“Hacia una espiritualidad liberadora”: En tiempos de incertidumbre, polarización e injusticia
“La espiritualidad es la clave para que no sucumbamos en la deshumanización”
| Félix Placer Ugarte, teólogo
Bien sistematizado, con claridad y profundidad, como el tema exige; abierto, liberador, interrelacionado, el nuevo libro de Juan José Tamayo“Hacia una espiritualidad liberadora” (Herder 2024), traza y desarrolla, a mi entender con mucho acierto y pertinencia, los complejos aspectos y dimensiones de una espiritualidad actual desde una perspectiva dialogante con otras posiciones. Lo interpreto como una síntesis espiritual de su pensamiento, de su extensa y comprometida obra teológica, de su dedicación militante cultural, epistemológica, política, feminista, ecológica, mística.
Escrito desde la inspiración y opción liberadoras cristianas, motivado por el cálido aliento y perspectiva utópica de otro mundo posible, desarrollado en su denso y extenso trabajo teológico, muestra ante los apremiantes desafíos de la era tecnológica en un mundo de injusticias que la espiritualidad es la clave para que no sucumbamos en la deshumanización. Constituye, en efecto, la “dimensión fundamental del ser humano” y en ella “se juega la verdadera identidad del ser humano, su humanización…”.
Me ha resultado muy importante su reflexión sobre espiritualidad cristiana del seguimiento de Jesús, en su “praxis liberadora” con sus originales características, que supera todo espiritualismo, alejado del mundo, para “convertirse en fuerza de liberación” desde la autoridad de las víctimas, desde los márgenes, en la oración y práctica de la justicia.
Especialmente interesante y original, a mi entender, es su reflexión en el capitulo III sobre el “nuevo paradigma de espiritualidad en el horizonte del pluriverso cultural” para construir ese “nuevo paradigma” en la interculturalidad, en el diálogo, en la interliberación, contra todo imperialismo, inmersos compasivamente, liberadoramente, en la injusticia de la marginación que nuestro mundo provoca.
Subrayo la “espiritualidad feminista ética, política, sapiencial, ecofeminista holística…”. En concreto ”la perspectiva de género debe desempeñar hoy un papel fundamental en ese nuevo paradigma de interespiritualidad” que nos conduce a una reinterpretación de nuestras categorías teológicas, tarea que Tamayo viene realizado en sus extensas publicaciones.
Con su amigo José Saramago nos descubre “en el gran silencio del universo”… “la solidaridad de creyentes y no creyentes para sufrir el mal y combatirlo”. Su último capítulo desarrolla una honda y luminosa reflexión sobre la mística relacionada con la ciencia, la filosofía y el ateísmo. Destaco la importante aportación de María Zambrano para desembocar en lo que llama “ateísmo místico”, apoyado en Bloch juntamente con Fiore, Eckhart, Müntzer, san Juan de la Cruz, Wittgenstein, Weil…
Estoy muy de acuerdo con Juan José Tamayo en que “la búsqueda de un nuevo consenso universal…es el gran desafío para el siglo XXI”. Ese consenso debe ser espiritual. Solamente descubriendo el Espíritu humanizador-liberador, en la experiencia mística que late en el fondo de toda persona, en su espiritualidad, daremos sentido a ese admirable y arriesgado mundo tecnológico y evitaremos que la inteligencia artificial sea invasiva, para lograr la humanización y evitar sucumbir al dictado de algoritmos capitalistas e imperialistas guiados por el beneficio egoísta y el odio avasallador.
En este momento complejo, contradictorio, polarizado e incierto, en circunstancias desorientadoras y pesimistas para muchas personas, esta reflexión de Juan José Tamayo, que responde a sus coherentes convencimientos vitales que admiro, contribuye a alentar con lucidez y claridad motivantes una espiritualidad de búsqueda, de esperanza y de realización liberadoras.
Fuente Religión Digital
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