Los obispos españoles denuncian la “colonización ideológica” que se esconde tras la Ley Trans y la reforma del Aborto: “La ideología de género es uno de los mayores atentados de nuestros días contra la dignidad humana”.
Obispos con piel de oveja: Whoa! Whoa! Whoa! espera bien, ella aquí no estaba perdida. Los echamos.
Jesús: Lo sé y los encontré
Otros más que se unen a las hordas generadoras de bulos. Cuánto dolor innecesario, cuánta maldad y qué poca misericordia la de estos monseñores. Tendrán que dar cuenta a su tiempo (Mateo 25,)
“La ideología de género es uno de los mayores atentados de nuestros días contra la dignidad humana y, tal vez, la mayor amenaza existente contra la familia”
Denuncian la “preocupante implicación directa de la Administración y de los poderes públicos en la promoción de los postulados de la ideología de género”
“Nos preocupa que se quiera imponer un adoctrinamiento que condicione el desempeño profesional en el campo educativo, sanitario, función pública, judicatura, cultura, medios de comunicación…”
“La ideología de género es uno de los mayores atentados de nuestros días contra la dignidad humana y, tal vez, la mayor amenaza existente contra la familia”. La Conferencia Episcopal española, a través de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, ha emitido una dura nota “ante la nueva Ley sobre salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo y ante la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI”, en la que denuncian la “colonización ideológica” que se esconde detrás de estas y otras medidas.
“En los últimos meses, se han incoado iniciativas legislativas que, lejos de promover el bien de la persona y su dignidad, atentan gravemente contra la misma”, arranca el comunicado, en el que los obispos españoles “mostramos nuestra preocupación y nuestro rechazo ante la aprobación de la nueva ley del aborto”.
Así, la CEE destaca los “aspectos reprobables” de esta ley: “promulgar el aborto como un derecho, el atentado a la igualdad que supone permitir el aborto de los discapacitados hasta los cinco meses y medio, la posibilidad de que las chicas de 16 y 17 años puedan abortar sin el consentimiento de sus padres, la obligatoriedad de que los médicos que rechacen realizar abortos tengan que inscribirse en un registro de objetores de conciencia o la eliminación del período de reflexión antes de abortar y de la información sobre alternativas al aborto”.
Al tiempo, “expresamos nuestra inquietud por la posible aprobación de la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI” que, añaden, “contiene en su articulado elementos realmente preocupantes de imposición de la teoría queer”, que en su opinión, está “estableciendo e imponiendo arbitrariamente una única concepción antropológica”.
“Ante este horizonte de colonización ideológica”, recalca la nota episcopal, la Iglesia española subraya que “son muchos los testimonios de familias, madres, jóvenes y adolescentes que han sufrido las consecuencias que produce la llamada teoría queer o teoría del gender”, en una “preocupante implicación directa de la Administración y de los poderes públicos en la promoción de los postulados de la ideología de género”.
“Un estado democrático no puede imponer una peculiar y reducida visión antropológica en todos los ámbitos: educativo, jurídico, sanitario, laboral, en los medios de comunicación, en la cultura, el deporte y el ocio” resalta la nota episcopal, quien apunta que “todos los estudios científicos coinciden en que más del 70% de los niños que piden cambiar de sexo, cuando pasan la adolescencia, no siguen pidiendo el cambio”.
La transexualidad, ¿patología?
“La despatologización de la transexualidad se identifica con favorecer una intervención médica, pero sin criterios médicos, sino con criterios subjetivos del paciente”, denuncian los obispos, quienes condenan que se está obligando al personal sanitario a obedecer los deseos de los pacientes, aunque ello conlleve graves riesgos para la persona”.
“Estamos ante un ejemplo claro de irracional dogmatismo ideológico”, zanjan los obispos, quienes insisten en que la nueva ley “niega la posibilidad de tratamiento psicosexual e incluso la necesidad de obtener un diagnóstico de las personas con trastorno de identidad de género, confundiendo el diagnóstico médico con un intento de anulación de la personalidad”.
Tras el palo, la zanahoria: “La comunidad cristiana y, en particular, los pastores debemos desarrollar, siempre, sentimientos de acogida hacia las personas con disforia de género, a quienes les asiste el derecho a ser respetados y a ser tratados con los medios lícitos puestos a disposición por la medicina para conseguir el nivel de salud física, psíquica y relacional más alto y satisfactorio que sea posible, en los límites de su condición y en el respeto pleno de la verdad y de la dignidad humana”, añadiendo que quienes se encuentran “en esta situación” son “hijos amados del Padre”.
Tratamientos “prematuros e irreversibles”
Sin embargo, concluyen, “hay que alzar la voz con fuerza y denunciar el uso de tratamientos prematuros e irreversibles aún más cuando no se está seguro de la existencia de una auténtica Disforia de Género”.
“Las actuaciones médicas que se lleven a cabo en los menores, después de una serena reflexión, nunca deben ser de carácter irreversible”, señalan, instando a “respetar la libertad de conciencia y de ciencia a todos los profesionales”. “Nos preocupa que se quiera imponer un adoctrinamiento que condicione el desempeño profesional en el campo educativo, sanitario, función pública, judicatura, cultura, medios de comunicación…”.
El comunicado concluye señalando que “la Iglesia es una Madre que quiere salir al encuentro de las mujeres en riesgo de abortar porque se encuentran solas y sin recursos, de las mujeres que han abortado y padecen las consecuencias de esta decisión” y que “también acoge en su seno a las personas que sufren por su disforia de género y a las familias de los niños y adolescentes que experimentan confusión en su identidad y necesitan acompañamiento”.
Fuente Religión Digital
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