La segunda vuelta de la elecciones presidenciales en Colombia ofrece un panorama adverso a la igualdad LGBTI
El pasado domingo 25 de mayo tuvo lugar en Colombia la primera vuelta de las elecciones presidenciales, en la cual el candidato más votado fue Óscar Iván Zuluaga, del partido Centro Democrático (la formación derechista fundada por el expresidente Álvaro Uribe). Zuluaga alcanzó el 29,3 % de los votos y disputará la segunda vuelta al actual presidente, Juan Manuel Santos, que fue segundo. El posible regreso del uribismo al poder constituye sin duda una seria amenaza para los derechos LGTBI.
Juan Manuel Santos, apoyado por una coalición de diversos partidos de centro-derecha, se quedó en el 25,7 % de los votos. La conservadora Marta Lucía Ramírez, contraria al matrimonio entre personas del mismo sexo y a la adopción homoparental, fue tercera con el 15,5 % de los votos. Fuera de la contienda quedaron también los dos candidatos más claramente favorables a los derechos LGBTI: Clara López, del izquierdista Polo Democrático (con el 15,2 %) y Enrique Peñalosa, del Partido Verde (obtuvo el 8,5 %).
Una vez que los candidatos más favorables a la igualdad han quedado fuera de la contienda, la posibilidad de que Óscar Iván Zuluaga se haga con la presidencia constituye ahora la más seria amenaza a los derechos LGBTI. No en vano Zuluaga cuenta entre sus apoyos con los grupos cristianos más reaccionarios, como la Misión Carismática Internacional G12, la Iglesia Avivamiento, sectores católicos conservadores y personajes como el pastor evangélico y concejal de Bogotá Marco Fidel Ramírez, a cuya homofobia ya nos hemos referido en ocasiones anteriores.
También se ha unido a la campaña del candidato uribista la pastora María Luisa Piraquive, del Partido MIRA (una formación vinculada a la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional) y de la que ya comentamos el escándalo en el que se vio envuelta al difundirse un vídeo en el que pedía a los pastores de su iglesia que no permitieran a personas con discapacidad subir a los púlpitos, al considerarlo antiestético. Se da precisamente la circunstancia de que el hijo de Piraquive es gay y fue expulsado de la iglesia y del partido por su propia madre, aunque luego la familia lo volvió a acoger. Piraquive ha pedido ahora a su feligresía apoyar a Zuluaga porque según ella Santos no la defendió en su momento.
La victoria de Zuluaga no solo supondría un revés para los derechos LGTBI, también llevaría a la suspensión del proceso de paz con la guerrilla de las FARC, el cual ha avanzado como nunca antes había hecho.
Frente a la amenaza de Zuluaga, el continuismo de Santos
Zuluaga disputará la segunda vuelta a Juan Manuel Santos, actual presidente de Colombia, al que en modo alguno se puede considerar un defensor de los derechos LGTBI pero que al menos no resulta tan hostil. Santos, que guardó un silencio absoluto sobre el proyecto de ley de matrimonio igualitario que fue rechazado por el Congreso en abril del 2013, asegura ahora que respetará las decisiones de la Corte Constitucional al respecto. Conviene recordar, en este sentido, que en Colombia el avance de los derechos LGBTI ha ido de la mano de la Corte Constitucional, ante la pasividad del Ejecutivo y la animadversión de mayoría del Congreso y de la Procuraduría General de la Nación. Por el momento existen ya en el país tres matrimonios entre personas del mismo sexo válidos por decisión de jueces, después de que 2011 la Corte ratificara que las parejas del mismo sexo constituyen familia y diera un plazo de dos años al Congreso para que legislara su reconocimiento con los mismos derechos que el matrimonio civil (obligación que el Congreso no cumplió). La Corte Constitucional, de hecho, está ahora obligada a pronunciarse de forma más explícita sobre la materia y despejar la incertidumbre jurídica.
El posicionamiento de Santos supone un cambio significativo respecto a su campaña de 2010, cuando se comprometió con el pastor Ricardo Rodríguez (de la Iglesia Avivamiento) a impedir el matrimonio igualitario, el aborto, la eutanasia y hacer de la Biblia su guía como gobernante.
La segunda vuelta de las elecciones presidenciales tendrá lugar el domingo 15 de junio, solo dos semanas antes de la que será XVIII Marcha por la Ciudadanía LGBTI en Bogotá. Una jornada electoral que promete estar muy apretada y cada voto contará. Para los ciudadanos LGBTI, la opción de tener un presidente comprometido por la igualdad se ha perdido, y ahora toca elegir entre un derechista indiferente -el mal menor- y un ultraderechista abiertamente contrario. Veremos qué sucede finalmente.
Fuente Dosmanzanas
Comentarios recientes