Ignasi Moreta: “No hay que entender la religión como una bandera”
Editor de Fragmenta, editorial no religiosa que habla sobre las religiones
“El hombre religioso es un ser finito, pero capaz de lo infinito”
“La religión no hay que entenderla como un equipo de fútbol o un partido político. ¿Para qué renunciar? ¿Quién me obliga? Es como si, en el campo literario, al apasionarme la poesía de Lorca no pudiera hacerlo la de Machado“
(Jesús Bastante).- Ignasi Moreta es editor de Fragmenta Editorial, que lleva tiempo trabajando en catalán y castellano. En un momento complicado para que las editoriales sigan en busca, Fragmenta no sólo se dedica al campo de la religión católica, sino que se dedica a hablar de las distintas religiones. Es una editorial no religiosa que habla sobre religión. “No hay que entender la religión como una bandera“, explica.
“Buscar y hablar, ése es el lema. Porque ser religioso es ser alguien que indaga, que no se conforma con lo que le dan, sino que entiende que es un ser finito, pero capaz de lo infinito“, añade el editor de Fragmenta, quien añade que “la religión siempre surge de una cierta incomodidad con la serie de cosas que no van más allá”.
-Estar siempre en camino, pero con el horizonte de llegar a algún sitio… Aunque en tema de creencias no sé si sería bueno dejar de caminar nunca.
-Cuando uno cree que ha alcanzado algo, es que ha convertido lo que buscaba en un ídolo. La idolatría es la fijación en algo que tendría que ser instrumento y convertimos en un fin. En las religiones hay esta dicotomía clásica entre el icono y el ídolo. En el icono el significado permanece más allá, sin domesticar. Cuando creemos que lo tenemos ya, en la mano, lo hemos idolatrado. Lo hemos encerrado en nuestra formulación, nuestra creencia, nuestro dogma, nuestra imagen, en nuestro lenguaje. Entonces, hemos caído en la idolatría. El gran peligro de la religión es acabar siendo idolátrica: pensar que lo tenemos todo en el bolsillo, comprendido. La religión idolátrica sería la religión de las respuestas, mientras que la religión de las preguntas es la de la continua investigación. Es esa imagen preciosa de San Agustín: “Dios siempre es mayor”. Mayor que nuestras capacidades, nuestra imaginación, nuestras relaciones lingüísticas…
-…lo inabarcable.
–Cuando creemos que lo tenemos, se nos escapa; cuando pensamos que, con nuestras categorías lingüísticas, lo entendemos, se desordena; Dios es más grande que todo eso.
-Y benditas escapadas. Las de Dios y las de los hombres.
Hay una pregunta que nunca te he hecho, y mira que hemos hablado en alguna otra ocasión: Fragmenta es un proyecto editorial pero también familiar, y en estos años lleváis veintisiete libros. ¿Cómo os ha cambiado la editorial, estando tan en contacto con opciones de vida de religión o conocimiento? ¿Ha ampliado horizontes para vosotros o para vuestros hijos, por ejemplo?
-Nos ha afectado para bien, claro. De alguna forma es un privilegio estar en contacto con personas con alma, en el sentido de que son personas fuera de lo común: que tienen cosas que decir, que se han tomado en serio su dimensión religiosa…y que tiene cada una su perspectiva. Hay quien ha adoptado una más neutra y académica y quien adopta otra más explícitamente implicada. Hay quien hace un estudio desde una determinada disciplina (ciencia, sociología…) y hay quien busca una mirada más global. En cualquier caso, lo que nos ofrecen los autores que hemos compartido con nuestro lector son oportunidades de ver la realidad desde puntos de vista distintos (aunque tampoco quiero decir con ello que en el fondo todo sea lo mismo, puesto que hay que hilar muy fino: aunque el conocimiento sea igual de importante, la toma de posición es muy diferente…).
Tu forma de ser, de preguntarte, de ser religioso, de vivir la búsqueda…acompañada de estas voces se hace mucho más rica, más cualitativa. Sin duda, te cambia. Te enriquece porque te cuestiona. Cada autor, cada libro, te obliga a plantearte problemas que no te plantearías solo. No hay que casarse con todo el mundo, pero sí estar atento a aquello que podemos aprender. Pero como vivimos en un mundo que es una especie de club de fútbol, creemos que tenemos que optar por uno y rechazar a los otros. Nos equivocamos.
No es que yo vaya con “los míos”. La religión no hay que entenderla como un equipo de fútbol o un partido político. ¿Para qué renunciar? ¿Quién me obliga? Es como si, en el campo literario, al apasionarme la poesía de Lorca no pudiera hacerlo la de Machado. ¡Tiene que haber propuestas distintas! ¿Por qué entendemos que a las religiones hay que afiliarse, rechazando otras propuestas, cosmovisiones…?
-O afiliarte, pero entender que no pasa nada, que no hay que entrar en una dinámica de enfrentamiento, sino de conocimiento, de compartir la libertad de cada uno para elegir.
-Claro. Luego estarán los que nos dirán: esa religión no la trates, es superficial, y bla, bla. Entiendo que acercarse a una religión de forma frívola es un peligro que hay que tener en cuenta, pero creo que siempre merece la pena la aproximación, para el conocimiento. Todas estas críticas las conozco: “Me gusta mucho, pero mi religión es ésta y ya está”. Bueno…Cada uno tiene su camino, pero creo que es bueno superar esta visión de las religiones como cotos cerrados donde la pertenencia es una especie de carnet que nos ponen en la boca.
-Más que de carnet, de sello.
-…De sello, de tatuaje que te identifica con una tradición y te excluye a las demás. Eso no ha de ser necesariamente así.
-Eso lleva a más de una guerra que estamos padeciendo, lamentablemente.
Tenemos cinco novedades, vamos a empezar de derecha a izquierda, con Antonio Marujo: Diálogos con Dios de fondo. Antonio Marujo es un colaborador, también, de esta casa.
Cuéntanos.
-Marujo fue periodista del Diario Público en Portugal y tuvo la oportunidad de entrevistar a grandes personalidades: por allí pasaron el Dalai Lama, Hans Kung y otros grandes nombres no sólo de la religión, sino de la filosofía, el conocimiento y las artes. Con esa perspectiva de explorar las preguntas últimas, pues es un periodista con una sólida formación en el ámbito religioso, les hacía preguntas de fondo, no las previsibles. Tras tantos años dedicados a la profesión, quiso reunir esas entrevistas, recopilar materiales y, con ellos, el propio espíritu, también, del entrevistador. Leer más…
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