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Ya son beatos los mártires riojanos, “insignes testimonios del Reino de justicia y caridad”

Martes, 30 de abril de 2019
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EA0B14B1-A68B-43DD-80D8-C93AA0192443 “Vivieron y murieron por amor“, afirma el cardenal Becciu en una ceremonia multitudinaria

El Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos destaca de Angelelli, Murias, Longueville y Pedernera su “fuerte compromiso religioso y social, anclado en el Evangelio, en favor de los más pobres y explotados”

“Fueron asesinados debido a su diligente actividad de promoción de la justicia cristiana“, recuerda el purpurado

González Faus: “Olvidar a un mártir es desoír una enseñanza. El mártir es generador de fe”

Quién era ‘El Pelado’ Angelelli, el obispo que supo que la dictadura lo buscaría: “Ahora me toca a mí”

La familia Angelelli celebra con alegría la beatificación

Viuda de Wenceslao Pedernera, nuevo beato riojano: “Nunca pensé que mi esposo iba a llegar tan alto”

Cardenal Becciu: “Todos nos sentimos pequeños ante el coraje de nuestros mártires riojanos”

Dante Braida: “Los mártires atendieron a las realidades concretas que padecía el pueblo”

Martín Bitzer: “Los mártires riojanos se entregaron libre y voluntariamente a la muerte”

Monseñor Enrique Angelelli, el padre Carlos De Dios Murias OFMConv, el presbítero Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera, fueron proclamados hoy beatos en una celebración eucarística multitudinaria en La Rioja, presidida por el cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y enviado especial del papa Francisco.

Concedemos que los Siervos de Dios Enrique Ángel Angelelli Carletti, obispo de La Rioja; Gabriel José Rogelio Longueville, sacerdote diocesano; Carlos de Dios Murias, sacerdote profeso de la Orden de los Frailes Menores Conventuales y Wenceslao Pedernera, padre de familia, mártires y discípulos fieles de Cristo, insignes testimonios de Su Reino de justicia y de caridad, de ahora en adelante sean llamados beatos“, leyó el purpurado la carta apostólica firmada por Papa y luego el arzobispo de Mendoza y ex obispo de La Rioja, monseñor Marcelo Daniel Colombo.

A las 10.46 una gigantografía con las imágenes de monseñor Angelelli y compañeros mártires fue desplegada en el altar, en medio de vítores, la entonación del Himno de los Mártires Riojanos y los aplausos de miles de fieles congregados en el Parque de la Ciudad, de la capital provincial.

En la carta apostólica también se indicó, además, que se estableció que la fiesta litúrgica en honor de los beatos monseñor Angelelli y compañeros mártires sea el 17 de julio, día de su nacimiento al Cielo.

Texto completo de la homilía del cardenal Becciu

“Este es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos”.

Queridos hermanos y hermanas,

La invitación que la Liturgia nos renueva constantemente en este tiempo de Pascua, encuentra hoy en nosotros, reunidos en el solemne rito de la beatificación de cuatro mártires, una respuesta particularmente pronta y alegre. Nos alegramos y nos regocijamos en el Señor por el don de los nuevos Beatos. Son hombres que han dado valientemente su testimonio de Cristo, mereciendo ser propuestos por la Iglesia a la admiración e imitación de todos los fieles. Cada uno de ellos puede repetir las palabras del libro de la Apocalipsis, proclamadas en la primera lectura: “Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías” (Ap 12,10): el poder de Cristo resucitado, que, a lo largo de los siglos, por medio de su Espíritu, continúa viviendo y actuando en los creyentes, para impulsarlos hacia la plena realización del mensaje evangélico.

Conscientes de esto, los nuevos Beatos siempre contaron con la ayuda de Dios, incluso cuando tuvieron que “sufrir por la justicia” (1Pe 3,14), de modo que siempre estaban dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pidiese razón de la esperanza que ellos tenían (cfr 1Pe 3,15). Se ofrecieron a Dios y al prójimo en un heroico testimonio cristiano, que tuvo su culmen en el martirio. Hoy a la Iglesia se complace en reconocer que Enrique Ángel Angelelli, Obispo de La Rioja, Carlos de Dios Murias, franciscano conventual, Gabriel Longueville, sacerdote misionero fidei donum, y el catequista Wenceslao Pedernera, padre de familia, fueron insultados y perseguidos a causa de Jesús y de la justicia evangélica (cfr Mt 5, 10-11), y han alcanzado una “gran recompensa en el cielo” (Mt 5,12).

“¡Felices ustedes!” (Mt 5,11; 1Pe 3,13). ¿Cómo podríamos no escuchar dirigida a nuestros cuatro Beatos esta sugestiva manifestación de alabanza? Ellos fueron testigos fieles del Evangelio y se mantuvieron firmes en su amor a Cristo y a su Iglesia a costa de sufrimientos y del sacrificio extremo de la vida. Fueron asesinados en 1976 [mil novecientos setenta y seis], durante el período de la dictadura militar, marcado por un clima político y social incandescente, que también tenía claros rasgos de persecución religiosa. El régimen dictatorial, vigente desde hacía pocos meses en Argentina, consideraba sospechosa cualquier forma de defensa de la justicia social. Los cuatro Beatos desarrollaban una acción pastoral abierta a los nuevos desafíos pastorales; atenta a la promoción de los estratos más débiles, a la defensa de su dignidad y a la formación de las conciencias, en el marco de la Doctrina Social de la Iglesia. Todo esto, para intentar ofrecer soluciones a los múltiples problemas sociales.

Se trataba de una obra de formación en la fe, de un fuerte compromiso religioso y social, anclado en el Evangelio, en favor de los más pobres y explotados, y realizado a la luz de la novedad del Concilio Ecuménico Vaticano II, en el fuerte deseo de implementar las enseñanzas conciliares. Podríamos definirlos, en cierto sentido, como “mártires de los decretos conciliares”.

Fueron asesinados debido a su diligente actividad de promoción de la justicia cristiana. De hecho, en aquella época, el compromiso en favor de una justicia social y de la promoción de la dignidad de la persona humana se vio obstaculizado con todas las fuerzas de las autoridades civiles. Oficialmente, el poder político se profesaba respetuoso, incluso defensor, de la religión cristiana, e intentaba instrumentalizarla, pretendiendo una actitud servil por parte del clero y pasiva por parte de los fieles, invitados por la fuerza a externalizar su fe solo en manifestaciones litúrgicas y de culto. Pero los nuevos Beatos se esforzaron por trabajar en favor de una fe que también incidiese en la vida; de modo que el Evangelio se convirtiese en fermento en la sociedad de una nueva humanidad fundada en la justicia, la solidaridad y la igualdad.

El Beato Enrique Ángel Angelelli fue un pastor valiente y celoso que, nada más llegar a La Rioja, empezó a trabajar con gran celo para socorrer a una población muy pobre y víctima de injusticias. La clave de su servicio episcopal reside en la acción social en favor de los más necesitados y explotados, así como en valorar la piedad popular como un antídoto contra la opresión. Icono del buen pastor, fue un enamorado de Cristo y del prójimo, dispuesto a dar su vida por los hermanos. Los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville fueron capaces de individuar y responder a los desafíos concretos de la evangelización siendo cercanos a las franjas más desfavorecidas de la población. El primero, religioso franciscano, se distinguió por su espíritu de oración y un auténtico desapego de los bienes materiales; el segundo, por ser hombre de la Eucaristía. Wenceslao Pedernera, catequista y miembro activo del movimiento católico rural, se dedicó apasionadamente a una generosa actividad social alimentada por la fe. Humilde y caritativo con todos.

Estos cuatro Beatos son modelos de vida cristiana. El ejemplo del Obispo enseña a los pastores de hoy a ejercer el ministerio con ardiente caridad, siendo fuertes en la fe ante las dificultades. Los dos sacerdotes exhortan a los presbíteros de hoy a ser asiduos en la oración y a hallar, en el encuentro con Jesús y en el amor por Él, la fuerza para no escatimar nunca en el ministerio sacerdotal: no entrar en componendas con la fe, permanecer fieles a toda costa a la misión, dispuestos a abrazar la cruz. El padre de familia enseña a los laicos a distinguirse por la transparencia de la fe, dejándose guiar por ella en las decisiones más importantes de la vida.

Vivieron y murieron por amor. El significado de los Mártires hoy reside en el hecho de que su testimonio anula la pretensión de vivir de forma egoísta o de construir un modelo de sociedad cerrada y sin referencia a los valores morales y espirituales. Los Mártires nos exhortan, tanto a nosotros como a las generaciones futuras, a abrir el corazón a Dios y a los hermanos, a ser heraldos de paz, a trabajar por la justicia, a ser testigos de solidaridad, a pesar de las incomprensiones, las pruebas y los cansancios. Los cuatro Mártires de esta diócesis, a quienes hoy contemplamos en su beatitud, nos recuerdan que “es preferible sufrir haciendo el bien, si esta es la voluntad de Dios, que haciendo el mal” (1 Pe 3,17), como nos ha recordado el apóstol Pedro en la segunda lectura.

Los admiramos por su valentía. Les agradecemos su fidelidad en circunstancias difíciles, una fidelidad que es más que un ejemplo: es un legado para esta diócesis y para todo el pueblo argentino y una responsabilidad que debe vivirse en todas las épocas. El ejemplo y la oración de estos cuatro Beatos nos ayuden a ser cada vez más hombres de fe, testigos del Evangelio, constructores de comunidad, promotores de una Iglesia comprometida en testimoniar el Evangelio en todos los ámbitos de la sociedad, levantando puentes y derribando los muros de la indiferencia. Confiamos a su intercesión esta ciudad y toda la nación: sus esperanzas y sus alegrías, sus necesidades y dificultades. Que todos puedan alegrarse del honor ofrecido a estos testigos de la fe. Dios los sostuvo en los sufrimientos, les ofreció el consuelo y la corona de la victoria. Que el Señor sostenga, con la fuerza del Espíritu Santo, a quienes hoy trabajan en favor del auténtico progreso y de la construcción de la civilización del amor.

Beato Enrique Ángel Angelelli y tres compañeros mártires, ¡rogad por nosotros!

Fuente Religión Digital

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“Hoy necesitamos estos modelos de personas que saben darlo todo por los más desprotegidos”

Sábado, 25 de agosto de 2018
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martires-riojanosLos obispos argentinos expresan su “alegría” por la inminente beatificación de los mártires riojanos

Invitan a tomar cuenta de su testimonio “para seguir a Jesucristo con todas las consecuencias”

Con motivo de la próxima beatificación de monseñor Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera, los obispos argentinos enviaron una carta al administrador diocesano de La Rioja, presbítero Roberto Enrique Queirolo.

La carta se dio a conocer en el marco de la 180° reunión de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal Argentina, que comenzó en la mañana del 21 de agosto y se desarrolla hasta el jueves 23 en la ciudad de Buenos Aires.

En el mensaje, los prelados expresan “alegría” por la inminente beatificación de los mártires riojanos, y adhieren “plenamente a los frutos del proceso canónico que concluyó con la declaración del martirio de estos hermanos nuestros”, destacando especialmente la seriedad y el rigor con el que trabaja la Congregación para las Causas de los Santos.

“Hoy necesitamos estos modelos de personas que saben darlo todo en la lucha por los derechos de los más desprotegidos y al mismo tiempo son capaces de promover la comunión y la paz”, consideran los obispos.

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Texto del comunicado

Los miembros de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina queremos expresarte nuestra alegría por la inminente beatificación de Mons. Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera.

Eran un obispo, un religioso, un sacerdote diocesano y un padre de familia. A todos ellos les cabe lo que un antiguo cristiano escribía sobre los primeros mártires: “Hacen el bien y se los castiga como malhechores, castigados de muerte se alegran como si se les diera la vida” (Carta a Diogneto).

Conocemos el rigor y la seriedad con que trabaja la Congregación para la Causa de los Santos y adherimos plenamente a los frutos del proceso canónico que concluyó con la declaración del martirio de estos hermanos nuestros.

El 4 de agosto de 1976, la muerte de Mons. Angelelli coronó una vida de generosa entrega a la causa del Evangelio. Sabemos por sus últimos escritos que él preveía este final y estaba generosamente dispuesto a entregar la vida.

Hoy necesitamos estos modelos de personas que saben darlo todo en la lucha por los derechos de los más desprotegidos y al mismo tiempo son capaces de promover la comunión y la paz.

La corrupción pasada y presente, los crecientes sufrimientos de los más pobres y el recuerdo de nuestros propios errores y pecados, nos impulsan a mirar el testimonio de estos hermanos para seguir a Jesucristo con todas las consecuencias.

Recibí este saludo afectuoso, que te pedimos hagas extensivo a toda la Iglesia que peregrina en La Rioja.

Buenos Aires, 21 de agosto de 2018

Fuente AICA/Religión Digital

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Argentina abre la causa de beatificación de Enrique Angelelli

Domingo, 1 de noviembre de 2015
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angelelli25El martirio del obispo asesinado durante la dictadura podría demostrarse en dos años

“El Papa Francisco conoció a monseñor Angelelli“, afirma monseñor Colombo

(Alver Metalli, en Terres d’America).- El obispo de La Rioja (Argentina), Marcelo Colombo, abrió ayer la causa de beatificación de Enrique Angelelli, asesinado durante y por la dictadura en agosto de 1976. En la ceremonia participó el obispo emérito, Robert Rodríguez, y varios sacerdotes que se constituyeron como comisión Histórica y el Tribunal Diocesano.

Colombo hizo todo lo posible para que comenzara cuanto antes. “Desde que asumí esta responsabilidad pastoral he querido dar toda mi colaboración y siempre encontré en la máxima conducción de la Conferencia Episcopal Argentina una gran sensibilidad e interés por la causa Angelelli”, declara el prelado.

Ya en 1983, siete años después del asesinato de Angelelli, varios obispos argentinos pidieron que se aclararan las circunstancias de su muerte, que desde el principio había despertado sospechas. “Me refiero a cuatro obispos muy reconocidos por su compromiso con los derechos humanos”, aclara monseñor Colombo, dando los nombres y la diócesis a la que pertenecen: De Nevares (Neuquén), Novak (Quilmes), Hesayne (Viedma) y Mendiharat (Salto, Uruguay).

“Ellos expresaron, pero no fueron los únicos, lo que muchos pensaban y decían en La Rioja desde el primer momento: “¡A Angelelli lo mataron! Sobre todo, si se tiene en cuenta que su muerte fue la última de una serie de muertes ocurridas en los días inmediatos anteriores, me refiero a los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera“.

Monseñor Colombo será quien interrogue a los testigos en la instrucción diocesana que acaba de comenzar y documentará la fama de santidad y las condiciones en que se produjo el homicidio de Angelelli en agosto de 1976. Colombo también designó formalmente la Comisión histórica del Tribunal diocesano, de la que formarán parte, entre otros, el obispo emérito Roberto Rodríguez, otra figura importante para la puesta en marcha de la causa, y varios sacerdotes. Estos últimos deberán reunir los escritos de Angelelli -se sabe que el trabajo de compilación se encuentra bastante avanzado-, las grabaciones y filmaciones que de él existen, que no son muchos, analizarlos y clasificarlos, elaborar a partir de ellos las respuestas que se exigen para un procedimiento de este tipo, antes de enviar todo a Roma.

Se sabe que el Papa Francisco en varias oportunidades pidió información sobre el estado de la causa penal que abrió la justicia argentina para dar un rostro a los mandantes y ejecutores del asesinato. “El Papa conoció a monseñor Angelelli”, explica Colombo. “Como provincial jesuita durante esos años visitó la diócesis donde trabajaban algunos sacerdotes de su orden, algunos de los cuales incluso habían sufrido la persecución y la cárcel en esos días”. Monseñor Colombo recuerda que “en 2006, en ocasión del 30° aniversario del asesinato de Angelelli, Bergoglio encabezó las celebraciones con la participación de numerosos obispos y sacerdotes. Fue elocuente su homilía de entonces. Todos la recuerdan con emoción. Como presidente de la Conferencia Episcopal Argentina dispuso la creación de la comisión investigadora ad hoc, presidida por monseñor Giaquinta”.

Los juicios que se realizaron en Argentina sobre la muerte de Angelelli aportaron importantes certezas. Quedó comprobada la mecánica de un falso accidente automovilístico premeditado y provocado cuando el auto en el que viajaba Angelelli circulaba por la ruta nacional 38 -que hoy lleva el nombre de “Ruta Monseñor Enrique Angelelli”- a la altura de la localidad de Punta de los Llanos. La responsabilidad del atentado se atribuye al Tercer Cuerpo de Ejército y en julio de 2014 fueron condenados a cadena perpetua el ex general Luciano Benjamín Menéndez, Luis Fernando Estrella y otros militares.

la-causa-de-angelelli.jpgLa causa que acaba de abrirse en la diócesis de La Rioja no tiene fecha de vencimiento establecida sino que la intención de los promotores es proceder sin perder tiempo. Uno de los miembros de la Comisión histórica recién constituida, Pedro Goyochea, declaró: lo que se va a comprobar es su martirio, es decir, sufrir una muerte violenta a causa del Evangelio, a causa de la pastoral de conjunto, que como lo definió el obispo Colombo, fue una decisión de monseñor Angelelli de aplicar las condiciones del Concilio Vaticano Segundo, en nuestra provincia“.

Otro sacerdote que integra el Tribunal Diocesano instituido en el diócesis, Roberto Queirolo, anticipó al diario local Chilecito que “en dos años podría estar terminada la instrucción para enviar la causa a la Santa Sede“, como ya se hizo con los curas de Chamical, Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, cuya fase diocesana concluyó el 15 de mayo pasado y el mismo Colombo llevó todo el material a Roma después de asistir a la beatificación de monseñor Romero en El Salvador. El padre Roberto Queirolo recordó que después del homicidio de Murias y Longueville y del laico Wenceslao Pedernera, ocurridos con pocos días de diferencia en julio de 1976, “todos los sacerdotes le pidieron a Angelelli que se proteja, pero él decidió quedarse con su pueblo y no dejar solas a sus ovejas“.

El Papa Francisco sigue con atención el proceso de beatificación y “quiere darle celeridad, admitió el perito de La Rioja, quien recordó también que en 2006, cuando se cumplieron 30 años del asesinato, Bergoglio manifestó en una homilía en la catedral de La Rioja que el fallecido obispo “recibía pedradas por predicar el Evangelio y derramó su sangre por ello“.

Por otra parte, copias de las dos cartas que Angelelli llevaba consigo en el momento de ser asesinado habían sido enviadas al Vaticano pocos días antes y son las mismas que el Papa devolvió al obispo de La Rioja. “En la causa de monseñor Angelelli fue decisiva la inclusión de dos documentos que el Papa nos envió para presentar ante los tribunales argentinos”, reconoce monseñor Marcelo Colombo.

Fuente Religión Digital

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“La cara y la cruz del Papa Francisco”, por Emilio Marín

Domingo, 13 de julio de 2014
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1396214004_1393258840_frankieLeído en ArgenPress:

Emilio Marín (LA ARENA)

Próximo a cumplir un año y cuatro meses de papado, la gestión del argentino Papa Francisco tiene luces y algunas sombras. En las últimas semanas hubo más material para ese balance contradictorio.

Aunque aún es pronto para emitir una opinión definitiva, Francisco mantiene la ilusión de muchos creyentes en que su etapa en el Vaticano puede ser más que buena.

Lo ayuda en esa sensación el contraste con Benedicto XVI, criticado dentro y fuera de la Iglesia y que renunció en vida, alterando la rutina de siglos.

Hay un estilo de vida de Bergoglio, que ya traía de Buenos Aires y ha impactado favorablemente. Vive con modestia, no se mueve en vehículos de alta gama, tiene roce con la feligresía -a veces algo marketinero- y hasta es un Papa futbolero, que por casualidad coincide con el interés masivo por el mundial de Brasil.

En política internacional lo suyo sin ser brillante ha tenido una buena orientación, como cuando se opuso a las amenazas de guerra e invasión contra Siria. Tal era el plan de Barack Obama, cuando le salió al cruce la oposición rusa y china; el Papa coincidió con esta última postura. Allí se salvaron muchas vidas y la soberanía de Siria.

Por supuesto, como buen jesuita, tiempo después recibió a pura sonrisa al presidente norteamericano, quien le manifestó que era un admirador suyo. Lo bueno es que el halagado no le respondió el cumplido diciendo lo mismo.

También en la columna del Haber debe computarse su gira por Medio Oriente entre el 24 y el 26 de mayo pasado. En Jordania, Palestina e Israel su mensaje reiterado fue a favor de la paz de las dos partes enfrentadas. Aunque no lo dijo expresamente, pareció que también para el jefe del Vaticano la palestina era la parte oprimida del conflicto. Su parada y rezo ante el Muro del Apartheid, cerca de Belén, fue memorable.

Luego ese gesto trató de ser equilibrado con un poco digno homenaje suyo ante la tumba del fundador del sionismo, Theodor Herzl, pero aún computándolo como negativo no tuvo la misma significación que aquél rezo frente al grafitti “Palestine free”.

Invitó a los presidentes de Israel y Palestina para orar juntos por la paz en el Vaticano, que se concretó el 6 de junio. Lamentablemente un triple crimen de adolescentes judíos, cuya autoría no está esclarecida, generó ataques sionistas en Cisjordania y bombardeos en Gaza, con 7 palestinos muertos, decenas de heridos, 500 presos y mucha destrucción material.

Una canción setentista de Violeta Parra se preguntaba: “¿qué dirá el Santo Padre, que vive en Roma, que le están degollando, a sus palomas?“.

Papa peronista

0000986137Después de que salió humo blanco y se anunció que había sido elegido Papa por los obispos de un solo sexo, sin ninguna mujer entre ellos, se abrió una discusión en Argentina porque el kirchnerismo salió a decir que era un “Papa peronista”.

Esa calificación pareció errónea dadas las serias diferencias que el obispo de Buenos Aires tuvo con el kirchnerismo, en torno a la política, los derechos humanos, el matrimonio igualitario, la implementación de los abortos no punibles, la educación sexual en las escuelas, etc.

Por lo visto hasta aquí, parece que tenían razón las dos partes. Francisco no era kirchnerista, pero sí puede ser catalogado de peronista. En sus misas y declaraciones, ha reflotado la doctrina social de la Iglesia, de la que el peronismo dijo ser abanderado. Su núcleo sería la justicia social, en un capitalismo “fifty-fifty” (mitad y mitad entre empresarios y trabajadores) como suele plantear Cristina Fernández de Kirchner.

Francisco ha cuestionado la economía global esencialmente financiera, con la pobreza y crisis subsiguientes; a favor del ser humano. Aunque debería poder hacer algo más por su país de origen, en esta encrucijada entre los “fondos buitres” y los intereses nacionales, lo suyo está mucho más cerca de estos últimos.

No debería hablarle a esos fondos con el corazón, porque ya se sabe que le contestarán con el bolsillo. Tendría que analizar otras opciones, como auspiciar una cumbre mundial contra esta clase de deudas usurarias. Quizás excomulgar a Paul Singer y Thomas Griesa, si es que fueran de su rebaño, o pedirle a sus amigos popes de otras religiones que sí lo hagan.

Mejor tarde…

Papa-Francisco-y-CFK-630x325En los antecedentes de Bergoglio está su papel durante la dictadura militar-cívica. Y en ese tramo recibió fuertes cuestionamientos por no haber defendido a curas víctimas de los represores, como en los casos de Yorio y Jalics.

En este tema, el cronista se ubica del lado de Horacio Verbitsky y sus fundadas investigaciones, y no de quienes defienden al Provincial de los jesuitas.

De todos modos, nobleza obliga, también hay que mencionar que cuando llegó al sillón de Pedro, aquél proporcionó al tribunal riojano que analizaba el asesinato del obispo Enrique Angelelli dos cartas que éste había enviado por medio del nuncio Pío Laghi. Angelelli denunciaba la tremenda represión que existía en la provincia, la situación de los presos políticos, las amenazas de muerte que había recibido y la persecución a que era sometida la iglesia que había hecho opción por los pobres.

Ayer el Tribunal Oral Federal Penal 26 condenó a prisión perpetua al general Luciano B. Menéndez y el brigadier Luis F. Estrella como responsables del crimen del obispo riojano. Se terminó la farsa del “accidente vial“. No es que tales genocidas hayan sido condenados gracias a Bergoglio, pero esas cartas fueron un granito de arena que colaboraron. Más vale tarde…

Ahora la Iglesia debería abrir y compartir sus archivos con la justicia para esclarecer muchos otros casos, entre ellos los de los bebés robados a los desaparecidos.

¿Quién robó a quién?

Una grata sorpresa para quienes no simpatizan con el Vaticano fue la misiva que envió el 2 de junio pasado a los asistentes a un congreso de derecho penal, donde se podía leer: “la experiencia nos dice que el aumento o endurecimiento de las penas con frecuencia no resuelve los problemas sociales, ni logra disminuir los índices de delincuencia”. Fue como un poco de oxígeno para Raúl Zaffaroni y los integrantes de la comisión redactora del Anteproyecto de Código Penal, de integración pluralista, que habían tenido un punto de vista similar al Papa. Y que por eso mismo habían sido objeto de descalificaciones virulentas de Sergio Massa y la oposición conservadora que muchas veces alega contar con el apoyo vaticano. Bienvenida esa toma de posición papal contraria a los linchamientos y a dar 50 años de cárcel a todos los delitos, sin proporcionalidad según el delito cometido.

A fines de junio, el personaje hizo declaraciones a Il Messaggero, diciendo que “los comunistas nos han robado la bandera. La bandera de los pobres es cristiana. Los comunistas dicen que todo esto (por la pobreza) es algo comunista. Sí, claro, ¡cómo no! Pero veinte siglos después (de la escritura del Evangelio). Cuando ellos hablan nosotros podríamos decirles: ¡Pero si son cristianos!“.

En realidad los comunistas no le robaron nada a la Iglesia. El problema fue que ésta abandonó a los pobres, seducida por el capital y aún por los imperios, incluso -caso de Pío XII- por el nazi-fascismo, que provocó 60 millones de muertos en la Segunda Guerra Mundial. Y, en consecuencia, buena parte del mundo, China y Europa oriental vieron nacer gobiernos socialistas. Y en muchos países, como Italia, los comunistas se convirtieron en una fuerza mayoritaria entre los trabajadores y gente humilde.

Si le interesa a Francisco, podría leer los dos tomos de un libro de la cubana Katiuska Blanco. Así sabría cómo fue que un estudiante jesuita se hizo un revolucionario y patriota primero, y socialista y comunista luego: Fidel Castro Ruz.

Reformas pendientes

Donde los avances no lucen como significativos es en las reformas que necesitaría la Iglesia para ponerse a tono con el siglo XXI y principios básicos como el de la igualdad del rol de la mujer.

¿Curas y hasta obispos pederastas? Siguen trámites muy lentos y, de vez en cuando, hay algún sancionado, como sucedió con el ex nuncio en República Dominicana, arzobispo Josef Weselowski. La pena es “dimisión del estado clerical”. La cárcel, una posibilidad por ahora lejana.

¿Fin del celibato? En el avión de regreso de Medio Oriente, el Papa dijo que no era un dogma de fe y podría discutirse. No figura en la agenda, ni siquiera para reformularlo como una opción voluntaria.

¿Corrupción en las finanzas vaticanas? Es un fenómeno que goza relativamente de buena salud. Francisco formó una Comisión de 8 obispos, al que sumó al secretario de Estado y convirtió en Comisión de 9, para aconsejarlo sobre diversas reformas. Se menta una renuncia del alemán que preside el IOR, virtual Banco del Vaticano, lo que significaría otro cambio más de personajes en poco tiempo, protagonistas de negocios poco transparentes.

En esto Francisco merece cierta piedad. Sus banqueros son un desastre y se dejan tentar por la corrupción, pero si sacara el IOR de la órbita vaticana y pusiera la plata en manos de Wall Street, en vez de un Banco Ambrosiano tendría un Lehman Brothers. Contradicción insalvable: el reino de los Cielos con obispos y banqueros en la Tierra. Y ese demonio real no se exorciza con la Asociación Internacional de curas Exorcistas, recién legalizada por el Vaticano.

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El Vaticano “canoniza” a Romero, Angelelli y Posadas Ocampo.

Domingo, 2 de marzo de 2014
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romer_560x280Leemos en Religión Digital:

El cardenal Sandri pone como ejemplo de santidad a los tres obispos mártires

El Vaticano “canoniza” a Romero, Angelelli y Posadas Ocampo

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“Fueron víctimas por ser fieles a la opción preferencial por los pobres”

(J. Bastante).- Son los tres obispos mártires de Latinoamérica. En México, El Salvador y Argentina, víctimas de la dictadura y de la defensa del Evangelio de los pobres y para los pobres. Reivindicados por esta primavera de la Iglesia, Óscar Romero, Enrique Angelelli y Juan Jesús Posadas Ocampo acaban de ser reconocidos por la Pontificia Comisión Para América Latina como “víctimas por ser fieles a la opción preferencial por los pobres”.

Así lo asumió el cardenal Leonardo Sandri durante la Eucaristía que ha tenido lugar esta mañana en el Vaticano: “Quisiera conmemorar a tres pastores concretos,  desde luego sin anticiparme al juicio de la Iglesia y  sin dar a las palabras “martirio” y “mártir” una significación canónica y teológica y evitando cualquier interpretación política”.

ocampo-posadas-sigue-siendo-recordado-en-mexicoEl Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, Arzobispo de Guadalajara, México, asesinado el 24 de mayo 1993. El Arzobispo Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador, asesinado el 24 de marzo 1980 (“la causa de canonización de Mons. Romero ha sido introducida y esperamos pronto verlo como modelo para toda la Iglesia”, añadió Sandri), y, especialmente, el Obispo Enrique Angelelli, Obispo de La Rioja, Argentina, muerto el 4 de agosto 1976, en un sospechoso accidente de auto y en un contexto de valentía del Obispo. “De él recuerdo hoy no solamente la pasión y el convencimiento de que su muerte fue por ser defensor de Dios, de la persona humana y del Evangelio, apuntó el purpurado argentino.

Citando los ejemplos de estos tres pastores, vienen a la memoria las palabras de Benedicto XVI: El mártir es una persona sumamente libre, libre frente al poder, libre frente al mundo; una persona libre, que en un acto definitivo dona a Dios toda su vida”, añadió el cardenal Sandri.

el-obispo-angelelliFinalmente, el responsable de la Comisión Para América Latina incidió en la fe “del Pueblo de Dios en América Latina,  que Aparecida convoca para ser discípulos y misioneros y la del Oriente cristiano,  convocado, después del Sínodo especial para el Medio Oriente,  a la comunión y al testimonio”.

Ésta es la homilía íntegra de Sandri:

Queridos Hermanos y Hermanas:

Terminaremos hoy nuestra Plenaria con esta última celebración eucarística en honor del Sagrado Corazón de Jesús. De este modo nuestra plenaria acaba con la mirada puesta en Cristo crucificado y resucitado, núcleo esencial de nuestra fe y núcleo fundamental a proclamar en la emergencia educativa y en la “traditio” de la fe a nuestra juventud.

Aquí sobre el altar que guarda las reliquias de San Juan Crisóstomo reviviremos el sacrificio de la cruz, poniéndonos con nuestra mente y nuestro corazón frente al costado abierto de Cristo, traspasado por la lanza del soldado, para adorar el misterio de nuestra salvación y de aquí sacar el coraje necesario para el anuncio del Evangelio y para nuestro testimonio de discípulos.

Una constante de la historia cristiana es la persecución y la cruz que en este mundo y en este tiempo de la Iglesia toca a muchos de sus hijos. Es la entrega de la propia vida en medio de la violencia y del desprecio de los valores de la dignidad de la persona humana, de los ataques a personas, a símbolos y a lugares sagrados de nuestra fe que han tenido por consecuencia no solamente el secuestro sino también el asesinato y la muerte de obispos, sacerdotes, religiosos, y religiosas. Esta línea roja de la sangre de los mártires, ha sido registrada en veinte siglos de historia y las Iglesias Orientales Católicas como también las comunidades ortodoxas y otros cristianos han sido y son hoy protagonistas de esta evangélica nota de identidad del discípulo con su maestro y esta fue y es la garantía de la esperanza cierta del cielo nuevo y de la tierra nueva que esperamos ver y tocar con nuestras manos en la eternidad.

Benedicto XVI, en la Exhortación Apostólica “Ecclesia in Medio Oriente”, escribe: “La situación en Medio Oriente es en sí misma un llamamiento urgente a la santidad de vida. Los martirologios enseñan que los santos y los mártires, de cualquier pertenencia eclesial, han sido – y algunos lo son todavía – testigos vivos de esta unidad sin fronteras en Cristo glorioso, anticipando nuestro “estar reunidos” como pueblo finalmente reconciliado en él” (EMO n. 11).

De estos últimos años recuerdo a los 52 mártires de la Catedral Siro-católica de Bagdad, en cuya reconsagración participé en diciembre 2012, y recuerdo el dolor y, la mayoría de las veces, la muda impotencia con la que se tiene que asistir al avance del mal, al desprecio de Dios y de su ley y al desprecio de la dignidad de la persona humana. Y me he preguntado cual era el nexo que podía existir entre esta realidad y la de nuestra América Latina. Es la sangre de Cristo, que ahora vemos derramada en la persona de nuestros hermanos, víctimas de persecución, del terrorismo en general, y del terrorismo de estado en particular, de la violencia irracional y de la del narcotráfico en particular o víctimas por ser fieles a la opción preferencial por los pobres, implícita en la fe cristológica, como indicado por el Papa Benedicto XVI en el discurso inaugural de la Conferencia de Aparecida (cfr también Aparecida nn. 391-392 y ss.) el nexo de nuestras dos realidades. Leer más…

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