Activista gay quiere pagar la multa de 150.000 dólares de los pasteleros antigay
Se llama Matt Stolhandske. Es evangelista y también activista gay. De hecho, forma parte del grupo Evangelicals for Marriage Equality, (Evangélicos por el Matrimonio Igualitario). Pero, pese a estas credenciales ha salido en defensa de Melissa y Aaron Klein, los pasteleros de Oregon que se negaron a preparar una tarta para una pareja de lesbianas y que ahora tendrán que pagar una multa de 150.000 dólares (unos 117.000 euros). Stolhandske se ha propuesto reunir esa cantidad y donársela a la pareja. El activista explica su posición en un artículo en el Washington Post: él no odia a los Klein, aunque reconoce que debería.
“No puedo entender por qué Klein o cualquier otro cristiano, retorcería las palabras de Jesucristo para justificar su comportamiento. Para mí, es una adulteración profundamente embarazosa de nuestra fe. Pero no odio a los Klein”, explica en el artículo. De momento ha conseguido 40 donativos, que cubren algo menos de la mitad de la multa. “No quiero que sufran. Pero también les pido a ellos y a otros cristianos que dejen de usar el nombre de Jesús para explicarle a la comunidad LGBT por qué no merecen acceso a los derechos civiles permitidos a los heterosexuales a través de la institución legal del matrimonio”, señala el activista, que quiere pedir a la pareja que sean capaces de mostrar amor hacia una realidad a la que odian y que quiere dar ejemplo con esta iniciativa.
Pero el activista va más allá y explica que aunque no comparte su postura, ni ve que preparar una tarta suponga apoyar el matrimonio gay, tampoco cree que Jesús les hubiera obligado a preparar el dulce. Su posición es más de mandar un mensaje a esta pareja: uno de amor y aceptación. Pero aclara que no se trata de estar de acuerdo en ningún caso con lo que han hecho: “No les estoy premiando por su comportamiento, más bien amándoles pese a ello. Ya es hora de que estas dos comunidades, que citan ambas el amor genuino como nuestra motivación, pongamos a un lado nuestros prejuicios y bajemos las horcas para aclarar el camino del progreso”, señala.
En todo caso, Stolhandske explica que él mismo necesitó en su momento alejarse de su iglesia para entender que no había nada malo en ser gay. “Creía que eso era malo, el pecado más condenatorio y repulsivo de todos. Mirando atrás a esos días oscuros, ahora veo el odio que me sentía por mí mismo. Estaba también secretamente enfadado con todos los que en la Iglesia habían intentado llevarme a creer que algo tan fundamental para mí era repulsivo y malo. No fue hasta que me aparté de la Iglesia, aunque brevemente, que fui capaz de encontrar amor y perdón para mí y el auténtico espíritu del evangelio cristiano”, explica el chico.
Foto: Aaron Klein.
Fuente Ragap
Cristianismo (Iglesias), General, Homofobia/ Transfobia., Iglesias Evangélicas
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