Las cartas íntimas del alpinista gay George Mallory
Sale a subasta la correspondencia de Mallory con su amigo íntimo, el escritor Lytton Strachey, del grupo de Bloomsbury. Mallory pudo ser el primer alpinista en alcanzar el Everest en 1924, aunque su muerte está rodeada de misterio.
“Mi mano tiembla, mi corazón palpita, es él, de seis pies de altura con el cuerpo de un atleta de Praxíteles y una cara –oh, increíble– con el misterio de Botticelli…”. Esto es lo que dijo el escritor Lytton Strachey sobre George Herbert Leigh Mallory, el alpinista más famoso del Reino Unido en los inicios del siglo XX. 56.000 euros es el precio de salida que ha fijado la casa Bonhams para subastar la morbosa correspondencia que mantuvo Mallory con el escritor del famoso grupo de Bloomsbury.
En un pequeño adelanto de las 34 cartas que saldrán a subasta este mes de junio y que han sorprendido a los medios británicos, Mallory se divierte con Strachey diciéndole cosas como “eres una vieja malvada sodomita” y confesiones sobre su profesión: “tengo un extraño prejuicio sobre escalar con ropa“. También le habla de otros amores, como un chico que conoció en Chaterhouse: “Un joven de 17 años que acaba de superar la pubertad, con una piel pálida, un pelo rubio y rizado y unos tentadores labios… Su madre me escribió confidencialmente para que me hiciese cargo de él“.
El grupo de Bloomsbury
Mallory, nacido en el condado de Cheshire en 1886, contactó con el famoso grupo contracultural británico a los 19 años por su deseo de convertirse en escritor y revolucionó con sus hormonas a personajes tan conocidos como la escritora Virginia Woolf, el economista John Maynard Keynes o el pintor Duncan Grant, entre otros. Convivió unos años con ellos, se dejó fotografiar desnudo y fue retratado por Grant, aparte de intimar con Strachey.
Según Matthew Haley, jefe de documentos de la Casa Bonhams, no cree que entre Mallory y Strachey hubiera relaciones sexuales porque “aquellas actitudes eran normales en Cambridge ya que no había mujeres. Luego muchos cambiaban”.
En 1914, Mallory se casa con Ruth Turner y se lo cuenta así a su amigo: “Es difícil que sea una sorpresa para ti saber que abandono las listas de los homosexuales de moda… a menos que pienses que me he vuelto monógamo. Pero puedes estar seguro de que esa catástrofe no ha sucedido”. Strachey, por su parte, estaba casado con la pintora Dora Carrington, a pesar de ser conocidos sus gustos homosexuales y sadomasoquistas, pero mantuvieron su matrimonio hasta la muerte del escritor en 1932.
La verdadera pasión de George Mallory
Mallory amaba la montaña. Ya desde los 13 años comienza a practicar la escalada gracias a la influencia de uno de sus profesores, Graham Irving, con el que viaja a los Alpes en bastantes ocasiones, aunque realmente la cumbre que siempre estará ligada a la figura de Mallory es el Everest. En aquella época, alcanzar la cima más alta de la tierra era un reto irresistible para las principales figuras del alpinismo y Mallory lo intentó en tres expediciones británicas, los años 1921, 1922 y 1924.
Fue en la última expedición donde Mallory desapareció sin dejar rastro sin saber si consiguió llegar a la cima. Un compañero que vio por última vez al alpinista afirmó estar a 250 metros de la cumbre. Después las nubes lo envolvieron y nadie más supo del británico.
El misterio que rodea a Mallory
Pero como todo buen personaje, su vida debe estar rodeada de misterio, y en el caso de Mallory todavía se mantiene y sigue sin resolverse. En 1999 apareció su cuerpo en el Everest pero no se encontró ninguna prueba de que consiguiera llegar a la cumbre y tampoco que no lo hubiera logrado. Según las investigaciones, parece que Mallory murió al descender la montaña y no al ascender, aunque no hay pruebas concluyentes. Si fuera cierta esta teoría, el británico habría sido el primero en llegar a la cima del mundo 29 años antes de que lo hiciera el neozelandés Edmund Hillary, que actualmente tiene el reconocimiento oficial de la hazaña en 1953.
Mallory tuvo tres hijos con Ruth Turner y en las numerosas cartas que le escribió, prometió dejar su foto cuando coronara la cumbre del Everest, pero en el cadáver del alpinista no se halló ninguna foto de su esposa.
Vía Cáscara amarga
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