Cinco refugiados son realojados tras sufrir ataques homófobos en un centro de acogida de Ámsterdam
Cuatro jóvenes refugiados en su apartamento de la ciudad alemana de Dresde. Fueron sacados de los refugios oficiales de refugiados tras ser acosados.
Cinco demandantes de asilo gais que llegaron a Ámsterdam procedentes de Siria, Irak e Irán han tenido que ser trasladados a un piso de acogida por su seguridad. La causa, las amenazas e insultos de carácter homófobo que les dirigieron algunos de sus compañeros refugiados. El Gobierno holandés ha mostrado su disconformidad con lo que consideran una segregación de estas personas por su orientación sexual.
La asociación COC viene alertando de la situación de inseguridad y los ataques a los refugiados LGTB desde el pasado mes de octubre, cuando se produjeron los primeros incidentes y dos hombres gais tuvieron que ser realojados para preservar su seguridad. El mes pasado, la organización protestante Ejército de Salvación y la fundación de vivienda social Rochdale acondicionaron un piso de acogida para dar refugio a otros cinco hombres que habían sufrido insultos y amenazas a causa de su orientación. Tres de ellos provienen de Siria, uno de Irak y otro de Irán.
La decisión de separar a los refugiados LGTB de los demás, sin embargo, no cuenta con una aprobación unánime de las autoridades. El Ayuntamiento de Ámsterdam la apoya por la vulnerabilidad del colectivo, que precisa, según su visión, un entorno seguro para poder recibir la asistencia adecuada. La concejala de Diversidad Simone Kukenheim también destacó la importancia de proporcionar a estos demandantes de asilo toda la información necesaria sobre la normativa antidiscriminatoria y de igualdad que rige en Holanda; un servicio que ya se ha empezado a prestar en los centros de primera acogida. También la COC está a favor de realojar a las personas víctimas de la homofobia y destaca la importancia del problema: “¿Para qué quiere un refugiado un techo sobre su cabeza si luego no se atreven a salir de su habitación?”.
Pero el Gobierno holandés no lo tiene tan claro y alerta del peligro de estigmatizar a este colectivo al señalarlos ante su comunidad como personas LGTB. El primer ministro Mark Rutte y su viceprimer ministro apuestan por la integración como la mejor solución. Los brotes de violencia homófoba o tránsfoba que se produzcan deben ser abordados y resueltos dentro de los centros de acogida, en opinión del Ejecutivo. Según Rutte, “todo el que llega aquí debe respetar desde el primer día las normas y los valores holandeses”, que incluyen “la plena aceptación de las minorías”. La Agencia Central para la Recepción de los Solicitantes de Asilo propone, por su parte, un régimen “estricto” para los refugiados más violentos o problemáticos.
Un problema generalizado
La llamada “crisis de los refugiados”, que a finales de verano empezó a encontrar un eco masivo en los medios de comunicación, muestra una nueva cara al dejar al descubierto la situación de desprotección adicional en la que con frecuencia se encuentran las personas LGTB que huyen de la violencia y la guerra. Además del caso holandés, en Alemania se reciben a la semana entre tres y seis denuncias por agresiones homófobas en campos de refugiados, que a veces incluyen intentos de violación. Una violencia que se ve agravada por la situación de masificación en la que en muchas ocasiones se encuentran los solicitantes de asilo.
En Canadá, el debate se ha originado a raíz de la decisión del Gobierno de Justin Trudeau de acoger a 25.000 refugiados sirios que no sean varones sin familia, pero haciendo una excepción con los homosexuales. Una medida que no comparten algunos de los implicados, que alertan del peligro de visualizarse públicamente como LGTB al solicitar el asilo en origen, en un entorno en el que ello podría poner en peligro su vida. Una situación, la de estas personas, sin duda muy delicada y que requiere de una reflexión en profundidad para encontrar la mejor manera de ayudarlas sin poner en riesgo su integridad.
Fuente Dosmanzanas
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