Entrar en Cuaresma.
Del blog de la Communion Béthanie:
Entrar en Cuaresma, es abrir tu puerta
y reaprender a moverse, a desplazarse, a vivir.
Es negarse a quedar fijo en tus posiciones,
tus dogmas o tus certezas absolutas.
Entrar en Cuaresma, es también cambiar de rumbo.
emprender el rumbo hacia Dios dejándose perturbar
por las costumbres de los demás, sus ideas,
sus hábitos, sus lenguas.
Dejarse sorprender por la música del otro,
que habla de otro ritmo, otro tiempo,
otra canción.
Entrar en Cuaresma, es también ponerse a la escucha
de la Palabra, la que, en medio de las habladurías,
nos toca mucho el corazón y nos arranca
no una lágrima, un billete de banco o un cheque,
sino un gesto de perdón, de amor o de paz.
Entrar en Cuaresma, es ponerse a la escucha
del éxito de Dios, el que acepta la herida,
la que no saca provecho del fracaso de la debilidad,
la que no explota la ingenuidad o el sudor del débil.
Entrar en Cuaresma, es ponerse a la escucha
del amor de Dios.
No un falso amor que tiene en cuenta sólo
la medida de talla, la belleza de los ojos
o de la mirada.
Un amor que te enseña a leer de otro modo,
a hablar, a compartir, a encontrare de otro manera.
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Robert Riber
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(Fotografía Jeff Palmer vía Nudarte)
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