El preso preferido de Oscar Wilde
La ficha policial de Henry Bushnell. BERKSHIRE RECORDS OFFICE
Leemos en El Mundo
Un profesor de Reading da con la identidad y la fotografía de Henry Bushnell, el ratero londinense por el que se sintió atraído el escritor durante sus dos años de cárcel
Antes había aparecido ‘De profundis’ y después se murió Wilde, aún joven pero devastado, y todos nos quedamos con la idea romántica de la cárcel de Reading. No es difícil encontrar las fotos del presidio, de sus tres naves no muy grandes de ladrillo y tejados, y de su poco de jardín en los vanos, casi que recuerda el conjunto a algún colegio de jesuitas de ciudad de provincias. Hace dos años que no hay presos en Reading, el edificio está vacío y, como está al lado del centro de la ciudad, alguien ha tenido la idea de instalar allí un teatro. Ya se verá si representan algún ‘wilde’ algún día. Antes, la semana que viene, debuta en la antigua cárcel una exposición dedicada a los dos años que Oscar Wilde pasó encerrado entre sus muros. La muestra trae un bonito secreto desvelado: la identidad y la fotografía del preso predilecto del escritor.
Se llamaba Henry Bushnell, era londinense, medía un metro y 58 centímetros, y estaba condenado por cometer hurtos menores. No se sabe en qué año nació pero, por los retratos que salen a la luz ahora, está claro que era poco más que un adolescente en 1895, el momento en el que Wilde entró en prisión con 42 años. Su carrera criminal había empezado un poco antes (o por lo menos, en 1892 se estrenó entre rejas) y no le fue muy propicia: a Bushnell lo apresaron 21 veces en 20 años. Tan perseverante fue que los funcionarios de prisiones lo retrataron (las fichas policiales de la época no solían llevar fotografía) y ahora tenemos su cara sonriente en los periódicos.
¿Y qué significa eso de “preso predilecto“? No es un eufemismo. Peter Stoneley, el profesor de la Universidad de Reading que ha dado con Bushnell, está convencido de que la relación entre los dos presos “tenía un sentido romántico”. Romántico, pero no mucho más: el sistema penitenciario británico de la época estaba basado en el aislamiento del preso. No era fácil encontrar ocasión para tener relaciónes sexuales.
La pista hasta Bushnell viene de una carta que Wilde escribió en prisión a su amigo Harry Elvin. Allí, el escritor se refirió a “un chico pequeño de ojos oscuros”. No fue el único compañero de cárcel al que se refirió Wilde, pero si el único para el que confesó su atracción. De Arthur Cruttenden, un militar encerrado por haberse metido en líos cuando estaba bebido, también habló Wilde en sus cartas; y también explicó que sentía simpatía por él, pero no atracción. Después de salir de la cárcel, Wilde intercambió algunas cartas con Burshnell y le envió algún dinero.
Hay más información valiosa en la exposición de la cárcel de Reading. Por ejemplo: el tipo de personas que acompañaron a Wilde entre 1895 y 1897. Había dos tipos de presos: los militares pendencieros como Cruttenden y Wooldridge, el de la ‘Balada‘ (con pendencias de otra escala) . Y los raterillos de clase trabajadora como Bushnell, casi todos londinenses. En conjunto, no eran mala compañía. Wilde escribió que quisó morir durante los primeros seis meses de encierro pero que, después, la amabilidad de los otros presos le devolvió la alegría. “Tengo siete u ocho amigos aquí” contó en otra carta Wilde.
Había también mujeres en la cárcel y niños de 11, 10 y hasta siete años de edad, presos con condenas de adultos a los que el escritor escuchaba llorar desde su celda. En cambio, ningún otro señorito estaba encerrado en Reading: ningún otro burgués, ningún aristócrata, ningún universitario… Tampoco había más presos condenados por prácticas homoeróticas. No durante los años de Wilde en la cárcel, aunque su caso no era insólito. Hay registros de otros homosexuales encarcelados en 1893 y 1894 en Reading.
El profesor Stoneley ha encontrado también un registro que alerta del deterioro de la salud de Wilde en 1896. En el informe, se da por hecho que “la vida en la cárcel debe de ser más dura y más irritante para un preso con su educación y con sus antecedentes que para cualquier otro“. El 19 de mayo de 1897, Wilde salió de prisión. Al año siguiente murió su mujer y los administradores de la herencia de sus hijos lo apartaron de la casa familiar y le concedieron una renta de 150 libras al año. A Wilde, con su modo de vida, 150 libras no le daban para nada ni para pañuelos. Vivó cuatro años más, dando vueltas entre las casas de los amigos de Italia y Francia que se prestaron a darle refugio. Y así, hasta que murió pobre y alcoholizado, como cualquiera de sus compañeros de Reading
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