La Iglesia se ha opuesto de manera contundente argumentando que la ley “abolirá la paternidad y la maternidad”.
El 46 % de los griegos está a favor de la legalización del matrimonio igualitario, mientras que un 47 % se opone.
Buenas noticias las que no llegan desde Grecia donde el Parlamento heleno ha aprobado por amplia mayoría la ley de matrimonio igualitario y la adopción de niños para personas homosexuales. A propuesta del Gobierno democristiano, el proyecto de ley fue presentado el 1 de febrero y logró el apoyo de las fuerzas progresistas, si bien algunos diputados del partido gobernante votaron en contra o se abstuvieron. Grecia se convierte en el primer país de mayoría social cristiano-ortodoxa en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo. También es el 21º país europeo, el 16º de la Unión Europea y el 36º del mundo en hacerlo.
Grecia se ha convertido este jueves en el primer país cristiano ortodoxo del mundo en legalizar el matrimonio homosexual y la adopción de niños para parejas del mismo sexo. Así lo ha aprobado el Parlamento helénico con 176 votos favor, 76 en contra, 46 abstenciones y dos “presente“. El apoyo de los dos principales partidos de la oposición, el izquierdista Syriza y el socialdemócrata Pasok, ha permitido que la medida salga adelante, ya que una parte de los 158 diputados del partido gubernamental, la conservadora Nueva Democracia, votaron en contra, se abstuvieron o salieron de la Cámara.
“Grecia se convierte hoy en el decimosexto país de la UE que legisla sobre la igualdad matrimonial. Estamos orgullosos porque la Ley que hemos aprobado es un hito para los derechos humanos y refleja la Grecia de hoy: un país progresista, democrático y comprometido con los valores europeos”, ha compartido el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, en su perfil de Twitter.
Sin embargo, llegar hasta aquí no ha sido nada fácil, puesto que el propio partido en el Gobierno ha acudido dividido al debate y, además, la reforma tampoco contaba con el beneplácito de la población: el 46% de los griegos está a favor, mientras que un 47% se opone, según una reciente encuesta de la televisión privada SKAI. Por su parte, la Iglesia ortodoxa se ha mostrado crítica en todo momento, llegando incluso a reclamar una votación nominal para presionar a los diputados.
Tras la victoria de Nueva Democracia en las elecciones generales de julio de 2023, el primer ministro Kyriákos Mitsotákis había anunciado la intención de su Gobierno de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. El proyecto de ley definiría el matrimonio como la unión de «dos personas del mismo o diferente sexo» y otorgaría todos los derechos y obligaciones del matrimonio a los cónyuges casados, independientemente de su orientación sexual. Mitsotákis también comunicó que concedería el voto de conciencia a los diputados de Nueva Democracia.
A finales del pasado año, tanto la Iglesia Ortodoxa de Grecia como la poderosa comunidad monástica del Monte Athos expresaron su oposición al proyecto de ley. Incidieron sobre todo en su rechazo a la adopción homoparental, argumentando que los niños «están siendo tratados como accesorios y mascotas por las parejas homosexuales». Sin embargo, el portavoz del Gobierno, Pavlos Marinakis, reaccionó a estas declaraciones con el siguiente comunicado: «Siempre escuchamos las opiniones de la Iglesia con respeto. Pero al mismo tiempo, estamos aplicando nuestra política, y escucharemos las opiniones de la sociedad civil, la ciudadanía, las instituciones y el conjunto de los partidos». Una encuesta de opinión realizada en esas fechas mostró que el matrimonio igualitario contaba con el apoyo del 52 % de los ciudadanos griegos.
Como medida de presión, el 8 de enero Syriza presentó su propio proyecto de ley, aunque poco después el primer ministro reiteró su intención de legalizar el matrimonio igualitario antes de Semana Santa. Mitsotákis también rehusó la celebración de un referéndum al respecto. Syriza entonces decidió prestar su apoyo al proyecto democristiano. El calendario fue el siguiente: del 25 al 31 de enero se abrió un periodo de consulta pública; el 1 de febrero se presentó el proyecto de ley en el Parlamento; el 5 de febrero se debatió en comisión, con resultado favorable; finalmente, el 15 de febrero tuvo lugar la votación final en el Parlamento, siendo aprobado por una abultada mayoría.
En este sentido, el primer ministro griego ha pedido este jueves a la Iglesia que no interfiriera en la labor del Ejecutivo. “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios“, ha argumentado durante su intervención en el Parlamento sobre el debate de la reforma, a la vez que recordó que esta ley se refiere al matrimonio civil, un asunto exclusivo del Estado, y no tiene relación con asuntos que recaen en la responsabilidad eclesiástica, como el matrimonio religioso.
El matrimonio igualitario se trata de una promesa electoral de Mitsotakis, quien ha defendido que conceder este derecho a las parejas del mismo sexo hará que sus familias sean “visibles“. “Las personas que han sido invisibles finalmente se harán visibles a nuestro alrededor. Y con ellos, muchos niños finalmente encontrarán el lugar que les corresponde“, ha trasladado a los legisladores.
En este sentido, Mitsotakis ha señalado que este cambio legal “pondrá fin a la desigualdad” y “protegerá los derechos de los niños”. “Los padres del mismo sexo aún no tienen las mismas oportunidades, legalmente, para cuidar a sus hijos, como recogerlos del colegio, viajar con ellos, acompañarlos al hospital“, ha añadido. La reforma extiende los derechos parentales a ambos miembros de las parejas homosexuales, pero no permitirá la reproducción asistida a través de la gestación subrogada.
La Iglesia ortodoxa y miembros del Gobierno, en contra
Como decíamos más arriba.La influyente Iglesia se opuso desde un principio a la ley bajo el argumento de que “abolirá la paternidad y la maternidad” en Grecia, un país que en su Constitución aún reconoce el cristianismo ortodoxo como religión predominante. Por ello, llegó a pedir que la votación fuera nominal, obligando a que cada diputado manifieste a viva voz el sentido de su voto. Esta reclamación se interpreta como una forma de presionar a Nueva Democracia, el partido de Mitsotakis que ganó las elecciones el pasado junio con mayoría absoluta.
Este jueves 15 de febrero, el pleno del Parlamento griego ha votado mayoritariamente a favor de la ley que habilita el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción homoparental.
Si bien finalmente la norma se ha aprobado, no ha obtenido el voto de casi un tercio de los 158 diputados de Nueva Democracia, así como uno de los ministros y varios viceministros, que ya habían afirmado que votarían en contra o se abstendrían. También se han opuesto los diputados de las tres formaciones de extrema derecha, así como los del Partido Comunista, aunque esta última con la excepción de algunos artículos menores que sí ha apoyado, ya que la votación se ha dividido en tres secciones.
En total votaron 254 diputados y se ausentaron 45, mientras que casi todos los partidos que apoyaron la norma oficialmente (Nueva Democracia, Syriza, Pasok y Nueva Izquierda) contaron con miembros que votaron en contra, salvo el partido Eleftherias, cuyos seis diputados votaron a favor.
Si bien la proposición de ley partió del partido gobernante, el democristiano Nueva Democracia, el texto ha conseguido también el apoyo de partidos progresistas como Syriza, el PASOK, Curso de la Libertad y Nueva Izquierda. Sin embargo, 20 diputados de Nueva Democracia votaron en contra y 31 se abstuvieron. También se abstuvieron 2 diputados de Syriza, 11 del PASOK y 2 de Nueva Izquierda. Totalmente en contra votaron las fuerzas ultraderechistas de Solución Griega, Espartanos y Victoria, a las que se sumó el Partido Comunista Griego (KKE). En total, la ley fue aprobada por 176 votos a favor, 76 en contra, 46 abstenciones y 2 ausencias.
Entre los que no están de acuerdo con la ley se encuentra el ex primer ministro de Nueva Democracia (2012-2015), Andonis Samarás, quien ha criticado que este “proyecto peligroso” alteraría el derecho de familia. “El gobierno no se siente amenazado por la oposición, pero esto no es necesariamente algo bueno y no significa que siempre tenga razón“, ha añadido durante su intervención.
El parlamentario ha enfatizado que el fundamento de la ley se basa en una invención, afirmando que “el matrimonio entre personas del mismo sexo no constituye un derecho humano”. Respecto al otorgamiento de derechos de paternidad a parejas del mismo sexo, ha sostenido que “un niño requiere tanto de un padre como de una madre“.
En cambio, el principal partido de la oposición, Syriza, ha votado a favor del proyecto, aunque sus miembros han apuntado, sin embargo, que la legislación está “incompleta“. Su líder, Stefanos Kasselakis, que es homosexual, llegó a amenazar con medidas disciplinarias contra cualquier miembro del partido que no respaldara la votación.
La emotiva confesión de un diputado
Por otro lado, mientras finalizaba el debate, Spyros Bibilas, miembro de la formación Curso de la Libertad, ha recibido un cálido y prolongado aplauso de los presentes que se encontraban en el Parlamento tras haber trasladado lo que el ha llamado “una confesión pública”. “Yo nací en los años 50, en una familia corriente de clase media en el centro de la ciudad. Desde muy pequeño entendí que en algo me diferenciaba de las demás personas“, ha comenzado”.
“¿Cómo lo descubrí? Cuando estaba en los museos, donde me apegaba a las estatuas masculinas y no a las femeninas. Entonces me sentí atraído por naturaleza. Estaba llorando en secreto, porque tenía que ocultar algo, me daba vergüenza y ni siquiera podía decírselo a mis padres. Me volví un niño introvertido, melancólico, que escribía poemas. Estas lágrimas escondidas me llevan hoy a mis 68 años a luchar para que otros niños no lloren en el futuro, para que sean felices, para que no tengan miedo de decir quiénes son o qué les atrae”, ha reconocido.
Con la incorporación de Grecia, ya son 36 los países donde está implementado el matrimonio igualitario:
Países Bajos (2001), Bélgica (2003), España (2005), Canadá (2005), Sudáfrica (2006), Noruega(2009), Suecia(2009), Portugal (2010), Islandia (2010), México (desde 2010 a 2022), Argentina (2010), Dinamarca (2012), Francia (2013), Nueva Zelanda (2013), Brasil (2013), Uruguay (2013), Reino Unido (2014 en Inglaterra, Gales y Escocia,, 2020 en Irlanda del Norte), Luxemburgoen (2015), Estados Unidos (2015), Irlanda (2015), Colombia (2016), Australia (2017), Finlandia(2017), Alemania (2017), Malta (2017), Austria(2019), Taiwán (2019), Ecuador, (2019), Costa Rica(2020) , Chile (2021), Suiza (2021) y Eslovenia (2022), Andorra (2023), Estonia (2024) y Nepal (2023), y Grecia (2024).
Dentro de la Unión Europea, el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal en 16 de los 27 países que la componen. En todo el mundo, ya son 36 los países donde existe la igualdad para las parejas del mismo sexo:
Podéis pinchar en en los mapas para verlos a mayor tamaño:
El primer ministro griego, que llegó al poder por primera vez en 2019, nombró un comité para trabajar en una estrategia nacional para mejorar los derechos de los ciudadanos LGBTQ+ en 2021 y desde entonces, en 2022, se aprobó una legislación para prohibir la terapia de conversión, superando al Reino Unido, que ha retrasado una legislación significativa durante más de cinco años.
Grecia, que se unió a la UE en 1981, también levantó la prohibición de que los hombres homosexuales y bisexuales donen sangre y prohibió las cirugías innecesarias en bebés intersexuales.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó en 2013 al país heleno por violar los derechos humanos al negarse a incluir a parejas del mismo sexo en acuerdos de convivencia. La diputada de Nueva Democracia María Syrengela calificó la reforma durante el debate de este miércoles como “una pequeña contribución a la creación de una sociedad sin discriminación”.
Desde 2015 las parejas homosexuales griegas tienen el derecho a contraer uniones civiles -que no matrimonio- gracias a una ley que fue presentada ese año por el entonces primer ministro, Alexis Tsipras, del partido Syriza, pero la misma no permitía la adopción. La unión civil y el matrimonio se diferencia en que el primero no tiene cierto derechos sobre beneficios y protecciones del Estado que sí tiene el segundo.
Fuente Agencias/Cristianos Gays
General, Historia LGTBI
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Mientras que el análisis geopolítico y las decisiones políticas de Vladimir Putin parecen estar cada vez más mezcladas con motivos religiosos y mesiánicos que ven la guerra en Ucrania como la última vía hacia la salvación de Rusia (sobre el texto de Surkov de «¿Qué nos importa el mundo si Rusia ya no existe en él?»), el discurso desarrollado por la Iglesia Ortodoxa Rusa para justificar la guerra y el posicionamiento de Putindebe leerse con atención.
Ayer, 6 de marzo de 2022, domingo de San Juan, domingo del exilio adánico («domingo del perdón»), el patriarca Kirill de Moscú y de toda Rusia celebró la Divina Liturgia en la catedral de Cristo Salvador de Moscú. Al final del servicio, el primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa pronunció un encendido sermón en el que justificó las causas de la guerra, respaldando el discurso de Putin sobre Ucrania.
Ese discurso —que traducimos por primera vez y comentamos aquí línea por línea— está marcado por el tono apocalíptico («Lo que ocurre hoy… no es sólo político… Se trata de la Salvación del hombre, del lugar que ocupará a la derecha o a la izquierda de Dios Salvador, que viene al mundo como Juez y Creador de la creación»).
Esto no sorprende a quienes han seguido de cerca la evolución de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que desde hace varios años se presenta como la máxima defensora de la moral social y los valores tradicionales rusos en el contexto de la «guerra cultural» dirigida por un Occidente «decadente». Cabe señalar que la Iglesia Ortodoxa Rusa y las burocracias de seguridad (FSB) son las únicas instituciones centrales importantes que sobrevivieron el derrumbe del sistema comunista y se insertaron orgánicamente en el régimen de Putin.
El argumento principal del sermón de Kirill sirve para justificar la invasión rusa de Ucrania, ya que Occidente pone a prueba las leyes naturales de Dios: «Hoy hay una prueba de lealtad a ese poder [occidental], una especie de pase hacia ese mundo ‘feliz’, un mundo de consumo excesivo, un mundo de aparente ‘libertad’. ¿Saben en qué consiste esta prueba? La prueba es muy sencilla y al mismo tiempo aterradora: se trata de un desfile del orgullo gay”. En este sentido, la palabra bíblica paradójicamente consagrada al «perdón» sirve para justificar la guerra en la tradición bizantina del cesaropapismo: «Y así hoy, en este domingo del perdón, yo, por un lado, como su pastor, los invito a perdonar los pecados y las ofensas, incluso cuando es muy difícil hacerlo, cuando la gente está peleando entre sí. Pero el perdón sin justicia es una rendición y una debilidad. El perdón debe, pues, ir acompañado del derecho indispensable a estar del lado de la luz, del lado de la verdad de Dios, del lado de los mandamientos divinos, del lado de lo que nos revela la luz de Cristo, de su Palabra, de su Evangelio, de sus mayores alianzas entregadas al género humano”.
Con este discurso nos enfrentamos a una visión del mundo que va mucho más allá del relato político y de la definición de una narrativa a la que estamos acostumbrados en nuestros espacios políticos. De hecho, y esto es lo que hace urgente la lectura de este texto, desde la invención de la bomba atómica quizás nunca hemos vivido el momento más intenso de la teología-política: una potencia nuclear comprometida en una «guerra santa».
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