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Dios y los pobres…

Viernes, 29 de noviembre de 2024

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Gustavo Gutiérrez, marcado por la realidad del continente latinoamericano y lo que en su momento se definió como la opción preferencial por los pobres, planteó dos interrogantes para desarrollar su propuesta conceptual desde la teología:

“¿Existen dos órdenes paralelos, es decir, un fin autónomo y secular del ser humano y una revelación sobrenatural, de tal modo que el hombre se moverá en dos ámbitos del saber y de la vida, completamente separados e independientes uno del otro?  y luego la que constituye una grave cuestión ¿cómo decirle al pobre que Dios lo ama?”

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Y es urgente responderla ya que,la pobreza no es una fatalidad, es una condición; no es un infortunio, es una injusticia. Es resultado de estructuras sociales y de categorías mentales y culturales, está ligada al modo como se ha construido la sociedad, en sus diversas manifestaciones”.

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Y algo tan cristiano tenía que poner de los nervios a los poderosos, por eso, ante los críticos vaticanos… En 2015, Gustavo Gutiérrez hablando sobre su obra publicada y traducida a 20 idiomas en 1971 con el título Una teología de la liberación: historia, política, salvación” afirmaba que esta propuesta teológica no podia asociarse con el marxismo porque:

“La teologia de la liberación, desde la primera hasta la ultima linea del libro, está en contra del marxismo porque para Marx el cristianismo era opresión y el trabajo de mi vida está comprometido con la idea de que el cristianismo es liberación”

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Gustavo Gutiérrez

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"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

Gustavo Gutiérrez (1928- 2024). Voz de un tiempo, voz de un continente

Viernes, 25 de octubre de 2024
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Del blog de Xabier Pikaza:

El derecho de los pobres a hablar de Dios:  En honor de Gustavo Gutiérrez (1928-2024), por Mariano delgado*

Redes Cristianas: “Gustavo Gutiérrez, teólogo, uno de los ‘hombres decisivos’

Gustavo Gutiérrez: Hacia un magisterio de las víctimas, por Joseba Kamiruaga, cmf

Gustavo Gutiérrez, “Tomasito de América Latina“, por José Ignacio González Faus

La de Gustavo Gutiérrez es una gran pérdida para la Iglesia latinoamericana y caribeña y universal

Teólogo católico peruano. Ha estudiado filosofía y teología en Lovaina, Lyon y Roma y ha sido uno de los fundadores y quizá el mayor de los promotores de la Teología de la liberación, escribiendo en esa línea algunas de las obras cristianas más significativas de la segunda mitad del siglo XX.

Compartí su mesa y casa en Lima a finales de los años 70 del siglo pasado. He presentado y defendido su teología en diversos lugares y obras. Él me estimó con su amistad. Reproduzco aquí las páginas que le dedique en Diccionario de Pensadores Cristianos, VD, Estella 2010, 401-404 en cuya portada aparece en línea 4,  columna 4, tras Congar, Juan de la Cruz y Tony de Mello, buena compañía.

En el día de su muerte estamos de luto todos los que le hemos querido y hemos aprendido de su escuela. Somos un poco más felices y cristianos porque él ha vivido y se ha comprometido por el evangelio verdadero  de la vida

 Una vida llena de Dios y de humanidad

Ha vivido básicamente en Perú, donde, por presiones de la jerarquía, no ha podido enseñar de un modo consecuente en la Facultad de Teología de la Universidad Católica, ni ha podido fundar escuela. El año 1998 ha ingresado en la Orden Dominicana desde donde realiza una intensa labor testimonial y cultural al servicio de lo que siempre ha sido pasión: que la teología pueda ser voz de libertad para los pobres.

Se le considera fundador y primer representante de la Teología de la liberación, no sólo por la obra de ese nombre, publicada por primera vez en Montevideo (1969), sino por su trayectoria personal, al servicio de un pensamiento cristiano que se arraigue en la realidad social cristiano y que esté comprometido al servicio de una liberación de los hombres, desde la perspectiva de la Iglesia. Gutiérrez ha elaborado su pensamiento en un contexto de cristianismo establecido que ha sacralizado de hecho las estructuras existentes de colonización (siglo XVI-XVII) y después de opresión generalizada.

De esa forma ha querido pasar de un cristianismo “sacral” (que legitima desde Dios el orden existente, para anunciar un Reino de Dios que vendrá de forma trascendente en el futuro) a un cristianismo “social”, que anuncia y prepara el Reino de Dios en este mismo mundo. Frente a un orden “fijista”, donde se supone que las estructuras sociales existentes (que oprimen a los pobres) han sido queridas por Dios, en su forma actual, Gutiérrez propone un cambio de estructuras económicas, sociales y políticas, desde el evangelio, para servicio de los hombres (y especialmente de los pobres).

Su propuesta y proyecto, vinculado a los diversos movimientos de promoción social y de concientización que estaban surgiendo en América Latina, vino a presentarse como un programa de transformación del pensamiento y de la vida cristiana, en una línea práctica, no teórica. Había sonado la hora de un cambio mayor en el pensamiento y en la vida de los cristianos.

Teólogo sospechado

Es normal que muchos aplaudieran y secundaran la propuesta de Gutiérrez, mientras que otros muchos se sintieron amenazados, no sólo en un plano social, sino incluso en un plano eclesial. No se trataba de un pequeño cambio de matices, sino de una orientación distinta de toda la teología y la vida cristiana. Se trataba de poner la “praxis” (el compromiso activo) en el punto de partida de la reflexión y de la vida cristiana.

Se iniciaba un camino “epocal”, un giro copernicano. Muchos cristianos se dieron cuenta de que se estaba poniendo en marcha un movimiento imparable de transformación cristiana, en un plano práctico y teórico. La mayoría de los cristianos del pueblo de alegraron del cambio. Algunos gobiernos que apoyaban el orden social existente (y las doctrinas de seguridad nacional) tuvieron miedo. En el mismo Vaticano fueron muchos los que tuvieron miedo de los cambios y, entre ellos, el Cardenal Ratzinger, que velaba por la ortodoxia tradicional.

Un intento de condena

El año 1983, El Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, envió a la Conferencia Episcopal de Perú unasObservaciones sobre la Teología de Gustavo Gutiérrez, de tipo crítico, en las que le acusaba de los siguientes “errores”:

a. utilización de un método de interpretación marxista de la realidad, abandonando la filosofía clásica de la escolástica;

b. una lectura selectiva y parcial de los textos bíblicos, identificando de una forma poco crítica el símbolo religioso de los pobres de Yahvé con los explotados sociales del capitalismo moderno;

c. una noción reducida y poco exacta del término “Reino de Dios”, como si ese Reino se edificara a través de unos medios económicos y políticos y se abandonaran los aspectos más específicamente religiosos de la iglesia.

En la primavera de 1985 los obispos de Perú fueron convocados a Roma, para tratar del “asunto Gutiérrez” y el Cardenal Ratzinger ejerció sobre ellos una fuerte presión para que le condenaran.

Yo vivía por aquellos meses en Roma y puedo recordar la emoción con que algunos venerables obispos peruanos (nada partidarios de audacias teológicas) me contaron su oposición al intento de Ratzinger, añadiendo que no tenía sentido “obligarles” a condenar a un hermano creyente comprometido con los pobres. Gutiérrez no fue condenado, pero tuvo que escribir y escribió una Respuesta a las observaciones que le habían enviado (está publicada en R. Jiménez, Teología de la Liberación, Bogotá 1986).

Gutiérrez mantuvo su compromiso eclesial de base y así, con el paso de los años, ha venido a convertirse en una figura venerable de la teología y del pensamiento católico, un hombre reconocido a quien han galardonado con los más diversos premios: Es Caballero de la Legión de Honor (Francia); Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Marcos de Lima y miembro de la Academia Peruana de la Lengua.

El año 2003, junto con el periodista polaco R Kapuscinski, recibió en España el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (el más significativo en un país de lengua castellana) por su preocupación por los sectores más desfavorecidos y por ser modelo ético admirable de tolerancia y de profundidad humanística. A pesar de esas distinciones, no ha logrado un reconocimiento básico en su iglesia diocesana de Lima (Perú), donde su vida y obra se ha mirado con sospecha. Para mantener su libertad y para encontrar un espacio de fraternidad solidaria en la Iglesia, como ya he señalado, el año 1998, ingresó en la Orden de Santo Domingo, viviendo de ordinario en la comunidad de Lyon, en Francia.

Teología y realidad social

El rasgo más significativo del pensamiento de G. Gutiérrez está en su forma de entender el método teológico. La teología de occidente, a partir de su encuentro con el helenismo, en el siglo IV, se ha venido desarrollando como una “ciencia teórica”, que vincula la aportación bíblica con el pensamiento teórico, en el plano del conocimiento, dentro de una visión sacralizada y jerárquica de la realidad. Ha sido en el fondo una teología para el sostenimiento del orden establecido, tanto en plano político como económico.

Pues bien, la teología de la liberación no comienza con elementos teóricos, sino observando la realidad y adentrándose en ella, de un modo comprometido, al servicio de la causa de Dios, como hicieron los profetas y como hizo, de un modo especial, Jesús de Nazaret, que no era un teórico, sino un mensajero y promotor del Reino de Dios. Para eso, sin olvidar el aporte de la filosofía, la teología de la liberación se sitúa, más bien, en la línea de las ciencias sociales, no para dejarse manejar por ellas, sino para conocer mejor el mundo real y para transformarlo, a partir de la escucha de la Palabra de Dios. En ese campo puede apelarse (y a veces se ha apelado) al análisis del marxismo, pero no como filosofía teórica (o como metafísica atea), sino como herramienta de análisis social y de conocimiento de la realidad.

El marxismo no ha sido, por tanto, un presupuesto ni un punto de partida, sino una posible ayuda para el mejor conocimiento de la realidad en un plano económico y social (no metafísico, ni religioso). La palabra central de la teología de la liberación no proviene del marxismo, ni de ninguna teoría sociológica, sino de la experiencia bíblica, es decir, de la Palabra de Dios, tal como resuena en el Éxodo en la voz de los Profetas, de un modo especial, en la vida y pascua de Jesús.

Eso ha permitido que la teología deje de estar en manos del pensamiento establecido (al servicio de la sacralidad de un sistema que se entiende como expresión de la voluntad de Dios), y pueda desarrollarse como ciencia práctica, al servicio de la expansión del evangelio y de la liberación de los hombres. En esa línea, como introducción al pensamiento de Gutiérrez recojo algunos pasajes de su obra clásica, donde pone de relieve la unión que existe entre Dios-Trinidad y los pobres. La opción liberadora a favor de los deriva de la misma experiencia de Dios.

«Liberación del hombre y crecimiento del Reino se encaminan hacia la comunión plena de los hombres con Dios y de los hombres entre ellos. Tienen el mismo objetivo, pero no se dirigen a él por caminos paralelos, ni siquiera convergentes.

El crecimiento del Reino es un proceso que se da históricamente en la liberación en tanto que está significa una mayor realización del hombre, la condición de una sociedad nueva, pero que no se agota en ella. Realizándose en hechos históricos, liberadores, denuncia sus límites, sus ambigüedades, anuncia su cumplimiento pleno y lo impulsa efectivamente a la comunión total. No estamos ante una identificación. Sin acontecimientos históricos liberadores no hay crecimiento del Reino, pero el proceso de liberación no habrá vencido las raíces mismas de la opresión, de la explotación del hombre por el hombre, sino con el advenimiento del Reino, que es ante todo un don… En Cristo y por el Espíritu, la globalidad del proceso liberador alcanza su pleno sentido» (cf. Teología de la liberación, Salamanca 1972, 238-240).

«La iglesia está en un mundo escindido en clases sociales antagónicas, tanto a escala universal como a nivel local. Presente en nuestra sociedad, la iglesia no puede pretender ignorar un hecho que se impone a ella, más todavía, que está dentro de ella. En efecto, los cristianos son hombres pertenecientes a clases sociales opuestas. Los cristianos son hombres pertenecientes a clases sociales opuestas, lo que significa que la comunidad cristiana misma está atravesada de parte a parte por esta división social. No es posible hablar de unidad de la iglesia sin tener en cuenta las condiciones concretas de su situación en el mundo…

En un mundo radicalmente escindido la función de la comunidad eclesial es luchar contra las causas profundas de división entre los hombres… Los caminos que llevan a acoger en la historia el don de la unidad en Cristo y su Espíritu atraviesan parajes no eclesiásticos. Nace así un nuevo tipo de ecumenismo» (Ibid 258-262).

Un testimonio nada sospechoso. Gerhard L. Müller

que ha sido Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la fe y que es ahora una de las voces críticas más duras contra el Pontiicado de Francisco, publicó ha publicado en diversos medios una reflexión a favor de G. Gutiérrez. Müller ha sido catedrático de Teología Dogmática en la Universidad Ludwig Maximilian, de Munich y es autor de Dogmática: teoría y práctica de la teología (Herder 1998) que se ha difundido entre los medios tradicionales de la Iglesia. Por eso, su testimonio sobre G. Gutiérrez puede ser más significativo.

«La teología de la liberación está para mí unida al rostro de Gustavo Gutiérrez. En el año 1988 participé junto con otros teólogos de Alemania y Austria… en un curso con esta temática, que tuvo lugar en el ya entonces famoso Instituto Bartolomé de las Casas. En aquel momento yo llevaba ya dos años enseñando Dogmática en la universidad de Munich. Como profesor de Teología me eran naturalmente familiares los textos y los representantes conocidos de este movimiento teológico, surgido en Latinoamérica, pero sobre el que se discutía en todo el mundo, sobre todo a raíz de las observaciones en parte críticas de la Comisión Internacional de Teólogos de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de las declaraciones en 1984 y 1986 de la Congregación misma, presidida por el cardenal Joseph Ratzinger, nuestro actual Papa Benedicto. Con el seminario dirigido por Gustavo Gutiérrez se produjo en mí un giro de la reflexión académica sobre una nueva concepción teológica hacia la experiencia con los hombres para los que había sido desarrollada esa teología. Para mi propio desarrollo teológico ha sido decisiva esta inversión en el enfoque de prioridad de la teoría a la práctica hacia un proceder en tres pasos “ver, juzgar, actuar”.

Los participantes en ese seminario llegábamos abarrotados de innumerables conocimientos sobre el origen y el desarrollo de la teología de la liberación y por eso discutimos ante todo sobre el análisis de la situación a la que se le reprochaba una ingenua cercanía con el marxismo. Nos eran familiares las declaraciones de la Conferencia del episcopado latinoamericano de Medellín y Puebla. De ahí el debate de si en esas declaraciones se pretendía hacer del cristianismo una especie de programa político de liberación, en el que, en determinadas circunstancias, se tolerara incluso la violencia revolucionaria contra personas y cosas.

Algunos sospechaban que la teología de la liberación servía para legitimar la violencia terrorista al servicio de la legítima revolución, mientras que otros la usaron como argumento para ese fin. Lo primero que nos enseño Gustavo fue a comprender que aquí se trata de teología y no de política. En línea con las grandes encíclicas sociales de los papas, Gutiérrez marcó también de forma clara la diferencia entre teología de la liberación y ética social católica. Mientras que la ética social se fundamenta en el derecho natural y pretende asegurar las bases de un estado social y justo apoyándose en los principios de personalidad, subsidiaridad y solidaridad, la teología de la liberación es un programa práctico y teórico que pretende comprender el mundo, la historia y la sociedad y transformarlos a la luz de la propia revelación sobrenatural de Dios como salvador y liberador del hombre» (cf: www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=36660 ).

El pensamiento de G. Gutiérrez

Se ha convertido en uno de los lugares de referencia fundamentales de la teología de segunda mitad del siglo XX y de comienzos del XXI. Lo que él ha propuesto y pensado forma parte del mejor tesoro del pensamiento cristiano de la actualidad. Entre sus obras básicas:

  1. Hacia una teología de la liberación (Montevideo 1969); Teología de la liberación (Salamanca 1972);
  2. La verdad os hará libres (Lima 1986);En busca de los pobres de Jesucristo (Lima 1983);
  3. Beber en su propio pozo. En el itinerario espiritual de un pueblo (Salamanca 1984),
  4. El Dios de la vida (Lima 1982);
  5. Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente, una reflexión sobre el Libro de Job (Salamanca 1988);
  6. Dios o el oro de las Indias (Salamanca 1990).

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90 años de Gustavo Gutiérrez y 50 de la Teología de la Liberación (y IV)

Lunes, 2 de julio de 2018
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gustavoDesde que monseñor Cabrejos le defendió (2015) hasta el presente

“El pretendido e inexistente ‘tufo marxista’ fue el pretexto para descalificar toda una nueva forma de entender la Iglesia”

(Saturnino Rodríguez).- 2016 (junio) El teólogo peruano G. Gutierrez recibió el Premio “Peace and Freedom” “Pacen in Terris” en Davemport, Estados Unidos (junio 2006), otorgado anualmente desde su creación por la diócesis en 1964 en conmemoración de la encíclica papal “Pacem in Terris” del Papa Juan XXIII en 1963. Seis de los ganadores del premio también fueron galardonados con el premio Nobel de la Paz: Martin Luther King, Jr., la Madre Teresa de Calcuta, el Arzobispo Desmond Tutu, Mairead Corrigan-Maguire, Adolfo Pérez Esquivel y Lech Wałęsa.

G.Gutiérrez en la Asamblea general del CELAM

2016 El sacerdote dominico y teólogo peruano Gustavo Gutiérrez tuvo a su cargo la conferencia central de la reciente reunión anual de los Secretarios Generales de las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe, Celebrada en la sede central del CELAM en Bogotá, para revitalizar los lazos de comunión y colegialidad con y entre las conferencias episcopales de cada país. Recalcando el que tema central de la TdL recordaba que “pobreza “no es imitar la vida del pobre; no se trata de imitar al que es considerado como insignificante, sino serlo”. En ese sentido, subrayó, la reforma de la iglesia impulsada por el Papa Francisco, significa que “al centro (de todas las estructuras, ser y quehacer de la Iglesia) esté Cristo”. La pobreza “no es imitar la vida del pobre; no se trata de imitar al que es considerado como insignificante, sino serlo. Ya casi finalizando diría: “Yo no creo en la teología de la liberación, yo creo en Jesucristo. La teología no es el fin, es el medio”.

Centenario de la Pontificia Universidad Católica de Perú

2017 (24 mar.) La Pontificia Universidad Católica del Perú que conmemoraba el centenario de su fundación y la apertura del año académico 2017 invitó al padre Gustavo Gutiérrez a compartir la mesa de honor con el presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski; el rector de la PUCP, Dr. Marcial Rubio Correa; la vicerrectora de Investigación, Dra. Pepi Patrón; el vicerrector académico, Dr. Efraín Gonzales de Olarte; el vicerrector administrativo, Dr. Carlos Fosca y el Gran Canciller cardenal Giuseppe Versaldi, nombrado por Papa Francisco Prefecto de la Congreg. para la Educación Católica. En la lección inaugural del curso el padre G.Gutierrez dijo: “Queremos que se convierta en una ‘universidad en salida’ (como dice el Papa), que sepa adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos” …“Una universidad en salida es la que va hacia el otro, y en primer lugar a los excluidos”.

Nuevos gestos del papa Francisco

2018 (19 abril). Nuevo gesto del papa Francisco cuando al terminar la misa en Santa Marta recibió al teólogo jesuita español José María Castillocatedrático en la Universidad de Granada que había sido amonestado e incluso prohibido uno de sus libros con intento, al final no realizado, de retirarle de la cátedra y enviarlo a otra ciudad. El Papa le dijo “Leo con mucho gusto sus libros, que le hacen mucho bien a la gente”. Le acompañaba el director de “Religión digital” José Manual Vidal a quien le animó a “seguir apostando por la renovación de una Iglesia en salida”. Religión digital lanzó la campaña internacional de apoyo al papa Francisco cuando fue criticado por cuatro cardenales a quienes apoyaban sectores de eclesiásticos conservadores radicales.

El papa Francisco viaja a Perú. Nuevo encuentro con G. Gutiérrez

2018 (18 a 21 enero). El último día de la visita del papa Francisco a Perú tuvo un encuentro con el P. Gustavo Gutiérrez que fue invitado junto a personalidades y miembros de movimientos apostólicos a la Nunciatura Apostólica a primeras horas de la mañana. En este breve encuentro el Papa le recordó la última vez que estuvieron juntos en Santa Marta en Roma (13 sept 2013) y la concelebración del Papa Francisco con el cardenal Müller y él aprovechando la presentación del libro “Iglesia pobre y para los Pobres” y también su presencia en la Asamblea Internacional de Cáritas por esos días.

2018 (18-21 enero). Aquel encuentro de G.Gutierrez con el papa Francisco en la residencia Sta. Marta del Vaticano el 13 sept 2013) y este del 21 de enero de 2018de la Nunciatura de Lima en el viaje del Papa a Perú tenían en común la expresión del caminar eclesial desde el Concilio Vaticano II y la II Conferencia Episcopal de Medellín en busca de regresar a lo más genuino del mensaje evangélico. Por ello no está de más que recordemos de la mano de Miguel Cabrejos Vidarte arzobispo franciscano de Trujillo y Presidente de la Conferencia Episcopal de Perú desde 2006 a 2011 y reelegido en 2018 cómo fue la salida de la tensión vivida por el teólogo peruano G. Gutierrez con las advertencias de Roma entre 1984 y 1986 en que se publicaban Las dos “Instrucciones” de la Congreg. Doctrina de la Fe que presidía el entonces cardenal Ratzinger en el pontificado de san Juan Pablo II).

El arzobispo Miguel Cabrejos Presidente de la Conferencia Episcopal de Perú aclara la tensión Vaticano-Gutiérrez años 1984-86

2015 (19 sept) Son de esta fecha los recuerdos y aclaraciones a las que contestaba monseñor Miguel Cabrejos Vidarte en una entrevista del diario peruano “La República” que calificaba el encuentro entre el papa Francisco y el padre Gutiérrez como una muestra de la coincidencia que existe en el mensaje de ambos, en su preocupación por la gente más humilde y necesitada. Monseñor Cabrejos señaló que en el 2006 quedó zanjada cualquier duda que pudo tener la jerarquía eclesiástica con respecto al pensamiento de la TdL. Refirió que ése año, el secretario de entonces de la Congregación para la Doctrina de la Fe, obispo Angelo Amato (hoy cardenal desde el 2010), le envió una carta señalando que mediante el artículo “Koinonía Eclesial ” el padre Gutiérrez aclaró “los puntos problemáticos en algunas de sus obras” y pidió que fuese ampliamente difundido. Leer más…

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90 años de Gustavo Gutiérrez y 50 de la Teología de la Liberación (III)

Lunes, 25 de junio de 2018
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gustavoDesde el enfrentamiento con Cipriani a la beatificación de Romero

“Sus posiciones nunca fueron censuradas por la Santa Sede, aunque se le ha pedido modificaciones”

(Saturnino Rodríguez).- 1990 (septiembre) – En el seno de la Conferencia Episcopal peruana, tras una división de opiniones, se hizo pública, finalmente, una declaración que no contenía una condena explícita de G.Gutiérrez ni de la “Teología de la Liberación”.

El entonces Arzobispado de Lima cardenal Juan Landázuri Riketts a la cabeza hizo público “quitando hierro” a la situación publicaba un comunicado en el que decía que G.Gutiérrez se había adherido al magisterio de la Iglesia católica y anunciaba la edición “revisada y corregida” de ‘Teología de la Liberación’ afirmando que los futuros escritos de Gutiérrez serían remitidos al Arzobispado antes de su publicación.

El cardenal Landazuri fue uno de los destacados intervinientes en el Concilio Vaticano II, participante en las cuatro sesiones y en las cuatro Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano desempeñando un importante papel especialmente en la segunda, la de Medellín, siendo uno de los tres Copresidentes.

Máxima distinción Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú)

1992. G.Gutierrez se había convertido en una figura pública defensora de los Derechos Humanos Incluso en los peores momentos de autoritarismo, terrorismo y graves crisis políticas del Perú. Los valiosos aportes a la humanidad de este “apóstol de la paz y la justicia” le valieron ser distinguido por su “alma mater”, la Universidad Nacional de Perú San Marcos (UNMSM), con el título de doctor Honoris Causa, el máximo galardón académico que confiere la” Universidad Decana de América” a ilustres personajes del país y del mundo.

En ese solemne acto reunidos en la antigua “Casona” del Parque Universitario, el profesor universitario, escritor y poeta peruano Jose Washington Delgado, en el discurso de orden expresó que la obra del padre Gustavo Gutiérrez está en la misma línea de los escritores y poetas peruanos César Vallejo y José María Arguedas.

La Universidad Nacional Mayor San Marcos de Perú (UNMSM) fue fundada en 1548 en los claustros del convento del Rosario de la orden de Santo Domingo -actual Basílica y Convento de Santo Domingo- con decreto del emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, adquiriendo en 1571 el grado de “Pontificia” otorgado por el papa Pío V.

De 2001 a 2015 recibió el doctorado “honoris causa” en las siguientes Universidades: la de Buenos Aires, Argentina 2001, la Univ. de Yale. EEUU en 2009, la Univ. Católica de Córdoba, Argentina 2013 y la Univ Marcelino Champagnat, de Lima en 2015. La Orden de Predicadores (dominicos) le nombró Maestro en Sagrada Teología el año 2009. Es profesor honorario de cinco universidades peruanas, además de profesor invitado en varias Universidades y actualmente profesor principal en la Universidad de Notre Dame (EEUU) y en la Universidad Católica de Lima.

2001-El propio teólogo limeño comentaría que la complicidad entre una forma de hacer teología, vivir la espiritualidad y compartir preocupaciones pastorales explicaba su vocación que encontraba una simpatía e identificación singular en la admirable figura del dominico español Bartolomé de Las Casas, defensor de los derechos de los indios en el proceso de la evangelización del “Nuevo Mundo” en el siglo XVI. Y así en julio del año 2001 se traslada Gustavo Gutierrez a Lyon parar ingresar como novicio en la Orden de los Dominicos en el convento de Saint Nom de Jesus en el barrio Part Dieu de Lyon. Ya antes el Superior General de la Orden Timmoty Radcliffe le había ofrecido ingresar en la orden asegurándole libertad en su trabajo intelectual. En 2010 (junio) El padre G.Gutiérrez recibió el título de Maestro en Sacra Teología en la Orden de Predicadores OP (Dominicos) a la que pertenece desde el 2001.

En el año 2002 es nombrado miembro de la American Academy of Arts and Sciencies fundada el año 1780 en Massachusetts, (EEUU). El 30 de julio de 2008 Gustavo Gutiérrez recibe la Medalla Congreso Perú la más alta condecoración. En el 2009 recibe el doctorado honoris causa de Universidad de Yale (EEUU) por su trabajo social en los barrios de Lima y su estudio avanzado de la medicina y la teología.

En 2003, Gustavo Gutierrez junto el periodista polaco Ryszard Kapuscinski, recibió en España el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Conjuntamente el Jurado justificaballa: “Por su coincidente preocupación por los sectores más desfavorecidos y por su independencia frente a presiones de todo signo, que han tratado de tergiversar su mensaje” añadiendo que . el jurado considera que Gustavo Gutiérrez y Ryszard Kapuściński son dos modelos éticos y admirables de tolerancia y de profundidad humanística”.

El periódico perruano La Republica (edic Lima 2003)en su edición de Lima en 2003 finalizaba un perfil de Gustavo Gutiérrez cuando se otorgó el Premio Príncipe de Asturias diciendo: “Este padre no será profeta en su tierra, pero sí en la Tierra. Ha publicado varios libros, dicta cátedras en diversas universidades del mundo y cada vez que recibe títulos internacionales recuerda que siguen existiendo pobres y que debe seguir viviendo”.

2004 – Gustavo Gutiérrez con el entonces obispo alemán de Ratisbona Gerard L. Müller – que desde 1988 viajaba anualmente a Perú y era amigo y alumno de Gustavo Gutérrez y que posteriormente sería prefecto de la Congreg Doctrina de la Fé y cardenal – presentaban ese año en Augsburgo, Alemania el libro del que son coautores “An der Seite der Armen: Theologie der Befreiung” (Augsburg, Edit.Sankt-Ulrich-Verlag. 2004), que traducido después con el título “Del lado de los pobres, teología de la liberación” sería presentado en Roma en 2017 por la Librería Editrice Vaticana siendo ya Müller cardenal prefecto de la Doctrina de la Fe que facilitaría el encuentro del teólogo peruano con el papa Francisco, tema al que volveremos al llegar al año 2013 en su momento y razón por la que nos entretenemos ahora en más detalles.

El propio Müller años más tarde (10 sept 2012) ya nombrado por Benedicto XVI prefecto de la Congr. Doctrina de la Fe relataba en una entrevista para “Amerindia” su encuentro con Perú, su interés por la TdL y su amistad con G.Gutierrez del que fue alumno en algunos seminarios: “La teología de la liberación está para mí unida al rostro de Gustavo Gutiérrez. En el año 1988 participé junto con otros teólogos de Alemania y Austria y por invitación del actual director de “Misereor”, José Sayer, en un curso con esta temática, que tuvo lugar en el ya entonces famoso Instituto Bartolomé de las Casas 8 fundado por GG). En aquel momento yo llevaba ya dos años enseñando Dogmática en la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich”. En aquel seminario lo primero que nos enseñó Gustavo fue a comprender que aquí se trata de teología y no de política”.”La teología de Gustavo Gutierrez es ortodoxa porque es ortopráctica”. Y recordaba los tres acertados pasos de la TdL “Ver, Juzgar y Actuar”.

2008 (28 novie) El periódico peruano “La República” informaba de la concesión al obispo Müller de la distinción de doctor honoris causa de la Pontifi. Univ. Católica de Perú reconociendo “ser un gran amigo del Perú y haber realizado varias veces su trabajo pastoral y académico con comunidades en Lima, Callao y Cusco, de allí que podamos afirmar que el diálogo fraterno entre Müller y la Iglesia peruana es añejo, permanente y fecundo. Luego Müller formuló su valoración de la teología latinoamericana. Su reflexión -recogida posteriormente en un libro publicado por la PUCP que se tituló Mi experiencia con la Teología de la liberación y explora los vínculos entre su concepción de la teología y el legado intelectual y espiritual de los escritos de Bartolomé de las Casas y Gustavo Gutiérrez en torno al sufrimiento del inocente y la construcción de una sociedad en la cual se viva con intensidad la caridad y la justicia.

En el mismo acto Müller hacía una valoración muy positiva de la TdL al recordar también que Gutiérrez insistía en la dimensión rigurosamente espiritual de la TdL en tanto que constituye “un programa práctico y teórico que pretende comprender el mundo, la historia y la sociedad y transformarlos a la luz de la propia revelación sobrenatural de Dios como salvador y liberador del hombre”.

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90 años de Gustavo Gutiérrez y 50 de la Teología de la Liberación (II)

Lunes, 18 de junio de 2018
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gustavoDesde el Preconcilio hasta Medellín (1962-1968)

“Gutiérrez proponía una forma cristiana del radicalismo que no simplemente siguiera la corriente marxista”

(Saturnino Rodríguez).- 1965- Los precedentes que mejor explican los comienzos de la Teología de la Liberaciónhay que buscarlos en las corrientes teológicas y pastorales que venían circulando en América Latina camino de su identificación que a su vez encontrarían sus fundamentos en la renovación eclesial propuesta por el Concilio Vaticano II iniciado por Juan XXIII y clausurado por Pablo VI (1962-1965), junto a alguna de sus encíclicas y documentos que recogería la Iglesia Latinoamericana para su aplicación en la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín (Colombia) (julio-agosto 1968). Los antecedentes inmediatos pueden situarse hacia el otoño de 1965 cuando el Concilio Vaticano II estaba a días de clausurarse.

1962 y 1963 – Inquietudes y pistas que ya marcan en sus encíclicas Papas del Concilio: Juan XXIII y Pablo VI. Juan XXIII un mes antes de comenzar el Concilio Vaticano II decía en un radiomensaje emitido el 11 sept 1962: “Frente a los países subdesarrollados, la Iglesia es, y quiere ser, la Iglesia de todos y particularmente la Iglesia de los pobres”. El 11 abril 1963 coincidiendo con la celebración del Jueves Santo (53 días antes de su fallecimiento) se publicaba su octava y última encíclica “Pacem in terris(Paz en la Tierra) con el subtítulo que dice: «Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad».

1967 –Buena parte de los distintos movimientos sacerdotales en Latinoamérica provienen y nacen tras la encíclica del próximo Pablo VI “Populorum progressio” (“Sobre la promoción del desarrollo de los pueblos”) en 1967 en pleno Concilio , sobre la cooperación entre los pueblos y el problema de los países en vías de desarrollo. Y como ya dijimos al calor también de la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano de Medellín (Colombia) en julio-agosto 1968 significó el espaldarazo de la doctrina católica en Latinoamérica al sector más progresista. La encíclica fue el motivo de fundación del movimiento MSPTM (Misioneros Siervos de los Pobres del Tercer Mundo).

En ese momento Pablo VI reunió a los obispos de la directiva y equipos del Celam que participaban en el Concilio, con motivo del décimo aniversario de la creación de dicho organismo episcopal. En esa reunión el Papa Pablo VI exhortó a los presentes a sensibilizarse y asumir una visión crítica frente a los problemas que agitaban a América Latina como un requerimiento indispensable para la acción pastoral de la Iglesia en esas regiones.

Sería, pues, en ese ambiente en el que el entonces presidente del Celam,Manuel Larrain (obispo de Talca, Chile) concebiría la idea de una reunión episcopal latinoamericana para ver la realidad del continente a la luz del Vaticano II y que éste “no pasara al lado de la Iglesia latinoamericana”.

Entre las principales reuniones del episcopado latinoamericano u órganos del CELAM que preparaban e influirían de manera decisiva en la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín /(julio-agosto 1968) destacan las siguientes: Baños, Ecuador (5-8 junio1966), Encuentro Episcopal Latino-Americano sobre educación, laicos y acción social en Mar de Plata, Argentina (11-16 octubre 1966) -X Asamblea Ordinario del CELAM sobre el desarrollo y la integración latinoamericana. Buga, Colombia (12 -18 febrero 1967). I Encuentro Latinoam. de Univers.. Católicas, sobre misión de la Univ. católica en América Latina Melgar. Colombia, (20-27 abril 1968 – I Encuentro Latinoamer. en territorios de Misión, sobre pastoral misionera Itapoan, Salvador, Brasil, (12-19 marzo 1968) complementario de la reunión de Mar de Plata con el tema Pastoral Social de la Iglesia y Medellín, Colombia, (11-18 agosto de 1968), sobre Catequesis.

1962 (agosto), dos semanas antes del Concilio Vaticano II, el obispo chileno de Talca Manuel Larraín Errázuriz invitó a Gustavo Gutiérrez a asistir a una reunión en Buenos Aires para discutir la situación latinoamericana y el papel que debía llevar la Iglesia en ella. El obispo Larraín que formaba parte del sector más progresista junto al jesuita Alberto Hurtado canonizado por el papa Francisco, fue también una de las figuras destacadas en el Concilio y líder al finalizar el mismo junto al obispo brasileño Dom Helder Cámara de un grupo de 40 obispos firmantes del “Pacto de las catacumbas de Domitila”, por el que se comprometieron a caminar con los pobres asumiendo un estilo de vida sencillo y renunciando a todo símbolo de poder.

Manuel Larraín Errázuriz, obispo de Talca, Chile, fue el primer presidente del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) que acoge a todos los obispos de América Latina y El Caribe creado en 1956 tras la convocatoria del papa Pío XII de la que sería la I Conferencia General del Episcopado Latinoamericanoreunido en Río de Janeiro (25 julio 1955). Junto al cardenal Silva Henríquezarzobispo de Santiago de Chile el obispo Larraín contribuyó eficazmente a la implementación de la “Reforma Agraria” chilena”.

Ambos son las figuras más destacadas de la Iglesia chilena en el s.XX. Larraín gozaba de la amistad personal del cardenal Montini (Pablo VI) y de varios obispos y teólogos europeos del conocido “catolicismo social”, de los premios Nobel Pablo Neruda y Gabriela Mistral y del intelectual Jacques Maritain y el prior de la Comunidad ecuménica de Taizé Roger Schutz en Francia.

En el Encuentro de Buenos Aires al que invitó el obispo Manuel Larraín al teólogo peruano Gustavo Gutiérrez proponía “una forma cristiana del radicalismo que no simplemente siguiera la corriente marxista” como afirma Brown, Robert McAfee, ministro presbiteriano y prof. de la Univ. de Standford en su libro “Gustavo Gutiérrez. An Introduction to Liberation Theology” (Edi.Maryknoll, N.Y. Orbis Books, 1990). Aunque los teólogos no llegaron a un acuerdo, Gustavo Gutiérrez comenzaba a destacar y ser reconocido como teólogo de referencia en Latinoamérica que asistiría a las siguientes reuniones de los teólogos latinoamericanos en Petrópolis, Brasil (1964), Montevideo, Uruguay (1967) y en la de Chimbote, Perú (1968) que es donde por primera vez se refería a la “Teología de la Liberación”.

Perito del Episcopado Peruano en la II Conferencia del CELAM de Medellín, Colombia (1968)

1968 Es precisamente en Chimbote (Perú) donde Gustavo Gutiérrez Merino pronunció una conferencia con el título de “Teología de la liberación” en un Encuentro nacional de laicos, religiosos y sacerdotes organizado en julio de 1968 por la ONIS (Oficina Nacional de Investigación) de Perú, por Gustavo Gutiérrez con otros para trabajar por el cambio social. Y fue precisamente en Chimbote donde se comenzó a usar la expresión “teología de la liberación” y muchas de las ideas discutidas allí que quedarían reflejadas en los Documentos finales de la II Conferencia General del Episcopado Latinomericano de Medellín, Colombia (agosto 1968) que a su vez se convertiría en la aplicación concreta de Concilio Vaticano II para América Latina en el que Gustavo Gutiérrez sería perito del Episcopado Peruano.

1968 (26 agosto a 6 sept) Se celebra en Medellín, Colombia la II Conferencia Episcopal Latinoamericano inaugurada por Pablo VI en el que sería un viaje histórica por ser el primero de un Papa al “Nuevo Continente” bajo el tema central “La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la Luz del Concilio Vaticano II”. En los Documentos finales de esta II Conferenciadestacaban los capítulos de la promoción humana, la evangelización y crecimiento de la fe. La Iglesia y sus estructura y el compromiso de la Iglesia con los pobres estaban muy presentes y se convertían en los temas centrales del libro “Teología de la Liberación, perspectivas” del teólogo peruano Gustavo Gutiérrez que trabajó como consejero del Episcopado Peruano en la II Conferencia. Seria también la respuesta y detonante de movimientos y grupos que se venían desarrollando como respuesta al Concilio buscando una iglesia remozada. Ese mismo año, sacerdotes de villas populares ocuparon la Catedral de Santiago de Chile y extendieron un lienzo en su frontis con la leyenda “junto con el pueblo y su lucha”.

Preámbulos de la Teología de la Liberación

1965 – Las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) nacidas en Brasil en los años 60 de la mano de los brasileños el sacerdote José Marins y después del franciscano Leonardo Boff. De carácter muy popular con amplia presencia en las áreas más desfavorecidas económicamente y en las favelas, son consideradas como uno de los antecedentes de la Teología de la liberación (TdL)y el precedente de toda una serie de grupos, corrientes y movimientos en América Latina que se expanderían después al Norte y a Europa, en donde de alguna forma se habían ido formando en sus Universidades – en donde también prosperaba la “nueva teología” -no pocos sacerdotes y laicos latinoamericanos pero buscando una identidad propia de la Iglesia en sus países impulsada por el Concilio Vaticano II (1962-1965) y la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Medellín (Colombia) en 1968.

Los pioneros de la Teología de la Liberación

1968 -La TdL (Teología de la Liberación) se caracteriza según escribe el teólogo jesuita argentino Juan Carlos Scannone por considerar que el Evangelio exige la “opción preferencial por los pobres “ y por recurrir a las ciencias humanas y sociales para definir las formas en que debe realizarse esa opción. Los primeros en definir esta corriente teológica fueron el sacerdote católico teólogo peruano Gustavo Gutiérrez Merino (que ya antes de su clásico “Teología de la Liberación. Perspectivas” había publicado otro más breve” y el educador y teólogo expastor presbiteriano brasileño Rubém Alves (“Teología de la esperanza humana”) y cuyos primeros trabajos sobre el tema datan respectivamente de 1968 y 1969.

Después vendrán entre otros el teólogo jesuita Juan Luis Segundo filósofo y teólogo jesuita uruguayo con “Teología abierta para el laico adulto” (5 vol. entre los años 1963-1983). José Míguez Bonino, pastor metodista y teólogo argentino , irector de Postgrados del Superior Evangélico de Estudios Teológicos ISEDET, que urante el Concilio Vaticano II fue el único observador protestante latinoamericano.

Nacen también los ” Movimientos”

De esta manera fueron surgiendo en América Latina los movimientos sacerdotales en Latinoamérica. En el Perú, el Movimiento Sacerdotal ONIS; en Argentina, el “Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM)”; en Chile, los “Sacerdotes por el Socialismo (CpS)”; en Colombia, el “Grupo de Golconda” y luego, el “Movimiento Sacerdotes para América Latina (SAL)”, y, en México, “Sacerdotes por el Pueblo”; algunos más radicales que otros.

1965 – En el mes de marzo La Conferencia Episcopal Peruana había creado por iniciativa del cardenal Juan Landázuri Ricketts y el obispo Luis Bambarén Gastelumendi la Comisión Episcopal de Acción Social CEAS, “para la defensa y promoción de los derechos humanos desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia” en el marco del Concilio Vaticano II que en ese mismo año había promulgado la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo “Gaudium et Spes. Y en 1968 surge el Movimiento Sacerdotal ONIS con el mismo espíritu de analizar la situación socio-económica del país y orientar su labor pastoral ante los nuevos retos del mundo actual.

– Continúa en la 3ª parte

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General, Iglesia Católica ,

90 años de Gustavo Gutiérrez y 50 de la Teología de la Liberación (I)

Lunes, 11 de junio de 2018
Comentarios desactivados en 90 años de Gustavo Gutiérrez y 50 de la Teología de la Liberación (I)

gustavoDesde sus primeros años a su trabajo como párroco en el Rímac

“Intentaba bajar las tesis divinas para enfrentarlas a los trabajos de filósofos, escritores y poetas ilustres”

“Entendió que el papel prioritario de la Iglesia era ayudar a los pobres e intentó así unir la práctica de la teología y el ministerio pastoral”

(Saturnino Rodríguez).- Gustavo Gutiérrez Merino nació en el Centro viejo de Lima el 8 de julio de 1928 de una modesta familia con orígenes que mezclaron nativos quechuas con españoles. Estudia la secundaria en el colegio San Luis de los Maristas de Lima. De salud precaria en su niñez, adolescencia y primera juventud por la osteomielitis que padecía (infección ósea, teniendo que guardar cama con frecuencia), a los 18 años tuvo que restringir sus movimientos en una silla de ruedas en la casa familiar en la calle Cajamarca del barrio Barranco de Lima hacia el año 1943, lo que le apartaba definitivamente de sus sueños futbolísticos y también del colegio, en donde le visitaban constantemente los amigos.

“El dolor madura y eso experimenté”, confesó una vez, por lo que “creció alimentándose de fe cristiana” como decía de él el diario “La República” (3 mayo 2003). El ajedrez y el ping-pong le gustaban especialmente. Pero sobre todo leía con pasión manifestando muy pronto una gran sensibilidad por la poesía y la mística, como por ejemplo el pensador y escritor francés Blas Pascal, matemático y físico y escritor que tras una experiencia religiosa profunda en 1654,se dedicó también a la filosofía y a la teología. Recuerdos que conserva vivos su amigo de infancia y admirador Héctor Sevillano, ingeniero jubilado, que continuó viéndose con él a lo largo de los años y que resumía con cariño en un amplio artículo biográfico que publicó la revista “El Ciervo” en España hace unos años.

En 1947 ingresa en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de San Marcos de Lima, donde estudió hasta el año 1951 pensando en alcanzar un día la especialidad de psiquiatría. Durante el periodo universitario fue militante en la Acción Católica, hecho que despertó en él una gran inquietud social, despertándose en él la vocación sacerdotal lo que le llevaría ya a los 24 años a entrar en el Seminario (lo que conocemos como “vocación tardía”) abandonando la formación sanitaria en la Universidad. Paralelamente estudiaba letras en la Universidad Católica de Perú (1955 a 1959) porque quería “llegar a conocer al ser humano en su integridad”. Sus amigos le costearían con el tiempo sus estudios en el Seminario de Santiago de Chile en 1960.

Las bases y comienzos de una nueva forma de hacer teología

1951-1959- Su extraordinario aprovechamiento en el Seminario hicieron que le enviaran a completar su formación de Filosofía y Psicología y Filosofía en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) entre 1951-1955 y entre 1955 y 1959 de Teología y especialidad Pastoral en la Universidad Católica de Lyon (Francia) doctorándose en teología.

En esas Universidades Gustavo Gutiérrez conoció y trató a profesores de reconocido prestigio internacional como los teólogos católicos Henry de Lubac, Yves Congar, Marie Dominique Chenu, Ducop y Schillebeekx y otros que integraban entonces las famosas escuelas de Le Souchoir (dominica) y Fourvière (jesuita). El contacto con ellos le permitió entrar con las discusiones teológicas posconciliares de aggiornamento y apertura de la Iglesia al mundo contemporáneo.

Gracias a este bagaje G. Gutierrez adquiere una excelente preparación filosófica y teológica, que le proporciona el utillaje intelectual más completo y puntero del momento social y eclesial de la Europa de la segunda mitad del siglo XX.

Una formación teológica y social que desembocarían en la nueva metodología de la “Teología de la liberación” como explicaba el propio G. Gutierrez en “Hombre y Dios en la sociedad de fin de siglo”, (Univ Comillas 1982) y “El Dios de la vida”– (CEP – Sígueme 1982): “Se cree en Dios a partir de una situación histórica determinada; el creyente forma parte de un tejido cultural y social” … luego, “se intenta pensar esa fe”. La pregunta primera no es hablar de Dios en un mundo adulto, sino la de cómo decirle al pobre y oprimido que Dios le ama”.

Aspiraba los nuevos aires de renovación teológica de la llamada Nouvelle Theólogie europea de los famosos centros de (Le Saulchoir, dominicos) en Bélgica y Le Fourviere, jesuitas, en Lyon) de la mano de mestros como Yves Congar, Marie Dominique Chenu y Edward Schillebeeckx.

Forman parte también de ese pertrechamiento intelectual teológico, filosófico y social personalidades tan destacadas como los teólogos Karl Rahner, Johann Baptist Metz, Edward Schillebeeckx y Hans Küng. En contacto y diálogo con el mundo de la teología protestante conoció también el profundo trabajo de Karl Barth y también de Jürgen Moltmann, Karl Barth, Dietrich Bonhoeffer y de científicos sociales como François Perroux y su idea del desarrollo, y sin duda el dominico Louis-Joseph Lebret, economista y consultor del Concilio.

Entre los estudiantes y compañeros en la Universidad de Lovaina conocería al sacerdote colombiano Camilo Torres, (cofundador junto a Orlando Fals Borda en 1960 de la primera Facultad de Sociología de América Latina en la Universidad Nacional de Colombia y miembro del grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN), muerto por el ejército al mando del coronel Valencia Tobar en 1966. También conoció al sacerdote belga teólogo y sociólogo Francois Houtart, profesor de la Universidad Católica de Lovaina y profesor y amigo de Camilo Torres.

Sacerdote Profesor y Pastor

1959 –Fue ordenado de subdiácono en la iglesia de Saint Jean en Lyón y era ordenado sacerdote a los 31 años incardinado en la arquidiócesis de Lima. Celebró su “primera misa” en su barrio de infancia en el distrito de Barranco en Lima acompañado por sus padres. El barrio El Barranco dice una de las guías turísticas de Lima que es “uno de los barrios más bohemios de Lima, bonito, con sus casas señoriales sobre la Avda Saenz Peña, el puente de los Suspiros, un clásico plasmado en la composición La Flor de la Canela de Chabuca Granda”. El biógrafo de “La República” escribe: Entonces empezó a hablar cada vez más con Dios. Y a interrogarlo. Hace años confesó que la Teología de la liberación no fue producto de una iluminación. Dice que las ideas hirvieron durante la década de los sesenta y en el 68 llegaron a su punto de ebullición y expuso sus primeros pensamientos públicamente en Chimbote”.

En 1959-1960 obtendría la licenciatura en la Universidad Gregoriana de Roma (Italia) y vivió las primeras sesiones del Concilio Vaticano II. Según el amigo suyo el ingeniero Héctor Sevillano, al que ya nos hemos referido, la proximidad a España le permitió hacer amistad en Madrid con Manuel Lizcano y en Barcelona con Alfonso Comín y Lorenzo Gomis director de la prestigiosa revista “El Ciervo”, “. Los tres intelectuales católicos y figuras destacadas aquellos años por sus tendencia progresista y antifranquista.

El trabajo universitario: Filosofía y Teología

En 1960, Gustavo Gutiérrez regresa a Lima y comienza a dar clases como profesor pero no de teología, como él mismo recordaría después, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es la universidad antigua de América, fundada en 1551 por real decreto del emperador Carlos I de España y V del Sacro Romano Imperio Germánico que en 1571 adquiriría el grado de Pontificia otorgado por el papa Pío V. En ese año le nombran asesor de la Unión de Estudiantes Católicos (UNEC) que daría origen a los Movimientos de Profesionales Católicos vinculado también a Pax Romana, organización de universitarios españoles, neerlandeses y suizos católicos constituida en Friburgo en 1921 que desde 1949 tiene estatuto consultivo al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, a la UNESCO y al Consejo de Europa, y participa en el Foro Social Mundial.

1960 -Gustavo Gutiérrez también fue profesor y director del Departamento de Teología en la Pontificia Universidad Católica de Perú, en Lima (fundada en 1917 por el padre Jorge Dintilhac como “Universidad Católica del Perú”. Esta Universidad es distinta de la universidad Facultad de Teología Pontificia y Civil creada por en 1548 por el Maesto General de los Dominicos (OP) en el Convento de Santa María del Rosario de Lima En 1551 al crear el Rey de España la Universidad de Lima, con todos los privilegios de la Universidad de Salamanca incorporó los estudios de Teología a esta Universidad pasando a ser la hoy Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1935 con plena aquiescencia de la autoridad civil. En 2018 cambió de “Universidad Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima” a Universidad Católica San José (UCSJ) reconocida por la legislación nacional y por la Santa Sede.

Gustavo Gutierrez en sus clases intentaba bajar las tesis divinas para enfrentarlas a los trabajos de filósofos, escritores y poetas ilustres como los peruanos Arguedas y Vallejo y también de Camus y Marx entre otros para “examinar el significado de la existencia humana y la presencia de Dios en el mundo en que vivían mis estudiantes”. Y cara a cara, lo hizo con José María Arguedas de quien era un amigo con el que conversa a través de sus libros como en “Arguedas: mito, historia y religión” como señala Robert McAfee Brown, en su libro “Gustavo Gutierréz: An Introduction to Liberation Theology” (Maryknoll, NY: Orbis Books). Esta profundización filosófica y religiosa de no distanciar lo religioso del mundo exterior es evidente en sus obras general escrita.

El trabajo pastoral en el barrio Rimac de Lima

1960 – Junto a su tarea universitaria Gustavo Gutierrez ejercía su tarea pastoral como párroco en el barrio de Rimac de Lima entendiendo que el papel prioritario de la Iglesia era ayudar a los pobres e intentando así unir la práctica de la teología y el ministerio pastoral. Rimac conocido desde la etapa colonial también como “Bajo el puente” o “Barrio de San lázaro” es uno de los distritos más tradicionales de Lima Metropolitana con calles de influencia sevillana. El río Rímac separa esta localidad del Cercado de Lima, distrito con el que comparte el denominado Centro histórico de Lima.

En el barrio popular de Rímac realizó también una intensa labor pastoral, colaborando con estudiantes comprometidos. La realidad social vivida en sus propio país por un lado y la formación teológica y filosófica universitaria recibida en Europa sin duda influirían decisivamente en el arranque de la Teología de la liberación que encuentra sus raíces en movimientos, prácticas pastorales y pensamientos teológicos provenientes tanto de vertientes católicas como protestantes desarrolladas en la primera mitad del siglo XX.

– Continúa en la 2ª parte

Fuente Religión Digital

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