Comentarios desactivados en Obispo de Sokoto (Nigeria): “Si un homosexual quiere validar su condición, le decimos que no está de acuerdo con el Evangelio”
Mons. Matthew Hassan Kukah, obispo de Sokoto (Nigeria), ha concedido una entrevista al diario El País en la que, entre otras cuestiones, aborda la negativa de los obispos africanos a aplicar Fiducia Supplicans, permitiendo la bendición de parejas homosexuales.
El prelado nigeriano afirma en la entrevista que la oposición a Fiducia Supplicans no es una cuestión meramente cultural, sino de fidelidad al evangelio
Creo que este asunto ha sido exagerado por los medios de comunicación. Porque el Santo Padre no ha dicho nada que suponga una ruptura con la tradición de la Iglesia. No ha negado que ese estado de vida sea un pecado. Tampoco ha negado que la única razón por la que el matrimonio es válido en la Iglesia católica es que está fundado en el amor. Y cuando se intercambian los votos durante el matrimonio, el cura preguntará a los contrayentes si están dispuestos a recibir de Dios amorosamente los hijos. El matrimonio católico no puede oficiarse sin esta pregunta. Entonces, si tengo que oficiar la boda de dos homosexuales, ¿qué les voy a decir? Esta es la posición de los obispos africanos y el Papa tiene que entenderlo.
Parece que la Iglesia católica en África se está alineando con los argumentos de grupos ultraconservadores occidentales.
Las enseñanzas de la Iglesia respecto al matrimonio son claras. Y si un homosexual quiere una validación de su posición, nosotros le decimos que eso no está de acuerdo con los principios del Evangelio. Mi preocupación es que se está erosionando la santidad de la persona humana. Incluso se quieren reclamar estas posturas como derechos humanos. La posición de la Iglesia católica es muy clara y si no estás de acuerdo con ella, eres libre para irte. Pero si quieres ser católico, estas son nuestras leyes.
Comentarios desactivados en “El amor de Dios sin limitaciones” Ante la homosexualidad: Sínodo, teología y espiritualidad.
“Para quien lea sin prejuicios la Declaración Fiducia supplicans. Sobre el sentido pastoral de las bendiciones, razonada bíblica y pastoralmente, puede comprender la intención y sentido de un texto acorde con la línea papal de acogida fiel al amor y misericordia de Dios”
“Ante la novedad de esta práctica el cardenal Parolin habla de ‘progreso en la continuidad’ y de apertura a los signos de los tiempos en fidelidad al Evangelio y la Tradición. Es ‘un punto delicado que necesitará mucho estudio'”
“Interpretando el texto y su invitación a profundizar el amor de Dios en especial ante situaciones de personas consideradas al margen, se plantea, por tanto, la necesidad de una reflexión amplia y dialogada, con libertad y audacia”
“La concreto desde tres campos: el Sínodo, la teología, la espiritualidad”
La Declaración Fiducia supplicans. Sobre el sentido pastoral de las bendiciones aprueba ”la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio”.
Para quien lea sin prejuicios esta Declaración, razonada bíblica y pastoralmente, puede comprender la intención y sentido de un texto acorde con la línea papal de acogida fiel al amor y misericordia de Dios. Se entiende como “una semilla del Espíritu Santo que hay que cuidar y no obstaculizar” y que invita a profundizar lo que significa e implica el amor incondicional de Dios que llama ”a aprender no a maldecir, sino bendecir”. Ante la incomprensión de quienes no admiten tales bendiciones, el mismo Papa ha respondido pastoralmente: “Se bendice a las personas, no al pecado”.
Ante la novedad de esta práctica el cardenal Parolin habla de “progreso en la continuidad” y de apertura a los signos de los tiempos en fidelidad al Evangelio y la Tradición. Es ”un punto delicado que necesitará mucho estudio”.
Interpretando el texto de la Declaración y su invitación a profundizar el amor de Dios en especial ante situaciones de personas consideradas al margen, en este caso, por sus convicciones y formas de vida sexuales, se plantea, por tanto, la necesidad de una reflexión amplia y dialogada, con libertad y audacia. La concreto desde tres campos: el Sínodo, la teología, la espiritualidad.
Sinodalidad y homosexualidad
No deja de ser significativo que esta Declaración se haya hecho pública en el periodo entre las dos sesiones de la Asamblea Sinodal.
Ya en el Documento de trabajo para la Etapa Continental, “Ensancha el espacio de tu tienda”, se proponía en múltiples aportaciones una Iglesia abierta y acogedora para que sea “lugar de comunión, de participación y misión común”. En el Documento síntesis para la II sesión de la Asamblea sinodal se propone, siguiendo el Evangelio, plantearse la superación de posturas de “incomprensión y rechazo… escuchando el grito de auxilio de quien tiene necesidad”. Cita en concreto “las referidas a la identidad de género y a la orientación sexual que suscitan preguntas nuevas”, teniendo en cuenta que, “a veces, las categorías antropológicas que hemos elaborado no son suficientes para acoger la complejidad de los elementos que emergen de la experiencia y del saber de las ciencias y requieren maduración y un estudio ulterior”. Por ello, advierte, “es importante tomar el tiempo necesario para esta reflexión y emplear las mejores energías, sin ceder a juicios simplistas que hieren a las personas y al cuerpo de la Iglesia. Muchas indicaciones que ya ha ofrecido el Magisterio esperan ser traducidas en apropiadas iniciativas pastorales”.
Se trata todavía de propuestas, a la espera de la II Sesión de la Asamblea sinodal. La Declaración Fiducia supplicans ha adelantado ya algunas de ellas que esperamos se reafirmen y amplíen para abrir un horizonte nuevo en el que la teología debe ir aportando con libertad sus reflexiones.
La teología ante la homosexualidad
Aunque en nuestras Facultades de Teología no sea tema habitual (las reservas son muchas y el campo, arriesgado), ha habido y hay numerosas reflexiones teológicas de gran alcance y profundidad. Su tratamiento está relacionado con investigaciones antropológicas, como indica el Sínodo, y las concepciones de género.
Las teologías feministas y, en especial, la llamada teología queer han asumido en sus reflexiones la profundidad humana de los sujetos y subjetividades marginadas por su sexualidad no normativa o identidad de género (LGBTIQ+). Cuestionan las categorías de género, identidad y sexualidad como naturales e inmutables, fuentes de explotación y opresión. Transgresoras, liberadoras y subversivas ante los modelos establecidos, estas teologías conducen al reconocimiento y derechos de los cuerposconsiderados como abyectos por culturas dominantes.
Sus reflexiones no se limitan a la sexualidad y al género. Abarcan otros contextos sociales y culturales, identidades subordinadas, maltratadas, marginadas socialmente, invitando a reconocerlas. Denuncian hegemonías violentas anuladoras para liberar su identidad y promover un nueva humanidad. Buscan la justicia, presentan una nueva escatología, consecuentes con el Reino de Dios a cuyo banquete son invitadas las personas que, olvidadas y rechazadas, deambulan por los caminos de la vida.
La “teología queer de la liberación”, como la denomina Juan José Tamayo, citando a su pionera, la teóloga argentina Marcella Althaus-Reid, abarca todo tipo de opresiones a las que la sociedad somete a quienes no se ajustan a sus modelos establecidos por la clase dominante. Superando una concepción binaria de las personas, abogan por identidades diversas y fluidas como un acto de justicia social, subraya el teólogo sudafricano Nontando Hadebe, para hacer posible un auténtica diversidad.
En esta teología el concepto de Dios, al que Marcella Althaus-Reid llamó “Dios queer”, se descubre en el exilio de las calles, de los y las profesionales del sexo, de las personas de diferente orientación sexual, en los marginados sociales. Como mostraban las reflexiones teológicas de la revista Concilium (nº 383), estas personas devienen “el cuerpo queer de Cristo” donde quedan superadas todas las desigualdades diferenciadoras y llaman a superar dualismos: “Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gal 3,26-28). Para Cristo todos somos iguales, hijas e hijos de Dios y conduce, como afirma Sharon A. Bong, siguiendo a Elisabeth Schüssler Fiorenza, a superar sexismos y homofobias para hacer una Iglesia transformadora, relacional, inclusiva, cuerpo de Cristo queer.
Por tanto, estas perspectivas teológicas contribuyen a descubrir en las situaciones despreciadas y marginadas, en las identidades no reconocidas y reprimidas, auténticos signos de los tiempos de la presencia de Dios que deberán, sin duda, ser interpretados, nunca rechazados, para buscar soluciones plenamente humanas, como pide el Vaticano II (Gaudium et spes 11), y hacia las que encamina, creo, la Declaración Fiducia supplicans.
Las teologías feministas como la teología queer, por tanto, proponen caminos importantes que deben considerarse en un diálogo fecundo, abierto, libre y audazescuchando al Espíritu que habla desde estas realidades oprimidas y despreciadas.
Espiritualidad en la experiencia homosexual
La experiencia y pensamiento feministas plantean desafíos profundos a determinadas espiritualidades tradicionales elaboradas desde poderes quiriarcales o patriarcales; son críticas y purificadoras de equivocadas superioridades y categorías construidas desde su ideología y prepotencia.
Estas posiciones se relacionan con la experiencia ‘queer’ que aboga y desarrolla una espiritualidad solidaria con los marginados del sexo, género, etnia, clase y estatus económico que promueve experiencias y expresiones de una espiritualidad liberadora de su marginación social, cultural, religiosa.
Esta espiritualidad conduce a una relación con un Dios que asume la pobreza y exclusión, con un Cristo comprendido con otras categorías que superan su masculinidad y lleva a reconocer la dignidad de todas las personas, también de diferente orientación sexual, sin discriminaciones, desde otra concepción de identidad, donde se incluyen las rechazadas. Nace del corazón, de las entrañas, como subraya Ángel Méndez Montoya. Abre a una experiencia del Espíritu en el Amor Trinitario hacia el que nos dispone superando todo dualismo. Vislumbra nuevos horizontes de otro mundo posible y, en consecuencia, desarrolla en esa experiencia espiritual una radical justicia social. Mantienen, por tanto, estrecha vinculación con movimientos sociales antihegemónicos de personas y pueblos oprimidos por diferentes causas patriarcales, económico-neoliberales, de etnia, de clase.
Su experiencia espiritual descubre un Dios en el exilio, más allá y diferente del concepto y experiencia de un Dios del centro privilegiado del poder establecido. Reivindican, por tanto, otra epistemología que supere marginaciones, colonialismos, lecturas parciales y dominantes desde el poder, que se han impuesto en la sociedad, en la cultura, en la religión.
Esta espiritualidad descubre en la corporalidad su significado más allá del sentido superficial e inmediato. La corporalidad hace a la espiritualidad carne concreta y situada, sufriente, gozosa, limitada, relacionada. De esta forma, superando oposiciones y falsas dicotomías, comprendemos que el cuerpo es espiritual y el espíritu es corporal.
Hacia un cambio de paradigmas pastorales
La Declaración Fiducia supplicans es, sobre todo pastoral y, a mi entender, abre a planteamientos que no se limitan a ofrecer bendiciones a las personas. Su significado simbólico va mucho más allá e impulsa nuevas interpretaciones y actitudes en ese campo. Abre caminos diferentes que algunos temen y son la razón de muchas críticas a la Declaración. Llevan a la Iglesia hacia un descentramiento de sus tradicionales comportamientos cerrados a cualquier avance. Pide cambiar sus actitudes, comportamientos y relaciones pastorales e institucionales.
También -tal vez sea lo más difícil- se propone un cambio de mentalidad que abandone sus dogmatismos y posturas intransigentes, como garantía de seguridad, para descubrir con humildad la presencia sacramental de Dios en realidades rechazadas. Dios comunica su gracia, su amor no solo en los sacramentos instituidos, entre ellos el matrimonio. El amor de Dios es mucho más amplio y acogedor, sin limitaciones; se comunica en la sacramentalidad de la vida.
Con un ejemplo se puede comprender mejor. En nuestras relaciones pastorales nos encontramos, cada vez con más frecuencia, con situaciones familiares donde hay parejas formadas del mismo sexo. Por supuesto hay familias que las rechazan, pero otras los respetan y acogen con naturalidad; son parte de la familia; se sientan en su mesa y comparten en igualdad el cariño familiar ¿Cuál es la postura que mejor sigue criterios humanos y evangélicos?
Si la Iglesia forma una gran familia (Lumen gentium 6), ¿cómo será madre acogedora? ¿Incluirá a estas personas plenamente en la vida eclesial, en la comunión, participación y misión que propone el Sínodo actual? ¿Las invitará a sentarse en la mesa común preparada para todos, sin exclusiones, con una sola condición: llevar el vestido apropiado que es el amor?
Horan, teólogo y columnista del National Catholic Reporter, reconoce que “la mayoría de la gente ha abrazado la declaración positiva y bastante práctica” sobre las bendiciones para las parejas “irregulares”. Lo alaba:
“Aunque el gesto puede ser pequeño, la publicación de Fiducia Supplicans señala un alejamiento importante del status quo de borrado y deshumanización. Quizás esta declaración sea suficiente reconocimiento, visión y contemplación de las personas LGBTQ+ para que, con el tiempo, la comunidad de fe en general (de la cual los católicos LGBTQ+ son igualmente parte) pueda abrirse para aprender más sobre ellas y de ellas.
“Que muchas personas LGBTQ+ se sientan vistas y reconocidas ahora por los líderes de su comunidad religiosa es algo muy bueno. Quizás sea el comienzo de algo más, pero mientras tanto es al menos un pequeño reconocimiento de la plena dignidad, valor y humanidad de las personas LGBTQ+”.
Horan divide a los críticos de Fiducia Supplicans en “dos categorías generales”. En el primero están los críticos del documento que temen que el permiso para tales bendiciones cause confusión sobre si las parejas del mismo sexo pueden casarse, y entre ellos se encuentran obispos de África y Europa del Este. El segundo grupo, sin embargo, son los críticos que Horan considera más peligrosos porque temen incluso el simple reconocimiento de que las personas LGBTQ+ existen:
“… [E]parece que hay quienes están enojados porque se reconoce que las personas LGBTQ+ existen en el mundo. Esta frustración homofóbica se encuentra más comúnmente en las redes sociales y en comentarios anónimos en Internet, pero otros han hecho público su descontento.
“Algunos parecen redoblar el lenguaje más incendiario y pastoralmente insensible (por no mencionar teológicamente dudoso) que ha aparecido en documentos católicos sobre las personas y el ministerio LGBTQ+ a lo largo de los años”.
Para Horan, lo que precisamente hace que Fiducia Supplicans sea significativo, y también sospechoso a los ojos de algunos críticos, es que reconoce la humanidad de las personas LGBTQ+. Horan explica:
“En otras palabras, lo que no ha recibido mucha atención en estas últimas semanas es la importancia de que las personas LGBTQ+ finalmente sean vistas y reconocidas por la iglesia institucional. Durante mucho tiempo, las formas en que se ha descrito o abordado, a menudo in absentia, a las personas LGBTQ+, ya sean solteras o en pareja, se han hecho de manera inherentemente deshumanizante.
“En la iglesia, las personas queer y el amor queer han sido borrados tanto por malentendidos como, a veces, por intolerancia abierta. Los debates sobre si los documentos oficiales de la iglesia, como los del sínodo sobre la sinodalidad, podrían o no utilizar el acrónimo “LGBTQ+” reflejan en sí mismos el fuerte deseo de algunas personas de seguir negando la existencia y las experiencias de las personas queer.
“Y esta es una de las razones por las que Fiducia Supplicans es particularmente significativa. Para poder declarar que quienes mantienen relaciones entre personas del mismo sexo pueden y deben recibir bendiciones de los ministros de la iglesia si así lo solicitan, ¡primero se debe reconocer que esas personas realmente existen en el mundo!”
Horan sostiene que la negación pasada y actual de la iglesia hacia las personas LGBTQ+ es “ignorancia deliberada en su peor expresión”, afirmando:
“Creo que las dinámicas anteriores han provocado un círculo vicioso de ignorancia en la iglesia cuando se trata de personas LGBTQ+. El mensaje amplio ha sido “No eres bienvenido aquí” o incluso “No reconocemos tu existencia o experiencia”, lo que, con razón, ha llevado a muchos miembros de la comunidad LGBTQ+ a cerrarse y marcharse”.
Debido a los temores de la iglesia institucional, muchos católicos se han perdido todas las alegrías de la comunidad LGBTQ+, lo que perpetúa el ciclo de incomprensión y exclusión. Sin embargo, Horan cree que Fiducia Supplicans es un pequeño paso hacia la comprensión y el reconocimiento. Él concluye:
“No quiero exagerar ni la intención ni el impacto de Fiducia Supplicans. Es un movimiento muy pequeño que no cambia mucho sustancialmente. Siempre podríamos bendecir a las personas, tal como bendecimos tantas otras cosas en el mundo. La iglesia no ha ajustado su comprensión de quién puede ser admitido en un matrimonio sacramental. . .
“Que muchas personas LGBTQ+ se sientan vistas y reconocidas ahora por los líderes de su comunidad religiosa es algo muy bueno. Quizás sea el comienzo de algo más, pero mientras tanto es al menos un pequeño reconocimiento de la plena dignidad, valor y humanidad de las personas LGBTQ+”.
—Sarah Cassidy (ella/ella) y Robert Shine (él/ella), New Ways Ministry , 8 de febrero de 2024
Comentarios desactivados en La Iglesia Ortodoxa Rusa condena Fiducia Supplicans por apartarse de la moral cristiana
Hilarión Alfeyez
La semana pasada se celebró por videoconferencia una reunión plenaria de la Comisión sinodal Bíblica y Teológica de la Iglesia Ortodoxa Rusa, presidida por Hilarión Alfeyez, Metropolitano de Budapest y Hungría. En el orden del día figuraba, por deseo del Patriarca Kirill, el análisis de la declaración Fiducia Supplicas del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Uniéndose a la fachosfera de todas las confesiones religiosas, afirma que el texto vaticano es un golpe de muerte al ecumenismo entre católicos y ortodoxos
Según informa el Patriarcado de Moscú, el punto principal del orden del día de la reunión fue la discusión del texto de la declaración “Fiducia supplicans”, adoptada por la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Iglesia Católica Romana. La orden de analizar el documento fue dada a la Comisión Teológica Bíblica sinodal por Su Santidad el Patriarca Kirill de Moscú y de toda Rusia.
La reunión comenzó con el discurso inaugural del metropolitano Hilarion, en el que hizo una breve reseña de las direcciones actuales del trabajo de la comisión, y también informó sobre las tareas que debían resolverse en el marco del pleno.
Los participantes en el encuentro expresaron sus posiciones sobre el contenido teológico de la declaración “Fiducia supplicans”, que por primera vez en la historia de la Iglesia católica propone formas de bendición de las “uniones entre personas del mismo sexo”. Los miembros de la Comisión Teológica Bíblica sinodal fueron unánimes en que esta innovación reflejaba un marcado alejamiento de la enseñanza moral cristiana.
El Metropolita Alfeyev ya advirtió el pasado mes de diciembre que Fiducia Supplicans anula cualquier posibilidad de unión entre su Iglesia y Roma.
Los resultados del trabajo de la Comisión Teológica Bíblica sinodal sobre este tema se enviarán para su consideración a Su Santidad el Patriarca Kirill de Moscú y de toda Rusia.
La Comisión Teológica Bíblica Sinodal es el organismo teológico y doctrinal del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Creada el 28 de diciembre de 1993, es sucesora de la Comisión del Santo Sínodo para la Unidad de los Cristianos (creada en 1979), que, a su vez, fue sucesora de la Comisión de la Iglesia Ortodoxa Rusa sobre Relaciones Intercristianas (creada el 28 de agosto de 1960).
Comentarios desactivados en La oposición a las Bendiciones es debida a una “animadversión duradera” contra las personas LGBTQ+, dice el cardenal McElroy
Cardenal Robert McElroy
Un alto cardenal estadounidense ha dicho que la oposición a la Fiducia Supplicans, la declaración del Vaticano que permite bendiciones para parejas en situaciones “irregulares”, se debe a “una animadversión duradera entre demasiados hacia las personas LGBT“.
El cardenal Robert McElroy de San Diego destacó el contraste entre la intensa oposición a bendecir a las parejas del mismo sexo en Estados Unidos y otros lugares, mientras que las críticas a otras “parejas irregulares” eran limitadas. Crux informó:
“Es particularmente preocupante en nuestro propio país que la oposición a Fiducia se centre abrumadoramente en bendecir a quienes tienen relaciones del mismo sexo, en lugar de a muchos más hombres y mujeres que tienen relaciones heterosexuales que no son eclesialmente válidas”, dijo McElroy, quien es ampliamente visto como un líder del ala progresista de la iglesia estadounidense y un firme partidario de Francisco.
“‘Si la razón para oponerse a tales bendiciones es realmente que la práctica desdibujará y socavará el compromiso con el matrimonio, entonces la oposición debería centrarse al menos igualmente en las bendiciones para estas relaciones heterosexuales en nuestro país’, dijo.
“‘Todos sabemos por qué no es así’, dijo McElroy, atribuyéndolo a ‘una animadversión duradera entre demasiados hacia las personas LGBT'”.
McElroy, como lo hizo anteriormente en una carta a los sacerdotes de San Diego, dijo que estaba permitiendo las nuevas bendiciones en su diócesis, pero que era “totalmente legítimo” que los sacerdotes no realizaran bendiciones si el sacerdote “cree que hacerlo socavaría la fuerza del matrimonio”. El cardenal afirmó que no se hicieron cambios doctrinales.
McElroy, hablando en el Congreso de Educación Religiosa de la Arquidiócesis de Los Ángeles, que atrae a unos 30.000 asistentes anualmente, también dijo que las respuestas a Fiducia Supplicans señalaron un cambio hacia la descentralización en la iglesia:
“‘Hemos sido testigos de la realidad de que los obispos en varias partes del mundo han tomado decisiones radicalmente divergentes sobre la aceptabilidad de tales bendiciones en sus países, basándose sustancialmente en factores culturales y pastorales, así como en el neocolonialismo. . .Esto es descentralización en la vida de la Iglesia global.’ …
“‘Esta descentralización no debe oscurecer de ninguna manera la obligación religiosa de cada iglesia local de proteger con justicia y solidaridad a las personas LGBT en sus vidas y en su igualdad de dignidad’”.
Al abordar la inclusión LGBTQ+ en la iglesia de manera más amplia, McElroy dijo que era una “cuestión candente”, evidente por lo “inmensamente prominente” que fue el tema en el Sínodo sobre la Sinodalidad de los últimos dos años:
“[McElroy dijo:] Voces angustiadas dentro de las comunidades LGBT, al unísono con sus familias, gritaron contra la percepción de que la Iglesia y los católicos individuales las condenan de una manera devastadora.’
“Sin embargo, McElroy admitió que entre los obispos y otros participantes reunidos en Roma había desacuerdo sobre el tema, enumerándolo entre lo que llamó áreas de ‘profunda división’ en la asamblea. Los otros incluían cómo empoderar a los laicos sin socavar la naturaleza jerárquica de la iglesia, el alcance y los límites de la inculturación y la descentralización, y la posible ordenación de mujeres diáconos”.
El proceso sinodal, sin embargo, ha expuesto la necesidad de que la iglesia reconsidere sus enseñanzas y prácticas, observó, comentando: “Cada vez está más claro que en algunas cuestiones, la comprensión de la naturaleza humana y la realidad moral sobre la cual se basaron las declaraciones doctrinales anteriores hechos eran en realidad limitados o defectuosos”.
Este próximo domingo 25 de febrero de 2024 a las 16:00 horas. Hora del este de EE. UU., el New Ways Ministry organizará un seminario web,“Being Blessed: The Challenge of Fiducia Supplicans,” (“Ser bendecido: el desafío de Fiducia Supplicans”) ,en para discutir la declaración y su recepción a nivel mundial. Los panelistas serán Xavier Montecel, teólogo que estudia la interacción entre liturgia y ética; Yunuen Trujillo, que trabaja en la extensión pastoral a los católicos LGBTQ+; y SimonMary Aikhiokai, un teólogo que estudia la relación , la raza y la descolonización en múltiples contextos. Los comentarios de los panelistas serán seguidos por un período de preguntas y respuestas.
Para obtener más información y registrarse, haga clic aquí.
—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 19 de febrero de 2024
Comentarios desactivados en “Dios te hizo así. Dios te ama así: ¿Quién soy yo para juzgarte?
“El documento Fiducia supplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, enfocándose en la inclusión de homosexuales y divorciados en la Iglesia católica, ha provocado reacciones adversas y, en algunos casos, de abierta insubordinación por parte de figuras eclesiásticas destacadas”
“En España, la Iglesia también ha mostrado reacciones mixtas, con acusaciones de un enfoque excesivamente rigorista y silencios significativos, particularmente notorios en la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe y la Subcomisión para el Ecumenismo”
“Los críticos deberían reflexionar sobre su capacidad para amar a sus hermanos y hermanas en Cristo, ya que, según las enseñanzas cristianas, la incapacidad de amar al prójimo es también una incapacidad de ver a Dios”
“La pregunta persistente es: ¿Está la Iglesia de Cristo dispuesta a evolucionar en su comprensión y aceptación de la homosexualidad y el matrimonio entre personas del mismo sexo o transgénero, así como en su postura sobre el divorcio y el nuevo matrimonio en parejas heterosexuales?”
| Juan García Biedma. Ecumenista. Diácono de la Iglesia católica
Esta reflexión, que corresponde a un denso artículo, analiza el documento Fiducia supplicans’ del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, enfocándose en la inclusión de homosexuales y divorciados en la Iglesia católica. Se debate si la igualdad promovida por el bautismo y la fe se vive realmente, explorando las limitaciones impuestas a estas personas.
El enfoque del papa Francisco hacia estos grupos se destaca, promoviendo una valoración moral basada en no juzgar y perdonar, en ser compasivo en vez de inquisidor. Se discuten, algunos con saña e incluso cargados de una autoridad que no le corresponde, los desafíos en la implementación de estas iniciativas, consideradas incluso como de herejía, subrayando la necesidad de equilibrio entre fidelidad doctrinal e inclusión pastoral, teniendo en cuenta los aspectos evolutivos que se infieren tanto de la sociedad como de la Iglesia y su doctrina.
Introducción
La atención global a la relación entre homosexualidad y cristianismo resalta la necesidad de analizar y promover respuestas basadas en la igualdad conferida por el bautismo y la fe. Se cuestiona si la Iglesia asegura realmente esta igualdad y cómo algunas denominaciones restringen derechos basados en la orientación sexual.
En este contexto, el obispo de Roma, como autoridad máxima de la Iglesia católica, ha adoptado un enfoque de acercamiento hacia este colectivo históricamente segregado, estigmatizado y perseguido. Desde su posición pontificia, ha promovido una valoración moral cristiana basada en la enseñanza de no juzgar para no ser juzgados y perdonar para ser perdonados, como se cita en Lucas 6:37. Este enfoque se ha plasmado en el texto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, titulado «Fiducia supplicans» (Suplicando confianza).
Su publicación representa un paso adelante en el camino hacia una mayor inclusión y aceptación de la diversidad en la Iglesia. Al afrontar estos temas cruciales desde la óptica de la justicia, el amor y la misericordia, por fin se abre un nuevo horizonte tanto para la inclusión al interior de la Iglesia como para el desarrollo del ecumenismo, colocando la importancia en el acoger y respetar a todos los hijos de Dios en su diversidad y singularidad.
Ecumenismo y homosexualidad: Desafíos y avances en la Iglesia católica
El documento Fiducia supplicans marca un punto de inflexión en el tratamiento de la homosexualidad dentro de la Iglesia católica. Aunque representa un avance, al permitir bendiciones a parejas homosexuales y en situaciones irregulares, subraya que estas no deben interpretarse como un equivalente al sacramento del matrimonio. El documento propone una visión pastoral ampliada, enfocada en el respeto a la fe del pueblo y en el equilibrio entre doctrina y pastoral. Este enfoque, aunque progresista, plantea interrogantes sobre si la igualdad prometida por el bautismo y la conversión personal se materializa plenamente en la praxis eclesiástica, cuyo imperativo de esperanza es cambiar las posiciones que sirvieron para los primeros siglos por otras que reflejen el conocimiento más profundo del mensaje y acontecimiento cristiano. Esto implica modificar tanto el sacramento del matrimonio, derogando el carácter sacramental del mismo, y aceptando como matrimonio la unión entre homosexuales y divorciados.
En la Iglesia católica, la máxima autoridad ha respondido, aunque con cautela, sobre los derechos inherentes a todos los bautizados. Esta concesión, sin embargo, no modifica la doctrina del matrimonio, que sigue adherida a parámetros establecidos hace dos mil años. Tampoco considera una reinterpretación exegética de la Biblia que pudiera reformular la comprensión de la homosexualidad como un impedimento para entrar en el Reino de los Cielos (posición teológica de una mayoría de iglesias y de buena parte de católicos). La pregunta persistente es: ¿Está la Iglesia de Cristo dispuesta a evolucionar en su comprensión y aceptación de la homosexualidad y el matrimonio entre personas del mismo sexo o transgénero, así como en su postura sobre el divorcio y el nuevo matrimonio en parejas heterosexuales?
“La pregunta persistente es: ¿Está la Iglesia de Cristo dispuesta a evolucionar en su comprensión y aceptación de la homosexualidad y el matrimonio entre personas del mismo sexo o transgénero, así como en su postura sobre el divorcio y el nuevo matrimonio en parejas heterosexuales?”
El papa Francisco, conocido por su enfoque hacia los oprimidos y marginados, promueve una interpretación del Evangelio que es relevante y profundamente significativa en el contexto moderno. Su liderazgo enfatiza la contextualización de la fe, manteniendo intactas sus verdades fundamentales. Un cambio en la perspectiva sobre la familia y el sacramento del matrimonio, bajo su guía, no necesariamente implica una alteración de estas verdades fundamentales, sino más bien una adaptación a las realidades y necesidades contemporáneas.
La actualidad demanda una reflexión más profunda sobre cómo las distintas tradiciones cristianas pueden abordar conjuntamente estos desafíos, promoviendo un diálogo ecuménico enriquecedor que una en la diversidad, la misericordia y el amor. La Iglesia se encuentra ante la encrucijada de adaptarse a un mundo en constante cambio, manteniendo al mismo tiempo la esencia de su mensaje. La clave reside en encontrar un equilibrio que honre tanto la tradición como las transformaciones sociales actuales.
“La Iglesia se encuentra ante la encrucijada de adaptarse a un mundo en constante cambio, manteniendo al mismo tiempo la esencia de su mensaje”
Análisis del impacto de “Fiducia supplicans” y las respuestas eclesiales
La declaración, aunque representa un paso progresivo y compasivo en la inclusión de parejas en situaciones irregulares, ha desencadenado una variedad de respuestas dentro de la Iglesia católica, evidenciando un choque entre la misericordia y el rigorismo doctrinal. Su enfoque en bendiciones breves y espontáneas, que no buscan justificar o aprobar dichas situaciones, resuena con la doctrina de la misericordia y el amor, principios esenciales para ser «hijos del Dios de Jesús».
Sin embargo, esta medida ha provocado reacciones adversas y, en algunos casos, de abierta insubordinación por parte de figuras eclesiásticas destacadas. La resistencia al documento ha sido notoria entre ciertos cardenales, como Müller y los africanos Ambongo y Sarah, con este último llegando al extremo de acusar al papa Francisco de herejía. Este nivel de oposición, que roza el integrismo, es especialmente preocupante, considerando que estos líderes, por su orientación ultramontana, deberían ser los primeros en defender al Pontífice.
“Este nivel de oposición, que roza el integrismo, es especialmente preocupante, considerando que estos líderes, por su orientación ultramontana, deberían ser los primeros en defender al Pontífice”
En España, la Iglesia también ha mostrado reacciones mixtas, con acusaciones de un enfoque excesivamente rigorista y silencios significativos, particularmente notorios en la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe y la Subcomisión para el Ecumenismo.
La falta de pronunciamiento de estas entidades, especialmente cuando están encabezadas por personalidades como Rafael Vázquez, conocido por su compromiso con el ecumenismo y el diálogo interreligioso, es llamativa y debería sancionarse con su cese, pues la grave situación exige una defensa firme de Francisco ante acusaciones infundadas de herejía y desobediencia.
“En España, la Iglesia también ha mostrado reacciones mixtas, con acusaciones de un enfoque excesivamente rigorista y silencios significativos, particularmente notorios en la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe y la Subcomisión para el Ecumenismo”
El documento ha suscitado reacciones diversas, desde la oposición de algunos obispos africanos hasta el apoyo de líderes en Roma, evidenciando una iglesia en conflictoentre el avance hacia la inclusión y la adherencia a interpretaciones tradicionales. Estos desacuerdos reflejan un desafío más amplio en la Iglesia: cómo reconciliar la doctrina con las necesidades y realidades contemporáneas.
“Estos desacuerdos reflejan un desafío más amplio en la Iglesia: cómo reconciliar la doctrina con las necesidades y realidades contemporáneas”
Ante los ataques y desafíos a los que se enfrenta el papa Francisco, tanto por parte de eclesiásticos como de seglares, es imperativo recordar el mandamiento fundamental del cristianismo: el amor al prójimo. Los críticos deberían reflexionar sobre su capacidad para amar a sus hermanos y hermanas en Cristo, ya que, según las enseñanzas cristianas, la incapacidad de amar al prójimo es también una incapacidad de ver a Dios.
Comentarios desactivados en ¿Es la homofobia el problema?”, por Cristóbal López Romero, SDB, obispo de Rabat.
De su blog Venga tu Reino.
Entre las múltiples reacciones que ha generado la Declaración ‘Fiducia supplicans’, me llamó la atención la de un sacerdote que se manifestó contrario a la bendición de parejas homosexuales, para, a renglón seguido, reconocer que, a pesar de sus largos años de sacerdocio, él nunca había encontrado cara a cara a una persona homosexual. Alguien le observó:“Quizás no han venido a ti porque sabían que no iban a ser acogidos…”.
Pero la reacción que no puedo olvidar fue la de otro sacerdote que, totalmente preso de la ira, descargó toda su artillería contra el papa Francisco dejándolo como palo de gallinero. En su intervención –yo escuché la grabación–, acababa con esta lindeza: “Como venga a mi parroquia uno de esos homosexuales, lo saco a patadas en el trasero”. La traducción, porque él lo dijo en francés, es mía, pero garantizo haber conservado el sentido de sus palabras con exactitud; lo que se pierde al pasar al lenguaje escrito es el énfasis y el tono de la pronunciación: la rabia.
Esta actitud contrasta frontalmente con lo que afirma un documento del magisterio tan ortodoxo y fuera de toda sospecha como el Catecismo de la Iglesia Católica: las personas con tendencia homosexual “deben ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta”.
No quisiera pasar fácilmente de la anécdota a la categoría, pero es innegable que en la Iglesia quedan bolsones, islotes (si no continentes) de homofobia. Toda fobia es tratada en psiquiatría como una patología, no de las graves, pero patología. Y en moral, la homofobia, si es consciente, libremente aceptada y no combatida, es pecado, porque es discriminatoria y atenta contra la dignidad de personas humanas.
Aceptar la realidad
¿No será que, en la raíz de algunas o muchas de las más furibundas reacciones contra la posibilidad de bendecir a parejas del mismo sexo, hay vestigios de homofobia?
¿No nos convendrá acudir, en actitud humilde, a pedir una bendición que nos ayude a desprendernos de esta o de semejantes actitudes?
No podemos seguir viviendo ni en la homofobia ni en el negacionismo de la existencia de la homosexualidad, que existe en todos los países, por más leyes que la penalicen.
¡Qué bueno será que pidamos a Dios la gracia de poder ver a estas personas, hermanos y hermanas nuestros, con los ojos con los que Él los ve y de amarlos como Él los ama!
Comentarios desactivados en “Fiducia Supplicans: los que comen con las manos limpias”, por Leandro Gaitán
“¿No es una monstruosidad bendecir a la tripulación de un bombardero nuclear para que tenga éxito en su misión?“
“Para muchos laicos, sacerdotes, obispos y cardenales, dicha declaración es una suerte de puerta abierta al mismísimo Averno (las redes sociales son un testimonio lapidario de tales reacciones)”
“Ante semejante conmoción, no puedo evitar recordar cuando, en el año 1945, el padre George Zabelka bendijo a la tripulación del Enola Gay y del Bockstar para que tengan éxito en su misión: arrojar sendas bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki”
“Los laicos y sacerdotes que ahora juntan firmas en Change.org para hacer lobbismo mediático contra el Papa Francisco y presionarle para que anule FS (como si la Iglesia fuera una democracia y no una institución jerárquica), ¿dónde estaban en aquel momento?”
“Cuando alguien se horroriza fácilmente con los pecados ajenos nunca está demás responderle con un ‘tu quoque’ (tú también) o dicho de manera coloquial, ¿y por casa cómo andamos?”
| Leandro Gaitán, profesor de la Universidad de Navarra.
Recuerdo que hace algunos años, cuando redactaba mi tesis doctoral, estudié el surgimiento de la llamada “generación Beat”, un movimiento contracultural formado por jóvenes que se revolvían, entre otras cosas, contra el moralismo hipócrita de la sociedad estadounidense de aquellos años (50’ y 60’). Una sociedad en la que una joven podía ser señalada y criticada si utilizaba una falda un poco más corta de lo “permitido” o en la que se retiraba el saludo a una pareja de novios que decidía convivir antes del matrimonio.
Una sociedad que, no obstante, aplaudía como foca la frenética carrera armamentista, las carnicerías humanas de Corea y Vietnam o que perdía la compostura si una persona de color no cedía el asiento a una persona blanca en el autobús (porque muchos estaban a favor de la segregación racial). Eso sí, una sociedad que, al mismo tiempo, jamás faltaba a los servicios religiosos los días domingos.
Con similar perplejidad “beat” contemplo la forma escandalosa con que han reaccionado algunos sectores de la Iglesia por la declaración Fiducia Supplicans(desde ahora, FS). Para muchos laicos, sacerdotes, obispos y cardenales, dicha declaración es una suerte de puerta abierta al mismísimo Averno (las redes sociales son un testimonio lapidario de tales reacciones).
Ante semejante conmoción, no puedo evitar recordar cuando, en el año 1945, el padre George Zabelka bendijo a la tripulación del Enola Gay y del Bockstar para que tengan éxito en su misión: arrojar sendas bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. No eran una pareja, eran un grupo. Según parece, se puede bendecir a un grupo que se une para utilizar armas de destrucción masiva contra población civil.
Y también se pueden bendecir armas, aunque recientemente el Papa Francisco recomendara dejar de hacerlo (¡otra vez el progre y buenista de Bergoglio metiendo sus narices donde nadie le llama!). No tengo noticias de que ese acontecimiento haya generado peticiones tan airadas al entonces Papa Pío XII para que se prohibieran ese tipo de bendiciones. No tan airadas como las que generó FS. Según declara el mismo padre George Zabelka: “Que yo sepa, ningún cardenal ni obispo estadounidense se opuso a estos bombardeos masivos. El silencio en estos asuntos resulta ser aprobación”.
¿Dónde estaban los conservadores en aquel momento para oponerse a semejante monstruosidad? ¿O no es una monstruosidad bendecir a la tripulación de un bombardero nuclear para que tenga éxito en su misión (más aún en un contexto de guerra no-nuclear)? Pues eso aconteció antes del rupturista, discontinuista y cuasi-cismático Concilio Vaticano II (perdón por la ironía). Sospecho entonces que, para los que todavía guardan cierta nostalgia de aquellos tiempos pretéritos, la bendición del padre Zabelka estuvo de maravillas, no así —faltaría más— las bendiciones que permite FS.
También recuerdo que, en el año 1999, el Papa San Juan Pablo II besó solemnemente el Corán delante del imán chiíta de la mezquita de Khadum. Pregunto entonces: si permitir la bendición de parejas irregulares o del mismo sexo es una forma de aprobación, el beso solemne del Corán por parte del Santo Padre, ¿no fue también una especie de aprobación?
Quizás algún lector pensará que estoy incurriendo en falsa analogía, o para decirlo de otra manera, que estoy mezclando “churras con merinas”. Pues no me parece una comparación desacertada. Vamos unos años más adelante. En 2006 el Papa Benedicto XVI bendijo a los exponentes de las comunidades musulmanas de Italia y a los embajadores de los países de mayoría islámica acreditados ante la Santa Sede. Sus palabras fueron éstas: “¡Que el Dios de la paz os llene con la abundancia de sus bendiciones, al igual que a las comunidades que vosotros representáis!”.
¿Fue una bendición litúrgica o de corte pastoral-informal (según el distingo de FS)? Entiendo que fue una bendición pastoral. Los musulmanes que, por su misma condición, no reconocen a Jesucristo como segunda persona de la Trinidad (habiendo tenido, en muchos casos, la posibilidad de conocer el cristianismo), ¿viven o no en pecado? ¿Se puede bendecir una comunidad que no manifiesta ninguna intención de arrepentimiento por negar la divinidad de Jesucristo, ni mucho menos, de conversión al cristianismo? Pues parece que sí se puede, al menos sí de manera informal.
A pesar de eso me pregunto: ¿dónde estaban los conservadores para rechazar en masa la bendición de musulmanes? ¿dónde estaban las Conferencias Episcopales de África para oponerse al Papa Benedicto XVI por bendecir a miembros de una religión que, aún hoy, persigue, secuestra, tortura y asesina masivamente a los cristianos en distintas regiones de aquel continente (y fuera también)? ¿por qué nadie alzó la voz para advertir que un católico no puede besar un libro que legitima toda forma de violencia contra los “infieles” (es decir, contra los mismos católicos)? Qué es más “pecaminoso”, ¿rechazar la divinidad de Jesucristo y combatir a quienes la afirman, o ser homosexual, reconocer la divinidad de Jesucristo y pedir una bendición informal para que el mismo Señor Jesucristo le otorgue su ayuda?
Hago aquí un breve paréntesis para aclarar que no es mi intención emitir juicios de valor sobre el actuar de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, sino poner en evidencia una contradicción o, por qué no decirlo con todas las letras, una hipocresía. De lo hecho por estos papas, podría decirse que un gesto de caridad no conlleva la aceptación del error.
Ejemplos en sintonía con los recién mencionados hay para hacer dulce. Recordaré uno más. Las bendiciones de narcotraficantes, mafiosos y delincuentes de toda índole. En 1991, el padre Rafael García Herreros bendijo al narco-criminal Pablo Escobar Gaviria y a su séquito de sicarios. Fue otra bendición en grupo, no en pareja. Todos asesinos que fueron bendecidos a pesar de no dar señales de arrepentimiento por el mal cometido y de perseverar en su conducta nefanda. Sí, hablo de Pablo Escobar Gaviria, el mismo que apenas dos años antes, había ordenado hacer estallar un avión de Avianca en pleno vuelo para asesinar a un candidato presidencial. No hubo sobrevivientes de aquel atentado (110 fallecidos).
Otra vez pregunto: ¿estaba el padre García Herreros aprobando solapadamente el actuar de esos criminales con su bendición? Los laicos y sacerdotes que ahora juntan firmas en Change.org para hacer lobbismo mediático contra el Papa Francisco y presionarle para que anule FS (como si la Iglesia fuera una democracia y no una institución jerárquica), ¿dónde estaban en aquel momento? ¿dónde estaban todos los que hoy actúan como auténticas estrellas del lobby “anti-Bergoglio” en las redes sociales para gritar a voz en cuello que esa bendición grupal era inaceptable? Insisto, podría seguir con la casuística ad infinitum. No quiero meterme, por ejemplo, en el oscuro terreno de la política. Bendiciones y comuniones concedidas a dictadores, líderes y miembros de grupos terroristas, etc., en la mayoría de los casos sin que esta gente muestre signos de arrepentimiento ni abandone sus actividades delictivo-criminales.
No puedo evitar experimentar perplejidad “beat” al observar cómo aquellos que callaron ante las situaciones recién descriptas, hiperventilan al pensar que una pareja en situación irregular o del mismo sexo pueda acercarse al despacho parroquial para pedir una bendición e invocar la asistencia de la Gracia. Se parecen a los ortodoxos rusos quienes, por boca del Obispo Hilarión Alfeyev, han afirmado que, a causa de FS, ya no será posible “esperar una futura unidad entre católicos y ortodoxos”.
Sí, ha leído correctamente, lo afirmaron los ortodoxos rusos, que han bendecido submarinos nucleares con misiles balísticos intercontinentales y plataformas de lanzamiento de misiles nucleares desde tierra que podrían convertir una ciudad con millones de habitantes en un páramo infernal sin posibilidades de supervivencia siquiera para las cucarachas. Sin ir más lejos, el patriarca ortodoxo ruso Kirill dijo, el pasado mes de octubre, que las bombas y las ojivas atómicas rusas están bajo la protección de San Serafino de Sarov. ¡Menos mal! Muy tranquilos estarán ahora sus potenciales víctimas sabiendo que, eventualmente, serán borrados de la faz de la Tierra por misiles que se encuentran bajo la protección del santo ruso. Si estas absurdidades no fueran hechos reales, pensaría que son bromas típicas de un 28 de diciembre.
Continúo con mi perplejidad “beat”. Una perplejidad que asume dimensiones mastodónticas cuando pienso en los pecados cometidos “de la cintura para arriba”. Cuando pienso, por ejemplo, si puede un sacerdote bendecir a un comunista, a un fascista o a un capitalista recalcitrante. Sí, también leyó bien, a un capitalista de esos que comulga de rodillas, pero luego te quiere convencer de que está muy bien que una multinacional instale una fábrica en un pueblo perdido de Honduras, para contratar gente a la que hace trabajar 12 hs. por día (de lunes a lunes) produciendo polos que la empresa vende a 60 € en Madrid, Berlín o Londres, mientras les paga (a esos “empleados”) 1 € al mes. Vuelvo sobre lo mismo: parece que es correcto bendecir a gente que defiende y promueve ideas/políticas que justifican, de diferentes maneras, el abuso desmedido de poder sobre otros (frecuentemente en condiciones de vulnerabilidad extrema). ¿Será que me estoy fijando en menudencias? ¿Será que, a fin de cuentas, lo único importante es que sean heterosexuales?
Mi perplejidad “beat” alcanza cotas insospechadas cuando observo que, el gran escándalo de FS, parece deberse a que se mete en un tema de índole sexual. Recuerdo, en este sentido, las reacciones que provocó en su tiempo la publicación de la encíclica Humanae Vitae del Papa Pablo VI. Humanae Vitae y Fiducia Supplicans son, probablemente, los dos documentos del post-concilio que mayor cantidad de reacciones negativas han provocado. En el primer caso, por parte del sector “progresista” y en el segundo caso, del sector “conservador”.
Difícilmente se puedan encontrar documentos o situaciones en la historia reciente de la Iglesia que hayan generado tanto “pataleo” como cuando los Papas se pronunciaron sobre temas vinculados a la sexualidad. Parece que los católicos nos empeñamos porfiadamente en dar la razón a quienes afirman que, para la Iglesia, el tema sexual es materia de escándalo. Abro aquí otro paréntesis para decir que de ningún modo estoy minimizando la importancia antropológico-teológica de la sexualidad, solo pretendo expresar la sorpresa que me produce este particular fenómeno. Los papas han escrito documentos sobre diversidad de temas muy sensibles y complejos. Sin embargo, nunca han logrado suscitar reacciones tan destempladas como cuando han hablado sobre temas relacionados con la sexualidad.
Esto sigue, mi estado de desconcierto y estupefacción casi supera al de los jóvenes “beat” cuando pienso en las contradicciones de la propia vida, esas que quizás no se ven ni son evidentes para los que nos rodean (y de las que nadie está exento, yo el primero). Me refiero, por ejemplo, al varón o mujer heterosexual, eventualmente casado/a por iglesia y con hijos (modelos arquetípicos del laico “bendecible”), que quizás mira pornografía en momentos de soledad, engaña directa o indirectamente a su cónyuge, le maltrata psicológica o físicamente, ignora a sus hijos porque prioriza el éxito profesional y el dinero, difama a los demás, es avaro, soberbio, mentiroso, envidioso, etc.
Todos pecados que confiesa ante el sacerdote cada quince días, pero en los que sistemáticamente vuelve a caer, frecuentemente sabiendo que los repetirá y sin hacer demasiado esfuerzo (o ninguno) para evitarlos, y sin que eso le afecte o provoque una particular crisis de conciencia.
Esa persona, incluso asiste a misa, comulga y recibe la bendición todos los domingos y fiestas de guardar. Situaciones como la recién descripta constituyen el pan nuestro de cada día en la vida de la Iglesia, y todos lo aceptamos porque tiene que ver con la impronta paradojal y dramática de la existencia humana. Tiene que ver, en definitiva, con el hecho fácilmente verificable de que todos somos pecadores, de que nuestra naturaleza está herida por el pecado.
El problema es cuando, quienes así viven, se creen legitimados para actuar como guardias en un panóptico desde donde miran, juzgan y deciden a quién se sube o se baja el pulgar. Y desde ese panóptico, se han lanzado a las redes sociales para escupir sus venenos contra FS y el Papa Francisco. Cuando alguien se horroriza fácilmente con los pecados ajenos nunca está demás responderle con un “tu quoque” (tú también) o dicho de manera coloquial, ¿y por casa cómo andamos?
Hagamos una revisión exhaustiva de nuestras propias vidas y luego veamos qué autoridad tenemos para “tirar la primera piedra” (Jn 8,7). En efecto, ¿es éticamente plausible vivir señalando a quienes “no comen con las manos limpias”, como relata el conocido pasaje evangélico (Mc 7, 1-8 y 14-23), sin atender al estado del propio corazón (quizás convertido en un auténtico lodazal)?
Ante esta lamentable situación de inflexibilidad y vehemente rechazo hacia FS, y ya en el paroxismo de la perplejidad “beat”, me viene a la mente una frase de San Josemaría Escrivá sobre la que creo, modestamente, que convendría reflexionar: “Ten entrañas de piedad, y no olvides que [ese pecador] aún puede ser un Agustín, mientras tú no pasas de mediocre” (Camino, nº 675). Hago un pequeño añadido a esta frase para terminar: tal vez, recibida en el momento adecuado, el tipo de bendición “al paso” que permite FS, podría suponer un antes y un después en la aparición de ese nuevo “Agustín”.
Comentarios desactivados en Hildegarda de Bingen va mucho más allá que el cardenal Fernández en sus explicaciones sexuales
¿Pero los ultra católicos han leído el Cantar de los Cantares?
Los rigoristas piden la cabeza del Prefecto del DDF por ‘pornógrafo‘
“Los rigoristas llevan días dándole al Papa en la cara del nuevo prefecto, pidiendo la dimisión del ‘cardenal pornógrafo‘, como le llaman, entre otras lindezas del género. El objetivo es que Francisco se quede solo y sin amigos en los que confiar en la Curia”
“Se la tienen jurada a monseñor Fernández desde que llegó a la prefectura de la DDF, pero los ataques arreciaron a partir de la publicación de la declaración ‘Fiducia supplicans‘, que cuenta con el aval de Francisco”
“En uno de esos libros de juventud, titulado ‘La pasión mística‘, el autor hace una investigación sobre el orgasmo masculino y femenino, preguntándose si tanto uno como el otro inciden en la relación con Dios y en la vida espiritual”
“Al prefecto de la DDF quieren destruirle por eso. Pero Santa Hildegarda de Bingen, Doctora de la Iglesia, fue mucho más allá, al escribir sobre el placer sexual en el ‘Liber causae et curae‘”
Llevan días poniendo el grito en el cielo. Los rigoristas no quieren que el dicasterio de Doctrina de la Fe cambie de postura y se ‘pastoralice‘ y, además, no aguantan a su prefecto, el cardenal argentino Víctor Manuel ‘Tucho’ Fernández. Y, por eso, llevan días dándole al Papa en la cara del nuevo prefecto, pidiendo la dimisión del ‘cardenal pornógrafo‘, como le llaman, entre otras lindezas del género. El objetivo es que Francisco se quede solo y sin amigos en los que confiar en la Curia.
Se la tienen jurada a monseñor Fernández desde que llegó a la prefectura de la DDF, pero los ataques arreciaron a partir de la publicación de la declaración ‘Fiducia supplicans‘, que cuenta con el aval de Francisco. En ella, insta a obispos y sacerdotes a bendecir (sin sacramentos ni ritos) a las parejas homosexuales o irregulares que pidan la bendición del Señor.
La guerra contra ‘Tucho’ Fernández es abierta y total. Por eso, están hurgando en su pasado de joven teólogo, cuando escribía de asuntos espirituales, relacionados con la mística. Y, en uno de esos libros de juventud, titulado ‘La pasión mística‘, el autor hace una investigación sobre el orgasmo masculino y femenino, preguntándose si tanto uno como el otro inciden en la relación con Dios y en la vida espiritual.
Al prefecto de la DDF quieren destruirle por eso. Pero Santa Hildegarda de Bingen, Doctora de la Iglesia, fue mucho más allá, al escribir sobre el placer sexual en el ‘Liber causae et curae‘.
La doctora de la Iglesia dice lo siguiente sobre el placer sexual:
“Cuando el impulso sexual (libido) se hace sentir en el varón, algo comienza como a girar dentro de él como un molino, pues sus caderas son como la fragua en la que la médula envía el fuego para que se transmita a los genitales del varón haciendo que ardan… Pero en la mujer el placer (delectatio) es comparable al sol, que suave, ligera y continuamente impregna la tierra con su calor, para que produzca fruto, porque si la quemara continuamente dañaría el fruto más de lo que favorecería su nacimiento”.
Y añade Hildegarda: “Del mismo modo, en la mujer, el placer produce calor de forma suave pero continua, para que pueda concebir y dar a luz, porque si estuviera siempre quemándose por el placer no sería apta para concebir y dar a luz. Por lo tanto, cuando el placer se produce en la mujer, es más sutil que en el hombre…”
Y, más adelante ssotiene: “Cuando una mujer hace el amor con un hombre, sintiendo una sensación de calor en el cerebro que conduce al deleite de los sentidos, ella comunica el sabor de ese deleite durante el acto y estimula la emisión del semen del hombre. Y cuando el semen ha caído en su lugar natural, ese impetuoso calor desciende del cerebro de la mujer y atrae el semen y lo retiene, y pronto los órganos sexuales de la mujer se contraen y todas aquellas partes que están listas para abrirse durante el período menstrual ahora se cierran, de la misma manera que un hombre fuerte puede retener algo fuertemente en un puño”.
Comentarios desactivados en La urticante asimetría de la gracia: raíz de ‘Fiducia supplicans’
Teología de la bendición ¿Modernismo puro?
“Las redes sociales se pueblan de videos reaccionando en contra del último documento del Dicasterio para la Doctrina de la fe”
“Tanto Fernández como Francisco parecen haber pateado el tablero con esta ‘novedad’ en torno a lo que bien podríamos llamar el último capítulo en la Teología de la bendición”
“El movimiento sorprende, despierta urticarias y activa levantamientos apocalípticos, que recuerdan aquellos tiempos en que en el mercado se discutían a viva voz cuestiones de alta teología dogmática”
“Hay algunos elementos que pueden servir para entender la contienda. Aquí los menciono para alentar el diálogo superador”
“Un accionar del Espíritu por fuera de las fronteras visibles de la lglesia y su moral”
| Alejandro Bertolini
Las redes sociales se pueblan de videos reaccionando en contra del último documento del Dicasterio para la Doctrina de la fe. Tanto Fernández como Francisco parecen haber pateado el tablero con esta “novedad” en torno a lo que bien podríamos llamar el último capítulo en la Teología de la bendición. El movimiento sorprende, despierta urticarias y activa levantamientos apocalípticos, que recuerdan aquellos tiempos en que en el mercado se discutían a viva voz cuestiones de alta teología dogmática. Hace mucho que la discusión teológica no se pone tan picante y actual.
Hay algunos elementos que pueden servir para entender la contienda. Aquí los menciono para alentar el diálogo superador.
La realidad que embiste a la idea
Muchos hermanos creyentes, la inmensa mayoría, no están alineados con la exigente, sofisticada e intrincada moral católica. Por infinidad de motivos, muy variados. Pero no lo están. Y aun así, “irreverentes” ellos, desean a Dios. Tienen necesidad de Él. Lo añoran, conscientes de su incorrección, de su estar lejos de lo que la institución entiende como ideal. Ante esta realidad se presentan dos opciones.
La primera es la postura clásica: se los llama al orden, invitándolos a reformar sus vidas para adecuarse a la prolijidad de la existencia «en gracia». El guión sugiere decir de mil modos posibles: «Vengan y sean como nosotros. Ustedes pueden. Decídanlo y punto». Así funciona el razonamiento básico, que supone varias cosas: a) que el necesitado de Dios tiene claridad meridiana respecto de lo que está bien y lo que está mal, b) que está completamente seducido por la belleza y la conveniencia de la vida teologal, c) y que dispone de una “determinada determinación” para un cambio de vida rotundo que queme las naves de su triste vida pecadora y abrace la virtud, guiado por los pastores de su Iglesia que son auténticos baqueanos del Espíritu. ¿Qué puede salir mal?
Malas noticias: ni lo ven tan claro, ni se sienten atraídos por la opacidad de una institución que no trasunta la vitalidad transformante de Aquel que hace nuevas todas las cosas (cf. Ap 21, 5). Y para rematar: aunque lo vean, y quieran, no pueden. Una buena parte de la historia de la doctrina de la Gracia se resume en esta línea divisoria de aguas. Y sin embargo, a pesar del fracaso estrepitoso de esta actitud pastoral, sigue pautando la pastoral en demasiadas iglesias locales.
La segunda respuesta es la aproximación personal, compasiva, que primerea la misericordia como condición de posibilidad de lo que sigue. Los evangelios están plagados de situaciones concretas de este tipo: Jesús come con los indeseables, con los corruptos, con los de vida ligera. No solo con los pobres y enfermos, sino con los marginados morales (Lc 7, 36-50; 19,1-10). El padre misericordioso sale al encuentro del hijo traicionero, licencioso y torpe (el mote “pródigo” solo romantiza la bajeza moral del que mata a su padre en vida y se atomiza en pasiones desenfrenadas) y lo abraza, antes de escuchar su discurso aprendido e interesado. Es el modo de anunciar el Reino: muy en línea con la encarnación, cruzando una vez más la barrera clara y distinta que separa lo profano de lo sagrado, lo puro de lo impuro, lo divino de lo humano. El “primereo” es su estilo, pues la iniciativa salvífica activa de Dios es el núcleo de la novedad del evangelio respecto de la ley judaica. Dios se pone al hombro la tarea de redención porque el hombre no ve claro, no se siente atraído y por sobre todas las cosas, por más que quiera: no puede. Crujen los huesos de Pelagio desde la tumba, pero es así.
De aduanas y varas de medida
Hay una configuración institucional que necesita trascenderse para comprender el mensaje de la doctrina sobre la bendición: la iglesia es mucho más que la garante de la moral occidental y cristiana. Mal le ha ido en este rol, luego de que saltaran a la luz las atrocidades de su pasado remoto y no tan remoto. Desde el cesaropapismo, la bula Unam sanctam, las querellas de las investiduras, los papados mundanos y orgiásticos, las indulgencias que construyeron San Pedro, la Inquisición, las relaciones carnales con el poder, el absolutismo monárquico, la complicidad con las dictaduras y gobiernos opresivos, los abusos sexuales, la pederastia, los crímenes de los orfanatos de Canadá, Irlanda, los desfalcos en el Vaticano de Francisco, etc. etc. etc. ¿De veras queremos insistir en el rol de doctores de la ley versión 2.0? Spoiler: no nos da la altura moral… para medir la moral de los demás como función fundamental de nuestra existencia. Lo que no implica cancelar el contenido moral de nuestra vivencia espiritual, claro está. Pero estoy convencido de que la furia con la que la posmodernidad nos enrostra nuestras miserias morales es simplemente el fruto de la larga y machacona insistencia eclesial en supervisar la moral de Occidente sin anunciar el kerigma, de exigir el fruto sin haber sembrado y de priorizar el resultado por encima de la gratuidad de la gracia.
Ser sacramento del amor infinito de Dios (FS 42 -45) implica para la iglesia renunciar a ese rol de poder arriba descripto que no debe (¡ni puede!) llevar adelante. La lógica descentralizadora del Concilio Vaticano II recupera la noción de sacramento poniendo la misma razón de ser de la iglesia en el «ir de Dios hacia el hombre», y de su necesidad de significar tangiblemente su gratuidad resucitante. La iglesia no es la meta: la meta es el Padre. Somos los embajadores de la moción reconciliadora de la Pascua (2Cor 5,17 – 21), no de la venganza del Señor: esa perspectiva ya fue abolida por Jesús en la sinagoga (Lc 4, 16-20).
La teología de la bendición parece indignar a una parte importante de la Iglesia todavía convencida de un rol que tanto el evangelio como el mundo repelen. Es que Fiducia supplicans exige que la iglesia abandone el centro y se instale en las periferias existenciales, donde lejos del fariseo panóptico foucaultiano se ve mucho más claro, en blanco sobre negro, lo que intuye Pablo en la segunda carta a los Corintios: «Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad» y «porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2Cor 12, 7.10). Es que de eso estamos hablando, en definitiva. De la centralidad de la primacía de la gracia por sobre la moral.
La gracia: ¿condición de posibilidad o resultado de la virtud?
El giro sustancial en teología de la Gracia lo dio K. Rahner cuando a mediados del siglo XX cambió lo que se entendía por primer analogado de esta realidad: ya no la gracia creada sino la increada. No tanto el hombre regenerado en Cristo, sino Dios mismo dándosenos. Durante siglos la doctrina tomista de la gracia creada había formateado (y sigue haciéndolo) la visión de la moral cristiana. Fruto de la justificación, el hombre es recreado en Cristo y está ya en condiciones de seguirlo, de merecer y de obrar santamente. Nada más real que esto. ¿Quién lo discute? Lo cierto es que la recepción del Aquinate olvidó destacar la imprescindible vinculación entre esta renovación interior del hombre con la fuerza personal del Dios que lo habita, el mismo Dios que es la causa permanente de esa realidad estable de agraciamiento. Con sutileza y solidez, Rahner vuelve a posar la atención en la causa continua de tal regeneración que es, una vez más, Dios mismo dándosenos. Y con este golpe magistral causó un efecto muy necesario: la gracia ya no será primeramente la prolijidad de una vida en puntillosa sintonía con la doctrina sino la entrega permanente, incondicional y asimétrica que el mismo Dios es, en la persona del Espíritu. Y solo en segundo lugar la gracia será la respuesta del hombre a esta donación. Así queda esbozado el retrato de la gracia como vínculo, en el Espíritu, con el mismo Dios que se nos da, continua e irrefrenablemente.
¿Modernismo puro? No lo creo. Lo que este teólogo pone sobre la mesa es la misma raíz de la maternidad virginal de María, dogma que aprecian con frenesí los mismos sectores conservadores que hoy atacan a Fernández y a Francisco. La asimetría incondicional de Dios para dar vida nueva que exige la prescindencia del concurso humano de varón para engendrar a Jesús es el epítome de la precedencia del primereo de Francisco, de la lógica evangélica y cristológica que rompe el círculo vicioso de la ley y el pecado y permite un nuevo comienzo. Es cierto que se necesitó del fiat mariano para este paso, pero otro dogma ilumina la singularidad de este movimiento de fecundidad: el de la inmaculada concepción de María. Una vez más, un punto para la iniciativa divina que trasciende la respuesta humana, cimentándola.
¿A dónde vamos con este giro dogmático? Es necesario señalar la reciedumbre teológica de Fiducia supplicans. No es una concesión blanda a los sectores progresistas, sino una afirmación categórica de la gratuidad y la incondicionalidad de la gracia, de su asimetría y precedencia respecto de la respuesta humana de la que lejos de ser su resultado, es más bien su origen y condición de posibilidad. Sin una experiencia real y tangible de la excedencia de Dios respecto de la propia virtud, no hay conversión posible. Si la espiritualidad no va más allá de la moral no puede servirle de fundamento. Fernández sostiene con gran lucidez la primacía del kerigma que responde al clamor confiado y fecunda -pneumatológicamente- la apertura temerosa a la paternidad divina.
Se insinúa un proceso de conversión, o mejor dicho el inicio de acercamiento que coincide por un lado con el aguijoneo de la nostalgia de Dios y por otro por la premura de ubicar la propia contingencia en las manos del que todo lo conforta (cf. Fil 4,13).
Es imprescindible entender que una bendición no necesariamente «legitima» el proceder errado del que la recibe. Afirmar eso sería como entender que una madre es permisiva y laxa porque expresa cariño a su hijo díscolo, porque le recuerda que lo ama incondicionalmente. En la lógica vivencial de la maternidad se intuye curiosamente lo contrario: es la gratuidad del afecto lo que permitirá en un futuro que el hijo recapacite, si es que esto sucede, sostenido por un vínculo que no depende de su elección sino que la habilita. Una bendición no necesariamente «legitima» pero siempre «agracia», porque la gracia está más allá y más acá de la ley. Decir lo contrario supone arrancar del evangelio la teología paulina presente en Romanos y en Gálatas.
Por una pedagogía de la atracción
Identificar a la Gracia con la persona del Espíritu permite entender lo que parece estar de fondo en todo el documento del Dicasterio para la Doctrina de la fe: el carácter personal y procesual de la gracia, que no siempre coincide de modo taxativo con la nitidez propia de la ley de cuño más cristológico.
Que el Espíritu actúa antes y después de Jesús es una verdad de perogrullo, atestiguada tanto por el Antiguo Testamento (el Espíritu aleando sobre las aguas: Gn 1,2; el Espíritu en los profetas: Ez 37, Is 11) como por el Nuevo Testamento (Jn 14, Hch 2). Pero lo interesante y sugerente es que Lucas nos aporta un accionar del Espíritu por fuera de las fronteras visibles de la lglesia y su moral. El episodio de Felipe con el eunuco etíope (Hch 8, 26-39) lo deja bien claro: hay una conversión que antecede al diálogo con el apóstol. Es verdad que termina en bautismo, pero se inicia de modo independiente.
Por eso resulta tan sugerente que se asocie la práctica de la bendición extralitúrgica al Espíritu (FS 31.33), pues da cuentas de su accionar propedéutico, pedagógico y didáctico que nos recuerda con mucha frescura lo que Trento en su Decreto sobre la Justificación describe como parte del proceso interno del que todavía no está justificado: la gracia lo excita y lo ayuda (capítulo V) y el hombre se inclina hacia Dios, lo desea y se dispone a esperarlo (capítulo VI). Lo dice Trento, no la teología queer. Es pura gracia “actual”, anticipada que seduce y atrae a la persona a la misma conversión. De allí que el deseo de Dios sea retratado por el documento como una semilla del Espíritu cuyo crecimiento no debe sofocarse sino más bien alentarse. Toda la patrística viene en auxilio de este rol pedagogo del mismo Dios que hace de la inquietud por él un efecto de esa atracción pascual propia del crucificado resucitado («cuando sea levantado en alto, atraeré a todos hacia mí» Jn 12,32).
Creo de veras que el documento de Fernández ofrece muchas pistas para cuestiones que son incluso más decisivas que el mismo desencadenante pastoral de las bendiciones “irregulares”. La excedencia de la espiritualidad respecto de la moral, la ubicación estratégica de la iglesia en las fronteras existenciales y su consecuente rol kerigmático y no tan aduanero, la maternidad graciosa de sus gestos y la ampliación del registro estrictamente legalista que nos sitúa más cerca de la letra que mata que del Espíritu que vivifica (cf. 1 Cor 3,6). Ojalá aprovechemos la oportunidad para que, como suele darse en la historia de la iglesia, una situación puntual y concreta -como en este caso es la situación de las uniones irregulares o del mismo sexo- ponga en marcha un diálogo fecundo que permita ver con más nitidez y contundencia lo que parece ser el núcleo místico, dogmático y pastoral de la discusión: la gratuidad y la universalidad de la gracia y su primacía asimétrica sobre la respuesta del hombre.
Comentarios desactivados en Strickland al cardenal Fernández: “No me vas a decir, como obispo, que debo seguir tu dictado para bendecir el pecado”
El obispo emérito de Tyler, Joseph Strickland, ha vuelto a pronunciarse sobre Fiduca supplicans en el programa ‘The Bishop Strickland Show’ que organiza junto con LifeSiteNews.
Strickland dice que todos los que conocen la verdad tienen el deber de hablar en contra de la declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, expresando su agradecimiento por los múltiples obispos que lo han hecho. En declaraciones al comunicado de prensa de Fernández, Strickland dice que “tienes que convertirte en un pretzel para tratar de hacer esto bien, para hacerlo razonable, para que sea algo que incluso una persona básicamente catequizada pueda entender”.
El cesado obispo de Tyler remarcó además la necesidad de claridad sobre el tema de las situaciones “irregulares”, y declaró que ninguna bendición “penetrará” el corazón de una persona a menos que la persona ya tenga contrición por el pecado, y dice que “es ridículo lo que está por venir”. En su opinión, la gente necesita “levantarse” y decir “más clara y claramente ‘no’” a la declaración.
Dirigiéndose directamente a Fernández, Strickland dice: “No me vas a decir, como obispo, que debo seguir tu dictado para bendecir el pecado. No, no lo hago. No tengo que hacer eso, no voy a hacer eso, y estoy seguro de que estos obispos africanos que hablaron tan claramente, tampoco lo harán”.“Lo que sale del Vaticano es cismático”, agrega Strickland. “Y lo diré: ellos son los que crean este cisma, porque los obispos fieles están obligados a decir que no”.
Al explicar la obligación de rechazar la declaración, Strickland dice que es por el bien de la Iglesia, en honor de Cristo, su deber como pastor de almas, y en honor de cualquiera que busque una bendición como la que allí se describe, decir no y ofrecer un llamado al arrepentimiento.
Comentarios desactivados en “Las bendiciones que brotan de la vida sin necesidad de mediación eclesial”, por Consuelo Vélez.
De su blog Fe y Vida:
“La mayoría sigue su vida sin prestar atención a polémicas y alejándose más y más de la Iglesia”
Para algunos, el Decreto Fiducia Supplicans es un escándalo porque parece cambiar la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio la cual no admite, ni situaciones irregulares y, mucho menos, que el matrimonio no sea entre un varón y una mujer
Para otros, el Decreto es una concreción de los cambios promovidos por Francisco que no suponen modificar la doctrina sino promover una apertura pastoral
Mucha tinta ha corrido comentando el Decreto “Fiducia supplicans”, publicado el pasado 18 de diciembre, por el Dicasterio la Doctrina de la fe sobre la posibilidad de dar una bendición a parejas que conviven y no están casadas por la iglesia y a parejas del mismo sexo.
Para algunos, el Decreto es un escándalo porque parece cambiar la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio la cual no admite, ni situaciones irregulares y, mucho menos, que el matrimonio no sea entre un varón y una mujer. Además de considerar que la única forma de ejercer la sexualidad cristiana es en el contexto del matrimonio. Para otros, el Decreto es una concreción de los cambios promovidos por Francisco que no suponen modificar la doctrina sino promover una apertura pastoral, campo en el cual, no se puede negar ninguna bendición. Hay un sector de iglesia que, aunque tienen una mentalidad tradicionalista y han defendido a “capa y espada” lo que siempre se ha dicho de la moral cristiana, están intentando estar del lado de Francisco y por eso hacen “malabares” para apoyar una declaración de este tipo, sin renunciar a lo que siempre han defendido. Algunos de los escritos en este último sentido tienen tales recovecos en su argumentación para mantenerse en esa cuerda floja que, personalmente, me dan pena tantos esfuerzos inútiles, ya que, en el fondo, son incapaces de soltar la ley que les da seguridad en su vida cristiana, para abrirse a la misericordia inherente a la Buena Noticia del Reino.
Cuántos clérigos y religiosos/as vienen de hogares -llamados por la Iglesia “irregulares” (a los que se les dice “que viven en pecado”), pero, curiosamente, algunos de estos mismos miembros de la Iglesia siguen negando la comunión a quienes no han recibido el sacramento del matrimonio
Ahora bien, mientras corren estas argumentaciones en diversos espacios eclesiales, la mayoría de personas siguen su vida sin prestar ni un mínimo de atención a polémicas de este tipo, sin entender siquiera de qué es lo que se habla, pero lo más grave, alejándose más y más de la Iglesia como institución. Basta salir a las calles y comprobar que parejas del mismo sexo inundan nuestras ciudades, viviendo cada vez con más libertad sus opciones. Ya muchísimas familias cuentan en su seno con miembros de la diversidad sexual y, aunque haya algunas que los rechacen, muchas más los acogen con todo amor y respeto, aceptando esas nuevas situaciones con la mayor naturalidad. Las personalidades públicas ya no tienen reparos en hablar de su orientación sexual y, en muchos países, ya tenemos gabinetes conformados por parejas de muy distintos tipos. En los colegios, los jóvenes exigen ser respetados en sus derechos y las instituciones ya autorizan que una niña vaya con uniforme (u otras prendas o modificaciones externas) de niño (o viceversa) porque está haciendo la transición al otro género. Más de un docente es homosexual o lesbiana o transgénero y son muy respetados y valorados por los estudiantes. Y esto sin contar con que la conformación de las familias desde siempre han sido de lo más variadas. Cuántos clérigos y religiosos/as vienen de hogares -llamados por la Iglesia de “irregulares”(a los que se les dice “que viven en pecado”), cuantos más no son hijos de madres solteras o sus familias han tenido la más diversa conformación: abuelas, tías, primos, etc. Pero, curiosamente, algunos de estos mismos miembros de la Iglesia siguen negando la comunión a quienes no han recibido el sacramento del matrimonio.
Algunos miembros de la Iglesia, al mirar la realidad como ella se presenta, endurecen sus posturas y se creen poseedores y defensores de la doctrina recta, considerando que todo lo que se da en la sociedad es relativismo y origen de todos los males. Pero olvidan que también del legalismo religioso y del tradicionalismo anquilosado han venido muchos males que se han infringido a los que se salen de lo establecido: penas de muerte, excomuniones, exclusiones, condenas, caza de brujas, cruzadas, colonialismo, entre muchas otras situaciones que han sido apoyadas por la Iglesia y que han sido fuente de males para la humanidad. Juan Pablo II pidió perdón por la violencia, persecución y errores por parte de la Iglesia contra los judíos, herejes, mujeres, gitanos, culturas originarias, lo mismo hizo Francisco por los crímenes cometidos contra los pueblos originarios y, así, en algunos momentos se ha reconocido el mal que también la institución ha generado, pero no parece que se aprendiera demasiado de esa memoria histórica. Hay demasiado empeño en no aceptar la complejidad del mundo de la vida y en disponerse a entenderlo, comprenderlo y ayudarlo para que tenga su mejor desarrollo, sino que seguimos aferrados a una doctrina que ya no tiene ninguna recepción, a una tradición que ha sido superada con creces de muy diversas formas en la vida ordinaria, a una fundamentación bíblica literalista o acomodada que no tiene nada que ver con la exégesis ni con los desarrollos actuales de la teología moral.
Hay mucha más bendición en la vida concreta de la gente con sus complejidades y diversidades que en la reflexión eclesial sobre si dar o no la bendición
Ojalá fuéramos capaces de mirar a las personas y sus situaciones de vida con los mismos ojos con los que Jesús miró a los publicanos, a los enfermos, a las mujeres, a los niños, a las prostitutas, a los samaritanos, en definitiva, a todos los personajes que aparecen en el evangelio de los cuales prácticamente ninguno (ni siquiera los apóstoles) cumplían con lo establecido por el judaísmo de aquel tiempo y, a los que Jesús les anunció la Buena Noticia del reino, o en otras palabras, la misericordia infinita de Dios, secundando así la vida concreta de sus contemporáneos y permitiendo que la bendición divina se hiciera presente en todos ellos.
En definitiva, hay mucha más bendición en la vida concreta de la gente con sus complejidades y diversidades que en la reflexión eclesial sobre si dar o no la bendición, si darle en 3 segundos o en media hora, si en decir una palabra o esta otra, si darla en el templo o en la calle, si corriendo o pausada, si con ornamentos o sin ellos. La bendición es la gracia de Dios que vive entre nosotros, permitiendo que haya tanto bien en el mundo, no dependiendo de que la institución eclesial la quiera dar o no. Pero que bien haría la gente de iglesia si entendiera el mundo de hoy y no le negara nada de la gracia divina de la cual ella no es dueña sino mediadora, no es juez sino enviada por el único dueño de la gracia: Dios mismo que ya, de antemano, ha bendecido a toda la humanidad “con una medida buena, apretada, remecida, rebosante” (Lc 6, 38).
Comentarios desactivados en El nuevo sueño de Caná: las parejas LGTBIQ+ no tienen vino
‘Fiducia supplicans‘: Del agua bendita al vino nupcial LGTBIQ+
“En la Iglesia hay agua. Francisco bendice el agua y por sorpresa de las personas LGTBQI+ las bendice de dos en dos con ella. Éste es el primero de los signos que Francisco realiza en el Vati-Caná después de que diez años atrás ha pronunciado la palabra “gais””
El 18 de diciembre de 2023 (día de la Virgen de la Esperanza, la fecha no está escogida al azar), el papa Francisco firma la Declaración Fiduci supplicans (“Pidiendo confianza”) sobre el sentido pastoral de las bendiciones del Dicasterio para la Doctrina de la Fe
Francisco ha dado el mayor paso de reconocimiento hasta ahora para la inclusión del colectivo LGTBIQ+ en la Iglesia dentro del paradigma de la tradición eclesial de la misericordia y al mismo tiempo ha cerrado el paso a un reconocimiento pleno con el acceso al sacramento del matrimonio, por el momento, a las parejas del mismo sexo
| Enric Vilà y Lanao
(Blog Cristianisme i Justicia).- Anoche tuve un sueño. Nuestra Señora de la Esperanza se aparece a Francisco y le dice: las parejas LGTBIQ+ no tienen vino. Francisco le contesta: Todavía no ha llegado mi hora. La virgen dice a las parejas LGTBIQ+: haced lo que él os diga. En la Iglesia hay agua. Francisco bendice el agua y por sorpresa de las personas LGTBQI+ las bendice de dos en dos con ella. Éste es el primero de los signos que Francisco realiza en el Vati-Caná después de que diez años atrás ha pronunciado la palabra “gais”.
Como su pontificado se acaba y viendo que los fariseos le acechan dice a los LGTBIQ+: os pido confianza, hace falta tiempo para que el agua bendita se transforme en vino de boda para vosotros. Algunas parejas LGTBIQ+ le dicen: esperaremos, vale. Otros le dicen que no pueden esperar y le razonan los motivos: bíblicos, teológicos, morales, éticos y experienciales, entre otros. Sin embargo, le mantienen su amistad. Finalmente, la mayoría, ni han escuchado sus palabras: hace tiempo que se han ido de la Iglesia.
La boda de Caná, trasfondo de mi sueño, es el nombre con el que se suele identificar un relato que tiene lugar al final de la primera semana del ministerio de Jesucristo en el Evangelio de Juan 2,1-11. Este pasaje describe el primer milagro realizado por Jesús, quien tuvo por marco una boda en Caná de Galilea donde también asistían su madre y sus discípulos. En un momento dado faltó vino, por lo que María le pide a Jesús que haga algo, pero él manifiesta que no ha llegado su hora. Sin embargo, María dijo a los siervos que hicieran lo que Jesús dijera. Éste dispuso que se llenaran de agua seis picas de piedra destinadas a purificaciones usuales entre los judíos, pero al revisar su contenido, el agua se había transformado en un vino de gran calidad. Para Juan el evangelista, esta fue la primera de las señales realizadas por Jesús. Viene a cuento este pasaje en línea con los últimos eventos en el Vaticano.
El 18 de diciembre de 2023 (día de la Virgen de la Esperanza, la fecha no está escogida al azar), el papa Francisco firma la Declaración Fiduci supplicans (“Pidiendo confianza”) sobre el sentido pastoral de las bendiciones del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. La declaración (formato de documento reservado a asuntos de gran importancia y que no se utilizaba desde hacía 23 años) es un cambio de postura respecto a 2021, cuando el propio organismo avisó en Responsum a un dubium sobre las bendiciones de las uniones de personas del mismo sexo que Dios no puede bendecir el pecado (nro. 13). El nuevo texto tiene el propósito de establecer que Dios bendice a todos(nro. 20). Es una decisión «pastoral», no «doctrinal» sobre las parejas de personas del mismo sexo.
Por un lado, la parte más innovadora teológicamente de la declaración y que dedica buena parte del texto es sobre las bendiciones, también de las parejas en situaciones irregulares (es decir, todas aquellas que no están casadas por la Iglesia como las uniones de hecho, los divorciados y vueltos a casar, personas casadas civilmente) y de las parejas del mismo sexo (números 31-41). Implica una contribución específica e innovadora, un verdadero desarrollo de lo que se ha dicho sobre las bendiciones en el Magisterio y en los textos oficiales de la Iglesia (según se señala en la presentación). El texto distingue con claridad las bendiciones “dentro del marco litúrgico” de aquellas de “piedad popular” en un ámbito de mayor “espontaneidad” (nro. 23) y por eso hay que evitar añadir modos propios de la celebración litúrgica a los ejercicios de piedad (nro. 24). Esto es nuevo, por eso el documento adquiere la categoría de “declaración”, ya que establece dos niveles dentro de las bendiciones: las bendiciones propias del ritual de bendiciones y reguladas por la Iglesia universal, las conferencias episcopales o las diócesis, por una parte (es decir, las bendiciones de siempre) y, por otra, las que pudiéramos llamar “bendiciones espontáneas”, ejercicios de “piedad popular” (nro. 23), en un nivel inferior.
Pero una cosa son las bendiciones, tradicionalmente consideradas «sacramentales» y otra cosa son los sacramentos. Explícitamente el texto se cuida de subrayar, ya desde la presentación, que en ningún caso se quiere que la bendición de parejas del mismo sexo se confunda con un matrimonio y se insiste reiteradamente: las bendiciones cuya forma no debe encontrar ninguna fijación ritual por parte de las autoridades eclesiásticas, por no producir confusión con la bendición propia del sacramento del matrimonio (nro. 34) evitando que se conviertan en un acto litúrgico o semi-litúrgico, similar a un sacramento (nro. 36) no es necesario ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular (nro. 38). Así pues, una oración breve puede preceder a esta bendición espontánea y el ministro ordenado podrá pedir para ellos la paz, la salud, un espíritu de paciencia, diálogo y ayuda mutuos, pero también la luz y la fuerza de Dios para poder cumplir plenamente su voluntad (nro. 38) y esta bendición nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos. Ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio. Esto mismo se aplica cuando la bendición es solicitada por una pareja del mismo sexo (n. 39). Esta bendición puede encontrar su sitio en otros contextos, como la visita a un santuario, el encuentro con un sacerdote, la oración recitada en un grupo o durante una peregrinación (nro. 40).
Durante los más de diez años de pontificado, Francisco ha tenido un punto de vista más conciliador que otros miembros de la Iglesia. Con él se inaugura el paradigma del reconocimiento de las personas LGTBIQ+ al pronunciar la palabra “gais” por primera vez (2013), un giro en lo que se refiere al paradigma de la misericordia tradicional, donde la sombra de los estigmas de crimen, pecado y enfermedad sobre la homosexualidad han estado vigentes. El paso dado el 18 de diciembre de 2023 con la publicación de la Declaración Fiduci supplicans (‘Pidiendo confianza’) sobre el sentido pastoral de las bendiciones certifica la apertura y el reconocimiento y es un paso más en la aproximación a lo que Francisco llama «periferias» tanto geográficas, sociales o culturales.
La clave del cambio del documento es que lo que se modifica no es la doctrina sobre la institución del matrimonio sino el sentido pastoral de las bendiciones, que se amplía respecto a la visión “más clásica”. Se posibilita bendecir a parejas del mismo sexo porque la bendición equivale a un acto positivo de inclusión, solidaridad y pacificación. Es un mensaje de consuelo, atención y aliento. La bendición expresa el abrazo misericordioso de Dios y la maternidad de la Iglesia que invita al fiel a tener los mismos sentimientos de Dios hacia los hermanos y hermanas propios (nro. 19). El texto incluye diez veces la palabra “misericordia” y derivadas y se sitúa en el paradigma tradicional respecto a las personas LGTBIQ+.
Efectivamente a Francisco no le ha llegado la hora. Sin embargo, muchas personas LGTBIQ+ consideran este paso significativo y han creído en él, entre tanta oposición farisaica, en el largo camino de la igualdad
Con el documento se da la mayor paradoja: el papa Francisco ha dado el mayor paso de reconocimiento hasta ahora para la inclusión del colectivo LGTBIQ+ en la Iglesia dentro del paradigma de la tradición eclesial de la misericordia y al mismo tiempo ha cerrado el paso a un reconocimiento pleno con el acceso al sacramento del matrimonio, por el momento, a las parejas del mismo sexo. Es lo máximo que el pontificado da de sí en este ámbito. Desde un cambio misericordioso a la doctrina de las bendiciones se logra un cambio incipiente en el reconocimiento respecto a las parejas entre personas del mismo sexo. Esto abre un nuevo horizonte teológico para el futuro.
Efectivamente a Francisco no le ha llegado la hora. Sin embargo, muchas personas LGTBIQ+ consideran este paso significativo y han creído en él, entre tanta oposición farisaica, en el largo camino de la igualdad. La velocidad de la luz es más rápida que la del Vaticano. Después de un largo tiempo de sequía bienvenida es el agua bendita para las parejas del mismo sexo. Ahora bien, recordando a San John Henry Newman, ¡brindemos con vino nupcial por nuestra conciencia! Y después otro brindis por el papa Francisco y su paso.
Comentarios desactivados en Obispo auxiliar holandés Robert Mutsaerts: “La gente se identifica como cristianos homosexuales. No existe tal cosa. No más que algo así como un cristiano alcohólico.”
Un obispo holandés advierte de que en Fiducia Supplicans y otros documentos se cambia intencionadamente el significado del pecado y se vacían de contenido los conceptos. También critica que la palabra “pastoral” se use para dejar de lado la doctrina y acusa de ello los resultados de esta práctica en su propio país, el “más secularizado del mundo”.
El obispo auxiliar holandés Robert Mutsaerts, que ya saliera en defensa de su defenestrado colega Joseph Strickland recientemente, ha escrito en su blog contra la polémica declaración Fiducia supplicans en un texto que reproducimos a continuación.
“La Declaración «Fiducia supplicans» del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, aprobada por el Papa Francisco, permite bendecir a las parejas del mismo sexo». Así se lee en el titular de un artículo en el propio sitio web del Vaticano. Es cierto que dicha bendición debe realizarse sin ningún tipo de ritualización y no debe dar la impresión de ser un matrimonio . “La doctrina sobre el matrimonio no cambia y la bendición no implica la aprobación de la unión”, continúa el sitio web oficial del Vaticano.
La cuestión no es si se bendice a los pecadores. Lógicamente eso siempre ha sido posible. La Iglesia siempre ha invitado a las personas a recibir la bendición de Dios. El comunicado lo reitera. También es clara la afirmación de que no puede tratarse de un matrimonio sacramental. Una boda por la iglesia para parejas del mismo sexo es y sigue siendo imposible. Esto queda reservado a una relación entre hombre y mujer. Tampoco puede hablarse de ninguna modalidad formal de ritualización (como encontramos en la Bendición Nupcial). Esta nota puede verse como una respuesta a las bendiciones formales de parejas homosexuales en Alemania, donde la conferencia episcopal ha formalizado este tipo de bendiciones. Luego hay un tercer tipo de bendición, las llamadas bendiciones espontáneas. Se puede pensar en un peregrino que pide la bendición de un sacerdote en un lugar de peregrinación. O la bendición que un feligrés pide a un sacerdote al repartir la comunión porque (todavía) no ha sido bautizado, o un bautizado que se considera indigno de comulgar y pretende recibir el sacramento de la confesión. ¿Quién puede recibir esta bendición? Todos. Hasta ahora, nada nuevo.
Pero luego vienen los pasajes confusos de la declaración. ¿Por qué la gente pide una bendición? Para solventar una ruptura en su situación vital. Después de todo, lo que se pide es la bendición de Dios. La primera pregunta que uno debe hacerse es: ¿Dios bendeciría esto? Dios, que nada desea más que el arrepentimiento de las personas para que participen del amor de Dios. ¿Puede Dios bendecir a un pecador? Como dije, sí, por supuesto. Los pecadores afligidos que se arrepienten son perdonados de todo corazón. Una pregunta completamente diferente es: ¿puede Dios bendecir el pecado? ¡Por supuesto que no! Amamos al pecador, pero odiamos el pecado. Exactamente el mismo principio se aplica a las tres formas de bendiciones (sacramental, formal e informal). Y aquí es donde las cosas se tuercen en Fiducia Supplicans: el pecado y el pecador se identifican. Un cristiano gay puede ser bendecido individualmente. Pero una relación homosexual no puede bendecirse porque la Iglesia la considera desordenada o pecaminosa. Esta naturaleza desordenada se reafirma, pero la declaración dice que la bendición de tales relaciones es posible. Dicho de otra manera, es posible bendecir una relación pecaminosa. Dios que pronuncia su bendición sobre un pecado, ¡es una vergüenza!
¿En qué se basa esto? No hay ninguna referencia a los Padres de la Iglesia, a documentos de los Papas, a escritos de teólogos, sino casi exclusivamente a documentos anteriores del propio Papa Francisco. Fiducia Supplicans quiere ser una guía pastoral, pero lo que se entiende por bendición es completamente difuso. No está claro por qué alguien querría pedir a un sacerdote una bendición o por qué un sacerdote querría dar su bendición. Normalmente esto se hace para alinear tu vida con la voluntad de Dios. Es un llamado a la santidad. Pero en el comunicado no hay ninguna mención a un llamado a la conversión, al arrepentimiento, no hay ninguna referencia a la verdad. No incluye un llamado a las parejas LGTBQ a vivir en continencia de acuerdo con el plan de Dios, en el que la sexualidad está reservada a la relación entre marido y mujer.
Es un estribillo que se repite en este pontificado: la falta de claridad, la siembra de confusión. El Papa que dice que no cambiará la doctrina de la Iglesia, pero al mismo tiempo crea oportunidades para lo contrario en la práctica. No se puede mantener la doctrina y proporcionar criterios diferentes para la vida.
El problema subyacente es que en las relaciones homosexuales la gente empieza a identificar el pecado y el pecador. La gente se identifica como cristianos homosexuales. No existe tal cosa. No más que algo así como un cristiano alcohólico. No, eres un cristiano con un problema de alcohol, eres un cristiano con sentimientos homosexuales. Si haces del pecado tu identidad, no hay salida. Actuamos como si las personas LGTBQ fueran una raza única de pecadores que deben ser tratados por separado. Pero a ellos se les aplica lo mismo que a cualquier otro pecador.
Los homosexuales se sienten excluidos de la comunidad eclesiástica. Pero la Iglesia no excluye a nadie. Nadie es tan malo como para que no se le deje entrar. Y nadie es lo suficientemente bueno como para quedar al margen. Con una excepción (los que crean que no les falta nada, pueden quedarse en casa), todos son bienvenidos. Pero se nos pide algo: el arrepentimiento, la llamada a la conversión. Y ésta es precisamente la ambigüedad de la Fiducia Supplicans: no se quiere nombrar al personaje pecador. Y eso es también lo que la comunidad LGTBQ no quiere. La gente exige que no sean ellos, sino la Iglesia la que cambie.
Cada bendición está destinada a los pecadores. Pero no para quienes piensan que eso no va con ellos. Pero, ¿por qué pedir una bendición? La bendición es por definición para los pecadores que reconocen sus defectos y necesitan la ayuda de Dios para mejorar. La Declaración ofrece la posibilidad de recibir una bendición, pero no dice una palabra sobre un correctivo y se pide al sacerdote que dé su bendición sobre un estado de desorden que se mantiene. Esto no es pastoral ni misericordioso, sino carente de amor. Es tarea del sacerdote señalar su situación, su tarea es acercar a las personas a Dios, y no guiarlas hacia el abismo. Porque eso es lo que hacen. Daré mi bendición a quien la pida. Pero bajo ninguna circunstancia daré mi bendición a una situación pecaminosa. Y eso no tiene nada que ver con la discriminación. Lo mismo se aplica a una relación entre hombre y mujer en la que hay adulterio.
Santo Padre, ¡sea claro! ¡Esto no ayuda a nadie! ¡A nadie!
Y vuelve la burra al trigo…
‘Esa diabólica ambigüedad’.
Fiducia Supplicans, la controvertida declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, es ante todo un documento cobarde. Se niega a identificar las prácticas homosexuales como intrínsecamente malas. Ahora está claro que Fiducia Supplicans no se trata de una ampliación del significado de las bendiciones, sino de un cambio consciente de lo que es el pecado. Las objeciones de numerosos obispos, incluso conferencias episcopales, cientos de sacerdotes y creyentes se han rechazado con arrogancia.
FD explica las “bendiciones” de tal manera que ya no tiene un significado claro. Eso sucede a menudo en este pontificado. Cuando los conceptos pierden su sentido, son fácilmente manipulables. No llames niño a un niño en el útero de tu madre, sino ‘grupo de células’, y así puedes hacer con él lo que quieras. Entonces el aborto deja de ser un asesinato y se convierte en un procedimiento quirúrgico. Dale a la palabra “bendición” un nuevo significado y podrás hacer todo tipo de cosas con ella. La palabra mágica que suele usarse es “pastoral”. No se permite una bendición formal, dice la declaración, pero sí una bendición espontánea. Eso es pastoral.
¡Cuántas veces se utiliza la palabra «pastoral» para dejar de lado el magisterio, para contraponer doctrina y vida, y luego justificar una vida en desacuerdo con la doctrina! El cuidado pastoral ya no es cuidado espiritual; se ha vuelto algo sin alma. La doctrina se deja de lado, al fin y al cabo, son sólo palabras, no dice nada sobre el significado real, o eso pretenden. El nominalismo ha vuelto, aunque en realidad nunca ha desaparecido. El subjetivismo y el relativismo proliferan hoy en el Dicasterio de la Doctrina de la Fe. ‘Dicasterio de la Deconstrucción’ sería una designación más apropiada.
Para mí está claro adónde conduce esto. En mi país, los Países Bajos, este desarrollo comenzó en los años 1960 con el llamado «Consejo Pastoral». Todos los conceptos doctrinales quedaron erosionados. Tomás de Aquino fue anulado y Guillermo de Ockham subió al trono. Llamaron a este consejo “pastoral”. Los Países Bajos son ahora el país más secularizado del mundo. Sólo hubo un obispo que resistió. Realmente se preocupaba por las almas de los creyentes. El resto guardó silencio. La asignatura de “teología pastoral” se inventó en los Países Bajos. Pero no es ciencia. Se utiliza para poner en perspectiva la ciencia real. Eso es exactamente lo que hace el Papa Francisco, eso es exactamente lo que hace el cardenal Fernández, eso es exactamente lo que hace Fiducia Supplicans. La moralidad se contrasta con la dogmática. Eso es exactamente lo que hizo Amoris Laetitia.
Se olvida una cosa. Todas estas concesiones a la cultura secular no atraen a los jóvenes. Los seminarios y congregaciones progresistas agonizan. Son precisamente los seminarios y congregaciones tradicionales los que prosperan. Mientras la Iglesia en los Países Bajos se agosta (la edad promedio de los asistentes a la iglesia supera los 70 años), veo crecer las reuniones de grupos de jóvenes. A menudo provienen de entornos ateos, pero buscan la verdad. Acaban en la Iglesia católica por conversaciones, por pastores simplemente católicos, que no predican teorías vagas, sino que se mantienen fieles a la Tradición. Cuál es el deseo de estos jóvenes: la Eucaristía, la adoración, profundizar en la fe, redescubriendo el sacramento de la confesión.
Quizás los acontecimientos actuales en el Vaticano sean una bendición. Ahora está quedando claro cuál es la situación en Roma, por lo que también es posible un cambio de rumbo. Miren a aquellos de quienes se rodea el Papa. Con James Martín. Francisco promueve a McElroy, el hombre que cree que la Iglesia debe cambiar su enseñanza sobre la sodomía (llamémosla simplemente por su nombre). Promueve a Hollerich a cardenal, un Hollerich que cree que la moral de la Iglesia en materia de sexualidad está en contradicción con la ciencia y la sociología. Le escribe a la hermana Jeannine Gramick diciéndole que apoya su Ministerio New Ways. Promueve a su amigo argentino Fernández a cardenal y jefe del Dicasterio de la Doctrina de la Fe. Este Fernández ha escrito un libro pornográfico en el que describe, entre otras cosas, cómo una joven de 16 años tiene una experiencia sexual con Jesús. También elucubra extensamente sobre los orgasmos. Y es este Fernández quien debe juzgar los abusos sexuales en la Iglesia. Cualquier obispo que descubriera que uno de sus sacerdotes había escrito un libro tan desagradable lo suspendería inmediatamente. No el Papa Francisco. Él no ve ningún problema. Por cierto, no es el único libro pornográfico que ha escrito. Ya no lo volvería a hacer, dice. Pero en ningún caso se distancia de ello. Y este hombre es el autor de Amoris Laetitia.
Hasta hace poco, “¿es el Papa católico?” era una pregunta retórica. Hoy en día es una verdadera pregunta. ¿Qué hacer? Este pontificado llegará a su fin por sí solo. ¿Es un Papa válido? Sí. ¿Debes obedecerlo? No. ¡Permaneced en la Iglesia! ¡No abandonéis la Iglesia! Es la Iglesia de Cristo. Esa Iglesia es santa. No su personal.
Comentarios desactivados en James Alison: “La genialidad de la Fiducia supplicans es que sale del laberinto ‘por arriba’
“Las nuevas reglas del juego de ‘Fiducia supplicans’: La Iglesia es para los pecadores“
“Percibo que hay dos ‘cosas’ sucediendo simultáneamente en los asuntos LGBT en la Iglesia. Una de ellas implica acciones procesuales; la otra, acciones de gobierno”
“Los cambios en las relaciones, que tienen lugar en tantas culturas diferentes y a diferentes velocidades, no pueden saltarse imponiendo nuevas enseñanzas sin grave riesgo de cisma”
“La genialidad de la Fiducia supplicans es que sale del laberinto ‘por arriba’, utilizando una reflexión sobre las bendiciones para elaborar una presentación práctica católica de la abundancia de la gracia. Que luego la extiende en el grado máximo posible: a todos nosotros”
“Pronto veremos si el cardenal Víctor Manuel Fernández y sus colegas están a la altura de la promesa de Fiducia supplicans”
| James Alison, teólogo
(The Tablet).- Me quedé bajoneado al recibir la noticia de un documento más del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) que me afecta a mí y a aquellos entre los que ejerzo mi ministerio directamente, todos nosotros en situación precaria dentro de la vida de la Iglesia. El DDF no tiene por meta elaborar nuevas doctrinas, sino que nos brinda el statu quo de maneras más o menos bien logradas.
Su último intento fue tan mal logrado que opté por satirizarlo como berrinche en Religión Digital para disminuir el nivel de escándalo causado a muchas personas homosexuales y a quienes nos aman. ¿Tendría que volver a hacer lo mismo esta vez? Decidí no involucrarme en las reacciones inmediatas, sino esperar a que se calmaran un poquito.
Hay que pensar despacio para “escapar de los laberintos por arriba”, una práctica que el Santo Padre recomendó en su discurso anual a la Curia días después de la publicación de Fiducia Supplicans. Así que, siguiendo su consejo, y desde una cierta “vista de helicóptero“, percibo que hay dos “cosas” sucediendo simultáneamente en los asuntos LGBT en la Iglesia. Una de ellas implica acciones procesuales; la otra, acciones de gobierno.
Lenta pero silenciosamente – y mucho más a través de las relaciones personales que de la enseñanza oficial– se dan acciones puntuales y empujones que nos están llevando hacia un lugar en el que el conocimiento antropológico sobre quiénes somos se vuelve no controvertido: aprendimos que las personas LGBT no somos personas heterosexuales defectuosas y, por lo tanto, que los intentos de categorizar quiénes somos y cómo vivimos mediante deducciones negativas a partir del acto matrimonial abierto a la procreación, son erróneos y perjudiciales. Este es el camino “sinodal” en proceso.
Llevará tiempo, porque los cambios en las relaciones, que tienen lugar en tantas culturas diferentes y a diferentes velocidades, no pueden saltarse imponiendo nuevas enseñanzas sin grave riesgo de cisma. Pero el movimiento va claramente en una dirección: la de aprender que las personas LGBT estamos diciendo la verdad al compartir de manera fehaciente lo que hemos aprendido sobre nosotros mismos y que, en nuestro camino de conversión para llegar a ser hijos e hijas de Dios, la gracia nos alcanza a partir de lo que somos, y no a pesar de ser lo que somos.
El reciente Sínodo avanzó en este proceso pidiendo, por amplia mayoría, una reconsideración de nuestra antropología tradicional para incluir lo que estamos aprendiendo inductivamente sobre el ser humano. Para ello, los delegados propusieron reuniones de alto nivel con garantías de confidencialidad para que pueda hablarse con franqueza. Reuniones en las que algunos de nosotros podríamos hablar en primera persona como testigos. Porque, como es obvio, no puede haber un verdadero debate “sobre nosotros” sin nosotros.
Al mismo tiempo que acontecen estas acciones procesuales, también tenemos actos de gobierno, de los que Fiducia Supplicans es un ejemplo especialmente afinado. Estos últimos actos tienen una finalidad por encima de todo: fomentar la unidad y evitar el cisma. En este sentido es como acojo de manera cálida el nuevo documento. Recordemos que no hay ningún organismo cristiano importante que haya sido capaz de tratar este asunto sin la amenaza, o la realidad, del cisma. Los que se han negado a encarar este tema han tenido que renunciar al cristianismo básico y aliarse con expresiones violentas de “los poderes de este mundo“, incluyendo la criminalización e incluso las ejecuciones, para mantener una pretendida pureza que sólo a ellos mismos engaña.
Viendo, por tanto, cómo los asuntos LGBT se han convertido en una cuestión “barómetro“, un “punto álgido hermenéutico” para toda una serie de otras cuestiones –cultura, psicología, historia colonial, cambios en la estructura familiar– me he preguntado durante mucho tiempo ¿llegado el momento, cómo ejercería el sucesor de Pedro su ministerio de unidad en este ámbito? Ese ministerio es intrínseco a la catolicidad de la Iglesia y, si se ejerce bien, tendrá efectos mucho más allá de las estructuras visibles de la Iglesia católica.
Ahora tengo la respuesta a mi pregunta. Aunque el proceso de aprender la verdad en este asunto avance demasiado despacio para quienes vivimos en algunos países, y demasiado rápido para quienes viven en otros, ciertamente avanzará. Y el DDF ha establecido una especie de toldo andante bajo el que todos estamos invitados a emprender el proceso de trabajar las conciencias: las “reglas del juego” para garantizar la unidad y evitar el escándalo, con la promesa de que lo disciplinario se ejercerá con un toque ligero.
Primero: establecer una presentación firmemente conservadora de la enseñanza tradicional. Segundo: estirar casi hasta el límite todo lo permisible dentro de esa enseñanza.
Y esta es, en mi opinión, la genialidad de Fiducia Supplicans, y la razón por la cual es fiel al pensamiento del Papa Francisco tras Amoris Laetitia (cosa que manifiestamente no lo era el Responsum del DDF de 2021): sale del laberinto “por arriba“, utilizando una reflexión sobre las bendiciones para elaborar una presentación práctica católica de la abundancia de la gracia. Que luego la extiende en el grado máximo posible: a todos nosotros.
¡Qué privilegiado soy por haber realizado mis estudios formales de teología en Brasil! Ejercí mi ministerio en parroquias en las que una ínfima parte de la población vivía en un primer matrimonio “debidamente formalizado“. Un cardenal conservador me instó a que anduviera con mucha soltura en temas canónicos y evitara cualquier enseñanza moral que no fueran los Diez Mandamientos, para no agobiar a los fieles. Todo esto estaba muy lejos de las tentaciones de fariseísmo, tan fuertes en los países anglófonos. La Reforma ha dejado una fuerte impronta en nuestra recepción del cristianismo; y nuestros líderes religiosos, incluso los católicos, se dejan seducir muy fácilmente por representaciones moralistas y legalistas de la “bondad“.
Fiducia Supplicans ofrece, pues, las “reglas del juego” según las cuales se debe vivir la catolicidad para mantener su unidad: la Iglesia es para los pecadores. Todos vivimos en el fango y, sin embargo, todos somos capaces de quedarnos transformados en diamantes partiendo de donde estamos. Deja la enseñanza oficial donde está, al menos por el momento, pero nunca la utilices para juzgar a los demás, porque ése es el camino al infierno. Mientras tanto, aprende a percibir a las personas que podrías haber despreciado como “bendecibles” en lugar de “reprobables“, y luego deja que la sutil gracia de Dios opere la eficacia de la bendición en sus –en nuestras– vidas, y en lo que podemos aprender unos de otros sobre quiénes somos realmente.
Así pues, una comprensión católica totalmente tradicional de la Gracia, que no se preocupa demasiado por el pecado, que se hace visible a través de un rico repertorio de bendiciones, todo ello con mano suave en lo que respecta a la disciplina: esta es la vía para mantenernos unidos en el proceso de aprendizaje que los asuntos LGBT están provocando en todo el mundo.
Hay que decir, sin embargo, que sí se ha tocado una nueva nota al insistir en que las parejas del mismo sexo son “bendecibles” en lugar de “reprobables“.
Imaginen, si quieren, que viven en un reino insular, quizá en algún lugar del Mar del Norte. Imaginen que a sus costas llegan personas en pateras. Algunos los llaman “inmigrantes ilegales“, otros “solicitantes de asilo“. En el primer caso, se presume que no son “nosotros” y que nunca podrán serlo, por lo que deben ser tratados como delincuentes y deportados. En el segundo caso, sea cual sea su estatus, vengan de donde vengan y hayan llegado aquí como hayan llegado, todo debe resolverse lenta y pacientemente, ya que su deseo de ser “de los nuestros” puede ser real y legítimo y, al menos inicialmente, debe suponerse que lo es. Con el tiempo, puede que no sólo sean “de los nuestros“, sino incluso de los “mejores” entre nosotros.
Sin embargo, a diferencia de cualquier fantasía del Mar del Norte, en el Reino de Cristo todos los residentes son de hecho también inmigrantes, y se manifiesta la autenticidad de su residencia al extender hacia abajo escaleras para otros que puedan llegar a sumarse, en lugar de recogerlas en contra de otros a los que temen. Y al hacerlo, descubren que incluso las reglas bien establecidas del Reino por el que viven empiezan a cambiar a medida que su “nosotros” deja de definirse frente a un “ellos” del que saben muy poco. Empiezan a ser “contagiados” por un mayor deseo de bendecir, y un reconocimiento de que han sido bendecidos por aquellos de los que se atrevieron a hablar bien.
Pronto veremos si el cardenal Víctor Manuel Fernández y sus colegas están a la altura de la promesa de Fiducia supplicans: ¿Serán ecuánimes a la hora de repartir codazos a los distintos sectores de la Iglesia? ¿Serán tan firmes a la hora de sacar a las jerarquías africanas de su reticencia a apoyar la despenalización (sin la cual la idea de “bendecible” en lugar de “reprobable” no tiene ninguna posibilidad) como lo son a la hora de frenar a los alemanes en su camino hacia los ritos escritos formales para las bendiciones? En los próximos años habrá muchas oportunidades de poner a prueba la declaración Fiducia Supplicans en su rol de ayuda al gobierno en la unidad, muchas ocasiones de ver esta aventura en acción mientras nuestras conciencias se esfuerzan por llegar a una veracidad compartida.
Cuando era joven, me entusiasmaba el relato de Chesterton llamado Ortodoxia. Ahora, al leer atentamente Fiducia Supplicans, al ser testigo del proceso del Espíritu y de los actos de gobierno en constante evolución que sirven a ese proceso, percibo algo de lo que Chesterton quería decir con el “carro celestial” que lleva la “verdad salvaje, tambaleante pero erguida“. ¡Que empiece el juego!
Comentarios desactivados en El arzobispo Cordileone prohíbe parcialmente bendecir a parejas LGBTQ+
Salvatore Cordileone
El arzobispo estadounidense ha dicho que los sacerdotes pueden negar bendiciones a parejas del mismo sexo. La publicación de hoy presenta esa noticia, junto con otras noticias de EE. UU. reacciones de los prelados a la Fiducia Supplicans, la declaración del Vaticano que permite tales bendiciones.
Prohibición parcial de bendiciones del arzobispo Cordileone
El arzobispo Salvatore Cordileone de San Francisco emitió un memorando privado poco después de que se hiciera pública la declaración del Vaticano, en el que el arzobispo daba cinco instrucciones a los sacerdotes. Al parecer, Cordileone se sintió motivado a escribir debido a la “ignorancia, animosidad y prejuicios” que se encuentran en los medios de comunicación, una situación que encontró lamentable ya que se produjo justo antes de Navidad.
Según el Bay Area Reporter(BAR), las instrucciones a los sacerdotes incluyen la prohibición de “bendiciones previamente programadas” y cualquier bendición a las parejas “tal bendición no se puede dar si pudiera ser una causa de escándalo, es decir, si engañaría a los individuos mismos o a otros en creer que puede haber contextos que no sean el matrimonio en los cuales las relaciones sexuales encuentran su significado natural, apropiado y plenamente humano.” BAR continuó, “Finalmente, el memorándum de Cordileone declara, ‘como consecuencia, cualquier sacerdote tiene el derecho de negar tales bendiciones si, a su juicio, hacerlo sería una fuente de escándalo de alguna manera.’”
Los defensores de LGBTQ+ han criticado el memorando de Cordileone. Francis DeBernardo, director ejecutivo del New Ways Ministry , dijo a BAR:
“‘Las instrucciones del Vaticano para bendecir a parejas del mismo sexo ofrecieron un conjunto claro de parámetros sobre cómo, cuándo y qué se supone que deben hacer los sacerdotes cuando la gente solicita tales bendiciones. . Las instrucciones fueron muy claras y detalladas, por lo que parece que los comentarios adicionales del arzobispo Cordileone, incluida una advertencia sobre el escándalo, fueron innecesarios. La advertencia del arzobispo puede hacer que los sacerdotes se muestren reacios a dar tales bendiciones cuando se las pidan, y también puede hacer que algunas parejas sean cautelosas a la hora de pedirlas’”.
Stan JR Zerkowski, director ejecutivo de Fortunate Families, añadió que el memorando de Cordileone proporcionaba “una excusa fácil para negarse a proporcionar catequesis… y parece carecer de misericordia, de acogida y de sensibilidad pastoral”.
Otras respuestas de obispos de EE.UU.
Si bien muchos prelados en los EE.UU. No llegaron tan lejos como Cordileone, muchas de sus declaraciones seguían siendo negativas o, en el mejor de los casos, neutrales. La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) emitió una declaración de un párrafo, no de un obispo, sino de su portavoz, Chieko Noguchi, quien se limitó a decir:
“La Declaración emitida hoy por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) del Vaticano articuló una distinción entre bendiciones litúrgicas (sacramentales) y bendiciones pastorales, que pueden ser dadas a personas que desean la gracia amorosa de Dios en sus vidas. La enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio no ha cambiado, y esta declaración lo afirma, al mismo tiempo que se hace un esfuerzo por acompañar a las personas impartiendo bendiciones pastorales porque cada uno de nosotros necesita el amor sanador y la misericordia de Dios en nuestras vidas”.
Otra declaración de la USCCB fue emitida a través del obispo Robert Barron de Winona-Rochester, presidente del Comité de Laicos, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud de la Conferencia, quien dijo, en parte:
“La declaración de ninguna manera exige un cambio en las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio y la sexualidad. De hecho, hace todo lo posible para insistir en que, de acuerdo con una doctrina inmutable, el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer con fidelidad para toda la vida y apertura a los hijos.
“Las bendiciones que permite a quienes tienen relaciones irregulares no son de naturaleza litúrgica y, por lo tanto, no implican aprobación alguna de tales relaciones. Más bien, estas bendiciones son informales y espontáneas, diseñadas para invocar la misericordia de Dios para sanar, guiar y fortalecer. “A pesar de cierta cobertura engañosa en la prensa, la declaración no constituye un ‘paso’ hacia la ratificación del matrimonio entre personas del mismo sexo ni un compromiso de las enseñanzas de la Iglesia con respecto a quienes mantienen relaciones irregulares”.
Las propias declaraciones de muchos obispos estadounidenses siguieron estas líneas argumentales, como por ejemplo no poner en primer plano la cuestión de las bendiciones, sino afirmar que las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio y la sexualidad no cambiaron. Declaraciones episcopales como ésta también enfatizaron que las uniones entre personas del mismo sexo o incluso las parejas no pueden ser bendecidas; todas las bendiciones eran sólo para individuos. De hecho, muchas de esas declaraciones incluso afirmaban que no había nada nuevo o digno de mención en Fiducia Supplicans, a pesar de que el director del Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano dijo explícitamente que la enseñanza de la iglesia evolucionó con esta declaración.
El obispo Andrew Cozzens de Crookston llegó incluso a concluir su declaración con tres párrafos sobre la necesidad de que las personas en relaciones del mismo sexo se arrepientan de ser pecadores.
Algunos obispos siguieron a Cordileone al imponer restricciones a las bendiciones, como el arzobispo Samuel Aquila de Denver, quien dijo en una declaración que las bendiciones deben realizarse “con discreción, preferiblemente en privado para evitar escándalo y confusión”. El obispo François Beyrouti de la Diócesis de Newton de la Iglesia Católica Melquita emitió un comunicado informando a los sacerdotes que sólo podían realizar bendiciones con su “permiso previo por escrito” y que “el incumplimiento de esta prescripción resultará en sanciones canónicas”.
Asimismo, ciertos obispos utilizaron un lenguaje más cargado u ofensivo, como los dos obispos de Dakota del Sur, Peter Muhich de Rapid City y Donald DeGrood de Sioux Falls, quienes emitieron una carta conjunta sobre la bendición de “personas que viven en situaciones de pecado grave no arrepentido, como los mismos -relaciones sexuales, fornicación o adulterio”. Afirmaron que la iglesia “no tiene poder para bendecir el pecado”, centrando gran parte de su declaración en el arrepentimiento de esos presuntos pecadores. Y, curiosamente, el obispo Mark Brennan de Wheeling-Charleston añadió en un comentario en los medios que los católicos que tienen relaciones entre personas del mismo sexo, “Si están viviendo en una unión en la que son sexualmente activos, y si no es una unión que la iglesia puede reconocer, entonces no deben recibir la Sagrada Comunión.”
Respuestas positivas de prelados de EE.UU,
Por otro lado, algunos EE.UU. Los obispos acogieron con agrado la declaración del Vaticano sobre las bendiciones.
El cardenal Blase Cupich de Chicago emitió una extensa declaración, en la que escribió, en parte:
“[L]a Declaración es un paso adelante, y está en consonancia no sólo con el deseo del Papa Francisco de acompañar pastoralmente a las personas, sino también con el deseo de Jesús de estar presente para todas las personas que desean gracia y apoyo… Aquí en la Arquidiócesis de Chicago, damos la bienvenida a esta declaración, que ayudará a muchos más en nuestra comunidad a sentir la cercanía y la compasión de Dios”.
El obispo Oscar Cantú de San José emitió una declaración en la que reconocía que la enseñanza de la iglesia sobre el matrimonio no había cambiado, pero también decía que la declaración era útil. Escribió, en parte:
“[L]a Iglesia reconoce la necesidad pastoral de responder a quienes humildemente buscan una bendición y expresan el deseo de la misericordia y asistencia de Dios para dialogar e invitarlos a una relación más profunda con el Señor. . .Esta declaración representa una aclaración importante que reconoce y responde a las diversas realidades de la vida de las personas y al mismo tiempo defiende las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio sacramental”.
El arzobispo Gustavo García-Suller, MSpS, de San Antonio, ofreció un respaldo calificado. En un comunicado, el arzobispo alentó a la gente a leer la declaración directamente para no “permitir que otros interpreten lo que bien podría ser una mala interpretación”. Añadió:
“Esta declaración no debe provocar escándalo ni confusión para el pueblo de Dios. Se emite para garantizar que todos los hijos de Dios sepan que son amados y aceptados. Pregúntele a cualquier sacerdote y le dirá con qué frecuencia la gente busca una bendición espontánea e informal de su parte. ¡Es una de las muchas alegrías del sacerdocio! Quienes solicitan tales bendiciones buscan la cercanía, la curación y la fuerza de Dios”.
El arzobispo John Wester de Santa Fe, que ha hablado repetidamente en apoyo de las personas LGBTQ+, dijo en una entrevista que la declaración apoya dar “simplemente una bendición y decir que Dios te está bendiciendo y apoyándote”.
En una nota final de Estados Unidos, Chris Christie, el ex gobernador de Nueva Jersey que ahora se postula para ser el candidato presidencial republicano, citó el apoyo del Papa Francisco a la bendición de parejas del mismo sexo para explicar cómo llegó a apoyar ahora el matrimonio igualitario. En un foro comunitario, Christie, que es católico, explicó: “Fue un proceso por el que tuve que pasar para cambiar la forma en que me criaron, tanto desde una perspectiva familiar como desde lo que mi madre y mi padre me enseñaron y sentí y también desde una perspectiva religiosa y […] lo que mi iglesia me enseñó a creer… El Papa Francisco ahora permite bendiciones para parejas del mismo sexo; Incluso la Iglesia está cambiando”.
—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 4 de enero de 2024
Comentarios desactivados en Los obispos alemanes y flamencos acogen calurosamente la declaración del Vaticano sobre las bendiciones
El obispo Georg Bätzing (dcha), presidente de la Conferencia Episcopal Alemana con el cardenal Reinhard Marx
Desde hace varias semanas, Bondings 2.0 cubre la recepción de Fiducia Supplicans, la declaración del Vaticano sobre las bendiciones que permitía a los sacerdotes bendecir a parejas del mismo sexo y a otras personas en situaciones “irregulares”.
La cuestión de tales bendiciones surgió principalmente debido a las demandas formales e informales de los católicos alemanes de reconocer el amor queer en la Iglesia. Y, en una entrevista reciente, el prefecto del dicasterio doctrinal del Vaticano, el cardenal Víctor Manuel Fernández, reconoció que Fiducia Supplicans era una “respuesta clara” a los alemanes.
Entonces, ¿cómo han respondido los líderes de la iglesia alemana al nuevo documento? La publicación de hoy presenta sus reacciones, así como la de los obispos flamencos.
El obispo Georg Bätzing de Limburgo, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, emitió un comunicado diciendo que “daba una gran bienvenida” a Fiducia Supplicans y estaba “agradecido por la perspectiva pastoral que requiere”. Bätzing, quien dirigió el proceso del Camino Sinodal de Alemania que terminó con un documento que alentaba las bendiciones para las parejas del mismo sexo y las apoya personalmente, agregó (a través de Google Translate):
“Es bueno que ahora se esté sacando a relucir este tesoro [de] diversos modelos de vida. . La declaración Fiducia supplicans aborda las cuestiones que han quedado claras recientemente sobre el tema de las peticiones de bendiciones, y lo hace desde una perspectiva pastoral y en un lenguaje teológicamente moderado y tranquilo. La Declaración aplica categorías y términos teológicos de manera responsable. Traza una línea clara entre la fidelidad inquebrantable a la enseñanza de la Iglesia y las exigencias pastorales de una práctica eclesial que quiere estar cerca de las personas. Aquí se describe un ámbito de acción pastoral que ilustra la práctica responsable de la iglesia.
“Al final de la declaración se enfatiza expresamente: el marco establecido aquí es lo suficientemente claro como para dar a los ministros ordenados la seguridad necesaria para actuar”.
El obispo Heinrich Timmerevers de Dresde-Meissen se mostró “muy feliz y muy sorprendido” porque “nunca antes en la historia de la Iglesia había sucedido este hito que el Papa ahora está haciendo posible aquí”. Este desarrollo surgió en parte porque la Iglesia Católica es “un poco culpable” porque no sólo “unió a la gente a través de nuestra enseñanza moral sino que también la marginó”. Permitir más bendiciones “no es sólo un regalo de Navidad, es más que eso”, añadió el obispo.
America informó sobre las respuestas positivas de varios otros obispos alemanes:
“El cardenal Reinhard Marx de Munich dijo el martes que estaba un poco sorprendido. No esperaba “que tal señal llegara tan rápido“. Marx dijo que era un primer paso que puede parecer pequeño para los católicos en Alemania, “pero para algunos en la Iglesia Universal, es enorme escuchar que esto debería ser posible“… Marx dijo que la doctrina sexual católica debe seguir desarrollándose”.
“El futuro arzobispo de Bamberg, Herwig Goessl, también celebró la decisión. “Esto cumple un deseo importante de muchos creyentes, expresado también en el Camino Sinodal”, afirmó. Sin embargo, no hay que pasar por alto que la declaración distinguía entre bendición y matrimonio. Goessl dijo que veía nuevas posibilidades para la atención pastoral”.
El obispo Stefan Oster de Passau publicó una declaración larga y más moderada que enfatizaba que las enseñanzas de la iglesia permanecían sin cambios y que las bendiciones para las parejas “irregulares” no podían formalizarse, con lo cual parecía estar de acuerdo. Sin embargo, Oster también comentó:
“Por tanto, agradezco esta explicación porque puede ayudarnos de varias maneras en los debates polarizados sobre este tema. Hace dos años comencé un nuevo puesto en la diócesis de Passau para la pastoral de las personas queer. Como Iglesia católica, por lo general tenemos una gran incomprensión con estas personas en el camino pastoral y, con demasiada frecuencia, apenas tenemos capacidad para hablar en el ámbito pastoral. Ahora se amplía el alcance del camino pastoral común. Una oración pidiendo la bendición de Dios y su buen espíritu en el espíritu de la iglesia ya no tiene por qué estar en contradicción con la iglesia. Y en este sentido, el nuevo documento sobre la bendición puede ser una bendición para aquellos que honestamente buscan orientación en la pastoral y al mismo tiempo quieren permanecer fieles a la Iglesia en su tradición”.
Un obispo alemán fue más negativo. El cardenal Gerhard Müller, ex director de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe y crítico abierto del Papa Francisco, como era de esperar dijo que Fiducia Supplicans era “autocontradictoria” y apeló a los obispos a no convertirse en “cómplices” de “estos actos sacrílegos”, optando en cambio por prohibir tales bendiciones.
Los católicos laicos en Alemania también acogieron a la Fiducia Supplicans. Birgit Mock, vicepresidenta del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), que copreside el grupo de trabajo sobre moralidad y relaciones sexuales en el proceso del Camino Sinodal de Alemania, concedió una extensa entrevista a Katholisch.de. Mock describió la declaración como un “gran avance”, ya que permitió una nueva forma de abordar las tensiones entre la enseñanza de la iglesia y la práctica pastoral existente, es decir, que tales bendiciones ya están ocurriendo. Ella explicó:
“Creo que esta declaración ofrece una gran oportunidad para la iglesia global. Al fin y al cabo, y así lo dice explícitamente el texto, responde a diversas peticiones. Al final, las iglesias locales pueden decidir por sí mismas si quieren aprovechar esta oportunidad o no. Pero el hecho de que se esté abriendo es, en mi opinión, verdaderamente innovador y nos ofrece la oportunidad de seguir siendo juntos una buena iglesia mundial”.
Mock también confirmó que la iglesia alemana continuará sus esfuerzos para dar una estructura a las parejas del mismo sexo que bendicen, incluido un folleto sobre cómo celebrar tales bendiciones con “textos de oración que sean adecuados para [estas bendiciones] y fácilmente accesibles”, de modo que los ministros pastorales estén no quedarse sin recursos.
Irme Stetter-Karp, presidenta del ZdK, dijo en parte en un comunicado:
“[El Dicasterio] se toma en serio la bendición. Libera la decisión de dar una bendición de una superestructura sacramental que antes parecía un revés para los afectados. Ahora finalmente el cuidado puede venir a través de la bendición – ¡gracias a Dios!… Resulta que la honestidad teológica y el sentido de fe son hitos importantes en el camino hacia el cambio en la iglesia. Simplemente obedecer una prohibición no es católico”.
“La Federación de Mujeres Católicas Alemanas (KDFB) y la Asociación Alemana de Mujeres Católicas (KDF) también saludaron la decisión del Vaticano. La presidenta federal del KDF, Mechthild Heil, lo calificó como “un paso bueno, pero también necesario desde hace mucho tiempo”. La presidenta del KDFB, Anja Karliczek, dijo que la decisión era una señal a favor de una mayor diversidad y tolerancia en la Iglesia”.
En Bélgica, los obispos también dieron la bienvenida a la Fiducia Supplicans, y algunos de sus miembros flamencos habían emitido previamente directrices y una liturgia para bendecir a las parejas del mismo sexo. Los obispos flamencos emitieron un comunicado diciendo que la declaración del Vaticano era “una confirmación del enfoque pastoral” que habían adoptado. Los obispos explicaron, en parte:
“Fiducia Supplicans se considera un gran paso hacia el reconocimiento de las relaciones homosexuales fieles y duraderas. Como persona LGBTI+ eres plenamente aceptado e incluso ahora puedes bendecir tu relación. . .
“El discernimiento comunitario a través de la conciencia formada ya era preferido en la enseñanza social de la iglesia. El hecho de que la conciencia formada ahora también tenga prioridad en la ética sexual es ni más ni menos que un cambio sísmico en el discurso y el pensamiento de la iglesia. La declaración de la iglesia mundial también tiene un impacto significativo en el pensamiento de los países donde la homosexualidad todavía está criminalizada hoy.
“Para aquellos que se han preguntado durante los últimos dos años si la encuesta mundial de creyentes [el Sínodo sobre la Sinodalidad] en la Iglesia Católica cambiaría algo: pueden llamar con seguridad a la declaración del lunes un fruto temprano de ese proceso. El deseo de una Iglesia acogedora y abierta es cada vez más entusiasta en todas partes. La vida vivida no puede enjaularse en reglas inquebrantables”.
Los obispos flamencos, sin embargo, no sólo celebraron la Fiducia Supplicans. Lo entienden como un punto de partida para un mayor diálogo sinodal, que finaliza con una invitación aplicable a los católicos de todo el mundo:
“A quienes no estén de acuerdo, sólo nos queda repetir el llamado a entrar en diálogo. Estamos preparados para hablar con todos desde los puntos de contacto. Si realmente caminamos hacia una Iglesia que escucha y guía y que tiene espacio para todos, esto se aplica a las parejas homosexuales que desean una bendición, pero también a quienes votan en contra. Invitamos cordialmente a todos a una conversación abierta, en un “espacio seguro” y preferiblemente lo más lejos posible de todas las cámaras de eco de las redes sociales”.
—Robert Shine (él/él), Ministerio New Ways, 9 de enero de 2024
Comentarios desactivados en Iglesia Católica Española y Fiducia Supplicans: División de opiniones.
José Cobo, a RD: “En Madrid se aplicará ‘Fiducia supplicans’ con la intensidad que pide el Papa”
“Los críticos responden más grupos de presión que no son católicos“
El Arzobispado de Madrid ha tenido que amonestar seriamente a dos sacerdotes que hicieron campaña pública para desobeder a Francisco y la declaración sobre las bendiciones a parejas en situación irregular o uniones homosexuales
“Pueden expresar su opinión, pero nunca en espacios civiles, en páginas de Internet, que nada tienen que ver con la dinámica eclesial , y que en definitiva se manifiesta opuestos a la doctrina ordinaria del Santo Padre”, recalca
El cardenal de Madrid, José Cobo, lo tiene claro. “En Madrid vamos a aplicar totalmente la doctrina del Papa, y por eso vamos a aplicar ‘Fiducia supplicans’ con la intensidad que merece y pide el documento, y quien no esté de acuerdo, le invito a que lo lea“, afirma el purpurado en conversación con Religión Digital.
El arzobispo de Madrid, a quien la polémica de varios sacerdotes, comandados por curas de Toledo y Cádiz, estaban promoviendo una campaña para desobedecer a Francisco, sostiene que “se trata de una polémica artficial, se ha sacado todo de contexto“. Y aprovecha para recordar al clero que “tienen un juramento de fidelidad al Papa”, algo que pudo subrayar hace poco ante los responsables de las otras dos diócesis principalmente implicadas en la polémica. Cerro publicó una nota reclamando a los sacerdotes dar un paso atrás, mientras que Zornoza, al menos en público, no hizo nada.
Lo que sí sucedió es que, ahora, los promotores de la iniciativa ya no son sacerdotes, sino en su mayoría seglares. Los curas que iniciaron la campaña ya no aparecen como tales en la plataforma, aunque su firma -en privado- sigue en la misma. Algo así ha sucedido con varios curas de Madrid, a quienes el cardenal Cobo tuvo que llamar a capítulo y reconvenirles seriamente.
“Fueron llamados a consulta y se les ha pedido explicaciones para que aclaren su postura“, sostienen fuentes diocesanas consultadas por RD, que añaden que el planteamiento de Cobo es rotundo: “Pueden expresar su opinión, pero nunca en espacios civiles, en páginas de Internet, que nada tienen que ver con la dinámica eclesial , y que en definitiva se manifiesta opuestos a la doctrina ordinaria del Santo Padre”.
“Se les ha amonestado seriamente, se les ha preguntado si tienen algo en contra del Papa y se les ha recordado su juramento de fidelidad al Santo Padre”, admite, a preguntas de RD, el cardenal Cobo, antes de entrar en el retiro que, desde este domingo, inicia una treintena de obispos españoles y que, para muchos, servirá para aclarar conceptos y comenzar a mirar al horizonte de marzo y a unas elecciones en la Conferencia Episcopal donde puede saltar la sorpresa.
“Un sacerdote no puede formar parte de un foro civil, público, en el que se insulta al Papa”, añade Cobo, quien insiste en que “aquí se va a aplicar totalmente la doctrina del Papa”. “Estamos en una situación de misión, y algunos siguen reaccionando como si viviéramos una Iglesia de conservación”, lamenta el cardenal de Madrid. ¿Por qué tanto crítico desde visiones de Iglesia? “Creo que se dejan llevar más por la ideología y responden más a grupos de presión que no son católicos“, asegura, tajante, el cardenal Cobo. “No se dan cuenta en las manos de quién están“, culmina.
Comentarios desactivados en Juani y Ana, una pareja sobre las bendiciones del Vaticano: «queremos el matrimonio»
En 2018 surgió el amor. Juani tenía 58 y Ana tenía 53 (si no tiene novia y sientes que se te está pasando la vida, ya ves que no, que el amor viene en cualquier momento). Ambas eran católicas y están integradas en el seno de la iglesia.
“Nos casamos por lo civil en 2020, en plena pandemia. Y dos años después hicimos la celebración creyente, en la que estaban un cura ‘oficial’, otro sacerdote por el celibato opcional y una mujer con vocación de sacerdote, que fueron quienes nos bendijeron”, cuenta Juani El Español.
Ellas habían acudido a la sede en Madrid de Crismhom, la organización homosexual de carácter ecuménico cristiano. “La familia de Ana es más tradicional, pero para mí, que creo en una Iglesia horizontal y abierta, lo que nosotras hicimos ya tenía todo el valor del matrimonio. La decisión del Vaticano, sí, es un pequeño pasito, pero yo no quiero eso, yo quiero una Iglesia de iguales”, asegura Juani.
“Que nos bendicen, pues cómo no nos van a bendecir… Si ya bendicen a los perros, a los gatos y a los pájaros el día de San Antón. Si bendicen un barco y a un avión, pues digo yo que me bendecirán a mí también como persona. Pero bueno, yo soy de las que piensa que no quiero ser menos que nadie. Vengo de las comunidades de base desde hace 50 años. Y si las uniones heterosexuales son consideradas un matrimonio, pues nosotras exactamente igual, ni más ni menos”, expresa la mujer.
Juani cree que el Papa quiere hacer cambios reales, pero que detrás de él hay un séquito que intenta impedir estos avances en igualdad. Es una de las razones por las que hace unos meses tuvo una reunión con Jeannine Gramik, monja activista que lucha por la inclusión y la diversidad en la Iglesia.
Comentarios desactivados en 10 segundos y sin Ritual ni Bendicional: Así es el ejemplo de bendición pastoral que propone Tucho Fernández
Cuanto más lo explican, se ve que es más absolutamente insultante. ¿Alguien se imagina a Jesús haciendo esta estupidez discriminatoria? El Jesús que hacía todo a la luz del día rompiendo moldes y leyes ¡10 segundos, a escondidas y sin signo alguno! Ni necesitamos esto ni lo pedimos, ni lo queremos… Lo dicho, va a ser mejor ser dos “mariquitas” y acudir a las bendiciones por San Anton…
Las bendiciones pastorales que acoge FS “ante todo deben ser muy breves”, bendiciones “de pocos segundos, sin Ritual ni Bendicional”, que “no deberían realizarse en un lugar destacado del templo o frente al altar”
El sacerdote puede decir una simple oración semejante a esta: ‘Señor, mira a estos hijos tuyos, concédeles salud, trabajo, paz, ayuda mutua. Libéralos de todo lo que contradice tu Evangelio y concédeles vivir según tu voluntad. Amén’. Y finaliza con el signo de la cruz sobre cada uno de los dos”
“Son 10 o 15 segundos”, explicita el texto aclaratorio, quien finalmente se pregunta si en esas condiciones “¿tiene sentido negar este tipo de bendiciones a esas dos personas que la suplican?
Además de llamar al orden a quienes Fiducia Supplens (FS) ha soliviantado hasta el punto de negarse a aplicarla en sus diócesis y parroquias, la nota de prensa sobre la recepción de esa declaración doctrinal hecha pública este mediodía por el Discasterio para la Doctrina de la Fe busca un claro efecto pedagógico “dado que algunos han expresado que les cuesta entender cómo podrían ser estas bendiciones” y se escudan en ello para no aplicarla.
Por eso, “la verdadera novedad” de FS, lo que aún no se ha querido entender desde que vio la luz el pasado 18 de diciembre, ”no es la posibilidad de bendecir parejas irregulares”, sino “la invitación a distinguir entre dos formas diferentes de bendiciones: ‘litúrgicas o ritualizadas’ y ‘espontáneas o pastorales’”, señala el texto de Doctrina de la Fe.
Y estas últimas, las pastorales, “ante todo deben ser muy breves”, bendiciones “de pocos segundos, sin Ritual ni Bendicional”, que “no deberían realizarse en un lugar destacado del templo o frente al altar” y mediante la cual el oficiante “sencillamente se pide al Señor paz, salud y otros bienes para esas dos personas que la solicitan” y “que puedan vivir en plena fidelidad al Evangelio de Cristo, para que el Espíritu Santo pueda liberar a esas dos personas de todo lo que no responda a su voluntad divina, de todo lo que necesite purificación”.
El ejemplo a seguir
“Dado que algunos han expresado que les cuesta entender cómo podrían ser estas bendiciones, veamos un ejemplo concreto: imaginemos que en medio de una gran peregrinación una pareja de divorciados en nueva unión, le dicen al sacerdote: ‘Por favor, denos una bendición, no conseguimos empleo, él está muy enfermo, no tenemos casa, la vida se nos vuelve muy pesada, que Dios nos ayude’“, señala la nota, firmada por el prefecto de dicasterio, el cardenal Víctor Manuel ‘Tucho’ Fernández y Armando Matteo, secretario para la Sección Doctrinal del mismo.
“En ese caso -prosigue el ejemplo-, el sacerdote puede decir una simple oración semejante a esta: ‘Señor, mira a estos hijos tuyos, concédeles salud, trabajo, paz, ayuda mutua. Libéralos de todo lo que contradice tu Evangelio y concédeles vivir según tu voluntad. Amén’. Y finaliza con el signo de la cruz sobre cada uno de los dos”.
“Son 10 o 15 segundos”, explicita el texto aclaratorio, quien finalmente se pregunta si en esas condiciones “¿tiene sentido negar este tipo de bendiciones a esas dos personas que la suplican? ¿No vale la pena sostener su fe, poca o mucha, auxiliar su debilidad con la bendición divina, dar un cauce a esa apertura a la trascendencia que podría llevarlos a ser más fieles al Evangelio?”.
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