Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Evangelio’

En Jesús (y en nosotros) está siempre lo divino, aunque se perciba.

Domingo, 16 de marzo de 2025

DespertarDOMINGO 2º DE CUARESMA (C)

Lc 9,28-36

Toda la Biblia es el relato de la manifestación de Dios. Son leyendas construidas para fundamentar las creencias de un pueblo. La Alianza sellada por Abrahán con el mismo Dios es el hecho más importante de la epopeya bíblica. Hay un detalle muy significativo. Dios no llegó a la cita hasta que vino la noche y Abrahán cayó en “un sueño profundo…

La conversación con Moisés y Elías fue sobre el “éxodo de Jesús” (pasión y muerte). Se trata de un relato pascual. Todos los relatos evangélicos son pascuales. Me refiero a que en un principio se pensó como relato de resurrección, pero con el tiempo se retrotrajo a la vida terrena de Jesús, para potenciar el carácter divino de Jesús y su conexión con el AT.

Todos los elementos del relato se toman del AT. El monte, lugar de la presencia de Dios. El resplandor, signo de que Dios estaba allí. La nube en la que Dios se manifestó a Moisés. La voz, que es el medio por el que Dios comunica su voluntad. El miedo presente siempre que se experimenta lo divino. Las chozas, alusión a la fiesta mesiánica en la que se conmemoraba el paso por el desierto. Moisés y Elías: La Ley y los Profetas.

El relato se presenta como una transfiguración. Cambió la figura, lo que se puede percibir por los sentidos. En lo esencial, Jesús fue siempre el mismo. En Jesús, como en todo ser humano, lo importante es lo divino que no puede ser percibido por los sentidos. En los relatos pascuales, el Jesús que se les aparece, es el mismo que anduvo con ellos en Galilea. En los relatos de su vida, se dice lo contrario. Jesús, con el que viven, es ya el glorificado.

Las interpretaciones de este relato, apuntan siempre a una manifestación de “gloria”. La gloria de Dios no tiene nada que ver con la gloria humana. En Dios, la gloria es su esencia, no algo añadido. Si en Jesús habitaba la plenitud de la divinidad, quiere decir que Dios y su “gloria” nunca se separaron de él. Como hombre sí podría recibir gloria. Cuando queremos añadírsela después de su muerte, seguimos cayendo en la gran tentación de siempre.

En Jesús está ya la plenitud de la divinidad, pero está en su humanidad, aunque no se puede percibir por los sentidos. Todo lo que Jesús nos pidió que superáramos, lo queremos recuperar con creces. Jesús acaba de decir que tiene que padecer mucho; que seguirle es renunciar a sí mismo. Pedimos a Dios que recubra de oropel nuestra escoria.

Lo divino no es lo contrario de lo humano, sino compatible con nuestras limitaciones. Es absurda una esperanza de futuro. Dios nos ha dado ya todo lo que podría darnos. Claro que esto contradice nuestras expectativas. Pero esa es la clave: ¿Estamos dispuestos a aceptar la salvación que Jesús ofrece, o seguimos esperando una ‘salvación’ para nuestro falso yo?

¡Escuchadle a él solo! Seguimos, como Pedro, aferrados al Dios del AT. El cristianismo ha velado de tal forma el mensaje de Jesús, que es casi imposible distinguir lo que es mensaje evangélico y lo que son resonancias del AT. Hoy son numerosos los odres nuevos, que esperan vino nuevo, porque no aguantan el vino viejo y agrio que les seguimos ofreciendo.

El hecho de que Moisés y Elías se retiraran antes de que hablara la voz, es una advertencia para nosotros que no acabamos de superar el Dios del AT. Jesús ha dado un salto en la comprensión de Dios que debemos dar nosotros también. En realidad, en ese salto consiste toda la buena noticia de Jesús. El Dios del AT no es buena noticia sino temible noticia.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Discernimiento.

Domingo, 16 de marzo de 2025

Transfiguration_YearC_ethiopiaLc 9, 28-36

«Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña para orar»

Los sinópticos recalcan el hábito de Jesús de retirarse a menudo a orar buscando la soledad de la montaña; en ocasiones, acompañado de sus amigos más cercanos. Pero hay tres momentos cruciales en que su oración tiene un carácter especial, y los evangelistas se hacen eco de ello narrando con detalle la escena. Son momentos en que debe tomar las decisiones más importante de su vida, y en todos ellos recurre a la oración en busca de lucidez para discernir y fortaleza para responder.

El primero se recoge en el texto de la semana pasada y se desarrolla en el desierto de Judea. Jesús ha terminado de afianzar su vocación en el entorno del Bautista y se siente llamado a lanzarse a los caminos de Galilea a proclamar la buena Noticia del Reino… Pero esa decisión implica abandonar su oficio, su vida tranquila y a su familia, y lanzarse a una aventura arriesgada de final incierto. No es una decisión sencilla, ni mucho menos.

Para afrontarla hace lo que tantas veces hizo después a lo largo de su vida; sube al desierto y permanece largo tiempo en oración y penitencia. Y allí, en la soledad del desierto, entregado a la oración, decide responder a la llamada venciendo la acuciante tentación de ignorarla. Ya no vuelve a Nazaret, sino que va a Cafarnaún acompañado de Juan, Andrés, Simón y Natanael para iniciar desde allí la misión a la que se siente llamado.

El segundo discernimiento corresponde al evangelio de hoy. Jesús tiene que decidir entre permanecer en Galilea o universalizar su mensaje llevando la buena noticia al mismo corazón de Judea. Si permanece en Galilea como profeta rural, el alcance de su mensaje será muy limitado, pero al menos su vida no correrá peligro. En cambio, si sube a Jerusalén pondrá en grave riesgo su vida, pues sabe que las autoridades le buscan para matarle: «Vayamos también nosotros a Jerusalén a morir con él», dice Tomás, consciente del enorme peligro que ello entraña.

En este caso, el discernimiento queda en cierto modo velado porque Lucas incluye una teofanía que  pretende dejar claro (antes de iniciar el relato de la pasión) quién es el hombre que va a subir a Jerusalén, va a ser prendido por las autoridades, torturado y muerto en cruz. Lucas nos viene a decir: no os equivoquéis; Dios está con ese hombre que aparentemente es vencido por los sacerdotes; y no con quienes lo matan… «Y una voz desde la nube decía: Éste es mi hijo amado»

El tercer discernimiento tiene lugar en Getsemaní. Esa tarde Jesús ha organizado una cena de despedida con sus discípulos porque sabe que las cosas han ido demasiado lejos y su suerte está echada. Ya en el huerto, Jesús tiene que tomar la decisión definitiva: escabullirse amparado en las sombras de la noche, o ser consecuente con su misión y aguantar a pie firme la llegada de los guardias. Una decisión brutal, como también lo fue su angustia: «Padre, aleja de mí este cáliz».

Por fidelidad a la misión, en el primer caso Jesús renuncia a la vida cómoda de Nazaret, en el segundo a la seguridad de Galilea y en el tercero a la propia vida.

Miguel Ángel Munárriz Casajús 

Para leer un artículo de José E. Galarreta sobre un tema similar, pinche aquí 

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Dejarnos transfigurar .

Domingo, 16 de marzo de 2025

transfiguration-21Lc 9, 28b-36

Comentario Evangelio domingo. 16 marzo 2025

El Evangelio de hoy nos remite a una pregunta que frecuentemente las cristianas y los cristianos contemporáneos nos hacemos: ¿Cómo hacer experiencia de Dios en medio del ruido, el ajetreo y los compromisos cotidianos? ¿Cómo vivir la dimensión contemplativa y orante de nuestra fe y dejarnos transfigurar por ella, como le sucedió al propio Jesús y a tantos hombres y mujeres testigos, que nos han precedido?

El texto nos da algunas claves para ello.

El cuidado de la dimensión comunitaria

Aunque la oración es personal tiene una dimensión comunitaria, una comunidad de sentido y esperanza, que sostiene. Una comunidad, desde la que se clama a Dios conjuntamente, se expresa el anhelo de amor y comunión. Por eso Jesús invita a Pedro a Juan y a Santiago a subir al monte Horeb con Él.

Dejarse sorprender por las paradojas y la revolución de los adverbios, que propone el Evangelio.

En la tradición judeocristiana, el monte Horeb es el lugar de la revelación de Dios por excelencia. Lugar de teofanía, donde Dios selló su alianza de amor con Moisés. Sin embargo, desde una perspectiva espiritual “subir al monte Horeb” y contemplar los destellos del Misterio, más que ascender, implica descender. La espiritualidad cristiana más que a los arriba de la historia y la condición humana, remite a los abajo. Invita a adentrarse en la profundidad del corazón, en la fuente del ser, a aventurarse en su hondura, vivir haciendo hoyo, traspasando la corteza de la superficialidad, hasta descubrir esa experiencia que tan bellamente expresó Etty Hillesum:

Hay en mí un pozo profundo. Y en ese pozo está Dios. A veces consigo llegar a él, pero lo más frecuente es que las piedras y escombros obstruyan el pozo y Dios quede sepultado. Entonces es necesario volver a sacarlo a la luz (…) Voy a ayudarte Dios mío a no apagarte en mí

Ascender al Horeb” no es tampoco abstraerse de la realidad, ni idealizarla, sino más bien atreverse, con la ayuda del Espíritu, a perforarla y descubrirla habitada por un Amor que nos trasciende y trasfigura, si así se lo permitimos. Es decir, dejarnos configurar por el Amor, transformándonos internamente (sensibilidad, orientación vital) y externamente (prácticas, relaciones, etc.) para ser cauce de tanto don recibido.

-Participar de la vida de Dios y sus testigos y profetas, dejando que algo de sus vidas impregne las nuestras

La oración es comunicación, es interrelación, es participación de la vida de Dios. Por ello nos conecta también con la larga cadena de hombres y mujeres testigos y profetas que sostienen y acompañan nuestra fe. Expresado en la teología más clásica de la iglesia, la oración nos hace participar de la comunión de los santos y santas. En este sentido nos arraiga en una larga tradición de buscadores y buscadoras comprometidos y comprometidas en hacer histórica la utopía del evangelio. Nos sostiene y alienta una inmensa nube de testigos.

-Estar dispuestos y dispuestas a espabilarnos, como les sucede a los apóstoles 

Despertarnos de nuestras inercias, rutinas y comodidades. No pactar con ellas, sino avivar la sensibilidad para captar al Dios de la vida, que nos sorprende siempre empujando y sosteniendo la fragilidad, en nosotros y nosotras mismas, y en los y las demás.

-No caer en la tentación de separar a Dios de la historia, y del mundo. No “aspirar a hacer tres tiendas.”

La oración cristiana no nos aísla en burbujas espirituales, sino que nos implica y complica con el sacramento del encuentro, la projimidad humana y la comunión con toda vida. Nos lleva a un modo de estar en el mundo “de parte de Dios”, comprometidos y comprometidas con la realidad y el cuidado de la casa común.

-Escuchar al Hijo y su palabra encarnada en la historia y en lo profundo del corazón humano y dejarnos sobrecoger por esa experiencia.

Arrodillar el corazón ante este misterio. Dejar que cale en nosotros y nosotras como lluvia ligera, para que a su tiempo se traduzca en frutos, porque la experiencia de Dios se verifica siempre en las obras.

¿Cómo ayudarnos como comunidades cristianas a abrirnos a la experiencia de Dios y dejarnos transfigurar por ella?

Pepa Torres Pérez

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Es hermoso estar aquí.

Domingo, 16 de marzo de 2025

IMG_0333Comentario al evangelio del domingo 16 marzo 2025

Lc 9, 28b-36

Soy consciente de que esa afirmación puede sonar como una insolencia o incluso como una afrenta para quien sufre con desesperación, física o psíquicamente. Sé bien que hay momentos en los que, atrapadas por sufrimientos tan insoportables como incomprensibles, las personas pueden verse sumergidas en ideaciones suicidas. Y sé también que quien busca el suicidio lo hace porque tiene la sensación subjetiva de no poder soportar la “carga” de una existencia marcada por la angustia y el sinsentido.

Parece innegable que todo depende de nuestra capacidad de “ver”. Sin duda, nuestro modo de ver puede estar condicionado e incluso cegado por experiencias dolorosas. Algo nos pudo haber sucedido que, conformando incluso la manera de funcionar de nuestro cerebro, hace sumamente difícil mantener una mirada luminosa hacia la realidad en su conjunto. Algo nos puede estar sucediendo ahora que absorbe nuestra energía y nos introduce en la apatía. Todo ello puede impedirnos “ver” con claridad.

Sin embargo, cuando es posible retirar el filtro producido por sufrimientos de todo tipo y nos es dado “ver” lo que somos, lo que aparece es hermosura. Todo sigue siendo lo mismo, pero aparece ahora todo ante nuestros ojos como transfigurado. Y descubrimos que esa hermosura no es algo añadido a la vida, sino su propio resplandor. La vida es hermosa.

Ahora bien, esa hermosura no alimenta el narcisismo -que desearía hacer una “choza” para instalarse cómodamente en ella-, sino que dinamiza y moviliza, como expresión de la propia vida que busca desplegarse fluyendo también a través de nosotros.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

La Transfiguración acontece en la fe y en la oración, (no es la pasarela Cibeles).

Domingo, 16 de marzo de 2025

índiceDel blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

01.- La transfiguración.

¿Qué puede significar la Transfiguración?

Los textos bíblicos no son un mero reportaje de lo que ocurrió. El relato de la Transfiguración no es un hecho espectacular, histórico, sino que es expresión de la experiencia de fe del encuentro de aquellos tres discípulos (la iglesia naciente) con JesuCristo.

La Transfiguración es una narración de gran contenido cristiano que nos la ofrecen los tres evangelios sinópticos. Este relato está compuesto con símbolos tomados del AT y aplicados a Jesús – Cristo:

  • La montaña era lugar cercano a Dios, que vive en el cielo.

Las montañas eran el lugar más cercano al cielo lugar, donde vive Dios; por eso las montañas eran consideradas como el lugar de la máxima cercanía con Dios.

Los grandes “acontecimientos” de JesuCristo acontecen en un monte. Estas cosas acontecen cerca de Dios (monte) y en la oración.

  • Jesús subía y pasaba largas noches de oración en la montaña.
  • Jesús fue tentado en lo alto de un monte.
  • Su gran predicación aconteció tras la noche en oración en el monte de las bienaventuranzas.
  • Jesús toma conciencia de su mesianismo y los creyentes (representados por Pedro, Santiago y Juan) en el monte de la Transfiguración.
  • Jesús llega a la angustia de muerte en la oración del monte de los Olivos.
  • Jesús es crucificado en el monte
  • Jesús llega o vuelve definitivamente a Dios desde el monte de la Ascensión.
  • Nube: como protección de Dios al pueblo que caminaba por el desierto.
  • Resplandor: propio del ámbito de Dios.
  • Tres tiendas: la tienda es el lugar de Dios. [1]
  • Elías y Moisés: profetismo y ley: síntesis del AT

02.- Ver en Jesús a Cristo.

Y ¿qué puede significar la Transfiguración?

Jesús era hombre. Humana e históricamente Jesús era un judío del siglo I en el que no era fácil ver en él a Cristo como expresión de Dios, como hijo de Dios

¿No es éste el carpintero, el hijo de María, y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven sus hermanas aquí con nosotros?  (Mc 6,3). ¡Cómo va a ser hijo de Dios!

La Transfiguración acontece en la fe, por tanto para quien es creyente.

El relato de la Transfiguración está ubicado inmediatamente después del acto de fe de Pedro. «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo

Los discípulos, los primeros que siguieron a Jesús, llegaron a creer en Él como Mesías / Hijo de Dios por la fe, no por gestos y hechos espectaculares, sino por la fe.

Desde la experiencia de Jesús llegaron a creer en Cristo. Desde la materialidad de las palabras y acontecimientos de Jesús, llegaron a intuir y creer que aquel hombre, Jesús, era expresión de Dios, hijo, Palabra de Dios: Este es mi Hijo amado, escuchadle.

        Al Jesús hombre podemos llegar por la historia, por los relatos evangélicos, etc. Pero a Cristo llegamos por la fe. Pedro, Santiago y Juan, (y todos los creyentes) llegamos a Cristo cuando creemos en Él. A JesuCristo no se le demuestra, se cree en Él.

03.- La vida como signo y sacramento.

        El ser  humano transfigura las realidades de la vida y llega a ver y vivir en ellas algo más que la pura materialidad

        Y esto acontece no en la verificación empírica, en las ciencias, sino en la oración, en la fe, en el silencio, en la profundidad de la vida…

La vida está llena de signos y de símbolos que nosotros interpretamos: transfiguramos: un regalo es signo de afecto, de amor; unos colores son signo de una institución, de una nación; una iglesia románica, gótica, etc. son signo de una trascendencia…

        Jesús hombre es signo (sacramento) de Dios: hijo de Dios: Este es mi hijo, escuchadle; quien me ve a mí, ve al Padre…

        Y ya en el tiempo de las comunidades cristianas, Jesús se hace presente en el prójimo: ¿Cuándo te vimos hambriento, enfermo, desnudo, enfermo o encarcelado y te ayudamos o no te ayudamos? Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hermanos…

        El ser humano, el prójimo es signo, sacramento de JesuCristo.

04.- Silencio y oración.

        La transfiguración de Jesús acontece en la oración. Jesús subió a la montaña con Pedro, Santiago y Juan a orar.

Las vivencias y decisiones más profundas de la vida acontecen, se producen en la oración. La oración es la respiración de la vida. En medio del ruido de la sociedad, en plena algarabía de los medios de comunicación, la Transfiguración es un acontecimiento  de silencio y oración.

        Dios está cerca en el silencio y la oración.

05.- La transfiguración como expresión (teofanía) de Dios.

        El relato de la Transfiguración es semejante al del bautismo de Jesús. En ambos se nos dice: Este es mi hijo amado, escuchadle.

Jesús es la expresión, la Palabra (S Juan), el hijo de Dios. Escuchando y acogiendo a JesuCristo, estamos cerca de Dios.

        Caminemos en paz de Dios por el desierto de la cuaresma y de la vida, caminemos, que somos ciudadanos del cielo (S Pablo / Filipenses). (Dios nos libre de quien cree que su patria es donde ha nacido).

 Éste es mi Hijo, escuchadle.

[1] La fiesta de las tiendas en el pueblo judío celebra el camino por el desierto hasta la libertad y la tierra de promisión.

 

 

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“Escuchar a Jesús, verdadero profeta de Dios”, por Consuelo Vélez

Domingo, 16 de marzo de 2025

IMG_0340De su blog Fe y Vida:

Comentario al evangelio del II domingo de Cuaresma (16-03-2025)

Jesús sube a orar pero no es una oración sin contenido sino un ponerse a la escucha de la voluntad de Dios, como los profetas

En este pasaje de la transfiguración se está revelando que Jesús es el “Hijo elegido” a quien hemos de escuchar

Revelar a Jesús como el Hijo Elegido a quien hay que escuchar, es una invitación de Lucas a dejar de escuchar a los profetas del Antiguo Testamento y escuchar al “profeta” de Dios, a su propio Hijo

Ocho días después de estos discursos, tomó a Pedro, Juan y Santiago y subió a una montaña a orar.

Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y su ropa resplandecía de blancura. De pronto dos hombres hablaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecieron gloriosos y comentaban la partida de Jesús que se iba a consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño. Al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.  Cuando éstos se retiraron, dijo Pedro a Jesús:

– Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a armar tres chozas: una para ti, una para Moisés y una para Elías –no sabía lo que decía-.

Apenas lo dijo, vino una nube que les hizo sombra. Al entrar en la nube, se asustaron. Y se escuchó una voz que decía desde la nube:

– Éste es mi Hijo elegido. Escúchenlo.

Al escucharse la voz, se encontraba Jesús solo. Ellos guardaron silencio y por entonces no contaron a nadie lo que habían visto

(Lc 9, 28b-36).

En este evangelio Jesús toma consigo a Pedro, Juan y Santiago y sube a una montaña a orar. Sabemos que Lucas le da mucha importancia a la oración de Jesús: en el bautismo (Lc 3, 21); antes de elegir a los Doce (Lc 6, 12); al preguntar quién dice la gente que es (Lc 9, 18); antes de enseñar el Padre nuestro (Lc 11, 1); en el huerto (Lc 22, 41), etc. No es una oración sin contenido sino un ponerse a la escucha de la voluntad de Dios, como los profetas. Lucas presenta a Jesús como “el” profeta y, en ese sentido, la oración juega ese papel fundamental de escuchar a Dios para después hablar al pueblo en su nombre.

El texto continúa diciendo que el rostro de Jesús cambió de aspecto y su ropa resplandecía de blancura. Está hablando con Moisés y Elias comentando la partida (el éxodo) de Jesús a Jerusalén. El lenguaje utilizado nos sitúa en el ámbito de lo divino con rasgos apocalípticos que nos encaminan a hablar del misterio pascual que está próximo a acontecer en Jerusalén. Mientras tanto, los discípulos duermen, pero cuando despiertan, ven la manifestación de Jesús y Pedro le dice a Jesús que allí se encuentran muy bien pidiendo hacer tres tiendas, tal vez, rememorando la fiesta de las tiendas o también el tiempo de Israel en el desierto. Lo cierto es que esa gloria que alcanzan a vislumbrar se opaca con la nube y quedan asustados. En realidad, en este pasaje de la transfiguración se está revelando que Jesús es el “Hijo elegido” a quien hemos de escuchar. El texto corresponde a una unidad donde se dice quién es Jesús: Herodes dice que es el Bautista (Lc 9,9); la gente dice que es Juan el Bautista o Elías o un profeta (Lc 9, 19); Pedro afirma que es el “Cristo de Dios” (Lc 9, 20).

Revelar a Jesús como el Hijo Elegido a quien hay que escuchar, es una invitación de Lucas a dejar de escuchar a los profetas del Antiguo Testamento y escuchar al “profeta” de Dios, a su propio Hijo. El pasaje finaliza con el silencio que guardan los discípulos.

La invitación hoy es también para nosotros que ya sabemos la identidad de Jesús, profeta de todos los tiempos, cuya palabra revela el querer de Dios sobre la humanidad. De nuestra apertura a esa escucha dependerá que el reino de Dios siga haciéndose presente con más radicalidad en el aquí y ahora de nuestra historia.

 (Foto tomada de: https://www.vaticannews.va/es/fiestas-liturgicas/transfiguracion.html

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“ Escuchadle a Él ”, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF.

Domingo, 16 de marzo de 2025

transfiguration1De su blog Kristau Alternatiba (Alternativa Cristiana):

Escuchadle a Él 

Si el primer Domingo de Cuaresma contemplamos a Jesús en su condición humana, tentado por el diablo en el desierto y durante su vida, en este segundo Domingo el Evangelio que se nos da, el de la Transfiguración de Jesús, nos lleva a confesar que en aquella carne mortal quedaron «entre paréntesis» las prerrogativas divinas de Aquel que «se despojó de sí mismo tomando la condición de hombre y esclavo» (Flp 2,7): su identidad profunda, de hecho, permaneció como la del Hijo de Dios y su destino fue la gloria divina (cf. Flp 2,9-11).

Estamos pues ante este relato testimoniado por los tres evangelios sinópticos (cf. Mc 9,2-10; Mt 19,2-9), cada uno con detalles diferentes y significativos. Lucas escribe que «ocho días después» (Lc 9,28a), el día del cambio, es decir, el día de la confesión de Pedro, que reconoció y confesó a Jesús como «el Cristo de Dios» (Lc 9,20), el día en el que Jesús mismo anunció por primera vez la necesidad de su pasión, muerte y resurrección (cf. Lc 9,22), Jesús decide subir al monte santo para dedicarse a la oración. Trae consigo a sus discípulos más cercanos, Pedro, Juan y Santiago, a quienes había prometido la visión del reino de Dios antes de su muerte (cf. Lc 9, 27).

Jesús entra en ese encuentro con Dios ejercitándose en la escucha de su voz, de su Palabra, para poder comprenderla, asumirla y custodiarla en el propio corazón y, en consecuencia, poder decir su “amén” a esta voluntad de Dios.

La oración de Jesús está toda aquí, y así es también la oración del cristiano: no hay mucho que decir a un Padre que sabe lo que necesitamos (cf. Mt 6,8) y lo que tenemos en el corazón, no hay largos discursos que pronunciar (cf. Mt 6,7), sino que basta con responder al Señor con la obediencia, con el “” asumido libremente y con una gran fe amorosa.

Muchas veces –nos lo atestiguan los Evangelios, especialmente Lucas (cf. Lc 5,16; Lc 6,12; Lc 9,18)– Jesús buscó la soledad, la noche, la montaña, para vivir esta oración asidua al Padre. También ahora, después de la confesión de Pedro, que marcó un salto adelante en la fe de los discípulos y les permitió revelar su muerte y resurrección, Jesús entra en oración.

Sabemos bien que la oración no cambia a Dios sino que nos transforma, pero lo olvidamos fácilmente, porque la forma de oración pagana que quiere hablar a Dios, que quiere doblegarlo a nuestros deseos, está en nuestras fibras de criaturas frágiles y necesitadas, dispuestas a hacer de Dios aquel que siempre puede decirnos “”. Jesús, sin embargo, no reza así, porque sabe que es él quien debe decir “” a Dios, no al revés.

Pues bien, en esa escucha del Padre, en esa adhesión a Él, se realiza la revelación dirigida a los tres discípulos, que quedan así constituidos «testigos de su gloria» (cf. 2 P 1, 16): el rostro de Jesús aparece «diverso», sus vestiduras resplandecientes de luz. Para nosotros, los hombres, ésta es la visión de la gloria: percibimos un cambio en Jesús, contemplamos su alteridad, su «transfiguración» («se transfiguró»: Mc 9,2; Mt 17,2).

Más allá de lo insuficiente de nuestras palabras, la realidad es que Jesús es percibido en su alteridad: el hombre Jesús, a quien los tres discípulos siguieron como profeta y Mesías, tiene otra identidad, todavía no revelada, pero que con este acontecimiento se les revela momentáneamente, por alusión, pero en todo caso de modo suficiente para transformar su fe en Él.

Aquí no podemos decir mucho más, balbuceamos, nos sentimos en presencia de un acontecimiento que sólo debe ser adorado.

A lo largo de los siglos, los cristianos se han planteado muchas preguntas al leer este pasaje. En la tradición oriental se ha llegado a pensar que en verdad Jesús permaneció igual, mientras que fueron los ojos de los discípulos los que sufrieron una transfiguración, hasta el punto de poder leer y ver lo que no veían cotidianamente.

Otros cristianos han pensado que en este acontecimiento Jesús permitió a los apóstoles ver su gloria, de la que se había despojado en la encarnación, una gloria no perdida sino sólo “puesta entre paréntesis“.

Otros, más recientemente, prefieren ver en el relato de la Transfiguración una anticipación de la Pascua: sería fruto de la fe en Jesús resucitado, de su identidad revelada en la resurrección, y por tanto leída a posteriori como profecía de la Pascua.

Diferentes lecturas, todas posibles, que no son excluyentes entre sí. Nosotros con sencillez, con ojos sencillos, acogemos el misterio de este acontecimiento como una revelación: Jesús, aquel hombre de Galilea, que como un profeta tenía discípulos y hablaba a las multitudes, aquel hombre precario, frágil, en camino de muerte, era en verdad el Hijo de Dios y sus prerrogativas divinas no aparecían porque era verdadera y totalmente hombre y no en condición de semidiós. ¡Sí, aquel hombre era el Hijo de Dios!

Para testimoniarlo, intervienen ante todo Moisés y Elías, en su gloria de vivir en Dios. Están a su lado y le hablan de su «éxodo», de su fin, de su muerte que se producirá dentro de poco en Jerusalén, la ciudad hacia la que se dirige: será un éxodo, un paso, porque el Padre lo resucitará en la gloria (cf. Lc 9,51; 24,51).

Lo que Jesús había anunciado como su fin próximo en Jerusalén es llamado “gloria” por la Ley (Moisés) y los Profetas (Elías). Aquí está la convergencia en Jesús de todas las Escrituras de Israel, que sólo en él encuentran unidad y pleno cumplimiento. Para los tres discípulos este acontecimiento aparece como un sello de aquello que siguen: lo que les sucede está de acuerdo con todas las Escrituras, es según la revelación de Dios dada hasta entonces a Israel, el pueblo de la alianza.

Incapaces de afrontar este misterio, Pedro, Juan y Santiago están agobiados por el sueño, pero consiguen vencerlo y contemplar “la gloria” de Jesús y de los dos hombres que hablan con Él de su pasión, muerte y resurrección. El peso de la gloria los invade, de modo que, de alguna manera, ven venir con poder el reino de Dios (cf. Mc 9,1).

Pedro entonces, en una especie de éxtasis, pide a Jesús que haga duradero ese momento, como un momento de visión y ya no de fe, de felicidad y ya no de fatiga, de paz y ya no de lucha espiritual. Pero mientras Pedro aún estaba hablando de manera extática, he aquí que la nube de la Shekinah, de la Presencia de Dios, viene y los envuelve con su sombra, causando temor y temblor en los discípulos.

Están ante Dios en su esfera de vida, no en la luz deslumbrante sino en la nube que oscurece y no les deja ver: sienten miedo pero no ven nada, perciben la Presencia de Dios pero no la ven. Pero ellos oyen, escuchan, porque a Dios no se lo ve sin morir (cf. Ex 33,20), pero siempre se lo escucha, como había enseñado Moisés a los hijos de Israel: “El Señor os habló desde el fuego y oísteis el sonido de sus palabras, pero no visteis ninguna figura; ¡Sólo había una voz!” (Dt 4,12).

La voz de Dios resuena en aquella nube como revelación de la identidad de Jesús y, al mismo tiempo, como tarea para sus discípulos: “Éste es mi Hijo, el Elegido; ¡Escúchalo!”. ¿Qué escuchan realmente Pedro, Juan y Santiago? Escuchan la profecía de Isaías sobre el Siervo anónimo del Señor, figura esperada por los creyentes de Israel: «He aquí mi Siervo, mi Elegido» (Is 42,1).

La revelación es ahora Jesús mismo, su persona y el gran mandato: “¡Escucha, Israel!”. (Shemá Yisra’el: Dt 6,4) se convierte en: “¡Escuchad al Hijo, escuchadlo!”. También la escucha de la Ley y de los Profetas debe convertirse en escucha de Jesús, el Hijo a quien Dios ama porque cumple su voluntad, según la misión recibida. Los tres ahora conocen a Jesús: es el Hijo amado de Dios, enviado por Él para ser escuchado.

Así, en silencio, termina este acontecimiento narrado con dificultad: Jesús está de nuevo solo con los tres, quienes, mudos por el estupor y la adoración del misterio, no hablan, no saben contar lo que han visto, hasta después de que Jesús ha resucitado de entre los muertos.

De hecho, la transfiguración es un signo y una profecía de la resurrección misma: también los justos serán transfigurados en el Reino de Dios después de su muerte.

En verdad, también nosotros esperamos este acontecimiento, deseamos participar en él en nuestra vida y de hecho lo hacemos, pero no tenemos la fe suficiente para verlo como gloria de Dios: ¡seguimos siendo hombres y mujeres de poca fe!

Joseba Kamiruaga Mieza CMF

***

Subir, contemplar y escuchar

Después del primer Domingo, en el que se nos narra el episodio de las tentaciones, en el segundo Domingo de Cuaresma el Evangelio nos lleva al monte para entrar en el acontecimiento de la Transfiguración del Señor. Este texto concluye la primera parte del Evangelio de Lucas, en la que el evangelista nos lleva cada vez más a comprender la identidad de Jesús.

Herodes piensa que es un profeta, la gente dice que es el Bautista, los discípulos dicen que es el Cristo de Dios, pero no saben qué quiere decir Cristo ni qué quiere decir Dios, y Jesús explica que es el Hijo del Hombre. El Hijo del Hombre es la figura gloriosa de Daniel 7 que será Juez del mundo, la figura más divina que existe, pero que tendrá que sufrir. Él será el Siervo de Yhwh, que pasa por la cruz, y así vencerá el mal.

Subió al monte a orar. Sólo Lucas enfatiza que Jesús está orando, mientras ora su rostro cambia de apariencia. La manifestación del rostro de Jesús, y por tanto del rostro del Padre, se produce en el encuentro personal de Jesús con Dios Padre. Jesús necesita de esta intimidad y en la oración se hace visible la verdad y plenitud de su identidad.

Nos encontramos en una encrucijada del Evangelio, en un encuentro con Él dado a pocos. En esta oración se deja acompañar por Pedro, Juan y Santiago y serán también los mismos discípulos quienes le acompañarán en otra oración, la de Getsemaní, donde Jesús se dispondrá a mostrar no su rostro glorioso y luminoso, sino el desfigurado.

En el fondo se trata del mismo acto: por una parte se ve el rostro oculto, privado, y por otra se ve el rostro público, humillado, desfigurado hasta el punto de no ser la apariencia de un hombre y que aparecerá después de la oración en Getsemaní. Sólo después de haber visto aquel rostro desfigurado levantado en la cruz del monte Calvario, sólo después de haber visto su rostro después de la resurrección, los discípulos comprenderán lo que les había sido revelado por el Padre acerca del Hijo el día de la transfiguración.

Y he aquí dos hombres que hablaban con él…. Los discípulos ven junto a Jesús a dos hombres que le hablan de su éxodo, es decir, de su muerte en la cruz. Son Moisés y Elías, la ley y los profetas.

Dos hombres se les aparecerán a las mujeres en el sepulcro (Lucas 24,4) y nuevamente a través de la ley y los profetas las mujeres entenderán lo que ha sucedido. El mismo Jesús resucitado, en el camino de Emaús (Lc 24,13ss), explicará a través de Moisés, de los Profetas, del Antiguo Testamento, cómo era necesario que el Señor sufriera estas cosas para entrar en su gloria. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Tu Evangelio es terrible…

Viernes, 14 de marzo de 2025

pag10_iglesia_web-15-aa01b

Cristo,
he oído predicar tu Evangelio
a un sacerdote
que vivía el Evangelio.

Los pequeños, los pobres,
quedaron entusiasmados;
los grandes, los ricos,
salieron escandalizados,
y yo pensé que bastaría predicar
sólo un poco el Evangelio
para que los que frecuentan las iglesias
se alejaran de ellas
y para que los que no las frecuentan
las llenaran.

Yo pensé que era una mala señal
para un cristiano
el ser apreciado por la “gente bien”.

Haría falta -creo yo-
que nos señalaran con el dedo
tratándonos de locos y revolucionarios.

Haría falta -creo yo- que nos armasen líos,
que firmasen denuncias contra nosotros,
que intentaran quitarnos de en medio.

Esta tarde, Señor, tengo miedo,
tengo miedo porque sé
que tu Evangelio es terrible:
es fácil oírlo predicar,
es todavía fácil no escandalizarse de él,
pero vivirlo…

vivirlo es bien difícil.

*

Michel Quoist,
Oraciones para rezar por la calle,
Ediciones Sígueme, Salamanca 2007

FFEBE85A-9736-460A-9F23-AF817260E251

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Cercanía con quien pasa a mi lado

Jueves, 13 de marzo de 2025

refugiados-alambrada-2-G

Todos los mandamientos de Jesús se resumen en uno solo: en el de amar a Dios y al prójimo, en el que ver y amar a Jesús.

El amor no es mero sentimentalismo sino que se traduce en vida concreta, en el servicio a los hermanos, especialmente, a los que tenemos al lado, empezando por las pequeñas cosas, por los servicios más humildes.

Dice Charles de Foucauld: “Cuando se ama a alguien, se está realmente en él, se está en él con el amor, se vive en él con el amor, ya no se vive en sí, uno está ‘desapegado’ de sí, ‘fuera’ de sí”.

Y por este amor se abre paso en nosotros su luz, la luz de Jesús, según su promesa: “A quien me ama… me manifestaré”. El amor es fuente de luz: amando se comprende más a Dios que es amor.

Y esto hace que amemos aún más y profundicemos en la relación con los prójimos.

Esta luz, este conocimiento amoroso de Dios es, por tanto, el sello, la prueba del verdadero amor. Es una luz cálida que nos estimula a caminar por la senda de la vida de una manera cada vez más segura y eficaz. Aunque las sombras de la existencia nos hagan incierto el camino, esta Palabra del Evangelio nos recordará que la luz se enciende con el amor y que basta un gesto concreto de amor, por pequeño que sea (una oración, una sonrisa, una palabra) para darnos ese rayo que nos permite ir adelante).

*

Chiara Lubich,

fragmentos del Comentario a la Palabra de vida de mayo de 1999.

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

“¿Cuaresma un tiempo de desierto?”, por Carmiña Navia

Jueves, 13 de marzo de 2025

IMG_8803Para llegar a tu verdadero ser, hay que atravesar tu propio desierto.
Libérate de todo lo que crees ser para llegar a lo que eres de verdad.
Mantente en el silencio, hasta que se derrumbe
el muro que te separa de ti mismo.
Fr. Marcos Rodríguez

En las tradiciones espirituales el desierto ha sido identificado siempre como un ámbito de silencio, meditación profunda y encuentro con el fondo mismo de nuestro ser. En su horizonte último, una posibilidad de encuentro con la Divinidad que nos habita. En nuestra sociedades y ciudades actuales es difícil desear o encontrar el desierto. Las dinámicas que vivimos nos han hecho crear la absoluta necesidad de vivir “conectados”, entendiendo por ello: vivir pendientes de la última noticia y colgados de cualquier acontecer sea importante o anodino. Necesitamos aturdirnos con el exterior, escuchar el interior nos asusta. Esa conexión permanente no nos da tregua y el mundo en su desorden y en su caos se nos mete al corazón mismo de nuestro diario vivir.

Como ya no vivimos en el paradigma de “la cristiandad” los tiempos litúrgicos que marcan nuestros años, son significativos exclusivamente para quienes deseamos vivir en onda de Jesús de Nazaret. En este sentido creo que una forma actual de vivir la cuaresma es tratar de encontrar, aunque sea en ratos perdidos, un desierto, en la mitad de nuestras agitadas ciudades. Un cronotopo que nos permita, precisamente, entender, asimilar y profundizar en ese raudal de noticias que día a día nos invade.

Ese desierto nos ayudaría a entendernos mejor, a serenarnos cuando sea necesario, a comprender más a fondo las dinámicas del mal que nos habitan y los destellos de luz que nos jalonan hacia el lado del hermano. Nos ayudaría también a desechar en cada uno de nosotros y nosotras las grandes tentaciones que nos llegan y llaman: tentaciones que no tienen principio ni tendrán fin. Y desde ese desierto podríamos reemprender los caminos de una nueva praxis que genere nuestro aporte, aunque mínimo, en la construcción de un mundo más humano, más habitable, más sororo-fraterno.

Definitivamente el evangelio nos pide mucho más que cumplir con rituales o mandatos formales… el evangelio nos ofrece una Buena Noticia, que sólo lo será si los y las creyentes la hacemos realidad cada minuto en nuestra vida, cada momento en nuestro andar, cada relación o quehacer que emprendamos. El tejido social lo construimos la humanidad entera y si nuestro aporte a ese tejido social lo hace mejor, el mundo caminará hacia corredores cualitativamente diferentes: habitados por flores y no por espinas. Un tiempo largo o momentos perdidos de desierto se pueden convertir en motor, herramienta y apoyo para ello. Nuestras atafagadas ciudades claman por un desierto.

Salir y entrar de la Cuaresma no es ponernos la ceniza al principio y cantar al final “Resucitó” … es visitar de una manera diferente y en reposo nuestro mundo interior, nuestras relaciones, nuestras prácticas sociales… y conseguir en ellas un cambio, una metanoiaque nos sitúe en el corazón mismo del Evangelio. Si algo puede rescatar hoy al mundo, de los males sociales, económicos, políticos y éticos en que se encuentra es el mensaje evangélico; la Palabra y la Persona de Jesús que roturan caminos vírgenes.

Vivamos una Cuaresma 2025, diferente. Llena de vida y de sentido. Una Cuaresma que nos traiga retos.

Carmiña Navia Velasco

Cali, Marzo 2025

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad , , , ,

Dios está aquí y nosotros también

Lunes, 10 de marzo de 2025

IMG_0316Desiré Findlay

La reflexión de hoy es de Desiré Findlay, directora espiritual certificada que vive en el área de Chicago y que disfruta del sol, la vida y todo lo que la haga reír o pensar profundamente.

Las lecturas litúrgicas de hoy para el Primer Domingo de Cuaresma se pueden encontrar aquí.

Ríete y vuelve a empezar

Los vientos vinieron a llevárselo todo
Se hincharon y soplaron y dijeron:
¡Esto no es para ti!
Me derribaron
como castillos de arena en la orilla
construidos tan altos
que no había otro lugar a donde ir
excepto hacia abajo
Al día siguiente me quedé
mirando el paisaje vacío de mi vida
y me reí
porque sabía que esta era mi oportunidad
de volver a entrar al mundo
y empezar de nuevo.

La providencia de Dios y mi participación activa. Eso es lo que pienso cuando reflexiono sobre las lecturas litúrgicas de hoy. Escribí el poema anterior hace un par de semanas, después de reflexionar sobre algunos de los acontecimientos recientes de mi vida.

El mes pasado me despidieron de un trabajo que había estado pensando en dejar. Era un buen trabajo y una gran organización, pero era católica. Normalmente eso no es un problema, pero como miembro de la comunidad LGBTQIA+, tenía que mantener bastante silencio sobre mi vida personal y eso había comenzado a pesarme. Estaba en medio de la consideración de una nueva oferta de trabajo cuando USAID (United States Aid for International Development) fue desmantelada de manera devastadora.

La organización para la que alguna vez trabajé dependía de USAID para la mitad de su financiación. Con una pérdida tan abrumadora, tomaron la decisión de despedir a aproximadamente el 25% de su personal para tratar de mantener en funcionamiento la mayor cantidad posible de programas de asistencia. Mi equipo de nueve personas perdió a cuatro personas. Algunos miembros del personal lo vieron venir, otros se sorprendieron.

IMG_0315Yo ya había solicitado otros empleos mucho antes de que la ayuda internacional se convirtiera en un objetivo de la actual administración, pero había estado buscando por mis propios motivos personales. Resulta que –y siempre resulta que– el tiempo de Dios es impecable. Mientras mi equipo se reducía a casi la mitad, me ofrecí como voluntaria para irme y pude salvar a otro miembro del equipo del despido porque tenía otro trabajo al que recurrir.

He estado entre trabajos antes, pero en el pasado más reciente no tenía nuevas oportunidades en el horizonte. Pasé hambre muchas noches porque no tenía lo suficiente para pagar mis facturas mensuales, a pesar de tener un trabajo temporal mientras buscaba incesantemente un empleo de tiempo completo. Incluso entonces, Dios nunca me abandonó. Tenía gente que me apoyaba y me mantenía en pie hasta que pude valerme por mí misma.

Esta vez, sin embargo, las cosas sucedieron de manera diferente. Esta vez comencé a buscar un nuevo trabajo antes de necesitarlo. Como resultado, tenía un nuevo trabajo justo cuando mi otro trabajo llegó a su fin. ¿Las cosas siempre resultarán así? No. ¿Estaba haciendo algo mal la primera vez y por eso pasé tanto tiempo sin trabajar? Una vez más, no. Dios se manifiesta en nuestras vidas de manera diferente, pero Dios siempre se manifiesta.

Todos los pasajes de las lecturas de este domingo nos dicen que Dios está aquí para nosotros en abundancia y siempre lo estará. Por ejemplo:

Clamamos al Señor, el Dios de nuestros antepasados,
y Dios escuchó nuestro clamor
y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión.
(Deuteronomio 26:7)

Las lecturas también nos dicen que tenemos un papel activo en esa relación. Una historia sobre los oprimidos que asumen el poder: ¿dónde has visto esto antes? Un salmo cuya repetición nos insta a invocar a Dios en tiempos difíciles: ¿no estamos en tiempos difíciles ahora? Una carta que nos recuerda que debemos tener a Dios en nuestras mentes y en nuestros corazones: ¿hay momentos en los que has necesitado a Dios tanto en la calma como en la tormenta? Una lectura del Evangelio con un versículo introductorio que nos recuerda que Dios está con nosotros incluso en el desierto árido. ¿A dónde más podemos recurrir cuando todo parece imposible?

La ayuda internacional (su personal, sus programas y sus destinatarios en todo el mundo) está en problemas en este momento. Algunos de nosotros nos vemos afectados directamente, y cuando uno de nosotros se ve afectado, todos lo estamos. Desafortunadamente, ahora somos más los que estamos en la agenda. Las mujeres. La comunidad LGBTQIA+. Los pobres. Los inmigrantes.

Son muchos, así que tómate un descanso cuando lo necesites. Pasa un tiempo con Dios en silencio, lejos de las noticias y las redes sociales. Cuando estés listo para volver a participar, no lo hagas solo. Hazlo con tu comunidad, tu familia o familias elegidas y con Dios. Dios está aquí, y nosotros también.

–Desiré Findlay, 9 de marzo de 2025

Fuente New Ways Ministry

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , , , , , , ,

“Lucidez y fidelidad ”. 1 Cuaresma – C (Lucas 4, 1-13)

Domingo, 9 de marzo de 2025

IMG_0244No le resultó fácil a Jesús mantenerse fiel a la misión recibida de su Padre sin desviarse de su voluntad. Los evangelios recuerdan su lucha interior y las pruebas que tuvo que superar, junto a sus discípulos, a lo largo de su vida.

Los maestros de la ley lo acosaban con preguntas capciosas para someterlo al orden establecido, olvidando al Espíritu, que lo impulsaba a curar incluso en sábado. Los fariseos le pedían que dejara de aliviar el sufrimiento de la gente y realizara algo más espectacular, «un signo del cielo», de proporciones cósmicas, con el que Dios lo confirmara ante todos.

Las tentaciones le venían incluso de sus discípulos más queridos. Santiago y Juan le pedían que se olvidara de los últimos y pensara más en reservarles a ellos los puestos de más honor y poder. Pedro le reprende porque pone en riesgo su vida y puede terminar ejecutado.

Sufría Jesús y sufrían también sus discípulos. Nada era fácil ni claro. Todos tenían que buscar la voluntad del Padre superando pruebas y tentaciones de diverso género. Pocas horas antes de ser detenido por las fuerzas de seguridad del templo, Jesús les dice así: «Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas» (Lucas 22,28).

El episodio conocido como las «tentaciones de Jesús» es un relato en el que se reagrupan y resumen las tentaciones que hubo de superar Jesús a lo largo de su vida. Aunque vive movido por el Espíritu recibido en el Jordán, nada le dispensa de sentirse atraído hacia formas falsas de mesianismo.

¿Ha de pensar en su propio interés o escuchar la voluntad del Padre? ¿Ha de imponer su poder de Mesías o ponerse al servicio de quienes lo necesitan? ¿Ha de buscar su propia gloria o manifestar la compasión de Dios hacia los que sufren? ¿Ha de evitar riesgos y eludir la crucifixión o entregarse a su misión confiando en el Padre?

El relato de las tentaciones de Jesús fue recogido en los evangelios para alertar a sus seguidores. Hemos de ser lúcidos. El Espíritu de Jesús está vivo en su Iglesia, pero los cristianos no estamos libres de falsear una y otra vez nuestra identidad cayendo en múltiples tentaciones.

Para seguir a Jesús con fidelidad hemos de identificar las tentaciones que tenemos los cristianos de hoy: la jerarquía y el pueblo; los dirigentes religiosos y los fieles. Una Iglesia que no es consciente de sus tentaciones pronto falseará su identidad y su misión. ¿No nos está sucediendo algo de esto? ¿No necesitamos más lucidez y vigilancia para no caer en la infidelidad?

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado”. Domingo 1º de Cuaresma

Domingo, 9 de marzo de 2025

17-cuaresmaC1 cerezoLeído en Koinonia:

Deuteronomio 26, 4-10: Profesión de fe del pueblo escogido.
Salmo responsorial: 90. Está conmigo, Señor, en la tribulación.
Romanos 10, 8-13:Profesión de fe del que cree en Jesucristo.
Lucas 4, 1-13: El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado.

Análisis

El texto “mi padre era un arameo errante”, fue motivo de arduas discusiones entre los estudiosos hace muchos años. Hoy parece que las aguas se han aquietado. Se afirmó —el gran biblista alemán G. von Rad— que estamos ante un “credo primitivo”, pronunciado en el santuario de Guilgal en la liturgia, y que representa el corazón histórico de Israel. Todo el Hexateuco, sigue diciendo, se formula a partir de este texto. Hoy tenemos muchos elementos para cuestionar su antigüedad, y podemos pensar que otros “credos” (como quizás el de Núm 20,14b-16) son más antiguos. Por otra parte, el esquema opresión-clamor-liberación es muy característico del autor deuteronomista (particularmente del libro de los Jueces) como para pensar en una pura originalidad. La importancia de la tierra, como lugar del descanso, tierra dada por Yahvé también es muy importante en el deuteronomista por lo que no parece fácil seguir sosteniendo lo que von Rad decía. Sin embargo hay un elemento que es característico de los credos israelitas, y no debiera discutirse, y es su dimensión histórica. El Dios de Israel es un Dios que se revela en la historia de su pueblo, en la de ayer y la de hoy. En este sentido es muy importante notar, por un lado los usos de las primeras personas del singular, y los plurales: el orante se planta personalmente ante Dios (“mi padre”, “traigo”…) pero cuando debe hacer memoria de su pecado y la intervención salvadora de Dios recurre al plural: “nos maltrataron”, “nos oprimieron”, “nos impusieron servidumbre”, “clamamos”, “escuchó nuestra voz”… “nos trajo”). Ese cambio de personas puede resumirse diciendo “mi padre era Israel, por lo tanto nosotros somos Israel”.

Tradicionalmente esto no ha tenido dificultad, pues desde siempre la tradición cristiana ha heredado con toda naturalidad esa visión según la cual nuestra fe es una respuesta a la intervención de Dios en la historia. Siempre nos ha parecido «natural» que Dios intervenga en el mundo con hechos milagrosos para decirnos algo, o para hacer algo con su pueblo. A Dios siempre lo hemos pensado como un vecino del piso de arriba, pero como un vecino que puede bajar en cualquier momento, y de hecho está siempre pendiente de nosotros. HOY es muy problemática esta visión, porque no forma parte ya de la cosmovisión moderna entender la realidad cósmica como dos pisos: el nuestro y el de Dios. Como sugiere el título del libro de Lenaers, «No hay un Dios ahí arriba». El Dios altísimo, el dios en lo alto del cielo… ha pasado a ser una frase hecha, con sabor añejo, o rancio, que ya no se sabe bien qué significa, porque en nuestra visión moderna actual no hay dos pisos, ni creemos estar conviviendo con vecinos del segundo piso que puedan bajar a éste en cualquier momento.

Hay además un nuevo problema respecto a la historia. Esas intervenciones de Dios en la historia, bien registradas en la Biblia, están siendo cuestionadas por la arqueología científica. No es el lugar para exponerlo aquí, pero puede ser una buena recomendación para la propia formación el estudiar el tema del «nuevo paradigma arqueológico bíblico»: hay toda una nueva visión –documentada, científica, arqueológica– sobre la historicidad de hechos principales que narra la biblia, y que desde siempre creímos literalmente históricos. En realidad no es nada nuevo, pues ya hace mucho tiempo que sabemos que Moisés no escribió el Pentateuco, o que Jesús no nació el 25 de diciembre ni en Belén… pero hay nuevos datos muy llamativos sobre otros elementos cuya historicidad sería decisiva. (Véase la revista VOICES (http://eatwot.net/VOICES) y tómese su último número –en línea, gratuito–; ofrece un buen material de lectura para iniciarse en el tema).

La Iglesia nos propone el Salmo 91 (90) por ser, precisamente, el que utilizará el diablo en la tentación. Quizá para que podamos ver cómo «sacar un texto de contexto puede ser diabólico»… No es unánime la opinión de frente a qué tipo de Salmo nos encontramos, y esto condiciona la interpretación. Unos piensan en un diálogo litúrgico, otros en una homilía sapiencial.

Luego de la sección teológica de la carta a los romanos (caps 1-8) y antes de la sección parenética (caps. 12-15), Pablo introduce un paréntesis sobre Israel (caps. 9-11). Paréntesis que no es ajeno a la totalidad de la misma ya que desde el comienzo nos dijo que la salvación es para todos, pero “primero para los judíos” (1,16; 2,10). Sin embargo, sus “hermanos de raza” demoran en reconocer a Cristo, y Pablo manifiesta su dolor por ello; de todos modos lo ve como un tiempo pedagógico de Dios para dar oportunidad a la conversión de los paganos. Después -quizá movidos por los celos- todo Israel se salvará (11,26). Pero esto no exime de responsabilidad a los judíos ya que miran la justicia que les viene de ellos mismos y no la que viene de Dios. La iniciativa de Dios (gracia) es uno de los temas centrales de la teología paulina, y es grave creer que de nosotros depende. Ese es el motivo, además, por el que Pablo abunda en citas de la Escritura en esta unidad. Este es el marco del párrafo que hoy nos propone la liturgia. Es evidente, y el manejo de los textos lo confirma, que Pablo es consciente de estar polemizando.

Parece que la fuente Q –en la que el evangelio de Lucas se inspira– expresó en tres tentaciones tomadas de las tentaciones del pueblo en el desierto, las tentaciones que tuvo Jesús en su ministerio, al menos las dos últimas aparecen destacadas. Allí donde Israel no supo hacer la voluntad de Dios, Jesús surge fiel, verdadero “Hijo” como ya el Bautismo lo había mostrado. Esto confirma la intención cristológica del relato, y también su probable intencionalidad polémica con el Israel de su tiempo.

Dado que la primera hace referencia a la “palabra de Dios”, la segunda a lo político y la tercera al Templo, algunos han pensado que se estaría ante una triple tentación profética, real y sacerdotal, pero no parece que eso esté en juego aquí. Sólo la tentación real aparece clara, mientras que la profética y más aún la sacerdotal no se revelan, y más aún, parecen muy improbables. Las respuestas apuntan en otra dirección.

En el relato de Lucas, a diferencia del de Juan, Jesús va del desierto a la ciudad, y en la ciudad comienza su ministerio, como en la ciudad culminará todo para desde allí comenzar, siempre conducido por el Espíritu el tiempo nuevo de la Iglesia. En la primera tentación, el diablo no discute que Jesús sea el Hijo de Dios, lo da por supuesto, y lo tienta a convertir en pan una piedra ya que lógicamente tiene hambre. Más que un “nuevo pueblo”, Jesús es “hijo de Dios”, “el Hijo de Dios”. ¿Por qué Jesús no obra el milagro? Porque los milagros que Jesús hace son siempre para los otros, como la multiplicación de los panes: allí Jesús mismo se preocupa: “denles ustedes de comer” (9,13). La segunda es la tentación de poder (exousía) política. En tiempos donde todo el mundo conocido está sometido al imperio romano, se puede ver de un golpe de vista todo: el imperio mismo es diabólico y perverso. E idólatra. La tercera tentación no sólo tiene como característica que ocurre en Jerusalén, sino también que el diablo cita la Escritura. La Escritura mal citada, o mal leída, también puede ser diabólica, o idolátrica. Por otra parte, Jesús deja muy claro que su ministerio es para otros, no para él. No es salvarse a sí mismo, como tampoco en la cruz: “si eres… sálvate” (23,35.37.39).

Como dos rabinos, Jesús y el diablo discuten con citas bíblicas. Y nos queda claro que es falso servidor de Dios el que se sirve de su ministerio en su propio provecho, que no es propio de los fieles a Dios reclamar milagros ya que Dios puede salvar sin necesidad de estas obras “maravillosas” o “teatrales”. Jesús nos muestra -con su vida- el camino de la obediencia de hijo conducido por el espíritu.

Comentario

El evangelio de Lucas, nos pone a Jesús en paralelo con el pueblo de Israel. En las mismas circunstancias en las que el pueblo fue infiel, Jesús sale adelante; y para resaltar el paralelo entre ambas situaciones, el evangelista recurre al desierto y a citas del Deuteronomio. Allí donde Israel cayó, allí Jesús sale adelante. Más que un acontecimiento es una plataforma, un programa: unidos a Jesús nada tenemos que temer, sólo el amor cuenta. Deberíamos aprovechar la Cuaresma para revisar cuántos desencuentros, cuántas infidelidades, cuántas injusticias… Pero, al revisarlas, corregirlas; es que la Cuaresma es tiempo de conversión, y conversión significa caminar, camino de vuelta al Padre.

Mientras el pueblo de Israel, en la tentación, no fue fiel y cedió, ahora nos encontramos a Jesús en la misma situación, en la misma tentación. ¡Y triunfa! Jesús aparece en el Evangelio de hoy como el que vence la tentación. Porque es posible vencerla. Muchas voces, de dentro y de fuera buscan separarnos de Dios, de sus proyectos, de sus caminos. Pero hay una voz más fuerte, más firme, que puede vencer esas otras voces si disponemos el corazón para escucharla. Hace falta tener un oído muy fino, un silencio atento, un corazón dócil. Chile  Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Mi padre fue un arameo emigrante (=errante). Historia y triunfo de los emigrantes bíblicos

Domingo, 9 de marzo de 2025

refugiados

Del blog de Xabier Pikaza:

Nosotros, herederos occidentales de la tradición de la Biblia, hemos olvidado y negado muchas veces nuestro nuestro origen: Somos  hijos de emigrantes/errantes que hemos entrado como ilegales en la tierra (Egipto, USA, España, Israel…) y nos hemos apoderado de ella, para hacernos después señores e impedir que otros entren…

La Biblia, en cambio, reconoce la verdad y nos hace confesar nuestro origen, para actuar en consecuencia.  Un país que no acoge emigrantes es infiel a la Biblia y está condenado a muerte… Será destruido por lo mismos emigrantes.

9.3.25. Dom 1 Cuaresma. Primera lectura. Dt  26, 4-10 

Confesión de fe. Este es el más importante de los  credos o confesiones de fe de la Biblia. El emigrante asentado en la nueva tierra lleva al templo una cesta con frutos de la tierra y da gracias a Dios diciendo.

“Mi padre fue un arameo errante (emigrante), que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas.

Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud.

Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos.

Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel . Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado.” Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios.”

Exégesis breve

Muchos exegetas y teólogos, como mi profesor N. Lohfink, del Bíblico de Roma, afirman que este pasaje es el más importante del Pentateuco y de la Biblia hebrea:

  1. Es el principio del final del Pentateuco (Dt  26-33), reconociendo ante Dios que los israelitas son hijos de un emigrante arameo (Jacob-Israel) y que así pueden presentarse como signo y defensores de todos los emigrantes.
  2. De esta confesión de fe  y de reconocimiento  histórico brota la obligación de acoger y ayudar a emigrantes, mujeres oprimidas y huérfanos.
  3. Un pueblo (como USA, Europa…) que no acote y ayuda a emigrantes y errantes está condenado a la destrucción inexorable, como sigue diciendo todo lo que sigue (Dt 26-33).
  4. He desarrollado este tema en varios de mis trabajos exegéticos.

ISRAEL,EL TRIUNFO DE LOS EMIGRANTES

 Hay tres hipótesis sobre la “entrada” de Israel en Palestina: Invasión violenta, emigración compleja, revolución social. La más significativa es la segunda, vinculada a la tercera 8:

– La hipótesis de la invasión violenta toma como base los datos teologizados de Jo 1-12 donde se supone que el pueblo, formado de antemano bajo la opresión de Egipto, madurado a la lucha en intensas travesías de desierto y acercándose a los vados del Jordán, como un conjunto estatal de doce tribus, conquistó Palestina en tres campañas militares bien organizadas, aniquilando a los cananeos anteriores y repartiendo la tierra entre los vencedores (Jos 13-22).

Esta perspectiva, desarrollada por la escuela Dtr y asumida por algunos historiadores y arqueólogos, supone una visión dualista y destructiva de la guerra: unos eran buenos, y otros, malos; por eso resultaba necesaria una política de tierra y población quemada. Sobre la muerte de los enemigos y la victoria militar de los elegidos pudo asentarse Israel en Palestina, en rápida campaña de conquista 9.

Hipótesis de la emigración. Contra lo anterior  se elevan  datos de carácter religioso, arqueológico, exegético e histórico que  hicieron pensar que los israelitas se habían instalado en Palestina  poco a poco, como emigrantes pacíficos que fueron creciendo hasta adueñarse de la tierra. Llegaban como nómadas  (seminómadas)  de los desiertos de Siria, el Sinaí y la estepa transjordana.

Algunos escapaban de la esclavitud de Egipto, otros venían por razones económico-sociales, en busca de una tierra. Iban llegando en oleadas intermitentes, del XVII al XII a. de C., para establecerse de manera pacífica en las zonas montañosas de Samaria, Judea o la alta Galilea, regiones poco habitadas,  instalándose allí, en proceso de sedentarización que les puso en contacto con las ciudades cananeas de la zona costera y los bajos valles palestinos.

El proceso fue básicamente pacífico. Los cananeos controlaban las rutas comerciales y, debido a su ventaja económico-marcial, podían aprovecharse de las aportaciones ganaderas y agrícolas de los nuevos inmigrantes, en provechosa simbiosis. Pero luego la balanza del poder se fue inclinando a los (pre-) israelitas: su misma experiencia religiosa, vinculada al Dios de sus antepasados y al culto más austero del desierto, les mantuvo unidos; así, fueron creando lazos de solidaridad guerrera, mientras las ciudades cananeas, arrastradas por la decadencia del imperio egipcio, que ejercía sobre ellas protectorado y arbitraje (cf. cartas de Tell El-Amarna), carentes de iniciativa y creatividad, fueron decayendo.

Las ciudades palestinas no  tenían fuerzas para oponerse al avance religioso-social de las tribus israelitas, que las fueron absorbiendo, en  pequeñas guerras o de un modo pacífico. Este proceso, acelerado por el peligro filisteo, culminó en los reinados de Saúl y David (hacia el 1000 a. de C.). No hubo conquista militar propiamente dicha sino desarrollo superior de los israelitas, que lograron triunfar en plano demográfico, social y aun religioso, integrando en su estructura a las ciudades cananeas, como supondrían Jc y 1 Sam, ya ha defendido la escuela histórico-idealista de autores alemanes de la primera mitad del siglo XX 10.

Hipótesis de la revolución y conquista. La visión  anterior  encuentra dificultades. Ciertamente, había relación entre campesinos y pastores en los dos lados del Jordán; pero en aquel tiempo los pastores, más que nómadas (o aún seminómadas), capaces de emigrar por el desierto, eran trashumantes, moviéndose en un círculo de tierra bien determinado, en  complementariedad con los agricultores sedentarios, como sucedía hasta hace poco tiempo en lugares de la cuenca del Mediterráneo.

Antes del XIII a. de C. (domesticación del camello y razzias madianitas) no parece que hubiera invasiones de nómadas en torno a Palestina 11.  Por otra parte, las historias de Jc y la tradición que está al fondo de Jo hablan de guerras y cambios dentro de la misma tierra palestina.

Los protoisraelitas no eran simples invasores nómadas que, habiendo crecido en número, ocuparon el vacío de poder de las ciudades cananeas. Muchos de ellos se encontraban desde antiguo en la tierra y desde allí pudieron conquistarla en revolución popular que transformó la estructura social del conjunto, suscitando un pueblo nuevo en Palestina 12. Desde ese trasfondo estudiaremos la composición, ideología y carácter de la población (ejército) israelita 13.

 Comenzamos por la composición.La hipótesis de la invasión supone que los israelitas formaban ya un pueblo unitario y guerrero, que conquista Palestina desde fuera. La teoría de la inmigración les hace nómadas que fueron entrando pacíficamente, hasta crecer y adueñarse de las ciudades cananeas, carentes entonces de poder (por la decadencia de Egipto).

En línea de revolución creadora, pensamos que los protoisraelitas tenían  varias raíces: unos eran pastores transhumantes, otros campesinos marginales que habitaban en la zona montañosa, otros siervos de los señores feudales cananeos, aparceros de sus latifundios, etc. Algunos de ellos (o sus antepasados) aparecen en las cartas de Tell El-Amarna (XIV a. de C.) como habiru,  mercenarios inquietos, campesinos turbulentos que amenazan el frágil equilibrio feudal de las ciudades: son como un proletariado militar, personas dislocadas, que no han constituido todavía pueblo.

De un modo especial influyen los campesinos libres de la zona montañosa central de Palestina donde no había logrado imponerse el esquema feudal de las ciudades. Unos mismos  intereses económicos y un tipo de costumbres y creencias les fue vinculando hasta formar grupo importante en el mosaico inestable de ciudades y  poderes comerciales  cananeos 14 .

También parecen influir algunos fugitivos de Egipto, representados, quizá, por grupos de levitas y/o antepasados de los benjaminitas y efraimitas, portadores de una ideología sagrada de fuerte libertad. Conservan el recuerdo de la esclavitud a que se han visto sometidos en Egipto (Ex 1) y traen la certeza de que Dios mismo les sostiene en su camino (cf. Ex 3, 7-8), con el recuerdo de una intervención salvadora en la primera guerra santa, el paso del Mar Rojo :

 Yahvé retiró el mar con un recio viento solano que sopló toda la noche.  A la vigilia de la mañana miró Yahvé el campamento de los egipcios… y conturbó su campamento: agarrotó las ruedas de sus carros, haciéndolos avanzar pesadamente, y  los egipcios dijeron: huyamos…15.

 Ese recuerdo, repetido y celebrado como memoria fundante por los que se sienten liberados de Egipto, constituye el trasfondo de la lucha de liberación de los hebreos, el principio de constitución del pueblo israelita. El  terror de Yahvé, la crecida del agua, los carros del ejército enemigo que no pueden maniobrar en un espacio pantanoso… serán una constante en las batallas primordiales de  las aguas de Js 11, 5-9 (Merom) y Jc 4 (Quisón) donde se enfrentan:

  El pueblo se formó partiendo, según eso, de habiru (mercenarios desclasados), campesinos trashumantes, fugitivos de Egipto… que se fueron vinculando en conjuntos de tipo tribal, unidos por consanguinidad y  oposición al sistema feudal de las ciudades cananeas (o de Egipto), en comunidad no estatal, pero vinculada en clave económica, social y religiosa. Las tribus forman así una sociedad igualitaria, sin estado central, en contra de las ciudades cananeas, dominadas por un rey y una clase superior sacralizada con vínculos divinos. Esas tribus israelitas se vinculan ante Yahvé, su Dios, en pacto que les obliga a combatir el sistema cananeo:

 Cuando marche mi ángel ante ti y te introduzca en la tierra del amorreo, del hitita y ferezeo… no adores a sus dioses ni les sirvas, no fabriques lugares de culto como los suyos,sino que has de destruirlos y derribar también sus piedras sagradas (Ex 23, 23-24).

 Estas palabras forman parte de un  pacto de constitución sacral y/o social del pueblo (cf.  Ex 34,10-11; Jc 2,1-5;  Dt 7 y 20) 17 que se instituye probablemente en Guilgal, santuario de la transformación israelita, que vincula a los federados de Yahvé, haciendo que se opongan a los cananeos para destruirlos, en guerra militar e innovación popular. No matan a todos los habitantes de la tierra, como dirá la teología oficial Dt,  sino que luchan contra la oligarquía sacral cananea y destruyen, en guerra sagrada, sus signos de opresión fundamental, ligados al rey y al culto 18.  Israel se vuelve así nación santa y pueblo sacerdotal (cf. Ex 19, 5-6) con marginados, campesinos y fugitivos que destruyen la opresión feudal de las ciudades cananeas y suscitan una estructura fraterna de familias unidas libremente como tribus, en clave de solidaridad y ayuda mutua 19

CONCLUSIÓN Y NOTAS.

Los pueblos que llevan una Biblia en la mano y no se reconocen emigrantes… y no acogen a los emigrantes,,, son por un lado mentirosos y por otro están  condenados a la muerte.  Siguen notas eruditas.

Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Las tentaciones de Jesús. Primer Domingo de Cuaresma. Ciclo C

Domingo, 9 de marzo de 2025

imageDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El primer domingo de Cuaresma se dedica siempre a recordar las tentaciones de Jesús. También los evangelios sinópticos abren su vida pública con ese famoso episodio. Es un relato programático, para que el lector del evangelio sepa desde el primer momento cómo orienta Jesús su actividad y los peligros que corre en ella. Para eso, lo enfrentan con Satanás, que encarna las fuerzas de oposición al plan de Dios, y que intentará apartarlo de su camino.     

Las tentaciones empalman directamente con el episodio del bautis­mo y explican cómo entiende Jesús lo que dijo en ese momento la voz del cielo: Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto. ¿Significa esto que la vida de Jesús vaya a ser cómoda y maravillosa como la de un príncipe?

1ª tentación: utilizar el poder en beneficio propio

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En aquello días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo:

—Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.

Jesús le contestó:

—Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre”. 

Partiendo del hecho normal del hambre después de cuarenta días de ayuno, la primera tentación es la de utilizar el poder en beneficio propio.

La tentación se deja de sutilezas y va a lo concreto: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”. El pueblo de Israel, durante su marcha por el desierto, se quejó de hambre, murmuró, acudió a Moisés para que resolviese el problema. Jesús no necesita nada de eso. Es el Hijo de Dios. Puede resolver el problema fácilmente, por sí mismo. Pero Jesús, el nuevo Israel, demuestra que tiene aprendida desde el comienzo esa lección que el pueblo no asimiló durante años:Está escrito: No sólo de pan vive el hombre.

La enseñanza de Jesús en esta primera tentación es tan rica que resulta imposible reducirla a una sola idea. Está el aspecto evidente de no utilizar su poder en beneficio propio. Está la idea de la confianza en Dios. Pero quizá la idea más importante, expresada de forma casi subliminar, es esa visión amplia y profunda de la vida como algo que va mucho más allá de la necesidad primaria y se alimenta de la palabra de Dios.

2ª tentación: Tener, aunque haya que arrastrarse

Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo:

Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.

Jesús le contestó:

—Está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto”.

Este episodio siempre me trae a la memoria mi decepción cuando subí a la cumbre del monte Nebo con la esperanza de ver, como Moisés, toda la Tierra Prometida. La neblina permitía ver el Mar Muerto a duras penas. Cuanto más alto llevase Satanás a Jesús, menos vería el esplendor de todos los reinos del mundo. El episodio no debemos interpretarlo en sentido literal e histórico. Lo importante es su sentido.

La segunda tentación no es la tentación provocada por la necesidad urgente, sino por el deseo de tener todo el poder y la gloria del mundo. ¿Es esto malo, tratándose del Mesías? Los textos proféticos y algunos Salmos hablaban de su dominio cada vez mayor, universal, concedido por Dios. Pero Satanás parte de un punto de vista muy distinto, propio de la mentalidad apocalíptica: el mundo presente es malo, no está en manos de Dios, sino en las suyas; es él quien lo domina y entrega su poder a quien quiere. Solo pone como condición que se postren ante él, que lo reconozcan como dios. Jesús se niega a ello, citando de nuevo un texto del Deuteronomio: “Está escrito: al Señor tu Dios adorarás, a él solo darás culto”.

El relato es tan fantástico que cabe el peligro de no advertir su tremenda realidad. El ansia de poder y de gloria lo percibimos continuamente, y también es clara la necesidad de arrastrarse para conseguir ese poder. Pero este peligro no es solo de políticos, banqueros y grandes empresarios. Todos nos creamos a menudo pequeños ídolos ante los que nos postramos y damos culto.

3ª tentación: pedir pruebas que corroboren la misión encomendada.

Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:

Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”.

Jesús le contestó:

Está mandado: “No tentarás al Señor, tu Dios”.

Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Esta tentación se presta a interpretaciones muy distintas. Podríamos considerarla la tentación del sensacionalismo, de recurrir a procedimientos extravagantes para tener éxito en la actividad apostólica. La multitud congregada en el templo contempla el milagro y acepta a Jesús como Hijo de Dios. Pero esta interpretación olvida un detalle importante: el tentador nunca hace referencia a esa hipotética muchedumbre, lo que propone ocurre a solas entre Jesús y los ángeles de Dios.

Considero más exacto decir que la tentación consiste en pedir pruebas que corroboren la misión encomendada. Nosotros no estamos acostumbrados a esto, pero es algo típico del Antiguo Testamento, como recuerdan los ejemplos de Moisés (Ex 4,1‑7), Gedeón (Jue 6,36‑40), Saúl (1 Sam 10,2‑5) y Acaz (Is 7,10‑14). Como respuesta al miedo y a la incertidumbre espontáneos ante una tarea difícil, Dios concede al elegido un signo milagroso que corrobore su misión. Da lo mismo que se trate de un bastón mágico (Moisés), de dos portentos con el rocío nocturno (Gedeón), de una serie de señales diversas (Saúl), o de un gran milagro en lo alto del cielo o en lo profundo de la tierra (Acaz). Lo importante es el derecho a pedir una señal que tranquilice y anime a cumplir la tarea.

Jesús, a punto de comenzar su misión, tiene derecho a un signo parecido. Basándose en la promesa del Salmo 91,11‑12 (a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos; te llevarán en volandas para que tu pie no tropiece en la piedra), el tentador le propone una prueba espectacular y concreta: tirarse del alero del templo. Así quedará claro si es o no el Hijo de Dios.

Jesús no acepta esta postura, y la rechaza citando de nuevo un texto del Deuteronomio: “No tentarás al Señor tu Dios” (Dt 6,16). La frase del Deuteronomio es más explícita: No tentaréis al Señor, vuestro Dios, poniéndolo a prueba, como lo tentasteis en Masá”, cuando el pueblo, durante la marcha por el desierto, se queja por falta de agua para beber y se pregunta:¿Está o no está con nosotros el Señor?” (v.7). En el fondo, cualquier petición de signos y prodigios encubre una duda en la protección divina. Jesús confía plenamente en Dios, no quiere signos ni los pide. Su postura supera con mucho incluso la de Moisés.

Cuando termina el relato de las tentaciones, Lucas añade queel tentador lo dejó hasta otro momento. Ese momento será al final de la vida de Jesús, cuando esté crucificado.

Nuestras tentaciones

Las tentaciones tienen también un valor para cada uno de nosotros y para toda la comunidad cristiana. Sirven para analizar nuestra actitud ante las necesidades, miedos y apetencias y nuestro grado de interés por Dios.

1) La necesidad primaria: afecto, comprensión.

2) ¿Está Dios en medio de nosotros?

3) La tentación de tener.

 

1ª lectura: recordar nuestra historia con gratitud (Deuteronomio 26, 4-10)

El texto del Deuteronomio recoge la oración que pronuncia el israelita cuando, después de la cosecha, ofrece a Dios las primicias de los frutos. Va recordando la historia del pueblo, desde Jacob (“mi padre era un arameo errante”), la opresión de Egipto, la liberación y el don de la tierra. En el contexto de la cuaresma, esta lectura nos invita a pensar en los beneficios recibidos de Dios y a ser generosos con él. El agradecimiento a Dios es más importante incluso que la mortificación cuaresmal.

Dijo Moisés al pueblo:

El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios:

            “Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado”.

            Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios».

2ª lectura: confesar al Señor e invocarlo (Romanos 10, 8-13)

En este breve pasaje Pablo comenta dos frases de la Escritura, aplicándolas al tema de la salvación personal (1ª cita) y de toda la humanidad (2ª cita). ¿Cómo se alcanza la salvación? Confesando que Jesús es el Señor y que Dios lo resucitó de entre los muertos. Algo que estamos tan acostumbrados a repetir que no valoramos rectamente. A mediados del siglo I, confesar a Jesús como Señor (Kyrios), cuando el Emperador romano era considerado el único Kyrios (César), suponía mucho valor. Y confesar que Dios lo había resucitado podía provocar más sonrisas y escepticismo del que podemos imaginar.

La segunda cita «Nadie que cree en él quedará defraudado» la interpreta Pablo de forma revolucionaria. Para un judío, estas palabras sólo podrían aplicarse a los judíos, al pueblo elegido. Ellos serían los único en no quedar defraudados. En cambio Pablo la aplica a toda la humanidad, judíos y griegos. Cualquiera que invoca el nombre del Señor alcanzará la salvación.

Hermanos:

La Escritura dice: «La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón».

Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación.

Dice la Escritura:

«Nadie que cree en él quedará defraudado».

Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará».

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

I Domingo de Cuaresma. 09 de marzo, 2025

Domingo, 9 de marzo de 2025

EF6B152B-7BE5-48CF-8EF2-3758C07A5BAC

 

Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”.

(Lc 4, 1-13)

Tras la fuerte e íntima experiencia de su propio Bautismo, Jesús se dirige al desierto. Acaba de conocer quién es, su identidad: Tú eres mi Hijo amado. Hijo y Mesías, Hijo y enviado, el Ungido.

Por la fragilidad de su condición humana necesita tiempo, espacio, pensar, asimilar su identidad y, en función de ella, reorientar su vida. Se retira al silencio y a la soledad del desierto. Con el paso de los días y lejos de las distracciones exteriores, es ahí, en la quietud del desierto, en su noche, cuando le asaltan los temores y la voz de su ego: si eres hijo de Dios… Reto que también le acompañará en la Cruz: si eres hijo de Dios, sálvate a ti mismo y baja de la cruz”.

Lo es. Es Hijo de Dios, y además, Amado. Sentir esa certeza en lo más profundo de su ser es lo que le lleva a permanecer, al igual que en la cruz, hasta el final. En la soledad del desierto, en su noche, en la nada. Y sin embargo, esa misma permanencia le agudiza la escucha de la Palabra. Llenándole de confianza y seguridad, agarrándose a ella una y otra vez, y mirando cara a cara a sus temores: Está escrito….

Jesús escucha la Palabra, la acoge en su corazón, la pronuncia con sus labios y la cumple por medio de sus acciones. Interesante y difícil tarea la que nos propone para, al menos, estos cuarenta días de Cuaresma. Podemos prestar especial atención a nuestra manera de escuchar la Palabra, de escuchar las palabras de quienes nos rodean. Reflexionar sobre el valor que damos a nuestras propias palabras e interrogarnos cuántas veces rompemos el Silencio pronunciando palabras absurdas.

Oración

Dios Trinidad, nuestro corazón está alegre
porque sabe que tú lo escuchas y lo miras.
Ojalá tu Palabra se sienta escuchada y acogida por nuestro corazón.
Que nuestros labios no la corrompan al pronunciarla.
Ojalá nuestras acciones sean reflejo suyo.
Amén.”

*

Fuente: Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Retírate al desierto.

Domingo, 9 de marzo de 2025

tentacionesDOMINGO 1º DE CUARESMA (C) (Lc 4,1-13)

Debemos superar el enfoque maniqueo de la cuaresma. Sin embargo, el sentido profundo de la cuaresma debemos mantenerlo e incluso potenciarlo. En efecto, en ninguna época de la historia el ser humano se había dejado llevar tan masivamente por el hedonismo. A escala mundial el hombre se ha convertido en productor-consumidor.

¿Queremos consumir más o nos interesa ser cada día más humanos? En teoría no hay problema para responder, pero en la práctica, nos dejamos llevar por el hedonismo, aún a costa de menor humanidad. Aquí está la razón de la cuaresma. Debemos pararnos a pensar hacia dónde nos dirigimos. Alcanzar plenitud de humanidad exige esfuerzo.

Lo que llamamos mal no tiene ningún misterio; es inherente a nuestra condición de criaturas. La voluntad solo es atraída por el bien, pero la razón puede presentar a la voluntad un objeto como bueno, siendo en realidad malo. Todos buscamos el bien, pero nos encontramos con lo malo, no porque lo busquemos sino por ignorancia.

El mal es consecuencia del conocimiento limitado. Sin él, la capacidad de elección sería imposible y no habría mal. Si el conocimiento fuera perfecto, también sería imposible el mal. Si la voluntad va tras el mal, es siempre por ignorancia.

No es casual que sean tres tentaciones. Se trata de un resumen de las relaciones que puede desarrollar un ser humano. La tentación consiste en entrar en una relación equivocada con nosotros mismos. La relación con los demás depende de la relación con nosotros.

1ª tentación: Si eres Hijo de Dios… Si tú has hecho en todo momento la voluntad de Dios, también Él hará lo que tú quieres. Es la tentación de hacer la voluntad de Dios para que Él haga lo que yo quiero; es lo que estamos haciendo todos, todos los días. Jesús no es fiel a Dios porque es Hijo, sino que es Hijo porque es fiel.

No solo de pan… El pan es necesario, pero no es lo más importante. Nuestro hedonismo demuestra que aún no hemos aceptado esta propuesta. Dar al cuerpo lo que me pide es lo primero y esencial. El antídoto es el ayuno. Privarnos de lo que es bueno para el cuerpo, es la mejor manera de no ceder a lo que es malo.

Si me adoras, todo será tuyo. El poder es la idolatría suprema y lleva siempre consigo la opresión, único pecado. Si descubro mi ser profundo, no me importará desprenderme de mi falso yo y buscaré el servicio. El antídoto es la limosna. Para superar la tentación de dominio, debemos dar a todos de lo que tenemos y somos.

Tírate de aquí abajo. Realiza un acto verdaderamente espectacular, que todo el mundo vea lo grande que eres. Todos te ensalzarán y tu vana-gloria llegará al límite. La respuesta: deja a Dios ser Dios. Acepta tu condición de criatura y desde esa condición alcanza la verdadera plenitud. Dios no puede darte nada porque ya te lo ha dado todo.

Para llegar a tu verdadero ser, hay que atravesar tu propio desierto. Libérate de todo lo que crees ser para llegar a lo que eres de verdad. Mantente en el silencio, hasta que se derrumbe el muro que te separa de ti mismo. No confíes en milagros, nadie desde fuera de ti podrá llevarte hasta el fondo de tu ser y suplir el propio esfuerzo de encontrarte.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Dudas y tentaciones.

Domingo, 9 de marzo de 2025

Jesus_en_el_desiertoLc 4, 1-13

«El Espíritu le fue llevando por el desierto mientras era tentado por el diablo»

Estamos en los prolegómenos de la vida pública de Jesús cuando probablemente todavía está decidiendo su destino. Ha dejado oficio y familia, ha salido de Nazaret para ir  al encuentro del Bautista y ha sido bautizado por él. Es razonable pensar que en ese entorno ha terminado de asentar su intuición de Abbá y su esquema del Reino, y que a la sazón se encuentra en el trance de decidir si vuelve a Nazaret o se lanza a la incierta y arriesgada vida de predicador ambulante.

Tenemos tendencia a creer que Jesús adquiere plena conciencia mesiánica en el momento del bautismo y que ya no duda hasta llegar a la cruz, pero esta creencia choca con otra creencia básica para el cristiano; su inequívoca humanidad. La duda es consustancial con la condición humana, y es difícil imaginar a Jesús libre de dudas toda la vida y hasta el final. Si no duda, si no sufre tentación, si no se angustia, si no se cansa, si no se enfada, será una divinidad disfrazada, pero no el hombre verdadero en el que muchos creemos.

Por eso cabe pensar que son las dudas las que lo llevan al desierto antes de comprometerse definitivamente la misión, y que también son las dudas las que traen aparejadas las tentaciones. Lucas nos habla de tres tentaciones concretas, y, dentro del simbolismo con el que plantea el texto, algunos entendidos afirman que con ellas simboliza las tres grandes tentaciones que acompañaron a Jesús a lo largo de su vida.

Según esta interpretación, la primera tentación, las piedras convertidas en pan, representa su permanente tentación de dejarlo todo y volver a la cómoda existencia que había dejado en Nazaret. Arguyen que su actitud destemplada con los familiares que van a buscarle para llevarlo a casa, o la respuesta desmedida a Pedro en Cesárea, «¡Apártate de mí Satanás!», parecen la reacción típica de quien ve removida su conciencia con una tentación recurrente: dejarlo todo y volver.

La segunda, el poder sobre todos los reinos de la Tierra, simbolizaría la tentación de afrontar la misión desde la tradición de Israel, es decir, dejándose encumbrar a la posición de mesías davídico que el pueblo espera de él, e instaurar el reino de Dios desde el poder. Alegan que su reacción cuando quieren hacerlo rey –despachando a sus discípulos que probablemente azuzaban a la multitud y huyendo a la soledad a orar– perece responder a una tentación presente en él a lo largo de su vida.

La tercera, el pináculo del templo, podría referirse a la tentación de pedir a Dios una señal que afianzase su decisión de seguir adelante sin desmayo a pesar del riesgo que está corriendo; a pesar del enfrentamiento con los santos y los sabios de Israel…

Sin duda, una interpretación muy sugestiva… pero secundaria para nuestra fe. No obstante, el texto encierra dos elementos verdaderamente importantes para nosotros; el primero, que Jesús sufría las mismas tentaciones que sufrimos nosotros y tenía que vencerlas con esfuerzo; igual que nosotros. El segundo, que por encima de sus dudas y consciente del riesgo que entrañaba su decisión, Jesús abrazó con valentía la misión de proclamar el Reino y fue consecuente con ella hasta el final.

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer un artículo de José E. Galarreta sobre un tema similar, pinche aquí

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

El poder liberador de nuestros desiertos.

Domingo, 9 de marzo de 2025

158524_desierto.jpgCOMENTARIO AL EVANGELIO Lc 4, 1-13

9 de marzo de 2025

Iniciamos el tiempo de Cuaresma marcado por el ritmo anual de la liturgia. Cabe esperar que ya hemos superado esa visión de la Cuaresma como un tiempo oscuro, lúgubre, donde los sacrificios o penitencias eran la puerta necesaria para entrar en la Pascua. Se miraba más al exterior, al cumplimiento de una serie de normas con poco sentido, a realizar obras que cobraban valor si suponía un esfuerzo, una especie de precio a pagar para conseguir no sé qué tranquilidad de conciencia. Esta tradición probablemente nació por una distorsionada interpretación del tiempo que Jesús pasó en el desierto donde todo lo que vivió fueron tentaciones. Precisamente, el texto evangélico de este 1er Domingo de Cuaresma nos recuerda este pasaje de su vida.

Afortunadamente hoy podemos hacer un análisis más profundo y menos literal de esta etapa de la vida de Jesús, más liberador y constructivo para tod@s. Y lo que nos encontramos no son 40 días cronológicos viendo a un Jesús que pasa hambre, rodeado de animales y tentado por el diablo. Lo que nos encontramos es con un Jesús que vive una etapa en la que, como todo ser humano, tiene que hacer frente a las sombras conscientes e inconscientes que planean en su vida.

Comienza el texto con una afirmación que es clave para poder comprender todo lo posterior: Jesús, tras el Bautismo, se siente lleno de Espíritu Santo quien le conduce al desierto. No va al desierto por placer sino por elegir seguir la voz interior de ese impulso divino que le sitúa en la necesidad de cambiar de plano en su existencia.

Jesús ya había experimentado en el Bautismo su verdadera identidad – Hijo de Dios, una vivencia que le daba profundidad y una honda raíz para sostener el árbol de su vida. Ahora bien, no es suficiente, tampoco posible, vivir conectados permanentemente a nuestro centro existencial, porque nuestra vida es un proceso de integración de nuestros límites que no solo se presentan como enfermedades y sufrimientos físicos; también aparecen en formato de sombras que nos complican y muchas veces amargan. La sombra se genera porque un cuerpo, en sentido figurado en este contexto, se interpone en la luz. La luz de Jesús es su identidad de ser hijo de Dios, como la nuestra. Es la figura metafórica del diablo quien le recuerda que, si de veras es Hijo de Dios, lo puede todo. Lo que este personaje le plantea es cómo va a usar esa identidad, esa luz, el para qué, el por qué y el hacia dónde.

La sombra tiene mucho que ver con experiencias de las que probablemente no somos responsables pero que bloquean el fluir de la realidad divina que nos habita. Algunas sombras se generan por heridas y experiencias emocionales que nos han dejado tan vulnerables que pueden llegar a condicionar las grandes decisiones de nuestra vida. Otras sombras también son fruto de nuestra decisión consciente de vivir desconectados de nuestro centro porque nos da una compensación más inmediata, más placentera a corto plazo, pero sin solidez. Jesús, en el desierto, se enfrenta a la sombra del vacío interior, de la insana soledad, del hambre emocional, sombras de poder, de dominación, de posesión, de idolatría. Y maneja esta situación no desde la huida sino desde el diálogo con ella. Dialogar con nuestras sombras, con nuestra vulnerabilidad, es una manera muy liberadora de integrar nuestros límites. Se trata de sacarla a la luz como hizo Jesús en el desierto y no identificarse con ella porque somos más que sombras.

Te invito a iniciar esta Cuaresma realizando una doble mirada. La primera hacia tu interior, sin miedo, con valentía y ver qué cuerpos psicológicos de tu yo desenfocado están interfiriendo entre la Luz y tu vida. La segunda mirada hacia el exterior, hacia lo que en este mundo y en nuestros pequeños mundos, está retorcido: guerras, injusticias, poderes económicos, liderazgos que someten, dominan, empobrecen, excluyen y matan y un largo etcétera que puedes completar. Quizá te des cuenta de que todo el mal proviene de esa mala decisión de desconectarnos de lo que somos, del polo positivo de nuestra existencia, nuestra identidad más esencial, como en Jesús el ser Hijo de Dios.

Baste con mirar el 8 de marzo, el día internacional de la mujer, que, más allá de lo político e ideológico, nos muestra la necesidad de no ser cómplices de este sistema patriarcal en el que todavía vivimos. No se trata sólo de conseguir derechos sino de una mirada nueva a la verdadera dignidad que nos iguala. ¡¡¡FELIZ CAMINO DE CUARESMA!!!

Rosario Ramos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Tener, poder, aparentar.

Domingo, 9 de marzo de 2025

IMG_0233Comentario al evangelio del domingo 9 marzo 2025

Lc 4, 1-13

El llamado “relato de las tentaciones de Jesús” -probablemente construido por el evangelista y colocado intencionadamente en el inicio de su actividad pública- muestra, de manera paradigmática, las tres apetencias básicas del ego: tener, poder y aparentar.

Debido a nuestra propia constitución psicológica, el ego persigue en todo y de manera constante la seguridad. Consciente de su propio vacío -solo es una creación del pensamiento-, busca por todos los medios a su alcance obtener una seguridad en la que sostenerse.

Para lograrlo dispone del mecanismo de la apropiación: apropiándose de todo aquello que, aparentemente, pueda dotarle de consistencia, crea la ilusión, no solo de ser “alguien” con entidad propia, sino de lograr respeto y admiración por parte de los otros.

Con esos mimbres, el ego va buscando, por encima de todo, de manera manifiesta o sutil, consciente o inconsciente, reconocimiento. Como les ocurre a los niños, el hecho de sentirse reconocido le aporta una sensación de seguridad. No sorprende que, desde temprano, se vea lanzado a una carrera ansiosa por lograr tener, alcanzar poder y ofrecer una imagen “valiosa” de sí mismo.

Una vez asumido ese programa de vida, la persona puede instalarse en él, aun sin ser consciente de la mentira que encierra. Sencillamente, se ha acostumbrado a sobrevivir, buscando las mayores gratificaciones posibles y evitando al máximo el malestar. Habrán de ser el sufrimiento o el discernimiento los que le hagan abrir los ojos y, de ese modo, posibilitando la comprensión de lo que somos, trascender la identificación que mantenía con el ego y reconocerse finalmente en su verdad última. La comprensión le hará ver que no necesita buscar nada para sentirse completa, porque ya es, en sí misma, plenitud.

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.