El Ejército de los EE UU estudió fabricar una bomba para provocar la homosexualidad en el enemigo y con ello «minar la moral y la disciplina» de las tropas, según un documento secreto que acaba de salir a la luz. La idea era lanzar agentes químicos capaces de alterar las hormonas y hacer que los soldados se sintieran «irresistiblemente atraídos entre sí».
Parece una broma, pero el proyecto fue presentado con toda seriedad al Pentágono en 1994, con un presupuesto previsto de 7,4 millones de dólares para el desarrollo y producción masiva durante seis años de esta arma y otras no menos descabelladas. El documento Productos químicos para el hostigamiento, irritación e identificación de los malos partió de una base aérea en Ohio e incluye también la posibilidad de rociar a los enemigos con una sustancia que provoque halitosis «grave y continuada» o mal olor, para hacerlos «fácilmente identificables». También propone colocar colmenas en sendas usadas por el enemigo y rociarles un producto químico que vuelva locas a las abejas y las haga picarlos a discreción.
‘Hagan el amor, no la guerra‘ sería el perdurable slogan de los manifestantes pacifistas pero en 1994 la Fuerza Aérea norteamericana creó su propia variante de esta filosofía.
¿Qué ocurriría si los militares liberaran una sustancia química que hiciera que los soldados de un Ejército enemigo pensaran más en los atributos físicos de sus camaradas de armas antes que en la amenaza del otro? Así fue como nació la ‘bomba gay‘.
Lejos de ser el producto de teóricos de la conspiración, documentos entregados a un organismo de control de armas biológicas de Austin, Texas, confirman que los militares estadounidenses consideraron efectivamente esta idea. Fue incluída de hecho en un CD-Rom creado por los militares norteamericanos en 2000 y que fue presentado en 2002 a la Academia Nacional de Ciencias.
Estos documentos militares muestran incluso que se solicitaron 7,5 millones de dólares para fabricar esta arma de ‘seducción’ bélica.
El ‘Proyecto Sunshine’, como fue bautizado, incluía varias propuestas para el uso militar de sustancias químicas que pudieran ser rociadas en posiciones del enemigo.
‘Un ejemplo desagradable pero no letal serían los afrodisíacos fuertes, en especial, si la sustancia causara también conductas homosexuales’ puede leerse en una propuesta del Laboratorio Wright de la Fuerza Aérea en Dayton, Ohio.
El Pentágono no negó que se haya hecho esta propuesta. ‘El Departamento de Defensa está comprometido con la identificación, investigación y creación de armas no letales que sirvan de apoyo a nuestros hombres y mujeres de uniforme’.
Aaron Belkin, director del Centro Michael Palm de la Universidad de California, que se dedica a estudiar el tema de los gays en los militares, comentó sin embargo que ‘la idea de que uno pueda exponer a una persona a algún tipo de aerosol y modificar su conducta sexual es ridícula’.
Fuente Clarín e Infobae, Vía InOutPost
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