Evan Low
Una iniciativa legislativa propone proteger al público californiano de las peligrosas “terapias” para cambiar la orientación sexual y considerarlas como lo que son: fraudes.
California es uno de los pocos estados de EE.UU (y uno de los poquísimos territorios del mundo, en general) en el que está prohibido someter a falsas “terapias” para corregir la orientación sexual a menores de edad. Actualmente, los estados de California, Oregon, Illinois, Vermont y Nueva Jersey, Washington, Nevada, Connecticut, Rhode Island, Nuevo México y Washington D.C. prohiben las terapias de conversión. La ciudad de Cincinatti, en Ohio, hizo lo propio a finales de 2015 . Las “terapias” reparadoras o de conversión han sido ya prohibidas en Malta, que aprobó una ley pionera en Europa el pasado diciembre. En España, el Consejo General de la Psicología emitía un comunicado en el que recuerda que las intervenciones que prometen “curar” la homosexualidad carecen de fundamento. No es ninguna novedad, pero en estos momentos en los que la promoción de este tipo de intervenciones parece reverdecer en nuestro país (casos recientes como el de la “terapeuta” Elena Lorenzo o las charlas de Jokin de Irala o de Richard Cohen así parecen indicarlo)) toda aclaración es bienvenida. Mientras, el Gobierno alemán rechazaba una propuesta de Los Verdes, en sentido similar a la que hoy nos ocupa, aduciendo que las competencias sobre el control de las prácticas médicas pertenecen a los estados federados y no al Gobierno central.
Algo que debería ser así en todas partes porque no hay absolutamente nada de científico en esas terapias (que sólo siguen promocionando unos pocos grupos de fanáticos religiosos) y no sólo es que no funcionen. Causan mucho sufrimiento, tanto físico como mental, tanto a los que tienen que pasar por ellas como a sus familias, y también cuestan una pasta.
Evan Low, un congresista abiertamente gay de la asamblea legislativa californiana, acaba de presentar, con el apoyo de varios colectivos LGTB+ del estado, el proyecto de ley AB-2943, referido a las “Prácticas comerciales ilegales de intento de cambio de la orientación sexual”.
Si esta iniciativa sale adelante, modificaría una sección ya existente del Código Civil sobre los “actos o prácticas desleales o engañosos” -como la tergiversación financiera, las declaraciones comerciales falsas y la falta deliberada de información a los consumidores- para incluir una prohibición sobre “la publicidad, la oferta de participar o la participación en actividades de cambio de orientación sexual de una persona”.
El texto de la AB-2943 hace referencia al amplio consenso científico internacional que desacredita totalmente este tipo de prácticas, y tal como explicó Low al presentarla, “Múltiples estudios han demostrado que la terapia de conversión es ineficaz, perjudicial y contraproducente. Es nuestro deber proteger a los californianos de tales prácticas engañosas que los expondrán a daños físicos y emocionales.”
En la ley también se define claramente en qué consisten esos intentos fraudulentos de cambiar la orientación sexual de una persona (incluyendo los que “solamente” están dirigidos a eliminar o reducir la atracción por personas del mismo sexo), y también especifica que la psicoterapia que busca la autoaceptación del paciente o darle apoyo en el proceso de conocer su propia sexualidad está excluída de esta definición.
Y todo esto es necesario dejarlo por escrito, porque luego te viene gente que se pasa de listilla e intenta hacer piruetas mentales para seguir cobrando por dejarte jodido y ofreciéndote una terapia que no tiene sentido.
Los grupos ultracatólicos y evangélicos, que son prácticamente los únicos que le dan validez han cambiado su discurso y ya no hablan de enfermedad , al menos en público. En general dicen que nos respetan muchísimo pero que quieren ayudarnos a cambiar si nosotros queremos.
Todo esto lo hacen mientras siguen defendiendo, además, que nos metan en la cárcel por ser maricones en los países en los que se plantea la despenalización de la homosexualidad. Y como os decíamos un poco más arriba, no cobran precisamente poco por someterte a un tratamiento que no sirve para nada y que, como mínimo, te va a dejar traumatizado. Porque detrás de esa preocupación por “curarnos” está también un negocio que por una parte mueve bastante dinero y por otro es uno de sus pilares para poder justificar políticas LGTBfóbicas en muchos países.
Y mientras tanto, en España, el PP presentaba hace poco en el congreso una propuesta de “ley LGTBI” que fue tumbada y que no servía para nada, entre otras cosas porque no eliminaba la promoción de estos timos disfrazados de tratamientos, como sí estaba en la propuesta de la FELGTB. La semana pasada en Madrid los de HazteOír organizaron un congreso en el que se lamentaban de que no se pueda “ayudar” a una persona para que deje de ser homosexual pero de que sí esté permitido someter a tratamiento a alguien enfermo de anorexia, entre otras muchas tonterías que llegaron a decir. Y sí, pudieron celebrarlo sin problemas a pesar de que ya habían advertido antes en las redes sociales de que pensaban saltarse toda la legislación de protección al colectivo LGTBI que existen en la comunidad de Madrid.
“No” rotundo de los especialistas a las “terapias” reparadoras. “Terapias” reparadoras: no solo inútiles, también peligrosas
La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. Precisamente en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas. Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. La Asociación Americana de Psicología, por ejemplo, hizo ya en 2009 un llamamiento a los psicólogos para que las abandonasen definitivamente tras revisar la evidencia científica disponible y concluir que ya no resulta posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.
Fuente | Pink News, vía EstoyBailando/Cristianos Gays
General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia.
California, Evan Low, Fraude, Homofobia/Transfobia, Prohibición
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