Demandan por corrupción de menores a profesores italianos por leer un texto sobre la homosexualidad
La lucha contra la homofobia debe empezar en las escuelas. Lo dicen todos los expertos que abogan por una educación basada en la tolerancia y el respeto. Pero en Italia es muy complicado. Recientemente fue el Cardenal Bagnasco quien criticaba las campañas gubernamentales fomentando el respeto a la diversidad llegando, incluso, a afirmar que se estaba corrompiendo a los niños por enseñarles a no intimidar a los gays. Ahora ha sido la Asociación de Juristas y la Asociación Pro Vida Onlus las que han demandado ante la Fiscalía del Tribunal de Roma a varios profesores de la Escuela Secundaria Julio César de Roma por leer una líneas de un libro de temática gay acusándolos de corrupción de menores y de difusión de material pornográfico.
El episodio, denunciado ahora por alumnos y padres de movimientos católicos de derechas, ocurrió durante el mes de diciembre cuando un grupo de profesores impartían una clase en la que se discutía sobre homofobia. Para introducir el tema, leyeron ante los alumnos un fragmento del libro ‘Sei come sei’ (Einaudi Stile Libero), de la escritora italiana Melania Mazzucco, que aborda el tema de la sexualidad contando la historia de una niña hija de una pareja gay.
A pesar de la delicadeza con la que se trató el tema, un grupo de estudiantes radicales pertenecientes a Forza Nova protestaron ruidosamente desplegando una pancarta delante del centro educativo con el lema ‘Hombres salvajes! No maricones histéricos’, lo que llegó a provocar la intervención de la policía romana.Los propios profesores denunciados han mostrado su sorpresa por la demanda y el vicepresidente de la Asociación Nacional de Directores, Mario Rusconi, ha asegurado que ‘son totalmente falsas las acusaciones de obscenidad de una novela que habla simplemente de la familia y el amor y los profesores sólo se han limitado a leer novelas sobre cosas reales y cuestiones complejas de nuestra vida’. El mismo Rusconi también ha equiparado esta denuncia con el miedo a la educación afirmando que ‘todos los libros son peligrosos porque abren el cerebro’. La mayoría de los alumnos, en el centro de la polémica, han expresado su solidaridad con los profesores demandados, quienes sólo propusieron la lectura contando con el apoyo de los estudiantes.
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