Por Alexis Oliva
Foto: Archivo Agencia Presentes
“Recuperar lo nuestro. Matrimonio Igualitario. Aporte desde la teología cristiana”, por Nicolás Alessio
Mientras por primera vez un Papa católico apoya la unión civil entre personas del mismo sexo, un cuestionario enviado por la Federación Argentina LGBT a las iglesias de orientación cristiana en la Argentina muestra un abanico de actitudes –desde la discriminación frontal hasta una inclusión más de hecho y marginal que institucional– frente a las identidades diversas. Doble discursos, corralitos y silencios.
Por Alexis Oliva
Un arzobispo de la Iglesia Católica considera a la homosexualidad una “abominación amparada ahora por la ley”. Un médico y pastor de la Iglesia Nueva Apostólica de Rosario rechaza a un donante de plasma por informar en el formulario que tiene una pareja gay. Un sacerdote católico es expulsado por pronunciarse a favor del matrimonio igualitario. Una cruzada contra la Educación Sexual Integral (ESI) es impulsada por varias iglesias pentecostales con la consigna “Con mis hijos no te metas”.
Los citados son algunos de los innumerables actos y palabras que –sólo en nuestro país y en los últimos años– muestran la histórica segregación que desde la conducción de la mayoría de las iglesias se ejerce contra las identidades sexuales diversas. Una discriminación cada vez menos invisible y silenciosa, que genera discusiones y en muchos casos conflictos entre la base y la jerarquía de las instituciones religiosas.
Por estas horas, el debate vuelve a agitarse en la Iglesia Católica, al conocerse una declaración del Papa Francisco a favor de las uniones civiles entre personas del mismo sexo, contenida en el documental Francesco, estrenado en el Festival de Cine de Roma: “Las personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia, son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie, ni hacer la vida imposible por eso”.
A partir de una propuesta de Protestantes por la Diversidad (PpD) –organización integrante de la Federación Argentina LGBT (FALGBT)–, durante el Encuentro Nacional de la Diversidad 2019 representantes de distintas iglesias y activistas LGBTIQ+ consensuaron un cuestionario base para la Primera Consulta a Iglesias Cristianas sobre Diversidad Sexo Genérica en la Argentina. Las preguntas fueron dirigidas a las autoridades de la Iglesia Católica Romana Argentina (ICR), Iglesia Reformadas Argentina (IRA), Asociación la Iglesia de Dios (ALIDD), Iglesia Evangélica Luterana Unida (IELU), Iglesia Evangélica Valdense (IEV) e Iglesia Evangélica del Río de La Plata (IERP).
El cuestionario, tramitado este año por la Secretaría de Diversidad Religiosa de la FALGBT con el asesoramiento del Grupo de Estudios Multidisciplinarios sobre Religión e Incidencia Pública (GEMRIP), incluyó preguntas sobre existencia de ministerios de diversidad sexogenérica (1), ordenación de pastores/as o sacerdotes/as LGBTIQ+ (2), bendición matrimonial a personas LGBTIQ+ (3), uso de lenguaje inclusivo en la liturgia (4), renovación de bautismo a personas transexuales (5), inclusión de la no discriminación de personas LGBTIQ+ en la catequesis (6) y ordenación sacerdotal de mujeres (7).
No. A veces. Pronto. Quizás…
A la pregunta 1, la Iglesia Católica respondió que para el “trabajo con las personas homosexuales” se han puesto en marcha iniciativas como “grupos de reflexión en varias diócesis, acompañamiento espiritual personal y grupal”. A pesar de que esas experiencias “no están articuladas en una organización nacional”, las autoridades confían que “esa organización va a llegar”. La mayoría de las iglesias de orientación evangélica contestó en forma negativa a la misma pregunta, en el caso de la IEV con la aclaración de que la modalidad de trabajo es “integral, no dividida por ministerios”.
Respecto a la ordenación de personas LGBTIQ+ o mujeres como sacerdotes/as o pastores/as (preguntas 2 y 7), la ICR indicó que “sólo ordena varones heterosexuales”; en la IRA “no hay pastores/as LGBTIQ+ ordenados/as, pero no está excluida la posibilidad” y sí se ordenan mujeres “desde hace muchos años”; ALIDD no ordena pastores/as LGBTIQ+, pero sí mujeres; la IELU “ha ordenado un pastor públicamente gay”, que “ocupa una posición de alta responsabilidad”, y mujeres “desde inicios de la década del ‘80”; en la IEV ordenan mujeres desde la década del ‘60 y en cuanto a las personas LGBTIQ+ informaron: “No se ha debatido el tema. No se presentaron solicitudes hasta la fecha de personas LGBTIQ+ que lo planteen”.
Matrimonio y bautismo, en tensión
En cuanto al matrimonio (3), en ámbitos católicos sólo se celebra “entre varón-mujer, según el dato bíblico”, y aclaran: “Respetamos la libertad de las personas y las uniones que se establecen entre ellas, pero (…) esas uniones no constituyen el sacramento cristiano del matrimonio”. “No hay decisión sinodal al respecto, pero nuestro Orden Eclesiástico establece la posibilidad de bendición de parejas cuya unión está reconocida por la ley. (…) Ya hay comunidades donde hay personas del mismo sexo que han recibido su bendición matrimonial”, fue la respuesta de la IRA y en la ALIDD un lacónico “deberíamos”. En la IELU contestaron que en la amplia Comunión Luterana mundial, la de Argentina es “una de las pocas iglesias del sur del mundo en la que varias congregaciones –si bien no todas– han celebrado y celebran bendiciones matrimoniales de personas LGBTIQ+ sin mayores tensiones o riesgo de división”. En la IEV existe matrimonio LGBTIQ+ por decisión de su Sínodo desde el año 2010.
Sobre renovar o no el sacramento del bautismo a personas trans (5), la ICR entiende que “cuando una persona bautizada cambia su identidad de género, no se la vuelve a bautizar por considerar que este hecho no cambia su condición de hijo/a de Dios”. Para la IRA, es “un tema complejo” del que se asumió “el desafío de trabajarlo teológicamente” y –a título personal de la autoridad que respondió– considera que “podría ser”. Igual que con el matrimonio, ALIDD respondió “deberíamos”. Para la IELU, es un tema en discusión porque “la tradición luterana nunca re-bautizó a personas”, por considerar que sería “no reconocer la validez de la comunidad anterior” (no obstante, consignaron que una persona trans pidió ser bautizada y se autorizó una “confirmación del bautismo”). “No se ha debatido este tema. No hubo casos. Se apoyó la campaña por la Ley Trans en Uruguay”, contestaron en la IEV.
De la catequesis al lenguaje inclusivo
“Sí, estamos haciendo un fuerte trabajo para que ninguna persona, especialmente LGBTIQ+, sea discriminada por su condición”, fue la respuesta de la ICR al indagar sobre la inclusión de la no discriminación a las identidades LGBTIQ+ en la catequesis (6). Sin embargo, el catolicismo no incorpora el lenguaje inclusivo (4) por entender que en el masculino plural “están incluidas todas las personas”. En IRA, la enseñanza “habla de inclusión, respeto por la diversidad, aceptación de la otra y del otro” y el lenguaje inclusivo se acepta “en términos generales, aunque cada comunidad desarrolla su propia liturgia”.
Por su parte, ALIDD incluye la no discriminación en la catequesis y “muy exiguamente” el lenguaje inclusivo. En IELU hay “una fuerte tendencia” a la “no discriminación a personas LGBTIQ+” –incluso como parte de la ESI– y al “uso de lenguaje inclusivo en la celebración litúrgica”. “Es un tema que se trabaja en grupos de adolescentes y desde las escuelas bíblicas con niños y niñas en la diversidad de modelos de familia”, porque “sería contradictorio con el evangelio no hacerlo”, contestaron en la IEV. En el mismo sentido, “el lenguaje inclusivo es política del Sínodo valdense para todas las iglesias”.
Un silencio que expulsa
Desde la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP) informaron que su política es contestar consultas sólo de instituciones con las que mantengan relación previa, no siendo el caso “ni con GEMRIP ni con la Federación Argentina LGTB”. Además, manifestaron: “La IERP está haciendo todo un proceso en pos de una mayor inclusividad, pero es un proceso complejo y desafiante que de ninguna manera queda reflejado en el cuestionario tal como está formulado”.
Por otra parte, no hubo respuesta alguna a la consulta por parte de la federación Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) –que congrega a los numerosos templos pentecostales de todo el país–, las iglesias ortodoxas, la Metodista y la Iglesia Evangélica Luterana Argentina (IELA).
En una de las reflexiones que acompaña el informe, Nicolás Panotto, teólogo, doctor en Ciencias Sociales y director del GEMRIP, interpreta: “El silencio de muchas iglesias sobre estos puntos sensibles da cuenta de la dureza, rechazo e incapacidad que hay, siquiera, de tratarlos, lo cual nos lleva a pensar que los discursos y prácticas hacia la comunidad LGBTIQ dentro de cierto espectro evangélico sigue siendo discriminatorio, excluyente y resistente”.
“¿No nos consideran prójimo/a cuando les dirigimos la palabra en forma de interrogación?”, se pregunta Flavio Rapisardi, doctor en Comunicación, docente universitario y miembro de Protestantes por la Diversidad. Y añade: “¿De qué sirve una solidaridad de gueto? ¿Qué existan pastores gays y lesbianas confesos en las iglesias pero que su institución no fije posición en un diálogo que se inicia desde las organizaciones no devela un carácter decorativo de la diversidad para esas iglesias?”.
“Las iglesias son parte del crecimiento de la derecha”
“En el mejor de los casos, están ofreciendo salir de las iglesias tradicionales y crear iglesias LGBT. A excepción de la Iglesia Valdense, todas las demás terminan ofreciendo un corralito afuera o el silencio adentro. Nosotros no queremos formar otras iglesias, queremos que nos incluyan. Cristo dijo que no hay que hacer excepciones entre las personas, y ellos la hacen. Eso es pecado”, explica Rapisardi a Presentes.
-A partir del resultado de la consulta y la experiencia concreta, ¿por dónde pasan las esperanzas de apertura de las iglesias frente a las identidades diversas?
-Vivimos una etapa compleja, que alienta pocas esperanzas. Las iglesias no escapan del clima conservador en que está sumida la Argentina y la región. El crecimiento del evangelismo tiene como clave la segregación y abyección del otro; las protestantes se están secando por su propio conservadurismo y temen perder sus fieles y el diezmo; y la Iglesia Católica tiene una jerarquía que demoniza la diversidad, pero incluso el ala progresista de la teología de la liberación sigue con su mismo cuento: el sujeto oprimido es varón, blanco y pobre, no incluye mujeres ni personas trans pobres. Las iglesias están siendo parte y cómplices de todo este crecimiento de la derecha en Latinoamérica.
“Intentan simular un discurso benevolente”
En julio de 2010, el Congreso Nacional y la sociedad argentina debatían la reforma del Código Civil que habilitó el matrimonio igualitario. En ese contexto, el sacerdote cordobés Nicolás Alessio apoyó la iniciativa, a contramano de una jerarquía católica que alentaba las marchas del “Queremos papá y mamá”. Por ese compromiso público fue sometido a juicio canónico y expulsado en febrero de 2013 por el papa Benedicto XVI. Diez años después, Alessio continúa desde afuera sus estudios teológicos, la catequesis popular y el trabajo social.
A partir de las respuestas a la consulta y otros pronunciamientos recientes, el ex cura observa que “la ICR intenta por todos los medios disimular esta ‘pesada carga’ en los cuerpos, las vidas de les homosexuales sin insistir en que despiertan ‘la ira de Dios’. Por eso se dirige a ellos con un discurso amistoso, benevolente, cariñoso… Se los trata como a personas que deben ser ‘comprendidas’, acompañadas y ayudadas”.
“Esta aparente nueva mirada es tan solo una confirmación de la posición inicial que advierte que la homosexualidad es un grave desorden –señala Alessio–. Son ‘enfermos en riesgo de pecado mortal’ y ‘como somos comprensivos, los vamos a acompañar’. Tan atado a sus propias tradiciones, es el magisterio un pesado lastre para la comunidad homosexual. Un pesado lastre sin justificaciones”.
“Proclamar la gracia de Dios sin discriminación alguna”
En otra de las reflexiones en torno a la consulta, la pastora de la IELU y doctora en teología Mercedes García Bachmann considera que “en los discursos eclesiales tradicionales ‘la Biblia dice así’ se usa no para proclamar el amor de Cristo, sino para poner barreras a las mujeres y a la comunidad LGBTIQ+ en diversos temas, como el matrimonio y la ordenación”.
No obstante, valora: “Así y todo, las iglesias que, después de un estudio concienzudo de la Biblia y de sus propias tradiciones llegan a la conclusión de que es voluntad de Dios ofrecer su bendición a cualquier persona, independientemente de su identidad sexual o de género, y que la celebración del matrimonio es una de dichas formas de invocar la bendición divina, saben que es parte de su vocación profética proclamar la gracia de Dios sin discriminación alguna, aunque se produzcan rupturas”.
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Fuente Agencia Presentes
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