Terapeuta de conversión condenado a 15 años por abusar sexualmente de sus clientes.
Sus clientes acudían a él para rehabilitarse. Les decía que «Dios da a ciertas personas un permiso especial para hacer cosas que normalmente están mal».
Por Alex Bollinger, jueves 3 de abril de 2025
Un terapeuta de conversión en Utah, que se declaró culpable de cargos relacionados con el abuso sexual de clientes a quienes había prometido ayudar a rehabilitarse, recibió tres condenas de cinco años a cadena perpetua por tres delitos graves de sodomía forzada. Además, no impugnó los cargos de abuso sexual de una menor de edad.
Scott Dale Owen, obispo mormón, se convirtió en consejero de salud mental en Provo, Utah, donde dirigió una consulta de terapia centrada en la persona donde trataba a hombres por su “atracción hacia personas del mismo sexo“, un término que suelen usar los defensores de la terapia de conversión para describir la homosexualidad.
La policía encontró a más de una docena de clientes que afirmaron haber sido abusados sexualmente por Owen después de buscar tratamiento con él.
“Durante su terapia, el Dr. Owen les decía a las víctimas que sus relaciones con los hombres estaban rotas y que su terapia podía ayudarlas a tener relaciones ‘normales’ con hombres y, eventualmente, con mujeres“, según una declaración jurada de fichaje policial. “Utilizó su posición como terapeuta para obligar a las víctimas a besarse, abrazarse y tocarse sexualmente durante la sesión de terapia“.
Una de las víctimas dijo que Owen se volvió cada vez más agresivo, le aseguraba que estaban progresando y le advirtió que no hablara de la terapia con otras personas porque podrían no entender el tratamiento. Añadió que Owen le dijo que debía confiar plenamente en él para curarse.
El mismo patrón se reveló en los recuerdos de otra víctima sobre su tiempo como cliente y seguidor eclesiástico de Owen.
El hombre declaró a los investigadores que Owen le explicó que se centrarían en desarrollar una relación íntima y espiritual. Owen le dijo a la víctima que era único y que había sido inspirado espiritualmente a trabajar con él.
Owen le dijo que Dios da a ciertas personas un permiso especial para hacer cosas que normalmente están mal. La víctima interpretó esto como que Owen tenía autoridad religiosa para tener intimidad sexual con él, según los documentos de la acusación.
Owen se declaró culpable en febrero de tres cargos de sodomía forzada, por los cuales recibió penas de prisión de cinco años a cadena perpetua, que se cumplirían consecutivamente. El acuerdo de culpabilidad desestimó un cargo adicional de sodomía forzada y seis cargos de violación con objeto.
También se declaró inocente de un cargo de intento de abuso sexual agravado de una menor, relacionado con el caso de una niña de 13 años que acudió a terapia con él en 2007 tras la muerte de uno de sus padres. Owen la hacía sentarse en su regazo para que su “autoridad religiosa” pudiera transmitirse a través de ella. Los documentos judiciales indican que luego le tocó los senos. Fue condenado a entre tres años y cadena perpetua en ese caso, que se cumplirían simultáneamente con las demás penas de prisión.
En total, fue condenado a entre quince años y cadena perpetua.
En 2016, Owen fue reprendido por la División de Licencias Profesionales de Utah por tocar inapropiadamente a una clienta, según los registros disciplinarios.
Entre 2013 y 2018, Owen “volvió a tocar inapropiadamente a otras clientas” a las que estaba tratando, según la agencia.
Después de esas acusaciones, Owen entregó su licencia pero continuó teniendo un papel activo en el Canyon Counseling Center en Provo, donde las víctimas buscaban tratamiento.
«No» rotundo de los especialistas a las pseudoterapias reparadoras
La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. A nivel internacional, ya en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las terribles «terapias»reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas (los riesgos incluyen depresión, ansiedad y comportamiento autodestructivo). Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Conviene recordar que el Consejo General de la Psicología, órgano coordinador y representativo de los Colegios Oficiales de Psicólogos de toda España, emitió ya en 2017 un comunicado en el que recordaba que las intervenciones que prometen «curar» la homosexualidad carecen de fundamento. No es ninguna novedad, pero en estos momentos en los que la promoción de este tipo de intervenciones parece reverdecer en nuestro país (casos recientes como el de la “terapeuta” Elena Lorenzo o las charlas de Jokin de Irala o de Richard Cohen así parecen indicarlo) toda aclaración es bienvenida. Mientras, el año pasado sufrimos un seminario sobre “ayudar a cambiar sentimientos homosexuales”. En todos casos, nuestros amigos de HazteOir estuvieron ahí apoyando a los homófobos…
Mientras tanto, el Parlamento Europeo ha exigido la prohibición de estas terapias.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.
De hecho, en julio de 2021, nos enterábamos de que el Vaticano frenaba las “terapias de conversión” e instruía a los obispos españoles a desautorizar a un grupo de ex-gays. Sin embargo, con la dimisión del obispo Xavier Novell nos enterábamos de que éste, participó, y avaló, ‘terapias de conversión’ de homosexuales hasta que fue frenado por el Vaticano. otros prelados que avalaban dichas prácticas (según las víctimas) serían: José Ignacio Munilla, Javier Martínez, Arturo Ros y Juan Antonio Reig avalarían estas prácticas.
Hace meses conocíamos que funcionarios de escuelas cristianas acusados de intentar ‘exorcizar’ a un adolescente gay para expulsar ‘demonios’.
Y este pasado mes de julio conocíamos que Cinco exalumnos de un colegio concertado de València denunciaban haber sufrido terapias de conversión sexual, en manos de un profesor que presidió durante 17 años la Asociación Católica de Maestros de Valencia. Cómo no, el ultramontano Munilla salió en defensa del profesor de Valencia denunciado por hacer terapias de reconversión…
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Fuente LGBTQNation/Cristianos Gays
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