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La Fundación del Español Urgente selecciona “trans” como una de sus doce candidatas a palabra del año en 2017

Martes, 26 de diciembre de 2017
Comentarios desactivados en La Fundación del Español Urgente selecciona “trans” como una de sus doce candidatas a palabra del año en 2017

fundeuLa Fundación del Español Urgente ha escogido “trans” como una de sus doce candidatas de 2017 a palabra del año. Se trata de una lista de términos que han estado presentes en la actualidad informativa del año en cuestión y manifiestan además algún interés o curiosidad desde el punto de vista lingüístico. 

“Trans”, según la Fundéu, “es un acortamiento válido de los adjetivos transexual y transgénero”. “Aunque en algunos contextos se emplean indistintamente las palabras transgénero y transexual para referirse a las personas cuya identidad de género no se corresponde con el sexo que se les asignó al nacer, en otros la segunda se aplica solo a quienes, además, han iniciado un proceso de reasignación mediante tratamientos como la hormonación o la cirugía. Trans es un acortamiento adecuado desde el punto de vista lingüístico (como foto, tele, hetero o progre) que engloba los dos términos anteriores y es, en general, la forma preferida por las personas de este colectivo”, argumentaba en marzo de 2017 esta entidad.

“Al igual que transexual y transgénero, trans es un adjetivo que se emplea en ocasiones como sustantivo («un/una trans»). La comunidad LGTB rechaza este uso y prefiere que se utilice como adjetivo («una persona trans»). En todo caso, no es preciso destacarlo con cursivas ni comillas”, continuaba la Fundéu. “Para aludir al rechazo a las personas trans se emplea el sustantivo transfobia. El adjetivo preferible es tránsfobo, aunque la forma transfóbico no es incorrecta”, añadía.

Al hilo del término “trans”, la Fundéu hacía también una referenca al término “cis”: “El uso de los términos transexual y transgénero ha dado lugar, en este contexto, a la aparición de sus contrarios, cisexual y cisgénero, con los que se alude a las personas cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer. Se usa también, y es válido, el acortamiento cis”.

La Plataforma por los derechos Trans lo celebra

Tras conocer la inclusión del término entre las candidatas, la Plataforma por los Derechos Trans # Nadie Sin Identidad ha mostrado en un comunicado su satisfacción “por la visibilidad que supone para un colectivo que por ignorancia vive en la exclusión social y en una falta de protección jurídica que le garantice el derecho a la libre determinación de la identidad y expresión de género como derecho humano fundamental”, en palabras de su presidenta, Mar Cambrollé.

Para esta plataforma, “aunque desde hace aproximadamente 25 años los colectivos de gais y lesbianas nos incluyeron en el acrónimo LGTB, paradójicamente al tratarse de realidades distintas, orientación e identidad, las políticas LGTB han hecho más hincapié en las demandas y visibilidad de las personas gais y lesbianas”“Lo que no se visibiliza, no existe, y lo que no existe, no tiene derechos, por ello es de suma importancia para nuestra comunidad la visibilidad de la palabra trans, máxime cuando estamos a las puertas de que se registre en el Congreso de los Diputados una proposición de ley integral para las personas trans”,  explica Alejandro Moreno, secretario de organización de la Plataforma.

La Fundéu, cada vez sensible a la terminología LGTB

La Fundación del Español Urgente (también conocida como Fundéu BBVA, o ya simplemente como Fundéu) fue creada en 2005 por un acuerdo entre el banco BBVA y la agencia EFE, y su objetivo es velar por el buen uso del castellano en los medios de comunicación. Cuenta además con el asesoramiento de la Real Academia Española de la Lengua, aunque reacciona de forma mucho más rápida que esta por lo que a las necesidades de nuevas recomendaciones y términos se refiere.

La Fundéu comenzó a escoger “palabra del año” en 2013, con intención de destacar aquellos nuevos términos que han estado presentes en la actualidad informativa del año en cuestión y manifiestan además algún interés o curiosidad desde el punto de vista lingüístico. En las ediciones previas las elegidas fueron escrache (2013), selfi (2014) y refugiado (2015). En 2016 la ganadora fue populismo, aunque una de las doce candidatas finales fue LGTBfobia”, como recogimos en su momento. Y que duda cabe que este 2017, debido sobre todo a la campaña de odio promovida por la organización HazteOír, palabras como “trans” y “transfobia” han estado muy presentes en los medios.

La Fundéu también ha mostrado una capacidad de rectificación digna de agradecer en estos tiempos en los que reconocer errores propios es una rareza; el pasado noviembre retiró la recomendación de utilizar matrimonio homosexual en lugar de matrimonio igualitario tras analizar los argumentos contrarios que desde diferentes ámbitos del movimiento LGTBI se le hicieron llegar.

Fuente Dosmanzanas

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Fundéu retira su recomendación de utilizar “matrimonio homosexual” en lugar de “matrimonio igualitario” tras valorar los argumentos contrarios

Viernes, 17 de noviembre de 2017
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fundeuBuena noticia: la Fundación del Español Urgente (Fundéu) ha retirado la recomendación de utilizar “matrimonio homosexual” en lugar de “matrimonio igualitario”. Según ha dado a conocer en su página web en respuesta a una consulta que mostraba su desacuerdo, “tras analizar sus argumentos y los que nos han hecho llegar otras personas y colectivos, hemos entendido que la recomendación no recogía todos los elementos necesarios para establecer un criterio sobre esas expresiones”. Desde dosmanzanas no podemos sino felicitar a Fundéu por ser capaz, tras valorar los argumentos contrarios a su recomendación, de admitir el error. Ojalá otras instituciones actuasen de la misma forma. 

Nuestra posición como medio LGTB es clara. No existe el “matrimonio homosexual”. Existe el “matrimonio”, históricamente vedado a las parejas del mismo sexo, pero que cada vez más países han abierto a todas las parejas, con independencia de su sexo. “El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio conforme a las disposiciones de este Código. El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo o de diferente sexo”, expresa el Código Civil español en su artículo 44. “El actor y modelo Colton Haynes contrae matrimonio con Jeff Leatham”titulábamos hace pocos días una entrada (no “contrae matrimonio igualitario” ni “contrae matrimonio homosexual”). Hablamos también, en el cuerpo de nuestras noticias, de “apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo”.

Sin embargo, cuando nos referimos precisamente al acto de apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo (o a su denegación, o a la discusión política sobre su aprobación, etc.), hay veces que resulta necesario recurrir a una expresión más breve y concisa. En titulares, por ejemplo. Creemos que el adjetivo “igualitario” es en estos casos la expresión más acertada, al referirse precisamente a ese aspecto inclusivo. “El presidente de la República Federal de Alemania rubrica la histórica ley de matrimonio igualitario”titulábamos en julio“‘Sí rotundo de los australianos al matrimonio igualitario”, titulábamos ayer mismo, por mencionar otro ejemplo.

La expresión “matrimonio homosexual”, por otra parte, es reduccionista y excluyente. El matrimonio, cuando se celebra en un país que ha dotado a esta institución de un carácter igualitario, puede ser contraido, además de por dos personas heterosexuales, por dos personas homosexuales, pero también por una persona heterosexual y una persona bisexual, una persona heterosexual y una persona pansexual, una persona homosexual y una persona bisexual, una persona homosexual y una persona pansexual, dos personas bisexuales, dos personas pansexuales, etc. A su vez. si en lugar de referirnos a la orientación sexual nos referimos a la identidad de género, puede ser contraido por dos personas cis, dos personas trans, una persona cis y una persona trans, dos personas de género no binario, una persona cis y una persona de género no binario, una persona trans y una persona de género no binario, etc. Si combinamos orientación e identidad las posibles combinaciones se disparan. “Igualitario” refleja mucho mejor que “homosexual” toda esta diversidad.

Nuestro criterio, por otra parte, era compartido tanto por la FELGTB como por Fundación Triángulo, dos de las entidades LGTB más importantes del Estado. Ambas se pronunciaban también en Twitter, y a ambas ha respondido Fundéu en esta misma red social:

Fundéu fue creada en 2005 por un acuerdo entre el banco BBVA y la agencia EFE, y su objetivo es velar por el buen uso del castellano en los medios de comunicación. Es una institución a la que consideramos útil y cuyas recomendaciones son, por lo general, de gran ayuda a la hora de decantarnos por una u otra opción a la hora de utilizar el lenguaje. El año pasado aplaudimos su decisión de incluir “LGTBfobia” entre sus doce candidatas a “palabra del año 2016”. De ahí que nos congratulemos de esta rectificación, a la que de alguna manera, aunque sea modesta, también contribuímos desde dosmanzanas (el tuit en el que expresamos nuestra disconformidad, publicado a los pocos minutos de difundirse la recomendación de Fundéu, fue especialmente comentado y difundido).

Fuente Dosmanzanas

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¿Matrimonio homosexual? No, matrimonio igualitario. Por qué no estamos de acuerdo con Fundéu

Viernes, 10 de noviembre de 2017
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RAE_diccionarioCoincidiendo con el artículo, lo publicamos en su totalidad:

La Fundéu avisa a los medios de comunicación de que dejen de usar el término “matrimonio igualitario” y usen “matrimonio homosexual” porque hay que ser más precisos en el lenguaje.

Sorpresa absoluta. Esa ha sido nuestra reacción cuando esta mañana conocíamos la última recomendación de la Fundéu (Fundación del Español Urgente), decantándose por la expresión “matrimonio homosexual” sobre “matrimonio igualitario”. Una recomendación con la que estamos en absoluto desacuerdo (que expresábamos en Twitter esta misma mañana, a los pocos minutos de difundirse) y que en esta página no seguiremos, a diferencia de muchas otras de sus recomendaciones. Las razones son fáciles de entender.

No existe el “matrimonio homosexual” como concepto jurídico. Existe el “matrimonio”, históricamente vedado a las parejas del mismo sexo, pero que cada vez más países han abierto a todas las parejas, con independencia de su sexo. “El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio conforme a las disposiciones de este Código. El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo o de diferente sexo”, expresa el Código Civil español en su artículo 44.

El matrimonio, cuando se celebra en un país que ha dotado a esta institución de un carácter igualitario, puede ser contraido por dos personas heterosexuales, dos personas homosexuales, una persona heterosexual y una persona bisexual, una persona heterosexual y una persona pansexual, una persona homosexual y una persona bisexual, una persona homosexual y una persona pansexual, dos personas bisexuales, dos personas pansexuales, etc. A su vez. si en lugar de referirnos a la orientación sexual nos referimos a la identidad de género, puede ser contraido por dos personas cis, dos personas trans, una persona cis y una persona trans, dos personas de género no binario, una persona cis y una persona de género no binario, una persona trans y una persona de género no binario, etc. Si combinamos orientación e identidad las posibles combinaciones se disparan.

Que ante esta realidad alguien recomiende a estas alturas la expresión “matrimonio homosexual” muestra, en el mejor de los casos, una gran desconocimiento, y en el peor, un ánimo invisibilizador de la diversidad sexual y de género de la especie humana. No negamos que en un momento inicial el uso de esa expresión por un medio de comunicación pudiese considerarse válido (nosotros mismos, ya con doce años a nuestras espaldas, la utilizamos en nuestras primeras entradas) pero hoy día, cuando la realidad LGTBI es mucho más conocida y asumida, carece de sentido.

Puede argumentarse, con razón, que en este caso lo mejor sería hablar de matrimonio a secas. Así lo hacemos nosotros cuando hacemos crónica de sociedad y recogemos enlaces entre dos personas del mismo sexo. “El actor y modelo Colton Haynes contrae matrimonio con Jeff Leatham”titulábamos hace pocos días una entrada. “Contrae matrimonio”, a secas. Ni “contrae matrimonio igualitario” ni “contrae matrimonio homosexual”. Hablamos también, en el cuerpo de nuestras noticias, de “apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo”. Pero no siempre los titulares permiten expresiones extensas, y hay ocasiones en las que la economía del lenguaje se impone y preferimos usar dos palabras que una frase larga. “Matrimonio igualitario” es en estos casos la expresión más acertada al referirse a la aprobación (o a la negación) del derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio. “El presidente de la República Federal de Alemania rubrica la histórica ley de matrimonio igualitario”titulábamos en julio, por mencionar otro ejemplo.

Argumenta Fundéu que “igualitario significa ‘que entraña igualdad o tiende a ella’ y ‘que propugna la igualdad social’”. Absolutamente de acuerdo. Posteriormente afirma que “de estas definiciones no se desprende que esa igualdad esté por fuerza relacionada con el sexo de los contrayentes”. “La expresión matrimonio igualitario también puede aludir —y, de hecho, así se ha venido usando— a un matrimonio entre personas de distinta clase social o a aquel en el que los dos cónyuges gozan de los mismos derechos”, añade. Un argumento que no compramos. Desde luego nosotros no recordamos titulares de medios de comunicación que hablen de “matrimonio igualitario” cuando se refieren a una boda entre dos personas de distinta clase social. Los hemos buscado, y no los hemos encontrado. Este argumento más bien nos parece construido ad hoc para justificar una preferencia. La lengua, en cualquier caso, es un organismo vivo. Si en el pasado tuvo ese significado, desde luego hoy no lo tiene.

Nuestro criterio, por otra parte, es compartido tanto por la FELGTB como por Fundación Triángulo, dos de las entidades LGTB más importantes del Estado. Ambas se pronunciaban también en Twitter. “Estamos totalmente en desacuerdo con esta consideración de Fundéu. ‘Homosexuales’ son las personas, no los acuerdos que entre ellas la ley reconozca. Hablamos de ‘igualitario’ porque hasta que no se permitió a personas del mismo sexo contraer matrimonio existía discriminación”expresaban desde la FELGTB“Defendemos ‘matrimonio igualitario’ pues es independiente del sexo legal de l*s contrayentes. Se puede especificar que es “entre personas del mismo o de diferente sexo” pero en ambos casos sería matrimonio igualitario. Profundamente en desacuerdo con Fundéu a este respecto”expresaba por su parte Triángulo. El desacuerdo con la Fundéu, de hecho, trasciende las fronteras de España. “El carácter igualitario se lo da la propiedad de beneficiar a parejas homosexuales cis, trans y tradicionales”, respondía por ejemplo a Fundéu la organización Venezuela Igualitaria, también en Twitter.

Fundéu fue creada en 2005 por un acuerdo entre el banco BBVA y la agencia EFE, y su objetivo es velar por el buen uso del castellano en los medios de comunicación. Es una institución a la que consideramos útil y cuyas recomendaciones son, por lo general, de gran ayuda a la hora de decantarnos por una u otra opción a la hora de utilizar el lenguaje. El año pasado aplaudimos su decisión de incluir “LGTBfobia” entre sus doce candidatas a “palabra del año 2016”. En esta ocasión, sin embargo, se ha equivocado. Desde luego nosotros no les haremos caso.

Fuente Dosmanzanas

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“LGTBfobia”: una de las doce candidatas a palabra del año para la Fundación del Español Urgente

Lunes, 26 de diciembre de 2016
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lgtbfobiaLa Fundación del Español Urgente ha escogido “LGTBfobia” como una de las doce candidatas a “palabra del año 2016”. Para esta institución, se trata de “una palabra que, por desgracia, hemos oído con frecuencia este año”.

Según explica esta fundación, creada en 2005 por un acuerdo entre el banco BBVA y la agencia EFE, y cuyo objetivo es velar por el buen uso del castellano en los medios de comunicación, LGTBfobia es una palabra “curiosa desde el punto de vista lingüístico”, ya que “se crea a partir de una base léxica que es una sigla y el elemento compositivo -fobia”. “Este tipo de composiciones no por ser novedosas en español son incorrectas, pese a que, como en este caso, las siglas que sirven de base léxica sean una sucesión de consonantes”, añade la Fundación del Español Urgente, que cuenta con el asesoramiento de la Real Academia Española de la Lengua (y que reacciona más rápido que esta a las necesidades de nuevos términos).

La Fundación del Español Urgente (también conocida como Fundéu BBVA) comenzó a escoger “palabra del año” en 2013, con intención de destacar aquellos nuevos términos que han estado presentes en la actualidad informativa del año en cuestión y manifiestan además algún interés o curiosidad desde el punto de vista lingüístico. En las tres ediciones previas las elegidas fueron escrache (2013), selfi (2014) y refugiado (2015). Este año 2016, LGTBfobia “compite” con sorpaso, bizarro, youtubero, populismo, posverdad, abstenciocracia, cuñadismo, ningufoneo, vendehúmos, papilomavirus y videoarbitraje. El 30 de diciembre se conocerá la seleccionada.

¿Buena o mala noticia?

No sabemos si considerar esta una buena o una mala noticia… Por un lado, el hecho de que la Fundéu BBVA haya incluido LGTBfobia en su listado es una prueba más de que, por desgracia, el odio y la discriminación hacia las personas LGTB y la negación de su derecho a la igualdad jurídica y social han sido una realidad muy presente a lo largo de este 2016 que está a punto de acabar.

Por otra parte, sabemos por experiencia que lo que no se nombra en los medios parece “no existir” para las autoridades o para la propia sociedad civil. Quizá el hecho de que LGTBfobia comience a ser un término conocido ayude a visibilizar el inmenso problema al que nos enfrentamos.

Con independencia de lo que decida finalmente la Fundéu BBVA, confiemos en que el año que comienza la batalla contra la LGTBfobia consiga éxitos mayores a los conseguidos este 2016. No será fácil: los enemigos son poderosos y la coyuntura, especialmente a nivel internacional, no será la más favorable. No son tiempos de bajar la guardia.

Fuente Dosmanzanas

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