“No me sirve. Que se disculpe primero“. Justo después de acabar esta entrevista, el sacerdote Héctor Gozalbo, a esta hora todavía delegado de Medios de Segorbe-Castellón, se ‘disculpaba’ en sus redes sociales por sus exabruptos contra la periodista Emma Zafón, a la que esta semana había insultado gravemente en esas mismas redes.

“Siento mucho las palabras de ayer, impropias de mí; que hayan podido herir la sensibilidad de algunas personas. Me dejé llevar por un arrebato de enfado y de ira. Antes que sacerdote soy persona y humanamente también puedo equivocarme. ¡Pido perdón a quien legítimamente se haya podido sentir ofendido!” apuntaba el clérigo en su perfil, protegido y sin visibilidad para quienes no son sus amigos. Por tanto, a Emma, la ‘legítimamente ofendida’ no le consta petición de perdón alguna. Hablamos con ella.

¿De dónde viene esta ‘enemistad’ por parte del cura?

No sé si hay una enemistad en sí. Lo que sucede es que defiende un discurso que va contra la justicia social y los derechos humanos: es abiertamente homófobo, misógino, ha predicado contra el aborto, etc… Y no acepta las críticas. Se siente amo y señor y cada vez que le cuestionas algo ideológico se lo toma muy mal.

– ¿Quién es Héctor Gozalbo y cuáles son sus ‘perlas’ más allá de los insultos contra ti?

Primero, es alguien que no entiende que las críticas a su discurso no pueden rebatirse con críticas ad hominem. No lo entiende él ni la gente que le sigue. Si te llamo reaccionario, rebáteme a partir del contenido, no de mi vida personal o de mis condiciones físicas o psíquicas (yo también podría hacer eso: insultarle a él metiéndome con su físico o con cualquier tópico asociado a un cura, y no lo he hecho). Y claro que ha soltado perlas. Una de las últimas que me explicaron fue en las pasadas fiestas de septiembre. Él se hizo miembro de una peña, de las típicas de pueblo que pagan para un toro y todo el copetín, y cuando le entregaron la camiseta correspondiente (las peñas hacen esto de que se visten todos igual) dijo que por qué las camisetas eran rosas, que el rosa es un color de maricones. Así, en público y con esas palabras. No es consciente de que es un representante institucional y no puede hacer eso.

– ¿Qué sentiste al leer por primera vez sus exabruptos?

Primero me quedé alucinada. Luego pensé que necesitaba volver a la facultad para que le enseñen a escribir y ya luego llegué a la conclusión de que no es tan inteligente como se piensa actuando así.

– ¿Te sorprendió o te lo esperabas?

Me sorprendió, sí. Es una patinada monumental y me alucina que no fuese capaz de ver el error hasta pasadas muchas horas.

– ¿Qué es lo que más te molestó de sus insultos?

Me molestó bastante que todo estuviese tan mal escrito. Me merezco un rival de más nivel, sinceramente.

– ¿Has recibido alguna disculpa por su parte, o por la del Obispado?

No.

– Este sacerdote, además de cura, es delegado de Medios del Obispado. ¿Crees que debería dimitir o ser cesado?

Sí. Alguien que gestiona tan mal su propia estrategia comunicativa no está capacitado para llevar la delegación de medios de ninguna institución.

– ¿Qué le pides a la Iglesia?

Que se limite a su papel espiritual y que nos deje los temas seculares a la sociedad civil.