que entre en el milenio es esencialmente americano, aunque en el curso del milenio pueden ocurrir sorpresas del lado de África o del lado de Asia

No hay ninguna señal de que el cristianismo pueda entrar en el mundo musulmán, pocas señales de que pueda influenciar profundamente el hinduismo o el budismo. La mayor esperanza estaría en China y en Vietnam, así como en Corea. En China y en Vietnam el comunismo abrió paso al cristianismo. A fin de cuentas el marxismo es una herejía cristiana: introdujo el fermento cristiano tanto en China como en Vietnam. En ambas Iglesias fortalecidas por las pruebas y que encuentran delante de si fuertes religiones tradicionales. Quién abrió el camino al cristianismo fueron los comunistas cuyas ideas están tan impregnadas de cristianismo. Y en Corea el cristianismo nació sin contacto con el colonialismo; nació por iniciativa de coreanos y no por iniciativa de misioneros, lo que lo torna mucho más autóctono y libre.

Un segundo carácter importante del cristianismo en el umbral del siglo XXI, es que se trata de una forma de cristianismo separada de hecho de las Iglesias. Solamente un 10 a un 20% de los cristianos tienen lazos institucionales con las Iglesias. Las Iglesias no controlan la marcha del cristianismo. El clero perdió el liderazgo del cristianismo. Las Iglesias cristianas son instituciones arcaicas. La Iglesia católica tiene instituciones formadas en la edad media y se ha vuelto totalmente incapaz de actuar en la sociedad de manera eficaz. Las influencias de la Iglesia Católica no va más allá del 10 al 20% de los observantes y, aún así, ese 10 a 20% no acepta las orientaciones del clero en materia moral, social o sexual.

El Papa, los obispos, los padres son tratados con mucho respeto, pero en la vida social y personal ninguno sigue sus enseñanzas. La evolución de la sociedad en este final del segundo milenio, en Brasil, por ejemplo, nada debe a la doctrina social de la Iglesia. Entonces el cristianismo en el umbral del tercer milenio no se identifica con las Iglesias cristianas, porque éstas apenas controlan una minoría de la sociedad, de las ideas o de los comportamientos cristianos.

1. EL CRISTIANISMO FUERA DE LAS IGLESIAS TRADICIONALES.

A) EL CRISTIANISMO EN LA MODERNIDAD

Desde el siglo XVI se manifiestan las aspiraciones modernas. Sin embargo durante siglos ellas permanecieron contenidas en círculos intelectuales o sociales más o menos clandestinos. Las nuevas aspiraciones conquistan espacios a duras penas. Hubo la revolución puritana de 1640 en Inglaterra, después la llamada Revolución Gloriosa de 1688. Después vendrá la Revolución Francesa que los ejércitos de Napoleón llevan por la Europa Continental entera. Las revoluciones liberales del siglo XIX en Europa, las guerras de independencia en América desde 1776 en los EE.UU. hasta la proclamación de la república en Brasil 1889 fueron etapas de la conquista de la antigua cristiandad por el temario liberal. En el siglo XX el liberalismo acaba triunfando hasta el punto que algunos observadores anunciaron que en adelante ya no habrá más cambios: la historia alcanzó su fin definitivo. Desde 1989 los Estados Unidos pueden imponer su modelo “democrático ” al mundo entero, al menos verbalmente.

Ahora bien, los grandes temas de la modernidad son frutos del cristianismo y constituyen la contribución cristiana a la figura de la humanidad en el umbral del tercer milenio.

1. El primer tema es el de la libertad. Grecia inventó la libertad, pero restringiéndola a los privilegiados de las ciudades, a los que no trabajan y eran dueños de la tierra. La extensión de la libertad para todos y la concepción de un mundo hecho de hombres todos libres, libres hombres y mujeres de todas las razas y culturas, nació el cristianismo. Ninguna otra gran religión mundial proclama tal aspiración, ningún imperio, ninguna civilización

Se entiende por libertad tanto la libertad civil como la libertad política o económica. La libertad civil corresponde a lo que se llama “derechos humanos”, derecho de circular, trabajar, pensar, expresarse, asociarse y otros. La libertad política es la participación en el gobierno de la sociedad dentro de un Estado de derecho, libre de las arbitrariedades de los poderosos. La libertad económica es la libertad de tomar iniciativas económicas y de ser propietario de los lucros resultantes de la actividad económica.

De modo general esas libertades fueron conquistadas contra la resistencia del clero y de las Iglesias institucionales. En general el clero no reconoció en ellas una herencia cristiana, por lo menos hasta el Concilio Vaticano II. Sin embargo ellas son cristianas y siempre hubo algunos cristianos conscientes que se dieron cuenta de eso. Pero no fueron apoyado y sí condenados por la jerarquía.

2. El segundo tema cristiano es la desacralización o la secularización del mundo.

En las civilizaciones antiguas y en lo que aún queda de ellas en Asia, en África o en el mundo indígena y afro de América, el ser humano vive dominado por el miedo a la naturaleza. Miedo de los fenómenos meteorológicos (sequía, inundaciones, truenos y rayos), miedo de los animales, miedo de las fuerzas de la naturaleza que no consigue entender. Por eso recurre a medios mágicos o religiosos. Atribuye las amenazas a fuerzas sobrenaturales. Ve el mundo penetrado por entes sobrenaturales animados de intenciones y de deseos como los seres humanos. Imagina un mundo de entidades invisibles y procura dominar el mundo sensible por medio de los seres invisibles. De allí la proliferación de ritos y creencias.

La secularización se hace también en gran parte contra la oposición del clero y de las Iglesias establecidas. Todo comenzó con la resistencia en nombre de la Biblia y de la tradición a los descubrimientos científicos y a las nuevas técnicas. No obstante, la secularización es cristiana. El cristianismo libera al ser humano de todo temor a entidades sobrenaturales. Ofrece un mundo abierto al trabajo humano. El cristiano se siente a voluntad en el mundo porque es hijo de Dios y por lo tanto heredero: el mundo es la herencia recibida del Padre. No debe sentirse amenazado o constreñido. El mundo es bueno y le fue dado por el Padre.
De nuevo la expansión del cristianismo se hizo contra la resistencia de las Iglesias

3. El tercer tema cristiano es el de la felicidad.

En las civilizaciones antiguas los hombres y aún más las mujeres llevan una vida de deberes y de obligaciones. Viven sometidos a tradiciones, normas, estructuras y tabúes. Ya fue dicho que los hombres tradicionales viven sometidos a los padres más allá de la muerte de ellos, sumisos a la familia, a la tribu. La vida individual solamente comenzó a tener valor a partir del cristianismo que emancipó al individuo de todas las estructuras, creó el concepto de persona humana y dio la posibilidad de buscar la felicidad individual. Los evangelios hablan un lenguaje de felicidad.

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Iglesias convertidas en pubs, pistas de patinaje, tiendas… o escuelas de circo

Domingo, 18 de enero de 2015
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iglepub2_560x280Una iglesia, transformada en un pub

El desuso de los templos obliga a su venta en Alemania, Irlanda, Inglaterra o Países Bajos

El número de musulmanes en Europa llegará al 8% en 2030, según el Washington Pew Research Center

Una iglesia transformada en una pista de patinaje. Eso es lo que ocurre en uno de los cientos de templos vacíos en tierras europeas. Entre las paredes de la iglesia de San José se encuentran skaters que utilizan el espacio que un día acogió a miles de fieles. ¿Qué hacer con esos edificios en desuso? Ponerlos en venta.

Un ejemplo es esta iglesia, que aún es propiedad de la Iglesia Católica Romana. Está en venta pero el precio es inasumible, al igual que el mantenimiento, recoge The Wall Street Journal. De hecho, ya empieza a ser un problema para los gobiernos.

escuela-de-entrenamiento-circense-en-edimburgoEscuela de entrenamiento para el circo

Pero no es el único caso de iglesia transformada en otra cosa que nada tiene que ver con la religión. Casa, tienda de ropa, supermercado, floristería, escuela de entrenamiento para el circo y hasta un pub al estilo Frankestein son algunos ejemplos, el último en Edimburgo (Escocia), del nuevo uso dado a estos lugares.

Y así se repiten los casos de edificios que un día fueron centros neurálgicos de las comunidades por un continente cada vez menos practicante por el debilitamiento de la fe cristiana. Mientras, el judaísmo ortodoxo, predominante en Europa, se ha mantenido estable y el Islam va en aumento.

Según el Washington Pew Research Center (centro de investigaciones) el número de musulmanes en Europa creció de un 4,1% en 1990, cerca de 6% en 2010 y se proyecta que llegará al 8% en el año 2030, esto es 58 millones de personas.

Cerca de 20 iglesias al año se cierran en Inglaterra. 200 de estos templos daneses están considerados como inviable o infrautilizados. 515 se han cerrado en Alemania en la última década... Pero los datos de los Países Bajos son los más llamativos: según WSJ, los líderes católicos romanos del país estiman que dos tercios de sus 1.600 iglesias estarán fuera de servicio en la próxima década. También se espera que 700 de iglesias protestantes de Holanda cierren de aquí a cuatro años.

EEUU, de momento, no ha entrado en esta espiral de cierre de templos cristianos pero se estima que siga el mismo camino que Europa en los próximos años.

Fuente Religión Digital

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“¿Jesús del Reino o Jesús de la religión?”, por José M. Castillo, teólogo

Viernes, 16 de enero de 2015
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Vishal-Raj-Seduction-Burbujas-De-Deseo-02-533x800Leído en la página web de Redes Cristianas

Fe y laicidad en una sociedad que busca Espiritualidad y Justicia

1. El problema

La pregunta, que se propone como título de esta conferencia, nos sitúa de lleno ante un problema, que – según yo veo las cosas – es un asunto de enorme importancia y de consecuencias muy graves, pero que, al mismo tiempo, es un problema que no es fácil delimitar y cuyas consecuencias no son fáciles de precisar. De ahí – según creo -, la ambigüedad en que nos movemos. Una ambigüedad de la que difícilmente tomamos conciencia. Y precisamente por eso, porque vivimos siempre en esta especie de ambigüedad, por eso nunca podemos afrontar con claridad y firmeza el enorme problema de nuestra coherencia como creyentes en Jesús y como personas que tomamos en serio el Evangelio.

¿A qué me refiero al decir estas cosas? Es evidente que Jesús fue un hombre profundamente religioso. Pero, tan cierto como eso, es que la religiosidad de Jesús – la que él vivió y la que enseñó a la gente – no se ajustaba, ni coincidía, con la religiosidad establecida en su cultura y en su pueblo. Es más, no solamente no coincidía, sino que allí ocurrió algo enormemente significativo y que, por eso mismo, da mucho más que pensar. No se trata solamente de que la religiosidad “oficial” y la religiosidad de Jesús no coincidían, sino sobre todo se trata de que fueron dos religiosidades incompatibles la una con la otra. De forma que los dirigentes de la religión del templo vieron en Jesús una amenaza muy grave (de “ser o no ser”: cf. Jn 11, 47-53) para lo que ellos representaban y lo que ellos vivían. Como es igualmente cierto que, a la inversa, Jesús vio, en los sumos sacerdotes y maestros de la ley, a los responsables que, con seguridad, iban a ser los que acabarían torturando, humillando y asesinando cruelmente a Jesús (como consta por los anuncios de la pasión: Mc 8, 31 par; 9, 31 par; 10, 33-34 par).

Así las cosas, el problema está en que lo que Jesús y los sacerdotes de entonces vieron que era incompatible, nosotros lo hemos hecho compatible. Más aún, no solamente lo hemos hecho compatible, sino que además lo hemos hecho integrable. Peor todavía, necesariamente integrable. De manera que hemos llegado a la desfachatez de ir por la vida enseñando que tenemos que encontrar a Jesús y vivir su Evangelio en la religión del templo y con los sacerdotes del templo. La religión nos explica a Jesús. Y Jesús es un componente central de la religión. Con lo que, entre otras cosas, hemos logrado que el concepto tradicional de religión (según las palabras duras e irreverentes de Peter Sloterdijk) ha terminado por ser “aquel desgraciado espantajo que asoma en la escenografía de la Europa moderna” (Has de cambiar tu vida, Valencia, Pre-Textos, 2013, 18).

2. ¿Dónde está la dificultad?

La dificultad no está en Dios, que, al ser por definición “el Trascendente”, no nos es posible conocerlo, ni sabemos en qué consiste. Ser “trascendente” no significa ser “infinitamente superior”, sino simplemente ser “inconmensurable para” nosotros, ser “de un orden absolutamente distinto” del nuestro (S. Nordmann, Phénoménologie de la trascendance, Paris, Ed. D’écarts, 2012, 9-10). Por tanto, ya que Dios no está a nuestro alcance, la dificultad está en cómo nos relacionamos con Dios.

Ahora bien, en este intento de relacionarse con Dios, las religiones coinciden en dos elementos constitutivos que, de diferentes maneras, se repiten en todas las religiones que se han organizado como tales (excepto el Budismo y – después veremos en qué sentido – el Cristianismo). Estos dos elementos son los ritos y lo sagrado.

Por lo que se refiere a los ritos, es determinante saber que las ceremonias rituales son el elemento primero, el más primitivo, quela paleontología ha encontrado en los orígenes más remotos del fenómeno religioso. De manera que, desde el paleolítico superior hay huellas claras de prácticas religiosas que se pueden correlacionar con fenómenos religiosos documentados. Ya, desde los hombres de neanderthal, se practicaban entierros ceremoniales de los muertos. Y son muchos los especialistas convencidos de que tales actividades irían acompañadas de ideas religiosas desde hace unos cien mil años (Walter Burkert, La creación de lo sagrado, Barcelona, Acantilado, 2009, 33).
Lo que significa que lo más original, lo primero, en el hecho religioso, no es Dios, sino los rituales. Por tanto, lo primero no fue Dios, sino los ritos de la religión (cf. Para una información introductoria, J. M. Castillo, La laicidad del Evangelio, Bilbao, Desclée, 2014, 21-25). Por esto, sin duda, los niños aprenden antes los rituales que lo que es o lo que significa Dios. Y la gran mayoría de la gente religiosa tiene más claro lo de los rituales que lo de Dios. Hasta el punto de que la fe de muchas personas es, ante todo, fe en determinados rituales, no precisamente fe en Dios. Y las autoridades religiosas controlan con más exigencia la exactitud en la observancia de los ritos que la exactitud en la idea de Dios y la fe en ese Dios. Lo que hace pensar – o al menos sospechar – que, en la religión, son más importantes los ritos que Dios. Como ya dijo uno de los autores más reconocidos en todo este asunto, “Dios es un producto tardío en la historia de la religión” (G. Van der Leeuw). El “medio” (el rito) se ha sobrepuesto al “fin” (Dios).

En cuanto a lo sagrado, es el ámbito (de espacio, tiempo, personas y objetos) en el que se puede y se debe realizar el ritual. Lo característico de la religión es la “seriedad absoluta”, que deriva del trato con realidades superiores absolutas e invisibles, que son las prerrogativas de lo sagrado, que caracteriza a la religión.

Ahora bien, la dificultad con que tropezamos los cristianos es que, si “lo ritual” y “lo sagrado” son componentes esenciales de la religión, lo que encontramos en los evangelios es que lo central en la vida y el mensaje de Jesús no fue ni “lo ritual”, ni “lo sagrado”, sino “lo humano”. Jesús no centró sus preocupaciones, su mensaje y su actividad, ni en el templo, ni en los sacerdotes, ni en las observancias…., sino en la salud de los enfermos (curaciones), en la alimentación de toda clase de gentes (comidas) y en las buenas relaciones humanas (discursos). En cuanto a sus creencias, lo central para Jesús fue la relación con Dios (el Padre) y la oración (nunca en el templo o en la sinagoga, sino en la soledad de los montes y en el silencio de la noche.

El problema concreto que actualmente se nos plantea a nosotros está en que, por supuesto, somos sensibles a lo que fue central en la vida de Jesús (“lo humano”). Pero ocurre que, al mismo tiempo, “lo ritual” y “lo sagrado” (“lo religioso”) sigue teniendo en nuestras vidas más fuerza de lo que imaginamos. ¿Por qué nos siguen interesando tanto no pocas cuestiones relacionadas con templos, sacerdotes, obispos, misas, ordenación de mujeres o de hombres casados, leyes sobre el celibato o el divorcio, conductas del papado, etc, etc? Hemos nacido en una cultura religiosa, nos han educado en todo eso. Y todo eso sigue jugando un papel importante en nuestras vidas.

3. Consecuencias de este estado de cosas

La religión, es decir, los rituales y lo sagrado son realidades que están siempre asociadas a “jerarquías de poder”. Es decir, la religión es generalmente aceptada como un sistema de rangos, que implica dependencia, sumisión y subordinación a superiores invisibles, cuyos mediadores en la tierra y en la sociedad son los “jerarcas religiosos”.

De ahí que los rituales son, con frecuencia, “rituales de sumisión”: inclinarse, arrodillarse, descalzarse, bajar la voz, representar modestia, comportarse como humilde (humilis = cercano a la tierra, humus), descubrirse, tirarse al suelo…., todo esto no es, en el fondo, sino la representación ritual del sometimiento. Lo que, a la inversa, representa la exaltación ritual del poder. La relación “sometimiento-soberanía”, gestionada mediante el ritual, es constitutiva del hecho religioso.

Esto supuesto, nos encontramos con una consecuencia inevitable: la religión crea, por sus mismos constitutivos, “desigualdad” y “sometimiento”. Lo que equivale a crear las condiciones que hacen imposible la igualdad y la libertad. Los dos pilares básicos sobre los que se construye la dignidad y los derechos fundamentales de los seres humanos. Una sociedad profundamente religiosa es una sociedad desigual y es igualmente una sociedad sin libertad. Donde no hay igualdad para todos y libertad verdadera y generalizada no puede haber religión, como hecho social y público.

Ahora bien, en una persona en la que se ha integrado (en su mentalidad y en su vida) la desigualdad entre los humanos y el sometimiento a jerarquías invisibles, inevitablemente se produce un fenómeno del que mucha gente no tema conciencia, pero que es de unas consecuencias asombrosas. El fenómeno al que me refiero consiste en que, en la vida de esa persona, se rompe la conexión entre “lo ritual” y “lo ético”. ¿Por qué? Porque, como se ha dicho muy bien, “el ámbito del comportamiento primario de un mito religioso es el rito, no el ethos” (.G. Theissen, La religión de los primeros cristianos, Salamanca, Sigueme, 2002, 151). Y esto ocurre, en primer lugar, porque los ritos son acciones que, debido al rigor de la observancia de las normas y por la seriedad absoluta que eso lleva consigo, el rito se constituye en un fin en sí (B. Lang, “Ritual, Ritus”, en Handbuch religionswissenschaftlicher Grundbegriffe, Stuttgart 1988 ss, vol. IV, 442-458).

Pero el fenómeno que se produce, en nuestra intimidad, es mucho más profundo y llega al fondo más hondo de nuestro ser. Se trata de que los ritos, como los primeros actos religiosos que son, de los que tenemos constancia, aparecieron como ceremoniales relacionados con los sentimientos de culpa que se producían con ocasión de los sacrificios de animales, que hacían las tribus nómadas de cazadores antiguos. La función o finalidad del ritual era tranquilizar la conciencia del acto violento que obviamente había sido matar el animal. Por eso los etnólogos han podido observar que se destaca claramente el sentimiento de culpa para con el animal muerto. Y por eso el ritual entraña un simulacro de disculpa y reparación (K. Meuli, “Griegische Opferbräuche”, en Phyllobolia, Basilea, 1946, 224-252). De ahí, la experiencia que todos tenemos con frecuencia y que consiste en que la práctica religiosa tiene la extraña y eficaz capacidad de dejarnos con una extraña, profunda e inexplicable tranquilidad. Nos libera de sentimientos de culpa, nos devuelve el sosiego interior perdido y hace que nos sintamos mejor.

De lo cual resulta que la gente se siente más tranquila y mejor practicando rituales sagrados que intentando vivir el Evangelio. Por eso hay tantos católicos que van a misa, rezan rosarios, acuden a templos, cofradías, bodas, bautizos, entierros, procesiones, peregrinaciones, devociones a santos, peregrinaciones, reuniones religiosas más o menos ocultas y clandestinas, etc, etc. Hacemos todo eso con más claridad, más facilidad y más gratificación interior que unir nuestra vida y nuestro destino a la vida y al destino que sabemos vivió y sufrió Jesús de Nazaret.

Más aún. Seguramente lo más misterioso que ocurre, en todo este proceso interior, está en que, por una parte, el ritual fielmente observado, nos comunica paz, sosiego, una indefinible experiencia de sentirse mejor (que se agiganta cuando asistimos a una ceremonia estéticamente bella, solemne, quizá deslumbrante). Pero, por otra parte y además de lo dicho, ocurre que, sin darnos cuenta de lo que nos pasa, el ritual cumplido se erige y se constituye en un fin en sí mismo, de forma que desliga nuestra conciencia de componentes fundamentales – quizá los más fundamentales – de la conducta ética. Sobre todo, cuando lo que está en juego son comportamientos civiles, especialmente determinados comportamientos relacionados con la economía, con la política, con la postura personal que adoptamos ante los otros, sobre todo cuando se trata de relaciones humanas asociadas al poder, al prestigio, la estima, la autoridad y, de forma muy intensa, cuando vivimos relaciones que afectan a lo religioso, lo nacional o lo cultural. Por ejemplo, si se trata de relaciones inter-religiosas, inter-grupales o inter-nacionales.

Y queda todavía, un tema capital: la religión cuesta dinero. Normalmente, las religiones manejan mucho dinero. Templos, monasterios, conventos, personal sagrado, títulos y dignidades, propiedades, donaciones, herencias…. Con lo que, al componente de pacificación interior que produce lo ritual y lo sagrado, se suma el componente de interés económico, de seguridad y de un nivel especial en cuanto afecta a la “categoría social”. Con lo que terminamos en una conclusión que resulta ser – si pensamos todo esto desde el punto de vista del Evangelio – una conclusión aterradora: la religión, sobre todo cuando se trata de la religión “oficial”, es inevitablemente una institución y una realidad “privilegiada”. Por esto, se ha dicho con razón que “las religiones antiguas normalmente gravitan hacia las clases dominantes y los representantes del poder. Después del triunfo del cristianismo, durante muchos siglos de historia europea, ésa fue también la situación de las iglesias cristianas” (W. Burkert, La creación de lo sagrado, Barcelona, Acantilado, 2009, 36). Esto explica que, durante miles de años y en las más diversas culturas, los “hombres de la religión” han sido los “notables” y los “selectos”. ¿Qué queda aquí de los “pequeños”, de los “últimos”, de los “niños”, que son las imágenes (metáforas) preferidas por Jesús para indicar quiénes son los primeros en el “reinado de Dios”?

4. Jesús y la religión de los ritos y de lo sagrado

Fuera lo que fuera lo que aquel campesino galileo del s. I, Jesús de Nazaret, sabía de todo cuanto acabo de explicar, si leemos los evangelios como un proyecto de vida, seguramente lo que queda patente, en ese conjunto de relatos, es que Jesús vio claramente que la religión de los ritos y de lo sagrado (con sus poderes, privilegios y dignidades) es el impedimento más inmediato y más fuerte, que tenemos los seres humanos, para entender y para vivir lo que significa y lo que exige el “Reinado de Dios”.

Por esto, los evangelios son el gran relato de un conflicto. El conflicto de Jesús con los fariseos, los letrados, los sacerdotes, los sumos sacerdotes y senadores, el templo, las observancias rituales. A Jesús no lo persiguieron y mataron porque los dirigentes religiosos rechazaron la divinidad de Jesús. Es decir, porque los hombres más religiosos del s. I no quisieron aceptar los dogmas cristológicos de Nicea (325) y Calcedonia (451). El problema, para aquellos dirigentes religiosos del s. I, estaba en que Jesús no toleraba ni la desigualdad, ni la sumisión que inevitablemente se derivaba de la forma de entender y practicar la religión que consideraban intocable los “hombres del templo”.

¿Por qué esta intolerancia de Jesús hacia aquellos representantes religiosos? Porque lo primero y lo intocable, para aquellos representantes religiosos, era “lo ritual” y “lo sagrado” (con todas sus consecuencias). Mientras que, para Jesús, lo primero y lo intocable, era “lo humano” (la vida humana, el respeto a lo humano, la dignidad de todos los seres humanos por igual). De hecho, las preocupaciones de Jesús no fueron nunca: ni las observancias rituales del templo, ni la inviolabilidad de lo sagrado, ni la dignidad de los sacerdotes, ni los poderes de la religión…. Las preocupaciones de Jesús fueron: la salud de los humanos (relatos de curaciones), la comensalía de los humanos (relatos de comidas), las relaciones entre los humanos (las “bienaventuranzas” y Mt 25, 31-46).

Todo esto supuesto, repito mi pregunta de antes: por qué la Iglesia es tan detallista y exigente en materia de rituales religiosos, al tiempo que es tan escandalosamente permisiva en cuanto se refiere a tantas cuestiones de ética civil y laica? Aquí es de suma importancia recordar la prohibición terminante de Jesús: “No llaméis padre a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo” (Mt 23, 9). Como al discípulo para el que lo primero era enterrar a su padre, Jesús le respondió de manera tajante: “Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos” (Mt 8, 21-22). En última instancia, todo lo que detrás de esto es algo de lo que nunca acabamos de tomar conciencia: ¡Qué misterio tan profundo es tener un padre! ¿Por qué? Porque el padre es esa realidad, profunda y misteriosa, que nos socializa y nos integra en el Kosmos, el “orden establecido”. El orden que perpetúa el poder que nos somete, nos prohíbe, nos priva de la libertad y de la igualdad. Para Jesús, el Padre es la imagen de la bondad y de la igualdad con todos sin distinciones, buenos y malos, justos y pecadores (Mt 5, 45).

5. Conclusiones

1. Jesús desplazó el centro del hecho religioso: de “lo ritual” y “lo sagrado” a lo central y determinante de “la vida humana”. La defensa de la vida, la dignidad de la vida, el respeto a la vida, los derechos humanos que son centrales para perpetuar la vida humana.

2. La Iglesia tiene su razón de ser, su finalidad y su autoridad a partir de Jesús y en esta forma – revolucionaria y desconcertante – de entender y vivir el hecho religioso.

3. Por tanto, lo esencial y específico del cristianismo no es “el dogma” (las verdades que hay que creer), ni es “el ritual sagrado” (las prácticas y observancias propias de una religión). Lo esencial y determinante del cristianismo es “la ética”: la forma de vida que llevó Jesús, sus “obras” (“erga”) y los “frutos” (“karpoi”) que produjo. Creer en Jesús y seguir a Jesús es aceptar que, ante el Dios y Padre que se nos dio a conocer en Jesús, no podemos contar nada más que con la conducta que nos dejó descrita el mismo Jesús con su vida, sus enseñanzas y la consiguiente conflictividad que desencadenaron tal vida y tales enseñanzas. Ante el Dios de Jesús no podemos presentar nada más que nuestra forma de vida, especialmente nuestra forma de tratar a los demás.

Ponencia de José Mª Castillo en la XVII semana andaluza de Teología

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