Tiempo de fragilidades: ‘Nomadland’ hace historia en los premios Oscar de la pandemia
La Academia de Hollywood ha abogado este domingo por el futuro del cine y de la diversidad en la industria cuando las salas de cine son solo un recuerdo vago para millones de personas.
2020 fue el año del coronavirus y, la temporada de butacas vacías y exhibidores al borde de la quiebra, provocada por el virus a la economía global. Quizá por eso los miembros de la Academia han dado como ganadora de la noche del Oscar a una película sobre los estragos de la crisis y la búsqueda del norte de la gente común. Nomadland, de la cineasta china Chloé Zhao, se ha llevado tres premios ―película, dirección y actriz― en la edición 93ª de los galardones, que será recordada como los atípicos Oscar de la pandemia.
Zhao se ha convertido en la segunda mujer en llevarse el premio de dirección. “Esto es para cualquiera con fe y que se aferre a la bondad que tiene en su interior”, dijo la directora, quien llevó a la gala a algunas de las personas nómadas que hablan sobre su vida en la ficción. La cineasta es la primera asiática y no caucásica que triunfa en la categoría. El 32% de las nominadas esta noche eran mujeres, un incremento, aún pequeño, si se lo compara con años anteriores. Esta edición registró nuevamente un récord de mujeres ganadoras: 15 ganaron 17 premios (Zhao y Frances McDormand se llevaron dos cada una), empatando un hito de 2018. Esta fue la primera ocasión que dos directoras aspiraban al Oscar. La otra candidata era Emerald Fennell, quien conquistó el primer Oscar de la noche, a mejor guion original por Una joven prometedora, una película que filmó en solo 23 días.
El mejor actor protagonista fue Anthony Hopkins por su interpretación de un anciano aquejado por la demencia en El padre, dirigida por el dramaturgo francés Florian Zeller.
Chadwick Boseman, fallecido a los 43 años en agosto del año pasado por un cáncer de colon cerró su carrera encarnando a Levee, un ambicioso trompetista de la banda de Ma Rainey, una volcánica cantante en La madre del blues. La película de Netflix se llevó los premios de vestuario y el de maquillaje y peluquería, que tenía entre los ganadores al español Sergio López-Rivera, maquillador personal de Viola Davis, protagonista del drama. Sergio López-Rivera, Mia Neal y Jamika Wilsona subieron a recoger su Oscar: “Gracias a nuestros antecesores que no tiraron la toalla, que siguieron luchando”, dijo Neal, “aquí estamos rompiendo el techo de cristal, abriendo un futuro mejor para todos. Porque en esta industria trabajan personas negras, trans, indígenas y sé que un día no será extraño: será lo normal” También hubo otros ganadores latinos, los responsables del sonido de Sound of Metal: la venezolana Carolina Santana, y los mexicanos Carlos Cortés, Michelle Couttolenc y Jamie Baksh.
La surcoreana Youn Yuh-Jung, la abuela de Minari, se ha convertido en la segunda asiática en ganar un premio de actuación desde 1957, cuando fue premiada Miyoshi Umeki por Sayonara. La ganadora afirmaba: “Nos categorizan como negros, blancos, amarillos, cafés. No está bien que nos dividan así, ¿saben? Si ponemos todos los colores juntos es mejor. Hasta el arcoíris tiene colores. Los colores realmente no importan”, dijo Youn.
Regina King recordaba los disturbios en Minneapolis por el juicio por el asesinato de George Floyd. “Como madre de un niño negro sé el miedo que se vive en las calles y el miedo que padecen muchas familias en casa. Solo queremos que nuestros hijos lleguen bien a su hogar. Esperemos que esta sentencia marque un punto y aparte en nuestra historia”, defendió la actriz.
También tuvo palabras sobre la cuestión el ganador del Oscar a Mejor Actor de Reparto, Daniel Kaluuya, por un papel en una película ciertamente militante como Judas y el mesías negro. “Gracias al movimiento de los Panteras Negras aprendí a amarme tal como era. A respetar a mi comunidad y todo lo que ella significaba”, afirmó.
También se acordaron los realizadores del cortometraje Two Distant Strangers, ganadores del Oscar a Mejor Cortometraje de Ficción. Travon Free dijo: “Hoy han muerto tres personas a manos de la policía. También lo harán mañana, porque de media tres personas al día mueren a manos de las fuerzas de seguridad, y la mayoría son personas negras. No podemos ser indiferentes al dolor ajeno”.
Thomas Vinterberg, Oscar por mejor película internacional por Otra ronda, recordó a su hija mayor, Ida, fallecida en accidente de coche cuatro días antes de que empezara el rodaje. “Es un milagro lo que ha pasado y ella es parte de él. Este Oscar es un monumento para ella”, dijo el director sobre el escenario.
Tan solo Frances McDormand tuvo palabras para los cines, que en Estados Unidos han estado cerrados durante meses y acumulan pérdidas que han abierto una profunda herida en el tejido de la industria. “Lleven a ver a sus amigos y familiares, cuando sea seguro, a ver Nomadland en la pantalla más grande posible”, dijo la oscarizada actriz que anoche se llevó su tercera estatuilla.
En 2020, la taquilla global ingresó solo 12.000 millones de dólares, una caída de 72% que responde al cierre de los cines. En el mismo tiempo el mercado del streaming creció un 33% en Estados Unidos y un 30% en el resto del mundo. Los suscriptores para estos servicios en línea crecieron un 26% en 2020 en todo el mundo rebasando por primera vez los 1.000 millones de personas en plataformas como Netflix, quien lideró en nominaciones este año con 36. Este gigante de Hollywood obtuvo siete premios, pero ninguno en las categorías de interpretación y de los grandes, Mank, de David Fincher, ganó mejor dirección de fotografía y diseño de producción.
Consulta aquí la lista de todos los ganadores y ganadoras de la 93 edición de los Premios Oscar
Premios Oscar 2021. Tiempo de fragilidades
“Soul” como cabía esperar ha arrasado en animación. La película más escatológica de la maquinaria Pixar-Disney nos asombró a pesar de su parquedad en el tratamiento de Dios, propia de quien quiere garantizarse a todos los públicos y toda la recaudación
Peio Sánchez en su blog Cine espiritual para todos:
Como si fuera un impulso escondido el cine se detiene ante las fragilidades. Las películas premiadas en este año de la pandemia global, con los cines arrasados y las plataformas digitales haciendo el agosto, tienen en común este rasgo característico: los seres humanos habitamos la debilidad.
Normadland era nuestra apuesta. Y esta vez el cine de perdedores ha logrado vencer. La mejor película de este año es una historia sobre los descartados, una mujer que forma parte de los trabajadores ambulantes del que era considerado el país más rico del mundo. Con la directora novel de origen chino Chloé Zhao también premiada y con una inmensa Frances McDormand que se supera cada actuación desde Fargo pasando por Tres anuncios en las afueras hasta recalar nuevamente en el Oscar a la mejor actriz. Este wéstern con la cabalgadura de una vieja caravana pero que toca las fibras de la existencia, rozando la melancolía, pero apuntando a la esperanza. Donde se muestra que en medio de las cenizas nacen las flores, que el amor es posible y que hay una misteriosa presencia que acompaña como las notas de un villancico.
Anthony Hopkins es “El padre”. Con 83 años este Oscar reincidente y testamental premia a un enorme actor que es aupado por el dramaturgo francés Florian Heller que se estrena por la puerta grande. También premiado el guion adaptado basada en la obra “Le Père” del mismo director, que cuenta la historia de la fragilidad de un anciano que pierde la memoria-cordura acompañado por el amor impotente de Anne, su hija, en este caso interpretada por Olivia Colman, que también era nuestra “Fauvorite” como actriz secundaria. La muerte y la memoria forman parte de la entraña de los contadores de historias, ahora es narrada en forma de thriller donde el espectador queda apresado en la mente que se desvanece del anciano que todos seremos. Con la vejez de Hopkins nos asomamos a la fragilidad que seremos donde se nos concede el regalo de ser amados.
“Soul” como cabía esperar ha arrasado en animación. La película más escatológica de la maquinaria Pixar-Disney nos asombró a pesar de su parquedad en el tratamiento de Dios, propia de quien quiere garantizarse a todos los públicos y toda la recaudación. Sin embargo, su mirada al más allá está rebosante de sentido y optimismo en la medida en que reconoce la dimensión espiritual de los seres humanos que enfrentamos la vulnerabilidad pudiendo caer en cualquier alcantarilla, como hace el Joe Gardner el pianista de jazz. Un poco de “¡Qué bello es vivir!”, unos gramos de “El cielo puede esperar” y bastante de inspiración cristiana entreverada de las religiones del alma a solas.
“Lo que el pulpo me enseñó” ha arrebatado a “El agente topo” el Oscar al mejor documental. No es frecuente la calidad en Netflix-Dólar, pero la excepción confirma la estrategia empresarial. Craig Foster es un documentalista sudafricano que demás de buzo está en una fuere crisis personal y antes que tratar su fragilidad personal en el diván se sumerge en la naturaleza oceánica. Y allí asombrosamente se hará “amigo” de un pulpo durante más de cien inmersiones. La conexión con la naturaleza se convierte en una fuente espiritual de resistencia y la capacidad de rehacer los tentáculos perdidos en la dura pelea vital. Una forma de superar las pérdidas y nacer de nuevo. Una metáfora significativa para los tiempos que corren donde lo humano se trasciende.
El minari es el perejil oriental con un sabor entre amargo y fresco que salva a una familia. Aunque aspiraba “Minari. Historia de mi familia” a los Oscar a mejor película, mejor dirección y mejor actor, se ha quedado con la consolación del Oscar a la mejor actriz de reparto para Youn Yuh-jung, que hace de una abuela incombustible. Esta película de tintes autobiográficos nos coloca en un lugar entre el fracaso y el sueño americano para una familia coreana. Aquí la resiliencia procede de los viejos que enfrentan las pruebas y las limitaciones con una sabiduría que procede de lo más profundo. Nada es fácil, nada es simple pero las oportunidades pueden estar en lo más pequeño. Y nuevamente una alianza de los niños y los viejos.
Para una industria en plena convulsión de transformaciones en las ventanas de visionado, el que Hollywood premie a relatos existenciales de corte espiritual donde las fragilidades emergen y los invisibles se hacen visibles es de agradecer. La pandemia necesita relatos porque la humanidad busca contarse. Esperemos que este aprendizaje venga para quedarse y no arrase el cine-series basura que han adormecido tantos confinamientos.
Fuente El País/El Diario/Religión Digital
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