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Joseanne Peregin: “Miedos y esperanzas de una madre católica de un hijo gay – la perspectiva de un padre”

Miércoles, 22 de octubre de 2014
Comentarios desactivados en Joseanne Peregin: “Miedos y esperanzas de una madre católica de un hijo gay – la perspectiva de un padre”

carta-hijo-gay-600x330Presentación de Joseanne Peregin* (Presidenta de la Comunidad de Vida Cristiana de Malta) para “Los caminos del Amor. Conferencia internacional para una pastoral con las personas homosexuales y transexuales” (Roma, 3 de Octubre de 2014), traducido por Carlos (Pastoral de la Diversidad Sexual de Santiago, Chile)

Ni en mis sueños más locos me habría imaginado que estaría dando un discurso a teólogos. Pero tampoco habría soñado alguna vez que sería la madre de un hijo gay tampoco.

Vengo de la pequeña isla de Malta, donde todos conocen a todos y la gran mayoría de nosotros somos católicos tradicionales. He estado felizmente casada por casi 20 años y soy la madre orgullosa de 3 hijos, todos ellos de veintitantos. He sido miembro activo de la CVX por más de 35 años, 6 de ellos como presidenta de la CVX Malta. Más recientemente, sin embargo, mi servicio en la iglesia ha evolucionado ya que la línea de ayuda para padres que están luchando con la “salida del armario” de sus hijos.

En 2008, el grupo DrachmaLGBT, el cual fue establecido en 2004, había invitado a la Hna. Jeannine Grammick a Malta. Después de oír su charla, un puñado de padres decidieron volverse a reunir y aún lo hacemos todos los meses. El Grupo de Padres Drachma ofrece un ESPACIO SEGURO para que los padres asuman su proceso de aceptación.
Si bien es un ESPACIO SEGURO, no es un espacio cerrado, por lo que me causa gran alegría compartir esta experiencia con ustedes, aún cuando cono toda seguridad no soy un teólogo.

Comenzaré con cómo lidié con la “salida del armario” de mi hijo – conducida por la frase ignaciana: “Dios está en todas las cosas”. Entonces, explicaré algunas dificultades con la posición de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad. Y finalmente, diré algo sobre mi propia “salida del armario” como padre (probablemente, mi participación en esta Conferencia es mi etapa final en este proceso).

Lidiando con la “salida del armario” de mi hijo

Entonces, ¿cómo fue que mi hijo de 17 años “salió del armario” conmigo? Bueno, de un modo bien típico de su generación: ¡me mandó un SMS! Ocurrió mientras íbamos en el auto de vuelta a casa una tarde. Me detuve a leer el mensaje y decía: “Mamá, soy gay” (no es eso loco ). De cualquier modo, comencé con las típicas frases de negación, como “es sólo una fase…”.

Pero él me paró en seco y me explicó que había estado seguro por un buen tiempo y ya le había contado a todos sus amigos. Entonces me contó que me había escrito “la famosa carta” unas semanas antes, la que me explicaría todo lo que necesitaba saber, una vez que llegáramos a casa.

De cualquier modo, gracias a Dios cuando llegamos, mi esposo (el cual pensé que reaccionaría negativamente), estaba profundamente dormido frente a la televisión.

A medida que leía la carta (mi hijo siempre escribió muy claramente, de hecho es periodista), sentí que podía entender completamente la totalidad del camino doloroso que había vivido, y como San Pablo, sentí que las escamas se caían de enfrente de mis ojos y fui capaz de ver todo tan claramente: por qué se negaba a ir con nosotros a la misa dominical, por qué todos esos dolores de cabeza, por qué la pérdida de peso, y por qué la cantidad de pañuelos de papel en su papelero de muchas noches llorando, etc.

Bien en el fondo me sentí culpable de que tuvo que pasar por esa incertidumbre solo – no fue fácil para él. Por otro lado, sentí un gran alivio dado que había imaginado muchas cosas peores como: drogas, alguna enfermedad terrible, problemas con la policía, que hubiera embarazado a alguien, etc.

Sabía que algo andaba mal, pero nunca sospeché esto. De modo que cuando quedó claro que era gay me dije: “¡Ah! OK, con esto puedo tratar, porque todo lo que se necesita es amor. De modo que lo abracé y le aseguré mi amor. Me sentí privilegiada de tener una relación tan maravillosa como mi hijo, una donde el me podía confiar algo tan íntimo y especial.

Fue un espaldarazo a mi maternidad. Pero entonces me ordenó: “te cuento a ti pero no le voy a contar a papá yo mismo, porque no quiero tener en mi consciencia si él cae muerto de un ataque cardíaco. Así que si piensas que debiera saber, tú le cuenta, no yo“. Así fue como esa noche fue la más larga de mi vida y no dormí un pestañazo.

Tenía que procesar todas las implicaciones de esta nueva realidad que acababa de aterrizar en mi regazo.

Debía elegir entre apoyar a mi hijo de 17 años o proteger mi matrimonio y mi reputación en la iglesia. Así que recé pidiendo fortaleza…y en la mañana había elegido estar del lado de mi hijo y ser abierta sobre el tema, aún si todo el mundo se volvía en contra nuestra.

Pero es una decisión muy difícil de tomar. Pero quería estar al lado de mi hijo en un punto tan vulnerable en su vida. De modo que temprano en la mañana le conté a mi esposo y el camino lentamente se comenzó a desarrollar…y les gustará saber que, a Dios gracias, después de este shock inicial, mi esposo y yo estamos juntos acá. Parece que casi todos los padres sienten este shock inicial.

La confusión y el miedo paralizan a la mayoría de los padres. Pero nosotros, Católicos Romanos, tenemos una preocupación adicional es lo que la Iglesia dice sobre la homosexualidad.

Me di cuenta que, cuando se trata de la realidad LGBT, hay muchas concepciones erróneas y mitos que envuelven a las personas en dudas y en miedo.

Aún cuando tenemos leyes que protegen los derechos de los homosexuales, aún queda mucho camino hasta que veamos el cambio en la cultura y en la mentalidad que se necesita. Uno de nuestros primeros desafíos que los padres de hijos gay debemos enfrentar es: “¿qué va a decir la gente?”, pero en una Malta católica el segundo es: “¿qué dice la Iglesia Católica?”. Desafortunadamente es aquí donde muchos padres se confunden y es aquí donde se siente la mayor falta del apoyo pastoral.

Por ejemplo, uno de los miembros de nuestro grupo es una madre separada de un hijo gay de 35 años. Ella cuenta su triste historia de ser rechazada por sus propios hermanos y hermanas, los que antes eran muy cercanos y apoyadores mientras ella se separaba.

Pero desde que su hijo “salió del armario” hace años, ni ella ni su hijo son bienvenidos en matrimonios familiares o en celebraciones navideñas – ellos han sido excluidos por toda la familia extendida.

Esto ha resultado en que el hijo asuma la culpa como suya y, como consecuencia, muchas veces tiene pensamientos suicidas. Y estamos hablando de gente que va a misa diaria y que recibe la Eucaristía – y, sin embargo, les es tan fácil juzgar y excluir.

Escucho muchas de estas dolorosas historias.

Para mí, la atención pastoral es sobre salir a encontrar a la gente donde ellos están y construir una amistad con aquellos que se sienten aislados, distantes o apartados de la Iglesia o incluso de sus familias, con aquellos que están en la periferia de la sociedad, enfocándome por lo tanto en apoyo emocional y atención espiritual.

Como cristianos debemos pararnos junto al pobre y rechazado, aún si nos causa incomodidad y humillación. Pero aún has una gran cantidad de hostilidad y juicio allá afuera. Nuestras comunidades cristianas necesitan construir puentes y diálogo con aquellos que están en la periferia de la sociedad. Necesitamos ofrecerles un LUGAR SEGURO donde ellos puedan continuar su camino de fe. Un LUGAR SEGURO donde ellos puedan compartir sus vulnerabilidades.

De modo que mientas más abierta fui sobre tener un hijo gay, más me volvía un imán para que la gente se acercara y estas amistades pastorales se comenzaron a desarrollar. De algún modo podía ofrecer apoyo emocional y acompañamiento espiritual a padres, quienes como yo habían experimentado, de una día para otro, que ahora nos habíamos vuelto “los extranjeros”, “los otros que están bajo la mirada crítica de la sociedad – “la comidilla entre amigos y colegas”, los desadaptados en la sociedad y los marginados en nuestras propias comunidades de iglesia.

Esto es algo que yo misma experimenté. De pronto me di cuenta que “Yo también estoy siendo juzgada” y “Yo también estoy siendo excluida”, pero me aferraba a las palabras de Isaías: “Ya que eres precioso a mis ojos, digno de honra, y yo te amo” (Isaías 43, 4).

Bueno, comencé a leer muchos artículos (ej., “Siempre Nuestros Hijos”) y libros (algunos autores están aquí hoy ) y a aprender más sobre qué tiene que decir la Iglesia sobre la homosexualidad. Sin embargo, sentí que había numerosas contradicciones en lo que mi iglesia decía y lo que yo sabía de mi hijo gay. Quería unir las dos cosas que amo más: mi familia y mi Iglesia.

Pero, mientras mi Iglesia se refiere a la sexualidad de mi hijo como “intrínsecamente desordenada”, mi hijo se refiere a mi iglesia como “juzgadora e irracional”. Y este dilema interior es común entre muchos padres católicos que como yo, se sienten un poco decepcionados por su propia iglesia. Entonces, dado que no se ofrecía nada en las parroquias, el Grupo de Padres Drachma ofreció algún acompañamiento pastoral y ayudó a los padres a enfrentar su trauma:

•    Negación: “es sólo una fase”.
•    Culparse: “¿de quién es la culpa?“.
•    Culpa: “¿qué (no) debí haber hecho?”.
•    Rabia: “¿por qué Dios permite esto?”.
•    Pérdida/dolor: “no podemos ser abuelos y debemos olvidarnos de nuestros sueños”.
•    Miedo: “ser excluidos y juzgados”, “¿morirá mi hijo de VIH/Sida?”.
•    Rechazo: “¿debemos arriesgarnos a contarles a la familia y amigos?“.
•    Soledad: “sentirse abandonados aún por la Iglesia”.
•    Vergüenza: “¿fallé como padre?”.

Con estallidos regulares de lágrimas y compartiendo honestamente en nuestras reuniones hemos ido hacia un proceso un aceptación y reconciliación.

Drachma toma su nombre de la parábola de la moneda perdida en Lucas 15 – pienso que bien adentro todos queremos ser conocidos, apreciados y “encontrados”, y cuando nuestros hijos gay no es esconden más sino que “salen del armario” a la luz, entonces es nuestro turno para hacer nuestro camino de “salir del armario”, como padres.

Lidiando con la posición de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad

Pese a mis años de compromiso y servicio en CVX Malta, aún sentía el estima que la gente LGBTI experimenta. En cualquier ocasión en que cuestiono el duro lenguaje usado en el Catecismo de la Iglesia Católica, tal como: intrínsecamente desordenado – ¡cómo me gustaría que los Obispos comiencen este Sínodo cambiando esta frase que causa tanto dolor!.

Yo también me sentía estigmatizada, experimentaba rechazo y exclusión por personas e instituciones que me conocían muy bien.

Por ejemplo: cuando fui a mi primera Marcha del Orgullo Gay como oradora invitada del Grupo de Familia LISTAG en Turquía, alguna gente de mi comunidad la emprendió conmigo.

Era incomprendida. Y cuando asistí a la Conferencia ILGA en Turín hace alguno años, tuve la oportunidad de sabe cómo se siente estar en la minoría (yo misma entre 200 LGBTI) – ¡debía ser la una madre heterosexual católica ahí! No fue una experiencia fácil para mi. Pero esto me impulsó a apreciar la diversidad y a continuar actuando como un puente. Leer más…

Budismo, Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General, Iglesia Católica, Islam, Judaísmo , , , , , , , , , , , , ,

Un pastor cristiano da una lección de amor sobre lo que los padres deben prometer a sus hijos gays

Martes, 30 de septiembre de 2014
Comentarios desactivados en Un pastor cristiano da una lección de amor sobre lo que los padres deben prometer a sus hijos gays

noticias_file_foto_866644_1411992912Se llama John Pavlovitz, es un veterano pastor cristiano de Carolina del Norte y un entusiasta bloggero. Uno de sus artículos publicado con el título: Si tengo hijos gays: Cuatro Promesas de un pastor cristiano/padre se ha convertido en viral y ha provocado miles de comentarios y reacciones. John es hetero, está casado y tiene dos niños pequeños: Noah y Selah con su esposa, Jennifer. Su postura abierta y tolerante ha sido un jarro de agua fría para los sectores más conservadores y un soplo de aire fresco para aquellos que piensan que la Iglesia debería ser inclusiva con la homosexualidad.

Pavlovitz reflexiona sobre cuál sería su reacción si alguno de sus hijos le dice el día de mañana que es gay o lesbiana cuando crezcan. John defiende que el amor y apoyo a sus hijos sería el mismo independientemente de su opción sexual y les pide a sus feligreses que oren para que ellos no sean víctimas de la ignorancia o el odio.

repositorio_obj_5621_1411991878Un cariñosa imagen de John con su pequeñó Noah (Foto: Twitter John Pavlovitz)

En su blog, Pavlovitz quiere transmitir que cualquier tema controvertido como el de la homosexualidad es normal que venga acompañado tanto de apoyos como de puntos de vista hostiles pero lo que John no se esperaba era lo que sucedió: ‘Para lo que yo no estaba preparado era para recibir los literalmente cientos y cientos de personas que han llegado a mí personalmente para darme las gracias por traer un poco de curación y esperanza a sus familias para darles un mensaje que rara vez reciben de los líderes cristianos’, ha asegurado el pastor.

‘Muchos padres, hijos y hermanos han confiado en mí – algunos por primera vez en cualquier parte – su relato del dolor, la intimidación y el rechazo que están recibiendo de la iglesias, de sus pastores y miembros de iglesia. Ellos han compartido conmigo sus historias de exclusión, el aislamiento, de oraciones sin respuesta, de las terapias destructivas, de los intentos de suicidio, y de ser conducido de manera pasiva de la fe, por la gente de fe. Esto es por qué hago lo que hago; para que la gente que ha sido dañada o excluida, se sienten visibilizados, conocidos y amados“, cuenta Pavlovitz en un post.

repositorio_obj_5622_1411991913John Pavlovitz con su esposa Jennifer y sus hijos, Noah y Selah (Foto: Pranee Loffer para Ashes Photography)

Os traducimos el mensaje que nos deja en su blog este pastor norteamericano que podéis leer en su blog www.johnpavlovitz.com. Es un conmovedor mensaje cargado de ternura y amor que nos ha entusiasmado.

‘Si tengo hijos gays: Cuatro Promesas de un pastor cristiano / Padre’

A veces me pregunto si voy a tener hijos homosexuales.

No estoy seguro de si otros padres piensan sobre esto, pero lo hago; muy a menudo.

Tal vez es porque yo tengo mucho pueblo gay en mi familia y círculo de amigos. Está en mis genes y en mi congregación.

Tal vez sea porque, como pastor de los estudiantes, que he visto y oído las historias de horror de los niños cristianos homosexuales, tanto dentro como fuera del armario, tratando de ser parte de la Iglesia.

Tal vez sea porque, como cristiano, me relaciono con tantas personas que encuentran la homosexualidad la cosa más repugnante imaginable y que intento hablar claro en cada oportunidad concebible.

Por la razón que sea, es algo que me planteo frecuentemente. Como pastor y padre, yo quería hacer algunas promesas para vosotros y para mis dos hijos en este momento …

1) Si tengo hijos homosexuales, podrás saberlo todos.

Mis hijos no van a ser el secreto mejor guardado de nuestra familia.

No voy a hablar sobre ellos en conversaciones con otras personas. No voy a hablar en código o lenguaje vago. No voy a tratar de poner una venda sobre los ojos de nadie y no voy a tratar de salvar los sentimientos de aquellos que pueden ser mayores o fácilmente ofendido o incomodables.

La infancia ya es bastante difícil y la mayoría de los chicos gays pasan toda su existencia sintiéndose horriblemente, terriblemente incómodos. Yo no voy a causarles cualquier molestia innecesaria más, sólo para que en la cena de Acción de Gracias sea un poco más fácil para un primo tercero con problemas de ira y fuera de lugar.

Si mis hijos salen del armario vamos a seguir siendo una familia.

2) Si tengo hijos homosexuales voy a orar por ellos.

No voy a orar por ellos para hacerles “normales”. He vivido lo suficiente para saber que si mis hijos son gays, esa es su normalidad.

No voy a orar para que Dios sane o cambiar o arregle. Voy a orar para que Dios los proteja de la ignorancia, el odio y la violencia que el mundo va a lanzar contra ellos, simplemente por ser quienes son.

Rezaré para que Él les proteja de aquellos que los desprecian y les desean daño; quien los maldice con el infierno, sin saber en absoluto. Voy a orar para que disfruten de la vida; que se rían y tengan sueños, y sientan, y perdonen y que amen a Dios y la humanidad.

Por encima de todo, voy a orar a Dios para que no permita que mis hijos sufran el tratamiento impío de algunos de sus hijos descarriados, para evitar que se les persiga.

3) Si tengo hijos homosexuales voy a amarlos.

No me refiero a un poco de amor símbolico, distante, tolerante que se mantiene a la distancia de un brazo seguro. Será un corazón abierto, sin complejos, pródigo y que sea una clase de amor.

No los voy a amar a pesar de su sexualidad, y yo no los voy a amar a causa de ella. Los amaré; simplemente porque son dulces y divertidos, cariñosos e inteligentes, amables y obstinados, defectuosos, originales y hermosos … y son mis hijos.

Si mis hijos son homosexuales, pueden dudar de un millón de cosas sobre sí mismos y sobre el mundo, pero que nunca duden por un segundo de si su papá no les pondrá la luna a sus pies por ellos.

4) Sí tengo hijos homosexuales, lo más probable.

Si mis hijos van a ser gays, así que más o menos ya son.

Dios ya les ha creado y ha colocado la semilla de lo que son dentro de ellos. El salmo 139 dice que ‘Él les cose en el vientre de su madre las cosas increíblemente intrincadas que los hace únicamente ellos; una vez en la historia las almas que ya se ha cargado en sus mismas células’. Por lo tanto, no hay una fecha límite para imponer su sexualidad.

Son hoy, simplemente una versión más joven de lo que van a ser; y hoy en día son bastante increíbles y geniales.

Muchos de vosotros podréis estar ofendidos por todo esto, me doy cuenta plenamente. Sé que esto puede ser especialmente cierto si eres una persona religiosa y ves este tema repugnante.

Lo que has estado leyendo lo he escrito con tanta dulzura y comprensión como soy capaz.

Esto no es acerca de tí. Esto es mucho más grande.

Tú no eres que yo esperé con aliento durante nueve meses.

Tú no eres por el que yo lloré de alegría cuando nació.

Tú no eres el que yo bañé y dormí.

Tú no eres el que yo enseñé a andar en bicicleta y cuya rodilla raspada besé y cuya pequeña y temblorosa mano sostuve al ponerle puntos de sutura.

Tú no eres el que tiene la cabeza que me encanta oler y cuyo rostro se ilumina cuando llego a casa por la noche y cuya risa es como música para mi alma cansada.

Tú no eres el que da a mi día significado y propósito y que adoro más de lo que jamás pensé que podría adorar a nada, ni nadie.

Y tú no eres el que me espera para estar conmigo, cuando miro hacia atrás con gratitud en la vida por los tesoros compartidos y con el conocimiento de que los amo y soy amado también.

Si eres padre no sé cómo vas a responder si descubres que tus hijos son gays pero te ruego que lo considere.

Un día, a pesar de las percepciones de tus hijos o de cómo lo has criado, puede que tengas que responder en tiempo real a un niño asustado que no querrás lastimar; uno con sentido de la paz, la identidad y la aceptación; cuyo corazón puede ser colocado en tus manos de una manera que nunca imaginaste … y tendrás que responder.

Ese día nunca debe venir por mí; mis hijos deben siempre venir a mí. Éste es el padre que esperan y que estará siempre con ellos’.

Una reflexión muy emotiva que ojalá fuera el sentir de muchos padres que, con su comportamiento intolerante y con su confusión, le causan a su hijo o hija mucho más dolor al saberse no aceptados.

John es un veterano ministro de la iglesia local desde 18 años que, actualmente dirige una pequeña comunidad en Wake Forest, en Carolina del Norte y también es voluntario en North Raleigh Community Church. Es un apasionado de tener conversaciones sobre la nueva fe que permitan incluir a todo el mundo.

En su blog, John se ocupa de temas sobre la fe, la crianza de los hijos, la Iglesia y todo tipo de cuestiones sociales.

John está casado desde hace 17 años y considera que ser padre y esposo es su primer y más grande ministerio.

Fuente Ragap

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