El Partido Socialista, el Comunista y el Bloque de Izquierda habían prometido esas leyes durante sus campañas para los comicios parlamentarios del mes pasado.
El Parlamento portugués aprobó leyes que permiten adopciones de niños por parejas homosexuales y que las lesbianas obtengan fertilización.
Menos de un año después de su última negativa, el Parlamento portugués ha aprobado este 20 de noviembre la modificación de sus leyes para permitir a las parejas casadas del mismo sexo adoptar hijos. Lo ha hecho, eso sí, después de que en las elecciones generales de octubre el centro-derecha portugués perdiera la mayoría absoluta y de que entre los partidos de izquierda se haya hecho general el sentimiento de que la situación era discriminatoria. Portugal era el único país de Europa con matrimonio igualitario pero sin adopción homoparental.
Hasta ahora no había sido posible
La ley portuguesa de matrimonio igualitario fue aprobada en 2010, pero incluyendo una cláusula discriminatoria que impedía optar a la adopción, y ello pese a que las personas homosexuales solteras sí pueden adoptar. La limitación fue impuesta por el entonces gobernante Partido Socialista (PS) contra el criterio de otros grupos de izquierda, y muchos la consideraron inconstitucional, dado que la Constitución de Portugal es una de las pocas del mundo que recoge de forma expresa la no discriminación por razones de orientación sexual. De hecho, aunque la ley fue sometida a revisión por el Tribunal Constitucional portugués por iniciativa del presidente de la república, el conservador Aníbal Cavaco Silva, esta cláusula quedó expresamente fuera de la consulta, para evitar precisamente que fuese el único punto declarado inconstitucional.
En febrero de 2012, ya con mayoría de centro-derecha, el Parlamento rechazó acabar con esta discriminación, pero varios diputados del PS expresaron su intención de promover un proyecto que legalizara la coadopción, es decir, la posibilidad de que uno de los cónyuges de un matrimonio entre personas del mismo sexo pudiese adoptar a los hijos legalmente reconocidos del otro, para dar seguridad jurídica a las familias homoparentales ya existentes. En mayo de 2013 el gobernante PSD (Partido Social Demócrata, que pese a su nombre es de centro-derecha) permitió de hecho que prosperara la iniciativa cuando fue votada en primera lectura. Una actitud que causó malestar entre las bases más conservadoras de ese partido, lo que derivó en que ocho diputados pertenecientes a sus juventudes propusieran un referéndum sobre la materia. El PSD acabó haciendo suya la iniciativa de referéndum, que incluía además la formulación de dos preguntas (una sobre coadopción y otra sobre adopción conjunta), aunque la estratagema se topó con el Tribunal Constitucional, que debía dar su visto bueno. El alto tribunal consideró que no podía preguntarse al mismo tiempo sobre coadopción y sobre adopción conjunta, puesto que generaba confusión y la respuesta a una de las preguntas podía generar un efecto de “arrastre” sobre la otra. La iniciativa del PS volvió al Parlamento, donde fue derrotada por tan solo cuatro votos.
Los partidos de izquierda no renunciaron a dar la batalla y en enero de este año presentaron tres proyectos para permitir la adopción de menores por parte de las parejas casadas del mismo sexo. Las propuestas fueron derrotadas con los votos del PSD y de sus socios del CDS-PP, situados aún más a la derecha. La novedad, en este caso, fue el voto favorable del Partido Comunista, que en el pasado se había abstenido en las votaciones sobre la materia. Por parte de los dos grandes partidos hubo varios diputados que se saltaron las directrices de su formación: siete representantes del PSD apoyaron la iniciativa del PS y, en sentido contrario, tres socialistas se opusieron a la adopción homoparental.
La nueva mayoría permite el avance
El pasado 4 de octubre tuvieron lugar nuevas elecciones generales. Pese a que PSD y CDS-PP acudieron en esta ocasión coaligados, para no dispersar el voto de derecha, no pudieron revalidar la mayoría absoluta, a pesar de ser la fuerza más votada (36,86%, 102 diputados). El PS consiguió el 32,31% de los votos y 86 diputados, mientras que el Bloque de Izquierda (la formación de que una forma más sólida ha defendido en el pasado los derechos LGTB) ascendía y se situaba por primera vez como tercera fuerza política, con el 10,19% de los votos y 19 escaños. El Partido Comunista, coaligado con Los Verdes, consiguió el 8,25% de los votos y 17 diputados. El partido animalista PAN (Personas-Animales-Naturaleza) consiguió por su parte un diputado.
Las fuerzas de izquierda superaban en escaños al centro-derecha e incluso llegaban a un acuerdo de mínimos para desalojarlo del poder, a pesar de lo cual el presidente Cavaco Silva encargaba a su correligionario Pedro Passos Coelho formar gobierno. Un gobierno al que el Parlamento, lógicamente, negó su confianza el pasado 10 de noviembre. La resistencia de Cavaco a aceptar el resultado electoral, de hecho, mantiene a Portugal en una situación que bien podría considerarse kafkiana (él es quien tiene la prerrogativa de nombrar al primer ministro) y no se descarta que el país se vea obligado a ir a nuevas elecciones.
Sin embargo ello no impide que el Parlamento, ya constituido, pueda aprobar reformas legislativas, y así ha sucedido en el caso de la apertura de la adopción a parejas del mismo sexo. En realidad el Parlamento portugués ha votado (y aprobado) varias iniciativas similares, presentadas por PS, Bloque de Izquierda, Los Verdes y PAN. Sin entrar en el farragoso detalle de cada uno de los proyectos, la posibilidad de que las parejas casadas del mismo sexo puedan adoptar ha sido aprobada con los votos de prácticamente toda la izquierda (se abstuvo Isabel Oneto, una diputada socialista) e incluso ha recibido 19 votos favorables de las filas del PSD, entre ellos los de dos de sus vicepresidentes, Pedro Pinto y Teresa Leal Coelho, y el de la exministra de Justicia Paula Teixeira. Y es que el PSD, consciente de que sus diputados más progresistas eran favorables a la medida, decidió darles en esta ocasión libertad de voto.
El procedimiento parlamentario aún debe culminar
El paso dado, en cualquier caso, no es el definitivo. Los proyectos aprobados pasan ahora la Comisión de Derechos y Garantías del Parlamento, que deberá consensuar un texto unificado que volverá al pleno para su ratificación final.
En este sentido, hay que tener en cuenta que hay variaciones entre las propuestas aprobadas. La del Bloque de Izquierda, por ejemplo, recoge también una serie de modificaciones en el Registro Civil para permitir, por ejemplo, que los dos miembros de una pareja del mismo sexo que tenga un hijo mediante reproducción asistida sean considerados sus progenitores.
Esperemos que el proceso, en este sentido, culmine pronto y bien y no se vea interrumpido por los vaivenes políticos.
Fuente Dosmanzanas
General, Historia LGTBI
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