Pasando al Sí
La reflexión de hoy es de la colaboradora invitada Laurel Potter (ella/ellos), que enseña teología en la Universidad de St. Thomas en St. Paul, Minnesota. Laurel investiga y rinde culto en colaboración con comunidades eclesiales marginales en El Salvador, donde vivió y trabajó durante varios años.
Las lecturas litúrgicas de hoy para el vigésimo primer domingo del Tiempo Ordinario se pueden encontrar aquí.
Las lecturas del evangelio de los últimos domingos nos han llevado a través del capítulo 6 del evangelio de Juan, un texto filosófico desafiante conocido como el discurso del “pan de vida”.
El capítulo comienza con la historia de Jesús alimentando a los cinco mil (¡desde dos peces y cinco panes de cebada hasta doce cestas de sobras!) y continúa a través de una reflexión sobre el alimento espiritual, la carne y el espíritu, y la tarea de creer. La comunidad de Juan entendió la historia de la alimentación de los cinco mil como un momento importante de la institución eucarística, y utilizaron algunos versículos de este capítulo en su propia conmemoración ritual de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Es un texto que expone lo que está en juego en el compromiso con el camino marcado por Jesús el Cristo.
En el pasaje de hoy, algunos discípulos no están dispuestos a orar por las promesas de Jesús. Después de escucharlo, “muchos de sus discípulos volvieron a su forma de vida anterior y ya no lo acompañaban”. Es una decisión consciente, un rechazo informado del camino de Jesús. Este momento me recuerda al teólogo alemán del siglo XX Karl Rahner, quien dice que pasamos la vida respondiendo “sí” o “no” a Dios. Rahner enfatiza que es realmente posible decir no. El libre albedrío humano incluye la posibilidad de negar a Dios (y al hacerlo, diría Rahner, negar la verdad de nosotros mismos).
Después de que algunos discípulos se van porque vieron la promesa divina de vida abundante para la amada creación y la encuentran demasiado extraña para aceptarla o demasiado difícil de creer, Jesús se dirige a los que se quedan y les pregunta: ¿Y qué, a todos ustedes también? ¿Me vas a dejar?
Y ellos, en particular, no intentan decirle a Jesús que su mensaje es simple, fácil o directo. No pretenden comprender, ni saber lo que puede suceder, ni fingir estar preparados. Todo lo que pueden decir es: ¿adónde más podríamos ir?
Para la mayoría de las personas, especialmente las personas LGBTQ+, vivir de acuerdo con nuestras esperanzas invisibles no es fácil. Convertirnos en nosotros mismos, tener el coraje de cambiar de opinión, aceptar nuevas realidades, confiar en los futuros prometidos, va en contra de todos nuestros deseos de seguridad, de lo conocido. Y, sin embargo, contradictoriamente, como Jesús intenta explicar a lo largo de Juan 6, nada más que el camino aterrador e inseguro nos llevará hacia ese fin. Esto es difícil de aceptar. Cuando Pedro responde a la pregunta de Jesús con una pregunta: “¿a quién iremos?”, no está listo para decir que conoce y consiente en cada paso del viaje que está por venir. Sólo puede reconocer que no hay otro camino para él, y esta respuesta es suficiente.
Esta sensación de que no hay nada que hacer excepto lo que se hace me recuerda un poema favorita de la poeta lesbiana Mary Oliver (*) titulado “El viaje”. Si tuviera que añadir una cuarta lectura al leccionario de hoy, sería esta.
Es un poema que ha acompañado gran parte de mi proceso de salida del armario y al que todavía recurro cuando la vida exige lo que parece imposible. Este poema es para momentos en los que no podemos trazar totalmente cómo se desarrollará la fidelidad a lo que nos han dado, muy parecido a cómo imagino que se sintieron los discípulos cuando Jesús los puso en aprietos, muy parecido a cómo debe haberse sentido la comunidad de Juan en medio del peligro y la incertidumbre de el período paleocristiano. Como mínimo, así es como me he sentido en diferentes encrucijadas de “sí” y “no” en mi propia vida.
Lo ofreceré aquí, a medida que avanzamos hacia otra semana, enfrentando las opciones, incertidumbres, desafíos o posibilidades que nos esperan.
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M Journey
El viaje
Un día finalmente supiste
lo que tenías que hacer, y comenzaste,
aunque las voces a tu alrededor
continuaban gritando
su mal consejo –
aunque la casa entera
comenzó a temblar
y sentiste el viejo tirón
en tus tobillos.
¡Arregla mi vida!
lloró cada voz.
Pero tú no te detuviste.
Supiste lo que tenías que hacer
aunque el viento acechó
con sus dedos severos
los mismos cimientos–
aunque su melancolía
fue terrible.
Ya era suficientemente tarde
una noche salvaje,
el camino repleto de ramas
y de piedras caídas.
Pero poco a poco,
según fuiste dejando atrás sus voces,
las estrellas comenzaron a arder,
a través de sábanas de nubes
y hubo una nueva voz
que lentamente
reconociste como la tuya,
que te hizo compañía
mientras tú avanzabas
más y más profundo
en el mundo,
determinada a hacer
la única cosa que podías hacer–
determinada a salvar
la única vida que podías salvar.
—Laurel Potter (ella/ellos), 10 de junio de 2024
Fuente New Ways Ministry
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(*) Mary Oliver nació en 1935 en Ohio, murió en su casa en Florida, Estados Unidos, en 2019. Obtuvo varios premios, entre ellos, el Pulitzer en 1984 por su libro American Primitive. Este poema pertenece a su libro Dream Work (1986) y la traducción es de la poeta española Sara Torres.
Sobre Mary Oliver en español en: https://lausinamistica.wordpress.com/2013/02/04/
la-poeta-del-asombro/
Imagen: Rachel Giese en: http://www.poetryfoundation.org/bio/mary-oliver
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