Bendita Enfermedad.
“Bendita enfermedad” era el título de la conferencia de Conchi, una mujer de 43 años, psicóloga, esposa y madre de un niño de 5 años con ELA: esclerosis lateral amiotrófica, y me llamó tan poderosamente la atención que me dije: ¡no me la pierdo!
¿Qué razones puede tener una persona para llamar bendita a una enfermedad que va paralizando los músculos de su cuerpo, hasta producirle la muerte?
Mi único propósito, nos dijo al principio del relato de su experiencia, es que, después de oír lo que os tengo que contar, valoréis vuestra vida, a pesar de las circunstancias adversas que podáis estar viviendo en este momento, porque vuestra vida es una, es única, es preciosa y merece la pena vivirla con toda la intensidad posible.
¿Qué es valorar la vida? La vida, así como la entendemos hoy, es una red inmensa de la que formamos parte, y que nos une con una interdependencia difícil de imaginar, a millones de seres que han vivido, que viven y que vivirán.
Esta manera de verla es bastante reciente, pero la ciencia nos ha abierto los ojos. Por una parte, nos hace sentirnos tremendamente pequeños y, por otra, inmensamente afortunados de podernos situar así en el Universo.
Hoy, volvemos a hablar de comunidad entre las personas, los animales, las plantas… sabemos que todas nuestras decisiones afectan al planeta, a nuestra casa común, eso ya lo sabían nuestros antepasados. De ahí la necesidad de hacer un cambio de “conciencia”, de no dejar que pase la vida y que las circunstancias nos atrapen, sino de tomar la vida en nuestras manos y ser protagonista de qué hago con mis estudios, mis talentos, mi tiempo… Más que usar la expresión “tengo una vida” diría que soy parte de la vida, y en mí ha tomado esta forma.
Conchi está aprendiendo que lo esencial en la vida es “mirar y escuchar”. Ese mirar con atención, nos lleva a desentrañar lo esencial: el milagro del amanecer de cada día, el crecimiento de nuestros hij@s, y como decía ella la maravilla de poder ir en silla de ruedas a ¡“comprar el pan”! Ese gran frenazo que la vida le ha proporcionado le permite observar el “correr” de la gente y sentir pena por quienes pasan por la vida sin vivir de verdad.
La mente nos engaña, los pensamientos nos hunden, los miedos se apoderan de nosotr@s y nos paralizan. La mente no nos permite vivir el momento presente.
Para Conchi, como para tant@s otr@s desde todos los ámbitos de la sociedad, la meditación, se está convirtiendo en la clave para vivir con más consciencia. Nos ayuda a vivir desde otro plano, como si nos observáramos a nosotros mismos, dejando que el silencio, sobre todo el silencio de nuestra mente nos transforme.
Sólo vivimos ahora, ni el pasado ni el futuro existen, y vivimos donde estamos, disfrutando de lo que podemos hacer, contemplando, poniendo todo lo que somos y tenemos en juego. Esa es la mejor manera de valorar la vida.
“Mira, hoy pongo delante de ti vida y felicidad, muerte y desgracia. Si escuchas… Elige la vida y viviréis tú y tu descendencia”. Dt 30: 15-16, 19b
Al poner atención escucharás y eso que escuchas te abrirá un nuevo panorama que nunca antes habías imaginado. ¿Cómo saber que no te engañas a ti mism@? Si te abre nuevos horizontes, si te implica en la vida de los demás, si te llama a comprometerte en la red de la vida, estás sintonizando con la felicidad.
Mirar y escuchar los dos verbos esenciales para una vida plena. Se te pueden acabar muchas cosas como a Conchi: la salud, el trabajo, la independencia, los planes a futuro…Mirándonos fijamente nos dijo: Me da pena ver a tanta gente que corre, persigue proyectos, se frustra porque no consigue lo que quiere y no entiende que eso no es vivir. Ver y oír: ese es el verdadero tesoro.
Elegir la vida es elegir cómo quiero vivir, más allá de las circunstancias, más allá de todo y de todos, incluso de mí misma.
No desperdicies tu vida: es una, es única y es ahora.
Carmen Notario
Fuente Fe Adulta
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