Un programa australiano de televisión obliga a convivir durante diez días a una pareja gay y a un pastor fundamentalista
Un programa de televisión australiano ha hecho convivir durante diez días a un sacerdote anglicano fundamentalista y a una pareja gay. El resultado, pese a las buenas palabras, es una reafirmación de la homofobia del pastor.
¿Qué pasaría si pusiéramos a convivir a un pastor homófobo y una pareja gay que encima está formada por dos ateos? Ese es el “experimento” que ha realizado una televisión australiana en Living with the Enemy, programa que busca hacer convivir durante un tiempo a personas opuestas. En su primer episodio reúne a una pareja gay con un sacerdote anglicano fundamentalista. Otros capítulos abordarán asuntos tan delicados y actuales como las drogas, los refugiados y la inclusión o discriminación de los musulmanes. Harán convivir, por ejemplo, a una pareja musulmana y a una persona refugiada de Sudán con nacionalistas australianos, o a un inmigrante llegado por mar y a un defensor de las deportaciones.
El programa de la pareja gay y el pastor, ya grabado, tiene prevista su retransmisión el 3 de septiembre. En la primera parte, la pareja formada por Michael Barnett y Gregory Storer se traslada a la casa de David Ould, el sacerdote anglicano. Allí conviven durante cinco días en los que la pareja tiene que ir a sus misas y escuchar sus mensajes homófobos. Durante ese tiempo, por cierto, la pareja no pudo alojarse en la casa de Ould, sino en una autocaravana en el jardín(el pastor tenía sus límites en lo de dejar entrar una pareja gay en su vida). Tras esta estancia le llega el turno al pastor de conocer la vida de Michael y Gregory durante otros cinco días, durante los cuales tiene por ejemplo que asistir a una marcha en favor del matrimonio igualitario:
Finalmente, el pastor recubre su homofobia con buenas palabras
El relato que hacen los protagonistas de la experiencia deja traslucir que el encuentro sirvió básicamente para reafirmar las propias ideas, por mucho que quieran entresacar elementos positivos. Así, Storer indica que a él y a su pareja les ha caído bien Ould aunque no les dejara entrar en su casa, “es una persona cristiana afectuosa… Es realmente un buen tipo“. No obstante, reconocen que los sermones que le escucharon pueden resultar dañinos para los adolescentes que puedan escucharle.
Ould, de hecho, sigue predicando la inmoralidad de la homosexualidad. Según el clérigo, pasaron tiempo juntos, su familia y la pareja, y llegaron a “llevarse bien”. No obstante, esto no ha hecho variar un ápice su postura, aunque asegura “no odiar” a los gays o querer que la homosexualidad sea ilegal. Con todo, para David “el matrimonio es un elemento estructural básico de nuestra sociedad y ahora tenemos un poderoso lobby que quiere redefinir el matrimonio“.
Para complicar más la madeja, a los protagonistas se suma el hermano gemelo del sacerdote, también clérigo anglicano, que dice haber vivido su propia “experiencia gay” aunque ahora se define como heterosexual sin que quede claro como se produjo ese proceso. Según David, ello le ha generado la enemistad de “ciertos grupos de presión”. En todo caso, las palabras son de David y no de su hermano.
En definitiva, un “experimento” de telerrealidad que pese al esfuerzo por suavizar la homofobia no puede ocultar que finalmente los prejuicios son capaces de resistir el trato directo con las personas.
Fuente Dosmanzanas
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