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Fiesta de la Epifanía del Señor. 6 de enero de 2017

Viernes, 6 de enero de 2017
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Leído en Koinonia:

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Isaías 60, 1-6

La gloria del Señor amanece sobre ti

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.

Salmo responsorial: 71

Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes:
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R.

Que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributos;
que los reyes de Sabá y de Arabia
le ofrezcan sus dones,
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan. R.

Porque él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.

Efesios 3, 2-6

Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos

Hermanos: Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Mateo 2, 1-12

Venimos de Oriente para dorar al Rey

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:

“¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo”.

Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron:

– “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel””.

Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:

– “Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo”.

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

***

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy
(6 de enero de 1978)

Queridos hermanos sacerdotes y fieles,

Distinguidos miembros de la Comisión Nacional de Justicia y Paz,

Estimados radio-oyentes:

 INTRODUCCIÓN

 DESDE TODOS LOS CONFINES VAN LLEGANDO A JESÚS

Esta noche esta Catedral repleta de fieles es protagonista de una procesión de siglos y de pueblo, que comenzó hace 20 siglos.

El profeta Isaías en la primera lectura de esta noche nos anunciaba cómo desde la oscuridad del mundo iban a surgir los pueblos en busca de aquella mística luz que brillaba en Jerusalén: LA LUZ DE DIOS. Y con una poesía maravillosa nos ha cantado esta noche el profeta esa Epifanía de un Dios que se hace presente a los pueblos; encontradizo a los que en las tinieblas, en las dudas, en la oscuridad BUSCAN. Buscan la solidez de una paz, de una alegría que al fin encontraron, precisamente -según nos ha contado el Evangelio de San Mateo también esta noche- aquellos magos qué fueron precisamente la primicia de esa profecía que comenzaba a cumplirse. Aquellos magos del Oriente son los que van como a la vanguardia de esa procesión de siglos y de pueblos. Y entonces comenzó a cumplirse lo de Isaías: “Que desde todos los confines van llegando a la cuna de Jesús a reconocerlo Dios, Rey, Salvador de los hombres”.

Nosotros ahora, esta noche, somos parte de esa procesión. ¡Dichosos los que con fe sienten la alegría inmensa de los magos de haber encontrado a Jesús! y los que aún no tengan esta fe -que ciertamente habrá personas que dudan todavía en esas tinieblas del mundo en esta hora de confusión- se preguntarán: ¿Y existe de verdad esa paz? ¿Y existe de verdad ese Cristo Salvador? ¿Existe acaso ese Dios que puede salvar estas situaciones tan horrorosas en que vivimos?

JORNADA DE LA PAZ. MENSAJE DE PABLO VI

Hermanos, terminamos precisamente 3 noches de reflexión.

Yo quiero felicitar muy cordialmente a los laicos de la Comisión Nacional de Justicia y Paz, que han hecho eco tan profundo al Magisterio de la Iglesia. Gracias a ellos hemos escuchado en esta misma cátedra las profundas reflexiones teológicas del Sr. Arzobispo de Panamá, uno de los grandes teólogos actuales de América Latina, enfocando el mensaje de Pablo VI no solamente en 1978, sino a lo largo de toda la historia de la Iglesia, que no ha sido otra cosa que proponer a los hombres un mensaje de paz, que se hace más enfático en estos tiempos cuando la paz se deteriora por la violencia y se oye el grito rotundo del Magisterio de esa Iglesia: “NO A LA VIOLENCIA, SÍ A LA PAZ”.

Escuchamos anoche también a un hombre que, viviendo en la profesión y en el mundo, recoge la sintonía de los hombres del siglo, de los hombres que en el mundo saben que tienen que mirar a este Magisterio, a esta Iglesia; y cuando se tiene el corazón noble, la intención sana, se oye a la Iglesia. No hay prejuicio contra ella y se escucha con el corazón limpio que la Iglesia tiene razón en su grito tan actual como eterno: NO A LA VIOLENCIA, SÍ A LA PAZ.

MENSAJE ESPECÍFICO DE PABLO VI PARA EL SALVADOR.

Y yo creo, hermanos, que es providencial que junto con este regalo del mensaje Mundial de Pablo VI, haya resonado también un mensaje específico para El Salvador. Que junto al mensaje de los ángeles en Belén se concretara como una homilía dirigida a los salvadoreños, aquel “Paz a los hombres” en el discurso de Pablo VI al Embajador de los salvadoreños ante la Sede Apostólica, para decirles que esta búsqueda sincera de los salvadoreños de la paz, que ha caracterizado estas noches, tiene una respuesta. Y que si el corazón salvadoreño sigue esta búsqueda con sinceridad la encontrará. Yo quisiera recoger toda esa esperanza de Pablo VI para sembrarla precisamente en el corazón de los salvadoreños y hacer de esta Epifanía, como los magos, nosotros salvadoreños encontrar a Cristo en los brazos de MARÍA, REINA DE LA PAZ, precisamente bajo el signo más bello de Jesús: La Paz, el don que simboliza todo el fruto de la redención. Aquel con que saludaba resucitado, libre ya de las ataduras de los pecados que habían sido ya redimidos, libre de los cerrojos de la muerte y del infierno que ha quedado ya clausurado bajo el imperio de la redención. En una sola palabra, todo su saludo a los hombres de buena voluntad: “PAZ A VOSOTROS”, “MI PAZ OS DOY”, no como la da el mundo. La paz, la que sigue ofreciendo esta Iglesia. Leer más…

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“Responder a la luz”. Epifanía del Señor – A (Mateo 2,1-12)

Viernes, 6 de enero de 2017
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epifaniaSegún el gran teólogo Paul Tillich, la gran tragedia del hombre moderno es haber perdido la dimensión de profundidad. Ya no es capaz de preguntar de dónde viene y adónde va. No sabe interrogarse por lo que hace y debe hacer de sí mismo en este breve lapso de tiempo entre su nacimiento y su muerte.

Estas preguntas no encuentran ya respuesta alguna en muchos hombres y mujeres de hoy. Más aún, ni siquiera son planteadas cuando se ha perdido esa «dimensión de profundidad». Las generaciones actuales no tienen ya el coraje de plantearse estas cuestiones con la seriedad y la hondura con que lo han hecho las generaciones pasadas. Prefieren seguir caminando en tinieblas.

Por eso, en estos tiempos hemos de volver a recordar que ser creyente es, antes que nada, preguntar apasionadamente por el sentido de nuestra vida y estar abiertos a una respuesta, aun cuando no la veamos de manera clara y precisa.

El relato de los magos ha sido visto por los Padres de la Iglesia como ejemplo de unos hombres que, aun viviendo en las tinieblas del paganismo, han sido capaces de responder fielmente a la luz que los llamaba a la fe. Son hombres que, con su actuación, nos invitan a escuchar toda llamada que nos urge a caminar de manera fiel hacia Cristo.

Nuestra vida transcurre con frecuencia en la corteza de la existencia. Trabajos, contactos, problemas, encuentros, ocupaciones diversas, nos llevan y traen, y la vida se nos va pasando llenando cada instante con algo que hemos de hacer, decir, ver o planear.

Corremos así el riesgo de perder nuestra propia identidad, convertirnos en una cosa más entre otras y vivir sin saber ya en qué dirección caminar. ¿Hay una luz capaz de orientar nuestra existencia? ¿Hay una respuesta a nuestros anhelos y aspiraciones más profundas? Desde la fe cristiana, esa respuesta existe. Esa luz brilla ya en ese Niño nacido en Belén.

Lo importante es tomar conciencia de que vivimos en tinieblas, de que hemos perdido el sentido fundamental de la vida. Quien reconoce esto no se encuentra lejos de iniciar la búsqueda del camino acertado.

Ojalá en medio de nuestro vivir diario no perdamos nunca la capacidad de estar abiertos a toda luz que pueda iluminar nuestra existencia, a toda llamada que pueda dar profundidad a nuestra vida.

José Antonio Pagola

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“Venimos de Oriente para adorar al Rey”. 7 de enero de 2017. Epifanía del Señor

Viernes, 6 de enero de 2017
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08-epifania (C) cerezoLeído en Koinonia:

Isaías 60, 1-6: La gloria del Señor amanece sobre ti¡ .
Salmo responsorial: 71: Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.
Efesios 3, 2-6: Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos.
Mateo 2, 1-12: Venimos de Oriente para adorar al Rey.

La época en que se escribe esta parte del libro del profeta Isaías (parte llamada del «Tercer Isaías») corresponde a «la restauración», es decir, al regreso a Jerusalén de los israelitas que habían sido deportados a Babilonia. (Es el tiempo en el que ha sido escrita la mayor parte de la Biblia). Isaías anima la fe de su pueblo, los invita a poner nuevamente su fe y su corazón en la fuerza salvífica de Yahvé, quien traerá la paz y la justicia a su pueblo, con lo que Jerusalén volverá a ser una ciudad radiante, llena de luz, en donde la presencia de Dios como rey hará de ella una nación grande, ante cuya presencia se postrarán todos los pueblos de la tierra. El profeta manifiesta con esta gran revelación que Dios es quien dará inicio a una nueva época para Israel, una época donde reinará la luz de Dios y serán destruidas todas las fuerzas del mal, pues Dios se hace presente en Israel y ya más nadie podrá hacerle daño.

Esta visión profética posee una comprensión muy reducida de la acción salvífica de Dios, ya que es asumida como una promesa que se cumplirá en beneficio única y exclusivamente del pueblo de Israel y no de toda la tierra. Pablo, a través de la carta a los Efesios, ampliará esa comprensión, afirmando que la salvación venida por Dios, a través de Jesús, es para “todos”, judíos y paganos. El plan de Dios, según Pablo, consiste en formar un solo pueblo, una sola comunidad creyente, un solo cuerpo, una sola Iglesia, un organismo vivo capaz de comunicar a toda la creación la vida y la salvación otorgada por Dios. La carta a los Efesios expresa que el misterio recibido por Pablo consiste en que la Buena Nueva de Cristo se hace efectiva también en los paganos, ellos son coherederos y miembros de ese mismo Cuerpo; esto significa que Dios se ha querido revelar a toda la humanidad, actúa en todos, salva a todos, reconcilia a todos sin excepción.

El evangelio que leemos hoy, en la Fiesta de la «Epi-fanía» [manifestación], confirma este carácter universal de la salvación de Dios. Mateo expresa, por medio de este relato simbólico, el origen divino de Jesús y su tarea salvífica como Mesías, como rey de Israel, heredero del trono de David; para ello el evangelista no duda en ubicar con exactitud el lugar donde nació Jesús, Belén, para decirnos que con su presencia en la historia se estaría dando cumplimiento a las palabras de los profetas… Por otro lado, el rechazo de este nacimiento por parte de las autoridades políticas (Herodes) y religiosas (sumos sacerdotes y escribas) del pueblo judío y el gozo infinito de los magos, venidos de Oriente, anuncian desde ya ese carácter universal de la misión de Jesús, la apertura del Evangelio a los paganos y su llamado a formar parte de la comunidad cristiana. La Epifanía del Señor es la celebración precisa para confesar nuestra fe en un Dios que se manifiesta a toda la humanidad, que se hace presente en todas las culturas (religiones), que actúa en todos, y que invita a la comunidad creyente a abrir sus puertas a las necesidades y pluralidades del mundo actual.

En un tiempo como el que vivimos, marcado por la conciencia del pluralismo religioso, el sentido de lo «misionero» y de la «universalidad cristiana» han cambiado profundamente. Hasta ahora, en demasiados casos, lo misionero era sinónimo de proselitismo, o sea, de un esfuerzo por ir a «convertir» al cristianismo a los «gentiles» o «paganos». La «universalidad cristiana» era entendida desde la centralidad del cristianismo: éramos la religión central, la (única) querida por Dios, y por tanto, una religión que era el destino establecido por Dios para toda la raza humana… Todos los pueblos (universalidad, sí) estaban destinados a abandonar su religión ancestral y a hacerse cristianos… Tarde o temprano el mundo llegaría a su destino: ser «un sólo rebaño, con un solo pastor»… (y al decir esto, los católicos imaginábamos una Iglesia católico-romana felizmente extendida a todo el mundo, extendida incluso a las demás confesiones cristianas, que habrían aceptado finalmente al Papa como pastor supremo y único…). Es decir, se trataba de una universalidad, sí, pero cristianocéntrica: la universalidad se da en nosotros, en el cristianismo, y fuera del cristianismo, todos los valores religiosos son inferiores y están destinados a subsumirse o a desaparecer…

Hoy todo esto está cambiando, aunque muchos cristianos (incluidos no pocos de sus pastores y la teología más oficial) todavía siguen anclados, incluso inamovibles, en la visión tradicional. Buen día hoy, la fiesta de la Epifanía, para replantearse estos desafíos y para reflexionar sobre ellos en la homilía y en la comunidad cristiana. No desaprovechemos esta oportunidad para actualizar también personalmente nuestra visión en estos temas. En la RELaT (servicioskoinonia.org/relat) hay bastantes materiales para estudiar el tema, así como para debatirlo en grupos de estudio o de catequesis (véase por ejemplo los artículos nº 351, 419, 277, 366, 409, 363, 445…). El último de ellos nos resulta novedoso: nunca habíamos leído un texto teológico desde una visión de la misión misionera que no incluye la conversión del otro al cristianismo; merece la pena estudiarlo y debatirlo.

En el Nuevo Testamento, además de Juan 7,42, encontramos referencias a Belén en las narraciones de Mateo 2 y Lucas 2 acerca del nacimiento de Jesús. La tradición de que el Mesías debía nacer en Belén tiene su base en el texto de Miqueas 5,2, donde se señala que de Belén Efrata debería salir quien gobernaría Israel y sería pastor del pueblo. Hoy ya sabemos que Jesús nació probablemente en Nazaret, y que la afirmación de que nació en Belén es una afirmación simplemente teológica, no histórica.

El término “magos” procede del griego “magoi”, que significa matemáticos, astrólogos, es decir, estudiosos del cielo. Más tarde el teólogo y abogado cartaginés Tertuliano (160-220 d.C.) aseguró que los magos eran reyes y que procederían de Oriente. En los regalos de los magos a Jesús, los Padres de la Iglesia ven simbolizadas la realeza (oro), la divinidad (incienso) y la pasión (mirra) de Cristo. Por cierto, la mayor parte de nuestras celebraciones litúrgicas nunca hacen referencia a las religiones no cristianas; nos mantenemos en una esfera férreamente cerrada a todo lo ajeno: no dejamos entrar ninguno de los regalos magníficos que otras religiones nos hacen… Buen día hoy para referirnos a esos dones que Dios mismo nos hace a través de las demás reigiones, sus prácticas religiosas tan diferentes de las nuestras, sus métodos de oración, sus acentos éticos diversos… Como la familia de Jesús aceptó los dones que aquellos «paganos» le trajeron, así nosotros deberíamos abrirnos a ese intercambio de bienes… Leer más…

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Herodes, Rey-Molok. Jesús, Rey-Niño. La fiesta de los Magos

Viernes, 6 de enero de 2017
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15823696_714002958776899_3255907007681234119_nDel blog de Xabier Pikaza:

Hay un “complejo (un mito y ritual) de Molok, que consiste en sacrificar a los niños (los propios hijos), para reinar así de un modo perverso .

Ha habido y sigue habiendo muchos Rey-Molok, y más Molok que no son reyes en sentido antiguo, pero exigen el sacrificio de niños, matándoles de un modo externo (especialmente por hambre), o utilizándoles en un plano sexual, laboral… Entre ellos, ll más importante en la Biblia y en la memoria de occidente ha sido Herodes, rey de Judá (que mató a los niños de Belén para asegurar su trono, aunque no pudo matar a Jesús).

Nuestra cultura (nuestra política y economía, e incluso a veces nuestra religión) es molokita, pues sacrifica (=deja morir) o utiliza cada día varias decenas de miles niños para seguir triunfando

El mito de Molok pero se expresa y configura de un modo especial en las culturas semitas del antiguo oriente (fenicios, sirios, cananeos…), donde el rey (Melek/Molok), y los grandes del reino, debían sacrificar a su hijos primogénitos al Melek/Molok divino, que sólo así les ofrecía su asistencia.

Conforme a ese “mito” (o complejo), sólo aquel que sea capaz de “pasar” sobre su propio hijo (es decir, de sacrificarle) tiene el temple y fuerza suficiente para reinar. Todo rey (Dios) fuerte impera y se impone sobre los demás costa de la vida de sus hijos. Si alguien no puede matar a esos hijos (los débiles…) no puede reinar de verdad.
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Pues bien, los judíos antiguos de la Biblia descubrieron, al menos en principio, que esa adoración de Molok (con sacrificio de los hijos) era la perversión suprema de la tierra, el mayor pecado. Ellos vieron que los reyes (y los personajes importantes) de los pueblos vecinos (moabitas, amorreos, fenicios…) sacrificaban a sus hijos a Molok para reinar, sin que temblaran las manos (como en caso del Rey Mesha de Moab).

De todas formas, aún sabiendo eso, muchos reyes judíos, durante largo tiempo, han tendido que matar a sus hijos, para así imponerse (sin miedo, sin piedad, sin vacilación…), como sabe y dice bien la historia de los libros de los Reyes y la profecía de Ezequiel, donde se afirma que el mayor pecado de Israel ha sido “matar a sus hijos”, sacrificar a sus propios Molok ante Molok (a pesar de que el mismo Dios hubiera dicho a Abrahán que no matara a su hijo, en Gen 22).


En una página desgarrada y fuerte, el profeta Ezequiel (Ez 20) afirma que también los judíos, en su deseo de poder, han caído en la mayor de las perversiones,
como si el mismo Dios les hubiera abandonado, fascinado, pervertido… haciéndoles capaces de “pasar por el fuego” (matar y luego quemar) a sus primogénitos. Esa es la perversión suprema: Creer que podemos (y quizá debemos) dejar dejar que mueran miles y millones de inocentes (sobre todo niños) para que nuestra gran cultura homicida,filicida, siga adelante.

Ésta es una historia (una experiencia) que está en el fondo de la fiesta de los “magos” de Mt 2, una fiesta radicalmente antimonárquica (en el sentido normal de la monarquía filicida)… un texto de revelación del gran misterio de la perversidad (reinar matando a los niños) y de la gracia de la salvación (Jesús es rey niño).

En ese contexto se entiende la escena de Mt 2, la fiesta de los magos (no reyes) qu vienen corriendo a Belén:
images‒ Los magos de oriente no son reyes que matan a niños para reinar, sino sabios que ponen su vida al servicio del Niño (de los niños).

‒ El único “rey” del texto es Herodes (¡signo del Imperio romano!) que quiere matar y mata a los niños (los sacrifica a Molok, el Dios del puro poder), para seguir reinando.

‒ Ciertamente, Jesús aparece como “rey de los judíos”, pero de una forma “antimonárquica”… Es Rey como niños perseguido

Éste es un tema central de nuestra historia… pues el poder de este mundo sigue triunfando sobre los cadáveres de los niños… Ciertamente, ya no sacrificamos los niños ofreciéndolos por el fuego a un Dios Molok/Rey sagrado, pero hacemos algo peor… Para que el mundo siga en su marcha “real” tienen que morir cada día unos 40.000 niños. La historia perversa de Moloc continúa, como verá quien siga leyendo.

1ª imagen: Los magos, mosaico de S. Apolinar, Ravenna (siglo VI
2ª imagen: Horno de Molok donde se quemaban los niños sacrificados.
3ª imagen: Códice de Roda (Huesca, siglo X)

1. EL MITO DEL NIÑO PERSEGUIDO A QUIEN LOS PERVERSOS HAN DE MATAR

Este es un tema que aparece en todos los comentarios a Mateo, como el de U. Luz (Mateo, Sígueme, Salamanca) y el que yo mismo acabo de escribir (Mateo, VD, Estella). La sabiduría de los pueblos ha sabido desde antiguo que los grandes poderes reinan en el mundo “sacrificando” de algún modo a los niños.

Como protesta en contra de esa situación, de formas diversas, muchos mitos del Este y del Oeste han anunciado el nacimiento de un niño que será liberador de todos… aunque después los poderes establecidos (de Israel a Roma, de la India a Persia) ha tendido a interpretarlo desde su perspectiva de poder, como si ellos fueran representantes de un poder más alto, de un Niño divino, salvador de los niños.

Lo sorprendente no es que existan paralelos al Nacimiento de Jesús (con persecución, muerte de niños, salvación milagrosa…),sino que ese nacimiento se cuente de forma tan sobria, como protesta radical frente a los reyes sagrados (como Herodes) que reinan matando niños.

Gilgamés
Niño que ha de ser triunfador… (cf. Varrón, Hist., 12, 21.
Los caldeos advierten del riesgo a Sokharos… y echan al niño de una torre para que muera, y les deje tranquilos…los dioses le salvan por medio del Águila y un campesino le educa

Krishna
Su historia se cuenta en la Mahabarata, 56-59; Baghavata Purana, 10, 3
Anuncio de nacimiento de Krisna… que será salvador de todos…
Los poderosos tienen miedo de su nacimiento… y reaccionan queriendo matar a los del clan de Chrisna…. Pero los poderes celestes protegen al niño bueno y en su lugar matan a los los niños falsos.

Ciro
Herodoto I, 107-122; Justino, Epítome, 1, 4
Sueño de Mandane, sueño de Astiages… con interpretación de los magos (Ciro triunfará).
El rey Astiages horrorizado quiere matar al niño, pero unos pastores le salvan

Abrahán
Billerbeck I, 77s
Visión de la estrella que anuncia su nacimiento. Interpretación por sabios y astrólogos. Angustia de Nimrod, el rey malvado, que quiere matar al niño… Los poderes divinos ocultade Abrahán… (pero en su lugar matan a muchos niños) .

Moisés
Éxodo, Josefp, Ant. 2; PsFilón; Tg Ex; ExR; Mekh Ex
Sueño del faraón (Tg Ex 1, 15); sueño de Amrán (Jos); profecía de Miriam (=Apocalipsis).Interpretación por letrados (Josefi) por los magos Jannes/ y Jambres (Tg Ex), por astrólogos (ExR 1, 22).
Sobresalto del faraón.Reacción: matanza de niños.
Salvación: sueño de Amrán; ocultamiento de la cesta en el río. Hija del Faraón.
Sacrificio supletorio: matanza de niños hebreos de Egipto.

Rómulo/Remo
Livio 1, 3-6. Rea embarazada de Marte; sueño de Rea.
Exterminio de los descendientes de Numitor: los niños en el Tíber.
Salvación por la loba.

Augusto
Suetonio, Aug. 94, 3; Dión Casio., 45, 1ss.
Sueño de la madre y del padre (Dión C.); relámpago (Suet.), sueño de Atia (¿nacimiento virginal?).El Astrólogo Nigidio Fígulo interpreta los presagios… Sobresalto del Senado.Reacción: decreto del Senado: no educar a ningún niño (Suetonio).
Salvación: se anula la decisión anterior.

Ap 12
Señales en el cielo. El Dragón quiere matar al niño… pero no lo consigue (Dios salva al niño)
Reacción: el dragón lanza a la mujer a la Tierra.
Salvación: rapto del niño.
Persecución a la mujer en lugar del niño.

2. FIESTA DE LOS MAGOS. JESUS, PROTESTA CONTRA MOLOK/HERODES REY

‒ Mt 2 asume y recrea ese “mito”, afirmando que el Niño Jesús es verdadero Rey… Pues bien, en ese contexto, los magos no son reyes, sino sabios… Representantes de la nueva sabiduría humana que debe reconocer dónde está el rey verdadero, que no es Herodes, sino el Niño.

Herodes, el Rey de los judíos, impuesto por Roma, es un adorador de Molok. Por eso sacrifica a los niños ante el altar de ese Molok, para reinar él, al servicio del imperio, es decir, del poder convertido en divino.

–Situada en ese contexto, la Fiesta del Niño Rey de Belén, adorado por los magos y perseguido por Herodes, tiene un sentido contra-cultural, pues va expresamente en contra Herodes, es decir, de aquellos poderes que gobiernan y se imponen sobre la muerte de los niños, una muerte que no tiene que ser activa, sino que puede ser y es en la mayor parte de los casos puramente de “omisión”… Dejar que las cosas sean así, crear una cultura en la que los niños no son verdadero centro de la Vida, en igualdad….

— Esta fiesta del Niño de Belén es provocadora, pues insiste en el el valor de los de fuera (los extranjeros, que le reconocen..), con su sabiduría y sus “dones” (oro, incienso, mirra…), en contra de todo intento de absolutizar lo propio (como hace Herodes, que es aquí el antagonista de Jesús, con los sacerdotes). Esos magos que vienen de fuera nos descubren el valor originario de los niños, de todos los niños del mundo, que no pueden ser sacrificados a ningún Molok del orden mundial, de la estructura económica etc. etc.

— Es una fiesta de ternura y gran protesta: Ternura hacia los niños, a quienes debemos ofrecer el regalo de nuestra vida (toda nuestra vida hecha regalo de gracia…); protesta en contra de todos los herodes y los sacerdotes que, en el fondo, utilizan a los niños para seguir reinando. Ciertamente, ellos no adoran a Molok como los viejos reyes de Judá, no matan a cuchillo y fuego a sus hijos, para seguir reinando, pero los dejan morir… Leer más…

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5/6.1.17. Nosotros, los mayores… Despertemos al mago que llevamos dentro

Viernes, 6 de enero de 2017
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15826647_713117145532147_7113943088570152725_nDel blog de Xabier Pikaza:

Así quiero empezar esta reflexión de “epifanía”, fiesta del ángel que despierta a los magos dormidos, los tres en una cama.

Ésta es la representación más común de esta fiesta, que aparece desde Georgia hasta Etiopía, desde Inglaterra y Francia (Autun) hasta España (Ávila), a lo largo de la Edad Antigua y Media: El mismo ángel de Dios despierta a tres hombres dormidos en una misma cama… para que vayan a ofrecer su magia y su vida Jesús, el Niño recién nacido.Así lo siguen reproduciendo de forma admirables las Hermanas de la Asunción y de Belén

Esta es la fiesta de la “revelaciòn de Dios”, su manifiestación suprema, en la vida de Jesús, un hombre-niño que nace para “alumbrar” a otros hombres mayores, que siguen dormidos por siglos. Ha sido durante más de mil años la fiesta principal de la Navidad, mejor dicho, la Navidad en sí, como expresión de la Luz de Dios que alumbra a los hombres.

Es una fiesta de ilusión creadora, pues los “reyes” no son reyes, sino buscadores de Dios, hombres atentos a la voz de la estrellas (pero dormidos en una cama, a la vera del camino)… Tampoco son “magos” en sentido vulgar, sino visitanes que vienen de lejos queriendo encontrar (y compartir) la verdad… Ellos nos preguntan. Podemos y debemos responderles.

15780869_713117642198764_2532630524500785562_nEsta es fiesta de los hombres y mujeres ya mayores, que están mal dormidos, y que debemos despertar al conocimiento completo de la venida de Dios, al servicio de la paz de los niños. Los que deben despertar en la noche para recibir el regalo de Dios no son los niños, somos nosotros, los mayores, para buscar al Niño (a los niños), para crear un mundo de paz y comunión para todos ellos.

Es una fiesta que se ha concretado en general en una ilusión de niños la fiesta de la Cabalgata de los Magos de la Paz, que quieren que el Niño Dios viva, que todos los niños vivan y tengan ilusiones y regalos, fantasía y gozo que inunda también a los varones. Pero lo ilusión de los niños es que nosotros seamos como los magos de oriente, que hagamos el camino de la paz para ellos, en un mundo donde los nuevos y viejos herodes siguen matando niños.

Pero a fin de que la fiesta “sea” han de despertar los hombres dormidos, tres o tres mil millones, despertar a la gracia de la vida, que es la gratuidad, el amor gratuito, el compromiso de andar (y andar juntos) todos los caminos, para que haya paz para los niños….

Es la fiesta de los tres (que pueden ser como he dicho tres mil…), que vienen según la tradición de las tres partes del mundo (¿quien ha dicho que hay cuatro parte? ¡La Biblia al principio dijo que eran tres: Un mago del Oriente total/Persia hasta China, otro de Occidente Sur/África, otro del Occidente Norte/Europa, América…

Son ellos, somos nosotros, los tres dormidos, los que tenemos que despertarnos y seguir a la Estrella, y buscar la paz. Pero eso significa que tenemos despertarnos, tenemos que dejar su cama, escuchar la palabra del ángel, ponernos en camino…

Ésta es una fiesta en la que pueden hacerse reflexiones infinitas. Aquí me contentaré con presentar el texto de la Biblia y ofrecer una breve evocación , de tipo erudito, evocando en este fondo la misión de la iglesia , que está llamada a ofrecer a todos los pueblos el don de Dios que es Jesús (el amor de la vida, la vida de amor), desde la tradición del judaísmo, conforme a la visión del evangelio de Mateo. (Sigue tras la imagen de la Iglesia de San Vicente de Avila mi reflexión sobre los magos. Buen día a todos).

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1. Texto de Mateo. Los magos somos nosotros

Esta es la fiesta del Dios que atrae en amor a los hombres, la fiesta de la Epifanía o manifestaciòn de su misterio desde Jerusalén, en el principio del evangelio. Cuando parece que todo está definitivamente cerrado vienen unos Magos para abrir las puertes de la vida. Cuando parece que el cielo está negro, brilla una luz para aquellos que quieren seguir caminando

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: – ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo. La enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: – En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el Profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será pastor de mi pueblo Israel.”

Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que les precisara el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén diciéndoles: – Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.

Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría, entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y, cayendo de rodillas, lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes se marcharon a su tierra por otro camino (Mt 2, 1-12).

La cara de esta fiesta tiene una cruz horrible: Herodes mata a los niños de Belén, asesina a los inocentes para seguir reinando. Pero queda uno, Jesús, que podrá reinar, para que nunca más mueran los niños inocentes. Y que, sobre todo, la certeza iluminada de que los magos somos nosotros, encargados de ofrecer a los niños un mundo donde sea posible la vida, la ilusión de la vida.

2 Debemos hacernos Reyes Magos

Nosotros, los mayores, tenemos que hacer de magos, para decir a los niños que hay estrellas que guían a la Navidad, en la ruta de la vida, que sigue abierta.

1. Nosotros, los mayores, somos los magos que debemos enseñar a los niños que la vida es un don, que el oro del mundo es un regalo, para todos los hombres y mujeres del mundo: que la economía de la tierra está al servicio de la vida y la ilusión de todos, desde China, la India y Persia (tierras de los magos) hasta el extremo del occidente. Que no nos mataremos por oro ni petrolio, sino que lo compariremos, para bien de todos los niños

2. Nosotros, los mayores, tenemos que decir a los niños que la vida es gozo y gloria, es incienso de admiración y de ternura, de intimidad orante y de cercanía. Tenemos que decirles que no buscaremos la gloria del poder, la victoria de la imposición, el incienso de la mentira, sino que buscaremos y compartiremos el incienso del amor que puede celebrarse en intimidad de familia. Les diremos que habrá siempre un perfume a su lado (a nuestro lado), al lado de todos los hombres y mujeres, que podrán comer y gozarse y soñar…

3. Nosotros los magos mayores tendremos que enseñar a los niños que la vida está hecha también de mirra. La mirra es perfume de amor (de enamorados),pero también es bálsamo de muerte (se emplea para honrar a los cadáveres). La mirra es como una flor preciosa que nos puede acompñar en la vida, en el crecimiento de cada día, en la comunión de cada noviazgo, en la tristeza y esperanza de cada despedida… Que cada muerte sea tiempo de amor, esperanza de amor (y no fruto de violencia). Leer más…

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Llegaron ya los Reyes y eran tres… 6 enero, 2017

Viernes, 6 de enero de 2017
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Sí, sí, hemos de ir ambientando esta bellísima fiesta de la Epifanía. En nuestro país es la gran fiesta cristiana de los niños. Noche de sueños, nervios y complicidades. La noche es un tiempo que invitaa las confidencias y a abrir el corazón, por eso invitamos a abrir el alma en esa noche (y todo el día 6, por lo menos) para que pueda caber cualquiera. Esa es la idea de esta fiesta: Dios de tod@s para tod@s.

Os dejamos con este clásico de Ariel Ramírez.

¡Feliz Epifanía! ¡Qué nervios! 😉

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

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Los reyes magos somos nosotros Fiesta de la Epifanía

Viernes, 6 de enero de 2017
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images21Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El autor del primer evangelio (el de Mateo), que probablemente vive en Antioquía de Siria, lleva años viviendo una experiencia muy especial: aunque Jesús fue judío, la mayoría de los judíos no lo aceptan como Mesías, mientras que cada vez es mayor el número de paganos que se incorporan a la comunidad cristiana. Algunos podrían interpretar este extraño hecho de forma puramente humana: los paganos que se convierten son personas piadosas, muy vinculadas a la sinagoga judía, pero no se animan a dar el paso definitivo de la circuncisión; los cristianos, en cambio, no les exigen circuncidarse para incorporarse a la iglesia.

Mateo prefiere interpretar este hecho como una revelación de Dios a los paganos. Para expresarlo, se le ocurre una idea genial: anticipar esa revelación a la infancia de Jesús, usando un relato que no debemos interpretar históricamente, sino como el primer cuento de Navidad. Un cuento precioso y de gran hondura teológica. Y que nadie se escandalice de esto. Las parábolas del hijo pródigo y del buen samaritano son también cuentecitos, pero han cambiado más vidas que infinidad de historias reales.

La estrella

Los antiguos estaban convencidos de que el nacimiento de un gran personaje, o un cambio importante en el mundo, era anunciado por la aparición de una estrella. Orígenes escribía en el siglo III:

“Se ha podido observar que en los grandes acontecimientos y en los grandes cambios que han ocurrido sobre la tierra siempre han aparecido astros de este tipo que presagiaban revoluciones en el imperio, guerras u otros accidentes capaces de trastornar el mundo. Yo mismo he podido leer en el Tratado de los Cometas, del estoico Queremón, que han aparecido a veces en vísperas de algún aconteci­miento favorable; de lo que nos proporciona numerosos ejemplos” (Contra Celso I, 58ss).

Sin necesidad de recurrir a lo que pensasen otros pueblos, la Biblia anuncia que saldrá la estrella de Jacob como símbolo de su poder (Nm 24,17). Este pasaje era relacionado con la aparición del Mesías.

El bueno: los magos

De acuerdo con lo anterior, nadie en Israel se habría extrañado de que una estrella anunciase el nacimiento del Mesías. La originalidad de Mt radica en que la estrella que anuncia el nacimiento del Mesías se deja ver lejos de Judá. Pero la gente normal no se pasa las noches mirando al cielo, ni entiende mucho de astronomía. ¿Quién podrá distinguirla? Unos astrónomos de la época, los magos de oriente.

La palabra “mago” se aplicaba en el siglo I a personajes muy distin­tos: a los sacerdotes persas, a quienes tenían poderes sobrenaturales, a propagandis­tas de religiones nuevas, y a charlatanes. En nuestro texto se refiere a astrólogos de oriente, con conocimientos profundos de la historia judía. No son reyes. Este dato pertenece a la leyenda posterior, como luego veremos.

El malo: Herodes, los sumos sacerdotes y los escribas

La narración, muy sencilla, es una auténtica joya literaria. El arran­que, para un lector judío, resulta dramático. “Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes”. Cuando Mt escribe su evangelio han pasado ya unos ochenta años desde la muerte de este rey. Pero sigue vivo en el recuerdo de los judíos por sus construcciones, su miedo y su crueldad. Es un caso patológico de apego al poder y miedo a perderlo, que le llevó incluso a asesi­nar a sus hijos y a su esposa Mariamme. Si se entera del nacimiento de Jesús, ¿cómo reaccionará ante este competidor? Si se entera, lo mata.

Un cortocircuito providencial

Y se va a enterar de la manera más inesperada, no por delación de la policía secreta, sino por unos personajes inocentes. Mt escribe con asombrosa habili­dad narrativa. No nos presenta a los magos cuando están en Oriente, observando el cielo y las estre­llas. Omite su descubrimiento y su largo viaje.

La estrella podría haberlos guiado directamente a Belén, pero entonces no se advertiría el contraste entre los magos y las autoridades políticas y religiosas judías. La solución es fácil. La estrella desaparece en el momento más inoportuno, cuando sólo faltan nueve kilómetros para llegar, y los magos se ven obligados a entrar en Jerusalén.

Nada más llegar formulan, con toda ingenuidad, la pregunta más compromete­do­ra: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella y venimos a adorarlo”. Una bomba para Herodes.

El contraste

Y así nace la escena central, importantísima para Mt: el sobresalto de Herodes y la consulta a sacerdotes y escribas. La respuesta es inmediata: “En Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas”. Herodes informa a los magos y éstos parten. Pero van solos. Esto es lo que Mt quiere subrayar. Entre las autori­dades políticas y religiosas judías nadie se preocupa por rendir homenaje a Jesús. Conocen la Biblia, saben las respuestas a todos los proble­mas divinos, pero carecen de fe. Mientras los magos han realizado un largo e incómodo viaje, ellos son incapa­ces de dar un paseo de nueve kilómetros. El Mesías es rechazado desde el principio por su propio pueblo, anunciando lo que ocurrirá años más tarde.

Los magos no se extrañan ni desaniman. Emprenden el camino, y la reapari­ción de la estrella los llena de alegría. Llegan a la casa, rinden homenaje y ofrecen sus dones. Estos regalos se han interpretado desde antiguo de manera simbólica: realeza (oro), divinidad (incienso), sepultura (mirra). Es probable que Mt piense sólo en ofrendas de gran valor dentro del antiguo Oriente. Un sueño impide que caigan en la trampa de Herodes.

Los Reyes magos no son los padres, somos nosotros

A alguno quizá le resulte una interpretación muy racionalista del episodio y puede sentirse como el niño que se entera de que los reyes magos no existen. Podemos sentir pena, pero hay que aceptar la realidad. De todos modos, quien lo desee puede interpretar el relato históricamente, con la condición de que no pierda de vista el sentido teológico de Mt. Desde el primer momento, el Mesías fue rechazado por gran parte de su pueblo y aceptado por los paganos. La comunidad no debe extrañarse de que las autoridades judías la sigan rechazando, mientras los paganos se convierten.

La mitificación de la estrella

La estrella ha atraído siempre la atención, y sigue ocupando un puesto capital en nuestros naci­mientos. Mt, al principio, la presenta de forma muy sencilla, cuando los magos afirman: “hemos visto salir su estrella”. Sin embargo, ya en el siglo II, el Protoevangelio de Santiago la aumenta de tamaño y de capacidad lumínica: “Hemos visto la estrella de un resplandor tan vivo en medio de todos los astros que eclipsaba a todos hasta el punto de dejarlos invisibles”. Y el Libro armenio de la infancia dice que acompañó a los magos durante los nueve meses del viaje.

En tiempos modernos incluso se ha intentado explicarla por la conjunción de dos astros (Júpiter y Saturno, ocurrida tres veces en 7/6 a.C.), o la aparición de un cometa (detectado por los astrónomos chinos en 5/4 a.C.). Esto es absurdo e ingenuo. Basta advertir lo que hace la estrella. Se deja ver en oriente, y reaparece a la salida de Jerusalén hasta pararse encima de donde está el niño. Puesta a guiarlos, ¿por qué no lo hace todo el camino, como dice el Libro armenio de la infancia? ¿Y cómo va a pararse una estre­lla encima de una cuna? Para Dios «nada hay imposible», pero dentro de ciertos límites.

El número y nombre de los magos

En el Libro armenio de la infancia (de finales del siglo IV) se dice: “Al punto, un ángel del Señor se fue apresurada­mente al país de los persas a avisar a los reyes magos para que fueran a adorar al niño recién nacido. Y éstos, después de haber sido guiados por una estrella durante nueve meses, llegaron a su destino en el momento en que la Virgen daba a luz… Y los reyes magos eran tres hermanos: el primero Melkon (Melchor), que reinó sobre los persas; el segundo, Baltasar, que reinó sobre los indios, y el tercero, Gaspar, que tuvo en posesión los países de los árabes”. Para Mt, el dato esencial es que no son judíos, sino extranjeros.

            Según Justino proceden de Arabia. Luego se impone Persia. En cuanto al número, la iglesia siria habla de doce.

El contraste entre la primera lectura y el evangelio

La liturgia parece ver en el relato de los magos el cumplimiento de lo anunciado en el libro de Isaías (Is 60,1-6).

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;

la gloria del Señor amanece sobre ti!

Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos,

pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti.

Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.

Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti;

tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.

Entonces lo verás, radiante de alegría;

tu corazón se asombrará, se ensanchará,

cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar

y te traigan las riquezas de los pueblos.

Te inundará una multitud de camellos,

de dromedarios de Madián y de Efá.

Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro,

y proclamando las alabanzas del Señor.

            Sin embargo, la relación es de contraste. En Isaías, la protagonista es Jerusalén, la gloria de Dios resplandece sobre ella y los pueblos paganos le traen a sus hijos, los judíos desterrados, la inundan con sus riquezas, su incienso y su oro. En el evangelio, Jerusalén no es la protagonista; la gloria de Dios, el Mesías, se revela en Belén, y es a ella adonde terminan encaminándose los magos. Jerusalén es simple lugar de paso, y lugar de residencia de la oposición al Mesías: de Herodes, que desea matarlo, y de los escribas y sacerdotes, que se desinteresan de él.

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Dios se está manifestando siempre y a todos.

Viernes, 6 de enero de 2017
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vendran_orienteMt 2, 1-12

Epifanía (epifaneia) significa manifestaciones. En el origen significó la primera luz que aparece en el horizonte antes de salir el sol. Esa luz se tomó como símbolo de la iluminación espiritual en todas las religiones; por eso la luz viene siempre de oriente. Toda manifestación de Dios tiene que ser universal. Dios no puede tener ni privilegios ni exclusivismos. No estamos celebrando la fecha de un acontecimiento. Sino la realidad de lo que es Dios y la inmensa alegría de poder descubrirle. La inmensa mayoría de los fieles siguen pensando en una historia real. Es una narración fantástica que ni siquiera es original del cristianismo. En otras muchas culturas se habla de estrella que anuncia el nacimiento de un gran hombre; de tiranos que persiguen a un niño que va a ser un salvador para su pueblo; de inocentes que mueren para salvar al escogido; etc., etc.

La Natividad de Jesús se celebró el 6 de Enero en toda la Iglesia durante varios siglos. Más tarde en Occidente se comenzó a celebrar el 25 de Diciembre, para suplantar la fiesta pagana del sol. En Oriente se sigue celebrando la Navidad el día 6 de Enero. Al celebrarse en occidente la Natividad de Jesús el 25 de Diciembre, se reservó la fecha del 6 de Enero para celebrar las Epifanías, que incluían el Bautismo del Señor y las Bodas de Caná.

Dejemos bien claro, desde el principio, que cuando nació Jesús no pasó absolutamente nada fuera de lo normal. Todo el relato se desarrolla en un lenguaje específicamente mateano. Se trata de dejar claro que los de cerca rechazan de plano a Jesús por lo que significa, y los de lejos lo buscan y lo aceptan como lo que es.

A través de los siglos se ha ido adornando el relato con afirmaciones que no están en el texto, pero que hoy todo el mundo cree a pies juntillas. El relato ni dice que eran tres. Mucho menos sus nombres. Ni dice que eran reyes. Ni “Mago” tiene, para nada, el significado que hoy damos a la palabra mago. En su origen el termino magoi significaba un miembro de la casta sacerdotal persa. Más tarde designó a otros representantes de la teología, de la filosofía y de la astronomía. Según el texto, los “magos” son unos paganos que orientados por signos extraordinarios que solo ellos saben interpretar, llegan a descubrir a Jesús. Mt nos está advierte de la llamada a todos los hombres a descubrirle.

Los intentos que se han hecho a través de la historia de explicar la posibilidad de un fenómeno celeste que explicara la estrella, no merecen mayor comentario. Ni cometa ni estrella ni conjunción de astros, porque se trata de un relato simbólico. Una estrella no puede pararse “encima de donde estaba el niño”. Pero desde el punto de vista teológico, sí es relevante que el signo de la presencia de Dios se detenga en el lugar donde se encuentra Jesús: nos está recordando que al que busca de verdad, Dios lo guía y terminará encontrando lo que busca con ahínco.

También queda la historia fuera de toda lógica cuando nos dice que se sobresaltó toda Jerusalén con Herodes. Herodes era odiado por todos los judíos. El anuncio de un rey distinto, sólo podía provocar alegría entre los habitantes de Jerusalén. Pero Mt está pensando en la Jerusalén que dio muerte a Jesús. Para Mt el rechazo de los judíos no es cosa del último momento, sino constante y anterior a cualquier manifestación de Jesús. A pesar de la estrategia de Herodes para deshacerse del Niño, Dios está allí para salvarlo. Tanto la intervención de Dios por medio de la estrella y de los sueños, como la derrota de Herodes a pesar de su maldad, están hablando de la experiencia de la comunidad de Mt.

Si analizamos en profundidad nuestra actitud ante el Niño, resulta que el miedo de Herodes y de los jefes judíos, es también nuestro miedo. El reinado de Dios es una amenaza para nuestro egoísmo. Cuántas veces en nuestra vida hemos dicho: esto no lo creo, cuando queríamos decir: esto no me gusta. Estaríamos dispuestos a adorar a un Dios que potenciara nuestras seguridades y nuestro poder. Un Dios que reine sin hacernos reinar a nosotros, no nos interesa. Como los magos salen de su tierra para buscar, nosotros tenemos que salir de nuestro “ego”, de nuestras seguridades terrenas para buscarle. Sin esa actitud, aunque haya nacido el Niño, aunque aparezca la estrella, el encuentro no se producirá.

Los letrados lo saben todo sobre el Mesías, pero, instalados en sus privilegios religiosos y sociales, no mueven un dedo para comprobar. Están muy a gusto con lo que tienen. Se quedan con su conocimiento y sus libros. El mensaje de este relato puede advertirnos a nosotros que el amor a la verdad crea nómadas, no instalados satisfechos. Cuantas veces, los cristianos nos hemos conformado con marcar a los demás la dirección sin mover un dedo para acompañarles. Esta diferente actitud de los magos, nos tiene que hacer pensar. Los paganos adoran al Niño, los judíos intentan matarlo. Los paganos reconocen la Niño, los judíos no lo reconocen. Son tesis propias del evangelio de Mt.

El hecho de que en un momento determinado, los magos pregunten a Herodes y éste pregunte a su vez a los que conocen las Escrituras es muy interesante. Las Escrituras pueden servir de pauta, pueden indicarnos el camino a seguir cuando atravesamos lugares o tiempos sin estrella. Pero el valor de la Escritura depende de la actitud del que las estudia. A la Biblia hay que acercarse sin prejuicios; no para buscar argumentos a favor de lo que ya creemos, sino abiertos a lo que nos va a decir, aunque sea distinto a lo que yo espero. Ante millones de estrellas que brillan en el firmamento, lo magos descubren la de Jesús. Ante las miles de estrellas que llaman la atención en nuestro mundo, nosotros tenemos que descubrir la nuestra.

El hombre tiene que dejarse iluminar por su estrella, pero también debe ser guía para los demás. No se trata de “convertir” a nadie. Nuestra obligación es hacer ver a los demás el Dios de Jesús, manifestando con nuestra vida su cercanía. Hacemos presente lo que es Dios, siempre que salimos de nosotros mismos y vamos en ayuda de los demás. No debemos presentarnos como poseedores de al verdad, sino como compañeros en la búsqueda. El verdadero creyente será siempre un buscador de la verdad, no su guardián. Fijaros lo que tiene que cambiar la actitud de los cristianos, sobre todo la de sus jefes.

Esta celebración nos lanza más allá del marco de una iglesia, “fuera de la cual no hay salvación”. Dios se manifiesta siempre a todos los pueblos de todas las épocas. Todos los hombres están a la misma distancia de Dios. En el momento que nos sentimos privilegiados, hemos hecho polvo el mensaje de esta fiesta. Todos recibimos todo de Dios y todos tenemos la obligación de aprender de los demás y enseñar a los demás. Todos tenemos la obligación de encender una luz, en lugar de maldecir de las tinieblas. No podemos seguir mirándonos al ombligo con autocomplacencia sin límites.

El Reino de Dios no se limita a los contornos de una Iglesia. El amor, la entrega, la capacidad de salir de sí e ir al otro, son posibilidades que abarcan a todos los hombres. Lo que celebramos hoy es la apertura de Dios a todos los hombres, no el sometimiento de todos a la disciplina de una Iglesia. Allí donde haya un hombre que crece en humanidad, amando a los demás, allí se está manifestando Dios. No podemos entender la apertura a los gentiles como propuesta para que se conviertan a nuestra religión. Lo importante es potenciar lo que hay de cristiano en cada hombre, aunque no conozca a Jesús.

Meditación-contemplación

¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?
Nunca sabremos a ciencia cierta donde está,
Porque Dios está siempre revelándose y siempre ocultándose.
En cuanto dejo de buscarlo, desaparece.
…………………

Dios no es un ser concreto que puedo buscar con un candil.
Está en todas las cosas, pero no soy capaz de descubrirlo.
Está dentro de mí, formando parte de mi propio ser.
Si encuentro mi verdadero ser, ya lo he encontrado a Él.
……………………….

La puerta que te llevará a tu centro, se abrirá sola.
Pero tienes que dejar de buscarle en ninguna otra parte.
Céntrate y concéntrate una y mil veces.
Sin saber como, irá apareciendo la luz, en lo más íntimo de ti.
………………………………

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Sueña…, Dios amanece sobre ti.

Viernes, 6 de enero de 2017
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magos-segun-cortesEn tiempos tan recios como los que vivimos, estamos falt@s de esperanza y sobre todo necesitamos poder volver a creer en la bondad del ser humano. Las guerras, la injusticia, el egoísmo… no son tópicos, son realidades que golpean con fuerza y muchas veces destruyen las vidas de los más débiles. Realidades, que con frecuencia nos hacen sentir impotentes, erosionan nuestra fe en el futuro y nos llevan a pensar que es imposible mejorar el mundo que nos rodea. Sin embargo, las lecturas de hoy nos recuerdan que Dios sigue ahí apostando por el ser humano, que amanece sobre nosotr@s y nos invita junto a él a seguir soñando caminos nuevos de paz, inclusión y vida en nuestro amenazado mundo…

En los textos de este día de la de epifanía aparecen varias ideas que nos pueden ayudar a que nuestra fe se renueve encarnada en la confianza y la esperanza. La primera comienza recordándonosla el II Isaías, a través de un bello poema cargado de esperanza. El profeta recuerda al pueblo, todavía en el exilio en Babilonia, que Dios está amaneciendo sobre él, visualizando así, una bella imagen del alba en la que, casi sin darnos cuenta, poco a poco la luz va rompiendo la oscuridad, dejando que la claridad llene de colores la tierra y se disipen los miedos, la incertidumbre y nos despertemos a la vida.

Dios es ese amanecer nos invita a ponernos en camino con la certeza honda de que El actúa en nosotr@s como un amanecer, que la niebla de la precariedad humana nunca podrá ocultar.  Dios amanece y la esperanza se hace luz en nuestra historia.

Para el autor de la carta a los efesios, ese amanecer, se hace realidad en la historia de su comunidad. La Buena Noticia de Jesús es que Dios ofrece su salvación a todos los seres humanos, porque El amanece para tod@s, rompiendo las fronteras étnicas, religiosas, de género o de estatus… hermanando así nuestras vidas.

Dios cumple sus promesas de liberación y nos invita a construir espacios nuevos de encuentro y fiesta, de cercanía y hospitalidad.

La buena noticia de Jesús llena de calidez nuestro corazón y de solidaridad nuestras vidas.

El relato de Mateo, más allá de su historicidad, narra una experiencia personal y comunitaria de cómo está configurado sus vidas el seguimiento de Jesús. A través de un género literario, el midrash, típicamente judío, construye un episodio de la infancia de Jesús en el que busca transmitir los fundamentos de su fe y su horizonte de esperanza.

La comunidad de Mateo, a la que pertenecen judíos y no judíos, se siente continuamente confrontada por el rechazo que experimenta por parte de la comunidad judía vecina. Su fe en Jesús les ha hecho entender las Escrituras judías de una forma diferente, una forma que para muchos miembros de la sinagoga es escandalosa. El autor el evangelio intenta ofrecerles un relato de la vida de Jesús que les ayude a dialogar con sus hermanos judíos, de modo que puedan presentarles su fe en Jesús como mesías a partir de los textos que sostienen también la esperanza de Israel.

El midrash, es un recurso de la literatura judía para profundizar en los significados de la Escritura a través de la recreación narrativa. Mateo escoge diversos relatos del Antiguo Testamento desde los que puede explicar quién es Jesús y a partir de ellos construir un midrash sobre su nacimiento.

Los recuerdos sobre la infancia de Jesús que circulaban por las primeras comunidades eran muy pocos porque, en la trasmisión de la memoria de Jesús, se habían priorizado los recuerdos de sus años de misión y de la Pascua, que era lo que tenía fuerza para el kerigma. En su relato de la infancia Mateo combina esos pocos recuerdos con los relatos del Antiguo Testamento posibilitando una nueva narración que fortalezca el anuncio de la fe de sus destinatarios y destinatarias.

En la narración de la adoración de los magos, Belén se configura como el lugar en que Jesús se presenta como el Mesías enviado a Israel (Miq 5, 1-3; 2 Sam 5,2), pero también es el destino de unos paganos, presentado como sabios de Oriente, que han visto una estrella (Nm 24,17), que anuncia el nacimiento del rey de Israel y quieren adorarlo. Todos los personajes que están o llegan a Belén muestra actitudes de confianza y acogida hacia el recién nacido. Las referencias a la Escritura judía muestran como este niño cumple lo que se había dicho sobre el Mesías en ella. Jerusalén, el otro lugar que aparece en la historia, representa la oscuridad y la desconfianza. En ella está Herodes, que se asusta al conocer la información de los sabios y utiliza todos sus recursos para deshacerse de Jesús y evitar que se propague la noticia de su nacimiento.

Los sabios de Oriente, que ven la estrella, se ponen en camino atentos a las señales que los han de guiar. Los representantes del pueblo judío, sin embargo, conociendo las Escrituras, no son capaces de descubrir en ellas a Jesús y no solo no se ponen en camino, sino que el miedo a perder su estatus les hace actuar con engaño y maldad.

Mateo jugando con esos contrastes, invita a su comunidad a mirarse en aquellos sabios que se dejaron guiar por la estrella, acogiendo los pequeños signos de la historia. Como ellos, l@s seguidor@s de Jesús, a los que escribe Mateo, están llamados a dejarse guiar por la luz que su fe en Jesús irradia en sus vidas, como ellos han de seguir profundizando en las Escrituras para afianzar e iluminar su fe.

Amanece en Belén y Dios se encarna en la debilidad humana para que nadie quede fuera de su mirada amorosa. Amanece en Belén y Dios nos invita a dejar soñar nuestro corazón para que él nos guíe, como a los sabios, por caminos alternativos capaces de construir un mundo nuevo, sin llanto ni dolor. Un mundo que ha de ser la utopía que guie nuestro caminar diario, de pequeños pasos y gestos sencillos… porque como decía Eduardo Galeano:

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”

Hoy día de la Epifanía estamos invitadas e invitados a soñar, a intuir nuevos caminos, nuevas sendas de inclusión, de hospitalidad, de acogida de ternura y solidaridad…a soñar porque Dios amanece en nuestras vidas.

Carmen Soto Varela, ssj

Fuente Fe Adulta

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Epifanía, un camino iniciático. La vida como peregrinación

Viernes, 8 de enero de 2016
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10891437_384157861761412_7447576746602788487_nDel blog de Xabier Pikaza:

Se han hecho y se siguen haciendo otras peregrinaciones famosas (las que llevan a la Meca o Santiago de Compostela, Roma o Benarés…),

pero en verdad, según el evangelio, la primera y más importante de todas, es la de estos Magos que van hacia Jesús guiados por el canto y la llamada de su Estella (la Estrella de Dios, la Estrella de cada uno).

Este es la Gran Peregrinación que habían prometido los profetas (por ejemplo en Isaías cap. 2 y cap. 60), como un camino que lleva hacia la Nueva Jerusalén de la Paz y de la vida. Pero, según el evangelio de Mateo, esa Peregrinación de la Luz no lleva a Jerusalén (ciudad dominada por el mal Rey Herodes), sino a Belén, que es la Casa del Pan, la Casa de la Luna que alumbra a los humanos en la noche…

Ésta es tu peregrinación, tu misma vida, entendida como camino iniciático de descubrimiento de la verdad (de tu propia verdad, del valor divino de tu vida). Repito este motivo:

imagesLa Epifanía es la gran Fiesta Iniciática del “descubrimiento de la propia luz”, es decir, de la Luz del Dios de Jesús en nuestra propia vida. Peregrinos somos, pero no en guerras de estrellas (star-wars) como quieren y dicen algunos con mucha propaganda y quizá menos profundidad (sobre todo la num. 7), sino en un camino mesiánico que lleva al oro, el incienso y mirra de Belén, que es el signo de la verdad de la vida.

Buen día todos. FELICIDADES A LOS NIÑOS.

Una peregrinación que sigue abierta

Epifanía es la fiesta de la “estrella de Dios”, que ilumina el camino de los hombres. Por eso no hay que preguntar a los astrónomos, pidiéndoles que estudien cuándo pudo haber aparecido por aquellos días una “estrella nueva” o algún tipo de asteroide, como el que parece evocarse en la historia de los magos (cf. Mt 2, 9-10).

La luz que aquí importa es la tuya, es decir, la de Dios, que ilumina el camino de tu vida, que lleva hacia Jesús y con Jesús te lleva al Reino de Dios, que es la plenitud de tu propia vida. Esta es la Luz que alumbra a todo hombre, como dice el Evangelio de Juan, la luz de Dios que llevamos cada uno en nuestro corazón.

Por eso, en el sentido más profundo somos Phos-Phoros (Phos-Phorontes), portadores de luz, lámparas de Dios en el universo, cada uno una estrella de Dios, en el inmenso mar de las constelaciones. Somos luz de Dios, porque Dios es nuestra luz, la lámpara de siete luces que es única luz de verdad (Menora) en nuestra existencia.

‒ La Estrella de los magos es el mismo Jesús, cuya luz a brotado en Belén, para alumbrar desde allí a todos los hombres. Por eso, los magos del relato de Mateo 2 eran y son buenos (necesaios), si es que ayudan a descubrir la luz, pero una vez que encontramos a Jesús y le tenemos con nosotros, nosotros mismos somos luz, somos Cristo, hecho epifanía de Dios en la tierra. Nosotros somos los magos, miles, millones de hombres y mujeres de luz, estrellas de Dios en el Universo del Cristo.

‒ El regalo de los magos (oro, incienso, mirra) es nuestra propia vida, hecha don de Dios para nosotros mismos y para los demás … Somos oro, el valor más grande, pero no en forma de capital monetario para comprar y vender, sino como belleza de la vida que se regala y comparte… Somos incienso, el mejor de todos los olores de la navidad, el perfume más precioso… Somos mirra, ungüento de amor, como el que empleaban los novios, ungüento de vida con el que se despide a los muertos esperando la resurrección. Nuestra misma vida es un regalo, que venimos a ofrecer a Dios, es decir, a los demás, en el transcurso de la noche luminosa de nuestra vida, dirigida hacia Jesús.

‒ Los magos son signo de la gran misión pagana, es decir, de la misión del evangelio que se abre como don a todos los pueblos y culturas de la tierra, no para conquistar a nadie, no para destruir otras culturas, sino para ofrecer a todos los pueblos una experiencia de gratuidad. Por eso, desde antiguo, los tres magos representan los tres continentes entonces conocidos de la tierra: Asia, África y Europa. Por eso, ahora que los continentes son/somos cinco debería haber cinco magos, como signo de todas la tierras y culturas abiertas a la gracia de Dios.

‒ Tú mismo eses el “mago”, hombre o mujer que busca a Dios, en gratuidad, en reverencia, en constante sorpresa… Por eso, desde la Edad Media los Magos aparecen como signo de reverencia amorosa, en el camino iniciático que hemos de llevar, cada uno de nosotros, hacia el encuentro de nuestra propia verdad. Estamos en camino hacia Jesús, es decir, hacia Dios, es decir, hacia nosotros mismos… Buscamos nuestra verdad, buscando a Cristo, la verdad interna del gozo y amor, del sentido de la vida, en un mundo en que la mayoría sólo parecen buscar cosas externas, alejándose de sí mismos.

‒ En un mundo de pobreza, como portador de la riqueza de Dios, del amor hecho regalo… Sólo podrás encontrar tu verdad en Jesús si la encuentras en Belén, es decir, en aquel no ha sido recibido en la ciudad, entre los extranjeros y proscritos (evangelio de Lucas); sólo le encontrarás, sólo te encontrarás, cuando sepas unirte a los perseguidos, a los niños que son manipulados (como Jesús, perseguido por Herodes).

‒ Una Epifanía política, una Epifanía religiosa. En el centro del relato de los magos está la oposición del Rey Malo (Herodes) que mata a los niños y a todos los inocentes para reinar él (en exclusiva) y los cientos y miles y millones de “magos” que, a pesar de todo (a pesar de Herodes) siguen buscando la verdad de Dios en los niños y en los perseguidos. Por eso los Magos son “reyes”, pero reyes de un modo distinto: Por la realeza del corazón, por el misterio de la vida (la luz en la noche), por la peregrinación hacia la verdad que ellos encuentran en Belén.

‒ Conclusión. Epifanía no es sólo hoy, epifanía es siempre, es tu vida. Frente al Rey Herodes y frente a todos los Reyes y Sacerdotes del poder establecido que sólo buscan el dominio sobre los demás (que son capaces de matar, porque no tienen riqueza alguna) emergen en esta historia de Mateo 2 los hombres magos… que realizan el camino iniciático que lleva a la verdad de su propia vida, la verdad del Dios de los pobres, la verdad de Belén.

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Fiesta de la Epifanía del Señor. 6 de enero de 2016

Miércoles, 6 de enero de 2016
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Leído en Koinonia:

EPIFANIA6

Isaías 60, 1-6

La gloria del Señor amanece sobre ti

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.

Salmo responsorial: 71

Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes:
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R.

Que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributos;
que los reyes de Sabá y de Arabia
le ofrezcan sus dones,
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan. R.

Porque él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.

Efesios 3, 2-6

Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos

Hermanos: Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Mateo 2, 1-12

Venimos de Oriente para dorar al Rey

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:

“¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo”.

Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron:

– “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel””.

Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:

– “Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo”.

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

***

 La época en que se escribe esta parte del libro del profeta Isaías (Tercer Isaías) corresponde a la restauración, es decir, al regreso a Jerusalén de los exiliados en Babilonia, regreso a la gran ciudad de Dios. Cuando este grupo de exiliados llegó a Israel encontró sus ciudades destruidas, sus campos abandonados o apropiados por otras familias, las murallas derruidas y el templo, el lugar donde Yahvé habitaba, incendiado. Esta dramática realidad los desanimó completamente, centrando sus esperanzas y sus motivaciones únicamente en la reconstrucción de sus viviendas y sus campos, dejando de lado la restauración del templo y, con ello, la confianza en la venida gloriosa de Yahvé, quien traería para Israel la salvación plena en la misma historia. Isaías anima la fe de su pueblo, los invita a poner nuevamente su fe y su corazón en la fuerza salvífica de Yahvé, quien traerá la paz y la justicia a su pueblo, por ello Jerusalén será una ciudad radiante, llena de luz, en donde la presencia de Dios como rey hará de ella una nación grande, ante cuya presencia se postrarán todos los pueblos de la tierra. El profeta manifiesta con esta gran revelación que Dios es quien dará inicio a una nueva época para Israel, una época donde reinará la luz de Dios y serán destruidas todas las fuerzas del mal, pues Dios se hace presente en Israel y ya más nadie podrá hacerle daño.

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“Relato desconcertante”. Epifanía del Señor – C (Mateo 2,1-12) 06 de enero 2016

Miércoles, 6 de enero de 2016
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9_Epifanía-del-Señor_C-283x300Ante Jesús se pueden adoptar actitudes muy diferentes. El relato de los magos nos habla de la reacción de tres grupos de personas. Unos paganos que lo buscan, guiados por la pequeña luz de una estrella. Los representantes de la religión del Templo, que permanecen indiferentes. El poderoso rey Herodes que solo ve en él un peligro.

Los magos no pertenecen al pueblo elegido. No conocen al Dios vivo de Israel. Nada sabemos de su religión ni de su pueblo de origen. Solo que viven atentos al misterio que se encierra en el cosmos. Su corazón busca verdad.

En algún momento creen ver una pequeña luz que apunta hacia un Salvador. Necesitan saber quién es y dónde está. Rápidamente se ponen en camino. No conocen el itinerario preciso que han de seguir, pero en su interior arde la esperanza de encontrar una Luz para el mundo.

Su llegada a la ciudad santa de Jerusalén provoca el sobresalto general. Convocado por Herodes, se reúne el gran Consejo de «los sumos sacerdotes y los escribas del pueblo». Su actuación es decepcionante. Son los guardianes de la verdadera religión, pero no buscan la verdad. Representan al Dios del Templo, pero viven sordos a su llamada.

Su seguridad religiosa los ciega. Conocen dónde ha de nacer el Mesías, pero ninguno de ellos se acercará a Belén. Se dedican a dar culto a Dios, pero no sospechan que su misterio es más grande que todas las religiones, y tiene sus caminos para encontrarse con todos sus hijos e hijas. Nunca reconocerán a Jesús.

El rey Herodes, poderoso y brutal, solo ve en Jesús una amenaza para su poder y su crueldad. Hará todo lo posible para eliminarlo. Desde el poder opresor solo se puede «crucificar» a quien trae liberación.

Mientras tanto, los magos prosiguen su búsqueda. No caen de rodillas ante Herodes: no encuentran en él nada digno de adoración. No entran en el Templo grandioso de Jerusalén: tienen prohibido el acceso. La pequeña luz de la estrella los atrae hacia el pequeño pueblo de Belén, lejos de todo centro de poder.

Al llegar, lo único que ven es al «niño con María, su madre». Nada más. Un niño sin esplendor ni poder alguno. Una vida frágil que necesita el cuidado de una madre. Es suficiente para despertar en los magos la adoración.

El relato es desconcertante. A este Dios, escondido en la fragilidad humana, no lo encuentran los que viven instalados en el poder o encerrados en la seguridad religiosa. Se les revela a quienes, guiados por pequeñas luces, buscan incansablemente una esperanza para el ser humano en la ternura y la pobreza de la vida.

José Antonio Pagola

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Cuando los Magos se hicieron Reyes. Una historia viva

Miércoles, 6 de enero de 2016
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vendran_orienteDel blog de Xabier Pikaza:

Mañana a la noche salen a la calle, en procesión o cabalgata, los magos que fueron antaño a postrarse ante Jesús, según el evangelio. Pero la “escena ha cambiado mucho”; los magos se han hecho Reyes, y en general ya no buscan a Jesús, sino que que representan el gozo de la fiesta de la vida, que se abre con ilusión para los niños.

Para muchos sigue siendo (en España y en otros países del mundo católico) la fiesta más importante del año. Es la fiesta de la fantasía, día de gran gozo de los niños, y así sobrevive con los camellos y la arena del desierto (y sobre todo con los regalos, que son para Jesús, que son para los niños…), a pesar del reno y la nieve que vienen con el Papa Noêl del Norte…

La llegada de los Magos está vinculada con el oriente y el desierto, con estrella en la noche, y la luz de la vida que lleva hacia el niño que nace, para llevarle regalos y enriquecer su vida con la Magia de la Vida más alta que nos envuelve y sobrepasa.

Pero, en los últimos tiempos (y en especial este año) han surgido por doquier voces de crítica y de crisis, con de replanteamiento de la fiesta, no sólo porque ha tomado más fuerza la Navidad del Papa Noêl, sino otras razones:

1. Es fiesta de magos, no de reyes…. La Biblia no habla de Reyes (con el simbolismo de ese nombre), sino de magos, es decir, de sabios que buscan a Jesús (rey bueno), en contra de Herodes (rey malo). Estos magos no sabios que se ocupan de Dios (del sentido del mundo), leyendo su camino en las estrellas. Quiero insistir en ello: El único que cuenta esta historia (que es verdadera en el sentido más profundo del término) es Mateo 2, y no habla de Reyes, sino de Magos, es decir, de sabios-astrónomos-videntes (¡grandes maestros!) que buscaron a Jesús alumbrados por su estrella.

2. ¿Abandonar el nombre de Reyes? El primero que pensó que estos magos podían ser reyes fue Cesáreo de Arlés (en el siglo VI, en la actual Francia), pero sólo en el siglo XII los magos se volvieron básicamente reyes, personajes poderosos, que mantienen el orden de la tierra (aunque nunca pierden su rasgo de magos). Esa visión de los magos como reyes triunfó en tiempo de las cruzadas, cuando Barbarroja, el gran cruzado alemán, llevó los pretendidos “restos” de los magos (que habían sido traídos de Oriente) desde Milán a Colonia. Pienso que ha llegado el tiempo de retornar al evangelio, recreando el sentido de la fiesta, con magos, no con reyes, pues de lo contrario la fiesta cristiana se nos pierde.

3. He visto estos días en la prensa varios estudios de astronomía-astrología, queriendo demostrar que en tiempo de Jesús hubo una supernova, un planeta errante que se hacer a la tierra… o una conjunción de Marte con Jupiter… Todo el tema de la fiesta y de la estrella de los magos debería resolverse pues astronómicamente. Algo he debido estudiar sobre el tema, evocando los trabajos de Kepler y Newton (¡sabios grandes, si los hay!). Pero el sentido de esta fiesta no está en los astros exteriores, sino en la estrella interior que guía nuestra vida hacia la Verdad de Dios (hacia el Dios de Jesús).
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4. El tema acaba siendo de política social. En mi niñez no había entre nosotros más cultura (permitida) que la cristiana, ni más fiestas que las de la Iglesia…Pero con el paso de los años las “procesiones/cabalgatas” de Reyes se han independizado del evangelio y de la iglesia, y es normal que pongan una o tres “magas” en vez de reyes… O que llamen a las magas con los nombres de la Rev. Francesa: Igualdad, Libertad, Fraternidad… La procesión de la víspera de Reyes no es ya pues una procesión cristiana, sino civil… laica (y a veces anticlerical). No se trata de ir en contra de la cabalgata de los magos/magas ni en Madrid ni en Valencia, ni en otros lugares, pues se trata ya de una fiesta civil. El tema está en si nosotros, los cristianos, que hemos dado esta fiesta de los “reyes” al mundo, podemos volver al sentido fuerte de los magos del evangelio.

Ante estos y otros temas semejantes puedo ofrecer una “pequeña” (es decir, larga) iluminación bíblica.
Llevo más de 20 años preparando un Comentario de Mateo (donde está en pasaje de los Magos), y así he podido leer muchas cosas que se han escrito sobre el tema, y pensar sobre ellas. En esa línea me parece esencial el estudio de U. Luz, Comentario de Mateo 1, Salamanca 2010, y así ofrezco después de las mías, unas reflexiones suyas. Siga leyendo quien quiera saber lo que es la fiesta de los Magos, quá sentido tuvo al principio, cómo ha cambiado después. Buen día a todos.

Imagen 1. Maximino Cerezo, magos: toda la humanidad
Imagen 2. Cabalgata de Rreyes, fiesta civil. Madrid
Imagen 3. ¡Fiesta de magas, experiencia humana, África!
Imagen 4. Magos persas (Ravenna, siglo VI)
Imagen 5. Arqueta con restos de magos en Colonia (siglo XII)

1. Evangelio del día de los Magos (Mt 2, 1-12)

1 Nacido Jesús en Belén de Judá, en tiempo del rey Herodes, llegaron unos magos de oriente a Jerusalén 2 y dijeron: «¿Dónde está el recién nacido rey de los judíos? Porque hemos visto salir su estrella y hemos venido a adorarle». 3 Cuando el rey Herodes oyó esto, se sobresaltó, y con él toda Jerusalén. 4 Y convocó a todos los sumos sacerdotes y letrados del pueblo y se informó por ellos del lugar donde había de nacer el Mesías. 5 Ellos le dijeron: «En Belén de Judá; porque así está escrito por los profetas:
6 ‘Y tú, Belén, tierra de Judá,
en modo alguno eres el menor
entre los principales clanes de Judá,
porque de ti saldrá un jefe
que será pastor de mi pueblo, Israel’».
7 Entonces Herodes llamó aparte a los magos y se informó cuidadosamente acerca del tiempo de la aparición de la estrella, 8 los envió a Belén y dijo: «Id y averiguad exactamente qué hay de ese niño. Si lo encontráis, notificádmelo para que yo también vaya a adorarlo». 9 Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino. Y he aquí que la estrella que habían visto en oriente iba delante de ellos hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella sintieron mucha alegría. 11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre. Y postrándose, le adoraron y abrieron sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. 12 Y avisados en sueños de que no volvieran donde Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

SENTIDO BÁSICO (XABIER PIKAZA)

Vienen los magos a Jerusalén porque han visto en oriente la estrella del Rey de los judíos…

Ese tema nos sitúa en el centro de una extensa tradición astro-lógica (-nómica) que vincula al ser humano (y especialmente al salvador) con un (=el) Astro del cielo: es como luz en el firmamento y futuro de la historia. Por eso, allí donde ha nacido el Rey de los judíos ha debido encenderse una luz, se expande una esperanza de salvación sobre la tierra. Esa luz atrae a los “magos”, que vienen hacia Jerusalén, iniciando la marcha de los pueblos hacia el futuro de su plena humanidad, como indicará al final del evangelio Mt 28, 16-20.

Mateo afirma que “Jesús nació en Belén de Judea, en los días del rey Herodes” y añade que “unos magos vinieron a Jerusalén… preguntando por el lugar del nacimiento del rey de los judíos”. Lógicamente, los sacerdotes responden que en Belén, según la profecía de Miqueas (cf. Mt 2, 1-6). Mateo destaca así, en sentido simbólico de Belén (que físicamente debió nacer en Nazaret), como lugar del rey verdadero, de la línea de David, en oposición a Herodes, rey ilegítimo. La historia de su nacimiento de Jesús está contada desde las profecías, como muestran las citas de cumplimiento que jalonan el evangelio de la infancia: “esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho…” (cf. Mt 1, 22-23; 2, 5-6.15.18.23).

Tenemos aquí una “lucha de reyes”: Herodes rey malo quiere matar a Jesús, rey niño bueno…
Y tenemos unos magos que descubren la verdad de Jesús, no la de Herodes…

A Mateo no le importan los sucesos externos sin más, sino la verdad de lo sucedido, como cumplimiento de la Escritura, pues ella define el sentido de Jesús…. Por eso sitúa en el nacimiento de Jesús la “estrella de Dios”, que ilumina el camino de los hombres. Por eso carece de sentido preguntar a los astrónomos, pidiéndoles que estudien cuándo pudo haber aparecido por aquellos días una “estrella nueva” o algún tipo de asteroide, como el que se evoca en la historia de los magos (cf. Mt 2, 9-10).

El autor de estos capítulos (Mt 1–2) no está interesado por datos astronómicos, ni por la exactitud externa de los hechos. No vino a Belén o a Nazaret, para investigar lo que pasó físicamente, sino que fue a la Biblia, para descubrir lo que estaba prometido y lo que debió pasar. De esa forma dijo su verdad, la verdad del evangelio, para anunciar con ella el sentido de Jesús según las esperanzas de Israel. Quien diga que Mateo mintió no entiende la historia. No estamos ante unos hechos brutos, sino ante la verdad del sentido de los hechos .
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Los magos preguntan por el mesías en Jerusalén, pero no lo encuentran allí (en la ciudad del templo, donde habita un rey de este mundo), sino en Belén, capital donde se centran y cumplen las promesas. De esa forma, este segundo capítulo de Mt, con su procesión de pueblos buscando al mesías, puede entenderse ya como anuncio de la culminación pascual del evangelio:

– La “evangelio” de los magos brota de la tradición israelita: los pueblos paganos de Oriente vienen hacia Jerusalén, para adorar al Rey de los judíos, que ha nacido ya, pues ha surgido su Estrella. Ellos, los magos, son signo de un camino de búsqueda y fe universal, que desborda el nivel israelita, tanto por su origen como por su meta.

Por su origen: la fuerza que les lleva hacia Jesús no es la ley de Israel, sino la luz o estrella de su propia religión (de su paganismo).
Por su meta: tras adorar a Jesús no quedan allí, para formar parte del pueblo judío, sino que vuelven a sus tierras, como indicando que el camino y luz del Rey israelita ha de interpretarse desde sus propias tradiciones religiosas y culturales. Leer más…

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Los reyes magos somos nosotros. Fiesta de la Epifanía.

Miércoles, 6 de enero de 2016
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images21Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El autor del primer evangelio (el de Mateo), que probablemente vive en Antioquía de Siria, lleva años viviendo una experiencia muy especial: aunque Jesús fue judío, la mayoría de los judíos no lo aceptan como Mesías, mientras que cada vez es mayor el número de paganos que se incorporan a la comunidad cristiana. Algunos podrían interpretar este extraño hecho de forma puramente humana: los paganos que se convierten son personas piadosas, muy vinculadas a la sinagoga judía, pero no se animan a dar el paso definitivo de la circuncisión; los cristianos, en cambio, no les exigen circuncidarse para incorporarse a la iglesia.

Mateo prefiere interpretar este hecho como una revelación de Dios a los paganos. Para expresarlo, se le ocurre una idea genial: anticipar esa revelación a la infancia de Jesús, usando un relato que no debemos interpretar históricamente, sino como el primer cuento de Navidad. Un cuento precioso y de gran hondura teológica. Y que nadie se escandalice de esto. Las parábolas del hijo pródigo y del buen samaritano son también cuentecitos, pero han cambiado más vidas que infinidad de historias reales.

La estrella

Los antiguos estaban convencidos de que el nacimiento de un gran personaje, o un cambio importante en el mundo, era anunciado por la aparición de una estrella. Orígenes escribía en el siglo III:

“Se ha podido observar que en los grandes acontecimientos y en los grandes cambios que han ocurrido sobre la tierra siempre han aparecido astros de este tipo que presagiaban revoluciones en el imperio, guerras u otros accidentes capaces de trastornar el mundo. Yo mismo he podido leer en el Tratado de los Cometas, del estoico Queremón, que han aparecido a veces en vísperas de algún aconteci­miento favorable; de lo que nos proporciona numerosos ejemplos” (Contra Celso I, 58ss).

Sin necesidad de recurrir a lo que pensasen otros pueblos, la Biblia anuncia que saldrá la estrella de Jacob como símbolo de su poder (Nm 24,17). Este pasaje era relacionado con la aparición del Mesías.

El bueno: los magos

De acuerdo con lo anterior, nadie en Israel se habría extrañado de que una estrella anunciase el nacimiento del Mesías. La originalidad de Mt radica en que la estrella que anuncia el nacimiento del Mesías se deja ver lejos de Judá. Pero la gente normal no se pasa las noches mirando al cielo, ni entiende mucho de astronomía. ¿Quién podrá distinguirla? Unos astrónomos de la época, los magos de oriente.

La palabra “mago” se aplicaba en el siglo I a personajes muy distin­tos: a los sacerdotes persas, a quienes tenían poderes sobrenaturales, a propagandis­tas de religiones nuevas, y a charlatanes. En nuestro texto se refiere a astrólogos de oriente, con conocimientos profundos de la historia judía. No son reyes. Este dato pertenece a la leyenda posterior, como luego veremos.

El malo: Herodes, los sumos sacerdotes y los escribas

La narración, muy sencilla, es una auténtica joya literaria. El arran­que, para un lector judío, resulta dramático. “Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes”. Cuando Mt escribe su evangelio han pasado ya unos ochenta años desde la muerte de este rey. Pero sigue vivo en el recuerdo de los judíos por sus construcciones, su miedo y su crueldad. Es un caso patológico de apego al poder y miedo a perderlo, que le llevó incluso a asesi­nar a sus hijos y a su esposa Mariamme. Si se entera del nacimiento de Jesús, ¿cómo reaccionará ante este competidor? Si se entera, lo mata.

Un cortocircuito providencial

Y se va a enterar de la manera más inesperada, no por delación de la policía secreta, sino por unos personajes inocentes. Mt escribe con asombrosa habili­dad narrativa. No nos presenta a los magos cuando están en Oriente, observando el cielo y las estre­llas. Omite su descubrimiento y su largo viaje.

La estrella podría haberlos guiado directamente a Belén, pero entonces no se advertiría el contraste entre los magos y las autoridades políticas y religiosas judías. La solución es fácil. La estrella desaparece en el momento más inoportuno, cuando sólo faltan nueve kilómetros para llegar, y los magos se ven obligados a entrar en Jerusalén.

Nada más llegar formulan, con toda ingenuidad, la pregunta más compromete­do­ra: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella y venimos a adorarlo”. Una bomba para Herodes.

El contraste

Y así nace la escena central, importantísima para Mt: el sobresalto de Herodes y la consulta a sacerdotes y escribas. La respuesta es inmediata: “En Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas”. Herodes informa a los magos y éstos parten. Pero van solos. Esto es lo que Mt quiere subrayar. Entre las autori­dades políticas y religiosas judías nadie se preocupa por rendir homenaje a Jesús. Conocen la Biblia, saben las respuestas a todos los proble­mas divinos, pero carecen de fe. Mientras los magos han realizado un largo e incómodo viaje, ellos son incapa­ces de dar un paseo de nueve kilómetros. El Mesías es rechazado desde el principio por su propio pueblo, anunciando lo que ocurrirá años más tarde.

Los magos no se extrañan ni desaniman. Emprenden el camino, y la reapari­ción de la estrella los llena de alegría. Llegan a la casa, rinden homenaje y ofrecen sus dones. Estos regalos se han interpretado desde antiguo de manera simbólica: realeza (oro), divinidad (incienso), sepultura (mirra). Es probable que Mt piense sólo en ofrendas de gran valor dentro del antiguo Oriente. Un sueño impide que caigan en la trampa de Herodes.

Los Reyes magos no son los padres, somos nosotros

A alguno quizá le resulte una interpretación muy racionalista del episodio y puede sentirse como el niño que se entera de que los reyes magos no existen. Podemos sentir pena, pero hay que aceptar la realidad. De todos modos, quien lo desee puede interpretar el relato históricamente, con la condición de que no pierda de vista el sentido teológico de Mt. Desde el primer momento, el Mesías fue rechazado por gran parte de su pueblo y aceptado por los paganos. La comunidad no debe extrañarse de que las autoridades judías la sigan rechazando, mientras los paganos se convierten.

La mitificación de la estrella

La estrella ha atraído siempre la atención, y sigue ocupando un puesto capital en nuestros naci­mientos. Mt, al principio, la presenta de forma muy sencilla, cuando los magos afirman: “hemos visto salir su estrella”. Sin embargo, ya en el siglo II, el Protoevangelio de Santiago la aumenta de tamaño y de capacidad lumínica: “Hemos visto la estrella de un resplandor tan vivo en medio de todos los astros que eclipsaba a todos hasta el punto de dejarlos invisibles”. Y el Libro armenio de la infancia dice que acompañó a los magos durante los nueve meses del viaje.

En tiempos modernos incluso se ha intentado explicarla por la conjunción de dos astros (Júpiter y Saturno, ocurrida tres veces en 7/6 a.C.), o la aparición de un cometa (detectado por los astrónomos chinos en 5/4 a.C.). Esto es absurdo e ingenuo. Basta advertir lo que hace la estrella. Se deja ver en oriente, y reaparece a la salida de Jerusalén hasta pararse encima de donde está el niño. Puesta a guiarlos, ¿por qué no lo hace todo el camino, como dice el Libro armenio de la infancia? ¿Y cómo va a pararse una estre­lla encima de una cuna? Para Dios «nada hay imposible», pero dentro de ciertos límites.

El número y nombre de los magos

En el Libro armenio de la infancia (de finales del siglo IV) se dice: “Al punto, un ángel del Señor se fue apresurada­mente al país de los persas a avisar a los reyes magos para que fueran a adorar al niño recién nacido. Y éstos, después de haber sido guiados por una estrella durante nueve meses, llegaron a su destino en el momento en que la Virgen daba a luz… Y los reyes magos eran tres hermanos: el primero Melkon (Melchor), que reinó sobre los persas; el segundo, Baltasar, que reinó sobre los indios, y el tercero, Gaspar, que tuvo en posesión los países de los árabes”. Para Mt, el dato esencial es que no son judíos, sino extranjeros.

            Según Justino proceden de Arabia. Luego se impone Persia. En cuanto al número, la iglesia siria habla de doce.

El contraste entre la primera lectura y el evangelio

La liturgia parece ver en el relato de los magos el cumplimiento de lo anunciado en el libro de Isaías (Is 60,1-6).

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;

la gloria del Señor amanece sobre ti!

Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos,

pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti.

Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.

Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti;

tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.

Entonces lo verás, radiante de alegría;

tu corazón se asombrará, se ensanchará,

cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar

y te traigan las riquezas de los pueblos.

Te inundará una multitud de camellos,

de dromedarios de Madián y de Efá.

Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro,

y proclamando las alabanzas del Señor.

            Sin embargo, la relación es de contraste. En Isaías, la protagonista es Jerusalén, la gloria de Dios resplandece sobre ella y los pueblos paganos le traen a sus hijos, los judíos desterrados, la inundan con sus riquezas, su incienso y su oro. En el evangelio, Jerusalén no es la protagonista; la gloria de Dios, el Mesías, se revela en Belén, y es a ella adonde terminan encaminándose los magos. Jerusalén es simple lugar de paso, y lugar de residencia de la oposición al Mesías: de Herodes, que desea matarlo, y de los escribas y sacerdotes, que se desinteresan de él.

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“Venimos de Oriente para adorar al Rey”. Domingo 3 de enero de 2016. Fiesta de la Epifanía del Señor

Domingo, 3 de enero de 2016
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08-epifania (C) cerezoAllí donde se celebre hoy la fiesta de la Epifanía (casi todo el mundo excepto en España que se celebra el próximo día 6 de Enero)

***

Leído en Koinonia:

Isaías 60, 1-6: La gloria del Señor amanece sobre ti.
Salmo responsorial: 71: Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.
Efesios 3, 2-6: Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos.
Mateo 2, 1-12: Venimos de Oriente para adorar al Rey

 La época en que se escribe esta parte del libro del profeta Isaías (Tercer Isaías) corresponde a la restauración, es decir, al regreso a Jerusalén de los exiliados en Babilonia, regreso a la gran ciudad de Dios. Cuando este grupo de exiliados llegó a Israel encontró sus ciudades destruidas, sus campos abandonados o apropiados por otras familias, las murallas derruidas y el templo, el lugar donde Yahvé habitaba, incendiado. Esta dramática realidad los desanimó completamente, centrando sus esperanzas y sus motivaciones únicamente en la reconstrucción de sus viviendas y sus campos, dejando de lado la restauración del templo y, con ello, la confianza en la venida gloriosa de Yahvé, quien traería para Israel la salvación plena en la misma historia. Isaías anima la fe de su pueblo, los invita a poner nuevamente su fe y su corazón en la fuerza salvífica de Yahvé, quien traerá la paz y la justicia a su pueblo, por ello Jerusalén será una ciudad radiante, llena de luz, en donde la presencia de Dios como rey hará de ella una nación grande, ante cuya presencia se postrarán todos los pueblos de la tierra. El profeta manifiesta con esta gran revelación que Dios es quien dará inicio a una nueva época para Israel, una época donde reinará la luz de Dios y serán destruidas todas las fuerzas del mal, pues Dios se hace presente en Israel y ya más nadie podrá hacerle daño.

Esta visión profética posee una comprensión muy reducida de la acción salvífica de Dios, ya que es asumida como una promesa que se cumplirá en beneficio única y exclusivamente del pueblo de Israel y no de toda la tierra. Pablo, a través de la carta a los Efesios, ampliará esa comprensión, afirmando que la salvación venida por Dios, a través de Jesús, es para “todos”, judíos y paganos. El plan de Dios, según Pablo, consiste en formar un solo pueblo, una sola comunidad creyente, un solo cuerpo, una sola Iglesia, un organismo vivo capaz de comunicar a toda la creación la vida y la salvación otorgada por Dios. La carta a los Efesios expresa que el misterio recibido por Pablo consiste en que la Buena Nueva de Cristo se hace efectiva también en los paganos, ellos son coherederos y miembros de ese mismo Cuerpo; esto significa que Dios se ha querido revelar a toda la humanidad, actúa en todos, salva a todos, reconcilia a todos sin excepción.

El evangelio que leemos hoy, en la Fiesta de la «Epi-fanía», confirma este carácter universal de la salvación de Dios. Mateo expresa, por medio de este relato simbólico, el origen divino de Jesús y su tarea salvífica como Mesías, como rey de Israel, heredero del trono de David; para ello el evangelista insiste en nombrar con exactitud el lugar donde nació Jesús y en confirmar, a través del Antiguo Testamento, que con su presencia en la historia se da cumplimiento a las palabras de los profetas. Por otro lado, el rechazo de este nacimiento por parte de las autoridades políticas (Herodes) y religiosas (sumos sacerdotes y escribas) del pueblo judío y el gozo infinito de los magos, venidos de Oriente, anuncian desde ya ese carácter universal de la misión de Jesús, la apertura del evangelio a los paganos y su vinculación a la comunidad cristiana. La Epifanía del Señor es la celebración precisa para confesar nuestra fe en un Dios que se manifiesta a toda la humanidad, que se hace presente en todas las culturas, que actúa en todos, y que invita a la comunidad creyente a abrir sus puertas a las necesidades y pluralidades del mundo actual.

En un tiempo como el que vivimos, marcado radicalmente por el pluralismo religioso, y marcado también, crecientemente, por la teología del pluralismo religioso, el sentido de lo «misionero» y de la «universalidad cristiana» han cambiado profundamente. Hasta ahora, en demasiados casos, lo misionero era sinónimo de proselitismo, de «convertir al cristianismo» a los «gentiles», y la «universalidad cristiana» era entendida desde la centralidad del cristianismo: éramos la religión central, la (única) querida por Dios, y por tanto, la religión-destino de la humanidad. Todos los pueblos (universalidad) estaban destinados a abandonar su religión ancestral y a hacerse cristianos… Tarde o temprano el mundo llegaría a su destino: a ser «un sólo rebaño, con un solo pastor»…

Hoy todo esto ha cambiado, aunque muchos cristianos (incluidos muchos de sus pastores) todavía siguen en la visión tradicional. Buen día hoy, pues, para presentar estos desafíos y para profundizarlos. No desaprovechemos la oportunidad para actualizar también personalmente nuestra visión en estos temas. En la RELaT (servicioskoinonia.org/relat) hay muchos materiales para estudiar el tema, así como para debatirlo en grupos de estudio o de catequesis.

En el Nuevo Testamento, además de Juan 7,42, encontramos referencias a Belén en las narraciones de Mateo 2 y Lucas 2 acerca del nacimiento del Salvador en la ciudad de David. La tradición de que el Mesías debía nacer en Belén tiene su base en el texto de Miqueas 5,2, donde se señala que de Belén Efrata debía salir quien gobernaría Israel y sería pastor del pueblo. Hoy ya sabemos que Jesús nació probablemente en Nazaret, y que la afirmación de que nació en Belén es una afirmación con intenció teológica.

El término “magos” procede del griego “magoi”, que significa matemático, astrónomo y astrólogo. Estas dos últimas disciplinas eran una misma en la antigüedad, por lo que con ambas se podía estudiar el destino y designio de las personas. Es decir, los «reyes magos» no fueron ni reyes ni magos en el sentido actual de estas palabras; habrían sido astrólogos o estudiosos del cielo. Fue el teólogo y abogado cartaginés Tertuliano (160-220 d.C.) quien aseguró que los magos serían reyes y que procederían de Oriente. En la visita de los magos a Jesús, los Padres de la Iglesia vieron simbolizadas la realeza (oro), la divinidad (incienso) y la pasión (mirra) de Cristo. Leer más…

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“Dios a todos se revela” (6.1.15), por Jesús Espeja

Jueves, 8 de enero de 2015
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los-reyes-magos-ante-el-senadoLeído en su blog La Iglesia se hace diálogo:

Los Magos “vieron una estrella y se pusieron en camino, llegaron a Belén y adoraron al niño”

1. La oscuridad y las dudas ensombrecen nuestro presente y nuestro porvenir. La situación social que vivimos es ciertamente muy confusa. Por eso buscamos una luz para orientarnos. Nuestra búsqueda no se agota con esa luz eléctrica difundida a raudales en la cabalgata de reyes magos. Necesitamos una luz que dé sentido y orientación a nuestra vida.

2. María de Nazaret, los pastores de Belén y los magos recibieron esa luz y se pusieron en camino alegres y esperanzados. María era una mujer sencilla y desconocida; el ángel enviado tuvo que dar muchas vueltas para encontrarla: “una joven que vive en un pueblo insignificante llamado Nazaret, y desposaba con un tal José”. Los pastores eran en aquella sociedad de Palestina un gremio despreciado. Y los que nosotros llamamos reyes, según el evangelio eran unos magos; hombres extranjeros al pueblo judío y dedicados a la magia, una profesión impura; excluidos por todos los capítulos. ¿ Que quieren decir los evangelios? Dios se revela todo lo que puede a todos. Es decir, se autocomunica y está llamando como amigo a la puerta de cada uno sin discriminaciones

3. Los cristianos “hemos visto salir una estrella” y nos hemos abierto a su luz. En el bautismo nos entregaron una vela encendida como símbolo de la fe, que debe iluminar y dar sentido a nuestra existencia. Al celebrar la epifanía o manifestación del Señor debemos preguntarnos si vamos caminando hacia donde esa luz nos lleva, o nos hemos instalado en el camino. También debemos celebrar que la estrella o luz de Jesucristo, a veces sin que ellos mismos lo sepan, llega también a todos los rincones del mundo y a todos los seres humanos, religiosos y no religiosos Cuando se abren a ella y tratan de construir una sociedad fraterna donde la justicia y la paz se besen, permanece viva la Navidad.

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“¿A quién adoramos”. Epifanía del Señor – B (Mateo 2,1-12) 6 de enero 2015

Martes, 6 de enero de 2015
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I?Los magos vienen del «Oriente», un lugar que evoca en los judíos la patria de la astrología y de otras ciencias extrañas. Son paganos. No conocen las Escrituras Sagradas de Israel, pero sí el lenguaje de las estrellas. Buscan la verdad y se ponen en marcha para descubrirla. Se dejan guiar por el misterio, sienten necesidad de «adorar».

Su presencia provoca un sobresalto en todo Jerusalén. Los magos han visto brillar una estrella nueva que les hace pensar que ya ha nacido «el rey de los judíos» y vienen a «adorarlo».

Este rey no es Augusto. Tampoco Herodes. ¿Dónde está? Esta es su pregunta.

Herodes se «sobresalta». La noticia no le produce alegría alguna. Él es quien ha sido designado por Roma «rey de los judíos». Hay que acabar con el recién nacido: ¿Dónde está ese rival extraño? Los «sumos sacerdotes y letrados» conocen las Escrituras y saben que ha de nacer en Belén, pero no se interesan por el niño ni se ponen en marcha para adorarlo.

Esto es lo que encontrará Jesús a lo largo de su vida: hostilidad y rechazo en los representantes del poder político; indiferencia y resistencia en los dirigentes religiosos. Solo quienes buscan el reino de Dios y su justicia lo acogerán.

Los magos prosiguen su larga búsqueda. A veces, la estrella que los guía desaparece dejándolos en la incertidumbre. Otras veces, brilla de nuevo llenándolos de «inmensa alegría». Por fin se encuentran con el Niño y, «cayendo de rodillas, lo adoran». Después, ponen a su servicio las riquezas que tienen y los tesoros más valiosos que poseen. Este Niño puede contar con ellos pues lo reconocen como su Rey y Señor.

En su aparente ingenuidad, este relato nos plantea preguntas decisivas: ¿Ante quién nos arrodillamos nosotros? ¿Cómo se llama el «dios» que adoramos en el fondo de nuestro ser? Nos decimos cristianos, pero ¿vivimos adorando al Niño de Belén? ¿Ponemos a sus pies nuestras riquezas y nuestro bienestar?¿Estamos dispuestos a escuchar su llamada a entrar en el reino de Dios y su justicia?

En nuestras vidas siempre hay alguna estrella que nos guía hacia Belén.

José Antonio Pagola

Ver en la web

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6.1.15. Fiesta pendiente: Los magos

Martes, 6 de enero de 2015
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imagesDel blog de Xabier Pikaza:

El 6 de Enero celebra la Iglesia Católica la solemnidad de la Epifanía, es decir, de la Manifestación de Jesús, Hijo de Dios, ante los pueblos de la tierra, representados por los Magos de Oriente. La Navidad era en principio una fiesta privada, un acontecimiento de familia. La Epifanía es, en cambio, una fiesta social: La Presentación de Jesús ante el conjunto de la humanidad, la venida mesiánica de los pueblos, en busca del Salvador.

Ésta es una fiesta pendiente, que se apoya en un “midrash” o relato simbólico, construido por el Evangelio de Mateo, partiendo de las profecías de Isaías y Miqueas. No dice lo que ha sido (lo que un día pasó externamente en Belén de Judá), sino lo que ha de ser, lo que hemos de hacer, según la profecía, abriendo un camino de esperanza universal, a partir del nacimiento de Jesús, con el signo de la Estrella de Oriente, para iluminar el mundo entero.

Es fiesta de Jesús, que espera en brazos de su madre, con José, la llegada de los magos . Pero es, sobre todo, la fiesta de esos “magos” que, en medio de un mundo sangriento de batallas y luchas por el oro y el dominio brutal de la tierra, siguen buscando la luz de Dios en la vida de un Niño que nace.

images1No es fiesta de “reyes” especiales, con poder para imponerse, sino de magos que ofrecen una sabiduría más alta, en libertad y en gratuidad. La intención del Rey Herodes bien clara se ve, quiere matar al niño. Los magos, en cambio (¡no reyes!), son hombres o mujeres de experiencia y compromiso de amor al servicio de la vida; así quieren coronar a Jesús como Rey de Dios, Rey Niño, para que todos los hombres y mujeres de la tierra seamos reyes como dirá Jesús al proclamar su mensaje:

Que todos seamos reyes-hermanos-amigos del Reino de Dios. Una “fiesta de reyes particulares” sería totalmente contraría al sentido de este día.
— No es que todos seamos reyes para que no haya rey ninguno, sino para que todos lo sean (seamos) de verdad: ¡Reyes y magos, libres y en amor, bailando y gozando en torno al Niño Rey Dios, que son hoy todos los niños del mundo.

Por eso, esta fiesta es nuestra fiesta, y sigue pendiente, pues depende de nosotros, mujeres y hombres, llamados a ser magos, oponiéndonos así el poder de Herodes (que es el dominio del mundo a través del dinero, en sumisión a las legiones inmperiales), para que los niños puedan nacer a la vida, aunque para ello tengan que estar dispuestos a huir, a oponerse creadoramente a los poderes que dominan esta tierra.

Es una fiesta pendiente… Se han apoderado de ella los mercaderes de mercados de “casta” que no creen en nada, y los reyes y gobiernos que se inclinan ante su ley, no a la vida de los hombres… Por eso, buscando a Jesús, estamos llamados a superar esta fiesta de mercado y reino elitista que el mismo Jesús mayor quiso limpiar cuando entró en el mercado de mercaderes del templo.

Es una fiesta que podemos y debemos rescatar, al servicio de la Vida de Dios que se revela en la vida de los hombres, empezando por los niños. No es una fiesta “astronómica”, aunque algunos se han empeñado en entenderla así, buscando la “supernova” o conexión de planetas astrales. Es una fiesta humana, radicalmente humana, de todos los hombres y mujeres de la tierra, llamados a ser Reyes con Jesús.

(Imagen 1: Epifanía mirada desde Japón, el oriente del oriente
Imagen 2: tres “magos” de Africa, tres mujeres, que simbolizan el camino de Jesús
Imagen 3: Un icono tradicional de la Epifanía en las iglesias de Occidente)

Una fiesta pendiente

— 1. Está pendiente aún, porque habla de magos de Oriente, de la tierra del sol (Mesopotamia, Persia, la India, hasta China), que ha sido siempre para los judíos el foco y origen de la sabiduría y de la vida… En conjunto, ellos siguen en camino, no han llegado todavía hasta Belén. En tiempo de Jesús dominaba sobre el mundo conocido un emperador de Occidente (Roma), pero como buen judío Mateo sigue esperando la llegada de lo sabios de Oriente. Nosotros nosotros les seguimos esperando, nos hallamos ante un profecía y fiesta pendiente.

— 2. Es una fiesta pendiente, pues los que vienen no son reyes sino “magos”, en el sentido original de astrónomos, expertos en la fiesta interior de la vida, en el equilibrio cósmico. La “imaginación posterior” les ha hecho reyes, y los ha puesto más en un transfondo político de Roma (o de Bizancio), en línea de poder externo. Pero ellos no tienen ningún poder externo, no son conquistadores, sino expertos en humanidad hombres que vinculan la estrella del cielo con el niño que nace. Son la sabiduría de la vida. Esperamos que vengan. Sin duda, ellos son signos de una fiesta pendiente.

— 3. Es una fiesta pendiente porque no la han asumido todavía oficialmente las mujeres. Hemos imaginado que los magos son “varones” ¿por qué no pensar que son mujeres, tres, cuatro, otras muchas? Mujeres que vienen del origen de la vida de Dios,que enseñan al Niño a vivir, que traen su dones “infinitos”: La palabra, el agua, la esperanza… Estas son las mujeres que expresan la magia buena de la vida, el arte de dar a luz y educar, el origen de toda cultura, ha sido siempre tarea de mujeres. Sin duda son ellas las que han hecho posible el nacimiento y despliegue mesiánico de Jesús, aunque hayan sido después muy marginadas en la Iglesia. Ésta es sin duda una fiesta pendiente, así tendremos que poner a Jesús en manos de mujeres.

— 4. Es fiesta pendiente, porque es fiesta de los dones de la vida, de la vida hecha regalo de amor, de experiencia y riqueza compartida.Los dones de los magos “no son dinero”, no son objeto de cambio universal, para comprar y vender todo (hasta cuerpos y almas humanas), sino regalo y gozo de amor. El oro de estos magos/magas no es capital de mercado (real ni virtual), sino capital”humano”, belleza, gozo y tarea de la vida que debemos compartir con Jesús, desde Jesús, todos los humanos.

— 5. No es fiesta de reyes que se imponen, sino de “magos” que ofrecen un nuevo conocimiento de la vida. Es la fiesta de la Epifanía de Dios, es decir, de manifestación, no de “imposición”. No se trata de obligar, ni de exigir, ni de dominar a nadie, sino todo lo contrario: de mostrar lo que somos, de manera humilde y fuerte: ¡El gozo de la vida, el nacimiento de Dios que tenemos en nuestra casa…

6. Es la fiesta de la “revelaciòn de Dios”, su manifiestación suprema, en la vida de Jesús, un hombre que nace para “alumbrar” a otros hombres. Le digo a Dios. No me traigas nada, ven tú; y Dios ha venido y se ha manifestado. Esta ha sido durante siglos la fiesta principal de la Navidad, mejor dicho, la Navidad en sí, como expresiòn de la Luz de Dios que alumbra a los hombres. Es una fiesta de ilusión creadora, pues los “reyes” no son reyes, sino buscadores de Dios, hombres atentos a la voz de la estrellas… Tampoco son “magos” en sentido vulgar, sino visitanes que vienen de lejos queriendo encontrar (y compartir) la verdad… Ellos nos preguntan. Podemos y debemos responderles.

7. Es la fiesta de la “estrella” ¿qué hacemos con la estrella. Hace aún dos días, una cadena de Televisión de ámbito internacional ha querido descubrir y fijar la estrella de los magos… Ese ha sido un tema que ha inquietado a muchísismos cientíricos, como verá quien siga leyendo. Pero el midrash del evangelio que comentaré a continuación sabe que la estrella “está en el corazón de cada hombre y mujer”, en el conjunto de la humanidad. Es la estrella que abre al conocimiento completo de la venida de Dios entre los hombres.

((Excurso: Bibliografía sobre la “estrella astronómica” de los magos.
Cómoda visión de conjunto en M. Crudele, Star of Betlehem, //www.disf.org/en/Voci/35.asp. Cf. U. Holzmeister, La stella dei Magi, Civiltà Cattolica 93 (1942) 9-22;
J. Kepler, De anno natali Christi (1614), en: Gesammelte Werke V, München 1953, 5-125;
W. E. Filmer, The Chronology of the Reign of Herod the Great, JTS 17 (1966) 283-298;
R. W. Sinnott, Thoughts on the Star of Bethlehem, Sky and Telescope 36 (1968) 384-386;
R. Rosenberg, The star of the Messiah reconsidered, Biblica 53 (1972) 105-109;
D. Hughes, The Star of Bethlehem, Nature 264 (1976) 513-517;
D. C., J. Parkinson, F. Stephenson, An Astronomomical Re-appraisal of the Star of Bethlehem. A Nova in 5 B.C., Quarterly Journal of the Royal Astronomical Society 18 (1977) 443-449;
D. C., R. Stephenson, The Historical Supernovae, Pergamon Press, Oxford 1977;
K. Ferrari d’Occhieppo, The Star of Bethlehem, Q. J. of the Royal Astronomical Society 19 (1978) 517-520;
C. Cullen, Can we Find the Star of Bethlehem in Far Eastern records?, Q. J. of the Royal Astronomical Society 20 (1979) 153-159;
D. Hughes, The Star of Bethlehem. An Astronomer’s Confirmation Walker and Co., New York 1979;
J. Mosley, Common errors in “Star of Bethlehem” planetarium shows, The Planetarian 10 (1981).

On line: www.ips-planetarium.org/ planetarian/articles/common_errors_xmas;
G. Firpo, La data della morte di Erode il Grande. Osservazioni su alcune recenti ipotesi, Studi Senesi 32 (1983) 87-104;
G. Firpo, Il problema cronologico della nascita di Gesù, Paideia, Brescia 1983;
J. P. Pratt, Yet another Eclipse for Herod, The Planetarian 19 (1990) 8-14;
K. Paffenroth, The Star of Bethlehem Casts Light on its Modern Interpreters, Q. J. of the Royal Astronomical Society 34 (1993) 449-460;
F. Quéré, I magi alla luce della stella, Il mondo della Bibbia 7 (1996);
M. Molnar, The Star of Bethlehem: The Legacy of the Magi, Rutgers Univ. Press, London 1999;
G. Teres, The Bible and Astronomy. The Magi and the Star in the Gospel, Springer, Budapest 2000.

1. Texto de Mateo. Los magos somos nosotros

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Esta es la fiesta del Dios que atrae en amor a los hombres, la fiesta de la Epifanía o manifestaciòn de su misterio desde Jerusalén, en el principio del evangelio. Cuando parece que todo está definitivamente cerrado vienen unos Magos para abrir las puertes de la vida. Cuando parece que el cielo está negro, brilla una luz para aquellos que quieren seguir caminando

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: – ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo. La enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: – En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el Profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será pastor de mi pueblo Israel.”

Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que les precisara el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén diciéndoles: – Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría, entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y, cayendo de rodillas, lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes se marcharon a su tierra por otro camino (Mt 2, 1-12).

Como hemos visto el otro día (28 de diciembre) la cara de esta fiesta tiene una cruz horrible: Herodes mata a los niños de Belén, asesina a los inocentes para seguir reinando. Pero queda uno, Jesús, que podrá reinar, para que nunca más mueran los niños inocentes. Y que, sobre todo, la certeza iluminada de que los magos somos nosotros, encargados de ofrecer a los niños un mundo donde sea posible la vida, la ilusión de la vida.

2 Debemos hacernos Reyes Magos

Nosotros, los mayores, tenemos que hacer de magos, para decir a los niños que hay estrellas que guían a la Navidad, en la ruta de la vida, que sigue abierta.

1. Nosotros, los mayores, somos los magos que debemos enseñar a los niños que la vida es un don, que el oro del mundo es un regalo, para todos los hombres y mujeres del mundo: que la economía de la tierra está al servicio de la vida y la ilusión de todos, desde China, la India y Persia (tierras de los magos) hasta el extremo del occidente. Que no nos mataremos por oro ni petrolio, sino que lo compariremos, para bien de todos los niños Leer más…

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” Venimos de Oriente para adorar al Rey”. Domingo 4 de enero de 2015

Domingo, 4 de enero de 2015
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adoracic3b3n-de-mantegnaAllí donde se celebre hoy la fiesta de la Epifanía
(casi todo el mundo excepto en España que se celebra el próximo día 6 de Enero)

Leído en Koinonia:

Isaías 60, 1-6: La gloria del Señor amanece sobre ti.
Salmo responsorial: 71: Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra.
Efesios 3, 2-6: Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos.
Mateo 2, 1-12: Venimos de Oriente para adorar al Rey

 La época en que se escribe esta parte del libro del profeta Isaías (Tercer Isaías) corresponde a la restauración, es decir, al regreso a Jerusalén de los exiliados en Babilonia, regreso a la gran ciudad de Dios. Cuando este grupo de exiliados llegó a Israel encontró sus ciudades destruidas, sus campos abandonados o apropiados por otras familias, las murallas derruidas y el templo, el lugar donde Yahvé habitaba, incendiado. Esta dramática realidad los desanimó completamente, centrando sus esperanzas y sus motivaciones únicamente en la reconstrucción de sus viviendas y sus campos, dejando de lado la restauración del templo y, con ello, la confianza en la venida gloriosa de Yahvé, quien traería para Israel la salvación plena en la misma historia. Isaías anima la fe de su pueblo, los invita a poner nuevamente su fe y su corazón en la fuerza salvífica de Yahvé, quien traerá la paz y la justicia a su pueblo, por ello Jerusalén será una ciudad radiante, llena de luz, en donde la presencia de Dios como rey hará de ella una nación grande, ante cuya presencia se postrarán todos los pueblos de la tierra. El profeta manifiesta con esta gran revelación que Dios es quien dará inicio a una nueva época para Israel, una época donde reinará la luz de Dios y serán destruidas todas las fuerzas del mal, pues Dios se hace presente en Israel y ya más nadie podrá hacerle daño.

Esta visión profética posee una comprensión muy reducida de la acción salvífica de Dios, ya que es asumida como una promesa que se cumplirá en beneficio única y exclusivamente del pueblo de Israel y no de toda la tierra. Pablo, a través de la carta a los Efesios, ampliará esa comprensión, afirmando que la salvación venida por Dios, a través de Jesús, es para “todos”, judíos y paganos. El plan de Dios, según Pablo, consiste en formar un solo pueblo, una sola comunidad creyente, un solo cuerpo, una sola Iglesia, un organismo vivo capaz de comunicar a toda la creación la vida y la salvación otorgada por Dios. La carta a los Efesios expresa que el misterio recibido por Pablo consiste en que la Buena Nueva de Cristo se hace efectiva también en los paganos, ellos son coherederos y miembros de ese mismo Cuerpo; esto significa que Dios se ha querido revelar a toda la humanidad, actúa en todos, salva a todos, reconcilia a todos sin excepción.

El evangelio que leemos hoy, en la Fiesta de la «Epi-fanía», confirma este carácter universal de la salvación de Dios. Mateo expresa, por medio de este relato simbólico, el origen divino de Jesús y su tarea salvífica como Mesías, como rey de Israel, heredero del trono de David; para ello el evangelista insiste en nombrar con exactitud el lugar donde nació Jesús y en confirmar, a través del Antiguo Testamento, que con su presencia en la historia se da cumplimiento a las palabras de los profetas. Por otro lado, el rechazo de este nacimiento por parte de las autoridades políticas (Herodes) y religiosas (sumos sacerdotes y escribas) del pueblo judío y el gozo infinito de los magos, venidos de Oriente, anuncian desde ya ese carácter universal de la misión de Jesús, la apertura del evangelio a los paganos y su vinculación a la comunidad cristiana. La Epifanía del Señor es la celebración precisa para confesar nuestra fe en un Dios que se manifiesta a toda la humanidad, que se hace presente en todas las culturas, que actúa en todos, y que invita a la comunidad creyente a abrir sus puertas a las necesidades y pluralidades del mundo actual.

En un tiempo como el que vivimos, marcado radicalmente por el pluralismo religioso, y marcado también, crecientemente, por la teología del pluralismo religioso, el sentido de lo «misionero» y de la «universalidad cristiana» han cambiado profundamente. Hasta ahora, en demasiados casos, lo misionero era sinónimo de proselitismo, de «convertir al cristianismo» a los «gentiles», y la «universalidad cristiana» era entendida desde la centralidad del cristianismo: éramos la religión central, la (única) querida por Dios, y por tanto, la religión-destino de la humanidad. Todos los pueblos (universalidad) estaban destinados a abandonar su religión ancestral y a hacerse cristianos… Tarde o temprano el mundo llegaría a su destino: a ser «un sólo rebaño, con un solo pastor»…

Hoy todo esto ha cambiado, aunque muchos cristianos (incluidos muchos de sus pastores) todavía siguen en la visión tradicional. Buen día hoy, pues, para presentar estos desafíos y para profundizarlos. No desaprovechemos la oportunidad para actualizar también personalmente nuestra visión en estos temas. En la RELaT (servicioskoinonia.org/relat) hay muchos materiales para estudiar el tema, así como para debatirlo en grupos de estudio o de catequesis.

En el Nuevo Testamento, además de Juan 7,42, encontramos referencias a Belén en las narraciones de Mateo 2 y Lucas 2 acerca del nacimiento del Salvador en la ciudad de David. La tradición de que el Mesías debía nacer en Belén tiene su base en el texto de Miqueas 5,2, donde se señala que de Belén Efrata debía salir quien gobernaría Israel y sería pastor del pueblo. Hoy ya sabemos que Jesús nació probablemente en Nazaret, y que la afirmación de que nació en Belén es una afirmación con intenció teológica.

El término “magos” procede del griego “magoi”, que significa matemático, astrónomo y astrólogo. Estas dos últimas disciplinas eran una misma en la antigüedad, por lo que con ambas se podía estudiar el destino y designio de las personas. Es decir, los «reyes magos» no fueron ni reyes ni magos en el sentido actual de estas palabras; habrían sido astrólogos o estudiosos del cielo. Fue el teólogo y abogado cartaginés Tertuliano (160-220 d.C.) quien aseguró que los magos serían reyes y que procederían de Oriente. En la visita de los magos a Jesús, los Padres de la Iglesia vieron simbolizadas la realeza (oro), la divinidad (incienso) y la pasión (mirra) de Cristo. Leer más…

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