Cuatro mujeres transexuales asesinadas en lo que va de año en Estados Unidos
Cuatro mujeres transexuales han sido asesinadas desde el comienzo del año 2015 en Estados Unidos. El perfil de las víctimas (tres mujeres de raza negra y una mujer latina) apunta además a que el factor racial agrava aún más la situación de un grupo que ya de por sí es el más vulnerable dentro del colectivo LGTB (en eso Estados Unidos no es diferente a América Latina o a la propia Europa). Al menos en tres de los casos se baraja un posible crimen de odio (el otro es un caso de violencia de género). Los activistas LGTB ven además con preocupación como la policía y los medios de comunicación parecen minusvalorar estos asesinatos, confundiendo el género de las víctimas y en algún caso hasta culpabilizándolas de lo sucedido.
Lamia Beard, de 30 años, fue tiroteada hasta la muerte el 17 de enero en Norfolk, Virginia. La propia policía, en el comunicado de prensa emitido al respecto, se refirió a Beard en masculino, pese a que según su hermana era evidente ya desde que encontraron su cuerpo sin vida que se trataba de una mujer transexual. Como denunciaba BuzzFeed, no faltaron además los medios que simplemente aprovecharon la noticia del asesinato para referirse a la prostitución de mujeres transexuales. “Si cancaneas a esas horas de la noche, ya sabes lo que hay”, eran de hecho las únicas declaraciones (de un comerciante del área en la que Beard fue asesinada) que recogía Virginian Pilot en su noticia.
Días más tarde, el 26 de enero, era también tiroteada Ty Underwood, de 24 años, en Tyler (Texas). También de raza negra, y también presentada por algunos medios en masculino (como la emisora de televisión KLTV). Ninguno de los dos asesinatos, ni el de Beard ni en de Underwood, han sido aún aclarados, no pudiéndose descartar hasta la fecha que el odio tránsfobo fuera uno (o el principal) de los desencadenantes.
En el caso de Yazmin Payne, de 33 años, su cuerpo fue encontrado por los bomberos que acudieron a apagar un incendio en un apartamento de Van Nuys (en el área metropolitana de Los Ángeles, California). Había sido apuñalada, y todo apunta a que el incendio fue provocado tras el asesinato. En este caso -el único de los cuatro por el momento- sí hay un hombre detenido. Se trata de Ezekiel Jamal Dear, que se entregó voluntariamente, y que mantenía una relación con la mujer asesinada.
El cuarto y más reciente de los asesinatos es el de Taja Gabrielle De Jesus, de 36 años, apuñalada hasta la muerte el 1 de febrero en las escaleras de un edificio de San Francisco. De Jesús era colaboradora de TRANS: THRIVE, una organización trans local. Se desconocen los motivos del asesinato. Testigos afirman haber visto escapar del lugar a un sospechoso de raza negra.
Con cierta frecuencia nos hacemos eco de la sangría que supone la violencia tránsfoba en América Latina, la región del mundo que contabiliza más asesinatos de personas trans. Pero lo cierto es que también al norte del Río Bravo la comunidad trans, y muy especialmente la comunidad de mujeres trans, es la más vulnerable a la violencia y a la discriminación. Según informaba hace unas semanas Transgender Europe, del total de 1612 asesinatos de personas transexuales contabilizados entre 2008 y 2013, 100 de ellos han ocurrido en Estados Unidos.
Especialmente llamativo es además el factor racial, del que las cifras no dejan lugar a dudas. De los 18 asesinatos registrados específicamente como crímenes de odio en 2013 en Estados Unidos por la National Coalition of Anti-Violence Programs (NCAVP), 13 de ellas (el 72,2%) lo fueron de mujeres transexuales. Pues bien, 12 de ellas eran mujeres de color (afroamericanas o latinas). Parece claro cual es el grupo más vulnerable y sobre el que deberían focalizarse los máximos esfuerzos, también en los países -aparentemente- más desarrollados.
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