Del blog À Corps… À Coeur:
¡Confianza y sumisión en toda circunstancia son, a fe mía, muy difíciles! ¡Cuando el Amor tiene como bueno el llamar a nuestra puerta, es a menudo más fácil quedar enclaustrado en tu casa, en tu malestar, tu tristeza, tus expectativas, tus sufrimientos e ilusiones que abrirle la puerta al Amigo! ¡Todos nosotros hemos tenido esta experiencia! ¡Y sin embargo la Sabiduría en el fondo de nuestro corazón nos dice exactamente lo que Rûmî traduce en este poema!
Ayer por la mañana pasando, el Amigo me dijo:
“Estás enamorado y fuera de ti; ¿cuánto tiempo durará esto? Mi rostro es la envidia de la rosa, mientras que tú tienes los ojos enrojecidos y buscas las espinas”.
Le contesté:
“¡Oh tú ante quien el tamaño del ciprés parece un arbusto,
Oh tú, ante cuyo rostro la antorcha del cielo parece sombría,
Oh tú por quien el cielo y la tierra se estremecen!
no es de extrañar que no me hagas caso , ¿verdad?“
Respondió:
“¿Yo soy tu propia alma y tu propio corazón, por qué te asombras? No dijo palabra y permaneció junto a mí llorando.”
Le dije:
“Oh tú que has robado el descanso a mi corazón y a mi alma. No tengo la fuerza para quedarme en calma”.
Me dice por fin:
“Tú eres la gota de mi océano. No hables. Sumérgete. Y tu alma, como una concha, se llenará de perlas.”
*
Rûmi, Odes mystiques Numéro 1022
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