Una pareja de lesbianas se enfrenta a un posible juicio en Italia por darse besos en una playa.
Una pareja de chicas lesbianas de 29 y 34 años se enfrenta a un posible juicio por obscenidad tras haber sido denunciadas por darse besos y tocarse mientras se encontraban en la playa. No sucede en un país de África ni del Golfo Pérsico, sino en la cercana Italia.
La historia se remonta a mayo de 2013, cuando las dos chicas, lesbianas visibles, disfrutaban en compañía como cualquier otra pareja, dándose besos y mostrando gestos de cariño mutuos en una playa de Fregene, una localidad turística cercana a Roma. Pero aunque habían tomado la precaución de colocarse en un rincón apartado de la multitud para alejarse de miradas indiscretas, fueron denunciadas por algunos de los bañistas a la policía, que se personó en el lugar, les tomó declaración y cursó la denuncia por “actos obscenos”. Finalizada la investigación preliminar, la fiscalía de Roma las acusa ahora de “actos explícitamente sexuales” por llevar a cabo “besos y tocamientos en un lugar público”.
Habrá que ver qué sucede finalmente. El abogado de las chicas, Gianluca Arrighi, ha planteado por lo pronto un recurso procedimental, alegando que la fiscalía de Roma es incompetente y por cuestiones jurisdiccionales debería ser la fiscalía de Civitavecchia la que planteara el caso. Si pese a todo se llega a juicio, “lo afrontaremos serenamente y con la cabeza bien alta”, ha declarado.
Un punto clave parece ser la intensidad de los “besos y tocamientos” que la pareja se dedicó, y hasta qué punto se pueden considerar “acto sexual”. Una discusión que se nos antoja jamás hubiera existido de tratarse de una pareja heterosexual, y que muestra, una vez más, la intensidad de la homofobia social que aún existe en Italia (de la que en el pasado hemos recogido abundantes ejemplos). Uno de los pocos países de Europa Occidental, por cierto, que aún no cuentan con leyes que reconozcan derechos a las parejas del mismo sexo (los avances que se han producido en ese país han sido a golpe de sentencia judicial) y cuya clase política es una de más más renuentes del continente a avanzar en materia de derechos LGTB.
Fuente Dosmanzanas
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