El obispo colombiano Juan Vicente Córdoba generó polémica al afirmar que uno de los apóstoles pudo ser “mariconcito”
¿Quién es aquí el “desordenado”?…
“Se puede ser santo siendo homosexual, que no es pecado”
Monseñor Córdoba pide perdón por sus “lamentables expresiones“
Ahora incide en que “el homosexualismo es una tendencia objetivamente desordenada”
El obispo de la localidad colombiana de Fontibón, Juan Vicente Córdoba, sorprendió a algunos con un leve giro en su posición en torno a la homosexualidad y al matrimonio entre personas del mismo sexo, durante su participación hace unos días en un foro organizado por la Fundación Buen Gobierno en la Universidad de los Andes (Bogotá), en la que estaban presentes representantes de la comunidad LGTB. El prelado reiteró no obstante la posición de la Iglesia en contra de la adopción de niños por parejas del mismo sexo. Pese a lo tibio de sus palabras, estas causaron tanta polémica que se vio obligado a matizarlas mediante un comunicado.
El obispo de la localidad bogotana de Fontibón, monseñor Juan Vicente Córdoba, encendió hoy una gran polémica en Colombia al defender abiertamente la homosexualidad y asegurar: “no sabemos si alguno de los discípulos (de Cristo) era ‘mariconcito’“. Esta declaración, acompañada de otras similares, todas ellas en defensa de la comunidad LGTBI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales), las ofreció durante un foro celebrado en la Universidad de los Andes, en Bogotá, sobre la adopción y matrimonio entre parejas del mismo sexo, y que posteriormente fueron replicadas por televisiones y emisoras de radio colombianas.
“Estas no son batallas de penes o vaginas” y “no sabemos si alguno de los discípulos era “mariconcito” o si Magdalena era lesbiana, pero parece que no porque bastantes pasaron por sus piernas“, son algunas de las frase que pronunció el obispo. “Jesús nunca les dijo (a las mujeres): ‘¡brutas, qué impresión!’, tampoco (a los hombres): ‘¡machitos, los quiero!“, expresó en tono jocoso el religioso, quien preside la Comisión de Promoción y Defensa de la Vida, una de las que integran la Conferencia Episcopal. Córdoba señaló que en la Biblia no se recogen ninguno de los argumentos esgrimidos por ciertos sectores homófobos para defender sus ataques hacia las personas LGTBI y que las conductas discriminatorias no son una práctica de los católicos. “Jesús nunca les dijo: oye, Juan, tú estás como muy así o como muy asá, no se puede caminar así, no se vistan así […] No sabemos si alguno de los discípulos era ‘mariconcito’, no sabemos… ¡averígüelo Vargas!, o si María Magdalena era lesbiana, pero parece que no porque bastantes pasaron por sus piernas”, añadió. El obispo aseguró que la homosexualidad no es un pecado y que “un homosexual puede ser santo, un heterosexual puede ser santo o no santo”.
Defendió que las conductas discriminatorias no son propias de la religión católica porque, recordó, en la Biblia no se recogen frases que en Colombia usualmente se usan para atacar a personas homosexuales. El obispo dejó claro que la homosexualidad “no es pecado” y remarcó: “un homosexual puede ser santo, un heterosexual puede ser santo o no santo“.
Frente a estas opiniones, un portavoz de la Conferencia Episcopal reconoció que están “extrañados” por lo sucedido y que, por ahora, no habían logrado ponerse en contacto con monseñor Córdoba. La misma fuente agregó que una vez se aclaren los hechos esperan emitir un comunicado oficial, en el que también prevén incluir la posición de la Conferencia Episcopal frente a la adopción y el matrimonio homosexual.
A pesar de su lenguaje directo y con un cierto toque de humor, Córdoba se mantuvo inamovible en su decisión de rechazar la adopción por parte de parejas del mismo sexo, como ha venido haciendo la Iglesia católica colombiana desde hace bastante tiempo. “Estas no son batallas de penes o vaginas. Esto no es de ganar batallas por genitalidad, por penes o vaginas. Estas no son batallas de ese estilo. Las batallas son por la dignidad de los más pobres, que en Colombia son un porcentaje alto”, afirmó el obispo, que añadió que “no podemos obligar a los niños a tener como padres a dos hombres y dos mujeres porque lo que ellos perdieron fue a un hombre y una mujer”. Cabe recordar, en este punto, que hace tres meses la Corte Constitucional de Colombia se pronunciaba contra el derecho de las parejas del mismo sexo a adoptar de forma conjunta. Afortunadamente, el asunto de la adopción homoparental volvía a la Corte hace tan solo unas semanas tras haberle llegado una segunda demanda y ahora será un conjuez progresista el encargado de decidir sobre este tema.
En Colombia el matrimonio homosexual se encuentra en un vacío legal, ya que el Congreso aún no ha legislado sobre el matrimonio igualitario tal y como le encomendó la Corte Constitucional en el 2011, cuando dio dos años de plazo a los congresistas para abordar este asunto. Córdoba también señaló que debe ser el Congreso y no los tribunales la institución que legisle sobre el matrimonio igualitario. Una afirmación que se produce a sabiendas de que con la composición actual del Congreso es muy difícil su aprobación parlamentaria, mientras que la Corte Constitucional tiene pendiente despejar la incertidumbre jurídica existente al respecto. En cuanto a la adopción por parte de parejas del mismo sexo, el caso está en manos de la Corte Constitucional, que dirime en estos momentos una ponencia que podría dar luz verde a esta posibilidad.
Y claro, tras el follón montado, el obispo de Fontibón y presidente de la comisión episcopal de Promoción y Defensa de la Vida, monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, aclaró que sus declaraciones realizadas en un foro académico acerca de la comunidad homosexual “no han tenido la intención de controvertir o modificar” la “sólida e inamovible posición moral” de la Iglesia.
Las postura relativamente tolerante adoptada por monseñor Córdoba, que durante la época en la que fue secretario de la Conferencia Episcopal Colombiana (dejó el cargo en 2012) se mostró muy hostil a los avances que los derechos LGTB conseguían a golpe de sentencia judicial, provocaron gran revuelo en Colombia, hasta el punto de que el obispo se veía obligado a emitir una nota (que puedes descargar aquí) en la que el prelado pidió disculpas “a quienes pudieron sentirse escandalizados o heridos por estas lamentables expresiones a las que no puede dárselas ningún valor teológico o moral”, recordó su acogimiento pleno y firme con la doctrina moral de la Iglesia Católica y reconoció que la homosexualidad es una “tendencia objetivamente desordenada”, y aclaraba que sus palabras en ningún momento habían tenido “la intención de controvertir o modificar” la “sólida e inamovible posición moral” de la Iglesia e insistía en que “los actos homosexuales son también intrínsecamente desordenados y contrarios a la ley natural”. Córdoba repite en su nota fragmentos del Catecismo que establecen que son los actos homosexuales, y no el hecho de ser homosexual, lo pecaminoso (“las personas homosexuales están llamadas a vivir la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana”).
Explicó que este reconocimiento y adhesión a la doctrina no significa que la iglesia no tenga respeto por la comunidad LGBTI. “Con amor de madre, la Iglesia acoge a todos los hombres y mujeres sea cual sea su condición (…) toda persona tiene la misma dignidad fundamental ante Dios y ante el Estado“, manifestó el prelado. Finalmente destacó que el foro se presentó como un “primer encuentro oficial y público” de un obispo colombiano con la comunidad LGBTI. “Demuestra que sí es posible acercarse a quien piensa distinto para establecer un diálogo sincero y franco que nos lleve a derribar los muros y a descubrirnos mutuamente como hermanos”, concluyó.
Córdoba argumenta, para justificar sus palabras, que su intención “no era otra que la de expresar al público asistente, en su mayoría formado por líderes y miembros de la comunidad LGBTI, el respeto que la Iglesia católica tiene por toda persona humana”. El obispo asegura que, al desconocer que había medios de comunicación, “me permití utilizar algunas expresiones coloquiales que, fuera del contexto del encuentro académico y del diálogo establecido con los asistentes, resultan claramente desafortunadas. Pido sinceras disculpas a quienes pudieron sentirse escandalizados o heridos por estas lamentables expresiones a las que no puede dárseles ningún valor teológico o moral”.
Eso sí, el obispo insiste en que “este primer encuentro oficial y público de un obispo colombiano con la comunidad LGBTI, demuestra que si es posible acercarse a quien piensa distinto para establecer un diálogo sincero y franco que nos lleve a derribar los muros y a descubrirnos mutuamente como hermanos. En ese sentido, como obispo y como sacerdote, me siento satisfecho de haber cumplido este importante paso de acercamiento que, espero, abra el camino para otros encuentros futuros”.
La intervención de monseñor Córdoba Villota se realizó en el marco de un foro convocado por la Fundación Buen Gobierno, la Universidad de Los Andes y la Fundación Colombia Diversa
(RD/Agencias)
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