Fallece Guido Westerwelle, el que fue primer vicecanciller de Alemania abiertamente gay
“Hemos luchado. Tuvimos un objetivo en común. Estamos agradecidos por el tiempo tan increíble que hemos pasado juntos. El amor permanece”. Así se despedía Guido Westerwelle, junto al gran amor de su vida, Michael Mronz, en la web de la Westerwelle Foundation. El que fuera vicecanciller y ministro de Exteriores de Alemania, abiertamente gay, ha fallecido este viernes 18 de marzo en Colonia como consecuencia de una leucemia.
Guido Westerwelle fue elegido en 2001, siendo abiertamente gay, líder del Partido Liberal Alemán (FDP). Durante años ejerció la oposición al primero de los gobiernos de “gran coalición” entre los democristianos de la CDU/CSU y los socialdemócratas del SPD, hasta que tras las elecciones federales de 2009, tras conseguir para su partido un porcentaje de voto sin precedentes, acordó un gobierno de coalición con los democristianos de Angela Merkel en el que él mismo ocupó la Vicecancillería y el Ministerio de Exteriores. Un año después formalizó su unión civil con el empresario Michael Mronz. Su relación de pareja, de hecho, había sido antes fuente de críticas, centradas en el hecho de que Mronz hubiese acompañado ya a Westerwelle en viajes oficiales (se le acusó de haber utilizado esos viajes para su provecho personal, algo que él siempre negó).
Westerwelle, si bien un ejemplo de visibilidad en lo tocante a su vida personal, fue muy criticado por su falta de compromiso con cualquier iniciativa que pudiera percibirse como comprometida con los derechos LGTB (su actitud llegó a propiciar incluso la campaña “Gays against Guido”). Aún así, su homosexualidad siempre condicionó de alguna manera su carrera política y provocó algún que otro incidente. Aún se recuerda cuando el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, le instó a llevar “una vida normal”, palabras por las que luego pidió disculpas aunque insistiendo en seguir “reprobando” las relaciones homosexuales. Disculpas que duraron poco: meses después aseguró que “mejor ser dictador que ser gay”, tras conocer que Westerwelle se había referido a él como el último dictador de Europa.
Un historial de luces y sombras
Visibilidad aparte, lo cierto es que los liberales no se separaron en ningún momento de las directrices de sus socios democristianos y votaron en contra de prohibir las “terapias reparadoras” de la homosexualidad en menores, de la equiparación fiscal de las parejas del mismo sexo, de ampliar la protección contra los crímenes de odio homófobos o del propio matrimonio igualitario, entre otros ejemplos (y eso que en 2011 su partido los liberales se habían pronunciado a favor del mismo, ya después de que Westerwelle, aún en el gobierno, hubiese renunciado al liderazgo del partido). En las elecciones federales de 2013, ya sin Westerwelle, los liberales cosecharon un resultado catastrófico y se convirtieron en una fuerza extraparlamentaria, dando paso al segundo gobierno de gran coalición entre democristianos y socialdemócratas.
Ya retirado de la vida pública, Westerwelle concedía a principios de 2014 una entrevista al semanario Stern en la que hablaba de sus vivencias como uno de los principales políticos abiertamente homosexuales de Alemania. En ella llama la atención la nula asunción de responsabilidades por la falta de avances en materia de derechos LGTB, que achaca únicamente a la voluntad de Angela Merkel. Westerwelle se felicitaba por la reacción positiva del gobierno alemán a la salida del armario del exfutbolista Thomas Hitzlsperger, pero declaraba que hubiese preferido “la igualdad legal completa de las uniones civiles entre personas del mismo sexo con el matrimonio”. También afirmó que fue la oposición de la canciller la que impidió esta medida, y la emplazaba a hacerlo en ese momento: “Está en sus manos”. Westerwelle, sin embargo, aseguraba que hubiera vuelto a alinearse con los democristianos para gobernar en coalición de haber tenido la oportunidad. Y es que, según Westerwelle, “el SPD no era mucho mejor”.
El político liberal acababa aquella entrevista con un pronóstico: para cuando muriese, “ser gay será lo más natural del mundo”. Desgraciadamente, no ha sido así, o al menos no en buena parte del mundo. Meses después se conocía que Westerwelle había sido diagnosticado de leucemia aguda. Una enfermedad contra la que ha luchado denodadamente, sabiendo que posiblemente le conduciría a la muerte. Una lucha que le llevó incluso a escribir un libro, titulado literalmente “Entre dos vidas, desde el amor, la muerte y la confianza”.
Con sus luces y sus sombras, pero ante todo agradeciéndole la visibilidad de la que siempre hizo gala, descanse en paz.
Fuente Dosmanzanas
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