Girolamo Savonarola, el terror de los homosexuales en la Florencia renacentista.
La homosexualidad estuvo considerada en la época renacentista en Europa como un vicio italiano, y más concretamente florentino. Había mucho de exageración y de prejuicio hacia los italianos y los artistas, pero lo cierto es que en ningún otro sitio se rescató con tanta fuerza el ideal de la belleza física y los valores homoeróticos de la antigüedad clásica. La ciudad de Florencia se había destacado bajo el mandato de los Médici como uno de los centros culturales más ricos y vibrantes de Europa y la homosexualidad, más o menos encubierta, se practicaba ampliamente entre los círculos artísticos y de poder. Fue un fraile, Girolamo Savonarola (1452-1498) el que acabó con ese ideal, contribuyendo a expulsar a los Médici del poder en 1494 y sembrando el terror en su lucha contra la sodomía.
Savonarola había tenido un antecedente de excepción en otro religioso, San Bernardino de Siena (1380-1444), que criticó duramente la sodomía en toda Italia y especialmente en la ciudad de Florencia. El religioso consideraba que la costumbre de presentar en sociedad a los jóvenes de buena familia ricamente ataviados y engalanados era como fomentar la homosexualidad en los niños. Bernardino criticaba que los comerciantes buscaran ganarse buenos puestos en la administración permitiendo que sus hijos adolescentes intimaran con los hombres más poderosos de Florencia. Los Médici, de hecho, tenían protegidos que practicaban la homosexualidad de manera más o menos abierta y habían hecho difícil el acceso a puestos de responsabilidad de aquellos que no estaban en su círculo.
Las fraternidades de hombres poderosos y de artistas fomentaban el contacto íntimo entre hombres. La falta de interés de los florentinos por el matrimonio se había convertido en un motivo de preocupación en la ciudad. Para los predicadores y los sectores más conservadores las prácticas homosexuales tenían la culpa de este hecho, como señala el historiador Richard Trexler en el libro ‘La vida pública en la Florencia del Renacimiento’. Desde el arranque del siglo XV la población había caído y la mayoría de los hombres esperaban a una edad madura para casarse, bien pasados los treinta años, y muchos ni siquiera lo hacían. Además, si el padre moría cuando sus hijos eran aún adolescentes, quedaban al cuidado de sus madres y eso contribuía más aún a feminizarlos, según los críticos. Los datos recopilados por Trexler señalan que en 1427 solo una cuarta parte de los jóvenes menores de 32 años estaban casados. Las coplillas y los poemas de la época dan una idea de lo extendidas que estaban las prácticas homosexuales, que se percibían como un problema para algunos ciudadanos poderosos, aunque no se hablara abiertamente de ello.
Fue en ese contexto, ya durante el mandato de Lorenzo de Médici (1449-1492), cuando hizo su aparición Savonarola. Este fraile se dedicó desde 1482 a predicar contra los Médici y sus costumbres. No dudaba en presentarse como un profeta, con revelaciones realizadas directamente por Dios. Su fama creció cuando los florentinos interpretaron que una de sus profecías, que los franceses invadirían la ciudad, se cumplió en 1494. Savonarola se reunió con el rey galo, Carlos VIII, y consiguió que a continuación se instaurara una república religiosa en la ciudad.
Las fraternidades habían pasado a ser en Florencia algo propio también de adolescentes, una especie de preparación política y una manera de evitar que los jóvenes cayeran en los vicios, según Trexler. Savonarola se aprovechó de la costumbre que había con estos grupos y de la influencia que tenían sus sermones para crear patrullas de jóvenes y adolescentes que apresaban a prostitutas y homosexuales por la calle, creando un reino del terror en las calles de la ciudad.
Las críticas del fraile alcanzaron también al papa Alejandro VI, que era conocido también por su vida licenciosa. El Papa estaba enfadado también porque Florencia rehusaba entrar en alianza con Roma y Savonarola acabó acusado de herejía y excomulgado. Lejos de presentarse a juicio, el fraile excomulgó también al Papa e incrementó sus sermones y su actividad en la ciudad, llegando a organizar hogueras en las que se debían destruir los lujos y los elementos que en su opinión empujaban al vicio. Todo este radicalismo acabó por enfadar también a los florentinos y el 23 de mayo de 1498 Savonarola fue apresado, confesó bajo tortura que había mentido sobre sus revelaciones y fue ahorcado en la Plaza Mayor de Florencia y quemado en la hoguera acusado de herejía y de enseñanzas sediciosas. Los Médici retornarían al poder en 1512, pero su época más gloriosa ya había quedado atrás.
Fuente Ragap
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