Comentarios desactivados en El Gobierno de Colombia autoriza la búsqueda de los restos del sacerdote Camilo Torres
El cura murió en 1966 en su primer combate como guerrilero
El arzobispo de Cali quiere darle “cristiana sepultura”
Su cadáver fue enterrado en un lugar que nunca se reveló y desde entonces se ha convertido en un icono de los movimientos de liberación
El Gobierno de Colombia autorizó la búsqueda de los restos del sacerdote Camilo Torres, miembro de ELN que cayó en combate hace casi 50 años, confirmaron este viernes fuentes de la Arquidiócesis de Cali.
El arzobispo de esa ciudad, Darío de Jesús Monsalve, expresó que habló con el presidente Juan Manuel Santos, quien le explicó que la Fiscalía y Medicina Legal están investigando en el departamento de Santander, donde murió Torres, para encontrar su restos.
El sacerdote murió en 1966 en Patio Cemento (Santander), durante el primer combate en el que participó como miembro del Eln contra el Ejército Nacional.
Su cadáver fue enterrado en un lugar que nunca se reveló y desde entonces se ha convertido en uno de los íconos de ese grupo guerrillero y de los movimientos izquierdistas en América Latina a raíz de que el cantautor chileno Víctor Jara le dedicó una canción.
El arzobispo Monsalve aseguró este viernes que es muy optimista con la misión de búsqueda, pues su objetivo es “poder darle cristiana sepultura” a Torres.
El ELN pidió hace una semana al Gobierno que buscara los restos de Torres a través de un comunicado en su página web y su cuenta de Twitter.
En su petición afirmaron que ese sería un “gesto de paz” para iniciar los diálogos con este grupo subversivo. “Llamamos a que los restos físicos de Camilo Torres, cuya ubicación se desconoce desde el día de su muerte, sean entregados y se les brinde, en nombre de su dignidad, la debida sepultura“, indica el comunicado del Eln publicado el pasado 8 de enero.
Torres, nacido en 1929 en Bogotá y ordenado sacerdote en 1954, estuvo fuertemente influido por la doctrina de la Teología de la Liberación, fue cofundador de la primera facultad de Sociología de Colombia y del Frente Unido del Pueblo, un movimiento de inspiración marxista, antes de unirse al ELN.
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El ELN pide al Gobierno colombiano y a la Iglesia la rehabilitación de Camilo Torres
El cura guerrillero, uno de sus fundadores, falleció hace medio siglo en combate
Exhorta a los obispos a devolver “simbólicamente” el estatus sacerdotal al religioso
(Alver Metalli, en Tierras de América).- Sorpresa. En la negociación -que ahora se hizo pública con la mediación de la Iglesia Colombiana- entre el gobierno de Manuel Santos y el Ejército de Liberación Nacional, la segunda guerrilla del país después de las FARC, entra en escena un personaje que pertenece a los libros de historia y cuyo nombre es prácticamente desconocido para las generaciones posteriores a la década del ’90: Camilo Torres Restrepo.
A 50 años de su muerte -resultó muerto en el curso de su primer combate, el 15 de febrero de 1966- el cura guerrillero es reivindicado por la agrupación a la que perteneció -el ELN- y que contribuyó a fundar. Se presentaron dos pedidos. El primero, dirigido a la Iglesia, que no aprobó la opción por las armas que lo llevó a enrolarse en la guerrilla, para que por lo menos simbólicamente le restituya el estatus sacerdotal; el segundo al gobierno de Colombia, para que los restos mortales “sean entregados y se les brinde debida sepultura“.
Con dos twitter en las redes sociales a través de la cuenta @eln_ranpal, la organización guerrillera reclama del gobierno “El gesto de Paz de entregar los restos físicos de Camilo Torres, que tiene escondidos hace 50 años” y a la Iglesia “el gesto de paz claro y demostrativo es otorgar nuevamente su lugar como sacerdote a Camilo Torres”.
La decisión de abandonar el sacerdocio, en realidad, fue del mismo Camilo Torres, y la tomó en junio de 1965, once años después de recibir la ordenación, para entrar en la clandestinidad en las filas del nuevo movimiento guerrillero que nació en 1964 con una marcada impronta marxista. La militancia duró poco, porque Camilo Torres murió en su primera experiencia de combate, en una emboscada que el ELN tendió a una patrulla militar colombiana.
Ya en 1955, en el documento conclusivo de la primera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Rio de Janeiro, la opción guerrillera para alcanzar la liberación fue desaprobada. Condena que se repetirá en la Conferencia General de Medellín en 1968, menos de dos años después de la muerte de Camilo Torres, y en las sucesivas conferencias en Puebla en 1978, Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007).
El coronel de la Quinta Brigada de Bucaramanga, Álvaro Valencia Tovar, al mando de la patrulla, declaró años más tarde que el ejército ocultó el cuerpo en una ubicación separada de otras fosas comunes, y el lugar no fue comunicado al público. Valencia Tovar, siendo ya general retirado, escribió el libro “El final de Camilo”, donde reveló los detalles de la muerte de Camilo Torres. Según Valencia Tovar, Torres fue sepultado en un lugar separado para entregar los restos a la familia en un segundo momento. Posteriormente, en una entrevista a la revista Semana aclaró que el cuerpo de Camilo Torres fue exhumado tres años después y sus restos fueron colocados en una urna y llevados a un cementerio de la ciudad de Bucaramanga, donde la Quinta Brigada había construido un mausoleo para enterrar soldados, pero no reveló la posición exacta.
Comentarios desactivados en Camilo Torres recordado en vísperas del cincuenta aniversario de su muerte, por
Con infortmación de Religión Digital yAlainet:
“Tiene mucho que enseñar a la Colombia que busca paz, justicia y reconciliación”
El arzobispo de Cali pide que se rinda homenaje a la memoria del cura Camilo Torres
“Sometido hasta en sus despojos mortales al secreto de Estado, al silencio de la Iglesia y al estigma guerrillero sobre su nombre, tiene mucho que dar y enseñar”
Reivindicar el nombre de Camilo Torres “que tiene mucho que dar y enseñar a la Colombia que se proyecta en la reconciliación, la verdad y la justicia transicional” pidió el arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve.
El 15 de febrero se cumplen 50 años de la muerte del religioso en un combate con el ejército tras su vinculación a la guerrilla del Eln y no se sabe dónde están sus restos. “Sometido hasta en sus despojos mortales al secreto de Estado, al silencio de la Iglesia y al estigma guerrillero sobre su nombre, tiene mucho que dar y enseñar”, expuso monseñor Monsalve. Movimientos sociales y ecumémicos realizaron en Cali un encuentro y anunciaron eventos para conmemorar los 50 años de la desaparición de Camilo Torres.
El sacerdote anunció en enero de 1966 su vinculación con el ELN, guerrilla que había surgido un año antes, y un mes después muere en combate. Su pensamiento influyó en la corriente de la Teología de la liberación entre sacerdotes del continente. “Que su pensamiento social y teológico, su liderazgo por la unidad, su obra y sus cenizas, vuelvan a la memoria del pueblo y de la Iglesia, al patrimonio acumulado para la paz con verdad y justicia social, con reconciliación y perdón como piso de garantías del nunca más”, plantea Monseñor Monsalve.
“Camino al cincuentenario… Padre Camilo Torres, signo de Reconciliación”
El pasado sábado 7 de Noviembre, se realizó el evento “Camino al Cincuentenario…Padre Camilo Torres, signo de reconciliación“, encuentro espiritual y social de reconocimiento y reivindicación a la vida de Camilo Torres, al que asistieron comunidades de base, grupos académicos y ecuménicos de la iglesia popular, animadores sociales, religiosos y medios de comunicación.
En este espacio de reflexión se propició el dialogo con el sacerdote y sociólogo François Houtart, quien acompañó al padre Camilo Torres en su camino ministerial, social y político; y conocedor del legado de Camilo Torres desde sus posturas sociológicas y teológicas
“Camilo Torres se lee como el profeta de la paz, él se fue al monte no a matar a nadie, sino a morir por todos. El renacimiento que se da hoy en esta misa de la Ermita, con perspectiva de género, es muy actual y muy conmovedor, por todo el hecho ecuménico, porque quiere decir que valió la pena, que no murió en vano y nos permite la resurrección de un país que está hecho cenizas”, afirmó el historiador Vladimir Zabala, asistente al evento.
Durante el acto, conferencistas y asistentes reconocieron el trabajo y el legado de Camilo Torres, promotor de la teología de la liberación, con un encuentro ecuménico, realizado en la iglesia de la Ermita y en el cual confluyeron diversas expresiones de iglesia popular y comunidades.
“Estamos ante ti con los recuerdos de hombres y mujeres, que a través de la historia nos dejan el legado de lo que significa, no solo, conocer y entender el evangelio, sino ante todo vivirlo, asumirlo, integrando lo social, político y cultural como expresión del amor eficaz”, expresó Aura Dalia Caicedo, representante de las Comunidades Afrodescendientes.
Para los líderes de diversos credos, la vida de Camilo Torres es un ejemplo de unidad para asumir la reconciliación en la que estamos empeñados todos, abriendo las puertas a la integración entre la religión y lo social.
Al finalizar el encuentro monseñor Dario de Jesús Monsalve, Arzobispo de Cali, invitó a la comunidad a rendirle un homenaje a Camilo Torres, como imagen de regreso y reencuentro entre los colombianos.
Y a continuaqción el artículo del sacerdote François Houtart,
Un acto de alto valor simbólico tuvo lugar en Cali el 7 de noviembre pasado por iniciativa de Monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, arzobispo de esa ciudad, la tercera de Colombia: El recuerdo de Camilo Torres Restrepo como cristiano y como sacerdote. Para preparar el evento, el arzobispo había escrito en una revista de la Arquidiócesis titulada: Camilo ayer y hoy, signo de reconciliación (Cuadernos ciudadanos– Observatorio de realidades sociales, número 5, noviembre 2015, p. 8):“El sacerdote Camilo Torres Restrepo, sometido hasta en sus despojos mortales al secreto de Estado, en la influencia de su pensamiento cristiano, al silencio de la Iglesia y al estigma guerrillero sobre su nombre, tiene mucho que dar y enseñar a una Colombia que se proyecta hacia la reconciliación, la verdad, la justicia transicional y la paz.”
Este día, se trataba de celebrar la memoria de un sacerdote que el 15 de febrero de 1986 murió en la guerrilla, compromiso que, según sus propias palabras, asumió como cristiano, como sacerdote y como sociólogo, en una sociedad profundamente injusta y cruel. Solamente en los últimos 50 años, hubo casi medio millón de muertos; seis millones de desplazados, cuatro de ellos en Venezuela; miles de desaparecidos, innumerables despojos de tierras a los campesinos por terratenientes y empresas multinacionales (especialmente del petróleo, de minas y de agro-combustibles) a menudo con la ayuda de paramilitares. Acuerdos de paz se negocian en La Habana y en Quito, para poner fin al conflicto armado que se reveló demasiado costoso para las clases dominantes y que para los más pobres y explotados, constituye un proceso de lucha que se ha agotado físicamente y moralmente.
Los testimonios
El arzobispo empezó el acto diciendo que había llegado el tiempo para desarrollar otra mirada sobre Camilo y reconocer lo que su pensamiento y su compromiso podrían significar hoy para la reconciliación en base a la justicia. Siguieron dos ponencias de testigos de la vida de Camilo, la que yo expuse reflexionando desde el tiempo que lo invité, en 1954, a ir a Lovaina para estudiar sociología; y, la del padre Javier Giraldo, s.j. colombiano. En mi intervención, recordé la trayectoria de Camilo y su último compromiso que lo llevó hasta la muerte. Siempre había pensado que un Camilo vivo habría sido mejor que un Camilo muerto, pero el símbolo de su sacrificio sobrepasó los límites del tiempo y del espacio. En Kerala, en el sur de la India, un joven pescador católico, que había leído un texto mío sobre Camilo, le puso a su primer hijo el nombre de Camilo Torres.
Camilo eligió la resistencia armada, lo que puede parecer contradictorio con un mensaje cristiano de paz y de amor al prójimo y más aún con la función sacerdotal. Sin embargo, vivimos en un mundo violento y no se puede negar a los oprimidos el derecho a la resistencia, que puede desembocar en una revuelta armada, cuando se trata de optar por ésta, como último recurso, con posibilidad de éxito y en el proceso de lucha rechazar el uso de medios éticamente inaceptables, como el terrorismo, la tortura o los secuestros. En la época de Camilo sucedía esto. Cincuenta años después, las circunstancias han cambiado y sin duda él apoyaría las negociaciones de paz. Sin embargo, de la experiencia de Camilo como analista y líder social, se puede inferir que el fin del conflicto armado no significa el fin de las luchas sociales. La burguesía colombiana, una de las más cultas del continente pero también una de las más cínicas, no abandonará sin más su hegemonía económica, política y social. Camilo, que pertenecía a esta clase, lo sabía muy bien.
El padre Javier Giraldo, s.j. insistió en la posición de Camilo cuando oficiaba como capellán de la Universidad Central de Bogotá, donde descubrió la necesidad de otra concepción de la pastoral: no partir de una doctrina para insertarla en la vida, sino del descubrimiento de la realidad para dar una respuesta inspirada por los valores de paz y de amor del Reino de Dios. En este aspecto, Camilo estuvo inspirado por sus contactos en Europa con la juventud obrera católica (JOC) y el método desarrollado por su fundador Joseph Cardijn: ver, juzgar, actuar.
El acto litúrgico
El acto litúrgico que se desarrolló a continuación, tuvo lugar en la iglesia la Ermita, en el centro de la ciudad, sitio religioso donde se ofician los matrimonios y bautizos de la “alta sociedad” local. La ceremonia empezó con una parte ecuménica. El coro de la Iglesia bautista cantó acompañado por una música de campanitas. Representantes de diversas iglesias y religiones estaban alrededor del altar. Pastores de las iglesias protestantes históricas, episcopales, luteranas, bautistas, y de los Viejos Católicos, tomaron la palabra. Todos insistieron sobre la dimensión social del mensaje cristiano y uno de ellos habló de Camilo como un mártir. Una pastora, la presidenta del Movimiento Ecuménico de Mujeres para la Paz, describió los sufrimientos de las mujeres en situación de guerra. Cada testimonio se terminaba encendiendo un cirio y con un abrazo con el arzobispo, seguido por el aplauso de la asamblea.
Un representante de la comunidad judía intervino, profundizando en la noción de Shalom, ese deseo de paz y amor, que no se puede desvincular de la justicia, palabra con la que homenajeó a Camilo. Una dama afrodescendiente, toda vestida de blanco y con un turbante que daba una especial dimensión de elegancia a su gran talla, tomó la palabra. Venía de la tradición Yoruba. Ella describió las injusticias cometidas contra los descendientes de los esclavos africanos: despojo de sus tierras por las empresas multinacionales de agro-combustibles; destrucción de pueblos y comunidades; asesinatos de mujeres y niños por paramilitares. Ella acompañó su descripción, sobria pero terrible, con un canto de inspiración africana. Cuando lo entonó, el arzobispo se puso de pie y también lo hicimos todos los participantes de este acto ecuménico, que llenaban la iglesia. Fue un momento de gran emoción, seguido de un aplauso prolongado cuando la dama y el arzobispo se dieron el abrazo.
Un chamán indígena tomó la palabra en nombre de los numerosos pueblos originarios de Colombia y agradeció a la madre tierra por este encuentro en memoria de Camilo. Él se refirió a los miles de víctimas indígenas, desplazados de sus tierras por las empresas petroleras y mineras y a las numerosas personas asesinadas. Recordó que al lado de Camilo hubo también otros sacerdotes que habían dado sus vidas.
A continuación tuvo lugar la eucaristía. La primera lectura tomada de San Pablo sobre Cristo que murió para dar la vida y la del evangelio tomada de Mateo sobre el último juicio, donde Dios recompensa a los que habían dado de comer a los hambrientos, vestido a los desnudos y visitado a los presos. La homilía del arzobispo fue precedida por la lectura del mensaje de Camilo a los cristianos cuando se fue a la montaña. En su sermón, el arzobispo abordó tres temas: Camilo ofreció su vida; su mensaje ha sido siempre una palabra de unidad, lo cual nos indica la vía a seguir para el futuro; y, el año de la misericordia, decidido por el Papa Francisco y que corresponde con el cincuenta aniversario de la muerte de Camilo, que daría sus frutos si se incluye la dimensión de justicia.
En el ofertorio se cantó el de la Misa Campesina de Nicaragua que merece la pena citar a continuación: “Obreros y campesinoscon el pan y el vinote ofrecemos hoy,loschilincocosy almendros que montaña adentro nuestra tierra dio.Los caimitos bien morados los mangos pintados de luna y de sol los pipianes, los ayotes la miel de jicotela chiche-coyol.Yo te ofrezco Señor en esta misa el trajín de cada día,toda la energía da mi sudor yo te ofrezco señor mi trabajo entero,los bejucos de mis brazos y el vino entusiasmo de mi corazón.La clase trabajadora que desde la aurora busca su labor,desde el arado te canta,desde cada andamio y hasta del tractor albañiles, carpinterossastres, jornaleros todos por igualherreros y estibadores y los lustradores del Parque Central“.
El abrazo de paz fue compartido por todos los participantes y el último canto de la misa fue seguido por el largo aplauso de una asamblea alegre de haber podido participar en este reconocimiento a Camilo como cristiano y como sacerdote.
Presentación de libros
En la tarde, se presentaron dos libros sobre Camilo y una serie de testimonios. Se anunciaron también dos películas, una titulada “El evangelio de Camilo” que se estrenarán en febrero de 2016, en la celebración del cincuenta aniversario de su muerte. Durante el acto, se agradeció a la Universidad Católica de Lovaina por su contribución en la formación de Camilo.
Intervine también diciendo: “Para mí Camilo está vivo, porque su pensamiento y su ejemplo son muy importantes en la expresión de la fe cristiana hoy. Se necesita una transformación de las estructuras de la sociedad, porque predicar el amor sin transformarla para permitir que este amor sea eficaz, es pura ideología. Si se toma en serio el mensaje de Jesús, la manera cómo él actuó en su propia sociedad, no podemos pensar que el mensaje cristiano es “opio para el pueblo”, al contrario, es una base de emancipación y de libertad”.
Monseñor Darío Monsalve concluyó la jornada expresando: “La lucha que Camilo libró es la de un cristiano para transformar las injusticias sociales. Camilo veía esa desproporción tan enorme entre la gran mayoría de excluidos, y la minoría privilegiada. Y, cuando él mismo fue cayendo entre los excluidos de la Iglesia Católica y estigmatizado por sus ideas, que le impidieron vivir y expresarse en la sociedad de todos los días, fue empujado a la clandestinidad, y a unirse con quienes lo acogieron”. Tal rehabilitación de Camilo Torres no habría sido posible, sin la apertura de nuevos espacios realizados por el papa Francisco.
François Houtart
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