El dueño de un restaurante de Oklahoma afirma no querer “bichos raros” ni “maricones” en su negocio.
“No quiero gays a mi alrededor”, ha afirmado Gary James, propietario del Gary’s Chicaros Club (situado en Enid, a las afueras de Oklahoma City). James respondía de esta forma a la pregunta de un reportero del canal de noticias KFOR-TV (afiliado a la NBC en Oklahoma City) acerca de los comentarios realizados por varias personas y que acusan al restaurante de discriminarlos por diversos motivos, como su orientación sexual o su discapacidad física.
Todo comenzó cuando Matt Gard, uno de sus antiguos clientes y con una minusvalía física, se quejó por haber sido expulsado del establecimiento. Gard asegura que el dueño le prohibió la entrada al local al que llevaba acudiendo varios años por la simple razón de usar una silla de ruedas, excusándose con que “iba con gente ruidosa”. James niega esta versión de los hechos y asegura que la verdadera razón por la que expulsó a Gard fue que “creó un problema”. Sin embargo, a raíz de este testimonio, otros muchos inundaron las redes sociales denunciando la actitud discriminatoria del hostelero hacia diversas minorías.
Gard apunta, de hecho, que otros muchos clientes han sido tratados de forma discriminatoria por su “raza, color u origen étnico”. James no niega que algunas personas no son bienvenidas como clientes de su negocio. “Bueno, si trabajas, eres dueño de un negocio, pagas tus impuestos, eres más que bienvenido aquí. Si vives de prestaciones sociales, te quedas en casa y gastas mi dinero, no. No trato con esa gente que camina por la calle sin trabajo y vive de beneficios sociales”, comenta James.
Pero lo que el empresario deja bien claro es su odio hacia las personas LGTB. “He estado en el negocio durante cuarenta y cuatro años. Reconozco a un bicho raro o a un maricón”, aseguró James al reportero antes citado, añadiendo que “no me gustan los hombres afeminados” y que “mis clientes no los quieren a su alrededor, y yo tampoco los quiero”. Es más, su grado de homofobia es tal que en la camiseta oficial de su restaurante ha incluido una lista de personas que no son bienvenidas al local, “maricas, musulmanes, negros y demócratas”, entre otros.
Lo más grave de este asunto es que negarse a servir a un cliente gay es legal en Oklahoma. Si bien es cierto que el Estado protege a las personas de ser discriminadas en su trabajo por razón de la raza, el sexo o la religión, no ofrece esa misma protección por razón de la orientación sexual. Hace unos días nos hacíamos eco, por cierto, del proyecto de ley presentado por un homófobo congresista republicano para prohibir cualquier forma de matrimonio en este Estado, con el fin de evitar que parejas del mismo sexo pudieran contraer matrimonio.
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