El estancamiento en el número de nuevos diagnósticos de VIH en España pone de manifiesto la conveniencia de implementar ya un programa de profilaxis preexposición
El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social ha hecho públicos los datos (actualizados a junio de 2018) sobre vigilancia epidemiológica del VIH/sida, referidos al año 2017 (puedes descargarlos aquí). Y no son precisamente buenos. En 2017 se notificaron 3.381 nuevos diagnósticos de VIH, prácticamente el mismo número que en años precedentes. Se estima que la tasa para 2017 será de 8,82 casos por 100.000 habitantes cuando se haya completado la notificación de todos los diagnósticos (todavía superior a la media de la Unión Europea y de otros países de Europa occidental). Casi la mitad, el 47,8% de los nuevos diagnósticos, siguen siendo tardíos.
El 84,6% de los nuevos diagnósticos de infección por VIH en 2017 se produjeron en hombres. La mediana de edad fue de 35 años. La transmisión en hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres (HSH) sigue siendo la más frecuente, con un 54,3% de los casos, seguida de la transmisión por vía sexual heterosexual (28,2%) y de la que se produce en usuarios de drogas inyectadas (un 3,1%). El término «HSH» se utiliza a menudo cuando se habla de prevención, dado que hay hombres que se relacionan sexualmente con otros hombres pero prefieren no identificarse a sí mismos como gais o bisexuales.
Por lo que se refiere al momento en que se produjeron, el 47.8% de los nuevos diagnósticos fueron tardíos, es decir, presentaban ya una cifra de linfocitos CD4 inferior a 350 células/µl en el primer análisis tras el diagnóstico. No está de más recordar, una vez más, que el diagnóstico precoz es clave para poder iniciar tratamiento cuando antes con antirretrovirales y combatir así tanto el desarrollo de la enfermedad como las nuevas transmisiones del virus. Es importante insistir, además, en que cuando una persona con VIH se encuentra en tratamiento y tiene una carga viral indetectable ya no transmite el virus. Algo que muchas personas aún desconocen.
Sin comparamos los datos de 2017 con los de 2016, lo cierto es que apenas se reflejan cambios. Si en lugar de mirar solo un año se examina todo el periodo 2009-2017, siempre según los datos del Ministerio de Sanidad, la tendencia global es solo «ligeramente descendente», con un mayor descenso en los casos atribuidos a uso de drogas inyectadas y a relaciones heterosexuales. Otro dato a tener en cuenta durante el periodo 2009 a 2017, referido ya solo a los hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres, son los incrementos de los nuevos diagnósticos en el grupo de edad de 30 a 34 años entre 2009 y 2013 y en el de 25 a 29 años entre 2009 y 2015, que se han seguido de una estabilización a partir de esa fecha.
CESIDA advierte: «seguimos fallando» en prevención
«La prevención es donde seguimos fallando», se ha lamentado el presidente de la Coordinadora Estatal de VIH y sida (CESIDA), Ramón Espacio, que ha reclamado que no demore por más tiempo la autorización en España de la profilaxis preexposición (PrEP), una estrategia preventiva de alta eficacia. Hace pocas semanas, por ejemplo, recogíamos como la implementación de la PrEP ha permitido la caída de un 25,1% en el número de nuevas transmisiones del VIH entre hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres en el estado australiano de Nueva Gales del Sur.
La PrEP consiste en que una persona no infectada por el VIH tome tratamiento antirretroviral de forma preventiva. En Europa hay un medicamento autorizado con tal fin: Truvada, una combinación de emtricitabina y tenofovir comercializada por el laboratorio farmacéutico Gilead, y que la Organización Mundial de la salud ha incluido en su lista de medicamentos esenciales con mención expresa a su posible uso con esta indicación. La Agencia Europea del Medicamento, además, dio luz verde en 2017 a la fabricación de un genérico.
Como cualquier otra medicación, la PrEP tiene contraindicaciones y potenciales efectos adversos, y no asegura en el 100% de los casos que uno no se pueda infectar (de hecho, ya han sido comunicados varios casos de «fallo»). Pese a lo cual su eficacia es muy alta, por lo que los especialistas en la materia la consideran ya una de las principales herramientas de prevención en aquellos grupos especialmente vulnerables en los que es ya evidente que las estrategias clásicas (básicamente las campañas centradas en el uso del preservativo) no han dado el resultado deseado. Es por ello que son ya varios los países europeos cuyos Sistemas Nacionales de Salud han acordado (bajo condiciones diversas) su financiación, como Bélgica, Escocia, Francia, Luxemburgo, Noruega o Portugal. Otros países, en cambio, van más retrasados, y están todavía evaluando o a la espera de evaluar esta estrategia de tratamiento.
En España, existe un documento de consenso elaborado por el Ministerio de Sanidad y publicado con fecha de enero de 2018, en el que se propone una estrategia de implementación, centrada en grupos de varones homosexuales que tienen relaciones sexuales de alto riesgo, y en la que la medicación se prescribiría en unidades asistenciales específicas. Hay además en marcha un programa piloto, que está previsto se extienda hasta finales de este año. A principios de este mes de noviembre, de hecho, la la secretaria del Plan Nacional sobre el Sida, Julia del Amo, anunciaba que estaría disponible «en breve».
Esperemos que así sea, porque como el propio documento del Ministerio reconoce, las personas interesadas en la utilización de la PrEP la consiguen ya fuera del circuito sanitario formal y de manera no controlada (mediante compra online, por ejemplo, o compartiendo fármacos con personas infectadas en tratamiento) sin que se les realice seguimiento alguno.
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