Necesitamos oír cantar la Fuente del Amor eterno.
Del blog de la Communion Béthanie:
Demasiadas desgracias desaniman a vivir.
Pero pueden ser una provocación.
Al final, debemos aprender
en el silencio, la belleza de las cosas y de los seres
Necesitamos oír cantar la Fuente del Amor eterno.
Ella nos dirá cómo ser, para cada uno,
cualquiera que sea su pasado, su raza o su creencia,
lo que el sol y la lluvia son para la planta.
Ella nos hará escuchar
la pena infinita de los depresivos:
Ámame o muero,
el grito de los violentos:
Ámame o muerdo.
La desgracia que nos rodea es una provocación.
Prestémosle a Dios nuestros brazos;
no diremos nunca más
que es manco.
Prestémosle a Dios nuestras voces;
no diremos nunca más
que es mudo.
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Stan Rougier
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