Padre e hijo confiesan el asesinato de un hombre homosexual en Puerto Rico
Miguel Rodríguez Fernández
Amigos y familiares de Miguel Rodríguez Fernández, quien soñaba con tener un día su propio salón, claman por justicia
Sachari Cardona pasaba los días conversando y riendo junto a su gran amigo Miguel Rodríguez Fernández, con quien compartía sus alegrías y sus penas. Hoy Sachari llora al saber que ya esos momentos con su querido amigo no volverán, luego de que al estilista le arrebataran la vida de manera vil e inexplicable. El joven fue asesinado a puñaladas la madrugada del domingo en la comunidad Gabias de Santa Isabel, en un hecho que la Policía investiga. El estilista murió cuando recibía asistencia médica en el hospital San Cristóbal en Ponce, a eso de las 4:00 a.m. del domingo.
El brutal asesinato tuvo lugar en el municipio de Ponce dónde un padre y su hijo han confesado que que mataron al hombre homosexual a razón de los comentarios que éste estaba haciendo sobre ellos. Por este incidente acusaron a Francisco Miranda Bermúdez y su hijo Francisco Miranda Sánchez. Ambos son desempleados y cuentan con un récord criminal previo, según la Policía.
Un desempleado con antecedentes de tentativa de asesinato y portación ilegal de armas, de 45 años de edad y su hijo de 21 años dieron sendas confesiones a los investigadores del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Ponce del brutal asesinato a puñaladas del estilista Miguel Rodríguez Fernández ocurrida el pasado fin de semana, relatos que apuntan a un crimen de odio.
El estilista que era vecino de Coamo donde trabajaba en una peluquería mantenía una relación de pareja con el joven Francisco Miranda Sánchez, de 21 años. Alegadamente el estilista había dicho que también había mantenido relaciones con Francisco Miranda Bermúdez, el padre de su amigo.
Esto había molestado a Miranda Bermúdez, vecino de la calle Ruiz Belvis, cuando alegadamente se enteró de los comentarios que alguien le dijo había hecho el estilista en la peluquería.
Francisco Miranda Bermúdez (a la izquierda) y su hijo Francisco Miranda ..
En la noche del sábado se fueron a compartir tragos en el Mitsubishi Mirage color blanco modelo del 2002 propiedad de Rodríguez Fernández. Llegaron a un paraje solitario en el kilómetro 2.4 de la PR-545 en el barrio Gabia. El estilista se separó para hacer una necesidad fisiológica, siendo atacado a puñaladas por padre e hijo.
En el Cuartel de Santa Isabel se recibió una llamada anónima diciendo que había un hombre herido en Gabia.
Rodríguez Fernández fue auxiliado por personal de Emergencias Médicas que llegaron al lugar hallándolo tendido al lado de su carro el que estaba bañado en sangre. Fue llevado en ambulancia al hospital San Cristóbal, en el barrio Coto Laurel, en Ponce y de allí fue referido al Centro Médico de Río Piedras donde falleció a las 4:00 de la mañana del domingo.
Cerca de la escena agentes de la Policía arrestaron a Miranda Bermúdez, con su ropa tinta en sangre. Horas después su hijo se entregó en el Cuartel de Santa Isabel.
El agente Pedro Olivera bajo la supervisión el sargento Félix Guilbe y la Ruth Miriam Pérez tienen a su cargo la pesquisa, anticipándose que en horas de la tarde de hoy se radicarán acusaciones contra el padre e hijo.
“Este es un duro golpe, éramos inseparables”, comentó la mujer, para quien el dolor es doble, pues los acusados son sus familiares. Ella recordó que Miguel siempre estaba contento, dándole consejos y que compartían todos los días. Mencionó que al hombre de 24 años, y quien era abiertamente homosexual, le gustaba disfrutar de la vida saliendo con amistades, pero que al mismo tiempo tenia metas bien trazadas.
Amigos y familiares de Miguel Rodríguez Fernández, quien soñaba con tener un día su propio salón, claman por justicia. “Quería tener algún día su propio salón”, añadió. Sobre el inesperado y sangriento suceso, Sachari dijo que le tomó por sorpresa porque su amigo nunca le comentó tener problemas con los hombres, mucho menos si mantenía una relación con Miranda Sánchez. “Todos queremos saber qué pasó, no tenemos una explicación”, insistió. Manifestó que su familia está destrozada, incluso la madre de su primo acusado, ya que ella quería mucho al occiso. Además, dentro de su pena pidió se haga justicia. “El no daba detalles de su vida privada, era bien reservado”, aseguró la mujer.
Del mismo modo, Yarnis Padilla, dueña de D’Moda Salon en Coamo, donde Miguel llevaba casi un año laborando, lamentó mucho su muerte y lo describió como parte de su familia. “Miguel era bien especial, era el alma de las fiestas y la alegría del salón”, expresó la propietaria, quien también resaltó que el hombre tenía bien arraigadas sus creencias religiosas.
Para Julio Rodríguez, compañero de trabajo y amigo del infortunado, sufrir su violenta muerte no es tan solo el golpe que atraviesa, sino que vivir en carne propia el discrimen por ser homosexual le causa tristeza y miedo a la vez. “Pasábamos la mayor parte del tiempo trabajando y compartíamos muchas alegrías”, sostuvo el compañero. Recordó que Miguel era excelente ser humano que siempre estaba alegre sin importar las adversidades. “Ni un animal merece morir así, le dieron con ganas y viciosamente”, insistió con voz entrecortada. Al mismo tiempo, pidió a las autoridades que no permitan que el crimen de su amigo quede impune. Tras conocer el trágico desenlace de la vida de Miguel, este comentó que a veces ha llegado a temer por su vida y que siente el discrimen de la sociedad. “Las preferencias sexuales no le dan derecho a nadie para matar a otro”, dijo. “Todos somos iguales y somos hijos de Dios”, dijo Julio, quien añadió que todas las tardes, luego del trabajo, disfrutaba un rato con su amigo en las piscinas de aguas termales.
El teniente Harry Soliván, de la División de Homicidios de Ponce, explicó que aunque no se radicó el caso como un crimen de odio, la investigación continúa para determinar si existen los elementos necesarios. “No cumple con los elementos como prejuicio, estamos corroborando información”, mencionó el teniente. De igual forma, no quiso revelar si en el contenido de su confesión los acusados expresaron algún elemento para catalogarlo como crimen de odio. “Si llegara a existir alguna evidencia, la fiscal Ruth Pérez tomará la acción correspondiente”, aseguró Soliván.
La jueza María del Pilar Vázquez les fijó a padre e hijo una fianza de $1.5 millones a cada uno por los delitos de asesinato en primer grado y violación a la Ley de Armas, que no pudieron prestar, por lo que fueron encarcelados en la cárcel Las Cucharas de Ponce.
Fuente El Vocero y Primera Hora
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