Del blog de Xabier Pikaza:
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Desmontando a los menas
Con ocasión de las próximas votaciones (4.5.21) han colgado en Madrid un cartel (¿cártel?) de “menas” (menores extranjeros no acompañados), objeto de durísima disputa político-social. Me han pedido que escriba, como biblista y mercedario, una reflexión sobre ese cartel, que interpreto en el fondo como cártel (=“acuerdo entre gentes de poder para eliminar a la competencia”).
Así lo haré, sin entrar en la disputa política de superficie, sino explorando el fondo bíblico (cristiano y humano) del cartel/cártel. Con ese fin, leeré y comentaré cuatro relatos o historias, que están en la raíz de nuestra conciencia judía, cristiana e ilustrada (occidental).
Como verá el lector, no trato de “menas” en el sentido técnico actual del término en España, sino de “niños extranjeros” o no protegidos, y en ese sentido Moisés, arrojado al Nilo, o Jesús, perseguido por Herodes y fugitivo en Egipto, pueden tomarse como menas.
Tres de los relatos que siguen son del Antiguo, uno es del Nuevo Testamento. Los cuatro son “explosivos”, y los presento de un modo sesgado, pues dicen también otras cosas, tienen otros matices. Pero, leídos al trasluz del cartel/cártel de Mafrid 2021, ponen una interrogación ante nuestra raíz y esencia cristiana y humana.
No discuto las razones “políticas” (que han de explicar los del cártel), pero investigo y presento lo que dice o evoca el cartel de la imagen para muchísimas personas de la base social, política y cristiana (religiosa) de Madrid y de su entorno, que es “el mundo entero”, pues Madrid no se va solo “al cielo”, como se decía antes, sino a todo el globo de la tierra”
1. Solución final de Egipto (Ex 1-10): Echar al río a los niños varones (condenarnos a muerte como humanidad)
Relato. Éxodo 1-2 (seguir si alguno quiere hasta Ex 10). En un sentido “político-imperial” los soberanos egipcios tienen razón. No pueden dejar libres y encima alimentar (con lo que eso cuesta en euros o rupias) a los niños menos. Mejor echarlos al río antes de que crezcan. Pero por encima de esa política está la humanidad.
Argumento. Los egipcios faraónicos tienen miedo de que crezcan y triunfen los niños varones que ellos consideran extranjeros y deciden echarlos al río y que mueran. (No creo que los del cártel se atrevan eso, pero todo consiste en empezar…). De todas formas no logran “ahogarlos” a todos; se escapa uno, Moisés (=liberado de las aguas), que librará los niños mena, que triunfarán al fin sobre los egipcios faraónicos.
Consecuencia: muerte de los primogénitos de Egipto. El texto afirma que, al querer “echar” a los niños “mena” los egipcios terminan matando a sus primogénitos. No se puede expulsar/negar los niños ajenos sin destruir los “propios”, con sus abuelas (como ha sucedido en ciertos lugares con ocasión de la pandemia). Como indicará el cuarto relato (el de Jesús), allí donde se expulsa (=se ahoga o escandaliza) a los “mena” se acaba matando a los “nacionales”.
La muerte, por “peste” (décima plaga) de los primogénitos egipcios es para la Biblia la consecuencia (talión, némesis, destino…) inexorable de aquellos que expulsan a los menas extranjeros. No los mata Dios, los matan sus mismos “padres” (la cultura de muerte que ellos van creando).
2. Revancha de un salmos de “justos” (Sal 137). ¡Babilonia, criminal: Dichoso quien agarre y estrelle a tus hijos contra la peña!
Relato. Este salmo 137 es el más místico y bello de la Biblia, y quizá de la literatura de occidente. Los “buenos” de Israel, hijos de menas enriquecidos, pero cautivos en Babilonia, han colgado sus arpas y liras en los sauces de los canales… Los babilonios les dicen “cantadnos cantares de Sion…”. Pero ellos responden “no podemos cantar” nuestros cantares en una tierra amenazada; para eso tenemos que estrellar primero a todos los hijos de Babilonia… y luego cantaremos.
Argumento. En un sentido, estos “cautivos”, amenazados por los prepotentes del país, se niegan a cantar en una tierra dominado por otros. Tienen razón: ¡Sólo se puede cantar en una tierra liberada, nuestra, la tierra sin menas extraños! Estos nuevos judíos del salmo quieren libertad, patria, poder y victoria. Así se lo pide su Dios. Por eso tienen las arpas colgadas hasta que llegue el día de la Gran Liberación, y ellos puedan matar a todos los menas babilonios, estrellados en la roca.
Consecuencia 1: Terrible deseo, ansia de venganza… Estoy convencido de que los promotores del cártel de los niños “mena” no suscriben las palabras finales de este bellísimo salmo místico de “patria”, pero una vez que se empieza odiando a los “niños de los otros” se termina odiando todo que no sea “nosotros/nosotros”. No se trata ya de echar a los niños al río, como hacían (o querían hacer) los egipcios, sino de agarrarlos por los pies y romper sus cráneos contra las rocas…
Consecuencia 2: El riesgo de los buenos pervertidos… Los que así cantan y piden no son los “malos egipcios o babilonios”, sino los buenos “nacionales”, los místicos, llenos de visiones y razones, que se sienten amenazados, y quieren cortar (empezar) por lo sano. Al final, no se sabe si esos “menas crecidos” que quieren romper el cráneo a los niños de los otros son judíos, egipcios o babilonios; son “buena gente” pervertida, con las arpas colgadas de los sauces, esperando la venganza.
Los judíos que responden así saben que el tema no son los otros, sino también ellos, que poder terminar teniendo el alma mala de los egipcios y de los babilonios, si es que no cambian pronto, como han sabido los buenos exegetas de la Misná y del Talmud.
3. Proyecto bíblico: Una ley (=camino) de protección de los mena (huérfanos, extranjeros no acompañados), mujeres oprimidas y extranjeros.
Un relato jurídico. El salmo anterior (Sal 137) era la expresión de un “judaísmo violento” (mística nacional de los “buenos”, que quieren estrellas en la roca los niños de los “malos”). Pero la ley fundamental del judaísmo ha rechazado esa respuesta de venganza, y lo ha hecho en los textos jurídicos centrales del Éxodo, Levítico y Deuteronomio: cf. Ex 22,20-23; Dt 16, 9-15; 24, 17-22.
Como ha destacado el judío E. Levinas (Totalidad e infinito, Salamanca 1977), estos textos de acogida, protección y promoción de huérfanos, viudas y extranjeros, son la esencia del camino judío y cristiana, el valor supremo de identidad ilustrada de occidente. Huérfanos son los “extranjeros mena”: hombres y mujeres sin protección nacional/legal; viudas son las mujeres sin cobertura económica, social y personal. La primera de todas las leyes (el principio de toda religión y cultura) es la acogida y protección de esos tres grupos de necesitados. Sin esa protección no puede haber cultura, no existe humanidad ni religión posible.
Argumento central: Tres colectivos en riesgo, un mismo “colectivo”, una misma humanidad, que ha de acogido y potenciado, no expulsado, a menas, extranjeros y mujeres marginadas. Eran los “colectivos” de riesgo de hace 2500 años; lo siguen riesgo, ahora, este año 2021, tanto en España como en USA, UE, África o China, como indica el cártel de Madrid. Frente a ellos se elevan el “colectivo de los integristas”, esto es, de aquellos que se cierran e integran sólo entre sí mismos, porque tienen miedo de extranjeros, niños mena, mujeres liberadas y libres…
Consecuencia 1. Los que van en contra de los mena (mujeres, extranjeros y niños “molestos”) acaban destruyéndose a sí mismos. Lo malo (o lo bueno) del “cártel de la discordia” es que “tu abuela” y “los mena” están en la misma barca (como vimos en la pandemia de ciertas ciudades centradas en su poder de grupo). Si expulsamos a los mena acabamos “matando” (dejando morir) a “tu abuela”.
Como sabe ya el libro del Éxodo (y una interpretación judía de Sal 137, con los niños estrellados en la roca), una cultura que expulsa, ahoga o estrella a los “mena”, termina matando no sólo a sus niños, sino a su misma abuela. O hay sitio para todos en la “barca de Noe” que es la humanidad, o terminamos ahogándonos todos.
Consecuencia 2. El verdadero Israel, el de los textos citados y el de otros muchos que he estudiado en Dios Judío, Dios cristiano, sabe que sólo protegiendo (acogiendo) a los mena, con huérfanos-viudas-extranjeros, nos protegemos a nosotros mismos (protegiendo a “tu abuela”, pues abuelas y menas van en el mismo lote) y podremos no solo sobrevivir sino elevarnos de nivel humanos, abrir un camino de nueva humanidad.
4. Deseo de Jesús de Nazaret: Si alguien “escandaliza” (hace tropezar y caer) a un mena, sería mejor que se atara al cuello una piedra de molino y se echara al mar, porque es mejor suicidarse que oprimir a un mena.
Un texto evangélico: Mc 9, 42; Lc 12, 7; Mt 18, 6-8. Es un pasaje estremecedor: Escandalizar a un mena (a un menor no asistido…) es hacerle “caer” (destruirle), sexual o socialmente, política o económicamente. Una sociedad (una política, una economía de cárteles, incluso un tipo de iglesia) que destruye a los niños mena (con su gente: mujeres oprimidas, extranjeros…) merece “morir”. Jesús no manda la policía para matarles o encarcelarles, ni el ejército para destruirles…
Hace algo mucho más hondo: Dice a esa sociedad asesina, dice a los del cártel contra los mena que sería mejor que se suicidaran, cayendo en manos de Dios (que puede salvar en su cielo a todos, pero de otra manera…), antes que poner sus manos en los niños.
Argumento. Esta es una palabra clave para la iglesia, para los partidos políticos, para las naciones, para las multinacionales (cárteles) del dinero… Una sociedad de ese tipo, por más “mística, patriótica y rica” fuere, se está destruyendo a sí misma. Se trata, por tanto, de invertir el camino de un tipo de egipcios faraónicos, que estaban dispuestos a echar a los mena hebreos al Nilo (Ex 1-2); se trata de invertir el camino de los místicos-melancólicos de Sal 137 (los que querían partir el cráneo de un tipo de niños mena de Babilonia…), se trata de retomar el camino de la buena de huérfanos, mujeres maltratadas y extranjeros de la Biblia Judía y del mensaje de Jesús…
Porque Moisés fue un mena y lo mismo Jesús. Sin duda, hay niños mena que pueden ser “peligrosos” para un tipo de sociedad, pero es mucho más peligrosa la sociedad que los “expulsa”. Moisés fue un mena, pero sobrevivió y liberó a los hebreos; Jesús fue un mena, como yo mismo he puesto de relieve, en el libro de su historia y en el comentario de Mateo… Quienes toman el nombre de Jesús en los labios y no respeta y protegen a los mena son mentirosos y pueden terminar siendo asesinos. Jesús dice que sería mejor que se ataran la piedra de molino al cuello y se echaran al río cercano.
Fuente Religión Digital
Biblia, Espiritualidad
Elecciones, Jesús, Menas, Menores no Acompañados, Moisé
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