El primer ministro de Irlanda visita un bar LGTB, un gesto sin precedentes en el país
Enda Kenny, en el cargo de taoiseach o primer ministro de Irlanda, ha hecho historia con un pequeño gesto: acudir a un bar de ambiente para tomar una copa. Kenny pertenece al partido conservador Fine Gael (Familia de los Irlandeses), de inspiración democristiana e integrado en el Partido Popular Europeo. El pasado martes por la noche, el cabeza de gobierno irlandés se presentó a la reunión prenavideña del grupo LGTB de su propia formación política. El acto tuvo lugar en el local Pantibar, ubicado en la calle Capel de Dublín. Además, este hecho cobra especial relevancia teniendo en cuenta que en mayo de 2015 se celebrará un referéndum para decidir sobre la legalización del matrimonio igualitario.
¿Alguien se imagina a Mariano Rajoy o a José María Aznar en un bar LGTB de España? Aunque sea anecdótica, la aparición del primer ministro irlandés en un pub de ambiente de Dublín es histórica por ser la primera y por la cercanía del referéndum que, de resultar favorable, supondrá la aprobación del matrimonio igualitario.
La asistencia de Enda Kenny al encuentro prenavideño del grupo LGTB de Fine Gael, el partido al que pertenece y que apoya al Gobierno, ha sido considerada por algunos como electoralista u oportunista. Sin embargo, desde el local publicaban un post en Facebook en el que aseguraban que la presencia por vez primer de un taoiseach “demuestra cuánto han cambiado los tiempos”. Asimismo, señalaban que “si Michael Martin, o Joan Burton, o Gerry Adams o cualquier otro representante electo viene le serviremos también. Eso es lo que hacemos en los bares públicos”.
Por otra parte, cabe señalar que, a pesar de que la formación Fine Gael es de tinte conservador y forma parte del Partido Popular Europeo, gobierna en coalición con el Partido Laborista. Kenny prefiere como socios de gobierno a los progresistas que a otras fuerzas de derecha e insiste en remarcar su centralidad política.
La Iglesia católica, un escollo que pierde fuelle
Hasta el momento, las encuestas revelan que una abrumadora mayoría de irlandeses, concretamente un 76 %, es partidaria al matrimonio entre personas del mismo sexo. Incluso rostros conocidos como el actor Colin Farrell han pedido públicamente el voto favorable. Farrell se mostraba indignado de que su propio hermano gay, y el resto de la comunidad LGTB por extensión, no tenga los mismos derechos que las personas heterosexuales: “El hecho de que mi hermano tuviera que abandonar Irlanda para que se cumpliera su sueño de casarse es demencial”.
Sin embargo, eso no significa que el referéndum del próximo mes de mayo de 2015, en el que se votará sobre la legalización del matrimonio igualitario, tenga ya un resultado claro. Una minoría homófoba muy motivada y alentada por la jerarquía católica puede llegar superar a una mayoría que, aunque amplia, no se movilice. Esta misma semana los obispos católicos de Irlanda daban a conocer un documento de 16 páginas en el sintetizan su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo y que será distribuido por todo el país (el documento cuenta incluso con una versión en polaco, dado el alto número de residentes de ese origen en Irlanda).
Habrá que ver qué sucede finalmente. Pese a ser un país de fuerte tradición católica, debe tenerse en cuenta que en los últimos años el peso de la Iglesia católica en Irlanda se ha reducido de modo considerable, en buena parte debido al conocimiento de los abusos cometidos durante décadas sobre niños y adolescentes. Un proceso que ha debilitado su capacidad de influencia y que permitió por ejemplo que en 2010 el Parlamento aprobara una ley de uniones civiles entre personas del mismo sexo por práctica unanimidad de las fuerzas políticas, pese a la declarada oposición de la iglesia católica.
Pero ello no significó que la lucha a favor del matrimonio igualitario se detuviera, y de hecho las muestras de apoyo han ido acumulándose durante todo este tiempo. Al margen de las ya mencionadas, una muy relevante que recogimos en su momento fue el respaldo de la corporación municipal de Dublín por una mayoría de 38 votos a favor frente a solo cuatro en contra. Y la expresidenta Mary McAleese, una figura especialmente respetada en el país, se pronunciaba hace dos años a favor.
Fuente Dosmanzanas
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