Salud Digital
El título me viene dado por unas jornadas en febrero, celebradas en Roma desde el centro de actividad pastoral de la Universidad Salesiana. Una entidad dedicada y especializada en el mundo de la adolescencia y juventud.
La etimología de la palabra salud es del latín: salus que significa “totalidad, entero”. Se busca una estabilidad, una integridad. Y si llegamos a la raíz indoeuropea: solidez. Y si seguimos la definición de la OMS (Organización Mundial de la Salud): “Un estado de completo bienestar físico, mental y social no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”. Y es necesario saber que esta definición es del año 1948. Los tiempos cambian. Y habría que modificarla para pasar de un bienestar a un bienser en nuestra lengua. Aun así, a la palabra salud se le añade un adjetivo para concretar el aspecto: físico, mental, espiritual y otros. Ahora “digital”, pero con la palabra “salud humana o integral”, se recogen todos los añadidos que sea necesario poner. Sin embargo, no va mal remarcar algún aspecto para intensificar la investigación no únicamente científica, que es imprescindible, pero no abarca la totalidad o la integridad del Ser Humano. Y por otra parte, querer ser la única que tiene las respuestas ciertas y acertadas está superado. Y con la aportación de la física cuántica, maravillosa aportación, debemos aceptar que tampoco tiene la última palabra… Nos resuelve enigmas, pero no el Misterio.
Tenemos la robótica, la inteligencia artificial y la digital. La digital se refiere a las relaciones humanas en uso de la técnica. Por eso se habla de “la mentalidad tecnológica” que empezamos a ser más consciente de ello. Buscamos la rapidez, la comodidad, la eficiencia en hacer las cosas. No sólo de forma consciente, sino que aprendemos el hábito de forma inconsciente y eso siempre que existe una nueva técnica o nuevos instrumentos. En pocos años ha habido un salto muy significativo en el mundo global o si desea en “la maquinaria global”. Algunos con el golpe de estado mundial financiero van consiguiendo construir una gran máquina que integre a toda la humanidad y manipularla. En parte se ha llegado, pero no en su totalidad. Por eso el gran grito: “Salud o liberación digital”
Por eso es necesaria una fuerte salud digital o de relaciones humanas. O bien la palabra que se utiliza: Humanizar las relaciones digitales. Es necesario educar a los entornos para no caer en disfunciones o disonancias o en desequilibrios. Cultivar sanamente las redes sociales para que nuestra identidad, nuestro simpático e imprescindible “ego” no quede diluido, pillado, atrapado, despreciado en las redes sociales. Es necesaria una salud liberadora. Los poderes fácticos inhumanos o reducidos a sus propios intereses individualistas esclavizan con engaños, mentiras, sofismas y otros medios a las masas. Es necesaria una capacidad crítica para poder cambiar sistemas.
El “ego” necesita saber autorregularse ante la técnica para responsabilizarse de sus capacidades y no ser tragado. Una labor de aprendizaje y educativa de valores. Ésta se transmite por ósmosis. Eso sí, comienza en la familia, tenga el formato que tenga. Y sino es necesario aceptar las consecuencias de falta de autocontrol en palabras y hechos de la hijada. Y se prolonga al ir al sistema de enseñanza. Y aquí es necesario un magisterio o maestría como un profesorado preparado, formado para cuestionar el mismo sistema de enseñanza donde el alumnado es el centro de atención, pero no el que dirige este centro. La autoridad en el sentir de ayudar a crecer es totalmente necesaria. Que el niño o niña en párvulos o primaria o en la enseñanza secundaria obligatoria o postobligatoria debe orientarse, no la autodirección porque no tiene la capacidad. Además, la pedagogía comprensiva, desgraciadamente mal interpretada, ha llevado a un desprestigio del sistema como de la autoridad de los docentes.
Es cierto que esta “maquinaria global” quiere “cerebros tecnificados, no críticos”. O como dice Hanna Arendt (1906-1975), por citar a una autora muy conocida: “La digitalización conduce a la alteración de las capacidades humanas que no pueden modificarse sin cambiar la condición humana”.
Por tanto, es necesaria “una salud digital” que incluye aprender técnicas, pero al mismo tiempo transmitir valores, que respondan a la realidad actual en las coordenadas correspondientes de espacio y tiempo.
Y miento tres personas críticas: Slavoj Zizet con su libro: Hipocresía (diciembre de 2022) y Byung-Chul, Han: La vida contemplativa (2023). Y Esquirol, Josep Maria: Humano, más humano. Una antropología de la herida infinita (2021). Autores para fortalecer la “salud integral”, que contiene la “digital a humanizar”. Sin embargo, como hay muchas conexiones en las redes sociales, me pregunto: ¿Es comunicación? Otro ámbito a debate.
Como no podremos sacar esta maquinaria global, que en parte nos hace la vida mejor, y es necesario que toda la Humanidad pueda disfrutarla, pero no solo para un mundo privilegiado. Un mundo a controlar sanamente y vigilar las psicopatologías que se pueden inferir: adicción, acrítico, psicopatía, solipsista y tanto otros que irán manifestándose.
Autorregulación, responsabilidad, crítico y sobre todo “humanos”. Un tema en primera línea, afortunadamente. Y no en vano el responsable de las jornadas del mes de febrero, cerraba las jornadas diciendo: “Debemos seguir profundizando en el estudio del universo digital siempre con diálogo con la ciencia moderna y con una visión educativa íntegramente humana”.
Jaume PATUEL (1935)
Pedapsicogogo
Fuente Fe Adulta
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