Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Fe’

Cerca de ti, Cristo Jesús

Jueves, 18 de agosto de 2016
Comentarios desactivados en Cerca de ti, Cristo Jesús

Del blog de la Communion Béthanie:

Vivamos el verano con el libro “15 días con el Hermano Roger de Taizé “ escrito por Sofía Laplane en la Editorial Ciudad Nueva: 

abtmenas.jpg-abtmenas

Cerca de ti,  Cristo Jesús, se hace posible conocer a Dios, dejando pasar en nuestra propia vida lo poco que comprendemos del Evangelio. Y este poco es justo lo suficiente para avanzar día tras día. El caso es que jamás haces de nosotros viajeros, permanecemos toda la vida de los pobres de Cristo que, en toda sencillez, se disponen a confiar en el misterio de la fe.

 

414c2OjHxbL._SX300_BO1,204,203,200_

***

Durante el verano, vuestras hermanas y hermanos de Cristianos Gays rezan contigo y por tí. De hecho, nuestro deseo es vivir nuestra vida cotidiana, iluminados interiomente por medio de Jesucristo. Queremos estar cerca de los que pasan las pruebas.

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

“Cuando caen las creencias: ¿Vacío o liberación? (IV)”, por Enrique Martínez Lozano

Martes, 2 de agosto de 2016
Comentarios desactivados en “Cuando caen las creencias: ¿Vacío o liberación? (IV)”, por Enrique Martínez Lozano

confianza24. ¿Cómo salir del hechizo mental?

La realidad no es lo que parece. Y tampoco tenemos acceso a ella de un modo inmediato. Por lo que no es exagerado decir que “el cerebro nos engaña”, como indica el título de uno de los libros del profesor Francisco José Rubia. (En una entrevista, publicada hoy mismo (17.07.2016) por El Diario Vasco, el reconocido físico cuántico Juan Ignacio Cirac –premio Príncipe de Asturias de investigación científica, director del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica y una de las figuras más importantes de la computación cuántica en todo el mundo– afirma que “la naturaleza es más distinta de lo que imaginamos, que lo que está más allá de nosotros tiene unas propiedades muy extrañas… Somos las sombras ⌈en alusión al mito de la caverna, de Platón⌉ y no la realidad. Vemos algo que no es directamente lo que existe”).

El engaño de la mente es doble: por un lado, porque lo que vemos no es la realidad en sí misma, sino la interpretación que de ella hacen nuestros órganos neurobiológicos; por otro, porque las formas que llegan a través de nuestros sentidos corresponden únicamente aun solo nivel o dimensión de lo real.

Lo real no es “algo” que estuviera “ahí fuera”, que nosotros pudiéramos observar desde el “otro lado”. Nosotros mismos formamos parte de esa misma y única realidad –por más que la mente se empeñe en hacernos creer lo contrario-, a la que solo percibimos –no puede ser de otro modo- a través de la mediación de nuestros sentidos y de nuestro cerebro que, sin advertirlo, la están “creando” en la forma en que llega hasta nosotros.

Si las neurociencias nos hacen ver hasta qué punto el cerebro nos engaña, la física cuántica nos lleva a reconocer el carácter multidimensional de lo real. Es decir, no solo distorsionamos la realidad que somos capaces de percibir, sino que eso que nuestra mente llama “realidad” es solo una “apariencia”, en el sentido de que se trata únicamente del nivel aparente o más superficial.

Por debajo del mismo existe el nivel cuántico de las partículas elementales y de las corrientes electromagnéticas, donde la materia se revela a sí misma como pura energía: esta es la “sustancia” del universo. Para la física moderna es claro que aquello que nos parece sólido, no lo es en absoluto.

Y son cada vez más los científicos que, desde diferentes ámbitos del saber –mecánica cuántica, astrofísica, biología–, empiezan a hablar de un “tercer nivel” de profundidad, al que nombran como “punto cero” o “campo unificado de conciencia”, que sería pura información o consciencia, como “código de instrucciones” de donde estaría brotando en permanencia, tanto el nivel cuántico como el aparente.

Para David Bohm, uno de los padres de la física cuántica, el universo es un sistema unificado de la naturaleza, en el que existen niveles más sutiles de realidad, que son los que dan origen a nuestro mundo físico. En su reconocida e influyente obra La totalidad y el orden implicado, habla de “dos niveles” de realidad: el implicado y el desplegado; este segundo sería “lo aparente”; el primero constituye la dimensión profunda y originante.

Ese nivel profundo constituiría el fondo común de todo lo real, la “sustancia última” de la realidad, la verdadera identidad de todo lo que es. Y resulta profundamente significativo que tal hipótesis científica converja con lo que, desde siempre, han afirmado sabios y místicos: lo verdaderamente real se halla más allá de la materia y de la mente, en un “vacío” o “nada” originarios, que sustenta lo que se muestra ante nuestros sentidos como realidad aparente.

En cualquier caso, lo que resulta claro, hoy también para la ciencia más rigurosa, es que las cosas no son lo que parecen. Por ello es necesario aprender a ver más allá de la mente, no porque reneguemos de ella, sino porque comprendemos que somos más que ella; es decir, no por irracionalidad, sino por una exigencia de trans-racionalidad.

Ahora bien, para superar el hechizo mental –que conduce a absolutizar lo que la mente puede percibir-, necesitamos salir del primer engaño, que condiciona todos los demás. Se trata, nada menos, que de la creencia acerca del yo. En efecto, la creencia (mental) sobre mí va a condicionar absolutamente mi modo de ver la realidad completa, a la que estaré contemplando desde una perspectiva errónea: no es extraño que todo lo que ocurra a partir de ahí lleve la marca de lo parcial y, en último término, sea engañoso.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad , , ,

“Cuando caen las creencias: ¿Vacío o liberación? (III)”, por Enrique Martínez Lozano

Sábado, 30 de julio de 2016
Comentarios desactivados en “Cuando caen las creencias: ¿Vacío o liberación? (III)”, por Enrique Martínez Lozano

confianza23. Salir del relativismo… y del absolutismo

El destino de las creencias no parece que pueda ser otro que el de su disolución. O, al menos, la comprensión de que únicamente son válidas en el nivel mental. Pero, dado que la mente no puede atrapar sino aquello que es objeto, las creencias –construidas por ella- nunca podrán contener la verdad de lo que es. Esta simple comprensión permite reconocer cualquier creencia como lo que, en realidad, es: una construcción mental que, en el mejor de los casos, “apunta” hacia la verdad que no puede ser pensada.

Al caer las creencias, se hace presente la crisis. Y entonces, cuando se vive la sensación de que peligra la propia seguridad –que se había apoyado en las creencias-, suelen aparecer diferentes mecanismos de defensa, que se activan ante cualquier sensación de peligro, y que van desde el integrismo hasta el cinismo.

En algunos casos, al ver cuestionadas sus creencias, la persona puede adoptar una actitud integrista, atrincherándose en sus propios puntos de vista y rechazando del modo más radical todo aquello que sea fuente de cuestionamiento. En el extremo opuesto, puede haber quien, al descubrir el carácter relativo de aquellas creencias a las que había atribuido un valor absoluto, decepcionado y frustrado, opte por el escepticismo o el cinismo más amargo.

La psicología, apoyada en investigaciones neurocientíficas recientes, sabe que nuestra mente es reacia al cambio. La llamada disonancia cognitiva –que se dispara cuando una nueva idea pone en cuestión alguna creencia previamente arraigada- produce un estado de malestar, marcado por la ansiedad, que hace que la persona tienda espontáneamente a descartar todo aquello que ponga en cuestión su sistema de creencias.

Sin embargo, entre el integrismo y el cinismo, entre el absolutismo dogmático y el relativismo, cabe otra actitud más adecuada, porque parece que hace más justicia a lo real. Me refiero a la relatividad.

El relativismo niega toda posibilidad de acceso a la verdad. Más aún, sostiene que, en rigor, todo depende de la perspectiva que se adopte. Su consecuencia no puede ser otra que el vacío, el sinsentido y el nihilismo más radical. Su error de base: el supuesto apriorístico que niega la verdad y la posibilidad de acceso a la misma.

Por su parte, el absolutismo dogmático identifica la verdad con su propia creencia. Su consecuencia no es menos nefasta que la anterior: absolutiza lo relativo y condena a quien discrepa. La actitud absolutista o dogmática suele esconder inseguridad, por lo que le resulta difícil convivir con la discrepancia. Por esa razón, lleva mal el pluralismo, al que, con frecuencia erróneamente denunciará como “relativista”. Su error de base: el empobrecimiento que supone reducir la verdad a una construcción mental.

Entre ambos extremos, parece abrirse paso la comprensión de que todo conocimiento humano es situado –dentro de las coordenadas espaciotemporales- y, por ello mismo, relativo, es decir, relacional: dice relación a un tiempo y a un espacio. Dicho más brevemente: entre el relativismo (nihilismo) y el absolutismo dogmático, que tanta confusión y sufrimiento han generado y siguen generando, parece innegable que la relatividad es el modo humano de conocer.

Tal reconocimiento hace posible el más genuino pluralismo –en el que el pensamiento dogmático se siente profundamente incómodo-, a la vez que no niega la verdad profunda de todo lo que es. Nos advierte solo de algo elemental, que me atrevería a formular en estas proposiciones:

todo pensamiento es condicionado (situado, relativo);

la mente no puede contener la verdad;

la mente solo puede operar con objetos (materiales o mentales);

hay más realidad que aquella que la mente puede atrapar (la misma ciencia nos advierte hoy que apenas percibimos el 4% de la realidad);

la verdad es una con la realidad, no algo “añadido” desde la mente;

tenemos acceso a la verdad, en la medida en que acallamos la mente y nos descubrimos uno con lo que es (eso es la meditación o el silencio contemplativo);

todas las creencias son solo construcciones mentales, con valor únicamente en el estadio o nivel mental;

las creencias absolutizadas constituyen el mayor obstáculo para abrirse a la verdad: el “creer” –cualquiera que sea la creencia- no nos deja “ver”;

gracias al silencio del pensamiento, experimentamos que la mente no puede contener la verdad y que, sin embargo, la somos;

dado que nuestro fondo es el mismo fondo de lo Real, todos podemos decir como Jesús de Nazaret: “Yo soy la verdad”;

sin negar el valor de la mente –ni de la razón crítica-, necesitamos trascenderla para acceder a la verdad de lo que es, de lo que somos: se asume plenamente la racionalidad, pero se la trasciende.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad , , ,

“Cuando caen las creencias: ¿Vacío o liberación? (II)”, por Enrique Martínez Lozano

Viernes, 29 de julio de 2016
Comentarios desactivados en “Cuando caen las creencias: ¿Vacío o liberación? (II)”, por Enrique Martínez Lozano

confianza22. Las creencias: su aportación, sus riesgos y su inconsistencia

Las creencias se presentan como fuente de seguridad personal y de cohesión del grupo (no es casualidad que la crisis de las creencias haya venido de la mano del pluralismo: cuando el dosel común se convierte en un simple paraguas). Habitualmente, la persona pone su seguridad en sus propias creencias que, compartidas, explican y refuerzan la unidad del grupo. Se entiende, desde aquí, que el grupo “persiga” a quienes las cuestionan.

En el caso de las creencias religiosas, estas son consideradas como apoyos “absolutos”, por cuanto dicen provenir nada menos que del propio Absoluto o Dios. Se presentan, por tanto, como dadoras absolutas de sentido para la vida y para la muerte.

Es significativo que el considerado primer estudio de sociología moderna –me refiero a El suicidio, del pionero Émile Durhkeim, en 1897– subrayara el hecho de que la “anomia” –ausencia de normas, carencia de referencias comunes– constituye un factor decisivo para generar una sensación de sinsentido, que podía desembocar en el suicidio.

Las creencias parecen aportar seguridad porque, nacidas en el nivel de consciencia mítico –y mantenidas en el mental–, se toman como “la verdad”, sin más. Es sabido que en el estadio mítico, la verdad se identifica con la propia creencia que, recibida de los antepasados, se cree provenir de la misma divinidad. Al fundamentarse a sí misma de este modo, la creencia otorga al creyente la sensación confortable de estar en la verdad.

Sin embargo, esa oferta de seguridad tiene un precio elevado. Entre los riesgos que encierran las creencias habría que señalar los siguientes: dogmatismo, fundamentalismo, fanatismo, intolerancia, eliminación del otro diferente… Quien se cree portador de la verdad absoluta resulta siempre peligroso. Su propia sensación de “superioridad” se reflejará inevitablemente en un comportamiento extraño que puede ir desde el paternalismo hasta el proselitismo o la imposición. Todo ello, como es obvio, se acentúa hasta el extremo cuando se alcanza una situación de poder.

Pero esos no son los únicos riesgos. Parece también innegable que la identificación con las creencias constituye el mayor obstáculo para abrirse a la verdad, por cuanto delimita un marco que impide ver más allá de lo que esté incluido en él. Por más que quiera mantener una actitud de apertura, la persona creyente no podrá evitar que su mirada se encuentre condicionada por sus propias creencias, que actuarán inevitablemente de “marco” dentro del cual mirar, y de “filtro” a través del cual ver.

Si tenemos en cuenta que se partía del supuesto previo que identificaba la creencia con la verdad, será realmente difícilmente sortear esa trampa. Y es entonces cuando se verificará en toda su hondura la verdad de la afirmación anterior: la identificación con las creencias constituye el mayor obstáculo para abrirse a la verdad.

Con todo, las creencias, en su propio modo de funcionar, muestran su inconsistencia. Basta tomar un mínimo de distancia para apreciar que únicamente se mantienen mientras existe la fe en ellas; es decir, retirada la fe o la adhesión, las creencias caen.

¿Qué valor real pueden tener y qué apoyo seguro podrían ofrecer unas creencias que, para mantenerse, necesitan la adhesión de quienes las aceptan? Ese simple cuestionamiento muestra a las claras que las creencias no se autofundamentan. Son solo construcciones mentales sin otra base real que la que cada persona quiera imaginar.

Por decirlo brevemente, el talón de Aquiles de las creencias no es otro que su incapacidad de contener la verdad. En realidad, son solo “objetos mentales”, construcciones realizadas por la mente, a las que, más tarde, la propia mente absolutiza de diversos modos (presentándolas como “reveladas por Dios”, o heredadas de los ancestros).

Sin excepción, todos los sistemas de creencias son producto de la mente. Por lo mismo, son verdad para los que creen en ellos, pero ninguno es real. Porque lo real está más allá de la mente y del lenguaje. La mente jamás podrá atraparlo ni entenderlo.

La verdad no puede ser pensada; no puede, por tanto, ser objeto de una creencia. La verdad –una con la Realidad– únicamente puede ser sida y, solo cuando se la es, se la conoce.

Afirmar que la creencia en ningún caso puede contener la verdad no significa abogar por un relativismo vulgar, en el que todo vale. Pero entre el dogmatismo y el relativismo existe una actitud que orienta adecuadamente. Sobre ella volveremos en la próxima entrega.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad , , ,

“Cuando caen las creencias: ¿Vacío o liberación? (I)”, por Enrique Martínez Lozano

Jueves, 28 de julio de 2016
Comentarios desactivados en “Cuando caen las creencias: ¿Vacío o liberación? (I)”, por Enrique Martínez Lozano

confianza21. Ante la encrucijada religiosa

El término “encrucijada” evoca la apertura de varios caminos o posibilidades, y remite a la necesidad de tomar una decisión, que puede suponer acierto o error.

En principio, la encrucijada suele ponernos en estado de alerta y, con frecuencia, viene acompañada de un cierto temor.

No es extraño: su propia etimología –de “cruz”– pone de manifiesto su componente doloroso, incluso traumático en ocasiones.

Así entendida, encrucijada es sinónimo de crisis. Y puede presentarse en cualquier ámbito de la existencia humana.

Ahora bien, lo decisivo no es tanto la crisis –la encrucijada-, cuanto el modo de vivirla. Cuando este es adecuado, aquella se convierte siempre en oportunidad de vida. Y se experimenta que es condición prácticamente indispensable para el crecimiento. Porque, como dijera Carl Jung, “no es posible despertar a la consciencia sin dolor”.

La pregunta, por tanto, que resulta decisiva parece ser la siguiente: ¿Cómo o desde dónde vivir las encrucijadas?

Podría decirse que, genéricamente, solo hay dos posibilidades: desde el yo (ego) o desde la sabiduría.

Vivirlas desde el yo significa afrontarlas desde el miedo, la necesidad, el gusto, el apego, la norma o la rutina… Es sabido que el ego funciona por el mecanismo del apego (a lo que le agrada) y la aversión (hacia lo que le desagrada). Y que se mueve desde el gusto, la norma o la costumbre. Por ello, ante una encrucijada, pone en marcha aquellos modos de funcionar a los que está acostumbrado, y con los que trata, antes que nada, de fortalecerse, protegerse o defenderse. Con tales actitudes, no parece que sea este el camino para que la crisis pueda mostrarse como oportunidad de crecimiento.

Sin embargo, las encrucijadas pueden afrontarse también desde la sabiduría. Ahora bien, la sabiduría no es algo “añadido”, sino nuestra verdadera identidad. Ella sabe cómo vivirlas; pero requiere que estemos conectados a ella.

Porque la sabiduría no es una cualidad que pudiéramos tener o no tener, sino nuestro centro más íntimo; la consciencia, fuente de donde todo brota; la Inteligencia creativa: eso es lo que somos. Y solo desde ahí la encrucijada se resuelve adecuadamente.

Aunque, en rigor, no “tenemos que” resolverla; ella misma se “desenvolverá” del modo ajustado. Solo requiere que “bajemos” del estado mental (yo) al estado de presencia (consciencia), permitiendo que la Vida fluya a través nuestro.

En esta serie de textos breves, me voy a referir a la cuestión de la “encrucijada religiosa” que nos ha correspondido vivir. ¿Qué ocurre con las creencias y, en particular, las creencias religiosas, cuando empiezan a tambalearse? ¿Cómo afrontar sabiamente esa encrucijada que, en mi opinión, constituye una característica de nuestro momento histórico? ¿Cómo afrontar la crisis de las creencias que tal vez en algún momento creímos que nos otorgaban plena seguridad?

En entregas sucesivas, trataré de desarrollar la respuesta en varios puntos:

· Creencias: su aportación, sus riesgos y su inconsistencia.

· Salir del absolutismo y del relativismo

· ¿Qué son en realidad las creencias?

· ¿Cómo salir del hechizo mental?

· Cuando caen las creencias, ¿qué queda? Los mapas y el territorio.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad , , ,

Dichosos los que creen sin haber visto ( Jn 20, 29)

Domingo, 3 de abril de 2016
Comentarios desactivados en Dichosos los que creen sin haber visto ( Jn 20, 29)

OLYMPUS DIGITAL CAMERA (Fuente foto: Olympus Digital Camera)

 

Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacedlos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre de ellos,
y sólo para ti quiero tenerlos.

Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

*

San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual, estrofas 10 y 11

***

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

“Paz a vosotros.”

Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

– “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.”

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

“Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:

– “Hemos visto al Señor.”

Pero él les contesto:

– “Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.”

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: “Paz a vosotros.”

Luego dijo a Tomás:

– “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.”

Contestó Tomás:

“¡ Señor mío y Dios mío!”

Jesús le dijo:

“¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.”

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

*

Juan 20, 19-31

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

Por una Pascua con historia

Domingo, 3 de abril de 2016
Comentarios desactivados en Por una Pascua con historia

resurr_ectionEl Evangelio no es un manual de autoayuda

“No deberíamos precipitarnos al proclamar la victoria de la Vida sobre la Muerte”

(José Ignacio Calleja).- En cristiano, no deberíamos precipitarnos al proclamar la victoria de la Vida sobre la Muerte, sin aclarar bien su significado de FE y el compromiso de justicia y amor en que consiste.

A menudo, siento que en el día de PASCUA hacemos un uso obsceno del lenguaje, como si fuera YA la victoria HISTÓRICA Y GENERAL de la Vida sobre la muerte; olvidamos que mucha gente no conoce una vida humana, ni probablemente la va a conocer, o, sencillamente, la pierde de una manera tan cruel como injusta.

Por eso, muchas veces el lenguaje de la PASCUA lo percibo como un lenguaje sacrílego; convierte YA en historia general (la PASCUA) lo que es una realidad incipiente y CREÍDA.

CREEMOS, con temor y temblor, en el triunfo de la Vida sobre la muerte en Jesús (la Pascua) y confesamos nuestra CONFIANZA en que esa Vida es -YA SÍ/TODAVÍA NO- la última palabra contra la muerte de los inocentes, y por ellos, para todos los hombres y mujeres de buena voluntad, los hombres y mujeres que han hecho lo posible por ampliar el espacio de la dignidad humana de todos.

El otro modo de la PASCUA -ya, general, histórico, contra la realidad de cada día para las mayorías marginada y, a lo sumo, como alegría interna de unos pocos-, es evidente que no. Así no puede ser Dios. Es sacrílego desde la no-vida de tantos. Sé que hablar así de la PASCUA suena pesimista, pero el pesimismo lo pone la historia humana de la injusticia contra tantos, no yo.

El evangelio es alegría en la lucha por la vida digna de todos, pero no es un manual de autoayuda para los salvados. Demos una oportunidad histórica a la Pascua, podría ser la conclusión.

Fuente Religión Digital

Espiritualidad , , , , ,

Del Misterio Pascual al Jesús de la historia

Domingo, 27 de marzo de 2016
Comentarios desactivados en Del Misterio Pascual al Jesús de la historia

vcruciscontemporAudacia, fe, vida y evangelio en Semana Santa

Jesús protestó por los que hacían “muy anchas las cintas de la Ley”

(Consuelo Vélez).- Celebramos la Semana Santa, tiempo propicio para recuperar lo “esencial” del Evangelio porque en momentos como estos, donde algunas personas abandonan la iglesia católica bien para participar de otras iglesias o simplemente para vivir su religiosidad de manera privada sin referencia a una comunidad eclesial, conviene preguntarnos cómo ofrecer lo realmente genuino del evangelio, lo central del reinado de Dios anunciado por Jesús, lo que en verdad cuenta a la hora del seguimiento.

Porque hay muchas cosas que no son esenciales y se convierten en “pesadas cargas” como decía Jesús a sus contemporáneos hablando de los maestros de la ley y fariseos: “preparan pesadas cargas muy difíciles de llevar y las echan sobre las espaldas de la gente, pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas. Todo lo hacen para aparentar ante los hombres por eso hacen muy anchas las cintas de la Ley que llevan colgando y muy largos los flecos de su manto. Les gusta ocupar los primeros asientos en los banquetes y los principales puestos en las sinagogas, también les gusta que los saluden en las plazas y que las gente les diga: maestro” (Mt 23, 4-7). No están lejos de esa realidad -por duras que suenen estas palabras- algunos ambientes eclesiales donde todo es lujo, protocolo, etiqueta, títulos nobiliarios, formalidad litúrgica, ostentación de poder, juicios condenatorios sobre diversas realidades. Gracias a Dios existen también ambientes donde todo es sencillez, apertura, acogida, calidez, vida que rebosa y solidaridad verdaderamente vivida.

Por eso en esta Semana Santa donde volvemos a recordar los misterios centrales de nuestra fe, podemos hacernos preguntas que nos conecten con lo esencial del misterio que celebramos. ¿Por qué matan a Jesús? ¿cómo vivió su muerte? ¿qué significa su resurrección para nosotros? Para responder hemos de mirar el evangelio y recuperar la vida histórica de Jesús pero no como mero recuerdo que más o menos todo el mundo sabe, sino para preguntarnos a fondo cómo su actuar debe marcar el nuestro y cómo su vida -real, palpable, cotidiana-, deber dirigir nuestra vida cristiana.

Lamentablemente nos quedamos muchas veces en el Cristo de la fe, es decir, en el Jesús resucitado, sin duda, -sentido y plenitud de nuestra fe- pero olvidándonos del Jesús de la historia. Y es ahí donde se deforma nuestra vida cristiana pensando que basta con participar en la liturgia y pedirle al Cristo glorioso por todas nuestras necesidades sin revisar las demás instancias de nuestra vida (lo político, cultural, social, económico), creyendo que Él no tiene nada que ver con eso.

Pero ese Cristo glorioso no se puede separar del Jesús de la historia quién nos invita a meternos en el corazón del mundo preguntándonos, por qué hay injusticia, desigualdad y muerte, por qué la política no responde al bien común, por qué la iglesia no da un testimonio más claro de los valores del reino, por qué aún no es verdad en todos los ambientes -incluido el eclesial-, una participación igualitaria sin discriminaciones por sexo, raza, credo, etc.

El Jesús de los evangelios anunció incansablemente el reino de inclusión, de rechazo a todo poder, a toda riqueza, a todo honor. Y confirmó sus palabras con sus acciones. Todos los milagros no son “prueba” del poder divino sino “signo” palpable del amor de Dios. Jesús curó a los enfermos no porque tuviera conocimientos privilegiados, sino porque la enfermedad era concebida en términos de castigo divino y exclusión de la comunidad. Derribó las mesas de los mercaderes del templo no porque no practicaran “correctamente” la liturgia, sino por practicar un culto discriminatorio donde la fraternidad no era el elemento convocante. En otras palabras, Jesús se ganó la muerte por tener una fe capaz de denunciar lo que no es reino y de proponer con su propia vida lo que en verdad agrada al Señor: “romper las cadenas injustas, desatar las amarras, dejar libres a los oprimidos y romper toda clase de yugo” (Is 58,6).

Que al recordar los misterios dolorosos de la vida de Jesús no los “espiritualicemos” de tal manera, que desvirtuemos lo esencial de nuestra fe. Por el contrario que encontremos en ellos la audacia y la valentía suficientes, para dar testimonio del evangelio vivo, de ese que se inclina por los pobres, del que opta por lo sencillo, del que renuncia a toda ostentación y poder, del mismo porque el que Jesús dio la vida, evangelio “esencial” que realmente vale la pena vivir y anunciar.

Fuente Religión Digital

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“Reflexiones sobre erotismo y fe cristiana”, por Carlos Osma

Viernes, 5 de febrero de 2016
Comentarios desactivados en “Reflexiones sobre erotismo y fe cristiana”, por Carlos Osma

COVER17-750x420De su blog Homoprotestantes:

El erotismo ha servido en muchas ocasiones para expresar la relación entre Dios y el ser humano. En el judeocristianismo el ejemplo más conocido lo encontramos en el libro del Cantar Cantares, una obra con claras referencias sexuales desde sus primeros versos:

“Bésame con esos besos tuyos,

son mejores que el vino tus caricias;

qué grato es el olor de tus perfumes,

tú mismo eres aroma que enajena,

cómo no van a amarte las mujeres[1]”.

 A pesar de que Dios no aparezca citado en el Cantar, fue la interpretación alegórica la que consiguió que esta obra se introdujera en el canon. De esta manera el amado pasó a identificarse con Dios y la amada con su pueblo (Israel en primera instancia y más tarde la Iglesia). Pero por mucho que se priorice la interpretación alegórica, no deja de sorprender por ejemplo que un Dios (hombre) quiera apresar los pechos de una Iglesia (mujer) que le promete besos y caricias. Y aunque la referencia a la heterosexulidad parezca evidente, también es cierto que quienes hicieron esta interpretación tanto en el judaísmo como en el cristianismo fueron hombres, y que los representantes del pueblo de Israel y la Iglesia también lo eran. Así que las connotaciones homoeróticas no deberían tampoco pasar desapercibidas, porque lo que están afirmando es que Dios (que es un hombre) les ama como ellos aman a sus mujeres. Que es lo mismo que decir, que es posible el amor entre dos hombres, y que ese amor no sería más que el reflejo del amor divino, un amor en el que el sexo juega un papel muy relevante.

Otro momento destacado en el que cristianismo y erotismo han ido de la mano ha sido en la obra de autoras como Teresa de Ávila con textos tan conocidos como:

“Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios[2]

Este orgasmo divino, más que mostrar el amor de Dios, podría estar indicando el deseo sexual reprimido de la religiosa. De hecho algunos autores argumentan que el verdadero objeto de deseo de Teresa de Ávila era de carne y hueso, concretamente el carmelita descalzo Gracían al que ella identificaba con el amado del Cantar de los Cantares[3]. Esta relación levantó envidias y habladurías, y aunque parece que no fue una relación consumada, Teresa de Ávila mostró sus remordimientos al referirse a ella misma como “la más malvada entre las sucias”.

Lo que nos muestra la experiencia de Teresa de Ávila es que la espiritualidad, el deseo de Dios, la voluntad de amarle, puede nacer tanto de un corazón agradecido como de una represión sexual disfrazada que crea verdaderos problemas psicológicos en personas que son incapaces de liberarse de la opresión religiosa. La espiritualidad puede ser sana, o enfermiza… y como diría Freud todo esto está muy relacionado con el sexo. La sexualidad que se intenta reprimir no desaparece por arte de magia, por mucho que el hombre o la mujer se encierren en un monasterio o una iglesia, sino que sigue operando en el subconsciente e influyendo en la vida cotidiana. Las condenas, la rigidez sexual, la necesidad de meterse en las camas de los demás para condenar o dar el visto bueno, pueden ser sólo muestras de una sexualidad mal resuelta que vive presa de una profunda insatisfacción.

En los últimos años quizás es la música cristiana el lugar donde se percibe con mayor claridad como el erotismo es utilizado para expresar la relación entre Dios y el ser humano. Sin embargo se observa un cambio sustancial en la manera en la que algunos artistas lo hacen, tomaré como ejemplo a la cantante cristiana Jaci Velasquez. Si escuchamos sus canciones y hemos sido educados en un entorno cristiano, fácilmente entenderemos que está cantando a Dios, está expresando su amor por Él. Pero si no lo somos, pensaremos que está cantando a una persona de la que está enamorada. En sus canciones, como en el Cantar de los Cantares, no se nombra a Dios, de esta manera la canción tiene un mercado más amplio y las ventas son mayores. La prueba de que la fórmula es buena está en que Jaci ha vendido más de cinco millones de discos y ha sido nominada a prestigiosos premios como los Grammy. Un buen ejemplo lo encontramos en su canción Manantial de Caricias:

“Hoy grabé tu nombre en mi corazón, dibujé tu imagen en mi interior, un jardín sembré para nuestro amor, donde tú serás mi única razón. Manantial de caricias, un remanso de paz…. Te quiero, te quiero, y por ti yo me muero, te quiero, te quiero amar. Hoy pondré en tus manos mi porvenir, yo sé que a tu lado seré feliz…”

De lo que aquí podemos desprender es que cuando Jaci expresa su amor por Dios lo hace utilizando la heterosexualidad, su manera de vivir la sexualidad. Su Dios le acaricia como lo hace un hombre al que ella ama, y ella siembra un jardín, quizás como el Edén donde tradicionalmente Adán y Eva vivían, para poder disfrutar de ese amor que siente. Cualquier hombre heterosexual entendería lo que le está proponiendo una mujer que le dice: “Te quiero, por ti yo me muero, te quiero amar”.

Si nos centramos en España, el cantante de música cristiana con una mayor proyección es Marcos Vidal, cuyo álbum “Tu nombre” fue nominado a los Grammy Latinos en 2013 como mejor álbum cristiano en Español. Sus canciones poseen un claro mensaje cristiano y una poesía que recuerda en muchas ocasiones a los Salmos o el profetismo. También sus letras utilizan a veces el erotismo para explicar el amor por Jesús:

“No hago más que soñar con tu nombre (Jesús) y dormirme en tu abrazo…. En ti, en ti, mi corazón descansa en ti”.  “Quiero amarte en el silencio y sin palabras y que pase mucho tiempo y que nadie diga nada… y que pase mucho tiempo y que nadie me lo impida que he esperado este momento toda mi vida”.“Ven toma mi mano, déjame verte y hazme sentir que estás aquí, abre mis ojos, dame tu abrazo, marca tu huella sobre mí… que tu beso siempre me duré”.

Aunque Marcos Vidal haya mostrado siempre un discurso homófobo, es difícil entender porqué una persona que dice amar y sentirse amado por otro hombre (Jesús), con el que sueña, que quiere dormir en sus brazos, que quiere pasar junto a él toda la vida, que necesita sentir su presencia corporal o que desea conservar siempre sus besos; no entienda que dos hombres puedan sentir eso mismo entre ellos. A pesar de su discurso intolerante, es evidente que ese amor que él muestra por Jesús en sus canciones contienen expresiones homoeróticas claras. Y no es sólo Marcos Vidal, dentro del movimiento carismático muchos cantautores componen canciones a Jesús con expresiones que a más de uno sorprenden cuando se ve a estos mismos cantautores condenar el amor entre dos personas del mismo sexo.

“Jesús yo te amo, no hay nadie como tú Jesús.. No sé donde estaría si no te hubiera conocido” “Quiero respirar de tu aire de tu casa, disfrutar de tu fragancia y llenarme de ti… quiero estar tan cerca que te pueda respirar y un solo latido pueda yo escuchar. Quiero estar tan cerca que te pueda yo tocar, quiero ser tu amigo, quiero estar contigo”. “Tu eres mi pasión, eres todo para mí. Te amo, mi canción y mi corazón pertenece a ti, todo lo que soy es tuyo”.

El erotismo tanto en su vertiente heterosexual como homosexual ha estado presente y está presente en la espiritualidad cristiana. No importa si quien crea los versos que muestran esa espiritualidad niega todo tipo de sexualidad o simplemente una de sus manifestaciones. Tocar los pechos de la amada, dejarse penetrar por el amado, o soñar con abrazar a otra persona del mismo sexo, son muestra de que todo tipo de amor y de deseo puede utilizarse para reflejar la relación entre Dios y un ser humano. Pero también pueden dejar entrever la experiencia de tantos y tantas cristianos y cristianas que viven intentando reprimir sus verdaderos deseos sexuales.

Carlos Osma

[1] Cantar de los Cantares 1,2-3

[2] El libro de la Vida. (Cap. 29)

[3] http://www.elcultural.com/noticias/letras/El-joven-fraile-que-enamoro-a-Santa-Teresa/7662

Espiritualidad, General , ,

Wendy Gritter, la ex-líder del homófobo Exodus que se dedica ahora a casar a parejas del mismo sexo

Sábado, 9 de enero de 2016
Comentarios desactivados en Wendy Gritter, la ex-líder del homófobo Exodus que se dedica ahora a casar a parejas del mismo sexo

noticias_file_foto_1026719_1452185389En junio de 2013, Exodus International, la mayor organización de “ex-gays”, cerraba sus puertas y pedía perdón por las “terapias reparadoras de la homosexualidad”. Unos años antes, en 2008, una de sus líderes, Wendy Gritter, que fue excomulgada de la organización por oponerse a seguir realizando algo en lo que ya no creía se disculpaba por el daño que había causado reconociendo que las ‘terapias de sanación’ causaban mucho dolor a quienes las iniciaban. Ahora, en una serie titulada ‘Cielo o infierno’, Gritter cuenta en el canal de Daily Xtra cómo entró a formar parte de la organización y explica los motivos que le llevaron a enfrentarse al movimiento ‘ex gay’.

“Fue una especie de choque en mi mente darme cuenta de que lo que estaba liderando había traumatizado a muchas personas hasta el punto de tener ideas suicidas”, explica en una entrevista con Xtra.

Gritter es desde 2002 directora ejecutiva de una nueva iglesia llamada New Direction Ministries que ofrece un ‘lugar seguro y amplio para las personas pertenecientes a las minorías sexuales para explorar y crecer en la fe en Jesucristo”.

Gritter vive en un suburbio de Toronto en Canadá. Es una apasionada defensora de aquellos que han sido heridos o marginados por la iglesia. Defiende que la Iglesia se empobrece si cualquier voz no encuentran respuestas. Wendy está agradecida de haber aprendido mucho de la valentía, capacidad y fe tenaz de los cristianos LGTB que ha llegado a conocer. Es una reconocida colaboradora internacionalmente en temas sobre la fe y sexualidad. Como una ávido estudiante de la iglesia, se compromete a dotar a la congregación local de herramientas que “fomenten la hospitalidad sin distinción”.

Parte de su trabajo consiste ahora en bendecir a las parejas del mismo sexo y oficiar matrimonios LGBTI. Gritter asegura que ahora se siente “como si estuviera realmente haciendo la obra de Dios”.

El canal Xtra ha decidido dividir en capítulos el reportaje sobre las ‘terapias de sanación’ y, de momento, han colgado en Youtube esta entrevista de Wendy Gritter (está en inglés):

Fuente Ragap

General, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , , , , , , ,

2016, bajo el signo de la confianza

Viernes, 1 de enero de 2016
Comentarios desactivados en 2016, bajo el signo de la confianza

a_8

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

* * *

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
y guíame por el camino eterno.

*

Salmo 139 (138)

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , , ,

2015 ¡Canto de acción de gracias!

Jueves, 31 de diciembre de 2015
Comentarios desactivados en 2015 ¡Canto de acción de gracias!

imagesCarmen Herrero, Fraternidad Monástica de Jerusalén,
Estrasburgo (Francia).

ECLESALIA.- 30/12/15.- El final el año es un tiempo importante para la acción de gracias, para agradecer a Dios, nuestro Padre, por todo cuanto hemos recibido, ya que todo don procede de Él. La gratitud a Dios y a los hermanos es la nobleza más profunda del ser humano. Quien no es agradecido, es como si una parte de su existencia quedase muerta, sin vida. Por algo, la palabra “gracias”, es una de las primeras que se nos enseña en nuestra infancia. Del agradecimiento nace la alegría, el júbilo. Quienes son agradecidos, en general, son personas alegres, que viven gozosas; porque la persona agradecida vive desde la sencillez y reconoce los dones recibidos; y también reconocen los valores de los hermanos, de los cuales se alegra y los hace propios.

¡Tenemos tanto que agradecer a Dios! Al finalizar el año, pararnos un momento es esencial; una necesidad interior para, desde el silencio orante, hacer memoria de los dones, gracias y bendiciones recibidas. Y por todo ello queremos simplemente decir: ¡Gracias, Padre! San Pablo insiste en sus cartas que seamos agradecidos. “Sed agradecidos” (Col. 3,15). “Dad gracias en todo momento” (1 Tesalonicenses 5,18). Y Jesús, da gracias al Padre constantemente: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado” (Jn 11, 41).

Nosotros, creatura amadas de Dios, queremos dar gracias por el don de la vida, el don del bautismo, el cual nos confiere la gracia de ser hijos de Dios, miembros de una misma Iglesia y hermanos en Cristo, más aún hermanos de todos.

Gracias por el don de la fe, sin la cual la vida carece de sentido; porque todo es diferente cuando se vive desde la fe. A la fe se une la esperanza y el amor, los tres “pilares” que dan consistencia, seguridad y estabilidad a nuestra vida cristiana, a nuestra vida humana y espiritual. Cuando alguno de estos “pilares” falta, nuestra vida se tambalea y se desestabiliza, porque le falta el verdadero cimiento que es la vida teologal. Gracias sean dadas al Espíritu Santo que en el bautismo nos infunde estas tres virtudes teologales.

Gracias sean dadas al Creador, porque todos los humanos somos iguales, seres creados por amor y para el amor. Esta realidad es la que debe de unirnos y ayudarnos a crear la fraternidad universal; por encima de las diferentes profesiones de fe y modos de vida. Gracias sean dadas a Creador por tantos hombres y mujeres que luchan y dan su vida para que la fraternidad universal sea una realidad en el aquí y ahora.

Gracias por el don de la familia, la primera escuela y maestra que nos va educando en los valores humanos y cristianos; enseñándonos a caminar en la vida, desde el amor, la responsabilidad, el respeto a los demás, la tolerancia, bondad y la libertad.

Gracias porque por encima de las religiones está el Dios que nos ama, nos salva y nos atrae sin cesar a él y a vivir los valores que él mismo ha inculcado en nuestro corazón: el amor, la misericordia, la compasión.

Gracias por el don de la amistad, por las personas que a lo largo y ancho de nuestro camino, se van entrecruzando en nuestra vida; personas tan distintas, unas de otras, como maravillosas; las cuales nos ayudan a caminar con ilusión renovada y gozo en el corazón. La primera y principal amistad es la de Jesús: “A vosotros os he llamado amigos” (Jn 15,15), Jesús nos ofrece sinceramente su amistad; y de esta amistad con Jesús nace y crece toda amistad.

¡Y cómo no agradecer al Padre el don de su propio Hijo! “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16). Y al Hijo, Jesús, que nos revela la ternura del Padre, y se entrega por amor, para salvarnos y llevarnos al Padre; ¡cómo no estar eternamente agradecidos por su entrega incondicional al plan de Dios para hacernos hijos en el Hijo e invitándonos a vivir en relación de intimidad con la Trinidad! Misterios que nos superar, y solamente podemos decir: ¡Gracias!

María, la madre de Jesús y nuestra madre, cantó su magníficat, su acción de gracias por las maravillas que Dios hizo en ella y con ella. Con María atrévete, tú también, a cantar las maravillas que Dios ha hecho en tu vida, nadie como tú las conoce. Sé sencillo, humilde y pequeño y reconoce los dones y gracias que Dios te ha dado. Atrévete a cantar tu propio magníficat, tu acción de gracias a Dios.

Vivir la acción de gracias al Padre en el Hijo por el Espíritu, significa vivir la vida en plenitud. Salir de tu pequeño mundo individualista egoísta, para abrazar con ternura la humanidad toda entera, así como nosotros somos abrazados por la Santísima Trinidad.

Dios, y Creador de todo y todos, al terminar este año 2015 queremos decirte Gracias: gracias por lo que somos y por lo que estamos llamados a ser, por cuantos dones nos has regalado y nos sigue regalando; gracias también por todo cuanto nos ha hecho gozar y sufrir; por aquello que no hemos comprendido y que queda envuelto en el misterio. También nos atrevemos a darte gracias por nuestras faltas, errores, omisiones, debilidades y hasta por nuestros pecados. Ellos nos muestran la realidad de nuestro ser de creaturas, seres imperfectos que estamos en camino hacia la perfección, hacia la santidad. Reconocemos que necesitados de tu perdón y salvación. Padre, bondad y misericordia ¡GRACIAS! Y en este año de la Misericordia, como hijos pródigos, nos dejamos estrechar entre tus brazos, poner el anillo, zapatos nuevos, el traje de gala, para festeja tu ternura y permanecer siempre en el hogar, en la intimidad de Hijos

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Espiritualidad, General , , , , ,

“Otra lectura de Efesios 2,1-10”, por Carlos Osma

Jueves, 3 de diciembre de 2015
Comentarios desactivados en “Otra lectura de Efesios 2,1-10”, por Carlos Osma

fe-en-accionLeído en su blog Homoprotestantes:

Todo el texto de Efesios 2,1-10 queda sintetizado en poco más de un versículo, concretamente en las frases: “porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe”. Donde destacan cuatro palabras sobre las que parece pivotar toda la reflexión: gracia, salvación, fe y obras. Las interpretaciones que se hacen de este texto son diversas ya que cada una de ellas nace de una pregunta distinta, y por tanto, da prioridad a una de estas palabras sobre las otras tres.

Si nos acercamos a la experiencia de la comunidad del silgo I donde nació el texto que estamos leyendo, la pregunta que parece decisiva para el autor es: ¿Quién se salva? Si los judeocristianos afirmaban que además de la fe en Jesús era necesario formar parte del pueblo de Dios, del judaísmo, y que había que cumplir la Ley; los seguidores de Pablo, como el autor de este libro, afirmaban que Jesucristo había roto la barrera que separaba al pueblo de Israel del resto de la humanidad. Dios, mediante Jesucristo, había reconciliado al mundo con Él, por eso no hacia falta que los paganos tuvieran que hacerse judíos y cumplir todas sus leyes. En resumidas cuentas: todo el mundo podía salvarse por medio de Jesucristo.

En el siglo IV Agustín, que había rechazado en principio el cristianismo con el que su madre le había educado, había pasado gran parte de su vida dejándose llevar por sus pasiones y buscando un sentido para su existencia. En esta situación se hace la pregunta: ¿Cómo puedo salvarme? Una pregunta que en aquel momento el Pelagianismo responde diciendo que depende de lo que él haga, y el Maniqueísmo diciendo que no hace falta que haga nada que todo depende de la voluntad divina. Ante esa tesitura Agustín acaba encontrando la respuesta a su pregunta afirmando que hay un camino intermedio: Aunque el ser humano es libre, el pecado original lo limita y le impide hacer el bien, por eso es necesaria la gracia de Dios que le permite recuperar el dominio perdido sobre él mismo.

En el siglo XVI Lutero, un joven al que le acompañaba el temor a un Dios castigador buscaba también la salvación, para ello era capaz de autoflagelarse buscando la reconciliación con Dios. Las propuestas que le ofrecía su entorno para encontrar la salvación era el sufrimiento o el pago de las indulgencias que le evitarían una eternidad en el purgatorio o el infierno. Ante esta experiencia Lutero también se pregunta: ¿De qué he de salvarme? Y lo tiene muy claro, tiene que salvarse del infierno que lo atormenta, de la imposición caprichosa de la iglesia, del poder de un papa inquisitorial.

Dietrich Bonhoeffer en el siglo XX vivió en un momento en el que el nazismo se apoderó de la sociedad alemana. La iglesia evangélica alemana, a la que pertenecía, simpatizó con el nazismo y él, junto a otros cristianos y cristianas se separan y crean la Iglesia Confesante. En este contexto Bonhoeffer se pregunta: ¿Para que sirve la salvación? Y su respuesta es clara: la salvación necesita concretarse en obras que se opongan al nazismo y sean capaces de abrir espacios donde todas y todos puedan vivir, también quienes no son como yo.

Cuando una persona es capaz de leer este texto desde su experiencia, el texto puede recobrar vida. Cuando somos capaces de leer desde nuestra situación, nuestras preguntas, miedos o alegrías, el texto bíblico puede convertirse en un lugar de revelación. Es desde esta convicción que me pregunto, y os animo a preguntaros: ¿Cómo puedo relacionar en mi experiencia conceptos como gracia, salvación, fe y obras?

Salvación

¿De qué hemos de salvarnos? Si una persona jamás ha tenido necesidad de salvarse de algo, es evidente que este texto sólo lo podrá leer a nivel teórico, pero no entenderá nunca lo que se está diciendo en él.

Si la respuesta que damos parte de una experiencia personal, imagino que la mayoría de nosotros puede dar una o varias respuestas claras a esta pregunta, sólo hace falta que pensemos en los momentos en los que nos hemos sentido oprimidos, en los que nos faltaba el aire, la vida. Después, podemos analizar cuales eran las razones, los mecanismos, que producían esta situación opresiva. La salvación siempre es concreta, no teórica. La mayoría de personas LGTBI podemos decir por ejemplo que la heteronormatividad ha sido el poder que nos ha producido, y sigue produciendo, opresión y angustia, y que es sobre ella sobre la que necesitamos salvarnos.

Pero la salvación no tiene únicamente una dimensión individual, de hecho la salvación debe ser colectiva para ser real. No nos libraremos de la homofobia solos, auque se necesita de nuestra determinación, acabar con la homofobia es una tarea de todas y de todos. Y esto no ocurre sólo con la homofobia sino con cualquier opresión. Nuestra sociedad entiende a menudo la salvación como una lucha de unos contra otros, mi salvación es la opresión de otros seres humanos, mi salvación es negación de otras salvaciones. Pero cuando en el cristianismo hablamos de salvación, hablamos de la salvación de todas y de todos, para todos y para todas.

¿Para qué hemos de salvarnos? Esta es otra de las posibles preguntas. Si no queremos vivir, si estamos bien tal y como estamos ahora, cualquier mensaje sobre salvación no dejará de ser un discurso falso. Quien no es consciente de que necesita ser liberado, no busca la salvación. Muchas personas LGTBI buscan amor, aceptación, comprensión… pero no buscan salvación. Están dispuestas a aceptar la discriminación que existe en sus familias, su trabajo, su iglesia, mientras no se las rechace de una manera directa. Aceptan la homofobia porque no son capaces de creer que merecen ser salvados, merecen ser libres, merecen ser tratados como cualquier otro ser humano. Queremos la salvación para vivir con dignidad.

Gracia

La gracia es un acto de amor de Dios hacia nosotros que muestra su inequívoca voluntad de salvarnos. No son nuestros méritos, buenos o malos, los que justifican la voluntad divina de salvarnos. La gracia muestra el trato misericordioso de Dios hacia nosotros no por lo que valemos o por lo que hacemos, sino por el amor incondicional de Dios hacia nosotros.

Los evangelios hablan de esta gracia de Dios manifestada en Jesucristo. Cuando la gente que necesitaba salvación se acercaba a Jesús para pedírsela, él les liberaba, les daba vida. Nunca era una acción legal que valoraba los méritos de la persona oprimida. Era por misericordia, por pura gracia.

La gracia nos habla de un Dios que no quiere nuestro sufrimiento. No tienen sentido las teologías que predican el sufrimiento, tampoco el aceptar resignadamente la opresión. Quienes nos piden en nombre de Dios que entendamos la homofobia, que aceptemos la homofobia de baja intensidad, no nos está hablando del Dios de la gracia. La gracia nos muestra a un Dios que sufre con nosotros y que está decidido a liberarnos. Nuestra fe, para ser fe cristiana, no puede estar puesta en un Dios castigador o defensor de la opresión, sino en un Dios que tiene la firme voluntad de liberarnos y de salvarnos.

Nuestra esperanza es vivir plenamente, y para eso hemos de denunciar y no aceptar todo aquello que nos resta, que nos limita. Quien nos pida aceptar la opresión, cualquier opresión, en nombre de Dios, no nos está hablando del Dios de la gracia.

Fe y obras

Muchas veces se ha percibido estas dos palabras como antagónicas: ¿Nos salvamos por fe o por obras? El autor de Efesios no está hablando con esta lógica, cuando hablaba de obras se refería a la Ley que los judíos seguían. Eran el pueblo escogido y tenían que ser fieles a la voluntad divina que se reflejaba en la Ley que Dios les había dado. Por esta razón cuando los paganos se convertían al cristianismo (todavía dentro del judaísmo), hubo una tensión. ¿Tenían que cumplir la Ley o no? Pablo y sus discípulos pensaban que no, y esa es la reflexión que encontramos en el libro de Efesios. Aquí no se está negando la importancia de la Ley, pero se está diciendo que lo que rompe cualquier barrera entre judíos y paganos es la fe en Jesucristo.

Hay muchas leyes buenas, tenemos criterios útiles para distinguir lo que es bueno y lo que no lo es, muchas veces criterios basados en el texto bíblico, otras en lo que nuestra sociedad ha ido aprendiendo a lo largo de su historia. Pero por encima de todo eso está la fe en aquel que quiere nuestra salvación. Una fe que no se basa en la creencia o afirmación de unas teologías determinadas, o unos planteamientos políticos o sociales, sino en poner la esperanza en un Dios que quiere salvarnos a todos. Y para eso tenemos que trabajar, tenemos que movernos y arriesgar, como todo el mundo que de verdad quería ser liberado ha hecho a lo largo de la historia.

En la Biblia la fe no es algo intelectual, es una forma de vida, una manera de moverse por ella. Recordad que “gracias a la fe Abraham obedeció y se fue hacia el país que tenía que recibir en herencia… gracias a la fe Moisés abandonó el país de Egipto sin temor a la indignación del rey… gracias a la fe, Rahab la prostituta, que acogió en paz a los exploradores, no murió con los que se negaron a creer…”

Cada uno ha de buscar formas y caminos que le permitan liberarse y liberar a los demás. Como comunidad cristiana también lo hemos de hacer. Es nuestra responsabilidad, lo que se espera de nosotros. No hay soluciones fáciles ni mágicas.

A modo de conclusión

No todas las salvaciones que esperamos llegaran pronto, pero la gracia de Dios nos acompaña, su voluntad de liberarnos. Si tenemos fe, si nos movemos no por la ley, o la tradición, o la verdad, sino con la determinación de acabar con todo aquello que nos oprime a nosotros, y también a los que están a nuestro lado; entonces podremos sentir en nuestra vida que tiene sentido el texto que hemos leído: “porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe”. La salvación definitiva de Dios se puede ver, se percibe cada día a nuestro alrededor, por la fe de las personas que han decidido no dejarse vencer por la opresión. Sea esta del tipo que sea.

Carlos Osma

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Como una semilla

Viernes, 27 de noviembre de 2015
Comentarios desactivados en Como una semilla

Del blog de la Communion Béthanie:

a_6

En nosotros, Señor,
como una semilla,
depositas cada día la esperanza
que nos hace discernir
en las turbulencias de los acontecimientos
los signos del mundo que viene.

En nosotros, como una semilla,
depositas cada día el amor
que nos hace trabajar
con perseverancia
para que la alegría sea distribuida
sin regatear a nuestron alrededor.

En nosotros, como una semilla,
depositas cada día la fe
que enciende las luces obstinadas
en nuestra existencia
y que permite divisar
los rasgos discretos de tu Rostro
al mismo tiempo que todo grita
en tu ausencia
y que somos tentados
a abandonar todo.

¡En nosotros, como una semilla,
depositas tus dones!
Venimos juntos,
Dios Señor nuestro,
a agradecerte por esta semilla sembrada.

¡Pero se queda tan pequeña, esta semilla!
Y cuando vienen
los grandes vientos de la vida,
tiene dolor, la semilla depositada,
por elevarse y resistir
a todas las corrientes contrarias
que intentan asfixiarla.
Es por eso que, Señor,
venimos juntos
a suplicarte:
aumenta en nosotros la esperanza,
aumenta en nosotros el amor,
aumenta en nosotros la fe.
Mais elle reste si petite, cette graine !

*

Charles Singer
en TERRES, Éditions du Signe

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Mi visión personal de la Escatología

Miércoles, 7 de octubre de 2015
Comentarios desactivados en Mi visión personal de la Escatología

Del blog Pays de Zabulon:

resureection

” Soy alguien que no crea en la doctrina de un tormento eterno y consciente o en la interpretación literal del Apocalipsis,  me gusta mucho la sección ortodoxa sobre la página Wikipedia dedicada al más allá.

Creo personalmente que cuando muramos, cada uno de nosotros obtendrá el descanso. En la resurrección, seremos todos despertados de nuestro sueño, y resucitados corporalmente, y nos juntaremos con los que ya viven. Creo que todos seremos  colocados delante de Dios y que Dios hablará con nosotros respecto a lo que hicimos de nuestra vida, lo que dijimos, y aquello en lo que pensábamos y nos mostrará nuestros errores. Creo que Dios pondrá de relieve donde hemos puesto el problema y nos llamará a salir de esto y a volver a ser como antes fue cualquier ser humano que jamás hubiera existido. Creo que la “gran llamada” será un castigo suficiente. Y no, no bromeo.

Si alguien no está de acuerdo con la crítica que Dios hace de su vida (los cristianos homofobos, por ejemplo), deberán perder para siempre su paz. El Amor ilimitado de Dios podría incluso hacer  que esta quente estuviera eternamente incómoda a su gusto, pero deberán vivir con esto. Incluso podemos considerar que esta molestia sería un tipo de eterno castigo autoinfligido.

De pie frente a Dios, serán expulsados todo rastro de incredulidad, todas las dudas, todos los temores, y todo pecado. Y después de que toda la humanidad hubiera sido juzgada, el mundo que conocemos será totalmente restaurado y transformado y podremos sacar provecho del Reino de Dios todos juntos para siempre. “

*

 Profesión de fe,  leída y traducida del blog de un joven episcopaliano de Europa del Este, aquí: theologicalmess (en inglés)

tumblr_static_7kl1nwsmktk4s4g00gw8kg8o8

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

“Ser cristiano: afirmar una cosa y la contraria”, por Martín Gelabert, OP

Jueves, 17 de septiembre de 2015
Comentarios desactivados en “Ser cristiano: afirmar una cosa y la contraria”, por Martín Gelabert, OP

1056cosacontrariaDe su blog Nihil Obstat:

“Uno que afirma contrarios, uno que dice una cosa con el corazón y la contraria con la cabeza”: así se definía a sí mismo Miguel de Unamuno. A este propósito le gustaba recordar aquellas palabras del Evangelio: “Señor, creo; ayuda a mi incredulidad”. ¿Cómo es posible que si uno cree pida ayuda para salir de la incredulidad? El Evangelio está lleno de paradojas, como la vida. Porque en la vida coexisten muchas tendencias. Y algunas parecen incompatibles. La contradicción fundamental a la que se refiere Unamuno es la que se da entre su razón, que se ve como obligada a afirmar que la muerte es el final de todo, y lo que él llama su corazón, que no se resigna a esta verdad afirmada por la cabeza. Unamuno se pregunta: ¿es solo verdadero lo racional? ¿Sólo la razón empírica o analítica es criterio de verdad? ¿Estas son las únicas razones que existen?

De alguna manera la contradicción está instalada en la doctrina y en la fe cristiana. En muchos aspectos el cristianismo es paradójico. Paradoja no es sólo lo contrario a la opinión común. Es también un modo de expresarse que envuelve una contradicción, pero más allá de la contradicción se está diciendo algo válido, real o verosímil. Por ejemplo, cuando yo digo: “este hombre es tan pobre que sólo tiene dinero”. El dinero, en nuestra sociedad, es definitorio de la riqueza. Pero en el ejemplo propuesto quiero decir que estamos ante un hombre que, por mucho dinero que tenga, es humanamente una persona a la que nadie quiere y, en este sentido, no tiene nada valioso.

Escuché a un colega teólogo que había leído algo así: “los cristianos afirman una cosa y la contraria. Y por eso son cuerdos”. En efecto, en muchas ocasiones las afirmaciones unilaterales conducen al fanatismo. Yo, como cristiano, afirmo que la Iglesia es santa y pecadora. Y considero que quién afirma sólo una de estas dos verdades corre el peligro de convertirse en un fundamentalista, en un intransigente. Encontramos puestas en boca de Jesús afirmaciones que se dirían contradictorias: el que pierde su vida, ese la gana; los primeros serán los últimos y los últimos los primeros; para dar fruto hay que morir; dichosos los que lloran; vended vuestro bienes, quedaos sin nada, y tendréis un tesoro. Recuerdo también este texto de Teresa de Jesús: “vivo sin vivir en mi”.

Nicolás de Cusa definió a Dios como la coincidentia oppositorum, el que concilia los opuestos, el que resuelve todas las contradicciones. ¿Y si fuera verdad? ¿Y si ese fuera el camino para la paz en la tierra (la coexistencia de lo distinto) y la salvación en el cielo (la coexistencia transformada en comunión)?

Espiritualidad , , , , , , ,

Soy gay y cristiano

Sábado, 1 de agosto de 2015
El_cristo_de_san_juan_de_la_cruzUn hermano del Foro nos envía esta interesante reflexión que seguro nos ayudará en la meditación, oración y visibilidad…
***

Publiqué esta reflexión personal con un único fin: que la persona que tenga la paciencia de leerla, si estuviese pasando por la situación que yo pasé, sepa que existe la esperanza. Que no se rinda, porque tarde o temprano siempre llega ese momento en que recibes respuestas, en que aprendes a amarte, y en que descubres que eres más fuerte de lo que te habían hecho creer. Quiero decirte, a ti que has leído esto, que el amor que tienes en tu corazón es más poderoso que tu miedo. Mantén la esperanza, porque ese es el camino que te llevará a donde te propongas. No te rindas jamás. Y créeme, por experiencia propia te aseguro que todo mejora.

Soy gay y soy cristiano. Desde que fui niño, me bautizaron y me educaron en la religión católica. Tuve la suerte de crecer en un entorno respetuoso y libre, donde las creencias religiosas nunca fueron una imposición, sino una elección. Cuando tuve uso de razón, al mismo tiempo que adquirí la capacidad para tomar mis propias decisiones, decidí mantener mis creencias religiosas. Me confirmé como cristiano y traté de vivir dentro de la Iglesia católica para acercarme a Dios desde ella. La fe siempre ha tenido un significado profundo para mí. Desde niño, admiraba las parábolas de Jesús. Me interesé profundamente en conocer su mensaje: “Amarás al prójimo como a ti mismo”. Este es un mandamiento que he tenido siempre muy presente en mi corazón. La fe me ha permitido entender el mundo que me rodea y saber valorarlo. Como cristiano, trato de seguir el camino que considero más adecuado respetando el mensaje de Jesús. Deseo encontrar a Dios, y pese a mis errores, que cometo naturalmente como cualquier persona, mantengo mi fe viva como el fuego. Dios me ha acompañado en mis momentos más difíciles, Él siempre ha estado a mi lado para ilusionarme de nuevo por la vida. Creo en Dios porque siento su amor infinito como un misterio fascinante, que se extiende más allá de nuestro entendimiento racional y cuadriculado. Creo en Dios, pero me pregunto muchas veces si creo en la Iglesia católica. Porque no tengo claro que la Iglesia católica me ofrezca realmente la posibilidad de vivir con alegría mi personalidad, mis sentimientos y mis sueños.

Hace años, en aquél tiempo amargo en que sostenía cada día una lucha contra mi mismo, estas preguntas me supusieron un problema serio. En esos días me miraba al espejo para rechazarme, con palabras de dolor y odio, porque era homosexual y yo estaba convencido de que todo aquello era un error. Rezaba a Dios para que me curase. Le pedía que me convirtiese en una persona normal y que me apartase de esa elección errónea. Leía en los libros que la Iglesia considera que la homosexualidad es un pecado, y yo actuaba en consecuencia, rechazándome a mi mismo por ser un pecador. Y ello me suponía una contradicción que me hacía enormemente infeliz. Esa etapa fue muy difícil para mi, porque sentía que yo era un error, que Dios se había equivocado conmigo, y que yo tenía la culpa de ser así.

La Iglesia católica juzgaba y condenaba la homosexualidad, y a día de hoy, en este siglo, lo sigue haciendo constantemente. Dice que la homosexualidad es un pecado, un desorden, o un problema. Como quiera llamarlo. En aquel tiempo entendí que la Iglesia me negaba el derecho a vivir mi fe en libertad, sintiéndome una persona valiosa y realizada. Me hacía sentir culpable, de manera permanente. La Iglesia me decía que no tenía derecho a recibir el amor de Dios, sino que merecía su condena por mi vida carente de arrepentimiento y corrección. Aquello me hacía sentir enfermo, y yo le pedía a Dios cambiar. Le rezaba y le preguntaba por qué motivo Él se había equivocado conmigo, por qué motivo me había hecho así, defectuoso. Yo quería ser normal.

Pero mi necesidad constante de descubrir, de conocer, de entender, me llevó a leer. Leí entonces muchos libros de todo género de opiniones, tanto a favor como en contra. Quise aprender, y mientras el tiempo pasaba, empecé a encontrar respuestas. Esas respuestas me llevaron a mi aceptación como gay. Y todavía más, me permitieron reconocerme como un hombre libre, digno, y luchador. Supe que había triunfado, cuando pronuncié las palabras “soy gay”, y acto seguido pude sonreír porque ello ya no era un motivo de culpa, sino un motivo de alegría. Ya nadie podría atacarme por ser homosexual, pues es inútil que te ofenda algo que no es motivo de ofensa. Leer me sirvió de mucha ayuda. Comprendí que la homosexualidad no es una elección, pues no existen alternativas, ni preferencias. Y aprendí que la Iglesia tiene mucho, mucho que aprender.

iEn7Fy2rXvxjzPorque un pecado es el robo, el egoísmo o la calumnia. Un pecado es un comportamiento humano que cada persona puede elegir entre realizar o evitar. Y sin embargo, ni yo elegí ser homosexual, ni pude evitarlo de ninguna manera posible. Supe que la homosexualidad no es un pecado, porque no tendría sentido que lo fuese. Porque Dios no me pudo crear en el pecado y con el pecado para mi vida entera. No decidí ser homosexual, como tampoco decidí mi nombre o el color de mi pelo. Nadie, ni si quiera la Iglesia católica, tiene derecho a juzgarnos por aquellas cosas que no elegimos ser. La esencia de nosotros mismos, lo que forma parte de nuestra personalidad, es lo que nos dignifica, y por tanto no puede ser motivo de rechazo, de culpa, y mucho menos de pecado.

Fue entonces cuando un amor infinito, el amor de Dios, me encendió el corazón y comprendí que Dios me quería y juzgaba mis actos, pero no la esencia de mi persona. Dios estaba a mi lado, porque Él no me abandonó nunca. Dios me manifiesta su amor en los momentos más hermosos de cada día, y a través de las personas más maravillosas que han coincidido en mi vida. Pero llegó un momento en que perdí la paciencia y abandoné la Iglesia. Me vi entre la espada y la pared. Mantuve mi fe en Dios, pero perdí mi fe en los hombres que dirigen la Iglesia.

Por tanto, soy creyente y siempre lo he sido. Rezo y leo la Biblia, y trato de aplicar el mensaje de Jesús a cada acto de mi vida. Me cuesta mucho, pero sé que es un mensaje de amor, de libertad y de respeto a la vida propia y a la del resto de personas y seres vivos, por lo que ésa es mi luz.

Pero sí es cierto que a día de hoy he perdido mi fe en la Iglesia de los hombres. He perdido el respeto a una institución que no aprende de sus errores, y que se cree con el derecho de juzgarme sin conocerme, sin molestarse en comprenderme. No creo en una Iglesia que me estigmatiza y me reprocha. No creo en una Iglesia que me condena amparándose en citas de la Biblia, escritos hace miles de años en un contexto social muy distinto al nuestro. También encontraron en la Biblia justificación para las mayores atrocidades y crueldades que ha cometido la Iglesia en su historia: las cruzadas a Tierra Santa, las hogueras de la Santa Inquisición, la teoría del teocentrismo, los ataques a la ciencia, la colonización de América, y la pasividad del Vaticano durante las dictaduras fascistas del siglo XX, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial. Y ahora justifican en la Biblia la condena a la homosexualidad, descontextualizando sus textos como hicieron en épocas pasadas. No creo en una Iglesia que repite normas arcaicas y que en lugar de extender sus manos a los débiles, a los necesitados, ostenta el derecho de decidir quién merece o no a Dios. No creo en una Iglesia que levanta templos lujosos, que viste con opulencia y despilfarro, cuando Jesús nació en un pesebre y andaba descalzo. Jesús no tenía reparos en arrodillarse para asistir a cualquier ser humano, hombre o mujer, mientras que la Iglesia me estigmatiza y me reprocha tratando de arreglar mi vida cuando no es capaz de solucionar sus propios problemas y escándalos recientes. Pienso en las vidas que la Iglesia católica ha destruido en el nombre de Dios. Pienso en esos hombres que ponen en la voz de Dios palabras que él nunca hubiese dicho. Palabras de odio, de rencor, de furia. ¿Dónde está el amor de Dios? Desde luego no lo encuentro en la Iglesia.

Jesús nunca habló de homosexualidad. Más incluso, en ningún Evangelio se pronuncia Jesús jamás acerca de esta cuestión. Al contrario, el mensaje de Jesús fue un claro llamamiento al amor, para que la fraternidad prevaleciese sobre las diferencias y la reconciliación sobre las luchas entre hermanos. Y no creo en la Iglesia porque ésta se atribuye la verdad como algo propio, como una de sus propiedades y riquezas. La jerarquía de la iglesia católica se cree con el derecho a decidir la voluntad de Dios, a decir que los homosexuales merecen compasión y caridad, que su conducta es desordenada y reprobable. Sus normas arcaicas les impiden ver el mensaje de amor de Jesús.

gay+hug+loveYo creo en Dios, quien me hizo homosexual. Como dice Andrés Goeni, “Dios me prefirió frente a la no existencia”. Él me dio la vida y me dio el don de la homosexualidad. Creo en Dios porque le rezo y me devuelve mi llamada. Alimenta mi fe y me permite vivir mi vida con plenitud. Yo creo en Dios y creo en su firme e infinito amor.

Las condenas de la Iglesia me han hecho muy fuerte desde que me acepté como gay. Cada discurso de un obispo en contra de las personas homosexuales, cada declaración de un cura justificando los reproches a la homosexualidad, me han vuelto una persona más valiente y decidida. Sus ataques me han hecho más seguro de mi mismo, de lo que soy y lo que quiero ser. En sus insultos encuentro mi coraje.Publiqué esta reflexión personal con un único fin: que la persona que tenga la paciencia de leerla, si estuviese pasando por la situación que yo pasé, sepa que existe la esperanza. Que no se rinda, porque tarde o temprano siempre llega ese momento en que recibes respuestas, en que aprendes a amarte, y en que descubres que eres más fuerte de lo que te habían hecho creer. Quiero decirte, a ti que has leído esto, que el amor que tienes en tu corazón es más poderoso que tu miedo. Mantén la esperanza, porque ese es el camino que te llevará a donde te propongas. No te rindas jamás. Y créeme, por experiencia propia te aseguro que todo mejora.

***
visiblesvalencia@gmail.com

Espiritualidad, Iglesia Inclusiva , , , , , , , , , ,

“Diversidad sexual y fe” , por Óscar Rivas

Martes, 9 de junio de 2015
Comentarios desactivados en “Diversidad sexual y fe” , por Óscar Rivas

religion gayInteresante artículo publicado en la web de It Gets Better España en el que se nos menciona, lo que agradecemos enormemente:

Es tiempo de Semana Santa, tiempo de celebración para los cristianos porque Jesús resucita para estar de nuevo entre nosotros. Es un tiempo de renovación interior, un nuevo comienzo de actitud, obras y pensamiento.

¿Cómo vives tú este momento de cambio? ¿Te crea conflicto tu orientación sexual con tu fe? Sondea tu interior y aprovecha este momento para ponerte en camino y resolver aquello que te crea conflicto.

En la Iglesia Católica, con la llegada del Papa Francisco, estamos asistiendo a un cambio de actitud ante nuestro colectivo, que no hay que confundir con un cambio en la doctrina del catecismo católico. No por ello hay que menospreciarlo, como podéis ver, todo mejora.

Personalmente, nunca he tenido conflicto entre homosexualidad y fe. A mí, me presentarón al Dios del Amor; un Dios que no discrimina por la orientación sexual, un Dios que no castiga, un Dios que te ama por encima de todo.

Somos hijas e hijos de Dios, sería ilógico ser repudiados por nuestro propio Padre, que nos conoce y nos quiere tal y como somos, sin cambios. Fórmamos parte de la naturaleza, que es diversa, tal y como Dios la concibió. Por tanto, todo es natural, nada es contranatura y, en consecuencia , no hay nada que cambiar en nosotros. El camino hacia tu naturalización debe pasar por la propia aceptación de tu orientación sexual, hasta dejar de percibir que es algo malo, es decir: liberarte de la homofobia interiorizada.

Por otra parte, tienes que deshacerte de la homofobia eclesial. Olvídate de que eres rechazado, o no querido por Dios por tu orientación sexual. Son los hombres que componen las distintas Iglesias los que te hacen sentir esa homofobia. Recuerda que la homofobia es un sentimiento humano, por tanto, nunca puede proceder de Dios. Siéntete querido y amado por Dios, y quiérete tú mismo. Ambos sois el mejor tándem.

Si te encuentras en esta situación, aquí te dejo algunos recursos que pueden serte de utilidad para la aceptación de tu orientación sexual y tu fe: Asociación Crismhom, Cristianos Gays, Agrupación Betania en Colores, Programa de Atención a Homosexuales y Transexuales de la Comunidad de Madrid (PIAHT), Asociación de Musulmanes Homosexuales LGTB (AMHO) y Grupo de Budistas Homosexuales Buhozen.

Tenemos todo a nuestro alcance para poder vivir con naturalidad y normalidad. Sin conflictos internos, en paz con Dios y contigo mismo. El camino es largo y hay que trabajar. Ponte en camino que Dios te acompaña.

Al final, todo mejora.

Óscar Rivas, voluntario de It Gets Better España

Budismo, Cristianismo (Iglesias), General, Islam, Judaísmo , , , , , , , ,

“Fuente, Faz y Brisa: fe trinitaria sin escolástica trinidad”, por Juan Masiá, sj

Domingo, 31 de mayo de 2015
Comentarios desactivados en “Fuente, Faz y Brisa: fe trinitaria sin escolástica trinidad”, por Juan Masiá, sj

trinite-misericordieuse-486598_2De su blog Vivir y Pensar en la Frontera:

La Fuente, La Faz y la Brisa: tres concreciones de la vivencia de fe (por cierto, en femenino las tres!).

Fe trinitaria, sí, pero sin misteriosa trinidad.

Me preguntaban en Japón personas de otras religiones si los cristianos somos politeístas creyentes en tres dioses. Y alguien llegó a preguntar si eran cuatro, al añadir a “Maria-Sama” (Santa María) a la lista.

Nuestras sutilezas teológicas occidentales son culpables de estos equívocos.por haber hablado de “la Trinidad” como si fuera información objetiva sobre Dios.

“Trinidad” es un nombre abstracto, que no sirve para hablar de nuestra fe en el Dios Único, ni siquiera acentuando el tratamiento reverente con el nombre de Santísima Trinidad. Al contrario, el nombre de “Trinidad”, por muy bien que se explique, acaba sugiriendo tres divinidades.

En vez del nombre abstracto “Trinidad”, es preferible el adjetivo concreto: “trinitaria”, con el que calificamos la manera de creer.

Es trinitaria la manera de encontrarnos mediante la fe con el Dios Único, El Que Vive. Es trinitaria la estructura del Credo: Creo en el Dios Unico, al que llamamos Padre y Madrre. Creo en Jesús, Rostro y Símbolo de Dios que nos lo reveló. Creo en el Espíritu, Presencia y Energía de Dios en nosotros.

También es trinitario el cuestionario bautismal, en el que respondemos así a sus tres preguntas por la fe en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo:

1) Creo en Dios, Fuente de la Vida. Creemos en silencio, cuando contemplamos las maravillas de la Creación y de todo viviente.

2) Creo en su epifanía mediante Jesús, el Enviado/Revelador del rostro divino. Creemos al encontrarnos -en su vida, palabras y obras- con el misterio del Dios Único, manifestado en Cristo.

3) Creo en su Espíritu de Vida, presente en el interior de todo viviente. Creemos, porque su espíritu nos hace creer.

En esta manera triple o trinitaria de vivenciar la fe, nos encontramos con el Dios Único: la Fuente, la Faz y la Brisa, Vida de la vida.

No son simétricas las frases de la tercera parte del Credo: “Creo en el Espíritu, creo en la Iglesia, en el perdón, etc.”. Cuando se alinearon simétricamente en latín las frases “creo en el Espiritu, en la iglesia, en el perdón, en la resurreccion…” , se difuminó la subordinación de las afirmaciones sobre la iglesia, el perdón y la resurreción a la confesión de fe en el Espíritu, de la que forman parte.

Pero no son estas afirmaciones paralelas; creer en el Espíritu, creer en la iglesia, creer en el perdón, etc… Se trata de una única afirmación de fe en el Espíritu: “Creo en el Espíritu estando en la Iglesia, creo en el Espíritu que nos da el perdón, creo en el Espíritu que nos resucita”.

El Espíritu es el símbolo de la presencia continua en el mundo de la Fuente Creadora de la Vida. El Espíritu que animaba y empujaba a Jesús (Mc 1,12) es la clave para una cristología articulada desde el pneuma de Jesús, en vez de expresarla con las imágenes del entorno del logos.(Véase el magnífico libro de Roger Haight, Jesús símbolo de Dios, en Ed. Trotta),

El Espíritu nos hace creer, nos hace orar y poder dirigirnos a la Fuente de la Vida diciéndole: ¡Abba! Padre, Madre! (Rom 8, 15). Con razón dijo Jesús: “Os conviene que yo me vaya, porque entonces os enviaré mi Espíritu para que os acompañe siempre”. (Jn 16, 7).

“No apaguéis el Espíritu” , dice la Carta a la iglesia de Tesalónica (1 Thes 5,19), es decir, no extingáis la energía que hace creer, crear y resucitar. Cada vez que, a lo largo de la historia, las religiones apagan el fuego del Espíritu, hay que reavivar el brasero de la espiritualidad más allá de las religiones. Jesús trae fuego que no destruye, sino renueva: fuerza vivificadora y, a la vez, desenmascaradora y discernidora de los poderes de muerte que intentan sofocarlo.

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , , ,

Empuja mis velas

Viernes, 29 de mayo de 2015
Comentarios desactivados en Empuja mis velas

Del blog de la Communion Béthanie:

magula

Espíritu del Señor,
Ven a darme tu aliento de vida,
Porque en mí, todo es triste, todo está muerto.

Me pasa a veces que me falta tu aliento,
No sé avanzar, a dónde ir,
No sé qué hacer,
No sé rogarte.

Ven a soplar en las velas de mi vida,
Sobre todo, dame un corazón
Que se desborda de coraje y de audacia.
Dame un corazón capaz de amar.

Dame la inteligencia para comprenderte.
Hoy, perdí mi fe infantil.
Todo me parece confundido, complicado, difícil.
Dame la inteligencia de tu palabra.
Ven a quitar mis dudas,
Todo lo que esconde tu rostro tan hermoso.

Dame la fuerza para comprometerme
En mi propio entorno.
Hay tanto sufrimiento, tanto herido.

Dame tu paz y tu alegría
Para que mi vida se desarrolle con señorío y en bondad.
No te pido que hagas por mí.
Necesito sobre todo rostro que me atraiga.

Me gustaría oír, yo también, esta palabra
Que removió a los apóstoles:
“No temas … estoy aquí. “

Espíritu Santo, aliento de Dios,
Empuja mis velas.

Amén.

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.