Colegios católicos de Colombia expulsan a sus alumnos por ‘conducta homosexual’
Cómo es posible que sigan existiendo este tipo de códigos
Varios colegios de Bogotá estipulan en sus códigos de conducta que las personas LGTB pueden ser castigadas con “la expulsión” o la “terminación del contrato de matrícula” si muestran su orientación sexual tanto dentro como fuera de las instalaciones del colegio.
Pedro M. Bravo
La prensa colombiana se está haciendo eco estos días de los estrambóticos códigos de conducta que aún hoy ostentan, y cumplen, los colegios Corazonista, Hijas de Cristo Rey y Margarita Bosco, en Bogotá, así como en los del María Auxiliadora y el Gimnasio Británico, de Chía, donde la homosexualidad provoca que se castigue al niño o adolescente con la expulsión del colegio y el término de la matrícula.
Para estos colegios, que los menores sean personas LGTB son “faltas muy graves o de especial gravedad”, por lo que, bajo estas premisas, están en pleno derecho de no permitir que las víctimas continúen con su formación en esos centros.
Estos insólitos códigos han tomado relevancia debido a que, hace unas semanas, un adolescente homosexual se suicidó como consecuencia de los abusos a los que había sido sometido por el propio centro escolar en el que estudiaba.
Desde los periódicos colombianos se preguntan cómo es posible que sigan existiendo este tipo de códigos, máxime cuando las leyes prohíben que se discriminen a las personas LGTB.
Así, ponen de ejemplo que una ley de 2013 pide que esos manuales de conducta “identifiquen nuevas formas y alternativas para incentivar y fortalecer la convivencia escolar y el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos”, así como abogar por “respetar la diversidad”.
Por otro lado, la ‘ley antidiscriminación’, como es conocida, de 2011, indica que quien “impida, obstruya o restrinja el pleno ejercicio de los derechos de las personas por razón de su raza, nacionalidad, sexo u orientación sexual” será condenado a entre 1 y 3 años de cárcel, máxime si el ataque es contra menores. Pese a todos, estos colegios actúan con total impunidad.
Fuente Cáscara Amarga
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