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“¿Y si nos centramos en lo esencial?”, por Gabriel María Otalora.

Jueves, 8 de agosto de 2024
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IMG_6409De su blog Punto de Encuentro:

Lo que promueve lo mejor de la existencia no son las ideas, los movimientos sociales ni los cambios organizacionales., por bien dirigidos que estén sus objetivos. Lo que realmente resulta esencial es la mejora real de la convivencia. ¿De qué nos sirven los ideales si no logran mejorar la convivencia? Parece sencillo, porque cuesta poco formularlo. Lo cierto es que si nos enredamos en los verbos genéricos como ´promover´ o ´fomentar´, no vamos a ninguna parte, por más que miremos en la dirección adecuada.

Aprender a vivir juntos, he ahí la cuestión a empeñarse. La convivencia entendida como el entramado de relaciones interpersonales donde se configuran procesos de comunicación, sentimientos, valores, actitudes solidarias que conviven con las actitudes de poder, reaccionando lo que ocurre. Es el esfuerzo personal por vivir en comunidad atentos a lo que ocurre, y actuar en consecuencia para preservar la convivencia. No sigamos perdidos en los principios, porque ahí no se avanza nada; son indicadores luminosos a la vera del camino, pero no hacen el recorrido del caminante.

Necesitamos activar verbos de acción y ponerlos en marcha. Veamos tres ejemplos que nacen de lo mejor del ser humano y ayudan enormemente a la convivencia. Suelen pasar desapercibidas porque suponen un cambio de actitud en nuestras relaciones y presuponen activar ciertas virtudes nada fáciles de vivirlas a base de teorías y ganas de cambios estructurales, como si estos no dependieran en sus resultados de aquella. Vamos con los ejemplos, a los que podemos añadir decenas de realidades similares:

  1. Mostrar cariño, desarmando la conversación con una sonrisa del corazón. Parece una nimiedad, pero fijémonos en lo difícil que resulta sonreír de corazón, sobre todo cuando el orgullo empuja en dirección contraria.
  2. No juzgar o etiquetar. Cada persona tiene sus circunstancias y sus motivos por los cuales hacer las cosas, a veces ni ellas mismas lo saben. Nos falta información para entender -y comprender- las razones o emociones que llevan a otra persona a actuar de una manera.
  3. Evitar las comparaciones. Solo consiguen generar inseguridad o malestar, siendo la actitud perfecta para activar la envidia.

El Papa Francisco ha puesto sobre la mesa un plan para empujarnos en esta dirección de los pequeños cambios interiores para una convivencia mejor, en este caso eclesial. Escucha, caminar juntos, compartir desde la diferencia, centrarnos en lo esencial del Evangelio. Su propuesta es tan potente que ha desestabilizado a quienes viven anclados en las normas y en las seguridades. No perciben que lo mejor del cristianismo es vivirlo, y significa insuflar amor. ¡Qué difícil está siendo cambiar el paradigma de lo que debe ser por el de hacerlo posible!

Es importante hablar del diaconado femenino, del celibato, de las estructuras eclesiales y del clericalismo. Es importante hablar de todo con todos, pero como paso previo a vivir una convivencia mejor, a su vez el paso previo para convertirnos en signos de convivencia fuera de nuestro entorno eclesial. Es lo que nos pidió el Maestro con meridiana claridad.

Hay que ver lo desprestigiada que está la sinodalidad propiciada por Francisco, entre los propios católicos: indiferencia cuando no beligerancia que a veces no lo parece, pero cala no dejando traspasar su mensaje en las actitudes diarias de las relaciones eclesiales. Es increíble lo que nos hemos quejado de los mandatos imperativos, las normas indiscutibles y las amenazas morales que hemos soportado en silencio, tratando de cumplir por la cuenta que nos tenía. Y ahora que todo un Papa presenta una invitación a mejorar la convivencia intra muros para evangelizar mejor, no lo aceptamos. Claro que no, pero no es a él a quien ni aceptamos, sino a la tesitura de cambiar nuestra manera de comportarnos, mñas cercana al Evangelio. Eso implica mucho esfuerzo, humildad y paciencia, amén de un propósito de mejorar la vida a nuestro alrededor; es ahí donde la sinodalidad cruje, no nos engañemos. Jesús de Nazaret es mucho más que Francisco, y su oferta fue rechazada violentamente con calumnias que trataron de tergiversar nada menos que la Verdad.

Volvamos al principio: la mejora de la convivencia es una necesidad cuya premisa inicial es una apuesta personal que, a continuación, debe plasmarse en lo social. Lo colectivo es una suma de individualidades en la dirección que sus miembros han decidido tomar. De lo contrario, es saltarse un paso esencial, hacer trampa, sumarnos a la trainera en marcha sin voluntad de remar… Cada cual sabe donde le aprieta el zapato.

Felices vacaciones y descanso, querido lector y lectora. Solo una cosa más. La difícil rampa a la que me acabo de referir, tiene una ayuda tan necesaria como eficaz: rezar más; y todavía mejor si llevamos una vida de oración.

Espiritualidad , ,

Esencia

Martes, 21 de noviembre de 2023
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Del blog Nova Bella:

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Hazte esencial:

cuando el mundo pase,

lo que es del azar caerá;

la esencia quedará

*

Angelus Silesius

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad ,

“Recuperar algo esencial “, por Gabriel Mª Otalora

Miércoles, 23 de agosto de 2023
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Está claro que los éxitos económicos y tecnológicos no van parejos a la necesidad humana de la serenidad. Hemos primado un desarrollo exiguo en afectos que no duda en sacrificar el equilibrio emocional en aras a una vida desenfrenada y consumista. Se nos convoca al progreso por el progreso, y nos piden correr más rápido cuando más necesitados estamos de muletas.

Estamos en verano, las vacaciones tan necesarias, y el desarrollismo que acumula mayores costes añadidos: desasosiego, estrés, obsesiones, angustia, intranquilidad, presión, miedo… todo forma parte del panorama vital de muchas personas, presas de un síndrome emocional más o menos permanente que se manifiesta en cefaleas, problemas musculares y estomacales, insomnios y demás efectos psicosomáticos con los que el organismo nos alerta de que algo no va bien. Somos una sociedad tensionada que no quiere renunciar a nada para recuperar la serenidad, a pesar del coste de tanta insatisfacción interior: tristeza, ira, culpas, frustraciones, baja autoestima, etc.

 Todo esto repercute en la calidad de vida, en el rendimiento y en las relaciones socio familiares, causando mucho sufrimiento en nosotros y en los que más queremos. Tanta obsesión por los logros en el trabajo y la relevancia social ha emborronado la lucidez para comprender que el mal y la solución están dentro, y no fuera de nosotros.

La falta de sentido vital y la crisis de principios y modelos intocables, ofrecen pocas seguridades a las que aferrarse, aparte de los ansiolíticos y el psiquiatra. La ausencia de serenidad señala un punto de deshumanización al haber perdido el disfrute con lo que realizamos, la admiración ante las maravillas que nos rodean o descubrir el sentido de lo que hacemos con la actitud agradecida, humilde, aceptando los propios límites para convivir con ellos. Así es como se crece hacia lo profundo, no hacia arriba. Por tanto, ¿qué podíamos esperar de semejante ciaboga?

Pero como decía, la solución está dentro de nosotros; junto al problema. La serenidad es posible incluso en medio del dolor, como lo han demostrado tantas personas con su ejemplo de vida cuando se aplicaron a sí mismos que lo importante no está en lo que acontece (por muy doloroso que sea) sino en la actitud ante el sufrimiento. No importa qué, sino cómo sufras, decía Séneca. Quitar el dolor no es posible, pero es evidente que no todos los que están inmersos en el mismo dolor sufren igual. No existe, pues, un dolor en sí mismo, sino dolor.

La serenidad no es indiferencia ni complacencia. Las personas serenas no se sienten demasiado asustadas, preocupadas o ansiosas por el porvenir. Tampoco se regodean en la infelicidad del pasado, ni fantasean con catástrofes futuras. Estamos ante una virtud que abre la puerta a la mejora de la calidad de vida. La serenidad cuesta, pero nos predispone mejor al amor y a reírnos de nosotros mismos; posiblemente, el mejor binomio que existe.

La serenidad también es paciencia para vivir el “ahora”, que es donde debemos concentrar nuestras energías; y es abrirse a la esperanza de las múltiples posibilidades de la vida. Menos teléfonos móviles de última generación y más dedicación a recuperar la serenidad perdida, para “aceptar las cosas que no se pueden cambiar, valor para cambiar lo que puedo cambiar y sabiduría para conocer la diferencia”.

Es tiempo de experimentar que la felicidad y la serenidad son más una consecuencia que una meta. Y que tenemos que trabajarlas, porque no vienen solas. Es tiempo de descanso y de reflexión para recuperar la serenidad perdida. Y existe un camino que Jesús nos invita a recorrer, pero parece no estar de moda.

          Querido Dios, concédenos la serenidad para aceptar lo que no podemos cambiar

          Valor para cambiar lo que sí podemos

          Y la sabiduría para reconocer la diferencia.

Feliz agosto; hasta el día 26. ¡Paz y bien!

Espiritualidad , ,

Volver

Lunes, 19 de octubre de 2015
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Del blog Pays de Zabulon:

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¿Lo que es verdad,
siempre es verdad?

Si.

Entonces, ¿por qué
he pasado tanto tiempo
yendome a otra parte
buscando otra cosa
huyendo de mí mismo
buscándome en otra parte?

Al final del viaje,
sin aliento,
Llego,
llego o vuelvo
vuelvo de nuevo a mí.

Es como esos caminos iniciáticos,
contados tantas veces, por los que
el viajero parte a países lejanos
a disfrutar de experiencias inéditas,
a enriquecer a su personaje,
luego regresa a su punto de partida.

Volver, sí,
pero diferente y más fuerte,
volver de otro modo,
volver capaz
de acoger su verdad
y sumergirse en ella.

Así que estoy de vuelta.

Al final del viaje,
sin aliento,
aquí estoy frente a mi vida,
como invitado a bucear
en lo Esencial.

Lo esencial…

Encuentro los brillos,
bellos y atrayentes,
de mi juventud,
como tantos instantes fundadores
que había abandonado.

Es un misterio este vagabundeo en otro lugar
salvo cuando estamos en casa.

Posiblemente era demasiado joven,
posiblemente demasiado ingenuo.
No, no demasiado ingenuo,
ingenuo simplemente.
Y, en la hermosa edad de la juventud,
cuando se es ingenuo,
somos sensibles y frágiles.

Y, hay que vivir,
y construir.
En todo caso,
es lo que se cree,
es lo que parece decir la vida.
Entonces yo mismo me fui, me fui.
lejos de mí mismo.

Oh, siempre fiel
a esta parte de mí mismo,
pero como en un sueño,
como recuerdo.

Ahora quiero volver.

Quiero encontrar
las intuiciones de mi juventud,
las que me llenaron
y me hacían vivir,
aquellas por las que me maravillaba
y estaba disponible para el mundo.

¡Quiero volver a mi casa,
encontrar la belleza de estos impulsos
que estaban directamente conectados a la Vida,
– y yo no lo sabía!
que encendían un fuego en mí,
¿o era una inundación?

Quiero encontrar mis sueños,
porque no eran sólo sueños,
eren una esperanza llevada al mundo
que brotaba de un infinito  profundo.

Quiero encontrar este tiempo
cuando yo era como una página en blanco,
una tierra sin cultivar,
 un campo sin surco.
¿Quién sabe si, ya,
yo estaba condicionado o influido
por mis experiencias intrauterinas
o mi más tierna infancia?
Yo era una tierra disponible,
una tierra hermosa y salvaje
en donde brotaban las fuentes 

La verdad que sentía,
no sabía que era la verdad.
Entonces salí a vivir,
salí a descubrir, experimentar,
me olvidé, me magullé un poco.

Me fui a vivir,
¿No es el camino de un hombre?

Pero porque esto es verdad,
es siempre verdad,
Quiero volver
Ahora.

Quiero volver a mi casa,
volver diferente y más fuerte,
pero no sin encontrar
esta ingenuidad
que hace que toda cosa es bella,
y que todo descubrimiento, todo encuentro,
son maravillosos.

Verdaderamente, Señor, vuelvo.
Acógeme en tu casa, en nuestra casa.
Querría volver a encender el fuego
sin buscar más en otro lugar.
Querría volver a encender el fuego,
y con calma acoger al que pase
como un amigo que está también sobre su camino,
ser signo para él de tu presencia
que le reenvía a su propio camino.

He aquí, he aquí mi vocación, finalmente.
Tanto tiempo para descubrirla.

Justo estar ahí,
dejarte hacer
con esta parte de mí
que es tuya
y que pide sólo crecer
desde el momento en que esté allí.

*

Zabulon – 13 oct 2015

***

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