La Iglesia italiana critica la “soberanía fetichista” de Salvini y los anti-Francisco
Parolin: “La política partidista divide, invocar a Dios para uno mismo siempre es muy peligroso”
Manifestantes comparan al Papa con Badoglio que rindió Italia a los aliados en la II Guerra Mundial, traidor para la ultraderecha
Jesús Bastante
“El rosario de Salvini y los silbidos de la multitud al Papa Francisco: una soberanía fetichista”. Así titula Famiglia Cristiana, después de la enésima provocación del líder de la Liga Norte, Mateo Salvini, este fin de semana en Milán.
Rodeado de representantes de la extrema derecha de toda Europa, Salvini volvió a exhibir los Evangelio y el rosario, “mientras otro barco cargado de vidas fue rechazado, y Naciones Unidas nos condenó (a Italia) por el decreto de seguridad”, denuncia el semanario católico, que apunta a la “explotación de lo religioso” que lleva a cabo Salvini para justificar la “violación sistemática de los derechos humanos en nuestro país”.
La cantinela de siempre, que azuza el miedo al emigrante que viene a imponer su cultura y su religión (léase Islam violento) en la católica Europa. Y todo para captar un puñado de votos.
Los seguidores de Salvini fueron los mismos que hace dos domingos convocaban una concentración anti-Francisco en la Via della Conziliazione, a la hora del Regina Coeli, con una pancarta donde se leía «Bergoglio come Badoglio, stop immigrazione», en referencia a Pietro Badoglio, quien sustituyó a Benito Mussolini como Presidente del Consejo de Ministros de Italia tras el golpe de estado del 25 de julio de 1943 y condujo a Italia a la salida de la Segunda Guerra Mundial. Un “traidor” para la extrema derecha.
Rosari e crocifissi sono usati come segni dal valore politico, ma in maniera inversa rispetto al passato: se prima si dava a Dio quel che invece sarebbe stato bene restasse nelle mani di Cesare, adesso è Cesare a impugnare e brandire quello che è di Dio. https://t.co/zjeZx6qGKF
— Antonio Spadaro (@antoniospadaro) 18 de mayo de 2019
El César maneja lo que es de Dios
Ya en su momento, Antonio Spadaro sj. criticó esta postura en sus redes sociales: “Los rosarios y crucifijos se usan como signos de valor político, pero de manera inversa en comparación con el pasado: si antes le damos a Dios lo que hubiera sido bueno, quedaría en manos de César, ahora dárselo a César es desafiar y manejar lo que es de Dios”.
No ha sido el único. El propio secretario de Estado, Pietro Parolin, denunció que “la política partidista divide, pero Dios es de todos”. Tras una celebración en San Juan de Letrán, el cardenal subrayó que “invocar a Dios para uno mismo siempre es muy peligroso”. Entretanto, Salvini, ajeno a las críticas, continúa utilizando la cruz, y la Palabra de Dios, para su discurso de odio.
Fuente Religión Digital
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