Malasia prepara un formato de televisión para someter a personas transexuales a terapias de conversión
Todos los activistas de Malasia condenan la creación de un formato de televisión por parte de un consejero ejecutivo del estado de Terengganu e integrado por médicos, psicólogos y autoridades islámicas que servirían como asesores a través de un programa para someter a personas transexuales a terapias de conversión.
El gobierno del estado malasio de Terangganu desata las alarmas entre activistas del colectivo LGBT con el anuncio de un insólito formato de televisión dirigido a las personas transexuales. Se trata de un programa integrado por médicos, psicólogos y expertos religiosos, además de personas transgénero que habrían «vuelto a la vida normal» en lo que no sería otra cosa que un programa para someter a personas transexuales a terapias de conversión.
«Las mujeres transgénero son parte de nuestra sociedad. Son nuestra responsabilidad. Al final, depende de ellas tomar una elección. El concepto del gobierno no es la fuerza. Les damos un camino para tomar las mejores decisiones para sus vidas», declara Ghazali Taib, consejero ejecutivo de Terengganu, explicando que las participantes tendrán la opción de participar de manera voluntaria en el concurso, así como tomar libremente la decisión final.
«Si le pides a alguien que no sean fieles a si mismos, tendrá un impacto adverso en la salud y el bienestar de la persona», afirma Thilaga Sulathireh, cofundadora del grupo activista transgénero Justice for Sisters, que ha condenado los planes del gobierno, junto con todos los activistas LGBT de Malasia. Según un informe de Human Rights Watch, la discriminación contra las personas integrantes del colectivo LGBT es «omnipresente» en Malasia, un país predominantemente musulmán, en el que existen leyes contra la sodomía en el que sus infractores se enfrentan a penas de cárcel y latigazos y en el que las autoridades islámicas llevan tiempo fomentando las terapias de conversión y boicoteando a las empresas, como Starbucks, que defienden la inclusión.
«Están buscando más que una terapia de conversión, que viola los derechos de todos de muchas maneras (…). Si (las personas transexuales) sienten que no pueden cambiarse a sí mismas, se sentirán marginadas de la sociedad», advierte Nisha Ayub, la principal activista transgénero de Malasia, convencida de que este concurso sólo profundizará en el aislamiento de sus participantes y de las personas transgénero en la sociedad. Aunque no hay cifras oficiales sobre las personas transexuales en Malasia, un informe del Ministerio de Salud considera que existen alrededor de 24.000 trabajadoras sexuales transexuales desde el año 2014. En colaboración con el Comité de Desarrollo y Seguridad del Pueblo, la policía y las autoridades islámicas, Ghazali ha adelantado su intención de desarrollar un censo oficial con la intención de identificar a la comunidad transgénero y «rehabilitarla».
Malasia: economía emergente… y LGTBfobia política y social
Malasia, una de las economías emergentes del sudeste asiático, es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles, de obligado cumplimiento para todos, y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. Las relaciones homosexuales, en cualquier caso, son ilegales y se castigan con penas de hasta 20 años de cárcel. De hecho, allá por 2011 nos hacíamos eco de las intenciones de varios líderes musulmanes malasios de endurecer las medidas contra la homosexualidad y en 2015 el primer ministro, Najib Razak, comparaba a las personas LGTB con el Estado Islámico, alegando que carecen de derechos humanos.
La LGTBfobia social y política imperante en Malasia ha llevado, de hecho, a situaciones que rozan el absurdo, y que hemos recogido en esta misma página. El pasado mes de febrero, en un vídeo promovido por el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia, se sugería a los homosexuales que “aprender” a ser hetero es igual que iniciarse en la equitación. Otros ejemplos son el anuncio de censura de programas con personajes homosexuales; la censura de una escena de La Bella y la Bestia y de una canción de Lady Gaga o la cancelación de un Festival que se celebraba desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual. Especialmente preocupante fue lo sucedido en 2012, cuando un joven gay musulmán recibió amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.
En junio de este año, conocíamos la muerte de un adolescente, T. Nhaveen, después de cinco días en coma y sufrir una dura agresión de carácter homofóbica que le había dejado con varias heridas y quemaduras en la espalda, además de ser sodomizado con una barra. T. Nhaveen, de dieciocho años de edad, había quedado con su mejor amigo, T. Previin, de 19 años de edad, el sábado, 10 de junio, alrededor de las 11 de la mañana en una hamburguesería de Gelugor, un zona residencial de George Town, en Penang, para celebrar que iba a comenzar su vida como estudiante de música en Kuala Lumpur, pero falleció el jueves, 15 de junio, tras ser víctima de una dura agresión homofóbica que le deja en coma durante cinco días. Un episodio más de bullying homofóbico que en esta ocasión había consternado a la sociedad de Malasia por su dureza y violencia. Ante este escenario, podría pensarse que un suceso tan terrible como este debería servir de acicate para que el respeto a la diversidad gane posiciones en Malasia. Mucho nos temíamos que no iba a ser así, a la vista del hecho de que los mismos medios locales y autoridades que han reaccionado con horror ni siquiera precisan que el acoso que el joven sufría era de naturaleza homofóbica. Esperemos, al menos, que se haga justicia con los asesinos de T. Nhaveen.
Y para corroborarlo, en julio radicales religiosos de Malasia e Indonesia se rebelaban contra Starbucks por su apoyo al colectivo LGBT… Y hoy, nos enteramos de esto…
Fuente Universogay/Cristianos Gays
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